Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Education sex por Ann Carmesi1

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Bueno, tenía literalmente años que no me pasaba por aquí, sin embargo, esto me llegó a la mente en un momento de epifanía tardía mientras recordaba las clases de sexualidad jaja.

Estaba en problemas, más que eso, estaba total y malditamente jodido en toda la extensión de la palabra.

¿Cómo es que estas cosas le pasaban a él?

Nunca fue un mal chico, enserio, siempre intentó ser respetuoso con sus horribles tíos, prestar la más posible atención en todas sus clases durante estos años (en lo que cabía en sus posibilidades) ser el mejor jugador de quidditch que Gryffindor hubiese podido tener y, sin embargo, nada de esto evitaba que dragones quisieran devorarlo, que enormes serpientes intentaran clavarle los colmillos o que sujetos locos quisieran matarlo desde antes que él aprendiera a caminar.

Aun así, había aprendido a lidiar con esto y más, pero claro, la vida es una gran hija de puta y siempre disfruta tocándole las malditas pelotas a Harry Potter, porque no encontraba otra explicación coherente para su muy mala suerte.

Porque eso, esto, no podría significar nada más, y la estúpida risa burlona de Mirtle la llorona no ayudaba a calmar sus nervios.

-¡¿Quieres callarte de una vez?! ¡Necesito pensar, carajo! – él no se consideraba un chico grosero, sin embargo, la situación se sobreponía a él.

-Oye, no es mi culpa que no sepas qué hacer con semejante oportunidad, niño bobo, aunque si me lo permites, yo podría hacerme cargo de este paquete – dijo con una mirada de burla y una lasciva sonrisa en su cara. Harry estaba seguro de que, de no ser porque la chica en cuestión ya estaba muerta y no serviría de nada, ya le hubiera lanzado un Avada Kedavra.

Pero, ¿qué es lo que tenía al niño-que-vivió tan jodidamente perturbado y al borde de un colapso nervioso?

La respuesta era fácil y a la vez vergonzosa, maldita sea, si Snape siguiera con vida se burlaría diciéndole que era un inútil incompetente y después le lanzaría un sectusempra directo al trasero.

Porque definitivamente no encontraba otra respuesta si viera el estado en que una poción fallida dejó a su perfecto y consentido ahijado.

Mierda, después de esto preferiría reprobar pociones que volver a pedirle ayuda a alguien, mucho menos si este alguien se tratara de Draco Malfoy.

Todo comenzó esa maldita mañana, después de una fatídica clase con Slughorn, al de dejar todo el salón apestando gracias a una poción curativa que él, por alguna razón que nadie comprendía aún, terminó por convertir en una bomba fétida; tras esto, el profesor, decidido a que quería recuperar al brillante alumno que tenía en sexto año (sin saber que Harry hizo trampa la mayoría del curso) le pidió a Granger y a Malfoy -sus dos mejores alumnos- que por favor le dieran asesorías privadas al héroe de la guerra, sí, lo dijo usando esas palabras, para vergüenza de Hermione y fastidio de Draco, sin embargo, no podían negarse, porque oponerse a eso era ganarse todo un mes limpiando los calderos después de clases .

Sí, por más que les fastidiara, era obvio el trato preferencial que Harry recibía de parte de su profesor.

Y aunque a Hermione no le molestaba en absoluto ayudar a su amigo, vamos que llevaba haciéndolo casi desde el primer año; estaba lo suficientemente ocupada ayudando a Ron para estudiar para sus EXTASIS, por otro lado, aunque Harry se sintiera tremendamente feliz al ver a sus amigos siendo felices juntos, él aún se sentía bastante incómodo cada vez que esto se ponían melosos enfrente de él.

¡Vamos, que había veces que parecía que olvidaban su presencia mientras pasaban de simples besos castos en la estancia común!

Así que, decidiendo que era lo mejor para la salud mental de ambos, decidió adelantarse a las excusas de la chica y pedirle de manera apresurada a Malfoy que le ayudara a repasar las pociones de la última semana.

Ante eso, el rubio no pudo evitar levantar la ceja de forma incrédula, pues, aunque después de la guerra hayan quedado en buenos términos, y compartieran de vez en cuando alguna que otra charla civilizada sin rayos verdes ni maldiciones prohibidas de por medio, no eran lo suficientemente cercanos como para estudiar juntos después de clases.

Sin embargo, reticentemente, y con la mirada del profesor fijamente en ellos, terminó aceptado.

Total, qué tan malo podría ser enseñarle a Harry.

Lástima que esa misma noche descubriría que prefería otro ataque contra su cuerpo que soportar al inútil que no era capaz de diferencias el ajenjo del polvo de alas de hada.

Harry aún recordaba penosamente la más que fallida tarea de hace rato.

0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o

-No puede ser, Potter, te dije que una cucharada pequeña ¡No una taza entera! – dijo desesperado el heredero Malfoy; terriblemente tentado a dejar botado al idiota aquel y aceptar su destino limpiando calderos.

Mierda, como extrañaba a Snape en estos casos.

-¡No dijiste eso, solo te dedicaste a gritarme que soy un cuatro ojos idiota! – intentó defenderse el otro, viendo de manera aterrada como el color levemente violeta de su poción empezaba a transformarse en una masa viscosa y burbujeante de color verde.

-¡ Es que solo tú eres capaz de confundir ingredientes tan simples como estos! -decía a punto de arrancarse el cabello, no podía creer que este chico hubiera sido capaz de detener a Voldemort - ¡No, Potter, ni se te ocurra echar eso! ¡Es esencia de sfodea! – gritó aterrado, viendo como el imbécil aquel echaba descuidadamente ingredientes de manera descontrolada con tal de arreglar el desastre que tenía en el caldero, sin embargo, no fue lo suficientemente rápido para detener el desastre que él otro estaba cometiendo, solamente atinó a jalarlo de su túnica mientras se ponía de escudo humano entre Harry y la sustancia que salió expulsada después de la explosión que la estúpida mezcla de ingredientes de Harry provocó.

Con lo que no contó, es que esa asquerosa gelatina verde terminaría cayendo totalmente encima de él, haciendo que sus ganas de quitarle los lentes a ese imbécil y metérselos dolorosamente por el ano cobraran más vida que nunca.

Sin embargo, antes de poder llevar sus vulgares y nada sanos planes a cabo; una sensación inmensa de vértigo se apoderó de él, seguida de la incapacidad de seguir de pie, perdiendo el conocimiento, no sin antes maldecir a la madre de Potter por milésima vez en el día.

Harry, aterrado, avergonzado, aterrado, consternado, aterrado, nervioso, pero sobre todo, aterrado, solo pudo ver de manera desesperada como el cuerpo de Draco yacía inconscientemente en el piso.

Joder, joder, joder.

Seguramente el fantasma de Snape se vengaría dura y cruelmente por dejar a su ahijado inconsciente en el aula que antes solía pertenecerle a él.

Sí, definitivamente no le sorprendería despertar con una serpiente clavándole los colmillos en los testículos.

Dejando ese aterrador pensamiento de lado, solo se le ocurrió tomar a Draco en sus brazos y llevarlo directamente a la enfermería; sin embargo, un pensamiento corrió desesperadamente por su mente: el día anterior, Gryffindor  había jugado contra Slytherin  en un partido por demás épico y violento, pues era el primer partido de la temporada y ambas casas tenían varias cosas por las cuales desahogarse con la otra, así que, en un duelo liderado por él de parte de los leones y Draco en el lado de las serpientes, habían salido cinco heridos, tres Gryffindors y dos Slytherins; sin embargo, y no sin un deje de culpa, su coraje radicaba no en el hecho de sus camaradas heridos (era algo normal en quidditch) sino en que al final Draco había conseguido ganarle la snicth y otorgarle la victoria a la casa de Salazar.

Así que, dejando de lado la amargura que tenía atorada en la garganta tras haber perdido contra Draco, el llevarlo a la enfermería quedaba totalmente descartado, pues  los jugadores de Slytherin seguían en reposo y seguramente armarían un escandalo si lo veían llegar con su príncipe en ese estado, tras esto, los de Gryffindor saltarían en post de defender a Harry, alegando que seguramente el otro debió de haber hecho algo para ganarse que su amado líder lo dejara en ese estado; tras esto, un sarta de insultos y uno que otro hechizo se desataría en la enfermería, logrando que Ponfrey decidiera definitivamente negarle la entrada de una vez por todas.

Además, Draco se encargaría después de hacerle ver su suerte cuando se enterara que lo había exhibido frente a todos en ese estado tan miserable -dígase inconsciente y lleno de un asqueroso moco verde por todo el cuerpo- todo porque Harry era un desastre con los ingredientes.

También, quería evitarse el castigo que recibiría por todo esto. Sí, era egoísta, pero no le importaba, no tenía ganas de aguantar los castigos de Mcgonagall en su último año.

Por eso, decidió tomar la desesperada y temeraria decisión de cubrirlos a ambos con su capa de invisibilidad y llevarse a Draco a un lugar seguro: El baño de prefectos en el segundo piso.

Total, sabía que, debido a que Mirtle había decidido mudarse de su habitual baño de chicas y residir en el baño de prefectos debido a que era más cómodo y lujoso; ya nadie solía ir ahí, pues no se sentían cómodos siendo acosados por la chica muerta y sus comentarios indiscretos.

Así había llegado a esa situación, con un Draco sumergido hasta el cuello en la tina para ver si así se le quitaba toda la porquería verde de encima mientras él pensaba a quién demonios llamar si el rubio no despertaba rápido.

Sin embargo, un sonido proveniente de la gran tina lo hizo salir de sus cavilaciones sobre si era peor llamar a Hermione o a Neville, pues Draco parecía estar retomando la conciencia.

-¡Draco, amor mío, al fin despertaste! – Harry no pudo evitar bufar irritadamente al ver como la otra meditaba rápidamente hasta el otro para atacarlo con preguntas y comentarios estúpidos.

¡Por Merlín, si Draco no lo mataba por dejarlo en ese estado, seguramente lo haría por dejar que esa loca lo acosara de esa manera!

-Mirtle, déjalo en paz, maldita sea – gruñó molesto, acercándose a la fastidiosa chica y al tipo que parecía ordenar sus pensamientos – Malfoy ¿Cómo te encuentras? – preguntó de manera preocupada, viendo como el otro empezaba a analizar de manera nerviosa a su alrededor.

Sí, definitivamente el estar en una tina con la ropa puesta con una chica muerta y otro sujeto discutiendo sin miramientos no era el mejor escenario para despertar.

-¿Pues como se va a encontrar, tonto? seguramente confundido por tu culpa – resopló la otra, mirando lo guapo que se veía Draco con el cabello pegado a su frente y la camisa blanca transparentándosele por culpa del agua.

Sin embargo, antes de que Harry pudiera defenderse de aquel insulto, aunque fuera verdad, la voz enojada de Draco logró hacerlos callar de inmediato a ambos; no por el tono molesto, cosa que Harry sabía que vendría, sino por lo que dijo.

-Hey, Mirtle, no le hables de esa manera- dijo de manera amenazante, mientras tomaba la mano de un anonadado Harry y le plantaba un beso en la muñeca – solamente yo puedo darme el lujo de ser rudo con él, y no siempre de una manera decente -terminó por decir coquetamente, mientras dejaba de besar su muñeca para depositar una juguetona mordida ante la mirada confundida de los otros dos.

Sí, definitivamente no tenía idea de qué cojones estaba pasando.

-Dra-Draco, ¿qué estás haciendo? – mierda, eso había sonado tan patético, pero es que no podía asimilar lo que sucedía - ¿Te sientes bien?

Por Godric, que temía haber hecho que Draco perdiera la cordura.

Sin embargo, para lo que definitivamente no estaba preparado, era para el jalón que el otro le daría del brazo para sumergirlo de lleno en la tina.

Maldita sea, ni siquiera Voldemort lo había preparado para este tipo de cosas.

-¡¿Qué demonios te pasa, tarado?! – intentó defenderse, sin embargo, en vez del insulto y el golpe que esperaba, solo recibió una risa seductora de parte del otro.

¿En qué rayos se había metido? Porque definitivamente, las palabras: sonrisa, seductor y Draco, no iban juntas en una misma oración.

-Mi amor, estás muy tenso, ven, déjame ayudarte a relajarte un poco – dijo para estupefacción de los otros dos, mientras salía descuidadamente del agua y se subía a horcajadas encima del otro- solo Salazar sabía cómo es que logró moverse con tanta facilidad dentro el agua -te prometo que el agua no será lo único tibio que sentirás. – Y para corroborar lo dicho, le plantó una lasciva lamida en los labios del paralizado moreno.

Estaba dormido, sí, seguramente Draco había despertado a mitad del camino y le había proporcionado tremenda paliza que lo había dejado inconsciente, porque no lograba atribuir eso a algo más que un loco, bizarro y húmedo sueño.

Y lo único que logró sacarlo de sus locas cavilaciones sobre sueños locos y furiosos chicos rubios golpeándolo, fue la atrevida mano que sin ninguna piedad se posó en su entrepierna para masajearla sin pudor alguno.

-¡Draco, detente! – fue el único chillido coherente que su boca pudo formular.

Jamás, en sus jodidos diecisiete años de existencia, algo así le había ocurrido. Así que lo único que atinó a hacer fue brincar aterrado mientras un confundido y ¿depredador? Draco lo miraba desde la tina.

¿QUÉ ESTABA PASANDO?

Nada de esto tenía sentido, de ninguna jodida y enferma manera; lo único que sabía, era que de pronto ese jodido niñato presumido y malcriado había despertado actuando como un violador, algo totalmente irreal tomando en cuenta de que era precisamente con Harry con quien estaba actuando de esa manera.

Sin embargo, de pronto cayó en cuenta de que un de los ingredientes que bobamente echó a su caldera era cabello de sirena; y si mal no recordaba, ese era el ingrediente principal de la amortentia, con el horrible plus de que, además, servía como un potente y peligroso afrodisíaco.

¡¿Cómo rayos había terminado esa cosa en su gigante moco verde?!

Y como un flash, recordó que en algún punto de la clase, antes de que la paciencia de Draco se fuera por la borda, lo mandó por pelo de gato a la estantería, y al no saber diferenciarlos, le llevó la primer caja con pelo que encontró, a lo que Draco le dijo que lo que le llevó estaba mal y explicándole lo que había tomado, pero Harry, en su impaciencia por acabar rápido e ir a comer de una vez, solo dijo que lo iría a cambiar cuando lo necesitara.

Cosa que olvido por completo.

Y ahí, en esa enorme y lujosa tina, se encontraba las consecuencias de su negligencia, mirándolo obscenamente y empezando a quitarse la camisa.

¡Un momento! ¡¿Quitándose la camisa?!

No, definitivamente no podía permitir eso, la situación de por sí era bastante bizarra como para que el otro empezara a desnudarse.

Y fue el ligero jalón en su entrepierna lo que le hizo sentirse aún más culpable y desesperado ¡Es que no podían culparlo por excitarse al ver a Malfoy de esa manera! ¡No era de piedra, joder!

Así que, armándose de todo el valor Gryffindor que aún le quedaba en su ser; se acercó de manera decidida al otro, para deleite de Draco y emoción de Mirtle.

Joder, ¿a cuántas personas esa jodida arpía había visto enrollarse en el baño? Definitivamente esa era información que no necesitaba saber.

-¡Draco, carajo, deja de quitarte la ropa! -decía como podía, mientras tomaba al otro del torso y lo sacaba del agua.

-¿Prefieres quitármela tú? -dijo malicioso, mientras aprovechaba que estaba en los brazos del otro para darle una fuerte mordida en el cuello.

Eso definitivamente dejaría una buena marca.

Y Harry, bueno, él realmente deseaba que el maldito basilisco saliera de donde sea y se lo tragara.

-¡Deja de hacer eso! – no sabía de dónde salía la potencia de su voz, pues por dentro estaba temblando de manera aterrada, si esto seguía así, no sabía lo que pasaría.

Y, por más ganas que sintiera de responderle al otro, porque mierda, tenerlo moviéndose de esa manera, con esa actitud y esos ojos grises que tenían la palabra sexo en todo su esplendor, estaba logrando que el otro empezara a ceder a sus instintos más primitivos.

Y no podía permitir eso, porque Draco no quería eso, solo era un efecto de la maldita pócima de Harry, y seguirle el juego sería aprovecharse descaradamente del rubio; y Harry era demasiado caballeroso como para abusar así del estado de vulnerabilidad del otro.

-Hazme el amor, Harry -ronroneó el otro, tumbando- quien sabe cómo- a Harry y montándose sobre él, mientras posaba las manos en el botón de su pantalón y lo desabrochaba con una facilidad aterradora – quiero darte y que me des tan duro, que no pueda pensar en otra cosa más que en ti penetrándome – seguía recitando seductoramente, ante un Harry totalmente paralizado, mierda, que de pronto parecía haber perdido el control total de sus extremidades.

Sin embargo, al sentir cómo de pronto el otro volvía a empezar a masturbarlo con las manos y pegaba sus labios en un beso brusco, desesperado y plagado de promesas indecorosas; Harry solo pudo hacer la primera cosa que se le ocurrió antes de perder por completo el control de sí mismo y dejarse guiar hacía en infierno de lujuria y perdición que Draco representaba.

Sacó como pudo la varita de su bolsillo y dijo la única cosa que se le ocurrió ese momento.

-¡Desmaius! – gritó desesperado apuntando temblorosamente al otro, el cual solo cayó como peso muerto encima de él.

-¿Qué demonios fue eso? – después de unos cuantos minutos para calmarse y salir del shock por lo que acababa de pasar, fue lo único que logró articular, mirando perdidamente los rubios mechones que aún seguían algo húmedos.

Y que de pronto, se le antojaron terriblemente tentadores de jalar.

-Eso, querido, fue lo más jodidamente caliente que había visto en mucho tiempo – al escuchar esto, Harry saltó como si de pronto cayera en cuenta de que aún se encontraba en el baño de los prefectos, con la entrometida de Mirtle mirándolos como la cosa más excitante del universo.

-Ni se te ocurra decir una palabra de esto, ¿entendiste Mirtle? – dijo seria y amenazantemente, mirando como la otra solamente se encogía de hombros y se dirigía hacía uno de los lavabos -Esto es algo que debe de quedarse solamente entre nosotros, Draco estaba drogado y no sabía lo que hacía. -Intentaba explicar de manera desesperada, mirando de manera preocupada al chico que aún se encontraba desmayado en el piso.

-No te preocupes, Harry, su secreto estará seguro conmigo- contestó la otra, lanzándole una mirada penetrante al otro y desapareciendo por la tubería de uno de los lavabos.

-No hay ningún secreto, joder- dijo frustrado, mientras se rascaba nerviosamente la cabeza y pensaba qué demonios hacer ahora.

Definitivamente agradecía no haberlo llevado a la enfermería, no quería ni pensar lo que pasaría si hubiera despertado en aquel lugar de esta manera. No, sin duda alguna eso hubiera sido un total desastre.

Ahora bien, no sabía a dónde llevarlo, no podían estar ahí toda la noche, sin embargo, definitivamente no podía dejarlo en las mazmorras, no es que desconfiara de Blaise, Theodore y Goyle para cuidar a Malfoy, pero carajo, no sabía si Draco volvería a despertar así, y por alguna razón que desconocía, no quería que se repitiera este evento con el idiota de Zabini. Se intentó convencer de que era simple preocupación de perderle la vista de encima.

Su dormitorio también quedaba totalmente descartado, definitivamente Ron pegaría el grito en el cielo.

Así que, desesperadamente, lanzó un hechizo para secarse ambos la ropa y volvió a tomarlo entre sus brazos mientras se ponía la capa de invisibilidad. Con un único destino en mente. La casa de Hagrid, si había alguien en quien confiara para ayudarle y que no haría un escándalo, era él.

Solo esperaba, de todo corazón, que cuando Draco despertara, el efecto de la pócima haya pasado.

Y quizás, con un poco de suerte, no recordara nada.

 

 

 

Notas finales:

Holaaaaa

Bueno, esto salió de una idea que tuve al recordar las clases de sexualidad jajaj

Este fic no será muy largo, como mucho otros cuatro capítulos más, sin embargo, tengo mucho material con la reacción de Draco al despertar y la nueva clase de sexualidad implementada en Howarts jajaja

Si lo estoy haciendo bien porfis háganmelo saber, la verdad llevo muchos meses sin escribir nada debido a que la universidad y en trabajo me quitan el alma xc y también si tienen alguna idea, no duden en dejármela saber, siempre me gusta agregar más cosas jeje

Sin más por el momento, me despido, hasta la siguiente semana.

Besos.

Ann.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).