Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Emperor’s Crown por yellowmuffy

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Lo sé, he vuelto con el producto de todo mi tiempo libre en este tiempo de aislamiento, porque así es, está ha sido toda mi productividad durante los pasados tres meses y no me arrepiento XD Esta idea ha estado guardada en el cajón de los borradores por varios años, pero resurgió con mi nueva obsesión por los dramas históricos, espero que lo disfruten! Y como siempre les recuerdo que esta historia está escrita sin ningún fin de lucro y todas las escenas presentadas aquí son mera ficción, ninguno de los nombres utilizados me pertenecen y son utilizados únicamente con fines de entretenimiento :D

 

 

Notas del capitulo:

A leer!

--[1]--

 

 

 

Las espadas chocaban una contra la otra, mientras los cuerpos de quienes las sostenían se movían anticipando el movimiento del otro casi en perfecta sincronía, evidenciando el alto nivel de agilidad de cada uno. 

 

El nombre de los contendientes: Huang  ZiTao  y Wu Yifan. El primero, y más joven de los dos, de cabello negro azabache, facciones afiladas pero delicadas, y con unas curiosas manchas más oscuras remarcando la parte inferior de sus ojos; pero más importante de todo príncipe de la nación China. Por otro lado estaba Wu Yifan, alto, cabello negro, imponente y con varios años más de experiencia que el menor, general de la armada y guardia personal del emperador y su familia. Además, entrenador personal del príncipe.

 

Tao, logró dar un ágil giro alejándose del nuevo golpe que Wu, le mandó. Pero lo que no esperaba era que al terminar de darse la vuelta para contraatacar, en lugar de continuar la pequeña batalla, el mayor soltara su arma para lograr asirse de la muñeca del más joven, acercándolo a él en un movimiento rápido y fuerte, que lo colocó a milímetros, rostro con rostro, con el más alto.

 

La mente de Tao se nubló en ese instante y su cuerpo reaccionó coloreando sus pálidas mejillas de color rojo intenso. 

 

Lo siguiente que pasó fue que el mayor y más alto de los dos, soltó una carcajada y liberó su agarre del pelinegro no sin antes revolver energéticamente su cabello.

 

- Creo que te he ganado –le restregó exhibiendo su brillante sonrisa con un dejo de autosuficiencia.

 

- ¡Hey! eso es injusto, nada de trampas, Gege –El chico de ojeras hizo un puchero que logró hacer al más alto reír. 

 

- Jamás establecimos las reglas –Argumentó Yifan separándose de él, notando satisfecho el sonrojo que aún se mantenía en el rostro del menor. 

 

Se dieron unos minutos para respirar, alistándose para la siguiente ronda, cuando un carraspeo se escuchó:

 

– Su majestad solicita su presencia, príncipe Tao. –Ambos se dieron la vuelta encontrándose frente a frente con el sirviente personal del príncipe, Xiumin- El mensajero Lu ha regresado con noticias desde el país de Corea y hay un tema que cree importante tratar con usted. 

 

Ambos, Xiumin y Yifan, eran de las personas más cercanas al príncipe. Siendo que el mayor de los dos quién había crecido sirviendo a Zitao, conocía al mismo como la palma de su mano y cuidaba de él como la posesión más valiosa de la existencia. Y el verlo hablar con Tao de esa manera, tan formal, no podía significar nada bueno. 

 

ZiTao asintió ante la sentencia, iniciando su camino al salón principal, seguido de cerca por Xiumin y Yifan en cuanto este emprendió la marcha,  el último sintiendo una espinita de preocupación clavándose en su pecho.

 

- ¿Todo bien? –Preguntó por lo bajo el general a Xiumin, quién se mostraba mucho más silencioso que de costumbre. 

 

Una negación fue todo lo que el chico dio como respuesta mirando a Yifan directo a los ojos  con una tristeza profunda en ellos y dándole una palmada en su hombro.

 

Yifan suspiró. Pero en ningún momento hizo ademán de externar la preocupación que iba creciendo en su pecho. 

 

Las puertas del gran salón se abrieron a su llegada y cuando estaban por avanzar dentro uno de los guardias los detuvo. 

 

- El emperador ha pedido ver al príncipe en privado -Les informó el eunuco en jefe, que esperaba por ellos al otro lado del umbral. 

 

De inmediato Tao estuvo a punto de saltar de molestia en su lugar, pero Yifan intervino. 

 

- Esperaremos por tí, Tao -Lo detuvo Yifan a tiempo, conociendo muy bien su temperamento. 

 

Aún visiblemente molesto, Tao asintió y se adentró en el salón, sabiendo que no era correcto hacer esperar al emperador.

 

Las puertas se cerraron nuevamente y Yifan de inmediato volteó su atención hacia Xiumin.

 

- ¿Qué es lo que sabes? –Lo interrogó.

 

Xiumin miró a su alrededor, asegurándose que no hubiera ningún otro par de oídos escuchando. 

 

- Las cosas están mal Yifan, muy mal –Se acercó un poco más al soldado y susurró en su oído- Creo que algo está pasando en el palacio. Hay rumores que corren entre los demás sirvientes, pero nadie está seguro de nada. 

 

- ¿Qué es lo que dicen?

 

Xiumin bajó un poco más el tono de su voz y se acercó un poco más a Yifan. 

 

- Dicen que con la llegada inminente del nuevo heredero, el príncipe Tao se convertirá en una amenaza para la sucesión y eso disgusta al primer ministro Lau y su familia. Algunos se atreven a asegurar que el emperador debe deshacerse de él. 

 

 

 

-----

 

 

 

Mientras tanto dentro del gran salón, Tao caminó en silencio.

 

Cuando su hermano mayor, recientemente nombrado nuevo rey, le mandó llamar en lugar de simplemente acudir a su habitación sin aviso como siempre lo hacía, Tao supo que algo andaba mal y ahora, al mirar de frente a Zhoumi sin la sonrisa con la que siempre lo recibía y con aquel nervioso movimiento de manos, delatándolo, pudo confirmarlo. 

 

Su mente voló entre miles de posibilidades, quizá ya se había enterado de alguna de sus muchas travesuras y estaba por reñirle o peor, quizá ya había adivinado los sentimientos que entre él y su guardián se venían cosechando desde hace más de un año. No, eso último era imposible, pensó.

 

- Príncipe Zitao –El rey le hizo un ademán para que se acercara y el menor no tardó en obedecer. Siendo atrapado de inmediato por los fuertes brazos de su hermano mayor.

 

Aquel agarre era cálido y protector como siempre, pero había algo más en él que Tao no alcanzaba a adivinar.

 

- ¿Qué pasa Zhoumi-gege? –El menor alzó su mirada encontrándose con los ojos de su hermano mayor llenos de pesar.

 

- Como sabes, esta mañana el mensajero Luhan ha regresado de la misión a la que lo enviamos a Corea –Tao asintió frunciendo el ceño.  Nadie jamás le puso al tanto de que tal acción había sido llevada a cabo y en todo caso ¿Qué tenía que ver eso con él?- En palabras del propio emperador él asegura que está encantado con la idea de establecer lazos con nuestra nación y ha aceptado contraer matrimonio contigo. Así que deberás partir a Corea cuanto antes. La boda se llevará a cabo el día de tu arribo al palacio.

 

Al terminar de oír sus palabras Tao soltó con brusquedad el agarre del mayor y le miró incrédulo.

 

- ¿De qué hablas? ¡Yo no pienso casarme con nadie y mucho menos ahora! –musitó olvidándose de la compostura que se supone que debía tener frente al emperador. Al final de cuentas este no dejaba de ser su hermano, tratando de obligarlo a casarse con alguien a quien apenas conocía y en un país totalmente desconocido para él.

 

Zhoumi no esperaba menos de la reacción de su hermano. 

 

- Tao, desde que nacimos hemos tenido obligaciones con cada uno de los habitantes de China y ahora…

 

- No –interrumpió el menor habiendo escuchado ese discurso casi desde su nacimiento - ¡No voy a casarme! ¡Tú eres el emperador! ¡El único con obligaciones hacia China eres tú! 

 

Zhoumi dejó caer una fuerte bofetada contra la mejilla de su hermano, perdiendo la paciencia.

 

- ¡Entonces como emperador te estoy ordenando que vayas y cumplas con esto! 

 

Los ojos de Tao se cristalizaron al tiempo que sostenía el lugar dónde le habían golpeado. No es que nunca antes haya recibido un golpe, después de todo al practicar artes marciales eso es algo de lo que nunca se está exento, sin embargo tratándose de Zhoumi, su hermano, esa era la primera vez que ocurría, incluso era la primera vez que este le alzaba la voz en toda su vida.  

 

- Lo siento, no me debí exaltar de esa manera –Susurró el mayor de inmediato, como única disculpa, sintiendo que su mano pesaba mucho más que antes. Y una estaca se clavó en el corazón del monarca al ver las primeras lágrimas de Tao caer. 

 

- ¿Es por Xianhua*? – Preguntó el menor entre sollozos.

 

El nombre de su consorte hizo al emperador suspirar de cansancio, sabía que Xianhua siempre había estado celoso de cómo trataba a su hermano menor, por lo tanto él y Tao nunca se habían llevado bien. Y, por lo mismo, no le extrañaba esa acusación.

 

- Él te pidió que te deshicieras de mí, ¿es porque pronto tendrán un heredero, verdad? Ya no me necesitan más aquí. Ahora me he convertido en un completo estorbo, incluso para ti –Tao comenzó a soltar sus verdaderas preocupaciones, sin saber que sus palabras herían como dagas a su hermano- He escuchado lo que dicen los sirvientes de mí, que para tí sería mejor el tenerme lejos… pero siempre esperé que fuera una mentira. 

 

- No, no –el mayor lo acercó hasta él arropándolo de nuevo en su pecho, justo como hacía cuando de pequeño tenía pesadillas – Tú eres lo más preciado que tengo en mi vida, mi único tesoro desde que padre y madre fallecieron.

 

- Entonces no me pidas hacer esto. Por favor, no me alejes de mi único hogar. De las personas que amo. 

 

Si había algo en la vida a lo que Zhoumi se había dedicado con júbilo, eso era cumplir con cada uno de los caprichos del príncipe menor, incluso antes de convertirse en emperador. Y ver aquellos ojos llorosos suplicándole no hacía más que partir su corazón en dos. Sin embargo aquello era algo a lo que Zhoumi no podía doblegarse.

 

“Si supieras la verdad” pensó. 

 

- Lo siento Tao, esto es algo que no se puede cambiar. Mañana mismo tú partirás a Corea en cuanto salga el sol. –Lo apartó con delicadeza de su abrazo- Espero que algún día entiendas que sólo busco el bien para todos –Limpió con delicadeza las lágrimas del menor.

 

Un último intercambio de miradas entre los dos y Tao se dio la vuelta bruscamente caminando hacia  la salida.

 

- Te odio… -Fueron sus últimas palabras antes de cruzar la puerta.

 

 

 

-----

 

 

 

Nada más abrirse las puertas Yifan corrió hacia el príncipe pero este no se detuvo en ningún momento, ignorando totalmente al mayor. Su andar era tan rápido que parecía que volaba. Y, sabiendo que el pelinegro tal vez necesitaba su espacio, Yifan decidió quedarse ahí, viéndolo desaparecer en tropel hacia los jardines.

 

- Espero que su rabieta no dure demasiado –le dijo una voz a su espalda y Yifan volteó sorprendido hacia su emperador, haciendo una rápida reverencia.

 

- Iré por él si así lo desea, su majestad –Exclamó pensando que la razón por la que el emperador había salido era para ir en busca de su testarudo hermano. Pero, en respuesta sólo recibió un apretón en el hombro y una negación del mayor.

 

- No es necesario,  estoy aquí porque hay algo que quiero discutir contigo.

 

Yifan asintió de inmediato, pero por su conversación previa con Xiumin y la salida de Tao, podía predecir que aquellas no serían buenas noticias.

 

- Mi hermano Zitao partirá hacia Corea y quiero que tú le acompañes. Jamás dejaría ir a Tao de no ser por algo realmente importante. Pero hay una verdad que sólo es cuestión de tiempo para que se sepa, y me temo que podría haber alguien en el palacio que quiera dañar a mi familia. Es por eso que lo envió a Corea, fuera de mi alcance y del suyo.

 

Yifan lo miró sorprendido, sabía que había rumores corriendo por todo el reino sobre un secreto referente al nacimiento del segundo príncipe, pero todas las versiones eran tan diferentes que todos daban por hecho que en realidad ninguna era cierta. ¿Sería eso a lo que se refería el emperador?

 

- Wu Yifan, deberás ser mis ojos de ahora en adelante, tú entre todos los miembros de la armada, entiendes y atesoras al príncipe de la misma manera que yo, e incluso de una manera más profunda que el amor fraternal.

 

- Yo… Lo siento, su majestad. Yo jamás me atrevería…

 

- No necesitas fingir frente a mí Yifan. Sólo con verte a los ojos puedo saber el amor que le tienes. 

 

- Lo siento, majestad.

 

Zhoumi levantó una de sus manos, pidiendo que no siguiera y negó.

 

- Dos personas que se aman es de lo más hermoso que pueda haber. Y me siento feliz que seas tú quien tenga tales sentimientos por mi hermano. Pero me temo que ahora mismo, tendré que aprovecharme  de esos sentimientos y pedirte algo que es injusto para ambos. 

 

- No lo entiendo, majestad -El soldado frunció el ceño.

 

- Te estoy pidiendo que cuides de Tao por mí –aclaró- Pero no sólo eso, te pido que procures su felicidad y la de su próxima familia; sin embargo también te pido que resistas la tentación de acercarte, de tocarle, de hacerle saber que le amas. Que lo veas hacer su vida junto a otra persona y lo observes de lejos. Este viaje es para llevar a cabo la boda de mi hermano con el emperador de Corea y quiero que tú permanezcas a su lado únicamente como su guardián. 

 

Yifan cerró su puño con fuerza, sabiendo de antemano que aceptar era renunciar a lo único que amaba, sin embargo, si se trataba del bienestar de Taozi, no había que pensar en la decisión a tomar.

 

- Lo prometo, majestad -Yifan le dio una reverencia al pelinegro- Protegeré al príncipe Zitao con mi vida.

 

Su respuesta fue firme, sin vacilación o duda. Cosa que alivió un poco la preocupación de Zhoumi.

 

- Queda en tus manos –Finalizó- Su partida será mañana, Luhan los acompañará también junto con el resto de la escolta. 

 

Yifan asintió y se despidió con una reverencia. 

 

 

 

-----

 

 

 

- No entiendo por qué hace esto –Soltó Tao con enojo, elevando un poco sus brazos para facilitar a su sirviente el retirarle sus ropajes. 

 

- Su hermano es un hombre sabio –Le dijo Xiumin con parsimonia deshaciendo el nudo de la última prenda que lo cubría- En lugar de cuestionar sus decisiones debería comenzar a pensar en lo que necesita empacar.

 

Una vez hecha su tarea, ayudó al más joven a adentrarse en las aguas aromatizadas que le esperaban para su baño. Frotando con delicadeza el cuerpo del joven príncipe.

 

- No llevaré nada –Soltó el menor abrazando sus piernas- No quiero conmigo nada que tenga que ver con el emperador. No quiero  tener  ningún recuerdo de él.

 

Xiumin suspiró infundiéndose paciencia.

 

- Príncipe Tao –Elevó el rostro del menor encontrando sus miradas- No puede deshacerse de los lazos con su majestad por un simple capricho. 

 

- No se trata de un capricho –Tao rehuyó la mirada del mayor - ¿Cómo puede Zhoumi-ge esperar que acepte casarme con alguien que apenas conozco?

 

- Usted mismo lo ha dicho, aún no lo conoce. Si le da una oportunidad tal vez descubra que el emperador de Corea es el amor de su vida.  Además, los cambios siempre son buenos, sólo hay que saber cómo aceptarlos.

 

Las palabras de Xiumin no pudieron ser más chocantes para Zitao.

 

- Eso es imposible, no puedes forzar al corazón a olvidar todo y aceptar a alguien así nada más –negó de inmediato- No puedo traicionar a mi corazón de esa manera.

 

- ¿Olvidar? ¿Traicionar? Habla como alguien experto en el amor ¿Está tratando de decirme que ya hay alguien en su corazón, su alteza? –Tao maldijo internamente que Xiumin fuera tan suspicaz.

 

- No –se apresuró a negar lanzándole un poco de agua al castaño.

 

Xiumin rió.

 

- Todo irá bien si reza por ello –Le dijo finalmente, a lo que Tao dejó escapar un suspiro, dándose por vencido con el mayor.

 

- Xiumin-ge, tú vienes de Corea ¿Cierto? –El mayor asintió- ¿Cómo es?

 

 - Me temo que eso fue hace tanto, que es muy poco lo que recuerdo de mi país natal. Pero si le es de utilidad puedo enseñarle un poco del idioma, para facilitarle las cosas con su futuro esposo.

 

Tao negó, saliendo del agua.

 

- Es mejor si las cosas salen mal.

 

Xiumin rodó los ojos y suspiró con cansancio. Tomó una manta y con ella cubrió el cuerpo de Tao.

 

 

 

-----

 

 

 

El día siguiente llegó en un cerrar y abrir de ojos, más rápido de lo que Tao hubiese querido. 

 

Ese día, contrario a la rutina de siempre, Xiumin colocó sobre Tao un ropaje mucho más elegante de lo usual, seda roja bordada con hilo de oro en un intrincado diseño delineando aves fénix y algunas flores. Su rostro fue espolvoreado con un fino polvo blanco, las cejas dibujadas con carbón y sus labios delineados de tinta roja. Como toque final una corona de oro majestuosa y a la vez pesada, completó su vestimenta. 

 

En opinión del príncipe todo eso no era más que un estorbo para un viaje tan largo pero, de acuerdo a lo explicado por su fiel sirviente, era lo que el protocolo dictaba y no se dió cabida a sus reproches. 

 

Al salir de su vivienda, el rojo se observaba por todas partes, grandes moños y listones adornaban la fachada y una carroza igualmente adornada ya lo esperaba junto a la que sería su escolta durante el viaje. Justo al frente iba Luhan, el mensajero de su hermano y a su lado, en otro caballo, se hallaba Yifan ataviado en su uniforme de general con una expresión indescifrable en el rostro, claramente evitando dirigir su mirada hacia Tao. 

 

- ¿Está listo su alteza? -la voz de Xiumin lo sacó de sus pensamientos, logrando concentrarse en algo más allá que el militar encabezando la compañía.

 

Tao hizo un sonido afirmativo y se tomó un segundo para mirar por última vez lo que fue su hogar por tantos años. Para su sorpresa, contra toda regla del protocolo, encontró de manera inmediata la figura de su hermano, de pie un poco más allá del umbral, como queriendo pasar desapercibido. Con tristeza claramente reflejada en sus ojos. 

 

Desde el día anterior, ninguno de los dos hermanos se había dirigido la palabra y después de una larga noche en vela, Tao se había convencido a sí mismo de que al llegar el momento de la despedida continuaría con su ley del hielo hacia el mayor. Sin embargo, los sentimientos siempre son traicioneros y, en un arrebato que ni siquiera él habría podido prever, justo antes de que se anunciara la partida, Zitao giró sobre sí mismo y corrió a los brazos de su hermano por última vez.

 

- No te odio –le dijo llorando sobre el hombro de Zhoumi importándole poco el maquillaje o arruinar su vestimenta, sintiendo como el emperador devolvía el apretón con mucha más fuerza de lo que esperaba.

 

- Te voy a extrañar demasiado Taozi –Le susurró el monarca al oído separándose del menor y secando las lágrimas del mismo con su pulgar- Prométeme que escribirás siempre que puedas.

 

Tao asintió y recibiendo un beso en la frente por parte del emperador, fue llevado por Xiumin de vuelta hasta su carruaje, sin más opción que abordar, dejando atrás todo lo que amaba.

 

Traspasando por primera vez en su vida las murallas de la ciudad imperial que siempre le habían protegido de toda amenaza. Desde que era pequeño, Tao había soñado con salir de aquellas paredes para explorar la ciudad, y al imaginar ese momento dando el primer paso fuera de esos muros, un enorme entusiasmo le invadía. Sin embargo, lo que nunca imaginó fue que cuando lo hiciera de verdad, en lugar de esa desbordante emoción, sentiría una tristeza tan profunda por abandonar su hogar, justo como la sentía ahora. 

 

 

 

-----

 

 

 

Mientras tanto, en la Ciudad imperial, dentro de unos de los salones principales, el príncipe consorte esperaba con calma por noticias mientras bebía té acompañado de unas cuantas mandarinas, sus favoritas desde que descubrió su embarazo. Justo estaba por tomar la que sería ya la tercera en el día, cuando el eco de unos pasos firmes irrumpieron con su tranquilidad. 

 

- No pensé encontrarte aquí -Se escuchó la voz de su hermano mayor y también general, Hangeng- Por un momento creí que querrías asegurarte por tí mismo de la partida del príncipe. 

 

Xianhua sonrió de lado y colocó su taza de té sobre la mesa. 

 

- Calmar la mente es necesario -Dijo- Ser demasiado impaciente sólo me delataría frente al emperador. 

 

Aquello definitivamente no extraño al mayor, era tanto el tiempo que les había tomado el poner las piezas del juego en su lugar, que no podían permitir el verse descubiertos tan pronto por algo tan estúpido como la impaciencia. Pero aún así sabía que el menor estaba ardiendo de curiosidad en el interior y lo confirmó con lo siguiente que le preguntó. 

 

- ¿Y bien, han partido? 

 

- Sí, hace unos momentos cruzaron las puertas del palacio-respondió Hangeng con una sonrisa de suficiencia en el rostro- todo está listo para la emboscada en cuanto crucen la frontera. 

 

- Perfecto -Xianhua no podía estar más feliz. Al fin tenían un estorbo menos. 

 

 

 

[ . . .]

Notas finales:

* Xianhua: Nombre en chino de Henry Lau XD aunque no lo puedo asegurar con total certeza porque lo tomé de una fuente no muy confiable (cofcofWikipediacofcof)

 

Originalmente esta historia estaba pensada para ser un sólo capítulo, pero a medida que iba completandose me dí cuenta de que eso sería imposible, así que decidí dividirla en varias partes ¿Qué les ha parecido el primer capítulo? “¿Qué le deparará el futuro a nuestros héroes?” (Levanten la mano si entendieron la referencia XD) 

 

Muchas gracias por leer y una disculpa,por todos los posibles errores ortográficos o gramaticales que puedan encontrar, pero últimamente he tenido que dejar de utilizar mis lentes por culpa de una horrible rinitis y pues...no veo nada ( n w n;) Espero que sean comprensivos conmigo. 

 

Nos leemos pronto! Matta nee!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).