Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

I Need You por Kaiku_kun

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Continuación a muy larga duración de la obra "Cristal", también en mi perfil.

Notas del capitulo:

Basado en esta canción: I Need You, de América.

Un día decidí que no podíamos hablar más. No hacíamos más que tirarnos ácido la una a la otra. Faltó poco para insultarnos a la cara. Yo estaba enfadada, furiosa, pero sabía que era parte del proceso. Mi mente sólo recuperaba cualquier detalle que me hubiera resultado desagradable para amplificarlo y convertirlo en un motivo sólido. Y tú… tú tenías otros problemas.

Es chocante darme cuenta que en ese momento, el pasado enero, no me costó decidir que no podía hablar contigo. Te lo había venido advirtiendo progresivamente, pero no te lo creías o pensabas que aquello era cuestión de un par de meses. Ojalá fuera tan sencillo todo.

Pasé unos meses vitales para mi vida (al contrario que la última vez, que de nada sirvió) y pude sanear un poco nuestra relación. Yo me estaba convirtiendo en otra persona. Estaba dejando salir mi auténtico yo. Estaba floreciendo. Y, cosas que pasan, volvimos a hablar al cabo de solo ocho meses. «Demasiado temprano», me repetía todos los días de mi vida. Pero simplemente no podía desaparecer de nuevo. Mis instintos me lo impedían. Esta flor necesita a la lluvia. Tú eres esa lluvia.

Me hace gracia releerme el último escrito que te dediqué, Cristal. Era tan inocente. Era tan frágil. Era tan insegura. Te trataba como eso, como cristal, como si cualquier cosa fuera a romperte. Teníamos una barrera entre los dos que impedía cualquier clase de relación sana.

Cuando volvimos a hablar, ese cristal no estaba. En su lugar, había un muro. No era de indiferencia, ni de enojo. Era de ansiedad. Tomando el camino correcto, había eliminado el amor tóxico que sentía, pero no lo que lo había causado. Ese maldito muro de ansiedad. Cuando hablamos la primera vez sobre nosotras, sobre lo que estábamos intentando dejar atrás, pude sentir el muro. Tú, conmigo, en el fondo, estabas como siempre. Me seguías queriendo a tu particular manera. ¿Y yo? Yo seguía necesitándote. Quizás ya no tanto.

Este muro separa dos habitaciones. Puedo oírte hablar de lo mal que lo estás pasando, y ese muro no existe. Puedo oírte decirme que estoy preciosa con mi nuevo vestido, y el muro aparece. Estamos espalda contra espalda sin saberlo, hablándonos, diciéndonos cosas bonitas, cosas que antes habría rogado y rezado por oír y leer, ¡te lo juro! Y ahora, cuando recibo el cumplido o te pones dulce, el muro se hace más patente que nunca. Mi corazón se pelea a puñetazo limpio con el muro de ansiedad, y este último siempre gana. Quiero dejarme querer igual que cedo cuando alguien más me tira un cumplido adorable, pero esa pequeña chispa de sentirme querida aparece un instante, y luego el muro la aplasta, recordándome que no puede ser de ti de quien lo reciba. No aún. Porque aún te necesito.

Estando espalda contra espalda puedo ver el otro lado de esa habitación. Una puerta abierta con todas las vivencias en las que no te necesitaría ni estarías presente. Podría ser libre. Podría escoger no hablarte por el resto de mi vida, curarme por completo, dejarlo todo atrás. Eso es lo que podría hacer. Es lo que debería hacer.

Luego, tus palabras me hacen mirar de nuevo ese muro, de forma objetiva, de forma lógica. De mil formas me has dicho que me quieres. Adoro cada instante de ello, porque sé que es como ver una estrella fugaz: tan raro, tan rápido, tan fácil de esperar una lluvia de estrellas, tan imposible de que suceda de nuevo en el mismo instante. Y me lo recuerdas de otras mil formas. Me lo recuerdas riéndote cuando estás pasando por el peor momento de tu vida. Me lo recuerdas cuando reaccionas a alguna imagen adorable que te paso. Me lo recuerdas cuando me dices que quieres abrazarme. Y yo miro ese muro preguntándome si habrá una forma de derribarlo, tomarte de la mano y salir por mi puerta abierta.

Luego me recuerdo que tú también estás recostada, mirando otra puerta abierta. Es tu vida, esperando que la tomes por los cuernos. Me solía enfadar mucho cuando lo dejabas pasar sin más, me parecía increíble que no aprovecharas tus oportunidades. Solía empujarte para que tomaras esa salida, aunque eso me provocara ansiedad. Me alegra darme cuenta de que poco a poco miras esa puerta y tomas acción para llegar hasta ella. Pocas veces tengo miedo de que lo que haya detrás de esa puerta no me incluya. Sé que me incluye.

Por eso sé que tengo que derribar este muro. Mi entorno me dice muchas cosas a la vez: que sólo hay esas dos puertas, nada más; que entre los ladrillos de este muro invisible se encuentra una puerta secreta que podré abrir y por fin nos unirá de verdad, sin ansiedad, sin excesos; que estas dos habitaciones no existen, y debería olvidarme de todo esto sin mirar atrás.

Quiero creer que podré derribar ese muro y podré quererte como mereces, como a ti te guste. Quiero creer que seguirás sintiendo por mí todo lo que sientes durante toda tu vida, y que sea el año que sea, cuando te vea, te lanzarás a mis brazos y me harás levantarte a pulso por la alegría de cada reencuentro. Quiero creerlo porque te necesito.

Por eso, vuelvo a mirar esa puerta que tengo delante. Siento el muro en mi espalda y tus palabras ahogadas al otro lado, empujándome a tomar esa salida. ¿Cómo podría ser capaz de dejarte atrás de nuevo? ¿Cómo no podría compartir esta parte tan emocionante de mi vida contigo? ¿Cómo podría limitar tu presencia cuando todo lo que quiero es que estés allí? Me echo a llorar sin razón sólo de pensar que puedas perderte lo que deseo que veas todos los días. Y también deseo ver cómo tú haces tu camino a tu manera, con todo mi apoyo, en lugar de desaparecer. Lloro porque te necesito.

Y por eso, pronto saldré esa puerta. No quiero que estemos separadas por un muro. No quiero tener que escuchar una sola palabra dulce más teniendo que aguzar el oído de mi corazón para sentirlo como es debido. No quiero estar espalda contra espalda sin poder mirarnos a los ojos. No quiero necesitarte.

Saldré por esa puerta y dejaré de necesitarte de una vez por todas. Así, un día, a su debido tiempo, podré encontrarte fuera de tu habitación y podré quererte como siempre te has merecido y sonreiremos como nunca, juntas.

FIN


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).