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For Want of a Nail por 1inothing

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Notas del fanfic:

Adelante algunas cosas antes de que haya malentendido, primero que nada este AU se ubica en el mundo de Inazuma Eleven Ares. La razón por la que publico este fic es para desahogarme de cómo han roso completamente la caracterización de mi adorable Shirou, además de la decepción que me llevé al ver Inazuma Ares. No sé me esperaba más.

 

Advertencias; Shirou tiene la personalidad de Inazuma Eleven pero con unos cambios y manías que iré explicando mas adelante y iréis descubriendo lo complejo que es a medida que nos adentramos en el fic. Otra cosa, Atsuya está muerta un tema que descubriremos más adelantes y en cuestión de la pareja, es un crack y va a ser un reto pero os aseguro que voy a llegar allí, a pesar de que las cosas se muevan lento al principio y sin más rodeos adelante.

Notas del capitulo:

No tengáis miedo de darme vuestra opinión, acepto cualquier tipo de crítica y si encontráis algún fallo hacédmelo saber.

.

 

El humo se hizo presente delante suya y Fubuki Shirou lo observó casi hipnotizado, volvió a retomar el cigarrillo en sus manos, sus labios rodearon la sustancia tóxica. Inhaló, l punta del cigarrillo brillando de naranja y luego lo expulsó con cuidado, apoyando su espalda en la pared, la cabeza echada hacia atrás mientras observaba el paisaje cubierto de nieve de Hokkaido. 

 

Volvió a inhalar el humo y exhalar, así repitió toda la acción hasta que no quedó nada más del cigarrillo, solo cenizas que se adherían a su cuerpo además del olor a nicotina que se podía notar a metros de distancia. Tiró las sobras del cigarrillo y lo aplastó con su pie. 

 

—¡Fubuki!—una voz gritó en la distancia, Fubuki parpadeó alzando los ojos encontrándose con la cara llena de alegría de su compañera de equipo, Nae Shiratoya.

 

Shirou enseguida plasmó una sonrisa falsa, era increíble como podía ponerse aquella sonrisa de chico despreocupado sin esfuerzo o consciencia alguna. 

 

—¿Qué sucede, Nae-chan?—preguntó amablemente.

 

Nae puso sus manos en las caderas y le dio una mirada de desaprobación. 

 

—En media hora partimos para Inazuma, Fubuki.—le recordó enarcando las cejas. 

 

Ah, el partido. Shirou no se había olvidado precisamente del partido pero no se le pasó en la mente durante todo el día, ya vez sonara arrogante pero no había de lo que preocuparse, tampoco iban a jugar contra Teikoku, Seishou o alguna de esas Academias en las que la victoria era indecisa debido a que no sabía que sorpresas traían los entrenadores y los estrategas consigo. Solo era la Academia Otaku, una conocida por sus cerebritos pero nada impresionante fuera de eso. 

 

—Vamos.—dijo Shirou despegándose de la pared, rodeando a Nae para dirigirse a la caravana que los iba a transportar. 

 

—Espera,—una mano le agarró del brazo, Shirou frunció el ceño extrañado y la miró por encima del hombro, ahora ¿qué?—Huele a cigarro. 

 

El delantero de Hakuren torció los labios hacia abajo, a veces se olvidaba de que no todo el mundo estaba enterraos por su vicio y de que cuando se encontraba estresado, que era la mayoría de tiempo, fumaba. Algunos integrantes del equipo sabían sobre la toxicidad que se metía en el cuerpo, muchos intentaron que se alejara de la nicotina pero Shirou los ignoraba olímpicamente y ya habían desistido, sabiendo de que nada saldría bien si se metían en sus asuntos personales. 

 

Además, no podía dejar de fumar, ya era una costumbre que tenía. Su condición física no iba a mejorar mucho si dejaba de hacerlo o lo hacía. Los resultados al fin y al cabo serían los mismos. 

 

Sin embargo, Nae era nueva en el equipo y no estaba enterada de sus costumbres insanas. 

 

—¿Has estado fumando?—soltó confundida y molesta poniéndose delante suya.

 

Shirou sofocó un suspiro y se pasó una mano por el pelo. 

 

—No te metas en esto, por favor.—le pidió suavemente el delantero ajustando la bufanda, un tic nervioso que había desarrollado durante los años cuando algo le incomodaba y quería desaparecer de la faz de la tierra. 

 

La oji-verde empuñó sus manos a sus costados, su cuerpo temblando de rabia contenida.

 

—¡Eres un futbolista!—espetó—Deberías cuidar de tu salud y eso incluye no meterte drogas en el cuerpo. 

 

Shirou ni siquiera le contestó, solo la miró por última vez antes de salir de allí. No tenía ganas de enfrentarse a su compañera, aquello terminaría en una discusión muy fea y el delantero no quería enemistarse con alguien que iba a tener que cooperar con él en el campo. Además, ella tarde o temprano abriría los ojos y dejaría de molestarlo como todos lo había hecho una vez, después de todo poca gente le aguantaba, alguien que se encontraba tan perdido como él ni tenía remedio, Shirou lo había aceptado y los del alrededor se darían por vencidos una vez aceptara su realidad. 

 

Metió sus manos en los bolsillos, sus dedos aferrándose al mechero inconscientemente. 

 

No habría marcha atrás después de esto. 

 

.

 

Nae Shiratoya lanzaba miradas al capitán del equipo cada dos por tres o ignoraba su atención en él y de verdad no le importaba o era tan despistado como los rumores aclamaban. 

Sus labios formaron una línea dura y la sangre se calentó cuando recordó los que pasó hace unas horas detrás de las instalaciones del club de fútbol de Hakuren, seguía sin creérselo.

 

Nunca le habían pillado tan desprevenida cuando olisqueó al capitán captando el olor a nicotina que se pegaba a él como una segunda piel ¿Por qué lo hacía? ¿Acaso no sabía que aquel humo deterioraba su salud y podía causarle efectos negativos en su cuerpo, más en algún deportista? Ella no podía quitarse la sensación de sorpresa, nunca iba a aceptarlo. 

 

Fubuki Shirou era alguien calmada, amable y un poco tímido. Era popular entre las chicas debido a su carácter tranquilo y nunca se metía en problemas, por eso la imagen de él fumando no le sentaba bien, nunca se le pasó por la cabeza.  No concordaba con la imagen que se había instalado en su mente. Simplemente, no. 

 

Era nueva, Nae reconocía eso, no tenía porque meter su nariz donde no le llamaba pero de igual forma se preocupaba. Iba a tener que convivir, entrenar y jugar con esta gente, con el poco tiempo que llevaba con ellos Nae se había encariñado con ellos, incluso con él amargado de Someoka.

 

Fubuki tenía la cabeza apoyada en la ventana, la mirada enfocada en la carretera y no emitía ni un solo sonido, a diferencia de sus compañeros que charlaban animadamente con quien tenían al lado. 

 

Una idea cruzó por su cabeza, asintió la cabeza decidida y dio un paso para encaminarse hasta el capitán ya que se encontraba solo peor algo la detuvo, un escalofrío le recorrió la espalda cuando los ojos de Fubuki con los suyos. Tan rápido como vino aquel sentimiento que le enfrió las venas en el cuerpo, se fue.

 

Nae se desplomó en su asiento, por un momento juró que los ojos de Shirou eran ámbar y no grises verdosos, su mirada ensombrecida y vacía, su rostro carente de emoción. Todo lo opuesto al Fubuki Shirou que conocía. Por primera vez desde que entró en el equipo se dio cuenta de que había más allá del amable y tímido Fubuki. 

 

Nae no se atrevió a mirarlo lo que duró la trayectoria para llegar a Inazuma. 

 

.

 

 

.

 

 

—Someoka y Nae serán los delanteros del equipo en este partido.—informó el entrenador asintiendo hacia los mencionados. 

 

Someoka sonrió altanero y Nae saltaba de emoción de un lado a otra, contenta de que jugara en su primer partido a pesar de ser suplente. 

 

Fubuki ni siquiera se molestó por la decisión del entrenador en empujarle atrás poniéndolo como defensa, siguió estirando sus articulaciones ignorando por completo el golpeteo incesante de su cabeza que persistía desde que habían tocado el campo de fútbol y los gritos constantes de los espectadores alrededor suya. No había mucha gente como en aquella demostración cuando jugaron el Raimon y el Seishou, el Instituto Hakuren no tenía tantos fans como él Teikoku, Seishou o el Outei Tsukinomiya.

 

Cerró los ojos intentando vaciar su mente, esperaba que los siguientes noventa minutos fueran rápidos y no lentos. La atención en su persona le provocaba ansiedad y paranoia, y sentía el peso de la banda del capitán en su brazo derecho, una responsabilidad añadida a su nombre sin su consentimiento. 

 

La victoria estaba asegurada, más con Someoka de delantero y confiaba plenamente en las capacidad de su equipo, lo que no podía asegurar era su estabilidad en el partido. Había jugado muchos partidos con sus amigos pero allí no había terceros ojos, analizadores que recogían hasta el último detalle de él mientras jugaba, aquí no tenía aquella seguridad, aquel mantel que le protegía de personas ajenas. 

 

No podía perder el control, eso era inaceptable y tampoco quería parecer débil delante de sus compañeros. 

 

Se levantó mecánicamente cuando anunciaron que los equipo debían ocupar sus lugares, todos se pusieron en una fila detrás de la fila y entraron al campo. Hicieron las formalidades y ambos equipo se saludaron, prometiendo jugar limpio y actitud deportiva, cuando hicieron el sorteo les tocó a sacar a ellos y los de Otaku eligieron el campo, Fubuki ubicó su lugar y se paró enfrente del portero.

 

Y el árbitro tocó el silbato.

 

.

 

 

.

 

 

—Juegan muy bien.—observó Asuto Inamori con gran emoción el equipo de Hakuren.

 

Los delanteros del equipo contrario intentaron parar un gol pero el capitán de Hakuren los interceptó ágilmente, robándoles el balón sin esfuerzo y pasándoselo a su compañero. El partido estaba cayendo en picada para los de Otaku ya que no lograron meter ni un solo gol, es más ni siquiera se acercaban a la portería ya que Fubuki Shirou siempre les arrebataba el balón. 

 

—Él va a ser un problemas si jugamos contra ellos.—habló Tatsumi preocupado, sus ojos fijos en la espalda de Fubuki que estaba subiendo para arriba. 

 

—Yo creo que el más peligrosos es Someoka-san.—intervino Sasuke con la mirada seria. 

 

—Eso también es verdad.—admitió Asuto con estrellas en los ojos. Someoka pertenencia al antiguo equipo del Raimon. 

 

Si iban a ganar la FF, tendrían que superar a toda esa gente. Asuto estaba decidido a ganar este torneo, ya que el club de fútbol de su ciudad natal dependían de cómo jugaran en el tornero y él no se iba rendir o acobardarse solo por ver oponentes fuertes, es más todo lo contrario esto sólo lo incitaba a entrenar más para mejorar.

 

—¡Fubuki avanza hacia la portería!—proclamó quien cubría el partido.—¡No se detiene en ningún momento y ignora a sus compañero alrededor suya! ¡Se ha parado de repente! 

 

Asuto se acercó a la barandilla, volviendo su atención al partido y en si, el capitán de Hakuren estaba clavado en el suelo, el balón a sus pies y no daba indicios de esquivar a los de la defensa que se dirigían hacia él. Muchos empezaron a susurrar entre ellos del porque el capitán se había quedado parado delante de la portería sin indicios de querer chutar. 

 

Fue imperceptible, nadie se había dado cuenta del cambio de energía en el campo, ni la mirada feral en los ojos de Fubuki Shirou que ardían detrás de sus mechones platas, ni de la sonrisa llena de locura escondida detrás de su bufanda blanca. 

 

—¡Ventisca Eterna!—exclamó con fuerza, pateando el balón hacia arriba, su elemento primitivo el hielo se concentraba en el balón, saltó en el aire dando vueltas y lo chutó sin ningún remordimiento cuando este se llevó consigo a la defensa entera y impactó de lleno contra el estómago del portero antes de que pudiera sacar cualquier súper técnica. 

 

—Increíble.—se asombró Asuto observando cómo Fubuki Shirou daba media vuelta y se alejaba de allí.

 

—¡¿Qué tiene de increíble?!—protestaron algunos de sus compañeros.—¡Ese chico nos va hacer papilla si jugamos contra él! 

 

Un defensa que ni dejaba que nadie se acercase a la portería y un delantero despiadado. No era raro pero para Asuto era la primera vez que veía alguien que se movía de defensa a delantero sin problemas. 

 

A otro lado de la grada, dos chicos compartían la misma opinión que Asuto Inamori.

 

—Este año hay gente llena de sorpresas.—dijo Nosaka Yuuma, siguiendo los movimientos de Fubuki Shirou que se dirigía a la banca después de anunciar el fin del partido. 

 

—Creo que si, Nosaka-san.—colaboró Nishikage detrás del pelirrojo. 

 

Nosaka solo sonrió mordiéndose el dedo pulgar.

Notas finales:

B              Y por favor si alguien está enterado de la serie y experto en ella, no dude en contactarme.

Espero que lo hayáis disfrutado.                                


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