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Quédate conmigo por nofynoky

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Notas del capitulo:

 

Hace mil años que no escribía así que espero que les guste de verdad! 

Porque nunca es suficiente de Naruto, no importa cuánto tiempo pase!

Gaara se encontraba de visita en la aldea de Konoha, decidió ir a pasear por el bosque de los alrededores. Shikadai y Shinki se habían quedado con Shikamaru mientras se ponía al día con Temari.

- Es increíble cómo el tiempo vuela, Gaara. Si me hubieras preguntado unos años atrás, jamás te habría imaginado siendo padre y tío. 

- A decir verdad, yo tampoco. 

Una brisa suave agitó sus ropas.

- Lo que no me sorprende es que sigas soltero, después de todo sólo hay una persona ue podría haber llenado ese hueco.

Temari lo miró de reojo mientras decía aquello, sus palabras flotaron sin encontrar una respuesta por parte del chico, en cambio prefirió cambiar el tema.

- Es agradable vivir aquí en la Hoja, es tan distinto del desierto de Suna.

- Es cierto, aunque a veces lo extraño. Especialmente a mi hermanito menor. - Dijo Temari revolviendo los cabellos rojos de Gaara.

- Basta Temari, no me trates como a un niño.

- ¿Acaso te avergüenzas de que tu hermana mayor te de mimos? - Rió juguetona, Gaara sólo rodó los ojos y siguió caminando entre las sombras de los árboles.

- ¿Has visto a...? - Gaara no terminó la frase, inseguro de terminar una pregunta que le rondaba desde antes de llegar a Konoha.

- ¿Te refieres a Naruto? - Temari terminó sin problemas lo que su hermano no se atrevía a decir en voz alta.

- ¿Cómo supiste que iba a preguntar por él?

- Gaara, eres muy predecible, no puedes escaparte de mí, te conozco mejor que nadie.

Un leve sonrojo le subió a las mejillas, no quería admitirlo, pero ese rubio estaba en cada uno de sus pensamientos, incluso estando en la aldea de la Arena.

- Naruto está bien, Shikamaru está convencido de que pronto lo harán Hokage.

- Después de convertirse en el héroe que es, me sorprende que aún haya quien lo dude.

Gaara dijo con genuina sorpresa.

- ¡Eso sí que es un halago, dattebayo! - La alegre voz que tan conocida se le hacía le llegó desde atrás, ambos hermanos se detuvieron en seco, los había tomado por sorpresa. Normalmente nadie los tomaba por sorpresa, pero era Naruto de quien estábamos hablando.

Gaara se volteó casi al instante, con las mejillas a juego con su pelo, quería saludar, pero la voz no le salía. Temari salió al rescate de su hermano menor, adivinando los sentimientos que lo invadían y lo habían dejado sin habla.

- ¡Naruto! Te ves bien, tan entusiasta como siempre.

- Gracias Temari, tú también te ves muy bien, espero que Shikamaru te esté tratando como mereces, si se vuelve demasiado perezoso sólo dime y yo haré que entre en razón. - Dijo levantando su puño y dejando muy en claro que si su amigo no se comportaba a la altura, él se haría cargo de removerle los sesos.

Temari rió a carcajadas con lo enérgico que era Naruto.

- No te preocupes, Naruto, Shikamaru sabe muy bien que la aldea de la arena no se anda con cuentos. - Dijo Temari haciendo alusión a su abanico de viento.

Naruto rió por lo bajo, las kunoichi que lo rodeaban podían ser aterradoras cuando se enojaban.

- Bien, supongo que no necesitas de mi ayuda.

Temari miró a Gaara de reojo, era inusual verlo tan callado.

- ¡Oh, acabo de recordar que tengo que hacer algo muy importante y urgente! - Exclamó como si de pronto hubiera surgido una emergencia.

- Pero si hoy es tu día libre - dijo Gaara sospechando de la repentina urgencia de la rubia.

Temari le envió una mirada asesina, en su fuero interno se imaginaba sarandeando a Gaara por su incapacidad para leer entre líneas. ¿Cómo es que no aprovechaba la oportunidad? Naruto nunca andaba solo, desde que se había convertido en héroe de guerra era muy popular.

- No me contradigas Gaara, si digo que debo irme, es porque debo irme. Naruto te encargo a Gaara, no quiero que en su primer día en la aldea ande vagando solo por ahí. Nos vemos.

Dicho esto no tardó en desaparecer, dejando a los dos chicos solos en medio del bosque.

- Bien, parece que es tu día de suerte porque también tengo libre. - Le dijo el rubio con una sonrisa de oreja a oreja. - ¿A dónde quieres ir primero?

- La verdad es que sólo venía a caminar por el bosque, es tan distinto de la aldea de la arena que siempre me siento cautivado por el paisaje de tu aldea.

Naruto sonrió orgulloso por el halago a sus tierras.

- Tengo una idea, te va a encantar, estoy seguro, dattebayo!

Rápidamente Naruto lo tomó de una de sus mangas tirando para que el pelirrojo lo siguiera.

Gaara se sorprendió por el inesperado trato de confianza, por más que pasaba el tiempo siendo amigo de Naruto, aún no lograba acostumbrarse del todo a lo confiado y cercano que se comportaba a su alrededor. Por más que se había encargado de limpiar su imagen, seguía siendo respetado, incluso temido, y al ser el Kazekage la gente siempre mantenía cierta distancia y un aire ceremonioso cuando estaba él. Sin embargo el rubio nunca había sido así y eso le alegraba mucho.

Siguió a Naruto hasta que llegaron a una hermosa cascada que se encontraba escondida entre los árboles y una bella quebrada.

- Definitivamente no es como en la aldea de la arena. 

Gaara estaba boquiabierto, aquella abundancia de agua era imposible de encontrar en el desierto donde sólo había kilómetros y kilómetros de arena y de un sol implacable. 

Naruto rió y con el pecho hinchado de orgullo exclamó.

- ¡No hay lugar como konohagakure'Tebbayo!

Gaara notó que los ojos de Naruto hacían juego con el agua detrás suyo, su sonrisa resplandecía a la luz del sol y sus cabellos rubios parecían refulgir.

De pronto Naruto comenzó a quitarse la ropa, partiendo por la chaqueta, dejando al descubierto la malla ninja que casi todos usaban como primera capa, Gaara abrió los ojos de par en par, eso sí que lo tomaba por sorpresa. 

- Espera, Naruto ¿qué haces?

Naruto lo miró con sorpresa inocente, mientras se quitaba también la malla y los pantalones, dejando al descubierto su piel bronceada con músculos tonificados que evidenciaban el duro entrenamiento del chico.

De pronto una oleada de calor invadió a Gaara, su mente no estaba preparada para esa clase de estímulos.

- Es obvio que me quito la ropa, tú deberías hacer lo mismo Gaara.

- ¡¿Qué?! - Gaara estaba confundido, era la primera vez que alguien le decía que se quitara la ropa y para colmo, ese alguien tenía que ser el rubio de sus mayores fantasías, esto ya era demasiado.

- ¡Vamos, no seas tímido! ¿Acaso te da vergüenza ser un paliducho? 

- ¿Paliducho dices? - Ese maldito rubio lo subía y lo bajaba como si fuera una montaña rusa, un segundo estaba con los nervios hasta más no poder y al siguiente se sentía más deprimido que nunca.

- Es broma, sólo tienes que dejarte llevar, esto no lo encontrarás en la aldea de la Arena. - Dijo sonriendo como siempre.

Gaara lo miró con recelo, no estaba seguro de qué rayos estaba hablando, lo miró de arriba a bajo apreciando su contorneado cuerpo insufrible y asintió.

- Definitivamente no encontraré algo como esto en la aldea de la arena. - "seguro no podría encontrar a nadie como tú en ningún país o aldea escondida" pensó para sí.

Antes de lo que canta un gallo, Naruto ya se había lanzado un piquero fantástico a la enorme posa de agua, de pronto toda la conversación anterior cobró sentido.

Gaara se burló en silencio de sus propios pensamientos inadecuados, se dio unas palmaditas en la cara para despavilar y decidió deshacerse de todos sus tapujos y lanzarse al agua con Naruto.

Dejó su ropa doblada pulcramente a un costado y se lanzó, la adrenalina del salto hizo que su corazón bombeara a toda marcha y que la arena que lo acompañaba siseara por sobre ellos.

- Wow, eso sí que fue un gran salto! - Dijo el rubio una vez que salió a la superficie, el agua no estaba tan fría como había esperado, pero lo había refrescado como nunca.

- ¡Es increíble! ¡Naruto me encanta este lugar! 

El chico rio a carcajadas, era totalmente inusual ver a Gaara así de feliz.

- Nunca te había visto tan entusiasmado Gaara.

- ¡No te burles del kazekage, zorro! - Sin esperar respuesta le lanzó un montón de agua de un manotazo, cosa que lo hizo callar de inmediato.

- No me subestimes Sabaku, puedo cortar la caída de una cascada con mi chakra si así lo quiero.

- Te has vuelto todo un engreído. - Gaara puso su mirada más petulante y lo observó satisfecho de sí mismo.

- Ya te gustaría, sin cejas.

Ambos rieron al unísono, no les salía muy bien eso de pelear entre sí.

- Parece como si hubiera sido un mal sueño - Dijo Gaara distraído mientras miraba las nubes blancas que pasaban por sobre sus cabezas. Naruto nadó más cerca de él y Gaara no pudo evitar sonrojarse.

- ¿A qué te refieres? - Preguntó Naruto con preocupación.

- Ya sabes, a cuando nos conocimos y yo sólo era un asesino sin sentimientos.

Naruto lo miró serio unos instantes.

- Eso no es cierto y lo sabes.

- No estoy seguro, a veces aún tengo pesadillas con mi yo del pasado.

- Sólo es tu mente jugándote malas pasadas.

- ¿Tanta confianza me tienes?

El rubio lo miró a los ojos tan intensamente que Gaara tuvo que hacerse una nota mental para no olvidar respirar. Los ojos de Gaara realmente eran muy hermosos, tenían un tono verde claro envidiable, enmarcados por ese negro oscuro que los volvían aún más penetrantes, Naruto tragó fuerte.

Se centró unos segundos en el tatuaje rojo en su frente con el signo "Ai" (amor), era el único chico que noconía con un tatuaje, en el fondo sabía que era una cicatriz, pero estaba tan bien hecha que parecía haber sido hecha con tinta y una buena mano.

Naruto se hundió por sobre la nariz, soltando burbujas bajo el agua, por alguna razón se había sonrojado.

Sin previo aviso, el rubio nadó hasta la orilla y con algo de esfuerzo subió la roca más cercana, Gaara lo observó con curiosidad y lo siguió.

Naruto se inclinó por sobre la roca y le tendió la mano, Gaara agradeció el gesto y la tomó. Con un agarre firme lo sacó del agua y lo levantó hasta quedar a la misma altura, sin embargo Naruto había puesto más fuerza de la necesario y trastabilló hasta caer de espaldas, arrastrando a su pelirrojo amigo.

Naruto arrugó la nariz del dolor, Gaara quedó encima del chico sólo a unos centímetros de su rostro, estaba paralizado, no podía moverse y estaba seguro de que ahora su cara era del mismo color que su pelo.

Naruto abrió los ojos y se encontró con un Gaara petrificado y mortificado encima suyo, le pareció chistosamente adorable y se empezó a reír a carcajadas.

- Gaara ¿estás bien? - El rubio logró contener su risa, nunca lo había visto tan avergonzado en su vida, ni siquiera obtuvo una respuesta, sólo balbuceos inentendibles. 

El corazón de Gaara estaba a mil por hora y sentía que en cualquier momento se desmayaba o le daba algo. Escuchó la voz de Naruto preguntándole algo, pero sus neuronnas se negaban a trabajar, estaban semidesnudos a una distancia que jamás había compartido con nadie hasta el momento.

Intentó decir algo, pero ni su título de Kazekage lo iba a ayudar a formar un simple "bien".

Estaba embelesado, nervioso y atontado, el chico que lo había sanado, que le había devuelto la alegría a su vida, con el que había luchado codo a codo en la guerra ninja, el primero a quien vio luego de volver de la muerte, él lo había rescatado y sin embargo ahí estaba, a dos centímetros de su nariz.

Naruto suavizó su expresión, de pronto cayó en la cuenta de que se encontraban en una posición bastante comprometedora y desvió la mirada hacia un costado, en un intento frustrado de ocultar el sonrojo en sus mejillas.

Se veía más lindo de lo normal, con sus ojos celestes y sus marquitas en las mejillas, con el pelo mojado aún y el torso desnudo, parecía sacado de un sueño.

- N-Naruto. - Gaara logró articular las palabras, pero sentía como si sus piernas le temblaran al igual que sus brazos, no se atrevía a mover ni un músculo.

- ¿Qué sucede Gaara?

Naruto volvió a unir sus miradas, Gaara tragó fuertemente, a decir verdad no tenía idea de lo que quería decirle.

- ¿Quieres a Sasuke?

La pregunta los sorprendió a ambos, Gaara se recriminó mentalmente mil veces por ser tan estúpido, ¿a qué venía aquello? ¡ni siquiera lo había pensado!

- ¡Claro que lo quiero Dattebayo! 

Gaara no pudo evitar decepcionarse, era una pregunta estúpida en tantos sentidos, era obvio que Naruto amaba a Sasuke. Nadie lo dudaba, lo había esperado tres años y soportado decepción tras decepción sin nunca dar paso atrás, lo había perseguido incluso contra su voluntad, lo había protegido y logrado lo impensable, traerlo de vuelta.

Naruto pensó un momento en su respuesta y en la pregunta de Gaara, no estaba seguro de cómo interpretarla, además estaba empleando todo su esfuerzo en concentrarse, después de todo el chico de ojos verdes se encontraba encima suyo, piel con piel.

- Definitivamente quiero a Sasuke, él fue el primer lazo que formé en la vida, es mi mejor amigo, hasta fue mi primer beso. - El recuerdo hizo reír nostálgicamente al rubio que seguía relatando sus sentimientos hacia el Uchiha sin darse cuenta de que cada palabra era como un cuchillo en el pecho de Gaara.

El pelirrojo entendía la magnitud de sus palabras, el primer lazo que había formado era con Naruto y desde entonces no había podido dejar de pensar en él. No tenía idea de que ya se habían besado, eso dolió más de lo que esperaba, de alguna forma sabía lo importante que era Sasuke para Naruto, pero oírlo de su propia fuente era otra cosa.

- Sasuke es una persona difícil, a pesar de todo lo ocurrido y de que volvió a konoha, tenemos una conexión especial que jamás podrá ser derribada, nuestra amistad fue puesta a prueba más allá de los límites y aún así no pudo quebrarse. La relación que tengo con Sasuke es especial.

Bien, Gaara estaba listo para declarar su corazón como oficialmente roto.

- Ya veo, no esperaba otra cosa. - Respondió desganado y con la mirada clavada en el suelo.

Naruto notó el cambio de humor en el chico, siempre había sido torpe identificando sentimientos, pero hasta un torpe como él era capaz de ver la tristeza marcada en su expresión, de alguna forma sus ojos aguamarina se habían vuelto aguados.

- Sin embargo... - Se detuvo unos segundos antes de continuar, necesitaba encontrar las palabras adecuadas para plasmar lo que realmente sentía, nunca antes le habían preguntado tan directamente aquello y nunca se había visto en la necesidad de aclarar sus sentimientos de esa manera. No obstante, estaba convencido de que el momento lo requería.

- No te preocupes Naruto, creo que lo he entendido bien, yo también tengo a alguien así.

La última declaración lo tomó por sorpresa y le dio un vuelco en el corazón, se quedó sin palabras intentando analizar lo que Gaara le había dicho. ¿Tenía a alguien así? ¿Así de especial? ¿O más especial?

Gaara reunió las fuerzas para levantarse y así lo hizo, Naruto clavó sus orbes azules en el chico, extrañando el tacto perdido, sintiendo el viento enfriar sus poros donde antes estaba la tibieza de Gaara, quizo tomarlo de la mano y tirarlo hacia sí de nuevo, pero no se movió.

Quiso decir algo, pero Gaara ya le había dado la espalda y caminaba hacia donde habían dejado sus ropas. Naruto se levantó de un salto y caminó detrás de Gaara con el estómago hecho un nudo apretado, no estab seguro de qué había salido mal, pero no se sentía para nada bien y por el aspecto de Gaara, él tampoco.

El joven kazekage tomó sus ropas impolutas y rápidamente se vistió, Naruto lo miró con el ceño fruncido, no sabía en qué las había cagado y mucho menos sabía cómo arreglarlo.

- Lo que quería decir en realidad es que... - En seguida fue interrumpido por el pelirrojo.

- No hace falta que lo expliques más Naruto, está bien, no te juzgo. Tengo que ir a arreglar unos asuntos con Temari, fue un buen paseo, muchas gracias.

Sin decir más, la arena se arremolinó a su alrededor levantándolo y llevándoselo lejos a toda velocidad, Naruto no alcanzó ni a despedirse.

Con desgano se colocó los pantalones y se sentó apoyando su barbilla sobre las rodillas, se sentía frustrado.

- Oi, usuratonkachi.

La voz de Sasuke le hizo dar un respingo.

- ¡Sasuke! ¿Qué haces aquí?

- La pregunta es qué haces tú aquí.

- Pues estaba... - Su expresión se ensombreció al recordar lo sucedido, ni siquiera sabía cómo explicarlo.

- Vaya que eres Dobe ¿Qué esperabas? Casi le confesaste tu amor por mí después de haberle dado alas.

- ¿De qué estás hablando? - Hizo una pausa mientras inclinaba su cabeza hacia el lado intentando que sus neuronas se juntaran e hicieran sinapsis. - Acaso... ¿Estabas observándonos?

- No lo digas como si fuera un acosador Usuratonkachi. No es mi culpa habérmelos topado en el bosque tan despreocupadamente. 

- ¡Sasuke Teme! No deberías espiar a la gente. - Dijo el rubio enfurruñado.

- ¿Sabes qué? Mierda, no importa. Esta discusión no tiene sentido, ya te dije que no lo hice adrede, lo importante ahora es que eres un Dobe demasiado idiota como para darte cuenta por ti mismo.

- ¡No soy idiota!

Sasuke estaba a punto de perder la paciencia, si no lo conociera desde siempre, pensaría que le estaba tomando el pelo.

- ¿Te das cuenta de que le acabas de romper el corazón a Gaara y lo dejaste marchar quién sabe dónde por estar discutiendo aquí conmigo?

- ¿Romperle el corazón? ¿De qué estás hablando?

- ¡USURATONKACHI!

- ¡No me grites!

- ¡Tú eres el que está gritando Dobe! - Sasuke se llevó la mano a la sien intentando apaciguar el dolor de cabeza que su amigo le provocaba. - Sólo vete tras él Naruto. Si te preocupa, ve por él.

Naruto iba a replicar algo de vuelta, pero de pronto se dio cuenta de que en realidad no era el momento y decidió tragarse su orgullo y perseguir a Gaara.

Mientras saltaba entre las ramas de los árboles repasó cada palabra dicha, definitivamente había un malentendido, Gaara no le había dejado terminar la idea, aunque tenía buenas razones para hacerlo.

Rápidamente llegó a la casa de Shikamaru y se encontró a Temari barriendo la entrada.

- Hola Temari, he venido a buscar a Gaara.

- Hola de nuevo Naruto. ¿Discutieron?

- Algo así.

- Vaya, eso debe haber sido. - Respondió distraída.

- ¿Puedo entrar a hablar con él?

- Lo siento Naruto, acaba de marcharse de vuelta a la aldea de la Arena, iba a quedarse más tiempo, pero...

- ¡Gracias Temari-San!

Sin dejarla terminar la frase, Naruto ya había tomado rumbo.

- No puede ser, siempre tan atolondrado. - Suspiró la chica mirando cómo las hojas que había juntado en un montón se habían volado nuevamente, esparciéndose por toda la entrada.

- Realmente espero que logre solucionar lo que sea que haya hecho. 

- ¡Shikamaru! Estabas aquí. - exclamó sorprendida. Shikamaru sonrió y con las manos en los bolsillos se colocó a su lado.

- Qué problemático. Ese Naruto siempre está ocasionando problemas, espero que tu hermano no se lo tome a mal. - Dijo el ninja mirando hacia donde había ido Naruto. De reojo miró la cara de preocupación de Temari y sin previo aviso la tomó de la cintura y la atrajo hacia sí para darle un dulce beso en los labios.

- No te preocupes tanto, todo se solucionará.

- Wow, te has vuelto un romántico, no es que me moleste, ya sabes.

Ambos rieron coquetamente.

- Debiésemos aprovechar que tu hermano se tardará solucionando los problemas con Naruto y que Shinki y Shikadai salieron.

- ¿Es eso una propuesta indecente?

- Lo es sólo si aceptas.

Temari levantó una ceja inquisidora que la hacía ver muy sexy, Shikamaru no esperó un sí por respuesta y de un solo movimiento la levantó en brazos para llevarla dentro, Temari rio y se dejó llevar.

Mientras tanto, Naruto iba a toda velocidad para alcanzar al escurridizo de Gaara. Estaba comenzando a dudar que hubiera tomado ese camino cuando divisó su pelo rojo resplandeciente bajo el sol.

Estaba agotado de correr y para colmo, parecía que la arena sólo aumentaba su velocidad.

- No me dejas más opción Gaara. ¡Modo Sennin activado!

Sus ojos se tornaron naranjos y en tres grandes saltos alcanzó la nube de arena que transportaba a Gaara.

- ¡Mierda! - Fue todo lo que alcanzó a decir antes de darse cuenta de que había exagerado un poco con la fuerza del salto y casi provoca que ambos cayeran al vacío.

La arena no tardó en proteger a su usuario y estuvo a punto de convertirlo en un cuerpo espín de arena, si no fuera porque Gaara logró detener el contraataque a tiempo, habría sido una historia trágica.

- ¡Naruto! ¿Qué haces aquí? Casi nos matas.

Gaara le dedicó una mirada asesina, Naruto se sobó la espalda baja, ya era segunda vez en el día que se golpeaba.

- Lo siento Gaara, pero no podía dejar que te fueras así. ¿Podemos bajar a hablar?

Gaara lo miró con recelo unos segundos, pero terminó por sucumbir ante esos ojos suplicantes. Sin decir palabra disminuyó la velocidad de la arena y descendió.

- Naruto debo volver a la Aldea de la Arena, no te lo tomes personal.

- ¿Que no me lo tome personal? ¡Pero si estás libre! Tú mismo me lo dijiste, Temari me lo confirmó. De pronto estábamos bien y de la nada vas y te disgustas tanto como para irte de Konoha.

- ¿De la nada dices? - Gaara bufó molesto, le sacaba de sus casillas que el rubio insinuara que era un exagerado irracional, pero tampoco se iba a rebajar qué era lo que lo había molestado realmente.

- Cuando te fuiste, Sasuke me dijo que... - No había terminado la frase cuando Gaara lo interrumpió, no había podido evitar fruncir el ceño al escuchar de nuevo ese nombre.

- ¿Sasuke? ¿No podías haber esperado para ir corriendo a contarle todo a tu amado Sasuke?

- ¿Amado Sasuke? - Naruto hizo una extraña mueca al repetir esas palabras, sonaban simplemente fuera de lugar. - Gaara ¿Estás celoso de Sasuke?

Gaara lo miró con una mezcla de rabia y dolor, no era posible que llegaran a ese punto de la conversación.

- Naruto debo irme, agradezco tus buenas intenciones, pero en serio debo irme. 

La arena siseó y revoloteó a su alrededor comenzando a formar su transporte, pero Naruto entró en desesperación, las había cagado por segunda vez sin darse cuenta.

- ¡Gaara espera!

- ¿Qué quieres Naruto? En serio eres insufrible.

El rubio se sintió profundamente dolido, era la primera vez que Gaara lo trataba así desde que se habían hecho amigos años atrás. Gaara siempre era respetuoso, algo callado, pero siempre tenía algo bueno para decirle. Naruto estaba seguro de que si lo dejaba ir sin arreglar las cosas, habría algo que se quebraría para siempre entre ellos y no estaba dispuesto a sosportar algo así.

- Gaara yo... - Las palabras no le salían, ni siquiera sabía lo que iba a decir.

- Dilo de una vez. - Gaara no sólo estaba perdiendo la paciencia, sino que también estaba a punto de quebrarse y eso no podía sucederle, no en frente de Naruto.

- ¡¿Qué es lo que te pasa?! Vine a buscarte porque no quiero que estés... lo que sea que estés ahora! No me gusta.

- Pues qué pena que no te guste Naruto, a veces suceden cosas que no nos gustan y debemos lidiar con eso.

Naruto estaba frustrado, no era bueno con las palabras, no sabía qué era todo ese torbellino de sentimientos atorados en su pecho, quería sacudir a Gaara hasta hacerlo entrar en razón. De algún modo había funcionado con Sasuke, habían peleado hasta la extenuación antes de entenderse y que Sasuke decidiera volver.

- Ya madura Naruto, si no tenías nada importante qué decirme entonces me voy.

Naruto sintió la sangre hervir por sus venas, no quería perder el control, pero Gaara estaba siendo más terco y déspota que nunca.

De pronto lo agarró del cuello de su camisa, lo levantó ligeramente atrayéndolo hacia sí hasta quedar más cerca incluso de lo que habían estado en la cascada, pero ninguno se sintió disminuído. El ambiente era tan tenso que podría haberse cortado con un cuchillo, los ojos de Naruto se volvieron carmesí, felinos.

Gaara lo miró en silencio, desafiante, no le tenía miedo al Jinchuriki del Kyuubi, aunque debería.

- No me digas que madure cuando eres tú el que se va enojado sin ninguna razón, ni siquiera me dejaste terminar.

La arena fluía casi histérica al rededor de los dos, contrariada por querer proteger a su usuario a la vez que obedecía la voluntad del mismo, de mantenerse alejada.

- ¿Qué harás Naruto? ¿Golpearme hasta que sucumba ante ti y vuelva a la Hoja como si nada? Lo siento, pero no soy Sasuke.

- ¡Nunca te pedí que fueras Sasuke! - Los colmillos de zorro sobresalían amenazantes.

El chico de pelo rojo estaba más que cabreado, herido, no podía fingir que no lo estaba y sólo quería irse. 

- Nunca entiendes nada Naruto.

- ¿Eso es todo lo que vas a decirme? 

- ¿Si te contesto porqué me enojé me soltarás? 

- ¡Sí! ¡No! ¡No lo sé!

Naruto estaba confundido, quería saber, pero no lo quería dejar ir así sin más.

- ¿Entonces qué quieres?

La mirada de Naruto se suavizó, sus ojos volvieron al azul de siempre, pero su agarre no cedía. A Gaara le partía el corazón ver tanta tristeza en su mirada, le creía que no sabía lo que quería, sin embargo no podía dejarse a sí mismo de lado, ya lo había hecho muchas veces antes. 

- Naruto.

Su voz era extrañamente suave, al escuchar su nombre subió la mirada hasta encontrarse con los ojos verdes tan conocidos. Se miraron largo rato, ahí es donde quería estar, en ese instante quería quedarse por siempre, pero ambos sabían que no era posible.

Una lágrima brotó de sus ojos, no se había dado cuenta hasta que una gota tras otra comenzó a caer sobre su puño cerrado alrededor de la ropa de Gaara. 

- Naruto, tranquilízate. No es tu culpa.

Gaara extendió una mano hasta la mejilla del chico, enjugó una de las lágrimas y acarició suavemente las tres marquitas sobre su mejilla.

- ¿Cómo no va a ser mi culpa? Después de todo lo que hemos pasado, prometí ser tu amigo, no quiero dañarte y siento que ya lo he hecho. Aún recuerdo cuando me dijiste que "Si el amor es solo una palabra, entonces ¿por qué duele tanto si te das cuenta de que no lo encuentras por ningún lugar?" Yo quería demostrarte que el amor es mucho más que una palabra.

- Naruto basta.

- No me detengas Gaara. Lo que duele es la falta de amor, no el amor.

Gaara desvió la mirada, no quería llorar, sin embargo su visión ya estaba borrosa, sólo esperaba que Naruto no lo notara.

- Sin embargo duele. - Gaara lo soltó en un susurro, sin embargo fue audible para el rubio.

- Te demostraré que no duele.

- En serio, no sigas Naruto, te lo pido. 

La súplica en sus palabras llegó profundamente hasta su pecho, de alguna forma quería quitar todo lo malo de la vida de Gaara.

Naruto lo miró, se fijó en su nariz respingada, su piel blanca e impoluta, sus hermosos y profundos ojos, sus labios.

Sin poder evitarlo más, Naruto se aferró más al agarre de su camisa y con él lo atrajo hasta juntar sus labios. Gaara fue tomado por sorpresa, primero fue un beso duro, salado, torpe. Pero pronto se fue tornando suave y cálido, la lengua del rubio pidió permiso para entrar y Gaara no se resistió. Se unieron un beso tierno que rápidamente se convirtió en apasionado.

Las sensaciones que estaban teniendo eran indescriptibles, los colmillos de Naruto rozaron las comisuras de sus labios, mordieron suavemente hasta que finalmente se separaron.

Se habían quedado sin aliento, ninguno se había acordado de respirar. 

- ¿Qué... qué fue eso? - a Gaara le daba vueltas la cabeza, no sabía cómo habían llegado hasta ahí.

Naruto lo miró con una sonrisa satisfecha y recobrando algo de aliento volvió a besarlo. 

Gaara se entregó por completo en ese beso, entrelazó sus dedos con su cabello, tiró más de él hacia sí, quería más.

Los dedos de Naruto soltaron el cuello de su camisa y acariciaron el suyo propio, la sensación del tacto era electrizante, de pronto sintió la mano de Naruto sobre su cadera, atrayéndolo, ejerciendo presión intermitentemente.

La tensión sexual había escalado rápido, sorprendiendo a ambos.

- Ven a la aldea conmigo. 

- Te aprovechas de que no podría decir que no en estas circunstancias.

Naruto rio maliciosamente.

- Lo digo en serio, quédate conmigo.

Gaara estaba extasiado, acalorado, abrumado de tanta perfección. El rubio a quien tanto había anhelado le estaba pidiendo que se quedara, sonrió como nunca antes y volvió a besarlo. Podía sentir su aroma corporal como una droga que no podía resistir, coló una de sus manos por debajo de la polera del chico, sintió sus formados abdominales contraerse al inesperado tacto.

Era el turno de Gaara para sonreír maliciosamente, quería descubrir cada uno de sus puntos erógenos, quería volverse uno con el rubio, quería entregarle todo lo que pidiera y quería hacer que el chico le rogara por más.

Podían sentir su erección haciendo presión contra la del otro, algunos gemidos de placer se escapaban entre cada beso y la lujuria crecía.

- Naruto, a este paso no volveremos a la Aldea.

- Ya habrá tiempo para volver. - Dicho esto comenzó a besar el cuello de Gaara, bajando por su clavícula hasta que la ropa no le permitió seguir bajando.

Con hábiles dedos fue quitando los botones y cierres que dificultaban su accionar hasta encontrar debajo todas esas capas su torso desnudo. Con la punta de los dedos se atrevió a seguir la ruta de sus músculos marcados, sus pectorales y abdominales estaban como tallados en mármol. No pudo resistirse, le pasó la lengua y labios, descendiendo lentamente, arrancando gemidos del pelirrojo que lo miraba con pasión y lujuria en las pupilas.

Después de todo ese mal rato que habían tenido, Gaara sólo se estaba dejando querer, permitiéndole al rubio exonerar sus culpas con placer.

Hábilmente, Gaara levantó una de sus manos indicándole a la arena que hiciera su voluntad, con ella acarició la piel del rubio y retiró la chaqueta y todo lo demás, dejándole únicamente su collar.

Se estaban dejando llevar ahí mismo, sin importar si aparecía algún invitado inoportuno, estaban tan ensimismados el uno en el otro que ni siquiera les quedaba espacio para pensar en esas cosas tan banales. 

-        Gaara, me gustas, te quiero, te deseo. – Dijo Naruto haciendo una pausa, estaba embobado con el chico que tenía al frente. 

-        ¿Y qué hay de Sasuke? – Naruto carraspeó.

-        Ya te dije, mi relación con Sasuke es especial.

Gaara frunció el ceño, agradecía la sinceridad de Naruto, era algo que siempre lo había maravillado, pero demasiada verdad era dolorosa. Se pasó una mano por la cabeza, desordenando sus rojos cabellos y dándole un aspecto más despreocupado e incluso salvaje, a Naruto le dio tal subidón de calor que temió comenzar a sangrar por la nariz, intentó calmarse, sería muy vergonzoso que le sucediera justo en ese momento.

Gaara suspiró y desvió la mirada hacia un horizonte lejano, se tragó el dolor y decidió que mejor era levantarse. Naruto despaviló al ver esto y lo tomó de la muñeca, un vacío se formó en su estómago, no quería perderlo.

-        Gaara, espera. 

Gaara se quedó inmóvil, miró hacia la mano que lo tenía apresado y de vuelta a esas orbes azules que estaba seguro que podían hipnotizarlo. Esperó en silencio, quieto como una estatua, no tenía ganas de seguir luchando contra el rubio.

-        Es cierto que tengo una relación especial con Sasuke, estoy seguro de que lo entiendes.

-        Sí que lo entiendo, pero no quita que me duela Naruto.

El rubio lo miró suplicante.

-        No es de la forma en que lo imaginas. Sasuke para mí es muy importante, no imagino una vida sin él en algún lugar del mundo. Sin embargo, no es como lo que siento cuando te veo Gaara. 

El chico hizo una pausa, Gaara contuvo el aire, ya no estaba muy seguro de lo que Naruto quería decir.

-        Pensar en que te irás así de esta manera me revuelve el estómago y me quita las ganas de comer ramen. Si te vas, dejarías un vacío que ni siquiera Ichiraku podría llenar. Sé que no soy bueno con las metáforas, mierda, ni siquiera soy bueno con las palabras, mucho menos con mis sentimientos.

Gaara lo observaba atónito, no quería interrumpirlo y aunque hubiese querido no sabía qué pensar.

-        Supongo que lo que quiero decir es que Sasuke es mi amigo, mi hermano, tú en cambio eres Gaara del desierto. – Hizo una pausa cayendo en la cuenta de lo estúpido que sonaba todo eso y rápidamente trató de continuar. – Dios, eso suena más idiota que de costumbre, Gaara me gustas como nadie, me iluminas el rostro cuando sé que estás cerca, me agitas el corazón y me haces hablar estupideces como nadie.

Gaara comenzó a reírse internamente, conteniendo sus carcajadas internas, ¡Cuánta razón tenía Naruto! 

-        Naruto es el discurso más mierda que he escuchado.

El rubio lo miró boqueando como un pez, no había nada qué decir contra eso. Gaara al fin no pudo más y soltó una sonora carcajada jamás vista antes.

-        Naruto Uzumaki, eres el ninja más torpe y ridículo que conozco, con todo y eso me encantas. 

Dicho esto se inclinó hasta plasmar un beso sobre los labios del rubio.

-        Gaara, creo que ahora sí estoy confundido.

El pelirrojo volvió a reír y tomando su rostro con ambas manos volvió a besarlo embelesado con su zorrito.

De pronto un viajero cruzó por detrás de donde estaban, al verlos y encontrarse con la mirada de Naruto se detuvo impactado, luego acomodó su sombrero para bloquear la vista y aceleró el paso sintiéndose descubierto y avergonzado.

A Naruto no le pareció nada bien que alguien más viera a Gaara en tal comprometedora situación, así que tomó la chaqueta del Kazekage y la colocó descuidadamente sobre su cabeza tapándolo entero.

-        Oi Naruto.

El aludido hizo aquella mueca tan característica de cuando quiere evadir una pregunta y se echó hacia atrás sobre sus codos.

-        Gaara quédate conmigo en la Aldea de la Hoja. Por favor.

Su mirada era tan intensa y suplicante que nadie hubiera sido capaz de negarse, mucho menos Gaara.

-        Está bien.

Con ello Naruto sonrió de oreja a oreja y se levantó de un salto y tiró de la mano del chico para instarlo a seguirlo.

-        ¡Bien! Entonces iremos en seguida, no haremos ninguna parada, iremos directo a mi departamento porque ya no aguanto.

Gaara se sonrojó como un tomate ante aquellas declaraciones tan desvergonzadas.

-        Perdona mi falta de consideración, me ganó el instinto, pero hasta un idiota como yo sabe que no puedo hacerte mío tan groseramente. Si me aceptas como tu pareja voy a hacerte llegar al cielo y eso sólo podré hacerlo sin interrupciones de mirones.

-        Naruto cállate.

-        ¿Qué? ¿qué hice?

-        Sólo cállate.

Rojo hasta las orejas y la mirada gacha Gaara lo tomó del brazo y tiró de él a paso rápido.

-        Wow espera, harás que me caiga, ¿Tantas ganas tienes de hacerlo? ¡Acepto la misión!

-         Sólo cállate. – Selló estas palabras con un tierno y profundo beso. De pronto la arena los elevó y partió a toda velocidad de vuelta a Konoha, los esperaba una larga jornada de placer que ninguno planeaba seguir demorando.  

Notas finales:

Hola a todes! Estoy muy emocionada porque he vuelto a escribir después de mucho tiempo, realmente espero que les haya gustado este oneshot y me dejen algún que otro review de aliento para ver si llego con más historias. Consideren este oneshot como un regalo para darle la bienvenida al año nuevo Dattebayo!

 


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