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Nuestra luz por aisaka-san

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Kazuki sintió las lágrimas de la chica mojar levemente su polera pero no le dio importancia; la acurrucó entre sus brazos dándole el consuelo que sabía, necesitaba por la información que recibió.

 

No tenía las intenciones de presionarla y hacerla hablar para aclararlo todo, así que simplemente esperó hasta que se tranquilizara un poco.

 

Ambos se dirigieron a un lugar más cómodo para sentarse y hablar sobre el tema. Claramente el semblante de Hikari era todo un caos, los ojos llorosos delataron que había llorado constantemente en las últimas horas.

 

La chica respiró profundamente en repetidas ocasiones, hallándose de valor para que su voz no se quebrara tanto para hablar sobre el tema.

 

—Ayer encontré en el armario de mi casa algunas cosas viejas —comenzó a relatar bajo la total atención de Kazuki—. Y me encontré con una foto de mi padre… en su matrimonio con Valt.

 

Kazuki contuvo la respiración y se mordió ligeramente los labios, pues él ya conocía la situación pero no quería desviar la atención de este momento justo.

 

—Él me contó que tuvo un amorío con él, uno muy profundo y bello que parece, mi madre terminó de arruinar al meterse y al meterme a mi en sus vidas.

 

Nuevamente el sentimiento de desdicha llegó a ella como un escalofrío, aunque esta vez pudo limitarse a soltar solo unas cuantas lágrimas.

 

En todo ese tiempo Kazuki no dijo nada pero le ofreció un pañuelo donde secarse.

 

—Soy tan patética, ¿No es así? —continuó la chica mientras envolvía el pañuelo entre sus manos—. Ahora puedo entender porque mi padre no quería que supiera esto, porque guardó por tanto tiempo este secreto y no permitió que nadie más me revelara nada. Creo que sería más feliz sin saberlo.

 

—Pero eso no es algo que puedes dar por hecho con certeza —interrumpió Kazuki por primera vez, la expresión de Kazuki se frunció ligeramente.

 

—¿De qué hablas? Creo que esto es lo peor que me ha pasado en mucho tiempo —El desconcierto en su voz fue notorio, Kazuki continuó intentando sonar lo más amable posible.

 

—Quiero decir, creo que te estás sintiendo de la misma manera en la que se ha sentido tú padre en estos años; él te habló de que hizo cosas malas en el pasado y como lastimó a las personas que más le importaban en ese tiempo. Pero no pienso que sea un hecho pensar que todo lo que ocurrió fue malo o culpa de tú papá.

 

—¡¿Cómo puedes decir eso?! Es más que obvio que todo fue culpa de mis padres, ellos le arruinaron la vida a la persona que más admiro.

 

—A eso me refiero —Kazuki tomó las manos temblorosas de Hikari y logró que la chica lo mirara a los ojos—. No puedes saber si realmente todo fue culpa de ellos, no si no conoces la versión de Valt.

 

Hikari no dijo nada por unos instantes, parecía pensar detenidamente en lo que Kazuki planteaba ante ella. Dubitativa lo miró.

 

—¿Y eso cómo me ayudaría?

 

Kazuki le ofreció una ligera sonrisa y respondió.

 

—Tendremos que averiguarlo.

 

Hikari suspiro y miro a Kazuki una vez más, pensando que fuera lo que ocurriese a partir de este momento ya no dependía de ella, pero tampoco iba a permitirse vivir por más tiempo en la ignorancia. Si iba a saber todo entonces lo haría sin quedarse a medio camino.

 

Finalmente se puso de pie y miró a Kazuki, no tan decidida como el día anterior pero aún con cierta determinación le dijo.

 

—Hay que encontrarlo.

 

Ni lentos ni perezosos se encaminaron a darles alcance a los dos adultos. Cómo el bosque era frondoso en su mayoría, los caminos para andar por él se reducían en un principio así que solo sería cuestión de tiempo toparse con ellos. Durante el camino perduró el silencio la mayoría del tiempo, siendo cortado en ciertas ocasiones por las ramas que pisaban o por las indicaciones que Hikari le daba a Kazuki.

 

—En la foto aparece la cabaña alrededor de muchos árboles, así que está ubicada fuera del camino despejado.

 

—Y según recuerdo, había un arroyo cerca, además que también la cabaña estaba sobre una escalinata —agregó Kazuki.

 

—Tienes razón, me había olvidado por completo de eso —dijo la chica un poco sorprendida por su descuido, Kazuki solo se rió ligeramente.

 

Al cabo de unos minutos escucharon unas voces delante de ellos. Distinguieron que eran Aiga y Ranjiro así que apresuraron su andar hasta llegar con ellos.

 

—Finalmente aparecen —dijo Aiga a los dos muchachos quienes desviaron la mirada.

 

—Lo siento, tuve algo que debía arreglar antes de venir —se disculpó la chica casi sonando casual, Aiga suspiro.

 

—Como sea, lo más importante es decidir qué camino tomar —dijo Ranjiro dirigiendo la atención frente a ellos donde una bifurcación muy notoria dividía al camino.

 

Hikari y Kazuki se posicionaron frente a ellos, ambos intentando recordar la elección que había tomado la última vez que fueron ahí hace tanto tiempo. Ambos se miraron después de un corto tiempo y sonrieron.

 

—¡Hacia la maleza! —exclamaron al mismo tiempo, señalando justo el medio del camino donde una gran diversidad de plantas se alzaba alborotadamente frente a ellos.

 

Aiga y Ranjiro sonrieron, pues para ambos era algo tan obvio que simplemente no lo tomaron en cuenta. No dijeron más y siguieron a los chicos quienes habían tomado la delantera.

 

A paso lento y seguro, cuidando que no resbalaran entre el pasto y la tierra húmeda fue que continuaron con su camino. Hikari y Kazuki cambiaban la ruta que seguían según recordaban pues, la maleza y el pasto alto cambiaba mucho la perspectiva y sin una buena orientación podrían perder el rumbo.

 

Pero debido a que afortunadamente recordaron entre los dos el camino seguro, solo fue cuestión de minutos antes de que el grupo chocará con algo.

 

El ruido de una valla metálica fue lo que terminó por detenerlos, ya que delante de ellos se alzaba la estructura oxidada y de una manera poco estable.

 

—Es mejor que retrocedan un poco —dijo Aiga posicionándose a la delantera de los chicos—. Está cosa podrá caerles encima.

 

—Está bien, pero ¿Cómo vamos a cruzar? —pregunto Kazuki, Aiga lo miró y luego a Ranjiro.

 

—Yo me encargo —respondió el castaño, cediendole la responsabilidad de los chicos a Ranjiro.

 

Lentamente recargó sus manos en la valla; al ver que no se inclinó mucho a pesar del deteriorado estado en el que se encontraba, Aiga decidió comenzar a escalar precavido. En cuestión de segundos ya están del otro lado de la valla.

 

—Parece seguro —asintió a los chicos—. Crucen pero con cuidado.

 

Hikari y Kazuki dudaron por unos momentos pero finalmente cruzaron la valla, no tan rápida ni hábilmente como Aiga o Ranjiro pero lo lograron.

 

Una vez del otro lado, ambos chicos sabían que estaban muy cerca del escondite así que advirtieron a los demás.

 

—Esa valla separaba el escondite del bosque, el pasto alto no nos está dejando verlo con claridad —dijo Hikari en un tono serio, Kazuki la secundo.

 

—Así que es muy probable que eventualmente terminemos chocando contra el escondite del mismo modo en que chocamos con la valla.

 

Todos asintieron, sabían que debían ser silenciosos y a la vez estar atentos a todo lo que los rodeaba. La cuestión es que uno de ellos no se encontraba de humor como para acatar al pie de la letra con esas indicaciones. Al poco tiempo, Hikari golpeó rotundamente con la punta del pie una gran estructura metálica, provocando un fuerte sonar en medio del silencioso bosque.

 

—¡Shhh! —susurro Aiga quien rápidamente se acercó donde la chica al igual que todos los demás.

 

Escondido detrás de una frondosa capa de la vegetación local, se hallaba una cabaña visiblemente deteriorada por el paso de los años. Su estructura era de madera pero lo que Hikari había golpeado fue una cubeta que derramó el agua que tenía por todos lados.

 

—¿Qué fue eso?

 

Apenas se escuchó como un murmullo, tan sutil que fácilmente pudo perderse entre el sonido de sus pisadas y de sus respiraciones, pero en realidad la voz que salió de la cabaña se escuchó claramente y le quitó a todos el aliento por un momento.

 

—Es este el lugar —susurró Kazuki, Hikari retrocedió ante la impresión.

 

—Es él —dijo Aiga casi al mismo tiempo. El ambiente se volvió pesado en pocos segundos.

 


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