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Wilde por Menma Lightwood

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Notas del fanfic:

¡Historia nueva! Disfrutenla!

Notas del capitulo:

Primer capítulo de esta historia, espero que les guste!

En el amplio universo existen diversos mundos y dimensiones, cada uno más grande y hermoso que el anterior. En este específicamente, existen una raza de humanos híbridos que pueden transformarse en animales. La leyendas urbanas decian que todo surgió por el alma de una mujer que  reencarnó en un tigre para encontrarse con su esposo. Otros dicen que fue el resultado de un experimento militar que salió mal, pero el punto es que con el pasar de los años, miles y miles de humanos heredaron la capacidad de cambiar de formas. Inicialmente solo había tigres, luego, comenzaron a aparecer los lobos, luego leones y panteras, y así sucesivamente hasta que prácticamente el hombre podia transformarse en la mayoría de razas de animales grandes.
 
Muchos tenían vidas ocultas, todos sabían que el gobierno tenía un interés particular en ciertas razas, por lo que pasaban la vida entera sin transformarse, y le enseñaban a su niños a hacer lo mismo, al punto de que algunos se despedían de la vida sin haber cambiado de forma ni una sola vez. 
 
En la adolescencia muchos tendían a protestar, era común, pero cuando se encontró la piel de un tigre albino escondida en un laboratorio los ánimos por la transformación se aplacaron, sobretodo cuando el cadáver perdió el efecto de las drogas y volvió a su forma humana. La visión fue escalofriante, pero era una señal de alarma alta y clara: Si querían sobrevivir, tenían que esconderse.
 
No obstante, habían casos que eran lo opuesto, vivían constantemente en forma animal y muy pocas veces se transformaban en humanos. No porque no les gustara, sino que para mantener su libertad debían vivir en los bosques ocultos, y sobrevivir allí era mucho más fácil cuando cuentas con las condiciones físicas de un animal salvaje. Es cierto, el ser humano es inteligente, pero no posee las mejores características para sobrevivir sin recursos, a diferencia de los animales, que son capaces de resistir situaciones más extremas. Juntando eso más el cerebro de un hombre promedio, estos híbridos salvajes era expertos en supervivencia, y vivían felices en su hábitat.
 
En este hábitat en específico, en una zona muy recóndita y escondida, existía una manada de panteras. Las panteras originales por lo general son solitarias, sin embargo estos eran híbridos, y como cualquier ser humano tienen la necesidad de compañía y de formar familia. En esta habían unos veinte miembros, todos distribuidos en una serie de cuevas y helechos bien ubicados para esconderse. Su líder era Fugaku Uchiha, el y su hermano Obito eran los que supervisaban y protegían a los demás. Como animal era una gran pantera negra como la noche, de ojos amarillos y brillantes. Como jefe era justo y responsable, intimidante pero racional, nadie lo refutaba jamás, pues respetaban sus decisiones. 
 
Pero como cualquier hombre, Fugaku tenía una debilidad, y esa era una pantera un poco más pequeña que el, de un hermoso pelaje azul marino y unos seductores ojos negros.
 
Cuando conoció a Mikoto, su actual esposa, estaba atrapada en una trampa que había capturado su pata, llevaba un tiempo inmóvil y no podía escapar. Ese día Fugaku aprovecho la inconsciencia de la chica para transformarse en hombre y usar sus manos para desactivar la trampa, y luego uso su fuerza animal para trasladar a su futura pareja al refugio. Durante los primeros días su convivencia fue algo difícil, las panteras son desconfiadas por naturaleza, pero el agradecimiento de la chica y su atracción inmediata hacia ese carácter fuerte y determinado hicieron que en menos de un año formalizaran su relación.
 
Mikoto se transformó en la líder femenina de la manada. Y un par de años después, en la madre de sus hijos.
 
Tardaron un poco de tiempo en tener cachorros. Principalmente porque Mikoto quería conocer mejor a la familia antes de tener bebés, y porque Fugaku quería cambiar de guarida y buscar un terreno más seguro para criar a sus hijos. Nunca pensó en ese detalle porque en su manada todos eran familia y nunca hubo la preocupación de que nacieran niños. Si una chica o doncel se sentía atraído a un chico, está se iba con el. Y en el caso contrario, por lo general se iban junti a formar su propio clan. Pero con él era distinto, el era el líder, y sus hijos debían crecer en el seno del grupo. 
 
– ¿En que piensas? – Le preguntó la pelinegra en forma humana, estaba recostada en su pecho y hacia círculos imaginarios sobre su piel.
 
El líder sonrió, había secuestrado a su esposa para tener un momento a solas, últimamente se sentía más presionado porque se acercaba el fin de año y la caza no era buena. 
 
– Estaba pensando en que nos quedan pocas provisiones – Suspiró un poco.
 
Mikoto alzó la cabeza para mirarlo.
 
– No te preocupes, eres el mejor cazador de todos y tienes a tu hermano contigo, verás que todo saldrá bien.
 
– ¿Y si no?
 
– Estaremos juntos para enfrentarlo.
 
– Te amo – Le gustaba mucho su pareja, no solo porque fuera bella e inteligente, sino que sabía cómo apaciguarlo solo hablando.
 
– Y yo a ti.
 
Un rugido les aviso que debían volver a la guarida, así que ambos se transformaron y corrieron para llegar lo más pronto posible. Fugaku iba a la cabeza, pero realentizo el paso al ver que su esposa estaba llendo algo lento, y no era para menos. Su pecho se hinchó de orgullo y su animal interior gruñó satisfecho cuando vio el amplio vientre de la pantera hembra, mostrando el lugar en donde sus cachorros esperaban plácidamente el momento de nacer. Se acercó a ella y lamió sus orejas, esperaban dos o tres bebés, en su especie era común tener varias crías, así que debía aprovechar de consentir a su pareja lo más que pudiera antes de que llegaran los revoltosos a voltear su vida de cabeza.
 
Compartió una mirada con ella antes de terminar su camino y volver a su hogar.
 
 
 
 
 
                       °°°°°°°
 
 
 
 
Un par de días más tarde, a diferencia de la tranquilidad que esperaba, se encontró corriendo a toda velocidad hasta su cueva. 
 
Estaban bajo a ataque.
 
El problema no era que el gobierno les persiguiera, al fin y al cabo eran más grandes y corrían más rápido. No, el verdadero problema es que a su disposición también contaba con trabajadores híbridos que les equivalían en tamaño y fuerza, incluso los superaban a veces. El porque una persona estaría de acuerdo en esclavizar a otros como el es un misterio sin resolver aún. Pero no lo pensó demasiado, tenía que salvar a su familia.
 
Cuando llegó no se detuvo a ver si alguien estaba herido, se lanzó con un gruñido a un león que estaba mordiendo el lomo de uno de sus sobrinos. Peleó con garras y colmillos hasta que logró lastimarlo lo suficiente como para matarlo, y pudo haberlo hecho de no ser porque un tigre de bengala salto desde atrás y clavó sus garras en su parte trasera.
 
Su hermano se transformó y llego para ayudarle, entre ambos pelearon hasta el cansancio, rasgando carne y sacando sangre de sus enemigos. Cuando ya no tuvo ninguno enfrente pensó que había terminado, pero un conteo rápido de cabezas y un gruñido de dolor le hizo salir corriendo.
 
"¡Mikoto!" Pensó desesperado, tenía que llegar, y rápido.
 
La visión que tuvo al frente le hizo enfurecer, su esposa había peleado ferozmente contra un leopardo y lo había derrotado con una mordida certera en el cuello. Pero no venía solo, y Fugaku solo pudo saltar para defender a su pareja cuando ese gran león enemigo le rasgaba con sus garras el vientre de su mujer.
 
- ¡Corre! - Le gruñó mientras forcejeaba con el otro animal.
 
Mikoto en forma animal gimió, y utilizo sus últimas energías para esconderse, quería ayudar a su esposo pero entre la batalla y la herida sus cachorros se adelantaron. Así se entre la seguridad de unos arbustos se echó de lado y se concentró en respirar. A su alrededor escuchaba rugidos y zarpazos, pero solo optó por rezar porque todos estuvieran bien.
 
Una hora después tenía entre sus patas a dos preciosos cachorros, ambos varones y futuros líderes, uno era negro como la noche, y otro tenía un pelaje similar solo que con una curiosa motita blanca en la punta de la cola.
 
Miro a sus hijos con cariño, colocándole los nombres que su esposo y ella habían escogido. Al azabache le colocó Sasuke, y al de la marca peculiar le puso Itachi. Se suponía que ese último era para el primogénito, pero con la desesperación del momento no pudo recordar cual de los dos nació primero.
 
Unos minutos después logró convertirse en humana, y cargo a sus cachorros en sus manos para llevarlos consigo. Aún no se transformarian en humanos hasta que cumplieran el mes, pero era mejor asi. Era más fácil transportarlos.
 
Fugaku estaba herido, tenía rasguños por todas partes y le habían arrancado parte de la oreja, pero todo cansancio se desvaneció cuando vio a su ángel cargar a sus bebés.
 
- Son preciosos... - Logró decir una vez siendo humano. No pudo evitarlo, quería verlos con sus ojos de hombre.
 
- Son dos varoncitos - Sonrió de lo más orgullosa.
 
- ¿Itachi y Sasuke? - Supuso, pero no hizo falta.
 
Mikoto asintió.
 
- El de la colita blanca es Itachi.
 
Querían disfrutar de su momento de paz, pero cada vez llegaban más y más híbridos. Tenían que escapar. Pero no podían hacerlo con dos cahorros, así que ambos tomaron sus formas de panteras y cada uno tomo un bebé con el hocico. Se separaron para no llamar la atención, y con una última mirada, se despidieron con la promesa de encontrarse luego.
 
– ¿Estaran bien? – Le preguntó ella.
 
Fugaku asintió.
 
– Te prometo que el bebé llegará a salvo.
 
Mikoto le dejó y corrió por el bosque, serpenteando para esquivar a los atacantes.
 
Lo vio venir.
 
Pero no pudo evitarlo.
 
Un lobo la atacó de lado, y aunque se esmero en no lastimar a su bebé tuvo que soltarlo para no apretarlo. Se paró en frente el y gruñó en advertencia, pero el lobo no retrocedió, no le tuvo piedad. La batalla fue intensa, pero ella estaba cansada, acaba de dar a luz y no podía más. A duras penas logró vencer al lobo, pero no pudo anticipar que antes de morir daría un brinco y morderia a su pequeño.
 
"¡NO!" Su animal grito, pero no pudo llegar a tiempo. Presa de la ira y la impotencia desgarró el cuerpo del lobo en dos, pero cuando miro a su hijo de nuevo...
 
Su hijo, su pequeño...
 
Su cuerpecito estaba inmóvil en el suelo, manchado de sangre. Apenas y se notaba que era un cachorro en ese estado, lo único que ella pudo reconocer con claridad fue la pequeña motita blanca entre el líquido carmesí.
 
Se echó en el suelo y lamió a su bebé, intentando en vano despertarlo. Lloró con amargura por un largo rato, preguntándose qué cosa horrible habían hecho los de su especie para que les hicieran esto. Ellos eran buenos, no lastimaban a nadie, no atacaban a nadie, no merecían algo tan cruel.
 
Eventualmente logró recuperarse, tomo el cuerpecito de su bebé y corrió hasta el punto de encuentro. Pensó que todos la socorrerian de inmediato, pero estaba demasiado ocupados en algo más. Los integrantes que quedan estaba en círculo, y una vez que se acercó, identificó el porque.
 
Fugaku, su esposo, su pilar, su fuerza y su complemento... estaba muerto sobre el suelo. Con su familia llorando a su alrededor. Con un gran dolor puso a su bebé junto a su esposo, y los abrazo a ambos mientras su llanto se mezclaba con los demás.
 
Pudo haber seguido todo el día, de no ser porque un pequeño gemido le hizo retroceder.
 
Entre las patas del líder se encontraba el otro bebé, y respiraba.
 
"Te prometo que el bebé llegará a salvo..."
 
Aún estaba vivo.
 
Mikoto no necesito ver la escena más de una vez para entenderlo. Su esposo había muerto defendiendo a su hijo, a su cachorro.
 
Ese día, junto al cadáver de su esposo y su hijo, la nueva líder de la familia Uchiha tomo una difícil pero gran decisión, quizas ella no había podido hacer lo mismo que su esposo, no pudo salvar a su otro hijo. Pero podía compensarlo al cuidar a su Sasuke. Se armaría de valor, tomaría el mando de su nueva familia y los dirigiría a otro escondite, uno más escondido y seguro. Y una vez allí, cazaría y alimentaria a su gente mientras educaba a su hijo, para que algún día tomara su derecho de nacimiento y se convirtiera en el líder de la familia Uchiha.
 
Un Halcón se posó en la copa de árbol, observando la escena.
 
Y seguiría observando con el pasar de los años, esperando a que el nuevo líder Sasuke Uchiha se alzara por la libertad.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Continuará...

Notas finales:

Raios, que sad :(

No sé preocupen que ahora es que falta mucho por ver. Está será una historia corta que como ya mencioné, es la adaptación de una película muy hermosa de mi infancia. Ya verán como se va adaptando todo, no se preocupen. No hay fecha de actualización pero prometo terminar esta historia este año!


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