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Esposa trofeo. por Luka Crosszeria

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Akashi Seijuro tenía doce años cuando su padre lo trajo a casa.

Era el ser humano más bonito que había visto en su corta vida; con un par de hermosos ojos color chocolate, que, lastimosamente no pudo apreciar por más tiempo cuando el niño tímidamente miró hacia el piso de madera, como si fuese la cosa más interesante del mundo, Seijuro frunció el ceño cuando la persona bonita comenzó a temblar, quería preguntarle que sucedía, ¿Por qué tenía miedo? ¿Qué en esta habitación es capaz de asustarlo de esa manera? Y entonces, la mano de su padre lo atrapó y Seijuro se dio cuenta, que la persona bonita está aterrorizada por su padre.

—Nos parecemos. — Seijuro piensa y por primera vez siente que tiene un aliado, alguien que comprende su miedo.

Alguien que sabe que Akashi Masaomi es aterrador, alguien que ha visto a través de las máscaras y sonrisas.

Cerró sus puños y tiró a un lado el impulso de quitar la mano de su padre del hombro de la persona bonita, es un instinto de protección natural, era el mismo instinto que lo llevaba a alejar a su propia madre de su padre.

A veces, es difícil admitirlo, doloroso incluso, pero algo dentro de Seijuro está feliz de que su madre ahora esté lejos del alcance de su padre.

—Seijuro, es bueno que estés aquí, nos ahorras tiempo.

—Buenas tardes, padre. — Seijuro asiente, Masaomi se asegura de no soltar el hombro del hombre de cabello castaño, luce suave y brillante, saludable, con mechones de cabello cayendo de forma rebelde sobre su frente, Seijuro muerde la necesidad que nace del impulso de querer tocarlo, sentir como sus dedos se deslizan entre las hebras, quiere oler su cabello y averiguar si huele a chocolate, como extrañamente piensa que debería ser.

Si no lo hace, estará muy decepcionado.

Tan decepcionado como con las palabras que Akashi Masaomi dice a continuación.

—Este es Kouki, Akashi Kouki. Es mi esposo y tu madre a partir de ahora. — Masaomi dice, con una de sus tantas sonrisas ensayadas, si pudiera decir algo, si se le permitiera decir algo, no diría que es muy pronto para esto, no diría que no tiene corazón porque solo ha pasado un año desde la muerte de su madre, ciertamente, no diría que no estaba de acuerdo con llamar a otra persona "mamá" especialmente no a una persona que parece más un hermano mayor.

Si Seijuro tuviera permitido decir algo, él miraría directamente a Kouki y diría: — Huye, aléjate de mi padre.

Pero él no lo dice, en su lugar el prueba las palabras que Masaomi quiere escuchar, — Sí, padre. —Luego se dirige a Kouki —Es un gusto conocerte, madre.

Masaomi sonríe complacido con su hijo, pero esa sonrisa casi desaparece cuando su mirada recae en el chico tembloroso en que se ha convertido el castaño, su mano derecha se posa sobre su hombro derecho, con ambas manos sujetando los hombros delgados de su esposo, Masaomi presiono suavemente.

—Kouki, Seijuro te dijo algo, ¿Qué es lo que deberías hacer ahora? —Masaomi se inclinó suavemente sobre Kouki, su aliento rozando la mejilla del castaño, su tono de voz no fue severo, ni siquiera molesto, sin embargo, Seijuro no necesito ver la mirada asustada que Kouki le mostró para sentir el terror. El miedo brotó desde el fondo de su corazón, no era la primera vez, por supuesto, no obstante, fue la primera vez que tuvo que reprimir el impulso de temblar, sintió las gotas de sudor formándose en su frente, las palmas de sus manos extremadamente frías. Su padre daba miedo, mucho miedo. Esa fue la primera vez que lo comprendió mejor que nunca.

—Lo siento Masaomi-sama, — El corazón de Seijuro se exprimió dolorosamente, está seguro que cualquier otro niño en su lugar odiaría a la persona que llegó a su vida y quiso tomar un lugar tan sagrado para él, como lo era su madre; en su lugar, Seijuro solo quería alejar el miedo de la mirada de Kouki. — Ta-también me complace concerté... Seijuro-kun. — Las manos de su padre sobre sus hombros se retiraron y su cuerpo dejó de invadir su espacio personal y Seijuro pudo ver el momento exacto en que su cuerpo se relajó casi por completo.

—Espero que de ahora en adelante los dos se lleven bien. — Masaomi dijo, — Kouki — llamó y los hombros del castaño se volvieron rígidos, como si aún sintiera el peso de las manos de su padre sobre ellos. — Un Akashi jamás se queda callado, un Akashi jamás baja la mirada, un Akashi jamás duda de sus palabras. Espero que a partir de ahora seas consciente del peso de mi apellido, y como tal, te comportes a la altura de el. No espero nada más que absoluta perfección. — La mirada de Masaomi se endureció, así como cada facción en su rostro, Masaomi se acercó lentamente, extendió su mano y la guió hasta el mentón de su nuevo esposo, obligándolo a verlo directamente a los ojos. — Incluso si solo eres una esposa trofeo, esfuérzate un poco más, Kouki.

—Sí, Masaomi-sama.

—Buen niño. — La mirada de Masaomi se endulzó, y sus facciones se volvieron suaves en un instante, es como si la tormenta amainara y el sol brillara, y las olas embravecida del mar se transformaran en un apacible y cálido océano que te da la bienvenida.

Seijuro vio a su padre desaparecer tras la puerta de su estudio.

Luego, solo vio a Kouki cayendo al piso cuando sus rodillas no pudieron soportarlo más, respirando con dificultad, tratando de contener sus lágrimas y los temblores involuntarios.

"Esposa trofeo."

— ¿Estás bien? — Una vez más Kouki se tensó, Seijuro se acercó con pasos lentos, un poco pausados, no debería importarle este esposo, esta madre, sin embargo, lo hace, le importa, pero no es el esposo de su padre ni su madre sustituta, es Kouki quien le preocupa. — No me tengas miedo, por favor. — Él suplica, se detiene manteniendo una distancia prudente del castaño que está completamente aterrorizado, espera que sea su padre y no su presencia el causante de tal reacción. Él no es como su padre y por algún motivo quiere que Kouki lo comprenda.

Extiende su mano, sus dedos blancos y delgados acarician la cabeza del castaño, su cabello es suave, no huele a chocolate, pero la decepción no es más grande que cuando su padre lo presentó como su esposo y su nueva madre, aun así el aroma fresco y limpio de la lavanda, seguramente de su champo es agradable.

No dice nada sobre su llanto, no dice "un Akashi tampoco llora" como diría su padre, Seijuro está bastante seguro de que un Akashi si puede llorar, su madre lloraba todo el tiempo y él lloró cuando su madre murió.

(El único Akashi que no llora es su padre.)

Sin embargo, le preocupa que su padre regrese por el llanto del castaño.

—No llores, él podría regresar si te escucha llorar. — Sus palabras parecían funcionar, el llanto ceso casi de inmediato, Seijuro sonrió cuando Kouki finalmente lo notó, retiró su mano de la cabeza de Kouki y la utilizó para sacar el pañuelo que siempre llevaba consigo en uno de sus bolsillos, se concentró entonces en la tarea de secar las lágrimas, delicadamente, pacientemente se encargó de ello.

— ¿Tampoco se me permite llorar? — Kouki detuvo las manos de Seijuro.

—Un Akashi jamás llora. — Repitió las palabras de su padre. El brillo en la mirada de Kouki parecía querer apagarse, estaban quitándole todo, miro al niño y aunque vio cierto parecido con Masaomi, lo cierto es que probablemente el niño se pareciera más a su mamá, tenía rasgos dulces, suaves y tiernos, la grasa de bebé aún no se iba por completo de su rostro; él debe odiarlo.

Kouki odiaría a quien quiera que llegue a su vida tomado el lugar de su madre. Dejo ir las manos del niño y mordió sus labios, probablemente solo estaba siendo cortés. La paciencia con la que le hablo, solo fue cansancio, la manera en que acarició su cabeza, solo para tratar de callarlo, la suavidad con que limpio sus lágrimas debió ser solo su imaginación, tratando desesperadamente de encontrar un aliado en esa situación, aferrándose patéticamente a cualquier muestra de mínima compasión.

Además, este niño era el hijo de Akashi Masaomi.

Masaomi.

Ese hombre, su esposo, su dueño, el dueño de un trofeo.

Debe ser lo mismo para ese niño.

¿Una madre trofeo?

Kouki nunca se atrevió a soñar con grandes historias de amor o encuentros maravillosos como los de Dramas o Novelas románticas, porque el mismo solo se consideraba un personaje secundario en su propia historia, se casaría con una persona simple, tendrían una casa simple, una familia simple y una vida igual o más simple, nunca se atrevió a aspirar a más, no hasta que Akashi Masaomi se cruzó en su camino hacia esa vida.

Pero no fue porque se enamoró del hombre. Ni él hombre se enamoró de él. Kouki seguía siendo el personaje secundario de su propio libro.

Hasta que una mano pequeña le fue tendida.

—Sin embargo, está bien para ti llorar, Kouki.


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— ¡¿Pero por qué deberíamos escuchar a esa persona?! — Seijuro se detuvo.

—Es Akashi-sama, no seas imprudente.

—Han pasado tres años desde que se casaron, pero Masaomi-sama jamás ha visitado su dormitorio, en primer lugar, los esposos no duermen en habitaciones separadas, por lo menos no durante sus primeros años de casados, mucho menos desde el primer día.

—Esos asuntos son de ellos, como esposos que son. No nos incumben a nosotros.

—Pero Akashi-sama — la mano de Seijuro sujeto con fuerza el barandal de la escalera que estaba a punto de subir, con solo un pie sobre el primer escalón, estaba enfadado, no solo por el tono despectivo y de burla que esa sirvienta había utilizado, también está el hecho de los asuntos del dormitorio de su padre y Kouki que frecuentemente se obligaba a olvidar — ni siquiera hace un esfuerzo por parecer descontento con eso, de hecho parece estar más que feliz con que Masaomi-sama no vaya a él por la noche.

Seijuro también es feliz con ello.

No lo soportaría, no lo haría. Cuando tenía doce años no lo entendió del todo, ese alivio instantáneo cuando su padre se negó a compartir la habitación con Kouki, pensando en ello, ese primer sentimiento de alivio fue más por el recuerdo de su madre, porque esa habitación había sido de su padre y su madre, y tal vez eso haya sido al principio, pero, luego... mientras crecía, mientras comprendía más y más...

... Lo que los asuntos del dormitorio significaban.

Cada noche el alivio al saber que su padre no acudió a la habitación de Kouki significaba algo totalmente diferente para Seijuro ahora.

—Masaomi-sama es caliente, ¿Sabes? ¿Qué persona no estaría feliz de calentar su cuerpo y su cama? ¡Además es rico! ¿Akashi-sama no tiene miedo de que llegue alguien más lindo que él y se lo lleve?

Ojala eso sucediera, pensó Seijuro. Ojala Kouki pudiera ser liberado de los grilletes que atan su alma.

—Bueno, ya sabes... él es una esposa trofeo. Solo debe verse bien y caminar como una lujosa muñequita junto a Masaomi-sama en sus tantas reuniones, tengo entendido que suelen preguntarle si fue un modelo, pero él negó con la cabeza como si no supiera nada, pero sabe poner una mesa para doce personas y jugar shogi profesional, ¡No soy hombre, pero veo el encanto de tener una esposa trofeo! He visto como Masaomi-sama no necesita nada más que posar su mano en la rodilla de Akashi-sama, él sabe exactamente qué hacer, como reírse menos o hablar más bajo, cambiar de tema e incluso cuando abandonar la habitación para dejarlos hablar de negocios. Está hecho solo para complacer a su esposo.

—No tengas ideas tontas, Kouki: la pasión carnal no está incluida en ninguna cláusula del trato y, es más, incluso podría nublar el objetivo de la transacción. Aquí el trato es brillar hacia fuera y quien tiene por carrera aparentar, no tiene por qué aportar gran cosa cuando no hay reflectores. Los trofeos se ponen en los escaparates, no en la cama o en la tina. — Había dicho su padre después de asignarle una habitación dentro de la mansión el primer día que Kouki llegó para comenzar con su actuación de una familia perfecta.

Seijuro había estado todo el tiempo al lado, callado y observando. Se sintió feliz cuando Kouki no tuvo que complacer todas las necesidades de su esposo, sin embargo, odio a su padre cuando lo llamo "trofeo". Odio la forma en que sus palabras hirieron a Kouki, el castaño no había estado enamorado de su padre, pero Kouki realmente había querido intentarlo. No solo fingir ser una pareja amorosa o una familia feliz.

Hubo un tiempo en que Kouki quizo amarlo.

Seijuro apretó sus puños y se retiró de vuelta al jardín, donde Kouki lo esperaba.

Kouki, tan hermoso como la primera vez que lo vio, le sonrió cuando lo vio regresar.

Una parte de él se culpa, por su propio egoísmo, por desear que su padre siempre vea al trofeo y no al verdadero Kouki.

—Eso fue rápido Sei.

—Sí, no quería perderme esta escena tan maravillosa.

— ¿Verdad? — La sonrisa de Kouki brilló— ¡Las flores son espléndidas! ¡Me alegró que todas hayan florecido!

Seijuro asintió, admirando la belleza de Kouki, las flores en el fondo, solo lo hacían lucir aún más hermoso, como un hada, bañada por la suave luz dorada del sol, se sentía casi irreal, la brisa movió ligeramente su cabello e hizo que las flores de los cerezos comenzarán a caer.

Un pétalo se deslizó con suavidad hacia el cabello de Kouki, encontrando su lugar en las hebras castañas, un segundo pétalo cayó en el líquido humeante de la taza de té en las manos de Kouki, el castaño se rio, Seijuro se rio con él.

Le gustaría que estos momentos duraran para siempre, solo él, solo Kouki y la dulzura de su mirada.

—Mañana habrá un partido, ¿iras? — Aunque fue tonto preguntar, porque Kouki jamás se perdía sus partidos, y por esa razón, Seijuro sabía que ganaría.

Un Akashi jamás pierde, y Seijuro está bastante seguro de que no perderá, nunca lo hará con nada ni nadie, este solo es un pequeño escalón hacia su meta, y esa meta está ahí, riendo como un niño pequeño cuando un pétalo rosado cayó directamente en su mano.

Era estúpido como comparaba algo tan simple como ganar un partido de básquet con cerrar un trato comercial con millones de dólares de por medio. Estaba seguro que era una diferencia abismal, entre ganar uno y ganar el otro.

Pero... Kouki no grita para alentarte, padre; pensó infantilmente Seijuro.

Un Akashi jamás pierde, así que él no perderá a Kouki. Su amor no perderá contra nadie.

Te amo. — Murmuró.

— ¿Eh? ¿Sei, dijiste algo?

—No.

Kouki sonrió, dejó ir el pétalo y se dedicó a ver el hermoso jardín con algo que se sentía como orgullo instalado en su pecho, secretamente feliz de ver este paisaje junto a Seijuro, después de todo, fue por él que plantó todas esas flores, las favoritas de su madre.

 

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¿Él va a perder?

Le costaba respirar, tuvo que colocar sus manos sobre sus rodillas y casi jadear por un poco de aire.

Murasakibara dijo:

—Francamente es un poco... no, es muy decepcionante.

Teiko se volvió fuerte, más de lo que Akashi pensó que sería, no solo el equipo, cada integrante de el, individualmente estaban mejorando más y más, Aomine se había ido por órdenes del nuevo entrenador, él dijo: mientras sigas ganando no es necesario que te presentes a las prácticas, luego, Murasakibara, perezoso, envidioso, escucho eso y pregunto: ¿Por qué debería venir también?

Entonces Akashi lo enfrentó.

Akashi siempre tuvo confianza en sí mismo, en su propio poder, en su propia fuerza para liderar a la Generación de los Milagros, nunca dudo de su puesto como capitán, ni siquiera cuando Aomine mostró un talento innato para el básquet, porque él era un Akashi, líder por naturaleza, excelente en todo lo que se propone; en cuestiones académicas o deportivas, Akashi siempre estuvo por encima de los demás, a la par de estos monstruos, por eso, se paró al frente con orgullo y los llevó a la victoria.

Las gotas de sudor cayeron, la derrota era inminente.

—Uno a uno, cinco puntos darán la victoria — Y actualmente Murasakibara está a un punto de ganar, Momoi mira incrédula, igual que Midorima y Kise.

¿Él va a perder?

—Espero que cumplas la promesa, dejaré de venir a las prácticas si gano. — El gigante púrpura comenzó a botar el balón de básquet una vez más y si Akashi no hacía algo para detenerlo, sería la última vez.

Él perdería.

Él perdería.

Él perdería.

Yo perderé.

Yo perderé.

Yo perderé.

—Un Akashi jamás pierde. — Esa fue la voz de su padre, sin embargo, no se lo decía a él, esa fue la voz de sus padre mientras sostenía el mentón de Kouki y lo hacía verlo a los ojos, el castaño estaba visiblemente aterrorizado.

— ¿Yo... Seijuro Akashi, voy a perder? Imposible... ¡No voy a permitir que suceda! Lo que conseguí con la victoria lo perderé con la derrota.

Es inaceptable.

A los perdedores se les quita todo, no solo la razón, se les quitan los privilegios, el honor, el orgullo... ganar lo es todo, perder es impensable para él.

Akashi no perderá, ni contra Murasakibara o Aomine, contra el entrenador o su padre, no ha perdido ni una sola vez desde el día en que nació, es aún más imposible que pierda ahora, no puede perder, se niega a perder.

Se niega a perder.

No puede perder.

La sonrisa de un castaño llega a su mente, así como su llanto y su miedo.

Miedo, Akashi tiene miedo, le tiene miedo a Murasakibara. Por primera vez, le tiene miedo a alguien que no es su padre.

Luego siente odio.

Murasakibara se está interponiendo en su camino hacia su preciosa meta.

Kouki.

Furihata Kouki, porque en público es Akashi Kouki, la perfecta esposa, la perfecta madre. Pero en privado, en su habitación, en la biblioteca o el jardín, son Furihata Kouki y Akashi Seijuro solamente.

Él puede amar a Furihata Kouki.

Él puede salvar a Akashi Kouki.

¡Pero no lo hará si pierde aquí!

— ¡Cualquier persona que se aponga a mí, incluso si es mi padre, debe ser eliminada! — Su enemigo no es Murasakibara, pero se interpone entre él y su objetivo, así que definitivamente no perderá.

No hasta que haya derrotado a su padre.

 

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Kouki soltó la taza de té, el líquido verde se regó en la mesa, antes de poder decir algo, Seijuro se apresuró a tomar un puñado de servilletas y limpiar, siempre era así, cuando eran solo ellos, al pelirrojo le gustaba servir y atender al castaño.

Cualquiera que viera este acto de profunda preocupación, diría que era un buen hijo, que Kouki está haciendo un excelente trabajo al criar al hijo de su esposo como suyo, como una madre.

—Debes tener cuidado Kouki. — Regaño con una ligera sonrisa juguetona.

Seijuro jamás llamó a Kouki "madre", después de la primera vez.

—Sei... tus... — Kouki extendió sus manos, sostuvo entre ellas el rostro de Seijuro. — ¿Que le paso a tus ojos?

Seijuro tenía un par de hermosos ojos color rubí, preciosos como la joya del mismo nombre. Pero ahora, uno de ellos se había vuelto anaranjado, como el cielo al atardecer, seguía siendo hermoso, por supuesto, los ojos de Seijuro siempre le transmiten calidez y ternura, seguridad y protección, eso no cambió, esos sentimientos todavía estaban allí para él.

Su corazón que se había sobresaltado poco a poco volvió a su ritmo normal.

—Son hermosos, pero ¿Qué sucedió?

Seijuro sonrió, hermosos, Kouki dijo.

—No sucede nada, no te preocupes no afecta mi visión y no hay dolor. —Aseguró, levantando sus manos sobre las de Kouki, ladeando su rostro en busca de la suavidad y calidez de las manos de su castaño.

Bokushi y Oreshi, la única cosa que no los hizo perderse a sí mismos fue Kouki.

—A partir de mañana vendré a las prácticas. — Murasakibara dijo con evidente molestia, 5 a 4, Akashi había ganado su encuentro. Había quería decir que no era necesario, quería repetir las mismas palabras que le fueron dichas a Aomine: mientras sigas ganando no es necesario que te presentes a las prácticas.

Pero entonces rememoró los días en que llegaba a casa, después de las prácticas, con Kouki esperando pacientemente por nuevas historias, nuevas anécdotas, nuevas noticias, sobre el equipo, el entrenamiento, la diversión y risas que algunos adolescentes conseguían fácilmente en el gimnasio.

Él no quiso que Kouki perdiera eso.

—No deberías tenerle miedo a la derrota, Sei. Yo he estado perdiendo toda mi vida.

Bokushi y Oreshi sonrieron. Ellos eran uno, Akashi Seijuro, juntos.

La única verdad indiscutible, es que ellos amaban a Kouki, el trofeo del que su padre estaba tan orgulloso, el trofeo que su padre guardó cuidadosamente en un escaparate.

Pero por supuesto, Kouki no era un trofeo, no, para ellos, Kouki era su todo.

—Tuve dos encuentros interesantes hoy, Kouki.

— ¿Sí?

—Atsushi y Daiki, realmente dos personas diferentes pero interesantes. Los vencí, por supuesto. Uno estaba saltándose las prácticas y el otro quería hacer lo mismo, a partir de mañana ambos se presentan y entrenan como se debe.

Kouki se rio suavemente.

—Por supuesto, el capitán debe asegurarse de guiarlos adecuadamente.

—La próxima semana tenemos un partido, ¿vendrás?

—Iré.

—Te amo, Kouki.

—También te amo, Sei.

Seijuro sonrió suavemente, la inocencia en la mirada de Kouki al responder casualmente a su declaración de amor, estaba claro que sus "te amo" no significaban lo mismo, pero eso estaba bien, por el momento.

Akashi Seijuro aún no era digno del amor de Furihata Kouki.

Pero algún día, lo será.

Notas finales:

No sean esposas trofeo chicas xD


Sip, es un oneshot, lo sé, últimamente estoy sacando muchos de esos.


Algunas cosas que aclarar en este AU, la personalidad de Bokushi y Oreshi está perfectamente equilibrada, así que no hay una ruptura de la Kiseki, no, hasta que tienen que graduarse por supuesto, pero aunque todos se separan, quedan en muy buenos términos.


Todo gracias a Kouki.


Tuve un gran problema en relacionar a Masaomi con el hombre aterrador y manipulador que es aquí, porque, no dejaba de pensar en el Masaomi de Pequeño Milagro. Así que aunque deje el mismo nombre, los imagine diferentes, a este Masaomi lo imagine un poco más joven, más atractivo y más caliente xD


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