Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Cage of Love por AniBecker

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Paseaba lentamente por la playa, hundiendo sus pies en la mojada y fina arena de la orilla, con las leves olas rompiendo en sus tobillos.


Cuando se cansó de caminar se sentó en la arena, posando sus oscuros ojos en la preciosa y brillante luna reflejada en el mar, mientras una suave brisa movía con gracia su cabello recogido.


Unas manos taparon sus ojos, pero no se sobresaltó. La persona detrás de él se sienta a su lado, rodeándole una mano por la cintura, y él busca con desesperación los labios ajenos.


—¿Llevas mucho esperando? Lo siento, no pude llegar antes —se disculpó con un tierno beso en la frente.


—Apenas llegué también, no te preocupes —le sonrió, dejándose mimar—. Te noté muy raro en tu llamada... ¿todo va bien?


—No todo está muy bien —comenzó, tomando ambas manos entre las suyas—. Mis padres se empeñaron en que debía terminar mis estudios fuera del país—un sonoro suspiro por parte de su acompañante, se dejó escuchar.


—¿Me estás diciendo que te marchas a estudiar al extranjero?


—Así es —dijo con resignación—. Yo... yo no quisiera irme, pero es la mejor opción. Sólo serán dos años, y cuando vuelva... nos enfrentaremos a nuestra familia por nuestra relación, les diremos que estamos enamorados y pediré a tus padres tu mano.


El otro no respondió, se sentía triste de tener que alejarse durante dos años de su pareja, de tener que quedarse allí, sin saber de él hasta que volviese. Pero era por el bien de él y su futuro, como pareja, debía apoyarlo.


—Te echaré muchísimo de menos, pero deseo de todo corazón que para cuando regreses, tengas tu futuro definido —sonrió con melancolía—. Yo te apoyaré desde la distancia, sé que darás lo mejor de ti, cuando regreses, serás un gran ingeniero agrícola capaz de llevar cualquier hacienda.


—Contaré los segundos para que pasen lo más pronto posible y volver a verte —lo acercó hacia él, para después abrazarlo y besarlo mientras lo recostaba en la arena, para jurarse amor eterno en la última noche que pasarían juntos hasta que el destino los volviera a juntar.


El último amanecer que pasarían juntos fue truncado por una gruesa voz que no dudó en separarlos y romper su preciado momento.


—¡Itachi! ¿Se puede saber qué haces? —ni tiempo le dio a reaccionar, explicarse o levantarse, ya que su propia madre lo tomó del brazo con brusquedad.


—Yo... puedo explicarlo...


—¿Explicarme qué? ¿Qué sois unos auténticos degenerados? ¡Vístete ahora mismo! —con la misma brusquedad con lo que le tomó del brazo, lo volvió a tirar a la arena—. No esperaba que fueras un cualquiera, ¡me avergüenzas! Cuando lo sepa tu padre...


—¡Itachi no es ningún cualquiera! Aunque sea mi tía, no consentiré que lo trate así —salió en su defensa.


—¡Cállate tú! —escupió a quién era su sobrino—. No tenéis decencia. ¡Sois primos, primos! ¿Cómo se os ocurre liaros entre vosotros?


—¿Y qué importa que seamos primos? ¡Nos queremos! —la encaró, aunque sólo obtuvo una bofetada en su rostro por parte de su tía—. ¡Nadie impedirá que nos queramos!


—Si te vuelves a acercar a Itachi, no dudaré en golpearte de nuevo, sin importarme que seas mi sobrino. Menos mal que tu padre ha sido sensato y te envía fuera del país. Y tú —se dirigió a su hijo, volviéndolo a tomar del brazo para que caminara—, nos vamos, ¡muévete de una vez! —a tirones, alejó a su hijo del otro Uchiha.


—¡Itachi, volveré dentro de dos años, y ni tu padre ni nadie podrá evitar que tú y yo estemos juntos! —vociferó su promesa mientras su amado era llevado a la fuerza por su madre.


.


Una vez en la casa, Mikoto no dudó en tirarlo hacia el sofá, no sin antes darle un fuerte golpe en el rostro que le dejaría un moratón.


—¡Eres un maldito cualquiera! Cómo pudiste liarte con tu primo, ¡es tu primo! ¿Sabes que es incesto?


—Me podrás pegar todo lo que quieras —se incorporó, llevándose su mano derecha a su mejilla golpeada—, pero nunca harás que deje de querer a Shisui. Somos primos, pero el amor no entiende de lazos familiares.


Otro golpe lo calló.


—¡Mikoto! —gritó horrorizado Fugaku al ver a su esposa golpear de esa forma a su hijo—. ¿Se puede saber qué haces? ¡No lo golpees!


—¿Qué hago? Tu hijo, es un maldito cualquiera que se acuesta con su propio primo —el hombre, ante lo dicho por su mujer, posó su mirada en su primogénito buscando una explicación—. Lo he encontrado en la playa, desnudo junto a Shisui. Han pasado toda la noche vete tú haciendo qué cosa, y seguro que no será la primera vez. Un doncel de respeto no hace esas cosas, y menos fuera del matrimonio.


—Itachi, ¿puedes explicarme?


—Lo siento padre, pero Shisui y yo estamos enamorados. Cuando volviera al país, haríamos oficial nuestra relación y hablaríamos con ustedes para que acepten nuestra relación.


—De eso nada —interrumpió la fémina—, nunca aceptaremos una relación incestuosa. Sus padres tampoco la aceptarán, así que olvídate de él.


—¡No voy a olvidarme de Shisui! —la mano larga de la mujer no tardó en volver a querer golpear a su hijo, pero fue parada por su esposo.


—No lo golpees más, no conseguirás así nada. Itachi, debes olvidarte de Shisui, lo siento mucho, pero no voy a permitir tampoco ese tipo de relación.


—¡Pero yo lo amo!


—Eso no es amor, es admiración. Es normal, te criaste con él, pero no es amor. Ya encontrarás a un varón que te hará ver que el amor que dices tener a tu primo, no es amor. Tú eres hermoso, puedes encontrar a cualquiera que se enamore de ti, y que esté a tu altura.


—Eso si alguien quiere a un doncel que ya ha estado con otra persona, y fuera del matrimonio —malmetió Mikoto—. Y espero que dentro de unas semanas no nos vengas con la noticia de que estás esperando.


—No lo estoy, hemos tomado siempre precauciones.


—Como sea, vete ahora mismo a tu habitación, de ahí no saldrás hasta que te averigüe a algún candidato que quiera cubrir tu falta.


—Mujer, no hay ninguna falta, no hay ningún embarazo, tampoco hay que obligarlo a casarse con nadie que no ama —suspiró aliviado al ver que al menos, en algo su padre estaba de su parte.


—Menos mal que esto no ha salido a la luz y no estaremos en boca de todo el pueblo. Retírate a tu habitación, ahora.


Sin más remedio, tuvo que obedecer a la orden de su madre, marchándose a su habitación.


En el camino, se encontró con su hermano Sasuke, que con su mirada le mostró que había escuchado toda la conversación y se sentía mal por cómo su madre lo trató. Le sonrió, y se acercó a él para consolarlo.


Aunque le dolieron las palabras de su madre, al menos sabía que siempre contaría con el amor de Shisui y el apoyo de su hermanito y de su padre, aunque no pensaba que iba a durarle tan poco.


.


.


.


Dos años después


Itachi no dejaba de mirar la foto de su padre, ahora fallecido, sin descanso. Fugaku había muerto meses atrás, debido a un paro cardíaco que nadie se esperó.


Las grandes preocupaciones que tenía debido a la mala racha que su hacienda estaba viviendo con las malas cosechas, lo habían preocupado de sobremanera, agravando su salud.


No sólo fue un duro y triste golpe para la familia, sino también la culpa que acarreaba en Itachi, debido a que su madre le repetía una y otra vez que, debido a que cortara lazos con su familia por el problema que hubo con su relación con Shisui, la hacienda había quedado desprotegida y ahora debían mucho dinero, sino querían perder lo poco que su padre consiguió conservar en vida.


El único consuelo que le quedaba, era que Shisui estaba a punto de regresar por fin al país.


—Nii-san —la voz de su hermano le hizo volver a colocar la fotografía en la mesita, y levantar la vista hacia el azabache—, madre quiere que bajes, tenemos visita.


—Ahora voy, Sasuke —le sonrió levemente. El menor le devolvió el gesto, y salió de la habitación para darle privacidad al mayor hasta que bajara al comedor.


—Sasuke me dijo que querías hablar conmigo, madre —la fémina estaba muy sonriente tomando una taza de café con otra persona más, que al verlo, se levantó de su lugar—. Perdón por interrumpir —hizo una pequeña reverencia a la visita.


—Itachi, cariño —frunció el ceño al ser llamado tan dulcemente por su madre, ya que desde que descubrió lo suyo con Shisui, lo trataba de la peor manera, y más aún después de la muerte de su padre—, te presento a Deidara Namikaze, un importante ingeniero agrícola, empresario de una prestigiosa procesadora.


—Encantado —más por obligación que por gusto, extendió su mano para estrecharla con el rubio, pero el varón en vez de estrecharla, la tomó para besarla cortésmente.


—El gusto es mío, con tan deslumbrante belleza. Pareces una auténtica obra de arte.


—Por favor... exagera —aunque no quería, inconscientemente se sonrojó debido al piropo.


—Deidara tiene una procesadora, y dice que contará con nuestros cultivos para su procesadora —explicó alegremente la mujer.


—Es una buena noticia —reconoció, ya que le constaba de la mala recha económica que estaba viviendo su familia y su rancho.


—Así es, ¿verdad? ¿Un poco más de café? Itachi hijo, sírvele un poco más de café.


Siguieron hablando toda la tarde, hasta que el rubio dijo que debía marcharse ya, no sin antes despedirse de Itachi de la misma forma como lo había saludado anteriormente.


Una vez el Namikaze salió por la puerta, la felicidad no abandonaba el rostro de Mikoto.


—¿No es fantástico? ¿Qué tal te pareció? Es un excelente partido.


—Me alegra que alguien nos quiera comprar el poco cultivo que conseguimos recolectar. Lo que no entiendo por qué quisiera invertir en nosotros, habiendo más hacendados en la región que son más rentables que nosotros.


—Eso es porque tú tienes mucho qué ver, mi querido Ita. Debes quedar más con él, para consolidar la relación.


—¿Qué relación? Madre, ¿qué estás queriendo hacer?


—Es simple, ¿o te crees que va a invertir en la misera de cultivo que tenemos por amor al arte? Perdería muchísimo dinero. Lo único que le interesa eres tú, e hice un trato con él; tú te casarías con él y él invertiría en nosotros.


—¿Me acabas de vender? —cuestionó no sólo con enojo, sino también con decepción, de que su progenitora fuera capaz de algo así.


—De algo me debéis servir, ya que por ser donceles no servís para heredar ni llevar un rancho. Te recuerdo que nuestro rancho está en ruinas por la maldita culpa de querer enredarte con tu propio primo, que tu padre tuvo que romper lazos con su hermano y nos dejaron sin la herencia Uchiha.


—Sólo te importa la posición, el dinero y salvaguardar la imagen. No voy a casarme con nadie que no conozco ni quiero, yo estoy esperando el regreso de Shisui, y ni tú ni nadie podrá impedirlo.


—Eso ya lo veremos. ¿Te crees que ese mocoso se habrá acordado ni tan si quiera una sola vez de ti? ¿Acaso recibiste una llamada o una carta de su parte? Nunca te quiso, sólo fuiste un pasatiempo que le costó que sus padres lo llevaran lejos para evitar una incestuosa relación. Después de que por tu culpa su padre cortara lazos con su hermano, no esperabas que siguiera contigo, ¿verdad?


—¡Eso no es verdad! Shisui me sigue amando y cumplirá la promesa de regresar por mí, a él no le importó que nuestra familia no aceptara nuestra relación.


—Deja de ser un niño idiota, te creía una persona con los pies sobre la tierra, pero eres imbécil —comentó, con molestia—. Así que deja de soñar, ese mocoso ya pasa de ti, ni si quiera se ha puesto en contacto contigo en estos años. Mañana viene a comer Deidara, así que más te vale estar lo más decente posible, como buen doncel que se respete.


Sin más, la mujer salió de la sala, dejándolo con la palabra en la boca.


Con rapidez, fue hasta su habitación y tomó su teléfono, ese que guardó con tanto recelo durante estos años para que su madre no lo encontrara y se lo quitara, era la única esperanza para tratar de ponerse en contacto con Shisui, aunque éste nunca le hubiera respondido ningún mensaje o llamada hasta ahora.


—Nii-san —llamó Sasuke, con un deje de tristeza en su rostro al ver como su hermano tiraba ese preciado teléfono hacia su cama—. Si no se ha comunicado antes contigo, no lo hará ya... Debes hacerte a la idea de que se olvidó de ti.


—Yo sé que no se ha olvidado, algo le ha tenido que pasar para no comunicarse conmigo —respondió, con seguridad—. Debes ayudarme Sasuke, debo averiguar sobre Shisui lo más pronto posible. Quizá a ti los tíos, o el abuelo, te puedan decir algo sobre él...


—Sabes que no me dirán nada, ni tampoco me recibirán.


—¿Estás entonces de acuerdo con lo que madre tiene planeado? Porque si fueras tú, yo me opondría que obligaran a casarse a mi hermanito pequeño con alguien que ni conoce —protestó, causando un suspiro en Sasuke.


—Claro que no estoy de acuerdo. Pero a mí me esperará el mismo destino que a ti, no dudará en aprovechar cualquier oportunidad para venderme a cualquier varón por tal de que ayude económicamente a la familia.


—Cuando ocurra eso, lo trataré de impedir —le hizo un gesto para que sentara junto a él en la cama y así poder abrazarlo—. No quiero que te arruine la vida, a ti no.


—Trataré de comunicarme con Shisui —le animó el azabache—, quizá pueda averiguar algo y él pueda llegar antes de que mamá consiga su propósito.


.


Para su desgracia, el almuerzo del día siguiente llegó en un abrir y cerrar de ojos, y justo ahí se encontraba, manteniendo una comida con su madre, hermano y Deidara, que, cortésmente, quería mantener una conversación con él, pero Itachi no se encontraba receptivo, ganándose más de una que otra mirada de reproche de su madre, que no dudó en hacérselo saber.


—Sasuke cariño, ¿por qué no le guías a Deidara hasta los cultivos para que les eche un vistazo? —propuso la mujer, alentando al azabache para que alejara al Namikaze de ellos y así poder hablar con su hijo mayor.


—Pero aún estamos almorzando —replicó el menor, ya que no le apetecía estar a solas con ese rubio, era el futuro esposo de su hermano mayor, obviamente no le agradaba—. Además, yo no entiendo de cultivos.


—Anda mi amor, en seguida os alcanzamos tu hermano y yo —insistió, y no tuvo más remedio que obedecer a su madre. Una vez se marcharon, regañó a su primogénito—. ¿Se puede saber por qué te portas tan descortés con tu futuro marido?


—Sólo no tengo ningún tema en común para hablar con él —respondió con simpleza.


—Él intenta mantener una conversación contigo, y tú sólo te dignas a responderle con monosílabos. Así que me haces el favor de tratarlo con educación, ¿me oíste? Que no vea en ti un doncel simplón y maleducado, sino alguien digno de ser su esposo.


—Pues muy interesado lo veo en casarse conmigo para considerarme un doncel simplón y maleducado —la fémina no aguantó la falta de respeto de su hijo y lo golpeó.


—Un poco más de respeto, ¿te queda claro? Soy tu madre.


—Una madre que ha vendido a su hijo a un desconocido sólo por dinero. Permiso —escupió, levantándose de la mesa, dejando a la matriarca de la familia, con la palabra en la boca.


Salió al jardín de atrás, quitándose sus zapatos para meter los pies en la piscina, para refrescarse y tranquilizarse un poco, su madre últimamente lo alteraba demasiado.


—¿Dando un pequeño respiro? ¡Cuidado, Itachi! —Deidara, al ver como el de cabellos largos perdía el equilibrio y caía en la piscina, se tiró tras él por si acaso no sabía nadar­—. ¿Estás bien? ¿Te lastimaste?


—Sí, estoy bien, yo... —el rubio salió del agua, con el Uchiha entre sus brazos—. Gracias.


—Pero ¿qué pasó? ¿Por qué están empapados? —cuestionó Mikoto al verlos llegar a la casa, ambos con sus ropas mojadas.


—Un pequeño tropiezo y ambos caímos al agua, hm. ¿Verdad? —Itachi asintió, y agradeció internamente que no le diera más detalles a su madre.


—¿Podrías soltarme? —murmuró, perdiéndose en el intenso azul de la mirada de Deidara—. Quisiera cambiarme de ropa y... tú deberías hacer lo mismo para no enfermar.


Itachi fue a su habitación a cambiarse, mientras que Mikoto, le pidió a Deidara que hiciera lo mismo en la habitación de huéspedes.


—Tan torpe que has hecho que él también se cayera contigo —ahí iba de nuevo su madre, que siempre encontraba cualquier momento para hacerle sentir mal—. Al menos atiéndelo y llévale esta ropa que era de tu padre, vamos.


Dio unos leves toques en la puerta, y entró cuando oyó desde dentro que dieron permiso.


—Lo siento por haber causado problemas, por mi culpa ahora tu ropa está hecha un desastre. Aquí traigo ropa que era de mi padre, no sé si sea de tu talla, pero es lo único que tenemos.


—Gracias, no debías haberte molestado, un pequeño contratiempo lo tiene cualquiera —sonrió—. ¿Qué pasa, qué haces? —cuestionó al ver como el de cabellos oscuros se giraba rápidamente.


—Estás... ¡al menos ponte ropa! —exclamó con su rostro rojizo y avergonzado al encontrarlo únicamente con una toalla alrededor de su cintura y con otra secándose el cabello.


—Tienes razón, pero no me puedo vestir, si no me das la ropa, hm —bromeó.


—Ah... aquí te la dejo —soltó dicha ropa sobre la cama. Iba a abandonar la habitación, cuando la mano del Namikaze lo paró.


—No deberías avergonzarte de esa manera, después de todo seré tu esposo.


—Aun así, no está bien ver... Todavía no somos nada —se soltó del agarre cuando se vio acorralado contra el cuerpo desnudo del rubio y la puerta—. Deberías vestirte antes de que cojas frío. Permiso.


—Ay... Itachi, Itachi... eres tan hermoso... Qué ganas tengo de tenerte todo el tiempo a mi lado, hm.


.


—Siento mucho que hayas tenido este percance por culpa de mi descuidado hijo —se disculpó nuevamente Mikoto—. Espero que como esposa, no sea un desastre.


—No se preocupe, Mikoto-san, ya le expliqué que fue un pequeño tropiezo de ambos —posó su mirada zafiro en el de cabello largo que, por su rostro enfadado, podía adivinar que le había sentado mal las palabras de su madre—. Estoy completamente que Itachi será la mejor esposa que pude buscar, no veo el momento de casarme con él.


—Entonces no se diga más, ¿por qué no se realiza la ceremonia el próximo fin de semana? —dijo con entusiasmo.


—¿Qué? Madre, es demasiado precipitado, apenas nos conocemos.


—Pero ya tendrán toda una vida para conocerse —sonrió—. ¿Qué piensas tú, Deidara?


—Pues pensará que siendo el próximo fin de semana, no le dará tiempo para que avise a su familia —entró en la conversación Sasuke, tratando de salvar a su hermano.


—Oh no, para nada. Mi familia no asistirá. Mi padre falleció, y mi madre no querrá dejar solo a mi hermano, su salud no es muy buena para estar viajando a celebraciones.


—Vaya, si es así, podríamos hacer únicamente una ceremonia civil, tampoco hace falta mucho más —insistió—. Por eso veo muy bien el fin de semana. ¿Estarías de acuerdo?


—No veo el momento de estar casado con Itachi —afirmó el rubio tomando la mano ajena para besarla.


—Lo dicho entonces, nos vamos de boda.


.


Mikoto sonreía feliz al lado de su hijo, siendo uno de los testigos y madrina de la boda. Deidara también estaba sonriente, mientras que Sasuke no hacía nada más que desviar su oscura mirada hacia su hermano, que no estaba feliz en absoluto con aquel enlace.


Su corazón seguía amando a Shisui, y muy dentro de él tenía la esperanza de que hubiera regresado a por él, o al menos haberse manifestado, y eso le terminó de doler en el alma.


Ya no le importaba, se había olvidado de él, le había hecho a un lado. La promesa que le hizo aquella última vez que se vieron, no la había cumplido. ¿Qué más daba ya si con quién se estaba casando no era Shisui? Su corazón había sido dañado por la persona que tanto amaba.


Fijó su vista en la fina alianza de oro blanco que acaba de colocarle su ahora esposo. Ya no había marcha atrás, ya le pertenecía.


Mikoto ordenó preparar una pequeña comida justo antes de que los recién casados abandonasen la casa Uchiha para ir camino a la suya propia.


—Hermanito, te voy a echar mucho de menos —lo atrajo hacia él—. Por favor, si madre intenta hacer algo en contra tuya, me avisas, ¿de acuerdo? No me hace mucha gracia dejarte solo a merced de ella.


—Tranquilo, estaré bien. No creo que intente casarme a mí tan pronto, ya que sino se quedaría sola y dudo mucho que quisiera eso —le sonrió—. Quién me preocupa eres tú, que no te ves para nada feliz —un sonoro suspiro abandonó los labios ajenos.


—Y no lo estoy. No digo que Deidara no sea un buen hombre, pero todo se dio demasiado rápido, no nos conocemos, y no estoy enamorado de él.


—¿Sigues pensando en Shisui?


—A cada instante. Pero debo asumir que salí de su vida y que ahora debo pensar en mi vida de casado junto a mi esposo.


—Si intenta sobrepasarse contigo, juro que mato al rubiales ese —no pudo evitar sonreír.


—Lo tendré en cuenta. En unas semanas, ¿qué te parece si me visitas por el rancho? Me encantará tenerte algunos días por allí.


—Te tomo la palabra, así descanso un poco de madre —ambos hermanos rieron. Unos toquecitos en la puerta hicieron que se separaran. Un pelirrojo con rostro preocupado entró en la habitación.


—Joven Itachi. Perdón, señor Itachi, pero es urgente.


—¿Qué pasa, Sasori?


—Es el joven Shisui, regresó —por unos instantes, el corazón de Itachi dejó de latir—. Se encuentra en la playa esperándole, y me pidió que le informara. Yo sé que ahora está casado, pero pensé que debía avisarle.


—¿Shisui está aquí? Oh, Dios, tanto tiempo deseando que regresase y lo hace demasiado tarde... Debo ir con él.


—¿Estás loco? Si se entera madre o tu marido, te meterás en un buen problema —lo detuvo Sasuke.


—Pero debo ir. Tú entretenlos mientras yo voy a hablar con él, prometo no tardar —junto al pelirrojo, ambos abandonaron la habitación.


Sin ser visto y con ayuda de Sasori, salió por la parte del jardín trasero dirección a la playa. Allí le esperaba su amado Shisui.


Con culpabilidad y sus ojos brillosos por las inminentes lágrimas, se acercó a él, que no tardó en abrazarlo.


—Mi amado Itachi... no sabes cuanto te he necesitado. Deseaba poder venir a verte lo más pronto posible, pero no he podido hasta ahora —le retiró el cabello que mantenía siempre pulcramente recogido en una cola, y besó su cuello, su rostro, su cabeza y sus labios—. Estoy aquí como te prometí, vengo para llevarte conmigo.


—Shisui...no te puedes imaginar como esperaba y deseaba este momento... —no pudo evitar llorar amargamente, alarmando al mayor—. Pero llegas tarde, Shisui, has llegado tarde...


—¿Qué quieres decir con que he llegado tarde? —tomó las manos ajenas entre las suyas, percatándose del anillo en su dedo anular—. ¿Te casaste?


—¡No tuve otra opción! Mi madre me obligó, tú no regresabas y no sabía nada de ti —lloró—. Me casé hace apenas unas horas.


—¿Por qué? ¿Por qué no me esperaste? ¡Yo iba a regresar por ti! Yo... ¿es que no te importó mi promesa?


—Te mandé cientos de mensajes, todas mis llamadas eran desviadas... y nunca supe nada de ti, me dolió tanto pensar que me abandonaste.


—En ningún momento he dejado de pensar en ti, pero ya veo que tú sí dejaste de hacerlo —soltó las manos ajenas, arrodillándose en la arena, con un fuerte dolor en su pecho—. ¿Por qué te has tenido que casar con otro? ¡Por qué!


—¡Ya te dije que no tenía opción! —Shisui se levantó de la arena, para tomar el rostro de Itachi.


—Vámonos, los dos. Abandonemos todo. Huyamos juntos, Itachi.


—No puedo hacerle esto a Deidara.


—Deidara... ¿ése es el estúpido con quién te has casado? ¿Qué te ha prometido? ¿Amor eterno? ¿Un cuento de hadas?


—No tienes derecho de reprocharme nada cuando ni he tenido noticias de ti todos estos años.


—¡Itachi! ¿Se puede saber qué es lo que estás haciendo? —como hacía años atrás, nuevamente su madre los sorprendía—. Regresa en este instante. Tú, aléjate de mi hijo, si antes no quería tenerte cerca de él, ahora menos. ¡Está casado! —tironeó del brazo de Itachi para que comenzara a caminar junto a ella—. Menos mal que he sido yo la que te ha sorprendido y no tu marido, ¡sino habría confirmado que eres un maldito cualquiera!


—¡Déjelo! Antes no tenía edad suficiente para reclamar a Itachi, ahora sí, y vine por él. No me importa que esté casado, porque yo, soy el amor de su vida.


—Ni un paso más —dos trabajadores del rancho, a cada lado de la mujer, apuntaron a Shisui con una pistola—. Y ahora, olvídate de él si no quieres que aquí mismo lo maten, y sabes que no bromeo, Itachi.


—Shisui... mejor vete, por favor...


—No voy a permitir que te vayas con otro hombre que no sea yo —todo pasó muy rápido, un ensordecedor disparo resonó en sus oídos, haciéndolo cerrar los ojos por un instante, siendo llevado por su madre, que no miró hacia atrás en ningún momento.


—¡Shisui! ¡No, madre qué hiciste! —sollozó con horror, sin poder cerciorarse de que su amado se encontrara bien o no.


—Mira lo que has conseguido que pase, y todo por tu necedad y promiscuidad. La culpa ha sido tuya —dijo fríamente—. Ahora, te vas a lavar la cara quitando cualquier rostro de lágrimas por ese infeliz, y vas a ir junto a tu marido. ¿Te queda claro?


Sin otra opción, no tuvo más que obedecer a su madre, pero con una cosa clara en mente; Shisui siempre estaría vivo en su corazón y siempre le pertenecería. Nunca, iba a amar a quién ahora era su esposo. 

Notas finales:

Gracias por leer, espero le den una oportunidad :) 

Inspirado en la telenovela "Lo que la vida me robó", tomando alusión de ella, no tiene por qué parecerse, ser igual o tener el mismo final. 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).