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Tu es mon seul rêve - zolu por matsukinaomi2019

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Notas del fanfic:

Un one-shot que fue el resultado de una noche en vela. 

Notas del capitulo:

Lo unico que me pertenece es la historia aqui escrita, todo lo demas es de Eiichiro Oda. Esto es sin fines de lucro y con el unico fin de entretener e incentivar la union de esta adorable dupla.

 

No inicio con ninguno de los enfrentamientos que llevaron a lo largo de su travesía, en el cual su capitán le demostró una y otra vez que blandía sus espadas por el legítimo rey al trono de los mares y todo aquel pirata que los cruzara. No creía fuera por la admiración como hombre que le tenía, y la camaradería que llevaban desde el inicio de sus andadas como grupo pirata.


Tal vez había metido mano en todo esto desde un inicio, el sueño más que claro de su capitán.


"Libertad."


Países morían y desaparecían sin poder llegar a conocerla, el mundo en el cual estaban era comandado por supuestos dioses que hacían cuanto se les viniera en gana sin poder mover un dedo contra ellos. Ellos en carne propia sufrieron el castigo por hacerles frente, o más bien habían sido arrastrados por su capitán como siempre, pero, ¿no era eso lo que ellos como su tripulación debían hacer? Seguirle hasta el fin de su meta y más allá aún. Porque le juraron su lealtad, sus vidas, a cambio de acompañarle y vivir sus vidas al máximo y cumplir cada uno su sueño, porque eran amigos, y jamás dejarían de apoyarse codo a codo para salvar a un compañero.


"Somos una familia."


Tal vez se debía a su comprensión muda de las situaciones, como ambos podían leerse mutuamente sin problema alguno. Porque él era, entre todos, quien siempre veía las intenciones, tanto serias como estúpidas que iban detrás de cada acción de el moreno. Y era el primero en señalárselas al resto.


Seguramente inicio en el momento en el que le dijo, con esa mirada decidida y sonrisa enorme que sería el rey de los piratas, cuando él estaba atado en esa cruz. Él no lo sabía, nunca lo había notado, pero desde ese preciso momento, sin duda alguna...su existencia seria única y para su capitán. Pero en ese momento no la había perdido aun, aún tenía su meta fija.


Le abriría el camino a su capitán ante cualquiera que estorbara y así volverse el espadachín más fuerte del mundo.


Esa era su meta, y en algún momento del viaje, perdió el significado para él. Solo sabía que su sueño se había fundido con el de su capitán cuando había enfrentado a Mihawk y perdió, alzando su espada juro nunca volver a perder y convertir a Luffy en el rey pirata. En ese preciso momento, su sueño se había pegado con el de su capitán, haciendo que su determinación solo aumentara a la hora de la lucha. Y no había presentado problema alguno, su sueño continuaba intacto, pero acompañado.


La botella de sake rodó por el suelo de la popa del Sunny, hace semanas que el alcohol había dejado de ser eficiente para borrar los estúpidos sentimientos encontrados en su ser. Y esa voz estúpida que no dejaba de repetirle una y otra vez que sí que sabía cuándo había pasado. Que él no lo quería aceptar.


Tomo la última botella que le quedaba y quito el corcho no sin dificultad, como se odiaba por ser tan débil e inútil, un hombre que no puede serle fiel a su meta.


Porque si, la promesa que hizo de niño y que lo había inspirado por tantos años había dejado de tener peso a la hora de decidir. ¿No había aceptado dejar de lado su meta, sus sueños y anhelos por cumplir el de su estúpido y encaprichado capitán bocazas?, por supuesto que sí, e incluso llego a sentir enfado cuando el estúpido cocinero pervertido había intentado sacrificarse en vez de él. ¿quién se creía?, él era el único que iba a sacrificar su vida por el capitán. Él era el único que entendía la importancia de que Luffy no se detuviera en su camino ahora, no cuando su aventura apenas iniciaba. Él era el único que sabía cómo era el sueño de su capitán, solo él lo entendía realmente. Como dejar que alguien más lo haga cuando ese era en parte su sueño también. Pero sorpresa sorpresa, apenas se sumergió en la burbuja del dolor de su querido capitán, su sueño no importo más, paso por completo a segundo plano, el sueño de su capitán dejo de ser una herramienta para cumplir su meta, y su sueño tomo el lugar. Y vivió, porque sabía que, sin él, Luffy tal vez dudaría.


Sería el espadachín más fuerte del mundo, para que él fuera el rey, para que tuviera toda la libertad posible.


¿Por qué?, se pregunta. Pues eso sí que lo sabía y era tan simple como catastrófico.


Lo amaba.


Amaba cada maldito momento en el cual peleaban juntos, amaba el sentirse observado por los ojos negros llenos de orgullo y admiración por su segundo al mando. Amaba las idioteces que hacía sin pensar y por gusto, porque estaba siendo el, estaba siendo libre. Le encantaba cuando entregaba su ayuda y la del resto sin preguntar, cuando no se interponía en sus planes y alguien la necesitaba. Su corazón que no conocía límites para la alegría y la diversión, siempre dispuesto a reírse sin importarle si era el momento para eso o no. Pero siempre respetando cuando se debía o de plano ignorándolo. Muchas veces mostrando una madurez difícil de creer viniendo de él. Ocasiones donde su palma, con o sin la espada en ella, picaba por las ganas de revolverle el pelo luego de una batalla, o estirarle con cariños sus mejillas solo para verlo poner muecas extrañas. Y cuando no podía controlarse, o el alcohol nublaba por completo su raciocinio, imaginaba rosar su piel llena de cicatrices como la suya, abrazar su cuerpo de apariencia simple y normal, pero tan fuerte que no llegaba a comprender del todo su capacidad. Quería desde lo más profundo de su ser susurrarle al oído cuan indispensable era para él, como todo reino que el pisaba o persona que lo conociera, se llenaba de la esperanza más desbordante y una libertad que nunca siquiera soñaron y que muchas veces ellos mismos rechazaban.


Deseaba ser otra persona, deseaba poder ser más abierto con él, saber cómo exteriorizar todo lo que, con o sin alcohol, jamás se ordenaba en su mente. Ser valiente y no dejar de lado su meta. Y lo aterraba la posibilidad de que ya no lo viera como antes si llegaba a saber y comprender sus pensamientos. No porque le diera asco saber que un hombre gustaba de forma romántica de él, eso era lo de menos, su capitán no era así, incluso no importaba si sus sentimientos no fueran correspondidos. Pero que supiera que había dejado una promesa, su propio sueño de lado...era humillante en cualquier sentido, era su palabra. Estaba perdiendo su determinación, y más que nada, temía volverse débil por eso.


No podía permitirse fallar.


No podía pensar en dejarle.


No imaginaba perderle.


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La botella solo resbalo de su mano, la noche ya estaba en mitad de curso y sentía débilmente al cocinero estúpido en su puesto de vigía, haciendo su turno de vigilancia. Y su mente, no tan suya ahora, le busco. Sus compañeros dormían en la habitación, pero la de él estaba vacía. Cierra los ojos y recorre las demás habitaciones del Sunny. Tal vez el alcohol esta vez sí fue demasiado, trata de decirse, porque el que no logre encontrarlo en otra parte del barco lo angustia de sobre manera.


- Maldición...- intenta moverse, decidido a ir a buscarle, aun si su cuerpo tarda en hacer que sus dedos tan solo se muevan. Con los ojos cerrados puso una mano sobre estos.


- ¿Qué pasa?


Los músculos se contraen y abre los ojos con sorpresa, bajando la mano vio que Luffy estaba a su lado, inclinado y con el sombrero colgando de su cuello. Entre los borrones que ahora eran su vista, creyó ver a su capitán con rostro triste. Estaba a centímetros de su cuerpo y su haki no lo había percibido. "Si te estas volviendo débil~" canturreo la voz molesta en su cabeza.


- ¿pasa algo? - parpadeo un poco tratando de ver mejor, su cabeza daba vueltas sin control. Definitivamente Luffy estaba triste...y había algo de preocupación en su mirada.


Y sintió el pánico escalar por sus brazos. ¿Ya lo había descubierto?, ¿había visto o percibido su debilidad? No le sorprendería que pudiera hacerlo, en realidad jamás se guardaba las pequeñas muestras de afecto, que eran sólo para él. No había disimulado nada, ninguna sonrisa o palabra. Porque era todo lo que podía soltar con una personalidad como la suya. Porque le pertenecían.


Pero no soportaba la idea de que la tristeza en su rostro fuera lástima al verlo tan miserable. Sabía que en algún momento lo sabría, y quería incluso que lo golpeara a que le mirará así.


- Déjame sólo Luffy. - fue lo que su garganta en llamas por la impotencia pudo dejar salir, avergonzándolo incluso aún más de sí mismo. Palpó el suelo a su costado y tomó la fría botella que aún tenía ese maldito líquido que ayudaba a mantenerse a raya, la llevó a sus labios.


Esperaba que le gritara enojado, que ese era su barco y andaba por donde quisiera, que tenía hambre y quería le ayude a robar comida de la cocina. No que sólo se sentará junto a él y mirará sus manos...quedándose ahí, sin hablar.


Dejó la botella junto al resto y suspiro cansado. No tenía más sake, se lo acababa de terminar, tendría que quedarse ahí, acompañado por un triste capitán silencioso, al cual desconocía. No podía marcharse, había ido ahí para hablar con él, era obvio, pero no se creía capaz de hacer una conversación ahora.


- no quiero molestarte...- el susurro que soltó su capitán había sonado tan decaído que su pecho se contrajo por un segundo. Quería abrazarlo, quería calmarlo, disculparse. - me desperté por una sensación muy rara y me trajo hasta ti.


El moreno volteo a verlo y sólo en ese momento Zoro notó que se lo había quedado viendo. Su cabeza pulso con fuerza al ver sus ojos negros fijos en él.


- Estas aterrado.


Bien, él era una caja de sorpresas. Había acertado totalmente en su suposición. No tenía que ocultar nada, eso no detenía a Luffy, nada lo hacía. Siempre sabía todo. Bajo la vista a sus piernas estiradas.


- Lo estoy. - afirmo con voz quebrada.


Volvieron a quedar en silencio. El oleaje lamia el casco del Sunny y lo mecía suavemente, en un vaivén que bien podría compararse a una mecedora. Incitándote a cerrar los ojos y solo perder el conocimiento.


- yo te protegeré de todo. - susurro Luffy en su oído, no sabía en qué momento se había inclinado sobre él, y una mano se había envuelto en su muñeca. No sabía si el ligero temblor del tacto era de su parte o del pelinegro. Este,  por su parte solo deseaba poder darle su apoyo, no verle así, no sabía porque, pero lo ponía mal también. - ...siempre. -agrego dejando su cabeza apoyada en su hombro.


Intento pasar saliva y decir algo, pero su seca garganta no dejaba nada que decir, las palabras habían descendido y formado un gran peso sobre la boca de su estómago. Apretó con fuerza su mano, pero no movió esta, no quería ni podía dejar de sentir su contacto. Sabía que él quería animarlo, que lo estaba leyendo como a un libro de ilustraciones para niños. Y sabía que el jamás podría llegar a quererle de la forma que él lo hacía, desde quizás, la primera vez que hablaron. Hace días había decidido que se quedaría solo con esa confianza extra que le era entregada y el orgullo silencioso en los ojos de ese increíble pelinegro. Su lealtad nunca se acabaría. Lucharía hasta ser descuartizado, porque esa era la única manera en la cual imaginaba ser capaz de abandonar una pelea en nombre de su capitán. Con la moral e ideales rotos tal vez, pero con toda la disposición a jamás permitir una falta hacia él.


Abrió sus labios y levanto la vista al cielo, las estrellas brillaban hermosas y perfectas, a lo lejos, inalcanzables. Como su capitán.


- Yo...- las palabras clavaban sus bordes al escalar por su garganta. - yo ya...no quiero acompañarte para volverme el mejor espadachín del mundo. - simple, llano. Eso era todo el problema y lo que lo tenía tan aterrado. Esas simples palabras eran el pedestal del dilema que lo atormentaba de tal forma que el haki de su capitán, capaz de llegar a sentir las emociones de las personas a su rededor, lo había despertado en mitad de la noche.


Se soltó del agarre de Luffy con delicadeza, solo para acariciar su cabeza como tantas veces había deseado. Lo quería, y le daría todo aquello que pudiera, y aunque sabía que no era tanto, le entregaría de ahora en adelante cada vez que su orgullo aceptara; una caricia, un toque. Lo que fuera con tal de hacerle entender su apoyo incondicional que sus labios no eran capaces de mostrar.


El alcohol estaba haciendo de las suyas con su cuerpo, se sentía de verdad adormecido, y mucho más relajado. Seguro mañana, ya más consiente, se destrozará los brazos haciendo pesas, en un inútil intento por olvidar lo cálido que era el tacto con su capitán.


Cuando fue empujado por el pecho al suelo con fuerza se quedó aturdido por unos segundos antes de mirar a su capitán sentado sobre su estómago y amuñando su ropa. Esa expresión en su rostro la había visto muchas veces, pero siempre hacia algún desgraciado que luego ya no podría ponerse de pie. Esperaba esa reacción, incluso sabia de alguna forma la pregunta que venía.


- ¿Por qué...? – su mandíbula estaba completamente tensa y solo fue un susurro lo que salió entre sus dientes, el enojo llegando a brillar en sus ojos.


Y por toda respuesta el capitán de goma fue jalado y encerrado en los brazos de su mano derecha. Sintiendo la nariz del peliverde hundirse en su cuello e inhalar con fuerza unos segundos después, para solo apretar aún más su agarre y asfixiar a él pelinegro con el olor a alcohol y el calor abrazador que desprendía su cuerpo y sentía, apenas estando cerca, le había hecho entrar en calor también.


Su enojo había pasado a sorpresa en apenas un instante.


Zoro, su espadachín, alejado y gruñón, estaba abrazándole y podía sentir sus manos frotando levemente sus costados. No podía entender que pasaba. Definitivamente eso no se lo esperaba.


- Porque...ahora solo quiero ser el mejor espadachín del mundo...para poder seguir a tu lado. - susurro con su caliente aliento en el cuello de su capitán.


No podía contenerse, no quería hacerlo. El haber dicho lo que tenía hace tanto guardado había sido muy liberador, y secundado por el cuerpo entre sus brazos, tan suave y firme como imagino, la sonrisa bobalicona en su rostro fue inevitable.


Luffy estaba impresionado, tanto por las palabras como las acciones de Zoro. Podía ser idiota y no entender muchas cosas o hacerse el tonto la mayoría del tiempo, pero eso, eso sí que lo había entendido. Y por un instante recordó a su hermano y la charla que le había dado largo y tendido antes de marcharse, para explicarle un poco como funcionaban las relaciones.


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"Bien Luffy, tu hermano quiere explicarte como funcionan las personas en el mundo, así por lo menos entenderás que ocurre con ellos o como tratarlos."


Estaban sentados en un gran tronco en medio del bosque, su hermano partía mañana al mar, y en el camino de vuelta a la casa lo había detenido diciendo que debían hablar.


"veras, como sabes, existen muchas formas de relacionarse, y estas pueden cambiar muchas veces. La familia como bien sabes no siempre tiene que ver con la sangre. Puede que encuentres amigos, enemigos, o a tus nakama. Ellos pueden o no ser parte de tu tripulación en el futuro. Serán quienes te acompañarán siempre, serán parte de tu familia, serán tus amigos."


Hasta esta parte se volteo a ver a su pequeño monito y noto la seriedad en su rostro. Todo consejo que Ace le diera era muy importante y él se alegraba de saber que esto jamás lo olvidaría.


"pero habrá otras personas" prosiguió, pensando en cómo debía decir eso, "con las que tal vez sientas...amor, esas personas serán muy diferentes a todo el resto"


"¿por qué?"


"porque a ellos los querrás demasiado, dejarías todo por ayudarles y ver por su bien...serán las personas que te darán la felicidad mas grande del mundo, solo por tenerlos cerca."


Luffy había fruncido el ceño y ladeado su cabeza, analizando las palabras.


"entonces yo te amo a ti" dijo sonriéndole muy grande.


Ace suspiro, pero la sonrisa en sus labios mostraba lo feliz que hacía a su corazón escuchar eso.


"Es un amor distinto a ese...escucha, puedes amar a tu familia, a tus amigos o nakamas. Pero a estas personas Luffy, serán con quienes también harás cosas que con otras no podrías, porque simplemente no se daría. Como besar o hacer el amor." Sabía que era mejor no andar con rodeos para que lo entendiera bien. Y agradecía haberle dado la charla sobre sexo hace varios meses, hacia todo más fácil. "estas personas tal vez no las encuentres enseguida, puede que la encuentres en el momento mas inesperado o que siempre estuviera ahí pero no lo notaras."


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Luffy empujo con suavidad los hombros de Zoro para ver su rostro, los brazos del peliverde se quedaron rodeando su cintura, no dejando que se aleje demasiado.


Lo miraba con las mejillas sonrosadas y con un cariño imposible en sus ojos. Haciendo que su corazón se acelere con fuerza.


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"Un día encontraras a alguien que unirá su sueño con el tuyo Luffy, esa persona será la indicada para ti, alguien que te amará, incluso, más que yo."


"Eso suena genial, pero mis amigos también podrán unir su sueño al mío." Había contestado alegre.


"Sí, ellos te van a querer mucho, pero no te amaran como esta persona, es...distinto. Mas profundo. Lo sabrás de todas formas cuando suceda" Ace había revuelto su cabello y sonrió. Se levanto y sacudió sus pantalones.


"Está bien...pero, Ace, ¿cuándo lo encuentre que debo hacer? ¿Cómo sabré si es esa persona en realidad?..."


"Simple" dijo su hermano mayor, apuntándole con un dedo sus labios, sin dejar de sonreír.


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Luffy en el presente deslizo los brazos por el cuello de Zoro y junto de la forma más delicada que pudo sus labios con los ajenos. Sintió su pecho explotar y la respiración cortarse, su estómago se contraía de forma extraña. Era como si todo el tiempo sus sentidos estuviesen dormidos, para despertar de golpe por el tacto.


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"Solo bésalo"


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Zoro no cabía en si del asombro. Su corazón había sido rodeado por la calidez mas placentera que hubiera sentido en su vida. Correspondió gustoso juntando sus cuerpos otra vez y con un solo pensamiento.


"Eres mi único sueño".


 

Notas finales:

Espero llegaras hasta aqui y te gustara, besos.


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