Él era especial, no era un chico cualquiera. era el Shinobi número uno en sorprender a la gente, el heredero más fiel de la voluntad del fuego, el Salvador de la profecía, el próximo Hokage de la aldea escondida entre las hojas, él era Naruto Uzumaki.
Un fanático del ramen, conocido por toda la aldea, respetado por todos los shinobis, un Jounin de Elite de tan solo 19 años. Ahora mismo recostado en la cama de su pequeño apartamento, un poco atontado por las drogas que estaban en su sistema y siendo detenidamente escudriñado por el menor de los Uchihas. Frunció el ceño, se sentía vulnerable, débil e inútil al estar en esa condición, la última misión había sido un poco complicada y había terminado con un Naruto, magullado y con bastantes heridas, Sasuke había pensado mucho en la estupidez con la que el rubio actuaba, parecía que al momento de estar en batalla a Naruto se le olvidaba que era un humano y que podría resultar herido o pero aun muerto, este último pensamiento causo un escalofrió en la espina dorsal del azabache, quien sacudió la cabeza para alejar esas divagaciones.
Naruto trato de sentarse ya le dolía la espalda de estar tanto tiempo recostado habían pasado al menos tres días desde que regreso de la misión, Sasuke era el líder de esa misión por lo cual fue él el encargado de entregar el reporte y Naruto se escabullo a su departamento para que Sakura, Tsunade o Shizune no le obligaran a quedarse en el hospital. Un gruñido escapo de sus labios al forzar a su cuerpo a tomar una posisicon diferente.
- Espero que la próxima vez que decidas convertirte en un escudo humano recuerdes este dolor- dijo Sasuke por lo bajo mientras se acercaba al rubio y lo ayudaba a incorporarse.
- Por qué no te vas a comprar tomates, o a jurar venganza contra alguien y me dejas tranquilo espeto el rubio
- Claro, podría irme si tuviera la certeza de que cuidaras de ti….- Respondió Sasuke regresando a su silla y tomando el libro que descansaba en la mesa de noche del rubio
- Yo se cuidarme solo… siempre lo he hecho- el rubio inflo sus mejillas ofendido
- Es un milagro que hayas llegado a la adolescencia en una pieza… - Sasuke pensaba que, si Naruto no fuera un Jinchuriki y un miembro del clan Uzumaki probamente hubiese muerto de desnutrición en los primeros años de su vida, sin embargo, no era un tema que quisiera discutir con el menor.
- Cállate teme…Estoy cansando y no puedo dormir - el viento se coló por la ventana de la pequeña habitación revolviendo los rubios cabellos del portador del Kyubi quien al sentir la agradable brisa chocando contra su piel cerro los ojos y recargo su cabeza contra la cabecera. Sus facciones se empezaron a relajar, probablemente el analgésico que se había tomado un par de horas antes estaba llegando a su máximo efecto.
Sasuke lo observo silente, paciente y se llenó de su paz, de esa paz que lo había traído de vuelta, que le había regresado a su hermano antes de que pudiese hacer algo de lo que se arrepentiría toda la vida, de esa alma que había sanado a la suya.
El rubio agradecía estar en su pequeño y acogedor apartamento, poder tener su pijama puesto, no estar sometido a revisiones cada poco tiempo, en ocasiones Sakura y Tsunade exageraban. Él sabía cuidarse solo quien mejor que el para conocer lo que su cuerpo necesitaba? Sonrió de medio lado. Escucho a Sasuke pararse y dirigirse a la cocina, después de un rato un delicioso olor a ramen inundo la habitación, Sasuke entro con dos tazones humeantes de ramen de cerdo, y te. Los ojos del rubio brillaron, ambos Shinobis comieron en silencio, por que como Sabines decía “las mejores palabras de amor, están entre dos personas que no se dicen nada…” retiro los platos y empezó a llenar la tina con sumo cuidado y mucha dirigencia ayudo al rubio a entrar en ella y detrás del rubio entro el azabache.
- Yo sé cómo cuidar de ti. Te voy a ayudar a dormir Dijo el Uchiha mientras tallaba con una delicadeza conocida únicamente por el Uzumaki el trigueño pecho, Naruto estaba de espalda al Uchiha recostado en el azabache dejándose consentir, porque en esos brazos había aprendido a ser amado, a ser mimado y consentido como nunca lo había sido. Y aunque el moreno no era meloso en las palabras, era sumamente tierno en sus caricias cuando el rubio lo requería, porque ahí dentro de ese apartamento, detrás de esa puerta el rebelde y voluntarioso Naruto de tornaba dulce y dócil bajaba sus defensas y se dejaba apapachar porque lo que Sasuke hacia ahora mismo no era solo limpiar y alimentar su cuerpo, lo estaba acariciando con su alma. – Primero hay que darte ramen, eso mejora tu humor y recuperas energía…, después hay que lavarte con agua tibia y con mucha calma para que te relajes… pero la mejor parte…- el azabache empezó a besar el cuello del kitsune el cual respondió a las caricias, se giró para quedar frente a su mejor amigo, los ojos de ambos brillaban, no solo por lujuria, brillaban de amor… te ayudare a salir
Los besos empezaron tiernos, pero se volvieron salvajes, lenguas danzando, carias por aquí suspiros por allá… el rubio estaba a en cuatro sumiso con la cara perdida en las almohadas, tenía dentro tres dedos que se movían y dilataban la entrada, salían y entraban preparando el terreno, rozaban es ese punto que lo enloquecía y el gemía y pedía más, Sasuke mordía el tostado glúteo lo besaba y la legua recorría las vértebras del menor la cadera del rubio tenía un cardenal enorme y morado Sasuke la apretó, la mezcla del dolor y el placer volvía loco al rubio, finamente se posiciono entre las montañas del rubio y de una sola estocada lo penetro, fuerte, duro implacable y profundo y Naruto se perdió, sus ojos se cerraron con fuerza, su espalda se arqueo y todos sus sentidos de sumergieron en el placer, el pacer de estar debajo de Sasuke, de recibirlo en sus entrañas de estar sumiso de ceder el control de entregarse en cuerpo y alma, las estocadas empezaron a aumentar de velocidad, los dedos de Sasuke se aferraban a las caderas del rubio como si en eso se le fuese la vida, su cabeza hacia atrás, el sudor perlando su pálida piel, el sonido de Naruto jadeante y el clímax total espaciándose dentro del rubio Naruto se desplomo, Sasuke salió con cuidado, beso la espalda, acaricio las hebras rubias y se dirigió al baño para limpiarse y limpiar al rubio….
Se recostó junto al rubio…lo miro con esos ojos que preguntaban si necesitaba algo. El menor solo atino a acurrucarse en él.
- Y al final tienes que cogerte muy fuerte a tu dobe para que se pueda dormir… - Naruto no alcanzo a escuchar esto estaba en los brazos de Morfeo ahora. Pudo simplemente usar su Sharingan y sacar del juego al rubio, pero eso no era tan placentero.