Sentía la culpa ebullir desde lo más profundo de su ser, martillando al compás de los latidos de su corazón
Aún recordaba aquellos bellos ojos azules llenos de lágrimas rogando, suplicando que todo fuera una broma, una muy dolorosa y tortuosa broma parte suya
Los primeros toques a su puerta lo sacó de su espabilacion
--¿Estas listo, Sasuke? -- la voz de su hermano era profunda y grave pero teniendo ese tinte que hacía hacerte cabilar sobre las decisiones que tomabas, haciéndote preguntar si estabas haciendo lo correcto, como si en verdad supiera la tormenta que se desataba en tu interior y en vez de culparte te estuviera a escoger una última vez, como un ultimátum antes de ir directo a tu tumba
--No tienes que preguntar Itachi, estoy más que listo-- un último suspiro salió de sus dulces y delgados labios. Sentía la bilis subir por su garganta, como si en cualquier momento estuviera listo para desplomarse en el suelo, más sin embargo, el se resistió a dejarse caer, tomó fuerzas donde creía que ya no abría y se levantó de su asiento, caminando directamente hacia la puerta, pasando de lado de su hermano --No me veas así, se lo que estoy haciendo--
Si claro, como si supiera que tras salir de esa puerta todo su mundo se derrumbaria y lo peor de todo, es que no solo sería su mundo sino que arrastraria a una persona inocente, una persona que no tenía nada que ver con sus decisiones, con su vida pero se hizo parte de ella de un momento a otro convirtiéndose en alguien aún más importante que su propia integridad, que su propia vida, más que su propia autopreservación...
--¿Acaso eh hecho algo mal? ¿Algo para que te molestaras hasta llevarte a este punto de jugarme una broma? ¿Sasuke? ¡Responde maldita sea Teme!
--Yo no te amo Dobe, nunca te llegue a amar de verdad, solo pase el tiempo contigo porque me entretenías lo suficiente para hacerte creer que había algo entre nosotros...
--Eso es una vil mentira. Mírame a los ojos cuando me digas eso, maldita sea--
--Yo no te amo, ni nunca lo hice-- su mirada de hielo se hizo presente viendo como aquellos ojos azulados que en algún momento brillaron con intensidad por tanta alegría contenida que irradiaba no sólo sus ojos sino cada poro de su ser, ahora se veían rotos, su alma rota, triste, pisoteada y como si en esos momentos hubiese desarrollado una especie de superpoderes, pudo apreciar el como un corazón era roto en mil pedazo, como una pieza del cristal más delicado del mundo siendo azotado sin cuidado alguno al piso --Si eso eso todo lo que querías escuchar, me voy-- y sin vacilar ningún segundo, dio marcha sin voltear en ningún segundo, ni para detenerse a dar una sutil pista de arrepentimiento. Se subió a su coche que había decidido llevar aquella noche y arrancó como si sólo el hecho de estar en aquel lugar lo intoxicara.
Arrancó lo más rápido posible mientras lágrimas eran derramadas a lo largo del camino.
"Lo siento Dobe, lo siento en verdad"
Las campanas de la iglesia resonaron fuertemente haciendo que la gente reunida entrará poco a poco para ir ocupando su lugar, en espera de la tal esperada fiesta.
El casamiento de sus primogénitos y la unión de las familias más poderosas de todo el país
Sasuke ya se encontraba parado frente al altar, observando con sutileza a cada uno de los invitados. Desde sus caras alegres hasta la manera en cómo sus labios se movían intentando interpretar lo que sus comentarios despectivos daban a entender
Los rostros de su familia, exudaban alegría a excepción de su hermano que parecía quererlo taladrar con la mirada mientras con sus cabeza le hacía el gesto negativo, los de sus futuros suegros parecían estar imperturbables como si esta boda sólo fuera un contrato, una trato más de los muchos que anteriormente habían hecho, pero los ojos llenos de orgullo del patriarca del clan Hyuga podían decir todo lo contrario, cuando llegó del brazo de única hija, la cual iba vestida del más fino lino, que asentuaba su figura en los lugares correctos.
Para muchos una belleza sin igual, con sus bellos ojos amatista, su suave y singular sonrisa, la mirada tierna y suave que siempre dedicaba devoción y amor incondicional, su suave voz, tan tranquilizadora en todo tiempo y llena de transparencia en cada comentario que salía de sus labios, con una inteligencia bastante amplia para los negocios y temas variados la hacían una buena conversante en todo momento, con la cual nunca te aburririas, siendo considerada como una excelente esposa en un futuro que se acercaba a cada paso con sus dotes culinarios, su experiencia en casa inculcado desde niña hasta ser la mano derecha que todo esposo de negocio desearía tener para tener una opinión y respaldo en cuanto a las desiciones para formar un equipo, como un matrimonio tenía que ser.
Una pareja equilibrada
Lastima que el no sintiera nada por aquella muchacha que por más tiempo que pasaron juntos, el no pudo más que sentirse completamente incomoda hacia su persona haciendoselo saber en todo tiempo y aun cuando pensó que aquella chiquilla se quebraria la sorpresa basta que siempre le daba, le gustó.
-- Eres tan divertido Sasuke-Kun pero estoy acostumbrada a tratar con personas como tú que piensan que solo soy una cara bonita, un adorno más pero dejame aclararte un par de cosas y es que esto, para mí, es más que un simple negocio nada más. Así que vete haciéndote la idea que nos casaremos, obviamente no por nuestra decisión, sino más bien, que ambos sabemos que esto lo hacemos por el bien de nuestra familia
Y cada vez que salía el tema a relucir, Hinata remarcaba su debilidad, la debilidad de que él siempre buscaba con desesperación la aprobación de su padre, esforzándose por ser el mejor, por llamar su atención sin importar que había dejado de ser un chiquillo de diez años y ahora era todo un joven adulto de veintiocho años que estaba a punto de contraer matrimonio.
Cuando la novia llego hasta el altar, vio como el último abrazo era intercambiado entre padre e hija. Dio unos cuantos pasos para sostener la mano pequeña de Hinata y ayudarla a ponerse delante del cura quien en un movimiento de manos, hizo todo callar y empezó con la charla motivacional que implicaba el matrimonio.
Aún recordaba como conoció a ese chiquillo tres años menor que él.
Fue en plena llovizna en la que se dio aquel encuentro que sería el principio de una incontable felicidad que embargaba todo su ser.
Estaba siendo un hijo de puta como todos los demás quienes se apresuraban en buscar refugio mientras la tormenta se hacía cada vez más fuerte. Sujetando fuertemente su portafolio y las hojas que llevaba a mano, caminaba lo más rápido que sus largas piernas le permitían. El tráfico de aquel día fue realmente inesperado y frustrante a la vez. Había decidido dejar su auto a cinco cuadras de la empresa de su familia para poder llegar a tiempo a la junta que estaba programada a las 4 de la tarde.
Tampoco fue pronosticado en las noticias del clima aquella tormenta, sino que fue más bien de improvisto por lo cual no fue preparado con una sombrilla o un impermeable de cuerpo completo sino mas bien había ido como lo que realmente esperaba, un día soleado con un brisa fresca, "brisa fresca" que empapaba sus pantalones con las gotas de lluvia al igual que sus zapatos.
Intentaba proteger con su saco los papeles que estaban fuera del portafolio mientras caminaba más rápido casi como si intentará correr o posiblemente volar pero aún así, podía ver a unos cuantos metros la entrada de la empresa.
Cuando vio su destino seguro, se aseguró del tiempo que aún tenía para pasar rápidamente a su oficina donde tenía una muda de ropa para emergencias.
Cuando el primer pie entró en la corporación se detuvo para regular su respiración hasta que el primer fuerte empuje que lo hizo caer lo saco de sus cavilaciones
--Hinata Hyuga, ¿acepta a Sasuke Uchiha como su esposo para amarlo, cuidarlo, protegerlo en las buenas y en las malas? - -
--Aceptó
--Y usted Sasuke Uchiha, ¿acepta a Hinata Hyuga para amarla, respetarla hasta que la muerte los separe?
--Aceptó
Lo sabía, sabía que estaba metiéndose en la boca del lobo pero aún así no le importo, ni cuando un sollozo fue escuchado en todo el lugar.
No tuvo que ser genio para saber a quien correspondía, porque aún si hubiese un mar de gente llorando al mismo tiempo el siempre reconocería ese llanto, ese sollozo y como aquellos labios eran apretados lo más fuerte para acallar los alaridos de dolor, porque él había sostenido a Naruto entre sus brazos cuando sus padres murieron en aquel triste accidente automovilístico que hubo hace dos años
El fue quien ayudó a aquel muchacho entre besos, arrumacos y palabras de aliento para que pudiera salir de su encierro auto impuesto por la tristeza y desolación que sentía.
Porque a pesar de que sabía que Naruto era fuerte, eso no significaba que no podía romperse, que no sentía emociones negativas y que no podía dejar de luchar, que en algún momento dado se rendiría si el dolor que experimentaba era el suficientemente fuerte para hacerlo dudar de su propia existencia.
Los aplausos resonaron por todo el lugar.
El frío beso que se dieron fue mero formalismo y eso, ambos lo sabían pero para los demás, era una muestra de amor.
Si claro, como si fuera haber amor en aquella ahora familia de dos declarada legalmente oficial
Todos arrojaban arroz, pétalos en son de gozo y alegría mientras la pareja salía a paso calmo de la iglesia para ir directamente hacia el auto que los esperaba para llevarlo al lugar de la fiesta que se daría en pocos minutos.
--Vámonos Naruto, no teníamos que ver esto--
Aún con ese tono de voz dura se podía diferenciar la clara preocupación válida del pelirrojo hacia su amigo
--Yo pensé... pensé que si me veía aquí diría que no, que regresaría conmigo para formar una familia con nosotros pero veo que no. Fui un idiota al pensar eso-- mientras tocaba su vientre plano, y con la otra mano secaba o intentaba secar sus lágrimas que parecían no querer detenerse -- Vámonos Kurama, esto es suficiente...