Estoy aquí… Delante de todos…
Mis amigo que aplauden el día de mi cumpleaños.
Sonriéndome, felicitándome, dándome abrazos, haciendo algunos chistes y bromas.
Regalo de parte de ellos.
Mi maestro portándose como una figura paterna conmigo, diciéndome que ya tengo edad suficiente y permitida por el patriarca en poder beber.
Realmente no es algo que desee tanto probar, pero lo intentare y solo beberé un poco.
Soy feliz…
¿Realmente lo soy?
Tengo lo que siempre había querido.
Nunca se lo dije a nadie, pues pensaba que era algo sin interés o importancia.
Pero quería algo con mis amigos, lo que ellos tenían…
Una familia, alguien quien recordar o desear estar a su lado.
Shun tiene a Ikki.
Hyoga posee los preciados recuerdos de su madre.
Y… Seiya… Su hermana…
¿Por qué debo recordar esos sentimientos ahora?
Maldita sea, no puedo ser tan egoísta, tan estúpido como para estar pensando en algo como eso, justamente cuando él se acerca para darme un abrazo y me felicitarme con esa sonrisa tan gentil que siempre ha poseído.
Debo solo concentrarme en lo que si tengo en este momento…
Tengo una familia, mi maestro Dohko… Me aprecia como si fuera su hijo, es algo que siempre le estaré agradecido.
Y Shunrei, ella… Para mí es como una hermana menor… Solo eso…
Aunque ella me confesara sus sentimientos, la rechace lo mejor posible…
Sé que la herí profundamente, pero aun así ver su sonrisa y que me dedicará esas palabras.
-Está bien Shiryu, te entiendo…-
Lloro en silencio, y nunca me odio…
Le prometí que no nos alejaríamos, que seguiríamos estando juntos como los hermanos que somos, como nos crio el maestro.
La veo en esta fiesta improvisada, donde solo están mis más cercanos amigos.
Siempre seremos hermanos, y aunque decidí jamás hacerle daño, lo he hecho…
No sabré como pedirle perdón, tal vez algún día logre decirle que lamento no quererla como ella a mí.
Si yo me hubiera enamorado de Shunrei, posiblemente mi vida sería mejor y sería tan feliz, nada me preocuparía o importaría.
Ya que sabría que me correspondería y que nadie ocuparía mi lugar.
Pero… No es así, nunca podrá hacer.
Mi corazón, este sentimiento que profeso en silencio me grita de forma desesperada el nombre de otra persona.
Justamente, aquella que está delante de mí, con su sonrisa de siempre, cabellos castaños, riendo y bromeando con los demás.
Comiendo como un barril sin fondo, felicitando la deliciosa comida que preparo Shunrei.
Podría mirarlo por siempre, y lo intento hacer de una forma discreta, pero…
Debo evitar hacerlo por mucho tiempo, ya que…
Mis ojos contemplan lo que siempre odio, Ikki toma la mano de Seiya, lo besa en los labios…
Seiya se sonroja y avergüenza por la forma de ser de él.
Dándole unos golpes leves, para que se aleje, y diciéndole…
-Ikki, no hagas eso delante de los chicos-
-Ja, ja, ja, ¿Por qué te avergüenzas pony?-
-Por qué sabes que me da pena esto-
Las risas del peli azul, rodeándole los hombros a Seiya, para atraerlo más a él.
Hyoga y Shun bromeando de igual forma, pareciéndoles gracioso que se ponga de esa forma.
Sin embargo a mí me da un horrible dolor en mi corazón, aprieto mis puños sobre la mesa, pero debo controlarme, o sería capaz de interrumpirlos, de hacer algo.
Arruinaría este momento tan precioso, aunque desearía solo ser valiente un segundo y poder confesar lo que siento.
Aunque se perfectamente que nada cambiaria.
Seiya ama tanto a Ikki, es algo que no puedo evitar, y no podré hacerlo jamás.
El día que me confeso que poseía sentimientos por él… Debo haberle dicho que lo amo, que deseaba que esas palabras que ahora le dedica a Ikki fueran para mí.
Pero… Es mejor que me calle, total nada podré hacer.
Es tan difícil ver a la persona que amas, sonriéndole a otro.
Verlo por tres años ha sido tan difícil, sin embargo seria mucho peor tener que alejarme de él.
Es algo que no podría hacer.
Por lo cual guardaré mis sentimientos, seguiré viéndolo reír junto a otro hombre.
Contándonos los planes que tienen, lo que harán, su vida lejos del santuario…
No debería sentir envidia, odio y celos, pero los tengo.
Quisiera ser yo la persona que te haga feliz, que te provoque una sonrisa tan hermosa, que me cuentes todos tus secretos, me confieses todos los días tus hermosos sentimientos que son solo para mí.
Pero, si lo hiciera ahora… Me pedirías que me alejará de ti, como lo hiciste con Jabu, cuando te dijo que te ama…
Seiya, ¿Qué hiciste con nosotros para que estemos perdidamente enamorados de ti?
Una pregunta bastante absurda… Porque no tiene la menor respuesta, y claro que no estaré preguntándole esto.
Para mi será un cumpleaños lleno de arrepentimientos, de dolor, y deseos frustrados.
¿Por qué me sorprendió?
¿Por qué no puedo contenerme hoy?
Oh, es cierto… Ahora lo puedo recordar…
La razón por la que mi corazón está destruido, y es diferente a otros.
Hace poco… Ellos comentaron que solo están esperando a que Seiya tenga la mayoría de edad, los dieciocho años, para poder…
No, no quiero decirlo, de verdad no quiero.
Mis pensamientos me hacen vagar hasta otros momentos, y puedo notar, a mi alrededor que he estado bebiendo más de lo que pensaba…
Me estoy dejando llevar por mi dolor, estoy muy mal hoy…
Pero… Al alzar mi vista, verlos abrazados, contemplando el paisaje nocturno de Cinco Picos, es perfecto para sonreír a lado de quien amas…
Y veo… El deslumbro en la delicada mano de Seiya, un anillo… Uno que quisiera arrancar de su dedo, y a la vez arrebatarlo de lo brazos de Ikki.
No lo hare… Jamás lo hare.
Si bien, muchas cosas pueden pasar en un año… No intervendré para hacer infeliz a Seiya…
Cuando amas a alguien, debes dejarlo ir… A lado de quien ama de verdad, aunque tu dolor te consuma hasta el grado de no poder salir de este infernó.
Solo sonríe, demuéstrale que todo está bien en ti, y no le des motivos para sentirse triste…
Que sepa que siempre estarás con él, aunque… Estés derrumbado en el interior.
-Este será mi feliz cumpleaños, siempre…-