Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Desire (Genshin Impact) por Solcito

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Fanfic Kaeluc/Luckae con angst porque la vida es injusta.

Espero aún así disfruten el fanfic, que probablemente constará de 3 capitulos, también habrá aparición de Dainsleif.

Notas del capitulo:

Disfruten del capitulo <3 

— Diluc.

 

Si me pusiera a contar las veces que ese nombre ha sido pronunciado por mis labios sin duda me tomaría un tiempo, no puedo decir que una infinidad como el paisaje nocturno que admiraba junto a él cuando éramos niños pero, podía asegurar que el sentimiento con el que lo decía era incluso mayor que el número de estrellas que decoran bellamente el cielo. Incluso hasta el día de hoy, eso seguía siendo así.

 

— D-Diluc. —En el frío volví a decir su nombre con el mismo amor de siempre, reviviendo la escena en que por el campo del viñedo nos acostábamos en el suave pasto, ambos junto al otro admirando el cielo a su vez que tímidamente nos tomábamos las manos, no sé si yo tomé la suya o viceversa, fue algo tan natural. Nuestra piel rozó y fingimos no notarlo, pero inevitablemente entrelazamos los dedos, este acto tan inocente y puro nos avergonzó pero también nos hizo felices.

 

“¿Tienes algún sueño?” Me preguntó de repente, mientras yo sentía su cálido contacto que parecía derretir hasta mi corazón, durante el tiempo que llevaba viviendo en estas tierras que recitan la libertad, pude reconocer que esta calidez que nunca antes había experimentado era afecto, amor. Aquello que desconocía ahora me lo brindaban todos a mi alrededor, sobre todo él.

 

“¿Un sueño?” Respondí con otra pregunta ¿Cómo es que le podía explicar que de donde vengo la gente sueña con el mero hecho de poder soñar? Esta cruda realidad me hizo tragar saliva, recordando porqué y para qué estoy aquí.


“¿Kaeya?” Su dulce voz me hizo mirarlo, notando la preocupación con solo observar sus grandes orbes rojos en los que me reflejaba, de alguna forma verme me hizo sentir tan pequeño, débil, un niño no podía hacer nada contra el destino que se le había sido otorgado -obligado- pero aun así, quería que esos ojos me siguieran mirando con cariño.


“Yo…” 

 

¿Acaso podía pedir algo mejor que esto? 

 

“Mi sueño es que todo siga igual. Soy… Soy feliz aquí, viviendo con ustedes. Solo espero poder ser digno de ello” Mis palabras traían un enorme peso, quería vivir en esa ilusión en que todo seguiría tal como en ese momento, sin ninguna preocupación por el futuro y tener siempre aquel lugar al que llamaba hogar.

 

“Ya lo eres. Y te prometo que todo seguirá como siempre” Me contestó de forma rápida, totalmente seguro de sí mismo mientras el contacto de su mano se hacía más firme, verlo me hacía creer que aquello era posible, que la promesa no se rompería. “Sabes que te quiero, te queremos” La vergüenza que se apoderaba de su rostro con un claro tono rosa pasó casi desapercibido para mí, pues sus palabras resonaban en mi cabeza haciéndome sentir más que afortunado aunque… ¿Merecía ser querido? Sabía la dolorosa y obvia respuesta, pero aun así, deseaba seguir siendo amado de esta forma.

 

“Diluc ¿Cuál es tu sueño?” Me atreví a preguntar, la calidez de nuestras manos seguía presente, tanto así que lo sentía incluso en mi corazón.

 

Por un motivo que desconozco, hoy él estaba más comunicativo, no es como si fuera tajante o frío normalmente pero si era reservado, es el tipo de persona que se expresa más con pequeñas acciones y gestos -que suelen pasar desapercibidos sin embargo que yo lograba notar-, que con palabras.

 

“Creo que deseo lo mismo, me gustan las cosas tal como están. Así que me seguiré esforzando para que mi padre y tú estén orgullosos.” Su determinación y sonrisa resplandecían más que la luna, parecía que a diferencia de mí, él era capaz de crear su propio destino y sabía exactamente lo que quería hacer, y ser. Sinceramente con estar a su lado me conformaba, verlo libre de ataduras me daba una pizca de esperanza o ilusión de que algún día yo podría…

 

. . . No.

 

“Estamos orgullosos de ti, incluso más que eso” Contesté, sonriendo de que al menos él era libre.

 

“Pero eso no significa que dejaré de esforzarme” Me devolvió la sonrisa junto a una pequeña risita. Era ya bastante tarde así que prontamente tendríamos que entrar a casa.

 

. . .

 

— Siempre has sido así, Diluc —mencioné, tan melancólico como nostálgico ante tales recuerdos que atesoraba por más que dolieran. Era un dolor punzante que se enterraba en el fondo de mi ser, siendo una herida que desde hace mucho ha estado abierta—. Te esfuerzas demasiado. Y todo este tiempo yo también me he esforzado ¿Lo sabías? —Pregunté aunque no hubiera nadie que me escuchara.


Apoyé mi único codo en la dura nieve en un intento de reincorporarme para solo terminar cayendo otra vez de espaldas. Mordí con fuerza mis labios para no gritar por la agonía que me recorría de pies a cabeza, pero que inevitablemente me hacía retorcer de dolor.

 

— M-Mierda, mierda —maldije con un sabor metálico en mi boca. 

 

Era incapaz de sentarme y ni siquiera podía arrastrarme como antes, lo único que podía hacer era resignarme y  mirar este inconfundible paisaje blanco que me hacía dudar si realmente era así o es que mi visión ya estaba borrosa.

Tras haberme desplomado ahora mi mejilla se encontraba contra la nieve, mi vista ya no estaba hacia arriba así que pude notar el color rojo que teñía la nieve de mi alrededor.

 

Mi aspecto sin lugar a dudas es miserable, o mejor dicho, mi existencia siempre lo ha sido. No había mejor forma que definirme que con aquella palabra, aún recuerdo la primera vez que fui llamado así por él pero definitivamente no se comparaba con sus siguientes palabras.

 

“Te amo” Le había confesado entre desesperación y tristeza, con miedo de perderlo a su vez que esquivaba los ataques que buscaban matarme.

 

— Te odio —recité su respuesta con mi débil voz, tales palabras frías y afiladas más que cualquier espada fueron dichas junto a una mirada que ardía como nunca antes, ahora yo las pronunciaba en un susurro con la comisura de los labios levemente inclinados en una sonrisa, me burlaba de mí mismo, de aquella herida que incluso el día de hoy seguía doliendo.

 

Me encontraba exhausto, mi respiración entrecortada ya suponía un gran esfuerzo y el no poder sentir mis extremidades no ayudaba, mi cuerpo clamaba de que me sumiera al sueño de la muerte aunque me negaba hacerlo, me causaba miedo porque deseaba poder verlo una vez más, lo deseaba con todas mis fuerzas, pero en el fondo sabía que no vendría. Que aquel deseo era tan iluso y doloroso como la promesa que él me hizo cuando éramos niños.

 

Pero aun así lo que me producía tanto dolor era mi único consuelo.

 

Seguramente ahora él estaba tranquilo, continuando su vida alejado de mí como siempre ha hecho. Mi muerte no significaría un cambio ni afectaría en lo más mínimo en su vida.

 

— Y es mejor así. —Yo no era nada, no significa nada, estaba más que seguro que lo mejor era esto, morir alejado tras sellar el abismo pero no podía evitar seguir aferrado a aquel deseo, sabía que no me iba a perdonar así que solo imaginaba que tras todos estos años sus ojos me volvían a mirar con cariño, me esforcé en la inexistente posibilidad de que ello ocurriera.

 

Y todo se volvió negro aunque no fue más que un segundo, pues un vívido color rojo que no era mi propia sangre apareció en mi difuso campo de visión.

 

— ¿D-Diluc? —Parpadee varias veces ante la silueta que estaba cerca de mí y se arrodillaba a mi lado. 

 

Estiré mi mano lenta y temblorosa, notando la sangre que también la cubría ocultando casi por completo mi piel azulada por el frío. Sentía que el aire se escapaba de mis pulmones y toda mi energía se fue a intentar tocarlo, necesitaba comprobar si era real.

 

Y antes que mi mano cayera, él la tomó.

 

— Estás a-aquÍ —balbuceé, apenas podía hablar y mi garganta ardía en frío—. No p-puedo creer que estés aquí.

 

Con cuidado sus labios se posaron en mi mano extendida y la besó, por un momento el dolor dejó de existir y ahora las lágrimas no me dejaban poder verlo bien, pero ahí estaba, junto a mi ¿Será que el destino se apiadó de mí? Incluso si fallecía en este lugar sin viento, él finalmente estaba a mi lado.

 

— Kaeya…

 

Su voz hizo que sonriera, ya no había odio ni indiferencia, era tan suave aunque se escuchaba más joven.

 

— Vamos a casa Kaeya. —Volvió a decir mi nombre—. Ya es tarde.

 

Asentí, viendo a Diluc también sonriéndome, su estatura había disminuido y su semblante era infantil, tierno.

 

Correspondí el contacto de su mano ¿En qué momento habíamos entrelazado nuestros dedos? ¿Por qué mi mano ahora es más pequeña?

 

— S-Si… A casa…

 

Y así el espía de Khaenri’ah, Caballero de Favionus y la persona que más amaba a Diluc descansó en soledad en medio de la nieve.

Notas finales:

Se siente raro volver a escribir un fanfic pero me emociona bastante a su vez. Espero continuar escribiendo más fanfics y que disfruten de lo que escriba <3 

Muchas gracias!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).