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Shion De Aries por AMMU TEIKOKU YUDAINA

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Notas del fanfic:

Hola terrones de azúcar, Dios se me ha hecho tarde publicar el día de hoy los regalos para Shion y nuestro hermoso terrón de azúcar que es matriarca por el día de hoy aleariesmushion.

Disculpen por tardar tanto, pero me ocupe este día en unos asuntos y fue así de... Haaaaaa mucho que hacer que salio de improviso.

Así que espero que disfruten. Me paso a retirar, los dejo con el One Shot para el borrego pachón.

Notas del capitulo:

Hola terrones de azúcar, Dios se me ha hecho tarde publicar el día de hoy los regalos para Shion y nuestro hermoso terrón de azúcar que es matriarca por el día de hoy aleariesmushion.

Disculpen por tardar tanto, pero me ocupe este día en unos asuntos y fue así de... Haaaaaa mucho que hacer que salio de improviso.

Así que espero que disfruten. Me paso a retirar, los dejo con el One Shot para el borrego pachón.

La torre de Jamir, ubicada en el Tíbet.

Habiendo llegado la delicada primavera, se podría decir que es un poco más cálido de lo habitual, o por lo menos las tormentas de nieve se detengan considerablemente, pero…

Parece ser que estas últimas tienen un plan muy diferente, pues una “pequeña” tormenta se presentó desde el mediodía.

Provocando que todos los habitantes, tuvieran que regresar rápidamente a sus hogares, dejar sus actividades para el día siguiente o realizarlos en sus casas aquellos domésticos.

Mas no precisamente nos enfocaremos en aquella aldea, cercana a la torre, si no justamente a una persona que se encuentra en esta.

Habiendo llegado desde hace tres días a esa torre donde tuvo su entrenamiento a manos del caballero de Altar.

Esta completamente capacitado para atender sus deberes de caballero dorado, y también como un reparador de armaduras.

Hakurei debía atender unos asuntos por petición del patriarca Sage, o mejor dicho el hermano menor de los gemelos Lemurianos.

Con algunas armaduras aun sin reparar, y no tener a Yuzuriha disponible por igual una misión repentina.

Y el pequeño Atlas, no era una opción por el momento.

Le toca al joven caballero de oro Shion de Aries, en realizar estas reparaciones.

No se queja, le gusta hacerlo, le hace pensar en su vida mucho antes de volverse un caballero de oro, aunque siempre estuvo relacionado a este deber, aunque al principio lo tuviera tan lejos.

Ha pasado estos tres días, reparando las armaduras con cuidado y devoción, haciéndose compañía con las antiguas memorias de los anteriores portadores.

Sabe que no es su estilo ir y venir al santuario sin terminar el trabajo, y este no será la excepción.

Trabajando todo el tiempo que puede, pero sin descuidar su alimentación u horas de sueño, porque sabe que si llega a tener una sola ojera alguien estará esperándolo para regañarlo.

Pensar en ese amigo suyo, de ojos verdes, cabellos castaños y una sonrisa que no logra comprender porque lo hace temblar, dudar y sentir una sensación demasiado extraña.

Cometió un pequeño error y lo sabe.

Si sus pensamientos vuelan al caballero de Libra, sabe que aquello que esta realizando perderá parte de su concentración y no es buena idea, provocarse más heridas para dar su sangre sin aprovecharla.

Baja la mirada, estando en el suelo sentando, con una manta debajo de la armadura para no perder ni una sola pieza, bajando con cuidado las herramientas celestiales.

Dejando escapar un sonoro suspiro, sus mejillas sonrojadas, los labios temblorosos, algunos mechones de su larga caballera verde caen a su rostro, teniendo algunos pegados a su espalda desnuda por el sudor de su arduo trabajo.

La torre esta cálida, por el fuego en aquella chimenea, calentando el lugar por completo.

Limpiando su frente con el dorso de su mano, cerrando sus ojos un momento, ya no trabajara más por ese día, la noche ha llegado y apenas lo noto.

-Dohko…- Murmuro el nombre de su mejor amigo, que para su corazón ya ha dejado de serlo desde hace tiempo.

Aprieta sus labios con suavidad, bajando la rosada mirada, desando no ser tan temeroso en ese tema, si pudiera tener la misma valentía y atrevimiento como cuando se trata de alguna misión.

Pero con su compañero de armas es imposible decir o hacer alguna cosa sin que sus mejillas se pongan coloradas, sus manos temblorosas, o que los nervios lo consuman desde la cabeza hasta los pies.

Comprende los sentimientos, sabe que son… Obviamente ha tenido que lidiar con ellos desde que tenía trece años, si desde que se conocieron y formaron un gran vinculo de amistad, esto rápidamente se volvió en algo más.

Pero aunque han pasado algunos años, el primer guardián no es capaz de decirle lo que siente.

No importa la cercanía con alguien, el tiempo, el rango o lo que sea, el miedo de ser rechazado esta presente.

Baja su mirada nuevamente, apoyándose en esa armadura de plata que esta reparando, dejando escapar un sonoro suspirado, pensando posiblemente en muchas cosas que lo atormenta.

-¿Qué estarás haciendo?- Su pregunta va directamente a quien posee su corazón.

Pero no obtendrá respuesta.

El miedo de no ser correspondido, de posiblemente arruinar una hermosa amistad… Jamás se perdonaría el incomodar a Libra…

Aunque técnicamente quien siempre está detrás de él, hablándole, compartiendo o invitándole a cualquier lugar, es Dohko… Pero cree que al decirle que tiene fuertes sentimientos a su persona… Libra lo rechazaría y haría las cosas mucho más complicadas.

-No puedo… No quiero que se aleje de mi…- Sus hermosos cuarzos rosas, parecen cristalizarse por ese dolor en su pecho –Mejor callarme… Es lo mejor- Limpia la única lagrima que dejo escapar con una sonrisa –Seremos amigos siempre-

Deseo alejar cualquier pensamiento sobre el tema de su amor que cree no correspondido.

Imaginando que debería comer algo, darse un baño y descansar, para mañana seguir con sus tareas.

Ni siquiera se acuerda de la fecha tan importante, tanto por que pensar, y es más partidario de recordar fechas de cumpleaños ajenas que la propia.

Ya que usualmente siempre había alguien que se lo recodaba, en esta ocasión está solo y lejos del santuario, así que todo puede seguir igual.

O eso creería…

No paso mucho, aun estando descubierto de su tórax, limpiando su área de trabajo y herramientas, sintió un cosmos bastante familiar.

Cree que solo es su imaginación, el deseo consiente de ver a esa persona, que aunque solo han pasado unos días…Pero le es difícil estar tan lejos del santuario.

No le dio más importancia y siguió, hasta que escucho un fuerte golpe en la puerta de la torre y el llamado de una voz, que provoca un estruendo en su corazón.

-¡¡¡SHION!!! ¡¡¡¿ESTÁS AQUÍ?!!!- Grita lo más fuerte posible, aun con la tormenta de nieve acompañándolo -¡¡¡POR FAVOR ÁBREME, QUE AQUÍ ESTA HELANDO!!!- Parecía que su voz titubea por el denso frio.

-¿Dohko?- los cuarzos del ariano se abrieron impresionados de que Libra se encuentre en Jamir, justamente afuera de esa torre.

No lo pensó mas, dejo de lado sus herramientas, para ir rápidamente a abrirle a su mejor amigo.

Pensando en que si se encuentra en estas tierras, debe ser por algo urgente.

Por ir de prisa ni siquiera se acordó en cubrir la parte superior de su cuerpo, dejando ver su muy bien formado cuerpo.

-Dohko, ¿Qué haces aquí?- Pregunto al mismo momento que abre la puerta, para dejar pasar al invitado sorpresa.

Hubiera sido mejor portar su armadura, pero no lo creyó necesario, así que solo lleva su ropa casual.

De inmediato se adentró al recinto, cerrando detrás de él la puerta, para que el calor de la torre no escape y sentirse por fin en un ambiente agradable.

-A mi también me gustan los climas fríos, pero…- Portando un sonrisa traviesa, sacudiéndose el cabello que ahora parecía ser blanco y no café por la nieve que le ha caído –Es demasiado para mi…- Ni siquiera se había percatado, esta ese momento de la apariencia de Shion –Gusto…-

No era la primera vez que veía esa blanca piel con una tonalidad rosada que hace lucir al peliverde mucho más lindo y atractivo que a cualquier caballero, pero cuando lo había hecho eran mucho más jóvenes, y por qué nadaban juntos.

Pero ahora de adultos, habían pasado un tiempo, y es una hermosa vista que solo Aries le puede dar.

No es para nada discreto, sus esmeraldas fijas en el carnero dorado, con la boca algo abierta, y la sonrisa de emoción no se dejó de lado.

Esto tomo de raro al peliverde, que en cuanto vio a su “Amigo” delante de él, sus mejillas se sonrojaron, pero quería una explicación de por qué ha llegado hasta este punto del mundo.

-Dohko, ¿Qué te pasa?- Cruzo sus brazos delante de su pecho, ladeando la cabeza con algo de confusión.

Sin duda no se ha dado cuenta de su aspecto, pues se le olvidó ese detalle al ver al Chino.

-Wow… Shion, eres muy hermoso- Los genuinos halagos salieron de aquellos labios, las mejillas sonrojadas, pero esa sonrisa que no oculta el interés.

Palabras inocentes que desarman al Lemuriano, sorprendiéndolo, provocando que su corazón se acelere de un momento al otro, pero sin comprender a que viene ese halago.

-¿Por qué… Dices… Algo… Como eso?- Un tartamudeo, porque no se esperaba aquello.

-Bueno… Tu piel luce… Algo apetecible- No lo va a negar, de verdad Dohko está dejando escapar sus más bajos deseos, evidenciándose lo que siente.

-¿Mi… Piel?- Se sorprendió por esa declaración, sonrojándose tanto que su cara ahora luce como un tomate maduro, y rápidamente como pudo tomo lo primero que encontró por el lugar y cubrió su tórax.

Libra puede ser amante de quitarse la parte superior de sus ropas, pero Aries conserva un poco más de pudor en su ser.

Podrían ser ambos hombres, pero Shion no acepta que lo mire sin prenda alguna, los amigos no deberían hacer eso, según su pensar y más cuando uno está perdidamente enamorado del otro.

Ahora si esta por completó avergonzado, frunció su ceño, tratando de cubrir todo su pecho, dándole la espalda al recién llegado, para que no lo vea.

Aunque en sí, está actuando demasiado evidente que le resulta conflictivo verse así de vulnerable con Dohko presente.

-¿A… A que… Has… Venido?- Prefiere cambiar el tema de inmediato, cualquier cosa para que no siga diciendo palabras vergonzosas.

Esta acción la noto de inmediato Libra, pareciéndole sumamente adorable su vergüenza, pero tomando una decisión en ese instante, dejando a un lado el pequeño paquete que lleva entre sus manos, para dedica una sonrisa lasciva, sus ojos verdes brillando, pues tiene una idea, que le hará ganarse una bofetada o algo mucho más valioso.

-Shion… ¿Por qué te giraste?- Preguntó, con un tono más profundo de lo usual, acercándose lentamente por la espalda del peliverde.

-Por qué… A diferencia de ti… No me gusta que me vean semidesnudo- Fue la mejor forma de contestar, y si bien no está mintiendo, el hecho de que precisamente él lo viera así, causa mayor vergüenza en su ser.

-¿Qué tiene de malo?- De nuevo canturreo la pregunta, mas esta vez se acercó por detrás, abrazando al Lemuriano, sin importar las diferencias de estaturas.

-¿Doh…Ko?- De nuevo los nervios lo invaden, su cuerpo tiembla al sentir como la delicada tela que se colocó sobrepuesta, choca contra una cálida piel que se supone debería estar cubierta.

-Te ves tan adorable cuando te avergüenzas- Susurro, para ser escuchado por su objetivó amoroso, y de paso erizar esa pálida piel que está deseando probar.

Deseo apartarse se ese agarra, porque piensa que esto es solo un malentendido, que es de seguro producto de su imaginación, no podía creer que su mejor amigo, este abrazándolo y diciéndole palabras tan indiscretas.

-No… No… No digas eso…- Su voz salió como un débil hilo, intentando alejar esas cálidas manos de su cuerpo, pero sin muchos resultados a favor.

-¿Por qué no?- Levanto levemente la cabeza, pues noto el tono de voz diferente en el Lemuriano, lo conoce bien, cuando habla de esa forma es por algo que le molesta.

-Es vergonzoso… Y no lo hagas- Entrecerró sus ojos algo dolido por su propia negación de que esto sea verdad.

Creyendo que Dohko se está burlando de alguna manera de él.

No va a quedarse así, cuando sabe que algo malo le está pasando al dueño de sus pensamientos, que aunque trata de demostrárselo, parece que el Aries es algo inocente para notarlo.

Sin pensarlo, y sin dejar de tocarlo, lo giro un poco para que se pudieran ver a los ojos, deseando una explicación de por qué le pide que se detenga, cuando claramente ninguno desea romper ese abrazo.

-Shion, ¿Qué tiene de malo que le haga cumplidos a la persona que me gusta?- Con una sonrisa en sus labios, las mejillas del chino coloradas, pero un brillo sin igual en esos ojos que tan solo ver de frente al Lemuriano, cubierto torpemente por una tela que aun deja ver parte de su pecho.

Cabe mencionar que Libra, para estar en las mismas condiciones que Aries, para que no se avergüence, sin importar que hace poco estuvo en medio de una tormenta, se ha quitado la parte superior de sus ropas, para poseer el tórax desnudo como es su costumbre.

-Es malo… Si no son…- Parece que por los nervios no logro procesar de inmediato aquella pregunta en forma de declaración que el castaño dejo salir -¿Que dijiste?-

Cierra sus ojos, sonriendo y enternecido por el rostro del primer guardián que luce tan inocente con las mejillas rojizas, los ojos bien abiertos, dejando relucir ese tono tan precioso.

-Me gustas Shion- Como siempre el castaño es de tomar la iniciativa en muchas locuras e improvisaciones, así que… Lo hizo besando los delicados labios el ariano, de un tono como el durazno, y suaves como la misma piel de esta deliciosa fruta.

Siendo rodeado por la cintura, las manos de su mejor amigo lo tocan por debajo de aquella tela sobrepuesta, que fue cayendo de su ser, por el movimiento que recibió.

El tacto más cálido que pudiera sentir en su vida, la sensación de ser protegido por alguien que ama, sus labios siendo reclamados por quien siempre lo deseo, su corazón late con fuerza y desespero, sus ojos demostrando sorpresa, pero cerrándose para entregarse a ese hermoso placer del primer beso.

Correspondió, no se alejaría de esa persona que robo su corazón y desea que se jamás se lo devuelva.

Casto al principio, pero intensificándose de a poco, volviéndose apasionado, las manos de ambos recorriendo la espalda del contrario, para sentir más cerca a esa persona especial.

Libra introduciendo su lengua con descaro en la boca del Lemuriano, este se sorprende por esa acción, pero no se resiste en lo más mínimo, dejando paso al castaño, sintiendo agradable lo que ocurre entre ambos.

Atrayéndose, para sentirse más cerca.

Shion obviamente fue quien se inclinó un poco, pero quien lleva el ritmo de ese beso es Dohko.

Las manos de Libra, recorriendo la pálida espalda del Lemuriano, notando que es tan suave como se ve, jugando con el sedoso cabello, bajando por la verde cascada, hasta sentir como la orilla del pantalón de su amado se presenta.

Si fuera por él, bajaría sus manos para tocar el bien formado y notorio trasero del ariano, pero… No sería capaz de faltar al resto de esa forma.

Conoce lo vergonzoso que puede ser Shion, y le gusta verlo así, es su dulce borreguito después de todo.

La falta de aire se hizo presente entre ambos caballeros de oro.

Separándose apenas del beso, unidos por un hilo de saliva, con las mejillas sonrojadas, jadeando levemente, con sus respiraciones chocando en el rostro del otro.

Los brillantes cuarzos un poco más entrecerrados por el placer que sintió por solo un simple beso, mientras que las esmeraldas se clavan en el sonrojado rostro de su amado Aries.

-Mi hermoso borreguito… ¿Quedo claro lo que siento?- Sonríe tocando las suaves mejillas del dueño del latir de su corazón.

Abriendo su boca, para lograr dejar salir palabras, pero… Parece que no puede hacerlo de forma correcta.

-¿De… Verdad… Te gusto?- Aun teniendo la evidencia de ese primer beso entre ambos, que sin duda significa una afirmativa.

Sonríe bastante divertido por el dulce rostro confundido del Lemuriano, nunca se cansaría de notar ese bello rostro, que desde ser adolescente le robo el aliento.

-No, no solo me gustas- Se vuelve acercar, pero esta vez no a los labios de Aries, si no, para darle un gentil y pequeño beso en la punta de su nariz –Te amo mucho Shion- Las palabras más deseadas a escuchar, en donde por fin pudo tener el valor de hacerlo en el aniversario de vida de su amado Aries.

No se lo podía creer, de verdad nunca creyó que esto pudiera ser realidad, que su mejor amigo, el amor de su vida Dohko de libra, le confesara sus sentimientos.

Puede que no fuera la manera en que ninguno soñó o imagino, pero a veces cuando esperas demasiado para el momento oportuno, puede que este nunca llegue y es mejor dejarse llevar por el aquí y ahora.

-¿Tú me amas?- Ladea su cabeza, algo preocupado por conocer la verdad, pero confiando en su corazón que no sería rechazado, aun así los ojos verdes están suplicando que sea afirmativa la respuesta.

No sabe por qué, no entiende por qué lo está haciendo, pero Aries deja escapar algunas lágrimas, demostrando una gentil sonrisa, las mejillas rojizas le dan el toque perfecto de inocencia y tranquilidad en su ser.

-Claro que te amo Dohko- Lo dijo de una forma algo brusca, pero sincera.

Ahora se deben preguntar ¿El cumpleaños de quién es?

Pues esto parece un hermoso regalo para ambos hombres, en donde por fin tuvieron el valor de confesarse, aunque quien tomo la iniciativa fue Libra, el hecho de que Aries le corresponda es un sueño hecho realidad.

Sin importar la altura de cada uno, ni en ese estado que se encuentran.

Dohko lo cargo por la cintura, para sonreír y dar algunas vueltas con Aries entre sus abrazos.

-Me has hecho el hombre más feliz en aceptarme- Tiene la fuerza para cargar ese peso y más, pero debiera ser cuidadoso.

-Dohko… ¿Qué haces?- Se sorprende por cada cosa que se le llega a ocurrir al chino.

-¿No es obvio? Soy feliz, porque me amas, porque de verdad me amas- Su sonrisa no se oculta, ni las dulces palabras que de ahora en más ya no callara –Shion, podrá ser tu cumpleaños, pero yo soy quien recibió el mejor regalo del mundo-

La cálida sonrisa que le dedica Libra, le hace sentir tan feliz en su corazón, se acaba de dar cuenta de la razón por la que Dohko se ha tomado la molestia por llegar hasta Jamir, y es solo por el motivo de que es su cumpleaños.

Otra razón para amar a ese castaño, y de seguro existen más, pero en ese momento solo se dejan llevar por la emoción y amor que ha estado en su corazón, aguardando por salir.

Lo que pase después se quedara entre ambos, teniendo como testigo solo la torre misma, con el sonido de fondo de una tormenta que no ha congelado esos corazones, al contrario nunca antes se habían sentido tan vivos y cálidos como en ese momento.

Notas finales:

Buenos días, tardes, noches, ¿Que hora es? ¿Quién me ha robado el reloj? ¿Como están mis terrones de azúcar?

Ya se... Yo hasta esta hora publicando el regalo por el cumpleaños del borrego pachón mas amado y querido, el patriarca mas lindo.

Vamos a cantarle la canción oficial de la familia terrón de azúcar:

Un día feliz para ti, hoy es tu cumpleaños si que si, felicidades Shion tu cumpleaños si que si.

Un día feliz para ti, hoy es tu cumpleaños si que si, felicidades Shion tu cumpleaños si que si.

Ya se que es muy rápida la despedida, pero ya es tarde aquí en mi ciudad a una hora y media de que sea el 31 de marzo y pues... Tengo que publicar, así que.

Me despido mis terrones, disfruten mucho y cuídense mucho, los quiero tanto.

Hagan caso a las medidas de higiene y no se expongan de mas.

Ammu se va.


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