Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Tanabata por HzSerrath

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Mi primer fanfiction sobre esta parejita. 

 

Pd: Cambié algunos significados sobre lo que representan los Kimonos.

Notas del capitulo:

No olviden darle una oportunidad en Wattpad: S_errath Me ayudaría bastante. 

«“Mi pequeño y amado hijo.... Cuándo te encuentres en peligro, desprotegido, sin nadie a quién acudir, recuerda que estará tu hermano mayor. Aquel que al inició se mostrará como un enemigo, pero pronto cómo un aliado. Él sabrá por qué recurriste a él y te protegerá, confía.”»

Abrió los de par en par sin siquiera moverse un poco de su lugar. Yacía reposando en uno de los tantos gruesos troncos de su Aldea natal, junto a unos brazos cruzados que yacían ocultos entre la suave tela de su Hitoe. Ahí estaba, nuevamente ese recuerdo de su niñez envuelto en un sueño que lo despertaba apenas se quedaba profundamente dormido. ¿Por qué? ¿Por qué los recuerdos de cuando era niño surgían ahora?

—¡Inuyasha!

Las orejas del Inu-Hanyō se movieron en un vaivén lento al escuchar el llamado. Aquella voz la reconocería incluso en las peores circunstancias.

—¡Inuyasha, baja! —pidió la misma voz.

—¿Qué quieres, Kagome? No fastidies. —se limitó a responder sin siquiera dirigirle la mirada.

No hubo respuesta inmediata por parte de la joven miko, tal vez porque ya sabía cómo respondería aquél o simplemente porque estaba pensando qué decir.

—¡Osuwari! —optó por la salida fácil.

El Inu-Hanyō cayó bruscamente desde el tronco hacia el suelo, dándose un tremendo golpe en el rostro. ¡Odiaba ese jodido rosario!

—¡K-...!

—Ten. —le interrumpió, extendiendo sus manos a él para darle unos ropajes los cuales al parecer venían envueltos.

—Yo no necesitó ropas, estoy bien con las que traigo. —dijo al sentarse sobre el suelo terroso.

—Es un Montsuki, Inuyasha. Te lo he comprado porque hoy iremos al primer día del festival Tanabata.

—¿Qué? ¿Un qué para qué? —sí, él jamás había oído hablar ni de uno, ni del otro.

Kagome soltó un suspiro. ¿Por qué no le sorprendía? Bueno, no lo culpaba, después de un año tras la muerte de Naraku, ella junto a Inuyasha y los demás, irían a su primer festival juntos.

—Es una tradición en parejas. Sé que no lo somos, pero acompañaremos a Miroku y Sango.

—No iré. —se cruzó de brazos, girando el rostro al lado contrario de dónde yacía Kagome.

—No te voy a obligar a ir, pero sería muy egoísta de tu parte no asistir. No por nosotros, por tus amigos. —le soltó de golpe mientras se giraba dándole la espalda—. Sango, Miroku, Rin y yo te esperaremos en la entrada de la aldea al anochecer. —se despidió con eso último mientras se alejaba del lugar.

«“Por tus amigos.”» Aquello sin duda había sido un golpe sin avisó a su terquedad. ¿A caso aquel absurdo festival era tan importante? No lo sabía. Soltó un suspiro y se dejó caer boca arriba contra el suelo pudiendo observar el hermoso cielo despejado. ឵ ឵឵ ឵឵

Muchas cosas habían cambiado desde ya hace un año atrás. No habían más enemigos que combatir, ni perlas que buscar, solo... Paz, una paz de la que nadie se imaginaba poder ser parte, al menos en aquella época de guerra. 
឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵
឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵
឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵
឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵
឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵
឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵
឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵
឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵
឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵
឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵
឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵
឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵
Inuyasha despertó apenas sintió cómo unas patitas se posaban sobre su torso sin intención de quitarse.

—¿Kirara? —preguntó un tanto desconcertado mientras se reincorporaba del futón dónde yacía recostado—. ¿Qué haces aquí? —confuso siguió con las preguntas. No era normal que la Nekomata viniera a visitarlo a su hogar. Sí, horas atrás había regresado a su pequeña choza que le habían dado.

La Nekomata se bajó del rostro de Inuyasha, caminando hasta donde se encontraba el regalo que Kagome le había dado, fue entonces como él mismo se dió cuenta que había olvidado por completo lo del festival.

—¡Diablos! —se levantó acercándose a dónde el regalo permanecía, tomándolo entre manos—. ¡Se me olvidó por completo!

Kirara soltó un pequeño ruido en respuesta mientras movía sus colas a lo que Inuyasha inevitablemente la miró.

—Gracias, Kirara. Sino me hubieses despertado, seguramente Kagome no me habría perdonado por no asistir. —dijo comenzando a desenvolver los ropajes, se vestiría e iría rápidamente a alcanzar a sus amigos, si es que aún se encontraban ahí.
឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵
឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵
឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵
឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵
឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵
឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵
឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵
឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵
឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵
឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵
឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵
឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵
—¿Crees que se haya dado cuenta? —preguntó Sango quien yacía junto a sus amigos a las afueras de la aldea. Se veía hermosa debido al Komon que traía puesto. Un kimono de seda, con estampados y colores variados desde rosas, hasta rojos y cafés.

—N-no lo creo. —le respondió rápidamente una Kagome nerviosa que yacía vestida de la misma forma solo que en distintos colores: Verdes, blancos y azules—. Inuyasha no es muy consciente de los ropajes festivos, es por ello que no creo que sepa la diferencia entre un Hakama y un Furisode.

—¿Un... Furisode? —preguntó un Miroku atónito.

Ambas mujeres asintieron.

—Kagome-sama, ¿Un Furisode no es este tipo de kimono que por excelencia lo usan las princesas solteras, es decir, princesas que aún no contraen matrimonio y buscan un candidato? —preguntó una Rin bastante confusa, pese a su edad, ya sabía la diferencia entre todo tipo de Kimonos y Yukatas.

Kagome se inclinó lo suficiente para estar a la par de la altura de Rin, asintiendo suavemente mientras colocaba uno de sus propios dedos sobre sus propios labios.

—Pero es un secreto que Inuyasha no debe saber, ¿sí?

Sin entender mucho la pequeña asintió.

—Pero aún no comprendo porque un Furisode. Más aún, él no es una mujer como para buscar un 'candidato'. Vaya que mi querido amigo se molestará bastante al enterarse, pero porsupuesto que no le notificaré porque también quiero ver qué pasa. —admitió con un tono inocente lleno de sarcasmo.

—¿Ver qué cosa, monje? —preguntó el Inu-Hanyō que recién llegaba al lugar.

No tardó en acaparar la atención de sus tres amigos y la pequeña Rin debido a su Furisode que si bien o mal, le quedaba estupendamente hermoso. Kagome no era tonta, ni mucho menos Sango, si le harían una pequeña broma, se la harían bien, mismo por lo que ambas se habían encargado de escoger el Furisode más caro y con un mayor significado el ‘Ōfurisode’: Distinguido de otros Furisode por sus mangas que pasan ligeramente del metro de largo, sus telas por demás finas en un pliegue sencillo de una sola capa hasta llegar a sus tobillos, el color carmesí junto al banco resaltaban bastante, no se diga de las pequeñas figuras de hoja impregnadas sobre la misma. Un Furisode que no llegaba a resaltar demasiado pero seguía siendo hermoso.

—¡Inuyasha-sama, se ve hermoso! —Rin fue la primera en hablar, misma que se lanzó a abrazarlo. Al Inu-Hanyō no le quedó otra que corresponder.

—Querido amigo, ¿es que a caso veo que te recogiste el cabello en una coleta? —preguntó un tanto sorprendido el monje.

—¿Tienes algún problema? —enarco una ceja mientras soltaba a Rin—. La anciana me obligó a dejarme recojer el cabello, dijo que para estás festividades se debía uno mostrar formal como respeto ante nuestros antepasados. Y... no quiero faltarle al respeto a mi madre...

Kagome inevitablemente le dedicó una tierna sonrisa. Ya había olvidado que el Inu-Hanyō atraves de todo lo que habían pasado juntos, había madurado un poco, e incluso se había vuelto más abierto en ciertos temas personales.

—Te queda bien, Inuyasha. —soltó la miko y en seguida Sango y Shippo asintieron.

—¡Ya, bueno! Dejen de joder. —les pidió intentando cruzarse de brazos. Era raro, gracias al Furisode no podía hacer aquello ni ocultar sus manos bajo las telas. ¿Es que a caso todas las ropas formales de los hombres eran tan estorbosas?
឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵
឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵
឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵
឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵
឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵
឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵
឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵
឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵
឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵
឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵
឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵
឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵
—Rin, ¿qué pasá? —preguntó Kagome mientras caminaban por las áreas de venta del festival.

Ya hace un rato que habían estado paseándose, admirando todos los adornos y vendedores del lugar. Rin y Kagome al frente, Inuyasha atrás y Miroku, Sango más atrás.

—Sesshōmaru-sama prometió venir hoy y estar un rato con Rin. —le respondió en un tono desanimado.

—Jo... Ese bastardo no vendría a un festival dónde solo hay humanos. —aseguro Inuyasha—. Seguro aún actualmente le causan repulsión.

En ese momento Rin se detuvo a lo que todos los demás igual. Kagome giro a ver al Inu-Hanyō de manera desaprobatoria, la había jodido. 

—Querido amigo, creó que es aquí cuando te le acercas y le dices que te equivocaste y vendrá. —le susurró Miroku al poco tiempo de habérsele acercado.

El Inu-Hanyō soltó un suspiro fastidiado. ¿Cómo es que debía mentirle a una niña? Aunque de cierta forma él mismo sabía que había sido un poco grosero, solo un poco. Aparte de que no estaba seguro de si vendría o no, puesto que había sido una promesa hacia Rin, la única humana que tomó bajo su protección en todo lo que llevaba por 'conocerlo.'

Se acercó hasta estar al lado de Rin, fue entonces que se inclinó para estar a su altura, debía disculparse.

—Él vendrá por ti, después de todo no puede fallarle a su protegida. —aseguró, sin embargo, Rin no articulaba palabra alguna.

Y solo por un momento, solo por un maldito momento hubiese creído que había sido por él, sin embargo no era así. Sus orejas se movieron en un vaivén repentino, había captado la presencia de alguien que juró no se iban a presentar a un festival humano: Sesshōmaru.

Sí, Rin se había quedado quieta no por lo dicho por el Inu-Hanyō, sino porque había visto a lo lejos la imponente presencia de su protector, de aquel que la adoptó.

—¡¡Sesshōmaru-sama!! —no dudó en correr hacia la dirección donde se encontraba el Daiyōkai, que prácticamente venía hacia ellos.

—¡Niña! ¡Pero que falta de respeto abrazar a Sesshōmaru-sama sin su consentimiento! —regañó Jaken.

Sesshōmaru si bien, no correspondió en su totalidad el abrazo, solo palpo la cabeza de Rin suavemente con una de sus manos mientras le dedicaba una casi inexistente sonrisa.

—¿Sesshōmaru? —preguntó Kagome con sopresa apenas llegó junto a sus amigos dónde se encontraban el Daiyōkai y su sirviente.

—Miko. —saludó. Sus expresiones en definitiva no mostraban peligro, repulsión o derivado, muy al contrario, se veía total e inexpresivamente tranquilo.

Sin duda no solo aquél repentino saludo sorprendió a algunos presentes, también su vestimenta, un Montsuki: Kimono formal para hombres que pasan la mayoría de edad, sin importar su estado civil. Hecho de seda negra, con muchos pliegues y mangas anchas pegadas al cuerpo. Sin estampados o bordados, tan sencillo y elegante, digno de ser llevado por un Daiyōkai de esa altura.

—Quién diría que algún día tendríamos el placer de verlo sin su vestimenta de guerra. —le sincero Miroku a manera de saludo.

—¡Sesshōmaru-sama se ve increíblemente guapo! —aseguró Rin alzando los brazos.

—Obviamente mi amo bonito se ve guapo, cualquier ropa le queda.  —aseguró el pequeño demonio verde quién vestía un Yukata más sencillo.

—¿Dónde está Inuyasha? —preguntó Sango apenas se percató de que el mismo no se encontraba.

—¿Eh? ¿No está...? —preguntó la miko mientras trataba de buscar con la mirada a al Inu-Hanyō, fue entonces que parpadeó—. ¡Ah! ¡¿Cómo pude olvídalo?! —se autoregañó.

—¿Qué ocurre? —preguntó Sango.

—Hoy es luna nueva. —le recordó la miko—. Seguramente Inuyasha se fue por esa razón, pero... teniendo su aspecto humano dudo que sepa volver a la Aldea o si quiera aquí. ¡Iré a buscarlo!

—Iré yo. —les avisó Sesshōmaru a los presentes—. Tú cómo humana tardarás más tiempo en encontrarlo.

Kagome sin dudarlo asintió. Aunque en cierta forma era extraño que Sesshōmaru se propusiera a buscar a aquel que su presencia le era indeseable, supuso que sería lo mejor, además, ya estaba por iniciar el Tōrō nagashi, con algo de suerte el Daiyōkai lo traería para entonces.
឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵
឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵
឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵
឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵
឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵
឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵
឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵
឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵
឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵
឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵
឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵
឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵឵ ឵
—¡Estúpida luna nueva! ¿Cómo me olvidé de ello? ¡Simplemente no hubiera venido! —alardeaba molesto el Inu-Hanyō mientras caminaba por el bosque. En algún punto se había desorientado de dónde se encontraba junto a sus amigos, sin embargo no estaba sólo, estaba junto a Kirara, la pequeña Nekomata que no lo había dejado de acompañar desde que lo había despertado en su hogar.

Se detuvo frente a un ancho árbol en el cuál decidió sentarse. Había estado caminando en círculos y era hora de pedirle ayuda a su acompañante.

—Kirara, creo que tendremos que volar para regresar. En esta condición no sirvo mucho.

La pequeña Nekomata asintió, sin embargo de un instante a otro su actitud cambió. Su pequeño cuerpo pasó a crecer lo triple, e incluso más, su pelaje, sus colmillos, todo lo pequeño de la Nekomata se había vuelto grande y más agresivo. Inuyasha sabía bien que solo tomaba esa apariencia cuando un peligro inminente se acercaba o estaba por suceder. ¿Qué era?

Sin pensarlo mucho, el Inu-Hanyō se levantó, dispuestos a posicionarse para atacar, sin embago una silueta singularmente conocida hizo acto de presencia. Una que se detuvo frente a la Nekomata que no tenía intenciones de dejarlo acercarse.

—¿Sesshōmaru? —preguntó un tanto confundido.

El Daiyōkai le dió un vistazo para después dárselo a la Nekomata.

—Sientate. —le ordenó, inmediatamente Kirara obedeció. ¿La razón? Ni el propio Inuyasha sabía. 

—¿En serio te mandaron a buscarme?

—Me ofrecí.

—Pues gracias pero no gracias, puedes irte por dónde viniste. Además, tengo a Kirara conmigo, no me perdería aún si lo quisiera.

El Daiyōkai no artículo palabra alguna, solo se limitó a verlo. Para ese momento, había olvidado cómo lucía su pequeño hermano en su aspecto humano. Sin duda más frágil, de rasgos más delicados y una silueta menos ancha. Cualquiera que lo viera de espalda, pensaría que es una humana cualquiera.

—¿Qué tanto miras? —preguntó arqueando levemente una ceja.

—¿Por qué llevas un Furisode?

—¿Un qué?

—Lo que traes puesto.

—Ah, ¿esto? Kagome me lo compró para este festival. Si me lo preguntas, es una vestimenta bastante incomoda para ser de hombre.

Ahora fue Sesshōmaru quien arqueó una ceja incrédulo. Tal parecía que le habían jugado una broma a su hermano.

—El Furisode no es para las partes masculinas, Inuyasha.

—¿Qué?

—Es un lujoso y distintivo Kimono de clase alta, usado por las princesas solteras que buscan un candidato para contraer matrimonio.

—¡¿Ah?! ¡Pero yo n-

—Eres hijo de una princesa, tiene sentido que por fin maduraras como para querer contraer matrimonio, pero no creí que buscarás un candidato, en vez de una candidata.

—¡No! ¡Yo no estoy buscando nada! —se exaltó.

—Ahora comprendo la razón de porque varios Yōkai comenzaron a rondar cerca del área del festival. Seguramente buscándote.

—¡¿Qué?! ¡Ya te dije que yo no...! ¡Agh! ¡Esos bastardos! ¡Los voy a matar!

Sesshōmaru se dió la media vuelta cerrando sus ojos en el proceso, debía aún procesar el porque de las vestimentas y qué intención tenían aquella humanas al dárselo. Tal parecía que ellas no comprendían qué significaba el llevar un Furisode para los Yōkai y la raza derivada.

—Vamonos. —le ordenó.

—¿Ah? Tú no me ordenas bastardo.

El Daiyōkai comenzó a caminar por dónde llegó sin hacerle caso, supuso que aún así lo seguiría, y en efecto,  lo siguió.

—Te pareces mucho a tu madre en ese aspecto. —comentó mientras caminaba aún manteniendo los ojos cerrados.

Inuyasha quién yacía detrás de él no supo bien como tomarse aquello, tal parecía que era un... ¿halagó? ¿Sesshōmaru lo estaba halagando? ¿Por qué? ¿Por parecerse a su madre? ¿Por verse humano?

—Déjate de estupideces, ¿quieres? —ahora era cuando se daba cuenta que Sesshōmaru no traía consigo los ropajes de siempre, no, al contrario, vestía otro tipo de vestimenta que lo hacían ver igual de elegante.

No supo cómo fue que chocó contra la firme espalda de Sesshōmaru. El Daiyōkai se había detenido de golpe y no sabía la razón.

—¿Por qué te detuviste bastardo? —preguntó mientras se sobaba la nariz a causa del golpe, y como era de esperarse, este no le respondió.

—Sesshōmaru-sama. —saludó cortésmente una presencia que poco a poco se dejaba ver mientras se arrodillaba a manera de respeto frente al Daiyōkai.

Tal parecía que era una simple humana de un aspecto meramente hermoso, pero no, Inuyasha no lo creía así y mucho menos porque su hermano se detuvo de golpe, si hubiese sido una humana cualquiera, la hubiera pasado de largo.

—Inuyasha-sama, sin duda ha pasado el tiempo y al parecer los rumores eran ciertos.

El Inu-Hanyō sin duda estaba confundido. ¿Por qué lo había llamado así? Es decir, nadie lo llamaba así a excepción de la pulga Myoga. ¿Y rumores? ¿Qué clase de rumores?

—Oh, no me recuerdas, ¿verdad? Soy Yura, Yura Sakasagami.

—¿Yura...? —preguntó tratando de recordar quién era hasta que dió en el banco—. ¡¿Qué?! ¡Pero se supone que tú!

—Larga historia. —le sonrió aún manteniendse arodillada—. Se mira hermoso en esos ropajes, sin duda cualquier Yōkai o Daiyōkai caería a sus pies con tal de tenerle de su conyugue.

—¿Qué hace la sirviente de Kirinmaru? —preguntó Sesshōmaru.

—Oh, por favor permítame explicarle. —pidió mientras se colocaba de pie—. Kirinmaru-sama me mandó a verificar si el rumor que se había esparcido hoy era cierto... Sobre que el heredero de la princesa Izayoi a comenzado a buscar un candidato para contraer matrimonio.

—¡¿Qué?! ¡¿Pero qué mierda?! —nuevamente se exaltó—. ¡Yo n-

—Inuyasha. —le interrumpió Sesshōmaru a lo que él Inu-Hanyō no dijo más.

—A de saber que los rumores corren rápido, Sesshōmaru-sama, más tratándose del único heredero virgen de una princesa humana que aparte era una de las sacerdotisas más poderosas. Las voces corren y pronto vendrán a proponerle todo tipo de propuestas a Inuyasha-sama, incluso mi amo Kirinmaru. Aunque... todo eso sería en vano si ya contrajo matrimonio con alguien en particular. —sí se refería a Sesshōmaru.

El Daiyōkai ni siquiera reaccionó físicamente, no tenía por qué y para Yura esa era una respuesta más que clara.

—Me imaginé. —hizo una leve reverencia—. Me despido, feliz noche de O-bon a ambos. —dicho aquello desapareció en una repentina bruma obscura.

El silencio inmediatamente reinó. ¿Qué había sido todo eso? Inuyasha estaba por demás desconcertado. ¿Quién vendría a qué exactamente? ¿A caso se había metido en problemas sin saber? ¡Todo debía ser una jodida broma!

 

Notas finales:

Gracias por leer. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).