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Boku no Drabbles por Dra-chan

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Notas del fanfic:

Con mi bella Leana, que nada más regresar de su largo retiro vino a caer en mis garras.


Originalmente pensábamos publicar diario todo diciembre pero la verdad que qué ilusas somos al pensar que ibamos a poder hacerlo, así que el plan cambio a publicar cada segundo día durante todo diciembre y enero los 31 drabbles.


Acompáñenos en este viaje del cual no sé si saldre viva -aiuda-


Las parejas las irá agregando al resumen según vaya publicando.

1


La primera vez que sucede, Izuku no sabe muy bien qué pensar.


Es la primera noche que pasan en los dormitorios de la escuela. Hace casi nada de la pelea de All Might con All For One, el rescate de Kacchan, la charla con Asui y aparte lidiar con la mudanza. Midoriya no cree que toda esa sobrecarga emocional vaya a dejar muy cuerdo a ninguno de los estudiantes de la clase 1-A.


Y, sin embargo, siempre pueden caer más sorpresas.


No se le hizo raro que Bakugo se fuera a dormir temprano esa misma noche, nunca ha sido alguien que se desvele hasta tarde y mucho menos alguien que quiera pasar tiempo con un grupo ruidoso que está muy dispuesto a violar la intimidad de su habitación.


Pero ahora está aquí, a las doce y media de la noche. Tiene cara de mal genio, lo cual no es raro en lo absoluto, el cabello más rebelde de lo normal y carga una almohada y una manta con él.


—Muévete —es todo lo que dice antes de empujar a Midoriya a un lado y entrar a la habitación sin pedir permiso.


Bakugo hace una mueca de desprecio al ver toda la decoración, pero no suelta ningún comentario al respecto.


Remueve las cobijas en la cama de Izuku de una patada y sin mediar palabra se acuesta mirando a la pared, dejando el espacio justo para que Midoriya se acueste a su lado.


Izuku quiere preguntar, por supuesto, siempre tiene demasiadas preguntas atoradas en la garganta, pero está demasiado cansado hasta de estar vivo por ese día.


Vuelve a apagar la luz, camina hasta su cama e intentando en la medida de lo posible no tocar a Katsuki, se acuesta en la cama.


Está dormido antes de darse cuenta, demasiado agotado emocionalmente como para ponerse a razonar. Por eso mismo cree que es un sueño el par de brazos que siente que el abrazan durante la noche.


2


A la mañana siguiente no hay ni rastro de Bakugo. El otro lado de la cama está frío e Izuku no sabe si Kacchan se fue muy temprano para que nadie se diera cuenta o soñó todo lo que pasó.


Cuando baja para lavarse la cara y los dientes y después ir a desayunar con sus compañeros, Bakugo le ignora como es lo normal así está listo para convencerse que todo fue un sueño hasta que en el desayuno tienen un breve intercambio de miradas. Katsuki no le frunce el ceño ni le grita “¿Qué mierda estás mirando nerd?” como es lo usual. Al contrario, es una mirada profunda y llena de significado que Izuku no puede evitar desviar sus ojos porque siente el inicio de un vergonzoso sonrojo.


Nunca hablan de ello ni de las veces que se repiten hasta después de su gran pelea.


Siguen castigados y a pesar de compartir secretos ahora, aún es difícil tratar de mantener una conversación normal si todo lo que puede hacer Katsuki es insultar y Midoriya pedir perdón.


Pero, como se ha dicho, a Izuku le queman las palabras en la garganta y tarde o temprano necesita respuestas y considera que, si Kacchan le sacó la verdad a golpes, bien merece él también una explicación.


Sin golpes, obvio, no necesitan más castigo.


—¿Por qué vas a mi habitación? —pregunta de la nada y más tosco de lo que le gustaría porque si sigue esperando la oportunidad adecuada nunca va a preguntar.


Bakugo primero le dirige una mirada confundida, como si no supiera de qué rayos le está hablando para después fruncir el ceño, irritado.


—Porque no puedo dormir —es la simple contestación que le da antes de seguir con lo suyo, como si no necesitara dar más explicaciones que esa.


La respuesta, por sorprendente que parezca, tiene mucho sentido para Midoriya. Bakugo siempre ha sido una persona de costumbres y régimen. Se duerme temprano, tiene una rutina de entrenamiento que sigue a raja tabla. Cambiar de pronto a un dormitorio por mucho que la habitación se parezca a la que tiene en casa debió ser duro. Lo único medianamente familiar ahí que le dé tranquilidad, de alguna desquiciada forma, es Izuku.


Para Midoriya es muy interesante cómo Bakugo es capaz de compartimentar las cosas. Puede detestarlo con toda su alma de día, pero encontrar confort en él de noche.


Intenta no darle demasiadas vueltas o todo será mucho más complicado y seguramente no llegue a ninguna respuesta.


Así que cuando Katsuki se presenta algunas noches en su habitación sólo se hace a un lado antes que lo empuje y duermen espalda con espalda, reconfortándose en el calor del contrario.


Si Izuku sueña de vez en cuando con los brazos de Katsuki alrededor de su cuerpo, no hace nunca mención de ello.


3


—Deberías dormir en tu habitación —comenta Izuku en un susurro una noche cualquiera. Bakugo tiene cinco días seguidos durmiendo ahí y así nunca logrará acostumbrarse a su nueva habitación o a una nueva rutina.


O al menos eso es lo que piensa Midoriya.


Katsuki gruñe algo entre dientes e Izuku teme por dos segundos que Bakugo comience a explotarlo todo a su paso. Sin embargo, lo que sucede es que el rubio se levanta de golpe de la cama, lo envuelve en un lío de mantas de pies a cabeza y lo alza sobre su hombro. Midoriya se siente sofocar. No puede decir nada con toda esa tela sobre su cara. Siente el movimiento y bamboleo del caminar de Kacchan y no puede evitar sentirse estúpido cuando el pensamiento de que Bakugo lo tirará por la ventana cruza por su mente. Él nunca haría eso. ¿O sí?


No tiene mucho tiempo para pensarlo más porque siente que Bakugo, efectivamente, lo lanza por los aires.


Pero no hay choque de cristales ni un golpe duro.


Al contrario, su cuerpo golpea una superficie blandita y acolchada que hace rebotar su cuerpo.


Katsuki retira bruscamente las mantas que le envuelven, le lanza su almohada y se acuesta a su lado, esta vez quedando del lado de la orilla de la cama y dejando a Izuku del lado de la pared.


Todo está en penumbra, pero aun así Midoriya reconoce la habitación de Kacchan.


No tiene corazón, ni valor, para decirle que NO se refería a eso cuando le dijo que debía dormir en su habitación.


Quizás debió especificar que se refería a que debe empezar a dormir sin él a su lado.


4


Después de las dos primeras veces en que Midoriya intentó razonar con Kacchan sobre dejar de dormir juntos, se dio por vencido. Primero, porque el rubio explotaba, literalmente, de coraje y lo llenaba de pretextos sobre por qué debía dormir con él. Así que llegaron a un sano acuerdo de al menos reducir los días para que no fuera tan sospechoso.


Eso no detenía, claro, a Bakugo para nada. Había días donde su acuerdo estipulaba que cada quien debía estar en su habitación y de alguna forma Katsuki se las ingeniaba para escurrirse a la habitación de Midoriya o, peor aún, arrastraba a Izuku hasta su propia habitación. Poco le importaba si alguno de sus compañeros se daba cuenta. Bakugo había perdido todo el sentido de la discreción. Nadie se atrevía a preguntar nada al respecto. Izuku es quizás el único ser humano que resiste de frente y tantas veces las explosiones de Katsuki, ya sean de carácter o de la palma de sus manos.


Kirishima le dedicaba sonrisas condescendientes si se topaban por las mañanas, pero se limitaba a darle los buenos días y eso para Midoriya era de agradecer. No tenía ni idea de cómo explicar su relación con Bakugo en ese momento, pero tampoco quería crear malos entendidos.


Sin embargo, si creyó que todo eso era difícil, no estaba listo para lo siguiente. En general no pensaba demasiado en el calor del cuerpo de Bakugo a su lado, no porque no le gustara sino porque le gustaba demasiado. Los sueños constantes de tener sus brazos a su alrededor creaban en su cuerpo reacciones demasiado vergonzosas como para poder dirigirle la mirada a la mañana siguiente, pero no podía evitarlo, no es de piedra, Izuku es un adolescente perfectamente sano y lleno de hormonas, sobre todo si el objeto de su afecto está tan cerca de él.


Era la razón principal por la cual se aferraba a que Kacchan dejara de dormir a su lado. No quería ni imaginar en lo que pasaría si se llegara a enterar de sus sentimientos. Ya ha sido lo suficientemente duro llegar a donde estaban ahora como para arruinarlo. Midoriya se aferra patéticamente a las migajas que puede obtener de la atención de Bakugo porque, aunque siempre ha tenido la atención del rubio sobre él, fuera la razón que fuera, nunca habían tenido un trato tan normal. Como si fueran amigos. ¡Amigos! El sueño número dos de Midoriya que también se le está cumpliendo. El número uno es obviamente tener la posibilidad de convertirse en héroe. Está obteniendo tantas cosas que tiene miedo de volverse codicioso y un día despertar para darse cuenta que todo fue un muy lindo sueño.


Todos los huesos de su cuerpo lo agradecerían, obvio, pero su corazón no.


Así que una noche que los dos se han metido ya a la cama de Bakugo, Midoriya se gira a la pared, imaginando que Katsuki también le dará la espalda y ambos podrán dormir tranquilamente. Los planes de Bakugo, como siempre, no son los mismos de Izuku, porque no sólo está viendo fijamente su espalda, sino que se acerca demasiado hasta sólo tener las capaz de ropa como separación, pasando uno de sus brazos por el pecho de Izuku y una de sus piernas por su cadera. Lo peor, para horror de Midoriya, ni siquiera es todo eso, sino que todavía entierra su cara en la parte trasera de su cuello y aspira con ganas, como si quisiera ahogarse en su olor.


Izuku se queda congelado, sin saber cómo reaccionar, pero sabiendo que cierta parte de su cuerpo va a reaccionar mucho si Bakugo no se aleja a la de ya.


—¿Kacchan? —pregunta en un hilo de voz, esperando dentro de su corazón que el rubio esté dormido, aunque sólo tienen dos minutos de haberse metido en la cama.


—¿Qué? —obtiene como respuesta y Midoriya está muy seguro que le va a petar el corazón.


—¿Qué haces? —sigue preguntando porque no sabe dónde se dejó la capacidad de movimiento para alejarse.


Quizás es que tampoco se quiere alejar, para ser honestos.


—Te abrazo, como todas las noches —es la respuesta cínica que recibe y es lo que le hace reaccionar.


Intenta liberarse del abrazo, pero Bakugo no se lo pone nada fácil, lo único que logra es darse la vuelta hasta que quedan frente a frente. Katsuki lo tiene abrazado firmemente por la cintura y lo pega más a su cuerpo. Midoriya pierde el hilo de sus pensamientos por un segundo porque sus ingles chocan y muerde con ganas sus labios para no jadear. Primero necesita respuestas. Después… después lo que deba seguir.


—¿Todas las noches? —vuelve a soltar una pregunta.


Katsuki parece perdió y confundido, si debe guiarse por lo poco que ve en la oscuridad, eso no evita, sin embargo, que balancee de nuevo sus caderas para que choquen con las de Midoriya quien, nuevamente, debe morder sus labios.


—Todas las noches que duermo contigo, no te hagas el tonto —responde Bakugo y a Izuku le asusta un poco su docilidad y el que no detenga ya para nada el balanceo de caderas.


—Ka-Kacchan —tartamudea cuando siente las manos de Katsuki colarse por su espalda—. Pensé que sólo era un sueño —admite intentando sacar esas manos de entre sus ropas.


—¿Sueñas que te abrazo? —la pregunta sale con un tono burlón que molesta a Izuku.


—¡No! Basta Kacchan, ¿por qué haces esto? —logra al fin quitar esas manos de entre su ropa y alejar un poco su cuerpo del de Katsuki. Extraña su calor casi inmediatamente, pero necesitan tener una charla seria al respecto.


Bakugo no responde de inmediato, sólo ve sus manos, ahora vacías y siendo detenidas por las muñecas en un apretado agarre de las manos de Izuku. En un movimiento rápido e inesperado logra poner su cuerpo sobre el de Midoriya, siendo ahora él quien le agarra por las muñecas para que no pueda escaparse. Aunque sabe que si Izuku quisiera escapar de él lo haría. Toma como buena señal que se quede en su lugar.


—Estoy cansado de los pretextos —responde al fin, dejándose caer sobre el cuerpo de Midoriya.


Soltó sus manos para pasar sus brazos por la espalda del otro y enterrar su rostro en su cuello. Vuelve a aspirar profundamente, exhalando el aire caliente directamente sobre la piel caliente de Izuku.


—¿Pretextos? —pregunta en voz suave Midoriya, también abrazando a Katsuki ahora que tiene la oportunidad.


De nuevo hay un largo silencio donde Izuku teme que Katsuki no hable de nuevo o se quede dormido sobre él.


—Me gusta dormir contigo —admite al fin Bakugo, aun dejando que su aliento choque contra la piel del cuello expuesto de Midoriya—. Me calma saber que estás aquí, conmigo.


—Siempre estoy contigo, Kacchan —dice en tono suave, acariciando la espalda de Bakugo, relajando sus músculos.


Izuku no sabía que de alguna forma Bakugo detenía aún parte de su peso hasta que se dejó caer por completo sobre él. Era pesado, sí, le estaba dificultando respirar, también, pero no cambiaría ese momento por nada.


Es muy fugaz la sensación, pero Midoriya reconoce perfectamente la sensación de un beso sobre su cuello. Siente su rostro arder, pero eso no le detiene de ladear un poco el rostro hasta toparse con la parte trasera de la oreja de Kacchan y plantar un ligero beso ahí.


El estremecimiento en el cuerpo contrario lo siente como propio y para cuando se quiere dar cuenta eso sobre sus labios son los labios de Katsuki. Son sólo labios contra labios en una presión un poco dolorosa. La inexperiencia se siente en cada fibra de su cuerpo a la par de las ansias. Izuku debe subir sus manos hasta el rostro de Katsuki, acunando sus mejillas y aligerar un poco la presión de sus labios. Ninguno sabe exactamente qué hacer, pero Bakugo por puro instinto abre un poco la boca, atrapando primero con sus labios el labio inferior de Midoriya, luego con sus dientes, delineando la tierna carne con su lengua. Como es costumbre, Izuku no se quiere quedar atrás y antes de notarlo es una batalla de labios y lenguas, de las manos de Bakugo apretando con fuerza los hombros de Izuku y éste desordenando más los rebeldes cabellos del rubio con sus manos. Son un lío poco coordinado y lleno de ímpetu que deben separarse de golpe porque ambos han olvidado respirar.


Midoriya gira su cuerpo para quedar ambos de costado, viéndose de frente con las respiraciones agitadas. Conforme van respirando mejor, ambos notan que se están quedando dormidos, Bakugo a punto de hacer de nuevo un movimiento.


—Debemos dormir, Kacchan —le recuerda Midoriya, manteniéndolo en su lugar.


Katsuki acepta dócilmente, cerrando de a poco los ojos, pero sin aflojar ni un momento su agarre sobre Izuku, no es que éste tenga planeado soltarle tampoco.


5


La mañana siguiente Midoriya no se escapa temprano a su propia habitación, por el contrario, sale al mismo tiempo que Bakugo de su habitación con sus cosas listas para ir a lavarse la cara y los dientes.


Kirishima, que ese día por pura casualidad va un poco más tarde de lo normal sólo alza una ceja al verlos salir y sonríe como siempre.


—¡Buenos días chicos! —exclama, siempre entusiasta y sigue su camino sin prestarle demasiada atención a la mano de Bakugo que casualmente se cuela por la cintura de Midoriya.


—Buenos días, Kirishima-kun —es Izuku el único que saluda con una sonrisa tensa.


—Cállense —masculla Bakugo desde el hombro de Midoriya, donde ha decidido recargarse.


Izuku cree que deben tener una charla sobre todo esa necesidad de contacto que deberían limitar a cuando estén solos. Pero pierde el hilo cuando los dedos de Bakugo juguetean con la orilla de su playera y se cuelan lentamente hasta tocar piel.


—¡Ka-Kacchan! —exclama, ofuscado mientras se aleja de su toque y se voltea a enfrentarle.


La sonrisa cínica en el rostro de Bakugo le hace entender que puede que no es que sea necesidad de estarle tocando sino, más bien, de estarle molestando.


Camina indignado hasta el elevador, intentando ignorar la risa burlona de Katsuki que, muy en el fondo, en realidad disfruta bastante.

Notas finales:

¿Reviews? :3


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