Hablar de los cuatro era una cosa complicada.
Habían sido amigos desde que habían podido fumar su primer cigarrillo y beber su primera cerveza barata. Hacía ya bastantes años.
Mu de Aries
Un entusiasta escritor venido del Tíbet que se había mudado a Grecia buscando fama, moda y fortuna… encontrando sólo un bello apartamento y ninguna de las otras tres. Tiempo después comenzó a trabajar columnista en una revista de moda, aunque, claro que eso no había sido sencillo.
Comenzando en un periódico local hablando de política, Mu fue avanzando hasta terminar en la muy aclamada revista Vogue. Un par de años y paciencia lo colocaron dentro de la élite griega y además, también gracias a su natural belleza, adornado con cabellos lilas y unos hermosos y grandes ojos verdes. Y cuando estás dentro de esas élites es sencillo encontrarse con amores de una noche. Fue así que conoció a quien sería el amor de todas sus noches… o eso creía la primera vez, la segunda e incluso después de la tercera, y ese era Saga de Géminis.
Saga de Géminis era un publicista de la revista más famosa en política en Grecia, haciéndolo un blanco fácil en las reuniones de la crème de la crème. Griego, publicista, millonario, playboy y era perfecto para Mu, quien estaba cansado de los chicos de su edad y de las citas que duraban un par de horas.
Un hombre ocho años mayor y divorciado era perfecto para ese momento de su vida.
Conociéndose de una manera muy particular, con Mu saliendo del apartamento de un amante y chocando con el bien formado cuerpo del peliazul. Se sonrieron y ahí terminó todo, o eso creían, ya que se encontraron casualmente cuatro veces más en eventos y fiestas creyendo que era una cosa del destino.
Así que decidieron salir sin casualidades un par de veces, hasta que esas veces se hicieron citas largas, noches en los apartamentos del uno y del otro y desayunos en la cama, dando así una especie de relación que de pronto cayó en picada por indecisiones del mayor.
La segunda vez que volvieron fue aún mejor y el rompimiento fue peor…
Saga se casó con un tipo que era modelo, y mientras, Mu publicaba su primer libro, el cual hablaba de sexo, amores y amistad… vaya ironía.
Saga se divorció a los tres meses volviendo a lado de Mu. No fue fácil, pero lo hicieron y ésta vez parecía ser para siempre.
Shaka de Virgo
Un apuesto abogado venido de la India que residía en Grecia.
Rubio, alto y de ojos azules que caminaba por la ciudad con cierto aire altanero, aunque por dentro sólo era un chiquillo que buscaba el amor verdadero… o al menos casi todo el tiempo.
Odiaba a los hombres, su pasatiempo era usarlos y desecharlos, aunque de vez en cuando se despistaba y él era usado y deshechado ganándose cada vez más su odio.
Y así era su rutina de vida, odiar y amar, hasta que conoció a Aioria de Leo. Un estudiante de Ingeniería en sonido que trabajaba en un bar por las noches para sustentar su carrera.
Sexo a primera vista, una noche y adiós, o eso creía Shaka cuando lo sacó de su apartamento al día siguiente, hasta que el destino tocó a su puerta con Aioria pidiéndole una cita verdadera. El de Virgo aceptó sin esperar nada, encontrándose en una de las citas más divertidas de su última década y con el mejor sexo de su vida.
Aioria parecía ser el indicado.
Milo de Scorpio
Licenciado en Relaciones Públicas y experto en las relaciones personales. Un casanova con estilo que desfilaba por la ciudad levantando suspiros en cada esquina. Un adonis de cabellos azules y mirada como el cielo que dejaba a cualquiera sin respirar.
Tenía más parejas sexuales que los puntajes que tuvo en su carrera y eso era decir mucho.
Comenzando en el mundo de los restaurantes y subiendo poco a poco, promoviendo los mejores de la ciudad y codeándose con personas importantes... o duermiendo con ellas. Su meta era escalar era represetar a alguien famoso.
Fue así como llegó con Shaina Ofiuco, una joven actriz que prometía ser la siguiente estrella de Hollywood… y durmiendo con ella también.
Había escalado lo sufienciente y se había detenido en ese punto. Tenía a una bella mujer, una enorme y lujosa casa con su nombre en alto ¿Qué más podía pedir?
Afrodita de Piscis
El corredor de arte enamorado de amor, buscando esposo en cada tipo con el que salía sin encontrarlo ¿Qué era lo que ellos querían? Había pasado todos sus años buscándolo y no lo encontraba.
Amante de los animales, la cultura, los niños, las bodas y la moda.
Criado en una familia conservadora en Suecia, había decidio volar lejos y buscar su propio destino, algo más que sólo dirigir la empresa automotriz de su padre. Deseaba más que eso.
Llegó a Grecia con muchas ilusiones y encontrando casi todo lo que deseaba, una bella casa, una universidad de renombre, cultura y… era todo, nada de amor. Al menos no para toda la vida.
Odiaba los amores de una sola noche, pero era un cliente frecuente del movimiento sin quererlo. Siempre deseaba que le llamaran, que lo buscaran después del sexo, pero eso jamás ocurría. Sólo lo usaban por su belleza, algo que no pasaba desapercibido y que a veces creía era su maldición.
Una belleza andrógina de celestes cabellos y unos ojos tan claros como el agua de un manantial, además de ingenuo y carimástico, era un blanco fácil.
Y el amor lo consiguió una noche después de una horrible cita compartiendo el auto con un apuesto cirujano con el que había decidido dejar el sexo hasta después de la boda. Estaba cansado de sus aventuras y no quería volver a arriesgarse comenzando con una bella historia de amor.
Hasta después de la boda.
Se casaron y esa misma noche, Afrodita supo que su esposo era estéril, además de impotente, eso significó divorcio inmediato.
Shaka se había rehusado a llevar su divorcio, ya que su amigo insistía en pagarle, así que le presentó a alguien de su firma. Fue así que conoció al abogado que llevaría el caso, DeathMask de Cáncer, un tipo italiano carismático, divertido, apuesto y con un sentido de la vida casi idéntico al de él…
Se casó por segunda vez con el que por fin creyó era el amor de su vida y encontrando lo que había llegado buscando a Grecia hacía tantos años.
Cuatro amigos que compartían más que una solidificada amistad y quienes a pesar de haber encontrado su final feliz, aún faltaban cosas por vivir y que incluso podían afectar su ideálico final.