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I've been waiting for you por N3K0-Ch4N

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Dos años después…

Dos años habían pasado desde que Alberto tuvo su primera decepción amorosa y ese fue todo el tiempo que necesito para olvidar sus sentimientos por Enzo y también superar a Enzo, a ese chico que en algún momento llegó a considerar su amigo pero que al final lo terminó engañando y dejando de lado por una estúpida hembra humana, si bien al principio se negó a aceptar que había sido traicionado, y en más de una ocasión había intentado escapar de la isla para poder ir a hablar con él y resolver las cosas, muy en el fondo de su ser reconoció que aquello le había dolido y mucho, por un instante llegó a pensar que ellos estaban destinados a estar juntos, que tarde o temprano Enzo querría ser algo más que un amigo, incluso había imaginado una vida junto a él viviendo juntos en la isla y formando una familia, pero ahora esos sueños no serían nada más allá de simples sueños y fantasías de un niño enamorado.

No solo tuvo que aprender a vivir con el hecho de ser rechazado por quien fue su primer amigo y su primer crush, sino que además tuvo que aprender a valerse por sí mismo, pues su padre se había marchado de la isla sin darle alguna explicación de porque se iba y lo dejaba solo, simplemente lo despertó temprano por la mañana y sin darle tiempo a nada, lo llevó con él al techo de la torre porque debía decirle algo que no podía esperar hasta más tarde, pues para ese punto, Bruno Scorfano se habría ido sin siquiera dejarle unas últimas palabras a su hijo.

*Flashback*

Alberto Scorfano de trece años dormía profundamente en la hamaca que usaba como cama, hasta que pudo sentir un leve toque en su hombro, el preadolescente simplemente ignoró el toque y siguió durmiendo como si nada hubiera sucedido; sin embargo, cuando sintió un toque en su hombro que fue más brusco que el anterior, Alberto cerró los parpados, los abrió lentamente y se frotó los ojos para quitar todo el cansancio de su rostro, miro a su alrededor topándose con los ojos de su padre que lo miraban atentamente.

-¿P-papá?-dijo Alberto con un tono somnoliento en la voz, pero luego de notar que el monstruo marino adulto no estaba bromeando con él y que lo miraba seriamente, el chico de ojos verdes se sobresaltó-¡papá!-luego de exclamar esa palabra, cayó de la hamaca donde dormía aterrizando en el suelo de la habitación con un ruido sordo-o-ouch… papá ¿qué… qué está pasando? ¿por qué me despertaste? y…-pudo notar que llevaba consigo una bolsa llena de objetos y pertenencias que el preadolescente no pudo identificar con claridad-¿por qué llevas una bolsa contigo?-

-Deja las preguntas para otro momento, ahora ven conmigo al techo-le dijo Bruno a su hijo mientras caminaba hacia la abertura de la torre en donde estaba la escalera improvisada-necesito decirte algunas palabras antes de que sea demasiado tarde-

-¿A-antes de que sea demasiado tarde?-murmuró Alberto confuso pero no pudo terminar su frase porque en un abrir y cerrar de ojos, el hombre ya había salido de la habitación-papá ¡espera!-rápidamente se puso sus shorts de color marrón oscuro y fue a la azotea donde probablemente lo estaba esperando su padre. Subió hasta llegar al techo de la torre, ahí arriba el viento de la mañana soplaba suavemente refrescando un poco el ambiente, el preadolescente comenzó a caminar unos pasos buscando a su padre, pudo verlo de pie cerca del borde de piedra en el techo pero no demasiado cerca-e-entonces… ¿qué querías decirme, papá?-

-Mira, lo que voy a decir va a ser difícil de entender para ti, pero lo pensé por un tiempo y llegué a la conclusión de que este consejo te va a ayudar en el futuro tarde o temprano-dijo Bruno al tiempo que se volteaba, caminó hasta estar unos pasos cerca del menor, se arrodilló y colocó una mano sobre su hombro-no lo olvides, Alberto, el mundo no es tan hostil como parece. Tienes que prometerme que nunca tendrás miedo ¿lo prometes?-

-Ah… ok, papa-respondió Alberto un poco dudoso de a donde quería llegar el adulto con esa conversación.

-Exacto. ¡Algún día podrás hacer lo que quieras!-le dijo el monstruo marino adulto mientras hacía que su hijo mirara hacia el horizonte lejos del mar-eres mi hijo después de todo…-tras decir eso, volvió a su posición anterior y miro al preadolescente de pie frente a él-además, tienes todo lo necesario, pero primero…-

-Primero ¿qué?-le preguntó el monstruo marino de ojos verdes a su padre con una sonrisa que mostraba lo emocionado que se sentía.

-Debes aprender a vivir por tu cuenta-respondió Bruno haciendo que las ilusiones del menor se desvanecieran tan pronto como llegaron.

-Espera ¿qué?-dijo Alberto quien estaba confundido respecto a la última parte de la oración, antes de que pudiera tener la oportunidad de reaccionar o procesar lo que su padre le dijo, pudo ver al otro monstruo marino convertido en humano recogiendo su bolsa y comenzó a caminar hacia el borde de la azotea-e-espera… ¡papá, espera! ¿a qué te refieres con "vivir por tu cuenta"? ¡papá!-

-Ok, lo siento, me gustaría poder hablar más contigo, pero tengo que irme-dijo el monstruo marino mientras se paraba en las piedras grises que formaban parte de la estructura de la torre-tienes la edad suficiente para estar solo ¡adiós! ¡arrivederchi!-

-No, espera, papá. ¿En serio...?-Alberto trato de ir tras él, pero antes de que pudiera hacer algo, pudo escuchar a su padre decir "¡llévame, gravedad!" para luego saltar desde el techo de la torre, seguido de un fuerte ruido que indicaba que había entrado al mar-¿papá? papá ¡espera!-sin pensarlo, Alberto saltó desde el techo aterrizando en el suelo en su lugar, se levantó y rápidamente corrió hacia la playa de la isla, se detuvo apenas sintió que sus pies se mojaban dejando al descubierto sus escamas azul violáceas, a lo lejos vio la silueta de su padre nadando lejos de allí-¡papá! ¡papá, no te vayas, por favor! ¡por favor, no me dejes tú también!-gritó pero la única respuesta que recibió fue ver a su padre moviendo su brazo desde la distancia y luego de eso, se alejó nadando-por favor… regresa-

*Fin flashback*

Así que ahora se encontraba prácticamente solo, no es como si le molestara y en parte entendía a su padre, él también hubiera preferido alejarse de si mismo, a fin de cuentas, solo era un chico que le daba problemas a quienes intentaban acercarse a él. Su madre se había ido hacía tiempo atrás, nunca supo que fue de ella y ahora también lo había dejado su padre, después de que el monstruo marino adulto abandonara la isla donde vivían y lo dejara atrás, el pequeño paso días, semanas, e incluso meses marcando los días en la pared de piedra en la habitación de la torre, confiando en que quizás regresaría y se arrepentiría de haberlo abandonado, que se disculparía por su acción; no obstante, al pasar dos años, Alberto poco a poco fue perdiendo la esperanza y dejó de contar los días ya cansado de esperar a que su padre volviera por él.

Para calmar el vacío de haberse quedado solo e ir superando de a poco sus sentimientos hacia Enzo, luego de sufrir ese rechazo por parte de la persona que alguna vez llegó a creer que era su amigo, el monstruo marino de ahora catorce años se prometió a si mismo que no volvería a involucrarse con nadie nunca más, mucho menos se atrevería a enamorarse ya que probablemente no resistiría otro rechazo, así que pasaba la mayor parte del tiempo yendo al océano a buscar objetos humanos que se caían de los barcos o que habían sido extraviados en el mar, de vez en cuando le gustaba ir de noche para hacerles una broma a los pescadores que salían a navegar a esas horas y asustarlos un poco, siempre evitando ir hasta la aldea humana ya que no quería volver a toparse con cierta persona que también trabajaba allí.

No tenía la mejor vida, pero era feliz a su manera, y eso era lo único que le importaba o al menos eso fue lo que creía hasta que llegó el momento de encontrarse con quien sería su alma gemela.

En lo más profundo del océano no hay nada que ver ahí más que absoluta oscuridad, incluso durante el día, es difícil percibir lo que hay en el fondo, y a medida que pasa el tiempo, sale el sol, sus rayos brillaban gradualmente sobre una hermosa pero sencilla y pacífica aldea submarina. En esa aldea viven criaturas conocidas como monstruos marinos o gente del mar y nuestro personaje principal, un preadolescente de nombre Luca, quien vive allí con su familia también son monstruos marinos. Viven con temor y tienen que ocultarse bajo una roca o una cueva aún si eso les cuesta tiempo o su vida en el proceso.

Casi nunca pasan cosas interesantes bajo el mar, la vida allí es bastante aburrida, los monstruos marinos viven de una forma completamente diferente a la de los humanos y muchas de las cosas que tienen no existen para ellos, como, por ejemplo: no hay escuelas, revistas, libros o dispositivos electrónicos como los teléfonos. Esa mañana muy temprano, Luca se despertó estirando los brazos, pudo oír a su abuela (una monstruo marino magenta) roncando suavemente cerca de él, bostezó nadando fuera de su cama, como todos los días, el monstruo marino azul verdoso se despertó temprano, comió algo antes de salir de su casa donde vivía con sus padres y abuela, y se dirigió nadando hacia el granero donde guardaban a los peces, tenía que comenzar con su trabajo tenía que comenzar con su trabajo en el campo o lo que sea que fuere, ya que ni él mismo sabía lo que comían los peces realmente.

Nadó hasta el granero en donde su familia guardaba a los peces, pero para cuando llegó allí, el monstruo marino azul verdoso se percató de que no estaban más allí y Luca comenzó a entrar en pánico de solo pensarlo.

-Oh no ¡los peces escaparon! ¡los peces escaparon!-gritó Luca, se dio la vuelta tratando de encontrarlos o por lo menos ver si estaban escondidos bajo las rocas que había por allí cerca-no, no ¡no!-exclamó-¡mamá me va a matar!-de repente, notó a uno de los peces que estaba buscando-¡Caterina!-los ojos del pez se encogieron cuando vio a Luca e intentó seguir nadando, el monstruo marino azul verdoso trató de alcanzar al pez, en el camino se chocó con algunas personas y tuvo que disculparse rápidamente. Afortunadamente no le tomó mucho tiempo, pudo ver al pez y casi lo atrapó pero éste baló y comenzó a nadar otra vez-hey ¡espera!... woah-Luca se topó con otro monstruo marino y siguió nadando pero luego se detuvo-oh, buenos días, Sr. Branzino-volvió a alejarse pero nuevamente se detuvo y desvio la mirada-y también, lo siento-el otro monstruo marino suspiró mientras Luca hacía otra vuelta-así que… ¿cómo está la Sra. Branzino?-

-Hola, Luca-gruñó el Sr. Branzino apenas éste se alejó nadando, tomó al pez con ayuda de su bastón, era obvio que Caterina quería alejarse nadando. Luego de atraparlo, empujó al pez a un lugar fijo junto al granero de donde los peces escaparon previamente.

-Giuseppe ¡vuelve aquí!-siseó Luca arrastrándose para tomar a otro pez sujetándolo por los costados, no se dio cuenta de que no muy lejos de él, alguien lo estaba observando, y ese alguien era Alberto, el monstruo marino azul violáceo se dirigió al océano esa misma mañana luego de pasar la noche anterior nadando alrededor de un bote donde estaban dos pescadores y saltando justo por encima de ellos, al haber sido sorprendidos de esa forma, accidentalmente ambos hombres dejaron caer una máquina que ellos estaban utilizando y de la que salía la suave y dulce voz de una mujer, algunas cartas y también un reloj por lo que decidió regresar e intentar sacar todos esos objetos del agua antes de que se arruinaran, y así llevarlos consigo a su torre, y colocarlos en su habitación para que formaran parte de su colección de objetos humanos que había ido encontrando con el paso del tiempo.

Comenzó a caminar buscando los objetos que había visto la noche anterior pero que no tuvo oportunidad de tomarlos y llevárselos a la isla donde vivía.

-Muy bien, veamos… cartas, una cosa que hace tic tac, la máquina mágica de la dama cantante…-murmuró Alberto mientras observaba a su alrededor tarareando bajito ¿a dónde podrían haber ido? No había forma de que un pez simplemente recogiera esos objetos y se los llevara ¿no es así? en eso, el monstruo marino azul violáceo divisó como algunas cartas en un campo de algas marinas, junto a la cosa que producía el sonido de tic tac y un objeto metálico, estaba a punto de acercarse y recoger aquellos objetos pero, de pronto, detuvo sus pasos apenas oyó una voz no muy lejos de donde estaba.

-¿Quieres huir como tu amigo, Enrico? Porque tengo noticias para ti, puede que esté muerto o está allí afuera, en algún lugar viendo el mundo… ¡pero probablemente está muerto!-a pesar del regaño que le dio Luca, el pez no pareció aprender su lección y aprovechó la oportunidad para intentar alejarse nadando, pero el monstruo marino azul verdoso lo trajo de regreso, Alberto se sobresaltó ante la idea de que ese monstruo marino azul verdoso lo notara repentinamente, por lo que se esconde detrás de una roca, de esa forma, no lo vería. Asomando la mirada por un costado de la roca, el monstruo marino azul violáceo pudo ver al otro monstruo marino observando a su alrededor un momento antes de comenzar a nadar, Alberto no pudo evitar sentirse un poco arrepentido de su decisión ¿quizás debería acercarse y decirle algo? ¿tal vez ayudarlo a encontrar todos sus peces y evitar que nuevamente se le escaparan? No, era mejor si no interactuaba con él, al menos no por ahora, ya que tenía una muy mala experiencia de haber querido interactuar con otras personas y no quería echar a perder esta oportunidad repitiendo el mismo error otra vez. El monstruo marino de ojos verdes estaba más que decidido a marcharse y volver a la torre, podía regresar otro día para recuperar sus cosas, pero mientras caminaba hacia la isla donde vivía, se detuvo tras haber dado un par de pasos.

-Tal vez si solo… lo sigo un poco, no puede pasar nada malo ¿verdad?-pensó Alberto, rápidamente se dio la vuelta, apretó fuertemente la lanza que llevaba en sus manos, se acercó, tomó el objeto que hacía tic tac y siguió a ese pequeño monstruo marino azul verdoso, escondiéndose detrás de unas rocas para evitar ser visto.

Luego de reunir a todos los peces en un gran cardumen, Luca suspiró.

-Muy bien, creo que son todos-asintió a sí mismo pero en eso notó que uno de los peces sonreía-Monalisa ¿por qué sonríes?-Monalisa miró hacia otro lado, abrió la boca y un pez bebé salió de ella-¿hay alguien más ahí?-preguntó Luca arqueando una ceja, el pez pareció suspirar y abrió la boca dejando salir a otros cuatro bebés, el monstruo azul verdoso sacudió la cabeza saliendo de su trance y miró hacia arriba para ver nada menos que a Giuseppe nadando un poco-Giuseppe…-suspiró-¿qué acabo de decirte?-el pez movió sus aletas yendo un poco más a la derecha alejándose, Luca entrecerró sus ojos, vio a todo el cardumen y los enganchó con su bastón-muy bien, vámonos-

Tras decir esas palabras, Luca comenzó a nadar con los peces siguiéndolo detrás, Alberto suspiró y comenzó a seguirlo también, siempre ocultándose mientras veía al monstruo marino azul verdoso pasar junto a varios monstruos marinos. Luca los saludó diciendo "hola" o "buenos días" respectivamente, a veces la mayoría le respondía o simplemente asentían con la cabeza y seguían haciendo sus tareas, pero lo que más le llamó la atención al monstruo marino azul violáceo era que no había niños jugando en el área ¿a dónde se habían ido? Todos allí parecían ser mayores o ancianos… algo que le resultó extraño, tenía que haber niños en alguna parte. Luca siguió nadando con el cardumen de peces (y Alberto) detrás de él, entraron en una trinchera no muy profunda pero tampoco demasiado ancha, Luca continuó nadando al tiempo que detenía a los peces para luego dejarlos avanzar.

-Muy bien. Todo despejado-cruzaron hacia un campo donde Luca les dejó pastar-avísenme si necesitan algo-le dijo a nadie en particular ya que los peces no podían hablar con él-¿alguien?-los peces no le respondieron-¿no? está bien-

Una vez dicho eso, Luca suspiró y se sentó en una roca en medio de aquel campo, pasaron los minutos, luego unas horas, Luca comenzó a hacer burbujas debido al aburrimiento que sentía, en la segunda, observo sus dientes y la lengua reflejadas en ella, luego, con otro suspiro, la hizo estallar con sus afiladas garras. Alberto comenzó a sentirse mal por él, se veía tan… aburrido, tal vez podía ayudarlo a distraerse un poco con algo pero ¿con qué? en eso, bajó su mirada hacia la cosa que hacía tic tac en sus manos, comenzó a nadar hacia el campo de hierba y la dejó flotar boca abajo, dio la vuelta y se escondió entre la hierba.

Uno de los peces en aquel campo lo vio, nadó sobre aquel objeto y lo tocó, el metal de ese objeto creó un ligero sonido, fue en ese momento cuando Luca vio a uno de los peces moviendo algo en el suelo, Luca nadó hacia éste y lo alejó, sus ojos se agrandaron cuando vio aquel objeto, lo levantó y lo miró detenidamente entre sus manos, de pronto soltó un horrible ruido que hizo que el pequeño chillara y dejara caer el objeto por un segundo, debido a que estaba en el agua este flotó y el ruido continúo sonando hasta que el corazón de Luca dejó de latir de terror. Regresó y recogió el extraño objeto, percatándose que no lo había lastimado ni mordido, nada, por lo que asumió que debía de ser inofensivo, nunca antes había visto algo así ¿qué podría ser?

Antes de que pudiera deducir que podría ser ese objeto, Luca dirigió la vista hacia arriba para ver algo más a unos pocos metros delante de él, lentamente nadó hacia adelante para toparse con una tarjeta o algo así tirada en el suelo. La recogió y le dio vuelta para ver el otro lado, había una imagen de dos ciudades diferentes en el dorso de ésta, se rió entre dientes y continuó mirando alrededor para ver si había algún otro objeto.

Viendo que la fase uno de su plan había funcionado, Alberto nadó hasta quedar fuera del campo, dejó caer el objeto metálico en un lugar donde el sol era particularmente brillante, la luz que se reflejaba en dicho objeto probablemente llamó la atención del otro monstruo marino, sonrió y comenzó a nadar, buscando otro sitio en donde esconderse. Luca fue a tomar aquel objeto pero, en eso, una sombra bloqueó su visión y el sonido de un motor zumbó sobre él.

-¡Monstruos terrestres!-gritó Luca, empujó a todos los peces debajo de una cueva-todos ¡escóndanse bajo la roca!-movió a los peces debajo de dicha cueva no muy lejos del campo y luego se unió él mismo viendo hacia el bote con temor, sin entender muy bien porque comenzó a soñar despierto…

Luca nadó hasta la superficie y levantó la cabeza por encima de ella, mirando el bote que flotaba sobre el agua para ver una oscura silueta, pero podía no ser vista con claridad por las ondas que hacía el agua, lo contempló con asombro, luego puso sus manos contra la burbuja y descubrió que no se movía, estaba atrapado a su alrededor y no quería que lo dejara salir del agua o fuera de la burbuja donde estaba encerrado. Comenzó a empujar y gruñir, pero la voz de su madre lo sacó de su trance.

-¡Luca! ¡el almuerzo ya está listo!

-¡Ahí voy!-respondió, luego desvió su mirada hacia los peces-¡vamos! ¡tenemos que regresar!-

Mientras el cardumen se alejaba nadando, Luca volvió su mirada hacia los objetos que había encontrado y los colocó rápidamente dentro de la cueva antes de unirse a los peces en su camino de regreso a casa.

Alberto observó como el pequeño monstruo marino se alejaba nadando luego de dejar los objetos que él mismo había dejado dentro de una cueva, se sentó colocando una mano sobre su mejilla mientras sonreía, por un lado se sentía feliz de que su plan de hacer que el monstruo marino azul verdoso se distrajera un poco de sus tareas había funcionado, pero, por otro lado, finalmente logró saber cuál era su nombre.

-Luca… así que ese debe ser su nombre…-pensó Alberto, no supo bien porque pero pudo sentir su corazón latiendo suavemente dentro de su pecho, rápidamente llevó una mano sobre éste queriendo calmar los latidos de su corazón-¿q-qué fue eso? aun así, me agrada esta idea… pienso que su nombre suena un poco ¿lindo? Espera ¡¿lindo?! No, yo no pensé algo como eso ¿o sí?-

I, I've been in love before

I thought I would no more

Manage to hit the ceiling

Still, strange as it seems to me

You brought it back to me

That old feeling.

(Yo, he estado enamorado antes

Pensé que no lo haría más

Conseguir golpear el techo

Aun así, por muy extraño que parezca

Tu regresaste a mi

Ese viejo sentimiento)

Sacudió la cabeza para despejar esos pensamientos y decidió esperar alrededor de ese pequeño campo de hierba contemplando la brillante superficie del océano.

Luca regresó nadando a su casa con el cardumen de peces siguiendolo detrás, antes de entrar a comer con su familia, fue a guardar a los peces en el granero apenas llegaron, el cual solo era una formación rocosa y luego nadó hasta la entrada de su casa, donde vio a su madre esperándolo.

-Llegas dos minutos tarde-gruñó-¿había un bote? ¿eh?-

-Oh...

-¿Te escondiste?

-Si mamá.

-Bien. Porque si llegan a verte aunque sea por un momento...-dijo Daniela, se detuvo y enseguida negó con la cabeza-tú crees que vienen aquí para tener nuevos amigos, ¿eh?-

-No.

-¿Hacer una pequeña charla?-preguntó Daniela agitando su mano con disimulo.

-Yo... yo no.

-No-afirmó ella-están aquí para cometer asesinatos-añadió al tiempo que simulaba tener una lanza en sus manos y la embistió, luego le dio unas palmaditas en la espalda a Luca.

-Uh Huh.

-Así que, solo me estoy asegurando de que lo sepas-le informó Daniela a su hijo.

-Gracias, mamá-Luca sonrió un poco mientras Daniela lo conducía al interior de la pequeña vivienda.

-Cuando era niña pasábamos semanas sin ver un bote y déjame decirte que no tenían motores-comentó-solo a un sudoroso monstruo terrestre con un remo-

-Hola, abuela-saludó Luca a la mujer mayor dándole un beso en la mejilla.

-Hola, Burbuja-le dijo y sonrió.

-Hola papá.

-¡Luca!-su padre, Lorenzo, le hizo señas para que se acercara y nadó obedientemente para ver a su padre sosteniendo un cangrejo de color granate claro-mira a Pinchy-pessa-el monstruo marino verde oscuro parecía feliz y mostró el cangrejo-está mudando-

Ambos miraron al cangrejo, uno con más asombro en el rostro que el otro.

-Oh, es magnífico...-comentó Luca queriendo mostrar interés en el animal que su padre tenía en las manos, el cangrejo chilló.

-Ahora si tenemos un cangrejo campeón, si es que alguna vez vi uno-dijo su padre mientras lo levantaba de nuevo.

-Oh, que lindo-Luca sonrió y miró los ojos negros y brillantes de Pinchy-pessa.

-Espera, espera, ¡espera!-Lorenzo jadeó-¡no la mires a los ojos!-

-Lo siento-se disculpó el monstruo marino azul verdoso.

-¡Pero no te disculpes! Ella puede sentir tu debilidad.

El cangrejo clavó una de sus pinzas sobre una de las aletas en la cabeza de Luca haciendo que las pupilas de sus ojos se encogieran por el dolor.

-¡Ouh!-aquella fue la reacción más tranquila que pudo hacer sin estallar en lágrimas de dolor o alarmarse, afortunadamente, su madre vino a ayudarlo y le dio una palmada al cangrejo con su cola para espantarlo, ayudó a Luca a sentarse para que pudiera tomar su comida.

-Ven a comer, Luca. Vamos-le dijo Daniela, ambos tomaron asiento frente a la mesa al igual que su padre-más vale que derrotemos a los Branzino en la exhibición de cangrejos de este año-murmuró-todos creen que Bianca Branzino es asombrosa con su exhibición de cangrejos premiados y su asombrosa impresión de delfines ¡por favor! cualquiera puede hacer eso-añadió mientras imitaba el sonido de alegría que hacen los delfines-¿no es así?-

Luca apenas prestaba atención a lo que decía su madre, por alguna razón se sentía distraído, no podía pensar en nada más que en los botes y en cómo estos llegaron al mundo.

-No sé por qué los delfines suenan así-comentó su padre-ya sabes, ¿por qué no solo hablan?-

-Luca-el pequeño salió de sus pensamientos apenas escuchó la voz de su abuela hablándole.

-¿Eh?

-¿En qué estás pensando?-le preguntó.

-Uh... eh... bueno, me estaba preguntando...-Luca jugó un poco con las manos en señal de nerviosismo y algo de pena-¿de dónde vienen los botes?-

Lorenzo escupió su comida y tosió, Daniela pareció sorprendida por la pregunta de su hijo.

-De la ciudad de los monstruos terrestres. Justo encima de la superficie-La abuela Paguro simplemente le respondió-una vez le gané a un tipo en las cartas-

Luca jadeó.

-Mamá ¿qué estás haciendo?-preguntó Daniela a la mujer mayor sobresaltada.

-Ya tiene la edad suficiente para oírme hablar de eso-le dijo.

-¿Has estado en la superficie y... y has hecho "el cambio"?-exclamó Luca.

-¡No, no! ¡ya fue suficiente! cállate-exclamó Daniela poniéndose de pie y miro a Luca, quien se encogió en su lugar con un poco de miedo.

-Solo tenía curiosidad-respondió el menor sintiendo un nudo de nervios formarse en su garganta por el miedo que sentía en ese momento.

-¿Ah, sí? bueno, al pez curioso siempre lo atrapan-gruñó la monstruo marino azul verdoso-¡no hablamos, pensamos, discutimos, contemplamos o siquiera nos acercamos a la superficie! ¿entendido?-

-Sí, mamá.

-Ten-su madre le entregó un paquete con su comida-ahora, volvamos a trabajar-ambos salieron de la casa y Luca tomó su bastón, dejó que los peces salieran del granero-oye-lo llamó otra vez y el monstruo azul verdoso nadó de vuelta hacia ella-mírame a los ojos, tú sabes que te quiero ¿verdad?-

-Lo sé, mamá-respondió Luca, sonrió y se fue nadando.

Mientras tanto, Alberto llevaba mucho tiempo esperando a que Luca volviera a ese lugar, pero a medida que pasaban los minutos, poco a poco el monstruo marino azul violáceo iba perdiendo las esperanzas ¿cuándo volvería? ¿regresaría alguna vez? esas eran las preguntas que rondaban por su mente, de repente, el sonido de un balido golpeó las aletas de su cabeza por lo que se acercó a observar a través del campo de hierba y en efecto ¡ahí estaba él! justo en el mismo lugar donde Alberto dejó caer el objeto metálico brillante, el monstruo marino azul verdoso lo recogió asombrado por su extraña forma al tiempo que elevaba la vista hacia adelante, la maquina mágica de la dama cantante fue colocada en la arena al final del campo. Su plan era perfecto, bueno, por lo menos demasiado perfecto, necesitaba llamar la atención de Luca para que se acercara allí pero ¿cómo? En eso, pudo notar cómo el pequeño monstruo marino azul verdoso estaba a nada de ir a dejar la varilla de metal dentro de la cueva donde estaban los demás objetos hasta que tuvo una idea, dejó caer un vaso de cristal, el tintineo contra una roca llamó la atención de Luca, al menos la suficiente como para acercarse a donde se encontraba el vaso.

-¿Eh?-Luca se acercó al objeto metálico en la mano y tomó ese nuevo objeto: una figura redonda y transparente por la cual se podía mirar a través de un extremo. El monstruo marino azul verdoso estaba seguro de que había algo más cerca de donde se encontraba, por lo que nadó ansiosamente para buscarlo. Era una especie de máquina de la que salía un tubo dorado con forma de cuerno de aspecto gracioso, no se dio cuenta de que Alberto llegó al mismo lugar donde se encontraba Luca, el monstruo marino azul violáceo se colocó detrás de unas rocas, solo unos centímetros lejos de donde estaba la máquina, pudo ver al pequeño monstruo marino con escamas azul verdosas quien exploraba la extraña máquina emitiendo jadeos y exclamaciones como "oh" o a veces "whoa".

Alberto se sonrojó levemente no solo por la curiosa personalidad que poseía el pequeño monstruo marino, sino también por su belleza y el color único de sus escamas, ahora que lo veía de cerca, por alguna razón se veía mucho más adorable de lo que imaginaba, estaba más que seguro de que nunca antes había visto un monstruo marino con ese tipo de color en sus escamas. De pronto, salió de sus pensamientos cuando vio que no quedaba mucho tiempo para que Luca terminara de examinar esa extraña máquina, por lo que el monstruo marino azul violáceo tuvo que pensar en algo y rápido, buscó a su alrededor tratando de encontrar cualquier otra cosa, hasta que un objeto con forma humana atrajo sus ojos verdes, era un traje de buceo que descansaba junto a un arpón el cual brillaba a la luz del sol.

-Esto no podría ser mejor…-pensó Alberto alegremente, se puso el traje de buceo y se colocó el caso sobre la cabeza, asustar a las personas podía considerarse un perfecto primer encuentro ¿no? miro hacia abajo, sujetando el arpón en sus manos mientras nadaba hacia donde estaba la máquina. Dio unos pasos más para poder ver más de cerca a Luca, pero luego Alberto escuchó un "woah" salir de su boca, se oía tan suave y claro como el cielo veraniego o como si… como si él estuviera gimiendo. Rápidamente el monstruo marino azul violáceo sacudió la cabeza para disipar aquellos pensamientos extraños relacionados con el menor y sonrió, saltó y se arrastró detrás de él, su pie chocó contra su cola, una de las aletas en su cabeza se movió, Luca desvió la mirada para saber si había alguien más alrededor pero, de pronto, una sombra se proyectó encima de él.

-¡Ahh!-su corazón se aceleró y miro hacia arriba topándose con una silueta usando un traje de buceo antiguo y un casco, sostenía una lanza en sus manos, Luca se encogió, dejó caer los objetos en sus manos y comenzó a nadar lejos por su vida golpeando accidentalmente su cabeza con una roca. Soltó un quejido cubriéndose el rostro y nado hacia la pequeña cueva, Alberto miro en el interior, resoplando ante el hecho de que estaba acorralado y es que… ¿quién rayos en su sano juicio corre a una cueva para protegerse? Esa si que era una pésima idea, Luca cerró los ojos probablemente esperando su muerte apenes el monstruo marino azul violáceo dentro del traje de buceo se acercó a él y mucho, al punto de casi invadir el espacio personal del menor.

-Boo-Luca abrió los ojos con un poco de miedo y observó a la persona dentro del traje de buceo un poco confundido.

-¿Ah?

-Está bien-dijo Alberto mientras se reía levemente, se quitó el casco de buceo y le sonrió-no soy humano-

-Oh-Luca dejó escapar un gran suspiro de alivio sosteniendo su pecho-gracias, es un alivio…-

-Ten-Alberto se dio la vuelta y le arrojó el arpón-sostén esto-pudo escuchar a Luca gritar mientras salía de esa cueva, comenzó a moverse de forma retorcida para salir de ese traje de buceo y luego comenzó a recoger los objetos que dejó caer, pretendiendo que nunca los dejó allí en primer lugar. El monstruo marino azul verdoso se quedó dentro de la cueva unos segundos hasta que decidió salir y se acercó a Alberto para poder hablar con él.

-Uh… ¿vives por aquí?

-¿Aquí abajo? No, no, no, yo solo…-el monstruo marino de ojos verdes se detuvo pensando en una buena pero creíble respuesta por unos segundos hasta que se le ocurrió una idea-vine por mis cosas-

-¿Tus cosas?-preguntó Luca un poco confundido, Alberto notó que el pequeño monstruo marino no creía en absoluto su respuesta, ahora ¿cómo haría para que lo siguiera? Estaba más que seguro que nunca lo seguiría por su cuenta, así que vio el bastón curvilíneo que el monstruo marino azul verdoso usaba para atrapar a sus peces, lo tomó enviándole una última mirada y se alejó nadando con la esperanza de que Luca lo siguiera, y de hecho, funcionó.

-Uh ¡oye, espera!... ¡eso es mío!-el monstruo marino azul violáceo sintió un vertiginoso palpitar en su corazón al tiempo que continuaba nadando hacia la superficie, intentando llevar a Luca con él-¿s-señor? olvidó su arpón y ...-

I, I don't know what you do

You make me think that you

Possibly could release me

I think you'll be able to

Make all my dreams come true

And you ease me.

(Yo, no sé lo que hiciste

Me haces sentir que tu

Posiblemente me libere

Creo que tu podrás

Hacer mis sueños realidad

Y me aliviaste)

-Oh, sí ¡gracias!-el monstruo marino azul violáceo, lo tomó y salió del agua sacudiendo las gotas de humedad en su cuerpo volviendo a su forma humana, el aire cálido y seco se sentía bien contra su piel mientras una vez más miró hacia el agua esperando a que Luca lo siguiera, pero nunca subió, solo se quedó ahí, sentado en el agua-parece que no tiene intenciones de salir de ahí-pensó al tiempo que rodaba los ojos-supongo… que tendré que hacerlo yo mismo…-Alberto tomó al monstruo marino azul verdoso con su bastón y lo engancho alrededor de su brazo, sacándolo del agua.

Luca aterrizó con un grito al tiempo que golpeaba la arena de la orilla, levantó su cabeza con un grito ahogado, el monstruo marino azul verdoso miro sus manos al tiempo que sus escamas comenzaban a desaparecer.

-No ¡no!-Luca se palmeó las mejillas con pánico-no, no, no… ¡ayúdame!-se cubrió los ojos moviendo las piedritas en la arena y gritó dramáticamente. Alberto suspiró mientras se sentaba en una roca y dejaba en la área todos los objetos que recogió no hace mucho.

-¿Es tu primera vez?-le preguntó Alberto al menor.

-¡Por supuesto que lo es!-respondió Luca volteándose para mirar al otro chico de ojos verdes no muy lejos de él-¡soy un buen chico!-

-¿Buen chico? más bien te ves deprimido-pensó Alberto, pero claro, nunca iba a decir tal cosa, notó la forma en que Luca respiraba, sus ojos estaban muy abiertos y parecía que estaba entrando en pánico, el chico de ojos verdes suspiró ante esto, se acercó más al menor y colocó sus manos sobre sus hombros para tranquilizarlo-oye, relájate… respira-Luca miro a su alrededor frenéticamente intentando calmarse mientras realizaba esta acción. La brisa meció suavemente los rizos marrones y esponjosos de su cabeza que reemplazaban sus escamas azules, al tiempo que sus ojos brillaban a la luz del sol contemplando el hermoso paisaje-woah… sí… se ve incluso más hermoso que antes-inmediatamente, el chico de ojos verdes sacudió aquellos pensamientos de su cabeza ¡muy bien! suficiente, definitivamente algo estaba muy mal con él-¿y bien?-el pequeño lo miro como si hubiera olvidado que aún seguía allí-¿no es genial?-

-¿Qu…? ¡no!-respondió Luca negando con la cabeza-e-esto es malo… ¡y se supone que no debería estar aquí!-se recostó contra el suelo y rodó de regresó al agua viendo por última vez a Alberto-buen día-se sumergió de nuevo, el chico de ojos verdes suspiró tal vez su plan fue demasiado lejos al intentar hablar con él, se puso de pie y tomó el bastón con el que lo sacó del agua. Tal y como sospechaba, Luca regresó y rápidamente le quitó el bastón-gracias-se sumergió otra vez pero luego volvió a salir-buen día… otra vez-

Esta vez, el monstruo marino azul verdoso se alejó nadando directamente, Alberto miró al mar un par de segundos y tras darse cuenta de que Luca no iba a regresar, se alejó de allí y se cruzó de brazos.

-Creo que intentaré hablar con él otra vez mañana-pensó el chico de ojos verdes.

Esa noche Luca no pudo dormir porque no podía dejar de pensar en el mundo fuera del océano, en lo que había en la superficie, en la calidez, los ruidos y los colores brillantes, estaba ansioso por saber más sobre lo que podía ofrecerle el mundo fuera del océano. Observó a su abuela que estaba durmiendo en su cama y decidió hablar un poco con ella.

-Abuela… ¿es verdad que tu…?-preguntó Luca, pero antes de que pudiera terminar su pregunta, el anciano monstruo marino magenta roncó muy fuerte, suspiró y miró hacia el techo.


Llegó la mañana y Luca volvió a su rutina, apenas salió de su casa, tomó su bastón, se fue al granero para dejar salir a los peces y se alejó nadando hacia el campo de hierba con ellos nadando detrás, mientras iba de camino al campo, el monstruo marino azul verdoso no pudo evitar pensar otra vez en Alberto y sus enormes ganas de volver a verlo, por lo que se le ocurrió un plan. Empezó a recoger algunas rocas e hizo una escultura algo tosca, una vez terminada colocó su bastón a un lado al tiempo que amarró un alga para que no se cayera al suelo, luego de hacer eso, observó a los peces.

-Muy bien, todos. Este es, eh… Smuca, sí, él va a estar a cargo ahora ¿entendido?-le preguntó Luca al cardumen de peces y se alejó nadando lentamente, siguió nadando hasta llegar al lugar donde vio a Alberto ayer, miró hacia arriba y trato de irrumpir a la superficie pero su ansiedad se disparó y se alejó nadando, tomando la decisión de esperar a que bajara allí. Pasaron los minutos hasta convertirse en una hora y Luca comenzó a creer que quizás Alberto no aparecería por lo que tomó unas cuantas respiraciones profundas y retrocede para hacer un segundo intento de irrumpir en la superficie, pero pasó lo mismo que la vez anterior.

-Wow-dijo una voz detrás de Luca, éste volteó la cabeza hacia atrás para ver en la dirección de donde provenía esa voz, una voz que le resultó demasiado familiar.

-¡AAH!-gritó el monstruo marino azul verdoso al ver ese traje de buceo antiguo que ya había visto el día anterior, Alberto llevó sus manos hacia el casco y se lo quitó dejando al descubierto su rostro con escamas azul violáceas.

-Eso fue algo difícil de ver-comentó Alberto, Luca suspiró levemente una vez que supo que era su amigo quien estaba debajo de ese traje de buceo pero al mismo tiempo no pudo evitar sentirse un poco molesto con él por darle un terrible susto.

-¡Tú!-dijo Luca al tiempo que empujaba al monstruo marino azul violáceo haciéndolo retroceder un par de pasos-¡no te atrevas a asustarme así nunca más! ¿entiendes?-

-Sí, claro, lo que tu digas-respondió Alberto mientras nadaba-ten-le dio a Luca algunas cosas para que las llevara con él-vamos-añadió nadando hacia la playa.

Luca respiró profundo apenas salió a la superficie y vio como el monstruo marino azul violáceo cambiaba a su forma humana, Luca nadó hacia adelante pero se cae e intenta usar sus pies para moverse pero falló, luego bajó la mirada hacia sus manos y poco a poco estas se transformaron en unas manos humanas, sus escamas, aletas y cola desaparecieron dejándolo como un niño humano, se llevó ambas manos a la cabeza sintiendo cabello en lugar de escamas y jadeó.

-Es suave-dijo Luca alegremente haciendo que el otro chico se riera entre dientes-espera-el monstruo marino ahora convertido en humano sintió que algo faltaba allí-se siente como si aún estuviera ahí-comentó refiriéndose a su cola.

-Sí, eso se llama cola fantasma, te acostumbrarás-dijo Alberto, viendo algunas cosas más, el monstruo marino azul verdoso convertido en un humano intentó ponerse de pie como el otro monstruo marino frente a él, pero cae y comienza a moverse como si fuera un pez fuera del agua-bien, caminar. No te preocupes, tienes suerte, básicamente lo inventé-arrojó el casco del traje de buceo al suelo-para comenzar, apila todo, uno encima del otro, como un montón de rocas-le explicó, Luca hace esto lentamente y tambaleándose-¡genial!-felicitó Alberto al pequeño monstruo marino-quiero decir, está bien, supongo-añadió retractándose al tiempo que intentaba ocultar un sonrojo pero afortunadamente, Luca no lo notó-bien, ahora caminar es como nadar pero sin aletas ni cola… y tampoco hay agua… en resumen, es exactamente lo mismo-explicó, Luca arqueó una ceja en señal de confusión-inténtalo-dijo intentado animar al otro monstruo marino, Luca trató de mover su cola pero se cae recordando que ésta ya no estaba-así no se hace, intenta otra vez-Luca elevó la cabeza-más barriga-saca la barriga pero pierde el equilibrio cayendo esta vez de espaldas-eso es... eso es estar tirado en el suelo-dijo Alberto frotándose la barbilla mientras se sienta en una piedra-¿qué tal si intentamos con esto?-comenzó a usar una forma distinta de enseñarle al menor-solo da un paso adelante sin pensarlo-dice y Luca hace lo contrario, comienza a dar un paso adelante pensando en ello-no, no, no, solo no lo pienses-

-No sé cómo no pensar en algo-respondió Luca sintiéndose un poco decepcionado de que tal vez nunca aprendería a caminar, el otro chico gruñe en señal de frustración.

-Está bien, está bien. Observa-dijo poniéndose de pie-apunta tus pies hacia donde quieres ir ¿de acuerdo?-Luca hizo exactamente eso-y luego tú…-explicó al tiempo que daba un gran paso hacia adelante-te sostienes antes de caer-agregó mientras hacía este preciso movimiento, el pequeño gimoteó agitando sus brazos alrededor pero supo contenerse.

-Je je-Luca rió suavemente al ver que lo había logrado, repitió esto una y otra vez acostumbrándose a la nueva sensación.

-Bien, bien-dijo Alberto al tiempo que Luca se reía, había mejorado su caminar y el pequeño se veía emocionado-¡sí, sí!-

-C-creo que por fin lo entiendo-dijo el menor tomando una pequeña pausa.

-No está mal-respondió el chico de ojos verdes mientras extendía su mano hacia Luca-Alberto Scorfano-

-Luca Paguro-el menor colocó suavemente su mano sobre la del mayor, Alberto posicionó su mano en la posición correcta sacudiéndola.

-¡Piacere Girolamo Trombetta!-dijo Alberto, Luca lo miro ladeando la cabeza sin entender lo que dijo el chico de ojos verdes-muy bien, las cosas se están poniendo un poco tensas… impresiónalo, Alberto ¡impresiónalo!-pensó sintiéndose un poco desesperado, pero luego, recuperó la compostura y se estremeció-es una cosa humana-se jactó-soy un experto-agregó conteniendo una sonrisa, reemplazándola con un gesto indiferente y desvió la mirada.

-¿Qué significa?-preguntó Luca, Alberto lo mira y se da cuenta de que él tampoco tiene idea de lo que eso significa-e-eso que acabas de decir-agregó el menor. Alberto se muerde el labio pensando en una respuesta pero luego decidió cambiar de tema.

-Sígueme, te mostraré más cosas-respondió el otro chico mientras rodeaba con un brazo los hombros de Luca, lo que hizo que el pequeño se sonrojara ligeramente a la vez que Alberto lo alejaba de la orilla. Caminó unos pasos hacia adelante para recoger sus cosas hasta que Luca alcanzó a ver una gran estructura de color gris.

-¡Madreperla!-exclamó Luca asombrado-¿vives aquí?-

-Sí, solo estamos mi papá y yo, pero él casi nunca está por aquí así que básicamente puedo hacer lo que quiera-respondió Alberto despreocupadamente mientras dejaba sus cosas en el suelo.

-Y ¿no es peligroso?-preguntó el menor.

-¡Sí, pero es lo mejor!-respondió Alberto volteándose para ver a Luca-¡todo lo bueno está en la superficie!-añadió mientras dejaba más objetos humanos a un lado.

-¿Cómo qué?-le preguntó Luca un poco curioso pero también algo confundido mientras observaba fijamente a su amigo.

-Como… ¡el aire!-gritó Alberto arrastrando a Luca colina arriba, respiró hondo y el menor imitó su acción pero se atragantó con una mosca que pasaba volando por ahí, el chico le dio una palmada en la espalda para que no se ahogue-¡la gravedad! ¡también conocida como caer!-gritó saltando de su torre, se cae de un árbol y aterriza boca abajo en el suelo con un ruido sordo, Luca lo mira preocupado, creyendo que se había hecho daño pero Alberto le levanta el pulgar dándole a entender que estaba bien-el cielo...-Luca ve el cielo-las nubes...-el chico observó las cosas blancas y esponjosas que decoraban el cielo azul-el sol-Luca dirigió su mirada hacia él pero Alberto se tapa los ojos con la mano-whoa, no lo mires. Es broma, definitivamente míralo-dijo entrecerrando los ojos hacia el sol, el pequeño ve hacia el sol pero la luz brillante le molesta en los ojos haciéndolo gritar mientras cae hacia atrás-y desde luego están los objetos humanos-dice Alberto frotándose las manos.

-¿Cómo se supone que voy a subir allí?-le preguntó Luca mientras elevaba su mirada hacia la torre de piedra gris que había visto anteriormente, Alberto subió una escalera y Luca lo siguió lentamente, asegurándose de que no diera un mal paso y se cayera al suelo, siguió subiendo por esa escalera improvisada hasta que alcanzó la cima de la torre con Alberto subiendo junto a él, observó las cosas que había en aquella habitación-whoa-

-Como puedes ver, llevo mucho tiempo recolectando, así que pregúntame cualquier cosa-dijo Alberto sintiéndose un poco avergonzado y sonrojado por el asombro de su amigo, Luca jadeó al notar que la máquina con un tubo dorado de aspecto gracioso con apariencia de cuerno estaba allí y asomó la cabeza en él mirando hacia adentro.

-Whoa-volvió a decir Luca, aquella exclamación hizo eco alrededor del cono, rió al escuchar el extraño sonido.

-Ah, sí. Esa es la máquina mágica de la dama cantante-explicó Alberto mientras se acercaba al pequeño-pero está rota, desafortunadamente-agregó mientras se alejaba, no había dado un par de pasos siquiera cuando escucha una voz proveniente del tubo dorado de la máquina, se voltea y ve a Luca girando una manija que colocó en un pequeño hueco al costado en la caja de madera de la máquina-¡whoa! La reparaste-

-Uh ¿gracias? supongo…-respondió Luca sonrojándose levemente mientras desviaba la mirada esperando a que Alberto no se diera cuenta. Escuchan a la mujer cantar y Luca le sonríe a Alberto que estaba bastante cerca de él en ese momento, elevó la vista por encima de su hombro viendo una imagen de colores brillantes en la pared-¿qué es eso?-preguntó el menor mientras caminaba un poco más para apreciar mejor aquella imagen.

-Oh, solo la mejor cosa que hayan hecho los humanos-respondió Alberto caminando junto a Luca-la Vespa-Luca observó la imagen un poco asombrado-simplemente te sientas y te lleva a cualquier parte que quieras ir-explicó mientras miraba el poster al igual que Luca-en todo el apestoso mundo-los ojos del menor se agrandaron al tiempo que leía la frase escrita en ese poster "Vespa è libertà (Vespa es libertad)" decía, comenzó a imaginar cómo se veía una Vespa y fantaseó con viajar por el mundo con una-genial ¿no lo crees?-preguntó Alberto sacando a Luca de su estado de ensoñación.

-Uh… sí…-Luca miró a su alrededor todas las cosas que tenía su amigo, tomó algunas y las acercó para apreciarlas con más detenimiento-¿vas a construir una? Creo que tienes todas las partes-

-Yo tengo las partes-dijo el monstruo marino convertido en humano al percatarse de la idea-¡voy a construir una! ¿quieres ayudarme?-

-¿Yo? ¡sí! ¡e-espera! no, no puedo.

-¿Por qué?

-Para empezar, no debería estar aquí y tengo que volver a casa-dijo Luca dándose la vuelta, su corazón comenzó a latir más rápido ante la sola idea de ayudar a Alberto a construir una Vespa, pero nuevamente la ansiedad se hizo presente junto con el miedo de que sus padres lo descubrieran.

-En serio ¿estás seguro?-preguntó Alberto sonando un poco decepcionado.

-Sí, si mis padres se enteraran de que estoy aquí, uf...-respondió riendo nerviosamente-sería muy malo, así que, gracias, pero…-dijo Luca jugueteando con sus manos-adiós. Para siempre-añadió para luego comenzar a caminar hacia adelante-¡WHOA!-gritó el menor cuando casi estuvo a punto de caer del borde de la entrada de la torre, Alberto se incorporó yendo a tomar el brazo de Luca antes de que éste pudiera caer hacia el suelo.

-¡Te tengo!-gritó el otro chico y Luca levantó la mirada mientras reía nerviosamente, Alberto logró ayudarlo a ponerse de pie y lo abrazó fuertemente-ten cuidado la próxima vez, maldita sea-dijo regañando a Luca una vez que se separaron, el pequeño tan solo bajo la cabeza y se sonrojó un poco más-por favor… quédate-añadió mirando a Luca con ojos suplicantes, haciendo que el sonrojo en el rostro del menor se tornara de rosado a rojo en cuestión de segundos.

You thrill me, you delight me

You please me, you excite me

You're something I'd been pleading for.

(Me emocionas, me deleitas

Me complaces, me excitas

Eres algo por lo que suplique.)

Pasó aproximadamente una hora y Luca seguía tratando de convencer a su "amigo" de que debía irse, pero Alberto seguía insistiendo de que se quedara más tiempo.

-Está bien, pero ahora tengo que irme.

-Bien. adiós-se despidió Alberto clavando un clavo en la madera.

Pasó más de media hora y Luca seguía ahí sin poder decidir si realmente quería volver a casa o estar un poquito más junto a su amigo.

-En serio, tengo que irme, ahora mismo-dijo Luca sintiéndose nervioso.

-Está bien, nos vemos-respondió el otro chico fingiendo que no le importaba en lo más mínimo cuando por dentro si le importaba y le dolía un poco que Luca quisiera irse así nada más.

Pasaron otras dos horas y ambos pudieron terminar de construir su Vespa, Alberto está recostado en el suelo dando patadas en el aire mientras Luca mira la Vespa con asombro.

-¡Lo lograste!

-No, lo logramos-lo corrigió Alberto, Luca emitió un pequeño grito ahogado al escuchar esas palabras, pero luego recordó que se estaba haciendo tarde y que tenía que volver a casa antes de que sus padres se dieran cuenta de su larga ausencia.

-Tengo que correr.

-¡Ten cuidado!-le gritó Alberto a Luca mientras éste bajaba por la improvisada escalera, el chico de ojos verdes miro hacia la ventana de la torre para asegurarse de que el pequeño regresara sano y salvo al mar, sonrió, soltó un chillido de felicidad, dando vueltas alrededor de la Vespa con un suspiro. Estaba tan feliz y emocionado, después de dos largos años pasando tiempo a solas y viviendo solo en la isla, finalmente obtuvo una conexión con un niño que no era uno ordinario, sino que era un monstruo marino como él, para ser sinceros, era la primera vez que conocía a otro monstruo marino con el que podía jugar y la mejor parte era ¡que logró acercarse, interactuar y hablar con él! ¡y no lo echó a perder en absoluto! Al menos no del todo, se recostó en la hamaca que usaba para dormir y miró hacia el techo de la habitación-mañana… puedo esperar hasta entonces-cerró los ojos e intentó descansar un poco y reponer las energías para mañana, después de todo, le esperaba un largo día junto a Luca, pero, desafortunadamente, no podía dormir bien, por alguna razón su mente lo llevaba a tener pensamientos de ese tierno monstruo marino azul verdoso… Luca, no había duda de que había pasado por muchas cosas desde que lo conoció y a medida que lo fue conociendo más y más, comenzó a resurgir un viejo sentimiento, un sentimiento que creyó que había olvidado en lo más profundo de su corazón y que no hacía mucho tiempo se había prometido a si mismo que no volvería a sentirlo, era eso, ese viejo sentimiento que Luca había traído de regreso era el sentimiento de estar enamorado. Algo totalmente inusual, por lo que su padre le había explicado en su debido momento, tenía entendido que los monstruos marinos rara vez encuentran a su alma gemela luego de enamorarse por primera vez-¡ahhh! ¡¿por qué es tan lindo?!-pensó al tiempo que escondía su rostro sobre su almohada.

I love you; I adore you

I lay my life before you

I'll have you want me more and more

(Te amo, te adoro

Pondré mi vida ante ti

Haré que me quieras más y más)

No podía evitarlo, Luca se veía extremadamente adorable y pensar que solo lo había conocido por un día entero y ya sentía un enorme deseo de querer besarlo, abrazarlo con todas sus fuerzas, quería ser él quien lo hiciera sentir bien y quería ser el quien lo haga feliz, y nunca, NUNCA dejar que se vaya de su lado. Pero, de un momento a otro, oyó la voz de Bruno dentro de su cabeza.

No tengas falsas esperanzas…

-¿Ah?

-Te va a abandonar-dijo esa voz en su cabeza tratando de convencerlo de lo contrario-te va a abandonar, tal como tu padre lo hizo, tal como Enzo lo hizo, te lastimará, estarás solo otra vez, no es el chico indicado para ti-

-Agh ¡silenzio Bruno!-exclamó Alberto completamente molesto, cada vez que pasaba algo bueno en su vida, esa voz aparecía de repente para querer hacerle ver lo negativo, por mucho tiempo, Alberto no fue capaz de ignorar esa voz que perturbaba sus pensamientos hasta que finalmente llegó a su límite y aprendió a ignorarla definitivamente y por el bien de su sanidad mental, después de todo, comprendió que aquella voz no era dueña de su vida, no tenía porque quitarle las ganas de vivir o sus razones para seguir adelante-¿por qué eres así conmigo? ¿qué rayos te hice? cada vez que me pasa algo bueno, vienes a llenarme la cabeza con pensamientos como ese ¡¿por qué no puedes aceptar que realmente me enamoré esta vez?! esto no es una estúpida fantasía… no es así, no como lo que pasó con… cómo sea, da igual, no importa, no me importa eso ahora, pero estoy bastante seguro de ello-

Luca nado de regreso a su habitación un poco mareado, apenas entró pudo ver a su abuela durmiendo profundamente en su cama, afortunadamente, ella no notó que se había escapado a la superficie, mucho menos sus padres. Se rió suavemente mientras se recostaba en su propia cama y pateaba sus piernas sin dejar de pensar en Alberto, en aquel chico de ojos verdes, pudo sentir un suave sonrojo de tono azulado esparcirse por sus mejillas al tiempo que exhalaba y se relajaba en su cama quedándose dormido, ansioso por ir a ver a su amigo mañana.

And finally, it seems my lonely days are through

I've been waiting for you.

(Y parece que al fin, mis días de soledad terminaron

He estado esperando por ti.)

-¡Whoa! ¿cómo conseguiste bajarla?-le preguntó Luca a Alberto al día siguiente de regreso en la torre, éste último estaba de pie junto a la improvisada Vespa, le dio al menor una mirada presumida.

-La monté-dijo Alberto tratando de parecer cool frente al otro monstruo marino más joven, pero Luca lo miró con preocupación, el engreído chico de ojos verdes se quitó aquella mirada presumida de encima-no lo hice…-admitió finalmente sintiéndose un poco avergonzado de tener que decir la verdad-¡pero la empujé por la ventana trasera! Me tomó un buen tiempo volver a ensamblarla pero… ¡todo está bien ahora!-añadió mientras se alejaba y guiaba a Luca hacia el borde de una colina, ambos miraron hacia abajo-¿estás listo para montarla?-preguntó el chico de ojos verdes al tiempo que colocaba un brazo alrededor de los hombros de Luca.

El menor miró hacia aquel trozo de tierra que aún permanecía allí, era una colina estrecha que parecía expandirse y empinarse más hacia el océano cuanto más observara, nuevamente pudo sentir su ansiedad apoderándose de él haciéndolo retroceder un poco.

-Oh, bueno, no lo sé… gracias pero no gracias-dijo Luca y Alberto lo miró un poco confundido-solo, pensé que tal vez moriría-

-Está bien-Alberto pareció entenderlo-yo la montaré. Sujeta la rampa-

Le dio a Luca una tabla de madera que al parecer surgió de la nada.

Unos minutos más tarde, Luca se encontraba de pie debajo de la colina sosteniendo la rampa, la cual estaba repleta de astillas, podía escuchar el océano detrás de él y Alberto estaba frente a él no muy lejos de donde él se encontraba, justo en la parte alta de la colina. El menor trataba de calmarse al tiempo que sujetaba la rampa.

-Uh, ¿señor?-le gritó Luca a Alberto-¿tal vez deberíamos descansar?-preguntó pero el chico de ojos verdes ignoró por completo sus preocupaciones.

-Hagas lo que hagas ¡no te muevas!-le gritó a Luca desde la cima de la colina, la altura era la suficiente como para que ocurrieran múltiples accidentes, incluso con su poco conocimiento sobre la gravedad, Luca estaba bastante seguro de ello.

-¡No soy el tipo de persona que quieres para esto!-le respondió Luca, tratando de convencer a su amigo de detener esta locura-soy más un "hombre de ideas" no…-

-¡Llévame, gravedad!-exclamó Alberto al tiempo que empujaba la Vespa ganando velocidad, tanto él como la Vespa bajaron por la colina a toda velocidad hasta que la parte trasera de la Vespa se rompió, Alberto trató de detenerla pero sus pies descalzos no lograron detener el vehículo roto-¡esto es normal! ¡mantente concentrado!-gritó tratando de tranquilizar a su amigo mientras descendía la colina, sonrió acercándose a Luca, el menor se sonrojó levemente ante ese gesto pero rápidamente se refugió detrás de la rampa al ver que la forma de Alberto se volvía más notoria a medida que se acercaba. La parte delantera de la Vespa pronto se derrumbó también, para evitar caer de cara al suelo, Alberto comenzó a correr colina abajo, corrió cada vez más cerca del chico asustado que se escondía detrás de la rampa-no te muevas, no te muevas ¡no te muevas!-

El chico de ojos verdes gritó mientras corría, corrió sobre la rampa, sonrió por última vez antes de caer al mar. Aterrizó con un fuerte chapoteo que sobresaltó al menor, Luca se apartó de la rampa y miró a Alberto, todo lo que podía ver era una figura azul violácea tendida sobre la superficie del agua, había sufrido un brutal golpe en la panza al caer.

-Está muerto… ¡lo maté!-Luca entro en pánico de solo pensarlo-¡Alberto! ¡¿te encuentras bien?!-preguntó tratando de verificar si su amigo estaba bien, de repente, Alberto salió disparado del agua, se volteó para mirar a Luca con una gran sonrisa mientras éste gritaba-espera ¡¿acaso eso se sintió bien?!-preguntó el menor, Alberto salió del agua.

-Oh, por dios… ¡¿viste la altura que alcancé?!-exclamó Alberto al tiempo que sacudía el agua-oye, linda forma de sostener la rampa-añadió colocando una mano en el hombro de Luca haciendo que se sonrojara nuevamente, Luca trató de desviar la mirada para que su amigo no notara su sonrojo pero era demasiado tarde-¿te sientes bien?-

-¿Huh? Oh, s-sí… y-yo ¡e-es solo que…!

-Te pregunto porque vi que estás sonrojado-le dijo el chico de ojos verdes viendo a su nuevo amigo con preocupación-¿estás seguro de que no fue por el calor?-

-¡¿Q-qué?! n-no ¡c-claro que no! e-esto no es nada, Alberto. Voy a estar bien-respondió Luca con despreocupación.

-Bien ¡vamos! hay que construir otra-dijo Alberto, inconscientemente tomó la mano de Luca y lo llevó consigo de regreso a la colina en donde estaba la torre. El menor no pudo evitar sentir cómo su sonrojo se extendía aún más por su rostro hasta casi tomar el aspecto de una adorable manzana, un rato más tarde, ambos monstruos marinos estaban de vuelta en la torre construyendo una nueva Vespa, tuvieron la idea de hacerla mejor y más rápida que la anterior, juntaron todo lo necesario y comenzaron a trabajar en ella, ambos chicos pasaron una buena parte del tiempo trabajando en ello, hablando de cosas triviales, un rato después mientras estaban trabajando, se dieron cuenta de que tendrían que dejar la Vespa en el suelo para poder montarla, Luca estaba preocupado, tendrían que desarmar todo otra vez pero Alberto tuvo una idea-Luca, es sencillo-lo tranquilizó, Luca desvió su mirada lentamente hacia la Vespa que se encontraba hacia un costado del techo de la torre-no puedo repetir exactamente lo que hice la última vez-

-No vas a montar eso y bajar desde el techo ¿verdad?-cuestionó Luca con preocupación.

-¿Qu…? ¡desde luego que no! me moriré si hago eso-respondió Alberto acercándose al borde del techo-¡todo lo que debemos hacer es esto!-luego, sin siquiera pensarlo, empujó la Vespa por el borde del techo de la torre, Luca dejó escapar un grito de sorpresa al tiempo que corría hacia donde cayó la Vespa para verificar los daños, Alberto lo detuvo antes de que se cayera accidentalmente y se matara-está bien, está en el mismo lugar que nuestra vieja Vespa ¿lo ves?-añadió tranquilizándolo.

Luca miró lentamente por encima del borde de la pared del techo para analizar la altura que tenía la torre.

-Bueno, lo bueno es que no está rota-murmuró, Alberto ni siquiera le hizo caso.

-¡Vamos, Luca!-Alberto volvío a tomar su mano llevándolo consigo hacia abajo-¡hay que buscarla! Debe estar en algún arbusto o en alguna parte-

Pronto encontraron la Vespa, viendo que solo se rompieron algunas partes, Alberto actuó como si no fuera la gran cosa mientras sonreía de manera tranquilizadora, otra parte del improvisado vehículo se desprendió y cayó, Luca suspiró al verlo.

-Supongo que estaré aquí más tiempo entonces. Conseguiré algunas piezas-mencionó mientras volvía a descender por la escalera en el techo de la torre, miró hacia abajo solo para ver a Alberto sosteniendo una roca afilada sobre la Vespa improvisada, obviamente ya arruinada-Alberto ¿qué se supone que estás haciendo?-le gritó Luca, Alberto dejó caer la roca.

-¡Uh, nada! Solo, um… tomando medidas ¡sí, eso!-respondió con un ligero nudo de nervios en la voz.

Luca lo miró con sospecha y confusión antes de seguir bajando, al tiempo que entraba de nueva cuenta en la habitación y recogía todas las cosas que necesitaba, se dio cuenta de que no sabía cómo bajar con todas las cosas en sus manos. Recordó como Alberto bajó la Vespa y poco a poco comenzó a caminar hacia el borde de la pared del techo de la torre, miro hacia abajo solo para encontrarse con aquel chico de ojos verdes tratando de reparar la Vespa lo mejor que podía, pero no estaba poniendo demasiado esfuerzo de su parte, Luca tomó tantas cosas como pudo, logró caminar hasta el borde y dejó caer las cosas en el mismo arbusto donde cayó el vehículo improvisado. Los objetos cayeron más rápido de lo que Luca esperaba, el ruido sordo asustó a Alberto y lo sobresaltó, soltó un grito entrecortado, miró detrás de él las cosas que cayeron en el aplastado arbusto y levantó mirada hacia el techo de la torre para observar al pequeño quien lo saludaba con una sonrisa ansiosa, los nervios de Alberto pronto se calmaron.

-¡Lo siento!-le gritó Luca a su amigo-¡no sabía cómo bajar con todo eso!-

-Está bien, solo avísame cuando vayas a arrojar más cosas desde allí ¿entiendes?-le respondió Alberto con el mismo tono de voz.

-¡De acuerdo!-dijo el menor alejándose del borde de la pared del techo, Alberto volvió a intentar reparar la Vespa otra vez antes de que su amigo volviera-¡cuidado!-otro ruido sordo provino de un arbusto cerca del primero, esto sobresaltó a Alberto nuevamente pero no tanto como la vez anterior. Unos minutos después, Luca estaba de nuevo en el césped donde estaba su amigo-bueno, creo que eso debería ser todo-el chico de ojos verdes desvió su mirada hacia los cuatro arbustos que habían sido aplastados por el peso de los objetos que Luca había arrojado no hace mucho, desvió la mirada hacia su amigo, obviamente estaba un poco confundido-puede que haya traído algunas partes extra, por si acaso-

El otro chico lo miró fijamente por unos segundos antes de que pudiera dar una respuesta, sus ojos bajaron hasta la sonrisa de Luca, sinceramente no le importaba que tipo de sonrisa se dibujara en su lindo rostro, cualquier sonrisa que pusiera lo hacía feliz. Rápidamente se dio cuenta de que se estaba distrayendo y parpadeó un par de veces para mirar a su amigo una vez más.

-No te preocupes, tal vez necesitemos extras de todos modos-le dijo Alberto colocando una mano en el hombro del menor otra vez, lo llevó con él hacia los objetos que aún yacían en los arbustos-ahora ¡veamos que podemos hacer con esto!-

Ambos se encontraban ahora trabajando juntos para reparar la Vespa, mientras Alberto estaba martillando un clavo en la madera, no pudo evitar tener la extraña sensación de que Luca solo lo estaba observando, como si estuviera hipnotizado o algo así, así que decidió hablar con el pequeño para sacarlo de su trance.

-¿Por qué me miras tanto? ¿tengo algo en la cara?-le preguntó el chico de ojos verdes a Luca, quien parpadeó un par de veces saliendo de su trance.

-¿Eh? Uh, n-no. Lo siento…-se disculpó Luca desviando la mirada un poco avergonzado de que su amigo lo notara, después de unos segundos, volvió a verlo-¿Alberto?-

-¿Qué pasa?

-¿Alguna vez has conocido monstruos terrestres, quise decir, humanos?-preguntó el menor con curiosidad.

-Claro que lo he hecho-mintió Alberto-¡vienen aquí en barcos enormes! Y me vieron en mi forma de monstruo marino ¡así que intentaron atacarme con espadas!-gritó pero Luca lo miró confundido-¡grandes varas de metal!-dijo y Luca jadeó-pero, me robé una y me defendí-gritó el monstruo marino convertido en humano tomando una espada de madera, blandiéndola-¿crees que puedes venir a mi isla y capturarme? ¡te tengo!-gritó moviendo su espada sobre un atacante invisible, tomó un saco de arena y lo movió como si fuera un arma pero se zafó de su mano y cayó sobre su cabeza-¡ah! ¡me dieron! ¡estoy herido!-gritó Alberto dramáticamente mientras cae al suelo.

-¡No, Alberto!-gritó Luca corriendo hacia su amigo-¿te encuentras bien?-

Alberto se quitó la bolsa de arena del rostro revelando un gran pero no tan notorio golpe en su cabeza, lo tocó solo para terminar haciendo una mueca de dolor en respuesta.

-¡No te preocupes! Tengo algo para esto-dijo el chico de ojos verdes dirigiéndose a la escalera improvisada de la torre pero luego de dar unos pasos, tropezó con un lado de la pared de piedra gris y sonrió-¡estoy bien!-dijo al tiempo que subía la escalera, Luca lo siguió rogando porque su amigo no se volviera a caer, pero para cuando llegó a la habitación, vio a Alberto mojando un paño en una jarra con agua, luego, se lo colocó en la cabeza, su frente cambió y ahora había escamas azul-violáceas debido al ligero contacto con el agua-muy bien, volvamos al trabajo-

-Oh no, no lo harás-Luca se paró frente a él tomándolo por los hombros-¡tienes que recostarte y dejar que tu cabeza sane!-empujó al chico de ojos verdes hacia la hamaca donde dormía y con una seña le indicó que se acostara.

-¡Oh, vamos!-dijo Alberto como si la cosa no fuera tan seria-no es tan grave, bajemos-

-No-Luca claramente lo empujó de nuevo a la hamaca con un poco de fuerza, su expresión ciertamente era seria, Alberto, por otro lado, podía sentir su rostro sonrojarse al punto de tornarse completamente rojo, se aclaró la garganta al tiempo que desviaba la mirada hacia otro lado de la habitación.

-¡Está bien!-se quejó-pero tengo una condición ¿podrías… podrías por lo menos recostarte aquí conmigo?-

-¡¿Q-qué?!-Luca pudo sentir su propio rostro sonrojarse ante ese pensamiento. Alberto lo miró un poco molesto ¿qué rayos había pensado el menor para tener ese sonrojo en su rostro?

-¡No me refería a eso! te estaba preguntando si querías descansar aquí y hacerme algo de compañía-respondió el chico de ojos verdes-pero, bueno, si no quieres hacer eso… ¿podrías al menos ponerte una camisa o algo? es un poco raro verte así-Luca no se percató de que aún usaba sus shorts de algas marinas desde la primera vez que se conocieron-vamos, uh, consigamos algo de ropa humana-

-Oh ¡no, no, no! ¡no será necesario! ¡puedo encontrarlas por mí mismo! Tú solo quédate ahí.

-No está tan lejos, Luca. Puedo caminar-Alberto lentamente se puso de pie tratando de no alterar más su dolor de cabeza, fue hacia un baúl y busco adentro, sacó una camisa abotonada con unos shorts de color azul-ten, esto debería funcionar. Son demasiado pequeñas para mí, pero a ti deberían de quedarte-dijo entregándole la ropa a Luca, se sentó y cerró los ojos permitiendo que Luca se vistiera.

-¡Listo!-dijo Luca alegremente, pero luego se dio cuenta de que tenía que averiguar como cerrar su camisa, no estaba abrochada por lo que le costaría abotonarla por su cuenta, Luca intentó abotonarla pero luego de unos minutos falló en el intento. Miro a Alberto quien estaba inconsciente en su hamaca, lentamente se arrastró hacia él, enseguida se colocó encima de él y con cuidado tomó el paño húmedo en su cabeza y lo levantó para poder chequear como se encontraba el golpe. Pero, en eso, el menor no pudo evitar pensar que Alberto se veía más lindo y atractivo de cerca, de pronto, su corazón comenzó a latir con fuerza dentro de su pecho al tiempo que un suave sonrojo se esparció por su rostro, inhaló y exhaló para calmarse, de un segundo a otro estaba acercándose lentamente hacia su amigo, solo faltaban unos centímetros más para cortar aquella escasa distancia y tal vez así podría besarlo sin que se diera cuenta… reaccionó de inmediato cuando se percató de lo que estaba haciendo y se separó rápidamente ¿en qué momento se le cruzó la idea de querer besarlo? Una vez más, su vista se concentró en aquel golpe que tenía Alberto en la cabeza, ya no se veía tan mal, Luca volvió a colocar el trapo y le tocó el hombro-Alberto, no sé cómo abrocharme la camisa-le dijo Luca en voz baja intentando de no alterar más su dolor de cabeza-¿puedes ayudarme?-

-Sí, por supuesto, Luca-Alberto comenzó a sentarse haciendo que Luca se separara y saliera de la hamaca donde su amigo estaba recostado, pudo ver a un Luca angustiado con la camisa desabotonada-acércate-Luca se acercó, el chico de ojos verdes comienza a abrocharle los botones uno a uno, al terminar le da una palmada en el pecho a Luca-así, mucho mejor-

-Gracias, Alberto-dijo Luca sonrojándose suavemente por enésima vez ese día, miro su camisa completamente abotonada, comenzó a pensar que Alberto acababa de hacer magia frente a sus ojos, sin pensarlo comenzó a tironear y estirar la tela de su camisa.

-Uh ¿está demasiado ajustada? ¿es incómoda?-preguntó el chico de ojos verdes con preocupación.

-¿Cómo hiciste eso?-preguntó el menor elevando su mirada hacía él, aún asombrado por lo que acababa de pasar.

-Son solo botones-respondió mientras se reía entre dientes-¡simplemente colocas este círculo dentro de su abertura!-luca lo miró y luego llevó su mano a uno de los botones, lo tomó y removió de su abertura, se rió suavemente mientras lo introducía de nuevo, luego lo sacó y lo volvió a meter. Alberto decidió detenerlo sujetando su mano-por favor, no los rompas, no tengo extras-Luca presionó aquel botón hacia adentro y lo soltó, ambos se quedaron allí sin saber que hacer ahora, se miraron fijamente el uno al otro con torpeza esperando a que alguno de ellos rompiera aquella atmósfera tensa, segundos después, un pequeño golpe vino de uno de los estantes en la parte superior del baúl de donde Alberto buscaba ropa para dársela a su nuevo amigo, ambos vieron un circulo plano de color negro que se había caído de detrás del estante, Alberto se acercó y lo recogió-oh ¡ya me acuerdo de esto!-exclamó-¡esta cosa se oye bien cuando la colocas en la máquina mágica de la dama cantante! Casi se me olvidó que tenía esto…-desvió su mirada hacia Luca, se acercó a él con aquel circulo negro bajo uno de sus brazos mientras que con su mano libre tomaba otra vez la del menor-¡acompáñame! Subamos, tengo algo más para mostrarte-luego de decir eso, Alberto llevó a Luca al techo de la torre trayendo consigo el círculo plano de color negro, después trajo consigo la máquina mágica de la dama cantante y la colocó en uno de los bordes del techo de la torre-voy a mostrarte otra cosa que hicieron los humanos, bailar-

-¿Bailar?

-¡Sí! solo mueves tu cuerpo al son de la música-le explicó Alberto encendiendo la máquina mágica de la dama cantante-te enseñaré, recuerdo que mis padres bailaban con esta música cuando yo era niño-

-¿En serio?-preguntó Luca, sintiendo curiosidad por el pasado de Alberto y cómo se verían sus padres, en eso, pudo sentir como el chico de ojos verdes tomó una de sus manos, gritó y comenzó a saltar con él haciéndolos reír a ambos-¡esto es divertido! me gusta bailar, especialmente contigo, Alberto-gritó emocionado, pero el chico de ojos verdes se detuvo apenas escucho las palabras de su amigo.

-¿Q-qué? ¿qué dijiste?

-Uh, n-nada… ¡olvídalo!-respondió Luca sintiéndose un poco nervioso y avergonzado por lo que había dicho hace unos segundos y desvió la mirada mostrando sin querer su vergüenza, Alberto colocó una de sus manos en su mejilla derecha y volvió su mirada para que lo vea fijamente a los ojos.

-No lo hagas, a mí también me gusta bailar contigo-le dijo a Luca al tiempo que un sonrojo cubría su rostro mostrando su vergüenza de haber tenido que confesarle tal cosa. Ambos se miraron durante un par de segundos, hasta que Luca decidió hablar para romper esa atmósfera tensa entre ellos.

-A-Alberto-dijo el menor haciendo que su amigo lo mirara-¿cómo eran tus padres?-preguntó, apenas vio la expresión nostálgica en su rostro al escuchar la palabra "padres", supo que era preferible evitar ese tema-por cierto ¿cómo bailan los humanos?-

-Es muy diferente a como estamos bailando-respondió Alberto mientras dirigía su mirada hacia el disco que estaba reproduciendo la máquina mágica de la dama cantante, lo quitó y lo cambió por otro. Una melodía lenta comenzó a sonar a través del tubo dorado de aspecto gracioso con forma de cuerno, producía los sonidos más hermosos que Luca nunca había escuchado antes, se acercó a la máquina luciendo hipnotizado por los hermosos sonidos que provenían de ella. Alberto miró a su amigo y le sonrió, Luca se dio cuenta y desvió la mirada sonrojándose nuevamente, en eso, pudo sentir como el chico más alto tomaba una de sus manos-¿quieres ver el baile que ellos siempre hacían?-preguntó obviamente refiriéndose a sus padres.

Luca no respondió, solo asintió con la cabeza con entusiasmo haciendo reír al otro chico, colocó una de las manos de Luca en su hombro, poniendo su propia mano en la cintura del menor. Luego, Alberto comenzó a caminar en un patrón rítmico acorde con la música, Luca siguió sus pasos con cuidado tratando de no cometer ningún error, dieron vueltas alrededor del techo de la torre, sorprendentemente sin romper nada. Ambos estaban viviendo el momento de sus vidas.

I, I'm gonna make you mine

You're gonna feel so fine

You'll never want to leave me

(Yo, voy a hacerte mío

Te sentirás tan bien

Tú no querrás dejarme.)

De pronto, Alberto bajó a Luca al suelo, sorprendiendo al pequeño, ambos rostros se sonrojaron. Se miraron a los ojos por lo que parecieron ser horas en esa misma posición, Alberto lentamente comenzó a atraer a Luca hacia arriba, inclinándose hacia abajo, ambos ojos estaban entrecerrados completamente hipnotizados por la belleza del otro, sus labios comenzaron a acercarse, acortando aún más su distancia, estaban a un centímetro de distancia, con los ojos cerrados y sus rostros aún ardiendo debido al sonrojo en ellos.

Justo antes de que estuvieran a punto de cerrar la distancia y tener su primer beso, los ojos de Luca se abrieron lentamente, sintiendo que estaba olvidando algo importante, notó la posición del sol, estaba casi por encima del cielo, se dio cuenta de que casi era mediodía, presa del pánico, el pequeño se apartó haciendo que Alberto cayera de espaldas sobre el piso de madera.

-¡Mira la hora! ¡ya casi es la hora de almorzar!-exclamó Luca quien comenzó a correr hacia la escalera, mientras bajaba, le gritó a Alberto-¡regresaré pronto, lo prometo!-

Alberto intentó llamarlo pero para cuando se levantó del piso, Luca ya se había ido, suspiró un poco decepcionado de sí mismo.

-Nunca debí intentar hacer algo así-pensó el chico de ojos verdes regañándose a si mismo por lo que había hecho hace unos segundos-¡Luca es un buen chico, no le arruines eso!-pronto retomaron su trabajo construyendo la Vespa, una vez que terminan, Alberto quería que él y Luca montaran el vehículo hecho a mano y lo hicieran rodar cuesta abajo donde había unas tablas clavadas al azar simulando una rampa para luego caer hacia el mar-siéntate en la parte de atrás y sujétate al frente, si no lo haces, todo se derrumbará-

Luca miró hacia abajo de la colina viendo árboles, arbustos y el sendero de tierra que separaba una parte del césped y terminaba apuntando directamente al océano.

-Espera ¿quién está sosteniendo la rampa?-preguntó Luca un poco preocupado por la situación.

-Una tortuga. Vamos, es más rápida de lo que parece-le dijo Alberto con entusiasmo.

-Oh, está bien. ¡Aquí voy!-dijo Luca mirando hacia abajo, Alberto notó que el pequeño no estaba dando ningún indicio de querer moverse o sentarse en la Vespa hecha a mano junto a él.

-Uh ¿vienes?-le preguntó el chico mayor de estatura.

-No ¡no puedo hacer esto! ¡ni en un millón de años!-gritó Luca retractándose de su decisión y se cruzó de brazos.

-Hey, hey, hey-Alberto se baja de la Vespa y se acercó a su amigo con una voz tranquilizadora-se cuál es tu problema, tienes un Bruno en tu cabeza-

-¿Un bruno?-preguntó Luca mirando al monstruo marino azul violáceo convertido en humano.

-Sí, yo también tengo uno a veces-le explicó sentándose en la Vespa, Luca lo miró sorprendido sin poder creer que valiente e intrépido Alberto era capaz de sentir miedo igual que él.

-¿Tú lo sientes? Quise decir, no soy… ¿no soy raro por tener un Bruno?

-¡No del todo! Escucha, Bruno te dice tonterías como "Alberto, no puedes hacer eso", "Alberto, te vas a morir" o "¡Alberto, no te metas eso en la boca!"-respondió con una sonrisa, Luca lo miró un poco extrañado pero sorprendido preguntándose de paso que tipo de cosa se puesto en la boca-Luca, es sencillo, no lo hagas, no escuches al estúpido Bruno-

-Y ¿por qué se llama Bruno?-preguntó Luca, su curiosidad estaba sacando lo peor de él.

-¡Eso no importa!... ¡no me importa! llámalo como quieras… ¡cállalo!-dijo Alberto con expresión seria-solo di ¡Silenzio Bruno! y diviértete, vamos, dilo aquí fuerte y claro-

-No debería hacer esto.

-¡Silenzio Bruno!-le gritó Alberto a la cara-¡dilo, Luca! Bruno no está tratando de mantenerte con vida, está intentando evitar que vivas. Calla a ese mentiroso-

El pequeño comenzó a cuestionarse dónde había quedado la línea que separaba el miedo sofocante y la autoconservación, sentía como si tuviera todo mezclado en una sola línea desde que tenía memoria, tal vez no era demasiado tarde para encontrar esa separación. Cerró los ojos, contuvo la respiración para calmarse y no ponerse nervioso en ese momento, luego de un breve momento, Luca abrió los ojos, trató de gritar aquellas palabras, pero le salieron en un tono muy inseguro.

-S-silenzio Bruno…

-¡Más alto! ¡Silenzio Bruno!-le dijo Alberto en un intento de animar a su amigo a que dijera esas palabras en voz alta y no fuera tan tímido.

-¡Silenzio Bruno!-Luca sintió que su pulso se aceleraba de una manera increíblemente extraña y nueva para él.

-¡Silenzio Bruno!

Luca respiró profundo, su mente lo llevó a pensar en la playa, las tormentosas olas, la resaca y también en Bruno que le susurró al oído que la superficie solo lo usaría para matarlos a todos. Fue Bruno a quien Luca, sin saberlo, le negó todas las maravillas de su vida. Fue Bruno quien lo mantuvo atrapado en un mundo que era mundano, inmutable y sin una razón por la cual poder despertar todas las mañanas.

El monstruo marino convertido en un humano cerró los ojos, apretó sus párpados con fuerza y gritó tan fuerte como pudo.

-¡SILENZIO BRUNO!

-¡¿AÚN PUEDES ESCUCHARLO?!-le preguntó el otro monstruo marino con el mismo tono de voz.

-¡NO! SOLO A TI-respondió.

-BIEN-dijo Alberto, tomó un bowl de metal y lo colocó en la cabeza del menor para mantenerlo a salvo-¡ahora, solo espera!-exclamó el chico de ojos verdes mientras empujaba a Luca hacia la Vespa y se subía delante, Luca tomó asiento detrás de él. Le sonrío a una foto antes de decir-¡andiamo!-Alberto empujó la Vespa hacia adelante y comienzan a deslizarse colina abajo, Luca gimió al sentir el camino lleno de pozos, Alberto gritó mientras ambos se movían por la colina, Luca pudo sentir que el chico de ojos verdes se alejaba por lo que se aferró a su cintura tirando hacia adentro, Alberto se sonroja al sentir esto, lo mismo le sucedió a Luca y el chico más alto no pudo evitar gritar más fuerte en señal de extrema alegría-¡wooo!-

-Silenzio Bruno, silenzio Bruno, silenzio Bruno…-murmuro una y otra vez el monstruo marino azul verdoso convertido en humano al tiempo que cerraba los ojos con fuerza. En eso, ambos gritan mientras vuelan por la rampa y Luca abrió lentamente los ojos, a cámara lenta pudo observar el vasto cielo azul a su alrededor y una gaviota demasiado confiada pasó volando cerca de ellos, Alberto desvió su mirada hacia él con una sonrisa pero pronto esa alegría y emoción se esfumaron tan pronto como la gravedad decidió que su diversión había terminado, Luca golpeó a la gaviota empujándola directamente contra el rostro de Alberto quien perdió el agarre en su asiento.

-Uh oh-dijo Alberto mientras comienzan a caer, abriéndose paso hacia la rampa, ambos gritan y el chico de ojos verdes vio que se dirigían a una roca, Alberto se volteó hacia Luca atrapándolo en sus brazos al tiempo que pateó lejos la Vespa rompiéndola en dos partes, ambas mitades del vehículo esquivaron la roca y aterrizaron en el agua debajo de la colina. Apenas cayeron al océano, Luca abrió los ojos, observó a su alrededor y se encontró con Alberto a solo unos centímetros de él, el monstruo marino azul violáceo nadó hacia él y lo abrazó con fuerza jadeando, miró a Luca y sonrió-oye ¿te encuentras bien?-

-¡Nunca he estado mejor!-dijo Luca mientras se reía, Alberto gritó más sabiendo el tipo de sentimiento que Luca estaba sintiendo en ese momento, él mismo lo había experimentado hace mucho tiempo, se llamaba adrenalina-¡estamos vivos! ¡no puedo creerlo!-

-Jaja ¡toma eso, Bruno!-gritó Alberto mientras abrazaba de nuevo a Luca y comenzó a dar un par de vueltas en el agua con él, ambos rieron y se sonrojaron por lo que pareció ser horas, luego de un rato, ambos finalmente se calmaron viéndose a los ojos con cariño.

-Me salvaste la vida-dijo Luca sin dejar de ver al monstruo marino azul violáceo que no dejaba de sostenerlo fuertemente contra su propio cuerpo.

-No fue nada-respondió Alberto sintiéndose un poco avergonzado y nervioso-solo estaba… ya sabes, tratando de ser asombroso-

-Desearía poder ser tan asombroso como tu-dijo Luca luciendo un poco desanimado de sí mismo al tiempo que desviaba la mirada.

-Pero lo eres ¡te las ingeniaste para callar a Bruno como si nada! te deslizaste por la colina conmigo ¡eso fue más que asombroso!-exclamó Alberto acariciando la mejilla de Luca con ternura, el monstruo marino azul verdoso pudo sentir un profundo sonrojo azulado esparcirse en su rostro al tiempo que su corazón comenzaba a latir desenfrenadamente dentro de su pecho, cerró los ojos con fuerza y tomó unas cuantas respiraciones para calmarse pero, en eso, se le acababa de ocurrir una idea muy loca.

-Silenzio Bruno, silenzio Bruno, silenzio Bruno.

-¿Luca? ¿qué suce…?-el monstruo marino azul violáceo fue interrumpido por el propio Luca, quien se impulsó hacia adelante dándole un inesperado beso, los ojos de Alberto se abrieron enormemente, y Luca se separó arrepentido de lo que había hecho.

-¡Lo siento! yo solo… pensé que con eso podría…-antes de que el pequeño monstruo marino pudiera explicar lo sucedido, Alberto atrajo su cabeza hacia si dándole un beso esta vez, Luca se sorprendió ante la repentina acción pero rápidamente correspondió el beso envolviendo sus brazos alrededor de su cuello, acercándolo más y profundizando aún más el beso, luego de dos minutos, Alberto se separó de Luca.

-Querías agradecerle a la persona que te salvo la vida ¿no es así?

-Yo… um, b-bueno ¿más o menos? Yo solo… ¡realmente quería hacer eso!-confesó el monstruo marino azul verdoso bajando la mirada, Alberto se rió, llevó una mano a la barbilla de Luca y elevó su rostro para que sus ojos se encontraran con sus orbes verdes mientras se inclinaba un poco más.

-¿Quieres hacerlo otra vez?-preguntó suavemente haciendo que el monstruo marino azul verdoso frente a él se sonrojara de nuevo ante esas palabras.

-Yo… b-bueno, eh… s-sí eso te parece bien…-respondió Luca nerviosamente, Alberto tomó esto como un permiso para continuar, Luca calló al Bruno dentro de su cabeza antes de atraer al otro monstruo marino hacia sí para darle otro beso, Alberto sonríe mientras desliza sus dedos por las escamas azules de la cabeza de Luca sintiendo cada curvatura y detalle, al tiempo que el menor trazó sus dedos a lo largo de las escamas en el cuello de Alberto. Ninguno de los dos quería que este sentimiento terminara, pero lo que debía pasar, pasó y se separaron de ese beso riendo suavemente mientras se sonreían el uno al otro-¿esto es algo que hacen los amigos humanos?-

-Yo… seré honesto, no lo sé… pero lo que si sé, es que me preocupo mucho por ti más de lo que un amigo o un mejor amigo debería sentir. Me he sentido así antes y pensé que nunca más me sentiría así pero, por alguna razón, tu trajiste de vuelta a mi este viejo sentimiento.

-Nunca me he sentido así por nadie antes-admitió Luca, sinceramente, esta era la primera vez que sentía la necesidad de estar cerca de alguien que no fuera miembro de su familia y por alguna razón eso se sentía… bastante bien. Miro a Alberto y lo abrazó de nuevo-pero, sea lo que sea esto, me gusta… y tú me gustas-

-Yo… tú también me gustas, y mucho-confesó el monstruo marino azul violáceo al tiempo que un sonrojo de tono morado se esparcía por sus mejillas, lo que había dicho no era más que la pura verdad, realmente le gustaba Luca, no, eso era poco para expresar lo que en realidad sentía por el pequeño monstruo marino, estaba enamorado de él, amaba a Luca más que a nadie y nada en el mundo, a partir de ahora, se convertiría en su más preciado tesoro, el alma gemela que por tanto tiempo había estado suplicando y se aseguraría de que nunca se vaya de su lado.

I feel you belong to me

Someday you will agree

Please, believe me.

(Siento que me perteneces

Algún día de acuerdo estarás

Por favor, creéme)

Para el final del día, estaban sentados en la playa contemplando el atardecer, Alberto tenía un brazo alrededor del hombro de Luca mientras que éste último descansaba su cabeza en su hombro, el menor envolvió un brazo alrededor de la cintura de Alberto atrayéndolo más hacia él.

-¿Alberto?

-¿Hmm?

-Me encanta la superficie-confesó Luca, contemplaron la puesta de sol pacíficamente, solo ellos dos, sin nadie más a su alrededor. Ambos monstruos marinos se tomaron de las manos al tiempo que se sonrojaban.

-Me alegro ¿puedo saber el por qué?

-Porque tú estás aquí-le dijo Luca, lo miro y le sonrió, el chico de ojos verdes lo miro un poco sorprendido ante estas repentinas palabras, pero luego de unos segundos, también le sonrió.

Esa misma noche, Luca entró algo nervioso a su casa, el lugar estaba completamente a oscuras y en silencio, miro a su alrededor asustado solo para toparse con su abuela descansando, eso calmó un poco sus nervios. Se sentó en su cama y dejó escapar un suspiro de alivio, aparentemente todos estaban durmiendo así que eso significaba que todo estaba bien, por ahora. Pero no todo dura para siempre, creyó que se había salvado de meterse en problemas demasiado pronto, pudo ver a su madre de pie en el marco de la entrada de su habitación compartida con un semblante agitado, se aclaró la garganta sobresaltando al pequeño monstruo marino, ese fue el momento donde Luca supo que lo había echado a perder, literalmente.

Más tarde, la familia Paguro estaba sentada en la mesa de roca del comedor, Luca jugueteaba con su cola en señal de nerviosismo, Daniela aún tenía la misma mirada enojada en su rostro mientras que su padre… bueno, él estaba indeciso, como siempre. El pequeño pudo ver además que en dicha mesa se encontraban algunos de los objetos humanos que él había estado recogiendo hace unos días con Alberto ¿cómo rayos los habían encontrado? Pensó que se había asegurado de esconderlos bien en lo más profundo de una cueva para que no sospecharan.

-Daniela ¿en serio piensas que debemos pasar por esto?-le preguntó Lorenzo a su esposa.

-¿Con qué?-preguntó Luca, Lorenzo miro a su hijo.

-Escucha hijo, estás en un gran problema. Debes prometernos que nunca volverás a subir a la superficie.

Luca desvió la mirada hacia el suelo, aún jugueteando con su propia cola.

-L-lo siento mucho…-respondió, soltó su cola y ganó un poco de confianza para poder seguir hablando-¿saben? No es tan peligroso ahí arriba ¿quizás podría… mostrarles?-

-¡Te lo dije!-interrumpió Daniela desde uno de los rincones más oscuros de la pequeña vivienda-¡nuestro hijo tiene deseos de morir!-

-Pero, mamá ¡siempre nos cuidamos entre nosotros!-protestó Luca, pero rápidamente se cubrió la boca con ambas manos luego de darse cuenta de que había mencionado a Alberto.

-¡¿Nosotros?!-exclamaron ambos, Daniela y Lorenzo, con una expresión de confusión. Luca retiró sus manos lentamente de su boca.

-Mi… amigo y yo…-dijo el monstruo marino azul verdoso un poco dudoso de aquella palabra, por algún motivo en particular, sentía que ya no podía llamar a Alberto su amigo, no después de recordar lo que pasó entre ellos hace unas horas-pero ¡no se preocupen! ¡él es uno de nosotros!-

-¡Ah, sí!-exclamó una voz detrás de ellos-siempre suele haber una mala influencia-Luca se volteó para ver a un monstruo marino traslúcido con shorts de algas marinas, sus escamas eran de un tono azul noche y sus enormes ojos brillaban, no parecía ser una especie de criatura que debía permanecer tan cerca de la superficie, además, aquel extraño monstruo sostenía un rollo de algas en su mano-qué bueno que vine a buscarlo cuando me pediste que lo hiciera ¿eh?-añadió mientras masticaba un pedazo de aquel rollo de algas, el ruido sobresaltó y disgustó al pequeño monstruo marino azul verdoso.

-Luca…-Lorenzo suspiró-este es mi hermano, tu tío Ugo-

-Gracias otra vez por venir hasta aquí con tampoco tiempo para avisar-le dijo la monstruo marino azul verdoso, Ugo sonrió.

-Por supuesto-Ugo se levantó y nado lentamente hacia Luca con los brazos abiertos-¡hola, Luca! Es un placer conocer…-

Ugo repentinamente detuvo su frase, Luca se percató de que su pecho dejó de moverse y su respiración era tensa, como si comenzara a ahogarse, el monstruo marino azul verdoso miro a sus padres esperando a que lo ayudaran.

-Luca, voy a necesitar que le des un puñetazo en el corazón-le dijo Lorenzo a su hijo quien lucía confundido. Luca levantó su puño hacia su tío-así es, es la cosa roja, golpéala-le indicó, el monstruo marino azul verdoso dio un suave golpe, haciendo que sus órganos se movieran-¡con más fuerza!-dijo el monstruo marino verde oscuro motivándolo, Luca uso toda la fuerza que poseía para golpear a su tío.

-¡Gracias por eso!-Ugo comenzó a respirar otra vez, tosiendo trozos de algas en el rostro del pequeño-demasiado oxígeno, no es como en las profundidades-soltó una risita mientras golpeaba amistosamente a su sobrino con su codo-ya lo aprenderás-Ugo se río, Luca lo miró entre confundido y preocupado.

-¿Q-qué…?

-Claro, allí no hay luz del sol pero de todos modos no hay nada que ver o hacer, solo estás tu con tus pensamientos-lo interrumpió el monstruo marino traslúcido, Luca comenzó a sentirse cada vez más incómodo y nervioso-¡y todos los trozos de cadáver de ballena que puedas comer! Pequeños trozos simplemente flotan en tu boca, no puedes evitarlo, no puedes verlos, así que… si llegas a abrir la boca… la carne de la ballena entra… sí, bien, lo recomiendo… ¡bueno, vámonos! ¡no hay tiempo que perder!-

Pero Luca no se movió de su lugar siquiera, estaba petrificado por lo que acababa de oír.

-¿Mamá? ¿a qué se refiere?-preguntó el monstruo marino azul verdoso volteándose para ver a su madre. Daniela le envió a su hijo una mirada de reproche.

-Te quedarás con tu tío Ugo por el resto de la temporada. ¡No podemos permitir que estés en peligro todo porque quieres deambular por la superficie!

Las verdosas escamas de Luca se tornaron más pálidas en cuestión de segundos, la sola idea de estar rodeado de aguas profundas y oscuras lo aterraba, ya no podría ver el sol, ni a los árboles, tampoco a Alberto, Luca sintió que una corriente de ira le atravesaba el cuerpo, de pronto, se llenó de coraje y rabia, no podía ir allí, definitivamente no lo haría.

-¡Estuve bien todo el tiempo que pasé allí!-exclamó Luca sorprendiendo a los tres adultos que se encontraban allí presentes-¡no hay nada que me ponga en peligro! ¡puedo cuidarme solo!-

Daniela pudo sentir aquella misma ira, pero en vez de invadir su cuerpo, ésta invadió su mente.

-¡No te atrevas a hablarme de esa manera!-exclamó la monstruo marino azul verdoso-¡estoy intentando salvarte!-

-¿Salvarme?-Luca se río entre dientes ante esa declaración-¡has estado arruinando mi vida desde el momento en que era tan solo un huevo! No he tenido amigos por mucho tiempo porque tú me hiciste alejarlos ¡¿y ahora quieres que lo haga otra vez?! ¡no es el mejor plan si me lo preguntas!-

-Entonces, estamos enviándolo a la muerte…-murmuró Lorenzo, pero nadie lo tomo en cuenta ni le prestó la más mínima atención a lo que decía.

-¡Soy tu madre!-gritó Daniela-harás lo que te digo y te digo que estarás mejor debajo de la superficie ¡los monstruos terrestres te atraparán algún día si no eres cuidadoso!-

-Primero que nada, se llaman humanos-le informó rápidamente el pequeño monstruo marino-segundo, ¡ninguno de nosotros ha tenido contacto directo con alguno de ellos!-

-Dices todo eso debido a la influencia de ese niño ¿no es así?-le preguntó Daniela gruñendo de rabia-¡¿dónde rayos lo conociste?!-

-Eso no es asunto tuyo, mamá-le respondió Luca, su voz se tornó ronca debido a que estuvo un largo rato gritando. La monstruo marino azul verdoso inhaló bruscamente antes de que siquiera pueda volver a hablar.

-Te vas a ir con tu tío y no regresarás hasta que aprendas a escuchar a tu madre otra vez.

Los ojos de Luca se dilataron, no queriendo pensar en quedar sumido en completa oscuridad, escapó hacia la pequeña entrada de la casa, rápidamente se alejó nadando, pudo sentir un jalón en su brazo, su madre lo sostenía con fuerza, estaba tratando de evitar que fuera otra vez hacia la superficie, pero el pequeño monstruo marino le dio una palmada en la mano con su cola y aceleró su nado hacia la isla donde vivía Alberto. Podía escuchar a su madre gritando su nombre, el cual se distorsionó más y más en la distancia a medida que se alejaba de allí, si no estuviera bajo el agua, alguien probablemente podría haber notado las lágrimas que corrían por su rostro, finalmente llegó a la orilla de la isla, rápidamente emergió a la superficie, no quería esperar a que sus escamas se convirtieran en piel así que simplemente se escapó del agua, y de la playa, sus escamas desaparecieron mientras el viento se aseguraba de secarlo pero en sus mejillas aún había rastros de lágrimas, unas delgadas líneas de escamas verdosas se podían apreciar sobre su rostro.

Pronto, Luca llegó a la torre, tenía algunos rasguños por correr a través de las ramas que sobresalían de los árboles y las rocas que terminaron rozando su piel, pero afortunadamente, las heridas no eran tan severas. En sus mejillas había pequeños rastros de sus escamas, probablemente se debía a las lágrimas, lentamente se acercó a la escalera improvisada tratando de sujetarse de los extremos, pero antes de que pudiera alcanzarla, su pie golpeó otra roca lo que provocó que el menor tropezara y cayera contra el muro de piedra gris de la torre pero afortunadamente su hombro le impidió chocar con las frías piedras. El pequeño podía sentir que su cuerpo se debilitaba y se agotaba, además de que se encontraba en pésimo estado debido a las heridas y raspones que cubrían buena parte de este y las lágrimas seguían cayendo de su rostro, Luca sintió cómo el torrente de adrenalina que tenía antes abandonaba su cuerpo al tiempo que se deslizaba hasta caer en el césped y se enroscaba en una bola, rodeado en completa oscuridad.

-Alberto…-intentó llamar al chico de ojos verdes, pero le dolía tanto la garganta que ni siquiera podía soltar un sollozo-A-Alberto… Alberto…-

No pasó mucho tiempo para que su respiración también se ralentizara, el cansancio le estaba quitando toda la fuerza y energías de su cuerpo, sus ojos comenzaron a cerrarse lentamente al tiempo que dejaba que el cansancio lo dominara, su espalda se inclinó contra el frío muro de piedra gris hasta que terminó quedándose dormido.


Por otro lado, Alberto se despertó poco antes del amanecer, aún le dolía un poco el cuerpo, al parecer no fue una buena idea dormir afuera a la intemperie en el suelo de madera del techo de la torre, la fogata ya estaba apagada, bajó las escaleras hacia la habitación, se dirigió a la escalera improvisada y bajó por ella con la intención de encontrarse con Luca en la playa de la isla, pero al parecer no sería necesario hacerlo. Apenas bajó de un salto de la escalera, se dio la vuelta para ir colina abajo directo a la playa pero se detuvo al ver que Luca ya estaba allí, estaba inconsciente en el césped, tenía golpes, raspones y cortes en sus piernas, manos y también pies, notó además que había estado llorando porque pudo ver algunas manchas de lágrimas en sus mejillas que reflejaban sus escamas verdosas.

Alberto rápidamente se arrodillo mientras contemplaba esa imagen con incredulidad, ver a Luca en ese estado hizo que se le estrujara el corazón. Rápidamente cargó al pequeño en su espalda y comenzó a subir las escaleras de regreso a la única habitación principal de la torre, al llegar se dirigió a su hamaca y colocó a Luca en ella mientras se dirigía a un gabinete a buscar unas vendas, la jarra con agua y el trapo que usó ayer, caminó de vuelta hacia Luca, se arrodillo, lo tomó del brazo, el pequeño hizo una mueca mientras dormía pero se tranquilizó rápidamente, Alberto comenzó a limpiar y lavar las heridas más serias de su amigo como los cortes y los raspones.

Unos minutos más tarde, las heridas de Luca estaban limpias y vendadas, el sol aún no había llegado a asomarse por encima del mar a esas horas por lo que Alberto supuso que no le había llevado mucho tiempo curar las heridas de su amigo, además, se sorprendió un poco de que el menor aún no hubiera despertado, se sentó junto a la hamaca donde descansaba ligeramente reclinado en ella, podía escuchar la calmada respiración de Luca, Alberto suspiró aliviado. Se quedó observando a Luca sintiendo una chispa de ira correr por su corazón, muchas preguntas comenzaron a aparecer en su mente, entre ellas estaban algunas como ¿Quién le hizo esto a Luca? ¿Qué le había pasado? y ¿Por qué lo encontró gravemente herido e inconsciente en el césped? Esas y otras preguntas más eran las que surgían en su mente pero no obtendría las respuestas que necesitaba, al menos no hasta que el menor despertara. Además, Alberto no sabía muy bien cómo se lastimó tanto, pero Bruno lo hacía cuestionarse sobre lo que realmente pudo haber sucedido, luego recordó que se suponía que Luca estaría de regreso en su casa con su familia, si logró llegar a su casa… ¿entonces eso quería decir que…?

-No, no ¡detente! ¡no pienses en eso!-pensó Alberto-no sabes lo que realmente sucedió así que no saques conclusiones apresuradas ¡Luca te lo explicará todo cuando despierte!-el chico de ojos verdes volvió a enfocar su vista en Luca, a pesar de sus heridas, el pequeño no había cambiado ni un poco, lo miró sintiéndose un poco molesto por sus padres, por la forma en que éstos lo trataban, pero luego sus rasgos faciales se suavizaron al tiempo que se acercaba al rostro de Luca y tomó una de sus manos entre las suyas-no dejaré que te atrapen de nuevo-le susurró a Luca-es una promesa…-

Se acercó al menor más y más hasta que estuvo a escasos centímetros de él, pero antes de que Alberto pudiera hacer su movimiento y besarlo, pudo escuchar a Luca moverse, se separó presa del pánico al percatarse de que se estaba despertando. Los ojos de Luca se abrieron lentamente, todavía cansado de haber tenido que nadar de la casa de sus padres y correr todo el trayecto hasta la torre donde vivía su amigo, con cuidado, se sentó en la hamaca y notó que Alberto estaba ahí a su lado.

-Buenos días, Alberto-dijo Luca mientras le daba una sonrisa, el chico de ojos verdes no pudo evitar sonrojarse levemente ante ese gesto, en eso, el menor miro a su alrededor dándose cuenta de que estaba dentro de la habitación de la torre-¿qué… qué estoy haciendo aquí? ¿no debería estar en casa?-

-Oh, sobre eso, eh… te encontré inconsciente al lado de la torre, así que te traje hasta aquí-explicó Alberto-estoy bastante seguro de que fuiste a tu casa pero, no sé porque volviste ¿qué sucedió ahí abajo?-la sonrisa de Luca se esfumó tan pronto como llegó al recordar lo que había pasado la noche anterior, movió lentamente sus rodillas hacia su pecho, sus ojos se dirigieron a la ventana, la sola idea de estar en las profundidades en vez de estar allí con su amigo lo aterrorizaba, de pronto, el menor sintió una ligera presión en su hombro y se volteó para ver a Alberto sonriendo de forma reconfortante-hey, sea lo que sea, puedes decírmelo-

Luca sonrió al sentir sus mejillas teñirse de un suave tono rosado, colocó una de sus manos sobre la que Alberto tenía libre mientras se calmaba para poder hablar sin romper en llanto.

-Me iban a enviar hacia las profundidades…

-¿Q-qué?

-¡Me iban a enviar lejos!-repitió Luca elevado un poco el tono de su voz-¡iba a ir a vivir con mi extraño tío traslúcido! ¿qué podía hacer? no sabía que hacer así que yo… me escapé… terminé aquí y… me lastimé un poco mientras corría-

Fue en ese momento donde su voz se apagó mientras que Alberto tenía sentimientos encontrados, por un lado se sentía aliviado de que las heridas no hayan sido por causa de su familia, pero por otro, sus padres lo iban a matar si lo enviaban a las profundidades, pocos desconocían este dato, pero cuando a un monstruo marino se lo envía a vivir en las profundidades en contra de su voluntad, es como una tortura para ellos, la falta de luz, la extrema soledad y la completa oscuridad volvían mentalmente inestable a cualquiera que fuera allí, a tal punto en que terminaban prácticamente ciegos por muy poco tiempo que llevaran allí, y Alberto no soportaría imaginar a Luca en ese estado, mucho menos no poder contemplar más el brillo de sus ojos marrones.

-Pero, no regresarás ahí ¿verdad?-preguntó el chico de ojos verdes preocupado por la seguridad de su amigo, Luca lo miró y negó con la cabeza-¿qué te parece si… si te quedas aquí conmigo? ¡si tú quieres, claro!-

-¿Quedarme? ¿aquí arriba? Vendrán a buscarme y sé bien que no puedo arriesgarme a volver-dijo Luca, a Alberto le dio un vuelco el corazón pero luego se recompuso cuando tuvo una idea, tomó las manos del menor y lo sacó de la hamaca.

-Puede que no puedas volver, pero ¿tus padres vendrían a buscarte aquí? ellos no saben que pasamos el tiempo juntos en esta isla-respondió el chico de ojos verdes mientras se dirigía al baúl lleno de camisas, shorts y todo tipo de ropa humana, tomo algunas y se las entregó a Luca para que se cambiara sus shorts de algas marinas y usara algo más cómodo-además, podríamos quedarnos aquí unos días más, solo tú y yo. Podríamos ser lo que los humanos conocen como compañeros de habitación, y luego simplemente… huyamos juntos de aquí-Alberto tomó la mano de Luca una vez que termino de vestirse y lo llevó con él a la ventana-dime algo ¿acaso ellos te buscarían allá?-

Luca observó por la ventana y vio el lugar donde sus padres nunca se atreverían a ir por él, pase lo que pase, la aldea humana.

-¡De ninguna manera! ¡eso es una locura!

-Apuesto a que tus padres nunca te buscarían allí.

-Pero ¡es una locura! ¡no sobreviviríamos ahí!

-¿Tu y yo?-Alberto chocó su hombro con el de Luca y sonrió tan deslumbrantemente como solo él solía hacer y como la aldea humana en su punto más brillante al anochecer-por supuesto que podemos. No hay nada que no podamos hacer, quiero decir, ese lugar debe estar repleto de Vespas, tiene que haber alguna para nosotros-

-¿Una Vespa de verdad?-jadeó Luca.

-¡Sí! Nadaremos hasta el pueblo Vespa, localizaremos al signor Vespa…

-Espera-dijo Luca deteniendo a Alberto-¿realmente crees que haya un signor Vespa?-

-Tiene sentido ¿no es así?

-Sí ¡continua!

-Entonces le decimos "signor Vespa ¡constrúyanos una de estas!"-luego de decir eso, el chico de ojos verdes sostuvo un dibujo que había hecho él mismo de él y Luca en una Vespa con (obviamente) algunas cosas extra que se tomó la molestia de agregar para que el dibujo se viera más llamativo y genial. Luca sostuvo ese papel y observó aquel dibujo con asombro.

-Woah ¡es el mejor dibujo que haya visto!

-¡Sí, lo sé! Luca, piénsalo-dijo Alberto haciendo que Luca lo mirara una vez más-¡todos los días viajaremos a un lugar nuevo! Y todas las noches dormiremos bajo los peces, nadie nos dirá que hacer, solo seremos tú y yo ahí afuera… libres-agregó mientras tomaba las manos de Luca.

-Alberto, yo…-dijo Luca tratando de procesar toda la información que su amigo le había dado-escucha, tu idea se oye convincente y no dudo que quiero irme de aquí contigo pero… y-yo no me siento listo para irnos ahora mismo-

-Bien… entiendo-respondió el chico de ojos verdes sintiéndose un poco herido por la falta de sentido de aventura de parte de su amigo-solo avísame cuando te sientas listo para irnos de esta isla e ir al pueblo Vespa juntos ¿de acuerdo?-

-De acuerdo…

You thrill me, you delight me

You please me, you excite me

You're something I'd been pleading for.

(Me emocionas, me deleitas

Me complaces, me excitas

Eres algo por lo que suplique.)

Algunos días pasaron en los que Luca y Alberto se quedaron en la isla donde vivía el mencionado como "compañeros de habitación", con Alberto, Luca se sentía libre de la aburrida y rutinaria vida bajo el agua, Alberto tenía un contagioso sentido de la aventura, Luca nunca se había imaginado haciendo cosas que sabía que jamás podría hacer en su casa. Estaba por su cuenta, lanzándose por pendientes empinadas, saltando desde altos acantilados que daban directo al océano y explorando la prohibida superficie sin cuestionar. El chico de ojos verdes lo hacía sentir seguro y protegido cuando llegaba el momento en el que debían enfrentarse al peligro juntos, pasar tiempo con él era increíble y un poco adictivo.

Un día, temprano por la mañana, un par de horas antes de que Luca despertara, Alberto bajó de la torre, saltó de la escalera improvisada y fue a buscar una bicicleta vieja que logró esconder por mucho tiempo, además, esa bicicleta ni siquiera era suya, era de… ¡eso ya no importaba! Alberto no quería recordarlo en ese momento, lo único que le importaba ahora era Luca y solo Luca, estaba más que emocionado de mostrarle al menor este nuevo tesoro humano.

Luego de pasar un rato jugando con Luca alrededor de la isla, Alberto finalmente trajo consigo la bicicleta que escondió cuidadosamente en un arbusto cerca de la torre, Luca aún estaba asombrado por los objetos humanos que el chico de ojos verdes poseía, pero este descubrimiento sin dudas fue especialmente sorprendente. Si bien, ninguno de los dos monstruos marinos sabía muy bien como funcionaba, Alberto guio a Luca lo mejor que pudo; sin embargo, la compostura de Alberto no se transmitió a Luca quien se cayó muchas veces, a pesar de todo, el chico de ojos verdes siempre estuvo allí para darle la seguridad y el coraje que necesitaba para motivarlo a salir hacia nuevas aventuras. Tras muchos intentos de como montar una bicicleta, que comenzaba a sentirse más como un toro salvaje tratando de quitárselo de encima, Luca finalmente pudo montarla, estaba irradiando orgullo y los entusiastas gritos de Alberto le hicieron sentir más motivado, disfrutaba impresionar al chico de ojos verdes, eso hacía que su rostro y pecho se sintieran cálidos cada vez que Alberto le daba una sonrisa de aprobación, Luca haría lo que sea por ahogar aquella sonrisa.

Entonces, por estar sumido en sus propios pensamientos y perderse en la mirada del chico de ojos verdes, el pequeño no se dio cuenta de que había perdido el control de la bicicleta y se estrelló. Alberto corrió colina abajo hacia la playa para verificar si su amigo estaba bien y no se lastimó en el proceso, pudo notar que Luca estaba sonrojado por la vergüenza de haberse estrellado contra la arena de la playa.

-Lo siento…-murmuró Luca mientras trataba de recuperar el aliento, Alberto estaba encantado con la dulzura e inocencia de Luca y las ramitas que sobresalían de su cabello café lo hacían lucir un poco lindo y divertido al mismo tiempo.

-Está bien-respondió Alberto con indiferencia mientras iba a quitarle la bicicleta y lo tomó de la mano para ayudarlo a incorporarse, guio la mano de Luca hacia su hombro mientras lo ayudaba a caminar hacia una roca cercana para que pueda sentarse en ella.

-Lo siento otra vez, por estrellar tu bicicleta-se disculpó el menor de forma tímida llevando una mano a sus mejillas que estaban levemente raspadas por la caída, su rostro estaba de un color rojo brillante, en parte por la contundente caída pero sobre todo por los brillantes ojos verdes de Alberto los cuales estaban enfocados con cariño en él.

-Ya te lo dije, está bien-le dijo Alberto haciendo un gesto de despreocupación con su mano para restarle importancia a la situación-además, ni siquiera era mi bicicleta después de todo…-pensó.

Luca se sintió aliviado de que el otro chico no estuviera molesto con él por lo que pasó hace unos momentos atrás y que no le importara en lo más mínimo, además de querer impresionarlo, claro está.

El rostro de Luca se sonrojó nuevamente, esta vez de un rojo intenso, fueron los vívidos ojos verdes de su amigo y su suave sonrisa lo que lo provocó. Alberto aún se preocupaba por Luca y lo admiraba igual que el primer día que se conocieron en aquella playa días atrás, para Luca, Alberto era la razón por la que podía sonreír y ser feliz todos los días, él era quien le daba sentido a su vida y además era el único motivo que le hacía pensar que cada segundo valía la pena, era su motivación para poder despertar cada mañana, cada vez que lo miraba, tenía consigo esa contante sonrisa pícara, nunca se percató de que Alberto solo lo miraba de esa forma a él y a nadie más.

Incapaz de controlar su sonrojo, el cual decía a gritos que anhelaba poder tomar su mano y abrazar a Alberto atrayendo su cuerpo más cerca del suyo, Luca desvió la mirada hacia el mar y rompió el silencio entre ambos.

-Alberto-dijo Luca, su corazón latía frenéticamente a través de su pecho y era lo único que podía escuchar. Alberto arqueó una ceja esperando a oír lo que Luca tuviera que decirle a continuación, el menor estaba pensando en lo que iba a decir, estaba emocionado con la idea pero temeroso del peligro que podía venir con ella, a pesar de todo, siguió hablando-creo que estoy listo para ir al mundo humano-

Ahora era el turno de Alberto para sonrojarse, miro a Luca con ternura, orgulloso de su progresivo sentido de independencia y aventura, Luca era un niño diferente añora, quería tomar su mano en ese momento y correr lejos con él, dejando todo atrás, todo sería más fácil mientras Luca estuviera allí con él. Pero contuvo esa ansiedad y esa emoción, en su lugar, colocó una mano sobre la suya pero no con las intenciones previamente mencionadas, la colocó en modo de apoyo.

-¡Genial!-dijo Alberto, el calor de su mano al hacer contacto con la suya hizo que Luca se sonrojara otra vez, pero salió de sus pensamientos apenas escuchó al chico de ojos verdes hablar-entonces ¿qué estamos esperando? ¡acompáñame! Tenemos que irnos de aquí antes de que anochezca-

Más tarde, ambos chicos corrían colina abajo por el mismo lugar donde montaron su Vespa hecha a mano hace días riendo de felicidad, sus manos estaban entrelazadas para cuando llegaron al acantilado rocoso, Alberto soltó la mano de Luca mientras procedía a saltar mientras gritaba de emoción, Luca miro hacia abajo para ver a su amigo en su forma marina, luego miro a la aldea a la que ambos planeaban dirigirse, podía sentir las dudas surgir en su cabeza, así que inhaló profundamente.

-Silenzio Bruno-susurró Luca a sí mismo-esto es por Alberto-

Entonces, Luca saltó sintiendo que su miedo crecía a medida que se acercaba al agua. Tan pronto como golpeó la suave superficie del agua, cambió a su forma marina, no pudo evitar sonreír por toda la emoción dentro de su cuerpo. Pronto ambos monstruos marinos estaban nadando por el agua mirándose el uno al otro con las mejillas levemente sonrojadas, Alberto tomó la mano de Luca y lo sacó del agua, saltaron por encima de una roca y luego regresaron al agua, el monstruo marino azul violáceo soltó una suave risa ante la pura confusión en el rostro de Luca.

-¡Mira esto!-dijo Alberto mientras saltaba sobre la superficie del agua, rápidamente quitó el agua de su cuerpo, sus escamas desaparecieron por unos instantes antes volver a caer al agua, su sonrisa iluminó a Luca, sus mejillas se sonrojaron, intentó copiar el movimiento del monstruo marino azul violáceo pero solo pudo moverse dos centímetros por encima del agua, por un breve segundo pudo transformarse en humano pero luego cayó, comenzando a rebotar en el agua transformándose nuevamente en un monstruo marino.

Decidido, Luca se zambulló en el agua y luego tomó impulso como si fuera un pez volador, sacudió sus escamas tan pronto como salió del agua, se elevó al cielo durante unos segundos. Esos segundos se sintieron mágicos con el viento soplando suavemente su cabello y el olor a sal marina que invadía el aire, cuando regresó al agua, no pudo evitar sonreír por toda la adrenalina que corría por su cuerpo, nunca había sentido tal sensación y por alguna razón se sentía bien. El monstruo marino azul verdoso desvió su mirada hacia Alberto que sonreía tanto como él, luego de eso, ambos monstruos marinos salieron disparados del agua, sus escamas desaparecieron, ambos chicos sonrieron y rieron al sentir el calor del sol y el latir de sus corazones, Alberto volvió a caer al agua primero, Luca, por otro lado, estaba deslizándose en la superficie del agua con ayuda de sus pies escamosos, dio un último paso antes de volver a zambullirse de cabeza en el agua, sin darse cuenta de que el monstruo marino azul violáceo estaba justo debajo de él, por lo que cayó justo encima de él.

I love you; I adore you

I lay my life before you

I'll have you want me more and more

(Te amo, te adoro

Pondré mi vida ante ti

Haré que me quieras más y más.)

El impacto los llevó hasta el fondo del mar, aterrizando sobre una roca lisa, ambos monstruos marinos se miraron con un notorio sonrojo (azul y púrpura respectivamente) en sus rostros mientras sus corazones latían como locos dentro de sus pechos, sus brillantes ojos estaban claramente enfocados en el otro. La intensa mirada de Alberto comenzó a producir ardientes sensaciones en el rostro de Luca, se tomó un momento para apreciar sus ojos marrones que estaban llenos de asombro y las escamas azules de su cabeza que se mecían suavemente con la corriente del agua, Luca pudo notar que el monstruo marino azul violáceo se distrajo admirando sus rasgos faciales a través de su iris ligeramente cambiada, pero él no pensaba quedarse atrás, ambos permanecieron en silencio antes de que el monstruo marino azul verdoso soltara una sonrisa, seguido por unas risitas y luego un ataque de risa, Alberto lo miró un poco confundido y sin entender por qué se reía así, pero decidió restarle importancia y se unió a las risas, la tensión entre ambos desapareció por completo. El monstruo marino azul violáceo tomó la mano de Luca quien aún reía tontamente al tiempo que un sonrojo azul aparecía en sus mejillas, podía sentir a Alberto llevándolo consigo, ambos continuaron nadando, sosteniendo sus manos sin romper aquel contacto, se asomaron junto a un cono que flotaba en el agua y vieron su primera parada, la aldea humana.

Ambos monstruos marinos observaron el paisaje frente a ellos con asombro, pero ese momento no duró demasiado ya que notaron como un bote pasaba cerca de ellos y rápidamente se sumergieron bajo el agua un segundo antes de que un niño se diera cuenta de que estaban allí.

-Papà, ¿qué es eso?-le preguntó aquel niño a su padre sin dejar de ver el agua creyendo que Luca y Alberto volverían a aparecer, pero nada sucedió, ambos monstruos marinos nadaron de nueva cuenta hasta el fondo del mar, encontraron un bote abandonado y se escondieron detrás de él.

-¿Cómo vamos a hacer para entrar?-le preguntó Luca al monstruo marino azul violáceo, no había forma de que pudieran entrar en la aldea humana en la forma en que se encontraban, probablemente las personas se asustarían de su apariencia, después de todo, los monstruos marinos no eran bien recibidos en la superficie, al menos eso era lo que su madre le había dicho. Salió de sus pensamientos negativos cuando notó que Alberto estaba mirando el bote donde estaban escondidos, Luca imitó su acción y de pronto, ambos tuvieron una idea.

No paso mucho tiempo para que salieran del agua cargando el bote debajo de ellos y caminaron hacia la orilla gruñendo un poco de tener que cargar un objeto tan pesado pero el esfuerzo de hacerlo valió la pena porque gracias a eso, no fueron vistos por un hombre que estaba pescando por allí. Una vez que estuvieron a una distancia segura de la playa, ambos monstruos marinos ahora convertidos en niños humanos salieron del bote abandonado y lo dejaron atrás, treparon una roca y saltaron hasta un piso de piedra, corrieron hacia una pared y se escondieron detrás de ésta, Alberto se asomó por un costado y no muy lejos alcanzó a divisar ver el pueblo humano, el cual se veía mucho más colorido desde la última vez que lo vio.

-Esto será muy fácil-dijo Alberto en un tono relajado mientras Luca observaba la aldea desde la muralla, pensando si era correcto ir allí o no-simplemente, no te mojes-

-Uh…-Luca trató de decir algo para detener a su amigo porque tenía muchas dudas otra vez rondando por su mente, pero antes de que pudiera hacerlo, Alberto ya estaba caminando hacia la aldea humana, el pequeño lo miró por un breve segundo antes de salir de su escondite y caminar detrás de él, luego se puso a su lado aún asustado y dudando de si lo que estaban haciendo era una buena idea, en eso, dos pescadores pasaron caminando, Luca jadeó al ver que llevaban anzuelos con peces muertos y cubetas repletas de mariscos y otros tipos de carnada que más tarde usarían para atraerlos, así poder atraparlos y quizás, posteriormente, matarlos luego de que los capturaran, rápidamente, el menor se acercó a su amigo-la verdad, este pueblo parece un poco abarrotado-

Repentinamente, el menor tomó la decisión de largarse por donde vino y regresar a la isla pero Alberto lo detuvo sujetándolo por el cuello de su camisa antes de que hiciera algo que pudiera ponerlos a ambos en riesgo o fueran descubiertos por los humanos.

-¡Hey! Recuerda, silenzio Bruno-le dijo el chico de ojos verdes a Luca tranquilizándolo, pero el pequeño solo se limitó a cubrir su rostro con ambas manos mientras Alberto pasaba junto a los pescadores y los saludaba-¿qué estás haciendo, stupido?-

Uno de los pescadores se detuvo y lo miró con una expresión de incredulidad en el rostro, lo mismo hizo su compañero pero se encogieron de hombros y siguieron caminando como si nada hubiera pasado, Luca retiró sus manos de su rostro notando que aquellos humanos no estaban enojados por el saludo de su amigo y luego caminó de nuevo junto al chico de ojos verdes.

-Huh ¡funcionó!-exclamó Luca con una sonrisa entusiasta mientras caminaba junto a Alberto.

-¿Ves? Solo tienes que seguir mi ejemplo-le dijo el chico de ojos verdes de forma confiada, ambos dieron la vuelta en una esquina, la sonrisa de Luca cambió a una ligera expresión de asombro por lo que estaba viendo, era un lugar muy grande, demasiado grande, podía oír a las personas hablando indistintamente, la mayoría de las conversaciones eran en italiano, algunos se reían o simplemente jugaban a las cartas o seguían hablando. Ninguna aldea submarina tenía punto de comparación con la inmensidad de ese lugar, no podía creer como Alberto estaba tan confiado en que tener que caminar entre tantos humanos no sería otra cosa que una sentencia de muerte, Luca no podía creerlo, pero confiaba en él de todos modos. Desvió la mirada hacia un par de ancianas saliendo de una tienda- clásico pueblo humano. Genial, ¿no es así?-preguntó el chico de ojos verdes mientras se acercaba al pequeño, le dio a Luca un leve golpe en el brazo con el codo alentándolo-oye, hazlo ahora. Solo di la cosa que te enseñé-

-Señoras...-dijo Luca mientras se acercaba a las ancianas pero ellas simplemente lo pasaron por alto, se volteó para mirarlas y saludarlas de la misma forma que hizo Alberto con los pescadores hace unos momentos atrás-¿qué estás haciendo, stupido?-ambas ancianas jadearon ante esas palabras, Luca y Alberto sonrieron y se rieron con nerviosismo pero sus reacciones cambiaron al notar como aquel par de mujeres gruñeron claramente ofendidas por ese saludo y los golpearon a cada uno con un bolso y un paraguas-¿quizás lo dije mal?-le preguntó el menor a su amigo al tiempo que ambos se alejaban caminando de allí un poco aturdidos por el golpe que recibieron, cada uno tenía un cono de helado pegado en la cabeza, Alberto no oyó lo que Luca le decía, tomó el cono de helado que tenía pegado en la cabeza y comenzó a comérselo, luego incitó a Luca a comerse el cono de helado que tenía pegado en su cabeza, se lo quitó y se lo metió en la boca, el menor lucía un poco confundido pero luego pudo sentir el sabor de esa cosa helada, era agradable, totalmente diferente a todas las cosas marinas que solía comer. Alberto terminó de comerse todo su cono de helado pero Luca siguió disfrutando del suyo, pero, de pronto, se detuvo al percatarse de que la mayoría de los edificios y tiendas de ese pueblo humano estaban decorados con cosas que claramente daban a entender que a las personas de ese lugar no le agradaban los monstruos marinos, incluso la fuente tenía una estatua de un hombre sujetando a una serpiente marina por el cuello con una mano mientras que con la otra apuntaba con un tridente, esas imágenes inquietaron un poco a Luca y corrió hacia su amigo de ojos verdes quien seguía mirando a su alrededor-Alberto, este lugar es muy peligroso-habló mientras tomaba su mano e intentaba correr con él-vámonos de aquí-

-Y ¿a dónde iremos?-preguntó el chico de ojos verdes, ambos detuvieron el hilo de su conversación al escuchar bocinazos y el ruido de un motor acelerando a toda velocidad que pertenecían al inconfundible sonido de una Vespa. Se podía oír música pop italiana sonar alegremente en una radio, Luca observó con asombro mientras que Alberto observaba aquella Vespa de color rojo y al tipo que la conducía con el mismo asombro que su pequeño amigo.

-¡Whoa!-exclamó Luca.

-¡Es el signor Vespa!-exclamó Alberto, la mayoría de la gente allí comenzó a quejarse del sujeto que iba en la Vespa roja, más específicamente se quejaban de su olor y el ruido, cosa que solo incentivó al supuesto adolescente a conducir en una gran vuelta alrededor la fuente central del pueblo.

-Buongiorno a tutti!-exclamó ese sujeto, pasó junto al par de ancianas que habían golpeado a Luca y Alberto hace poco-ciao! ciao!-los monstruos marinos no pudieron evitar jadear y chillar emocionados por tener la grandiosa oportunidad de ver y conocer personalmente al signor Vespa-¡beep, beep! ¡abran paso al orgullo de Portorosso!-Alberto y Luca se quitaron del camino antes de que ese tipo pudiera arrollarlos con su vehículo-ciao, belle!-le dijo a una mujer que andaba por allí, pero ésta solo lo miro completamente disgustada y respondió que aquel chico no era nada más que un blandengue-vas a hacer que me sonroje-detuvo su Vespa y se abrió paso entre Ciccio y Guido sus "secuaces" quienes corrían a la tienda cargando un sándwich por encima de ellos lo más rápido posible, apenas llegaron, lo colocaron sobre la mesa donde estaba sentado ese sujeto-y ahora, ¿quién quiere verme comerme un enorme sándwich? ¿hmm?-

-Ahí está-le dijo Alberto a Luca mientras miraban la Vespa roja desatendida, el chico de ojos verdes comenzó a caminar para apreciarla más de cerca-así es como vamos a ver el mundo-

Pero cuando estaba a punto de ir con Luca a observar de cerca la Vespa, un balón llegó rebotando hacia los dos monstruos marinos, más específicamente hacia Luca quien observó este objeto redondeado con un poco de confusión.

-Hey ¿podrías darnos una mano?

Luca, quien seguía sin saber qué hacer, pensó que tenía que devolverles a esos niños ese objeto redondeado pateándolo, así que pateó aquella bola con toda la fuerza que pudo, hubo algunos gritos mientras la pelota rebotaba y golpeaba contra la pared de un edificio, todos los que estaban allí se quedaron boquiabiertos, lanzaron algunas exclamaciones y luego... ¡CLANK! la Vespa se cayó de costado pero, afortunadamente, Ciccio logró evitarlo colocándose debajo del suelo, evitando así cualquier daño en el vehículo.

-¡Oh, Mamma Mia!-exclamó el signor Vespa (como Luca y Alberto llamaban a ese sujeto) y se puso de rodillas ante la Vespa-habla con Ercole ¿estás herida?-

-Bueno, me duele un poco la cabeza…-comenzó a explicarle Ciccio pero fue interrumpido por el otro chico.

-¡Tú no, Ciccio! ¡quítate del camino!-exclamó el chico molesto, éste rápidamente se alejó y el signor Vespa se acercó a su vehículo, soltó un aullido apesadumbrado-¡no mi niña! ay, piccolina ¿quién te ha hecho esto? si hay un rasguño...-comenzó a revisar la Vespa roja rogando que no le haya sucedido nada grave y suspiró aliviado, luego se levantó y desvió la mirada hacia el grupo de niños que se encontraba no muy lejos de donde estaban Luca y Alberto-alguien está de suerte hoy ¿hmm? ¿quién es el suertudo?-los niños, sabiendo que no era buena idea meterse en el camino de ese sujeto, señalaron a Luca dándole a entender que fue él el responsable de golpear su preciado vehículo, tras enfocar su vista en Luca y Alberto, se acercó a ellos-mm-hmm. Ustedes dos no son de por aquí ¿eh? permítanme darles la bienvenida-aplaudió-¡Ciccio! ¡Guido!-los dos chicos que estaban con él se asomaron desde una tienda-basta de comprar sándwiches, vengan aquí-corrieron a toda velocidad para ponerse detrás del signor Vespa-estoy encantado de conocerte, número uno y número dos. Me gustan sus ropas ¿de dónde las sacaron? ¿de un cadáver?-preguntó al tiempo que se echaba a reír y luego se río disimuladamente-un cadáver… estaba bromeando-

-Uh… mire, signor Vespa…-intentó decirle Alberto pero fue interrumpido otra vez por ese sujeto pretencioso.

-¿Signor Vespa?-exclamó aquel chico mientras se reía otra vez-este sujeto es muy gracioso ¿no lo creen?-continuó riendo hasta que se tranquilizó y volvió a hablar-soy Ercole Visconti. Cinco veces ganador de la Copa Portorosso ¡y pronto serán seis!-

-¿La Portorosso qué?-preguntó Alberto sin entender a qué se refería.

-¡La Copa Portorosso!-exclamó Ercole sin poder creer que ese chico pudiera ser tan ignorante como para no saber de la competencia que se llevaba a cabo todos los años en aquel pueblo-¿cómo piensas que logré pagar mi hermosa Vespa?-Luca se hizo a un lado para observar aquella Vespa con asombro; sin embargo, pero ese momento duró poco porque Ercole obstruyó su vista-oye ¡deja de mirarla! Ella es demasiado hermosa para ti-

-Yo, uh…-intentó decir Luca pero fue interrumpido una vez más.

-"Yo, uh…"-dijo Ercole imitando a Luca de forma burlona, lo que molestó un poco a Alberto, se rió y después volvió a hablar-me encanta. El pequeño ni siquiera puede decir una palabra, y… uf, y huele como la parte trasera de la pescheria-

¡Ya fue suficiente! Esa fue la gota que derramó el vaso de Alberto, una cosa era que ese chico se burlara de la timidez de Luca pero otra cosa (que por cierto era muy diferente) era que tuviera el descaro de criticar como olía el pequeño, además ¿qué rayos había de malo en ello? El chico de ojos verdes había pasado más tiempo con Luca y en todos esos días, llegó a la conclusión de que tenía un aroma agradable, algo que le gustaba mucho, pues Luca tenía un aroma marino muy único, algo que para pocos monstruos marinos resultaba atractivo.

-¡Oye! ¡Mi amigo huele increíble!-gruñó Alberto sintiéndose un poco ofendido por el comentario dirigido hacia Luca, el pequeño no pudo evitar querer sonrojarse levemente por lo que desvió la mirada hacia otro lado, incapaz de creer que Alberto pensara que olía bien, es que ¡por favor! ¿acaso era tan obvio?

-Lo siento, lo siento. Lo compensaré-se disculpó Ercole de manera sarcástica, desvió la mirada hacia sus dos 'secuaces' que estaban detrás de él-Ciccio, Guido-rápidamente ambos chicos separaron a Luca y Alberto, ambos chicos sujetaron al chico de ojos verdes por los brazos mientras Ercole se encargaba de alejar a Luca llevándolo hacia la fuente.

-¿Q-qué estás haciendo?-dijo Luca, desvió la mirada hacia Alberto quien estaba tratando de zafarse del agarre que los otros dos chicos ejercían en él pero no tuvo mucho éxito-¡Alberto!-

-¡Luca!-dijo el chico de ojos verdes tratando de zafarse pero no pudo lograrlo.

-Ah, ¡vamos! ¿de qué tienes tanto miedo? Solo es un pequeño baño-dijo Ercole al tiempo que arrastró a Luca a la fuente, tomó la cabeza del pequeño intentando empujarlo al agua, por otro lado, Luca hacía lo posible por no caer a la fuente sin mucho éxito, en eso, algunas gotas de agua salpicaron el rostro del menor revelando ligeramente sus escamas verdosas, algo que desconcertó un poco a Ercole pero antes de que pudiera empujar a Luca a la fuente, alguien dio un grito desde lejos.

-¡Hey, Ercole! ¡basta!-gritó una chica pelirroja, impulsó su bicicleta con un carrito detrás de ésta y comenzó a pedalear lo más rápido que podía, pasó junto al chico que rápidamente soltó a Luca y caminó unos pasos atrás.

-Oh, miren quien está aquí. Apestulia-dijo Ercole con un poco de sarcasmo al tiempo que se cruzaba de brazos viendo a la pelirroja, por otra parte, Luca se sentía aliviado de no haber caído a la fuente y exponer su forma marina, al menos no por ahora-wow ¿así es cómo estás entrenando para la carrera?-

-Nemmeno per sogno!-exclamó ella con un tono de voz enfurecido apenas saltó de su bicicleta, tomó un pescado del carrito que llevaba detrás de ésta y apuntó a Ercole con él como si fuera una especie de espada-¡tu reinado de terror ha llegado a su fin!-

-"Ha llegado a su fin" hmm, sigues diciendo eso ¿desde hace cuándo? ¿un año? Entonces ¿por qué renunciaste a mitad de la carrera?

-¡Yo no renuncié! ¡me hicieron parar!-protestó la pelirroja.

-Bueno, sí. Quizás se debió a que tú-Ercole fingió nauseas-¡no! ¡no dejabas de vomitar! Ahórrale a todos la vergüenza de segunda mano y no te registres este año. Nadie querrá comprar pescado con vómito en tus manos si sigues así. Ahora, vete-

-La estoy pasando bien con mis nuevos amigos, ellos vendrán conmigo-le dijo la chica mientras caminaba de regreso a su bicicleta, colocó el pescado junto a los demás en el carrito y se subió de un salto-súbanse-dijo mientras invitaba a Luca y Alberto a dar un pequeño paseo en el carrito donde cargaba el pescado-me vendrá bien algo de peso extra-

Tras decir eso, comenzó a pedalear otra vez alejándose de allí pero no sin antes sacarle la lengua a Ercole quien se vio un poco sorprendido ante esa infantil actitud pero luego reaccionó y frunció el ceño un poco molesto.

-Bien ¡vete a crear un club de perdedores!-exclamó al tiempo que todos se reían.

Ya libres de las pesadas burlas de Ercole, tanto la bicicleta como el carrito comenzaron a adquirir más velocidad de la que Luca hubiera esperado, no pudo evitar sentirse un poco mal por hacer que ese chico Ercole se molestara con ellos y solo porque accidentalmente golpeó su preciada Vespa con un balón ¡no todo fue su culpa! Solo quería ayudar a esos niños a recuperar su balón, nunca pensó en que tipo de consecuencias vendrían por eso. Alberto notó que el pequeño se veía un poco desanimado, no pudo evitar sentir algo de lástima por él, lentamente acercó una mano al hombro del menor y la colocó a modo de consuelo.

-Oye ¿te sientes bien?-le preguntó Alberto a Luca sacándolo de sus propios pensamientos, el pequeño desvió la mirada hacia su amigo y asintió con la cabeza, Alberto sonrió y frotó suavemente el hombro de su pequeño amigo, Luca se dio cuenta de este contacto y también le sonrió.

-Sto imbecille-ambos chicos salieron de su pequeño momento cuando escucharon a la pelirroja hablar, más específicamente, oyeron como ella se quejaba de ese chico Ercole-cree que puede ser un idiota porque sigue ganando la carrera, lo cual no puede hacer más ¡porque ya es demasiado viejo y muy idiota!-se dio cuenta de que los dos chicos que viajaban con ella en el carrito estaban escuchando lo que decía y la miraban de forma extraña, por lo que rió tímidamente y siguió pedaleando en su bicicleta-¿saben? Los relegados tenemos que apoyarnos entre nosotros ¿no?-

-Rele… ¿qué cosa?

-Relegados. Ya sabes, niños que son diferentes, se visten de forma extraña o son un poco más sudorosos que la mayoría-respondió la chica intentando dar una definición personal de la palabra-eh… ¿fue demasiado? Sí, fue demasiado. Así que ¿están aquí para la carrera? ¿la Copa Portorosso?-ambos, Luca y Alberto, la miraron sin saber cómo responder esa pregunta-bueno, buena charla. Tengo que hacer mis entregas, y no están invitados, pero siempre podemos entrenar ¿saben?-

Ambos chicos vieron como la pelirroja le entregó dos pescados a una señora que se había asomado a la puerta de su casa y luego de recoger unas monedas de oro, la chica le agradeció y caminó de vuelta a su bicicleta, Alberto y Luca decidieron acercarse a ella y preguntarle más sobre eso de la "Copa Portorosso".

-Oye, eh ¿Apestulia?-dijo Alberto dudando un poco de si ese era el verdadero nombre de la chica.

-Giulia. Mi nombre es Giulia-respondió claramente ofendida por ser llamada así por alguien más que apenas la conocía, nadie más la llamaba por ese horrible apodo además de Ercole, y eso ya era mucho pedir.

-Está bien. Cuando compites en una copa ¿qué obtienes?

-Soldi. Premio en dinero.

-Oh, de acuerdo-dijo Alberto, Giulia pensó que si no le iba a preguntar nada más, podría continuar trabajando con sus entregas, así que jaló su bicicleta y comenzó a alejarse pero Luca se acercó al chico de ojos verdes y jaló su brazo.

-¡No, no! ¡no la dejes ir! Sigue hablando-le sugirió Luca a su amigo.

-¿Qué? ¿por qué?

-¡Pregúntale sobre el premio!

-Pero eso es inútil-le dijo Alberto, quien no le encontraba demasiada lógica al tema que le estaba sugiriendo Luca.

-Quizás eso se pueda convertir en una Vespa-dijo Luca tratando de darle una idea al chico de ojos verdes sobre lo que podían hacer con el premio de la competencia si es que lograban ganarlo.

-¿Y cómo se convertiría eso…?

-¡Sólo pregúntale!

-Está bien, está bien, está bien-dijo Alberto un poco irritado por la insistencia de Luca, se acercó a Giulia y caminó junto a ella mientras pedaleaba su bicicleta-hola otra vez-

-¿Ciao?-dijo Giulia viendo al chico de ojos verdes un poco incómoda, pero eso no quería decir que no le agradara su compañía o la del otro chico, al contrario, se sentía feliz de tener personas a su alrededor queriendo interactuar con ella, pero ahora estaba ocupada con sus tareas y no era un buen momento para hablar con ellos.

-¿Podríamos convertir el dinero en otra cosa?-le preguntó Alberto a la pelirroja mientras caminaba, ambos (incluido Luca) se detuvieron frente a una tienda que tenía dos Vespas afuera-algo así como… eso-agregó mirando la brillante Vespa amarilla. Giulia miró el vehículo y negó con la cabeza conteniendo la risa.

-Pfft, no. Pero podría conseguirte eso-respondió la pelirroja señalando la Vespa azul claro con los manubrios doblados, la luz delantera floja y estaba un poco oxidada, el precio indicaba que era mucho más barata que la amarilla.

-Es tan hermosa-comentó Luca viendo la vieja Vespa oxidada.

-Sí, la necesitamos-dijo Alberto apoyando a su amigo-genial. Entonces, ganaremos la carrera-

-Si quieres ganar la carrera, tendrás que vencer a Ercole primero-dijo Giulia.

-Está bien, entonces venceremos a Ercole.

-Eh ¿en serio? ¿crees que vas a vencer a Ercole? Ese sujeto. En primer lugar ¡ponte en tu lugar!-les dijo Giulia mientras bajaba de un salto de su bicicleta una vez más para ver a ambos chicos que estaban de pie frente a ella-todos los veranos, ese idiota me hace la vida miserable ¡así que nadie lo vencerá a menos que sea yo!-Luca y Alberto se asustaron un poco por el tono de voz que la chica usaba mientras hablaba-segundo, esto no es una carrera cualquiera, es un triatlón italiano tradicional, épico y agotador. Nadar, montar una bicicleta y comer pasta. Entonces, necesitarás un compañero de equipo-

-Bien, lo resolveremos. Gracias, niña humana-le dijo Alberto y comenzó a caminar alejándose de allí, Giulia comenzó a pedalear otra vez y Luca, bueno, él se quedó observando a la pelirroja por unos breves segundos antes de unirse a Alberto y posicionarse junto a él.

-Oye, oye. Espera, Alberto-dijo Luca deteniendo sus pasos-¿y si nos unimos a su equipo?-

Alberto miro a Giulia quien estaba a unos metros de ellos ocupándose de realizar unas entregas y recibiendo más monedas por ello, agradeció a los clientes y continuó con su trayecto.

-Hmm. Tengo una mejor idea-le dijo el chico de ojos verdes a Luca al tiempo que ambos se acercaban nuevamente a la pelirroja-¡Oye! Apestu… digo ¡niña!-

-Santa mozzarella.

-Felicitaciones, acabas de unirte a nuestro equipo.

-Gracias, pero yo compito sola-se burló Giulia y comenzó a pedalear de nuevo, de repente, el carrito emitió un crujido, una de las ruedas se atascó entre una ranura del suelo, gruñó intentando mover el carrito fuera del lugar donde se atoró. Alberto y Luca se acercaron y la ayudaron a empujar la rueda del carrito.

-Pero también podríamos estar entre los relegados-dijo Luca sintiéndose un poco decepcionado de la respuesta que dio aquella chica.

-Oye, está bien, Luca-dijo Alberto de manera despreocupada tratando de levantarle el animo pero no funcionó-ella prefiere hacer la carrera sola otra vez, quizás esta vez no vomite tanto-

-Uh, espera un segundo-dijo Giulia mirando al chico de ojos verdes de forma desafiante, pero luego, una idea fugaz pasó por su cabeza-¿quieren estar en mi equipo? Veamos lo que tienen-


Más tarde, Luca estaba intentando montar la bicicleta de la pelirroja, pero falló en el primer intento y se cayó al piso gritando, algunas personas lo miraban, susurrando indistintamente, luego, el menor desvió la mirada hacia Giulia y Alberto y se rió tímidamente.

-De acuerdo. Intenta saltar-le sugirió Alberto a su amigo, Luca hizo esto mismo pero acabó cayendo al suelo en el proceso, el chico de ojos verdes gruñó ante esta escena-no, no, no. ¡Tienes que demostrarle que tú eres quien manda!-

El menor trató de subir a la bicicleta una vez más pero falló, esta vez cayó del lado derecho.

-Santa mozzarella-susurró Giulia llevando una mano al puente de su nariz, luego levantó la mirada hacia Luca-mantén la vista al frente-

-¿Huh?

-Miras hacia abajo, eso es lo que te hace caer.

Luca miró a la chica y trató de subir en la bicicleta nuevamente, esta vez siguiendo su consejo, una vez que logró hacerlo, comenzó a tomar impulso ligeramente y a pedalear.

-Whoa-dijo con un pequeño nudo de nervios en la garganta, luego de ver que no se cayó, sonrió-whoa, lo logré-

-Así que ¿ya podemos estar en tu equipo?-le preguntó Alberto a Giulia mientras Luca aún andaba en su bicicleta.

-Espeta. ¿Puedes esquivar obstáculos?-le preguntó a Luca-¿y si una anciana se cruza en tu camino?-Luca esquivó a Giulia que imitaba los gritos de una anciana y siguió pedaleando, tratando de concentrarse en el camino-¿puedes soportar las agresiones verbales pasivo-agresivas?-preguntó para luego comenzar a imitar a Ercole-linda bicicleta, número uno y número dos. Estaba bromeando. Tu bici es una vergüenza-añadió al tiempo que se reía de manera exagerada.

-Silenzio Bruno-dijo Luca sin dejar de pedalear la bicicleta.

Luego de ver que el pequeño era capaz de montar una bicicleta sin problemas, Giulia decidió llevar las cosas a otro nivel, tomó unas tablas de madera y las colocó en la fuente creando una especie de puente sobre ésta para que Luca pudiera cruzarla desde un extremo a otro.

-Finalmente ¿puedes manejar el terreno endemoniadamente difícil de la carrera?-preguntó la pelirroja haciéndose a un lado para que Luca pudiera cruzar aquel puente con la bicicleta, el monstruo marino convertido en humano parecía estar un poco nervioso y estaba a punto de rendirse, pero luego, inhaló profundamente y exhaló para calmarse y mantener la compostura.

-Silenzio Bruno-repitió Luca callando aquella molesta voz dentro de su cabeza, después de eso, volvió a montar la bicicleta, esta vez comenzó a cruzar el puente que Giulia le había hecho, al principio iba bien, pero luego de que terminó de cruzar la primera tabla y sintiera un pequeño golpe de la bicicleta, comenzó a perder el equilibrio y terminó estrellándose contra el agua mojándose por completo. A cámara lenta sucedió lo siguiente, las personas que estaban mirando a Luca tratando de cruzar aquel puente con la bicicleta se sorprendieron un poco por lo que vieron, el niño se incorporó lentamente del agua y se percató de que estaba en su forma marina.

-Oh no…-dijo Luca al notar el grave error que había cometido, elevo su mirada hacia Giulia, quien también lo estaba viendo con una expresión de shock, tal vez mucho más grande que la de las demás personas allí presentes-¡G-Giulia! ¡puedo explicarlo! Me acabo de caer…-

-¡Monstruo marino!-exclamó la pelirroja aún en shock e incapaz de creer lo que acababa de ver, al escuchar ese grito, Ercole vio esto como una gran oportunidad para convertirse en un "héroe" y capturar a un monstruo marino con sus propias manos, mientras que Alberto, por otro lado, no pudo evitar ver a su amigo con preocupación, quería correr hacia Luca, sacarlo del agua y huir de allí, volver otra vez a la isla para que pudiera estar a salvo pero su cuerpo no quería moverse de su lugar.

-¡Ciccio!-dijo Ercole llamando a uno de sus "secuaces" uno de los chicos que estaba con él se acercó tan rápido como pudo-¡toma el arpón de tu padre!-desvió su mirada hacia Luca quien aún estaba en la fuente-vamos a capturar un monstruo marino-

-Sì!-exclamó Ciccio emocionado y fue a buscar el arma de su padre.

Alberto, por su parte, estaba teniendo un debate interno respecto a lo que podía hacer ahora para ayudar al pequeño, a su pequeño, porque, si, después de varias semanas, el chico de ojos verdes podía aceptar finalmente que amaba a Luca y que daría lo que sea por él, incluso sería capaz de poner su vida por encima de la suya si era necesario. Su mirada volvió a Luca quien estaba tratando de salir de la fuente pero se resbaló y cayó otra vez al agua, luego vio a Giulia quien estaba hablando con una mujer policía que alertó a las personas que estaban allí presentes que no se acercaran a la fuente, pues un monstruo marino acababa de ser avistado. Bajó la mirada hacia sus manos apretándolas en puños y cerró los ojos fuertemente, no tenía de que hacer o cual iba a hacer su próximo plan, pero de algo estaba seguro: ayudaría a Luca, habían llegado tan lejos y no tenía planeado echar las cosas a perder esta vez, no pensaba traicionarlo, no lo iba a abandonar o dejarlo atrás, no como Enzo lo había hecho con él, no como su padre lo había hecho con él, tenía pensado demostrar que podía ser diferente a ellos. Decidido, Alberto corrió hacia la fuente donde estaba el monstruo marino azul verdoso, la expresión en su rostro demostraba lo preocupado que estaba por él, tomó a Luca de la muñeca ayudándolo a salir del agua y a ponerse de pie, lo cargó en sus brazos lo mejor que pudo y corrió de regreso al muelle unos segundos antes de que Ciccio llegara y le entregara el arpón a Ercole quien se veía un poco molesto con él por su tardanza.

-¡Están escapando y será enteramente tu culpa!-le dijo Ercole al chico que tenía en frente con un tono de voz enojado, miro a Guido quien no hace mucho se había unido a ellos-¡vámonos! ¡no hay tiempo que perder, tenemos que atraparlos antes de que los perdamos de vista!-

Giulia (que acababa de escuchar lo que Ercole tenía en mente para Luca y Alberto) no perdió el tiempo y comenzó a correr hacia el muelle tratando de detenerlos y a su vez, intentaba proteger a ambos monstruos marinos, no pensaba permitir que nadie los capturara o intentara matarlos, a fin de cuentas ¡ellos no le habían hecho daño a nadie!

Alberto continuó corriendo por el muelle, saltó la roca por la que treparon él y Luca al llegar al pueblo y aterrizó en la arena de la playa, volteó su mirada hacia el mar y luego hacia Luca quien se acurrucó aferrándose fuertemente contra su cuerpo, como si fuera a desaparecer en cualquier momento; sin embargo, fue sacado de sus pensamientos cuando escuchó unos corriendo hacia donde él y el monstruo marino azul verdoso estaban, seguido de algunos gritos. Rápidamente trepó por unas rocas y comenzó a saltarlas para poder estar más cerca del océano.

-¡Ahí están! ¡esos son los monstruos marinos que vi en la fuente!-dijo la mujer policía a algunas personas que se acercaron a ver que estaba sucediendo.

-¡Todos den un paso atrás! ¡estoy seguro de que puedo atraparlos!-dijo Ercole quien apuntó el arpón hacia Luca y Alberto, estaba a nada de lanzarlo, sino fuera porque Giulia apareció, se acercó corriendo y se abalanzó sobre él impidiéndole atacar a quienes ella consideraba sus nuevos amigos-¿qué crees que haces, Apestulia? ¡quítate de encima!-

-¡No! ¡no voy a permitir que los lastimes!-exclamó la pelirroja mientras intentaba sujetar a Ercole y detenerlo como podía.

-¿Sabes? ¡no me sorprende que quieras protegerlos! Después de todo ¡eres un bicho raro como ellos!-exclamó el chico mientras empujaba a Giulia lejos de él haciéndola caer al suelo con un ruido sordo. Alberto observó aquella escena pero no había nada que pudiera hacer para ayudar a la pelirroja sin que éste comenzara a ser atacado por las demás personas que se encontraban allí, volvió su mirada hacia el mar e inhaló profundamente al tiempo que sujetaba a Luca con fuerza.

-¡Llévame, gravedad!-exclamó el chico de ojos verdes para luego saltar de la roca donde estaba parado directo al agua, por suerte, logró caer al mar antes de que el arpón pudiera herirlo o hacerle un daño peor tanto a él como a Luca.

And finally, it seems my lonely days are through

I've been waiting for you.

(Y parece que al fin, mis días de soledad terminaron

He estado esperando por ti.)

Una vez a salvo en el mar, Alberto y Luca comenzaron a nadar de regreso a la isla donde se quedaron por unos días antes de partir para visitar la aldea humana, Luca se separó de Alberto y comenzó a nadar con una mirada triste en su rostro, sin importarle si el otro monstruo marino lo estaba siguiendo o no. Alberto se dio cuenta de que algo estaba mal con él y nadó rápido hasta estar al lado de Luca, quiso decirle algo para animarlo pero las palabras no salían de su boca, por lo que se acercó a Luca y lo atrajo hacia él en un reconfortante abrazo pero el pequeño monstruo marino azul verdoso lo empujó bruscamente, haciéndole entender que no estaba de humor para un abrazo y se alejó nadando como si nada, Alberto no se quedó atrás y lo siguió.

No nadaron mucho, solo unos cinco minutos hasta que llegaron a la orilla de la isla, ya allí, Luca salió primero del agua sin siquiera secarse y comenzó a caminar hacia la torre.

-¿Luca?-dijo Alberto apenas salió del agua buscando al pequeño monstruo marino-¿Luca?-comenzó a caminar por la isla tratando de encontrarlo, pero a mitad de camino se detuvo apenas vio una silueta azul verdosa subiendo la improvisada escalera de la torre y ahí supo que era él-¡Luca!-sin perder un segundo, Alberto corrió hacia la torre, subió la escalera, cruzó la única habitación que había allí hasta llegar al techo de la torre, una vez allí arriba, pudo ver a Luca sentado con la espalda contra el borde del techo abrazando sus rodillas y con su cola enroscada alrededor de sí mismo-¡Luca, estaba tan preocupado! pensé que te había perdido-

-Lo siento…-murmuró Luca, Alberto lo observó un poco confundido al tiempo que se acercaba al monstruo marino azul verdoso sentado en el suelo de madera.

-¿De qué estás habla…?

-¡Lo siento! ¿de acuerdo?-exclamó Luca elevando la mirada hacia el monstruo marino azul violáceo-todo iba tan bien ¡y tenía que echarlo a perder! No puedo creerlo, es mi culpa que nos hayan descubierto-

-Oye ¡no digas eso! nada de esto fue tu culpa-le dijo Alberto quien llevó sus manos a su rostro, acunándolo entre ellas para asegurarse de que el monstruo marino azul verdoso no separara su mirada de la suya-lo que pasó allá fue un accidente, a veces los accidentes suelen ocurrir ¿sabes?-

-Sé que estás intentando animarme con esas palabras, pero creéme cuando digo que nada me hará sentir mejor-dijo Luca, algunas lágrimas comenzaron a asomarse por sus ojos marrones-y lo que estoy diciendo es cierto… ahora todos en la aldea humana saben que somos monstruos marinos ¡incluso Giulia! Ella era nuestra primera amiga, Alberto y quizás ahora nos odie porque sabe lo que somos-

-¡Detente! ¡calla esos locos pensamientos que tienes en tu cabeza!-le dijo el monstruo marino azul violáceo a Luca mirándolo seriamente, dándose cuenta de lo serio que estaba el rostro de su amigo, el monstruo marino azul verdoso entendió que no estaba bromeando en ese momento y que en parte le afectaba tanto como a él-como te dije antes, nada de esto fue tu culpa, fue… fue mía-

-¡¿Qué?! ¡no! no, Alberto, esto no fue…

-¡Si lo fue! ¡lo que pasó allá fue enteramente mi culpa!-exclamó Alberto quien quitó sus manos del rostro de Luca, se incorporó hasta quedar de pie frente al pequeño monstruo marino azul verdoso quien no se movió de su lugar en el suelo-si te hubiera ayudado a salir de la fuente antes, tú y yo no estaríamos aquí. Yo… en serio quería ayudarte, no te imaginas lo mucho que quería correr hacia ti pero, por alguna razón, no podía hacerlo, mi mente se encontraba en un caos en ese momento, algo dentro de mí me decía que lo mejor que podía hacer era huir, dejarte ahí y no mirar atrás-

-¿Acaso pensabas hacer algo así?-dijo Luca incapaz de pensar que aquel monstruo marino a quien consideraba su único y mejor amigo hubiera sido capaz de traicionarlo de esa forma-¿planeabas abandonarme y dejarme solo tratando de escapar de esos humanos que querían capturarme?-

-¡Por supuesto que no! ¡solo un idiota pensaría en hacer tal cosa!-respondió el monstruo marino azul violáceo-no podía decidir qué hacer, mi cuerpo no quería moverse por sí solo así que… después de reflexionar por un breve segundo cual opción era la correcta, opté por ir a ayudarte, en ese momento tome la decisión de que iba a demostrar que podía ser mejor, que no volvería a cometer el mismo error, no soportaría volver a perder a alguien que me importa tanto… por eso te saqué de la fuente y te traje hasta aquí-

Sin pensarlo dos veces siquiera, Luca se levantó del piso de madera, se acercó a Alberto, atrajo su cuerpo al suyo y lo abrazó con todas sus fuerzas. El monstruo marino azul violáceo se sorprendió un poco ante esta repentina acción, aún así, un abrazo era un abrazo ¿verdad? así que sin detenerse siquiera a pensarlo, correspondió el abrazo del menor colocando sus brazos alrededor de su cintura en un intento por acercarlo más a él.

-Gracias… en serio, gracias-dijo Luca quien se separó un poco de aquel abrazo para elevar su cabeza y ver al otro monstruo marino frente a él-no sé qué fue lo que me hizo pensar eso pero, por un segundo, creí que ibas a irte y me dejarías atrás-

-Por supuesto que no, ya te lo dije antes, yo jamás te dejaría y nunca pensaría algo así, además, para eso están…-dijo Alberto pero inmediatamente cortó su frase, aún no tenía idea de lo que Luca sentía por él, si, se habían besado y hasta se confesaron el uno al otro que se gustaban pero aparte de eso, el monstruo marino azul violáceo no estaba seguro de sus sentimientos y los suyos propios-no importa, pero no olvides que pase lo que pase yo siempre voy a estar aquí para ti-

-Trataré de no olvidarlo-dijo Luca, tras pasar un rato abrazados, ambos monstruos marinos (ahora completamente secos y en sus formas humanas) se separaron y fueron a sentarse otra vez en el piso de madera con la espalda apoyada contra el borde de piedra, pasaron la mayor parte del tiempo allí charlando y sonrojándose, hasta que, en eso, notaron como el atardecer estaba a nada de comenzar-¡el sol!-exclamó el menor quien se levantó y se acercó al borde del techo para poder apreciar el sol desapareciendo lentamente detrás del mar-hey-desvió su mirada hacia Alberto quien seguía sentado allí en el suelo sin moverse de su lugar-eso fue rápido ¿no lo crees?-

-Sí. El tiempo vuela cuando te diviertes-comentó el chico de ojos verdes dándole un guiño a Luca, éste se rió suavemente desviando su mirada al tiempo que se sonrojaba levemente, luego volvió su mirada otra vez hacia la puesta de sol-cierra los ojos, Luca y no los abras hasta que te lo diga. Tengo algo que compartir contigo-el pequeño lo miró con la boca ligeramente abierta pero no dudó ni un segundo de lo que Alberto le había dicho, después de todo, confiaba en él, así que cerró los ojos y esperó pacientemente a que Alberto le indicara cuando debía abrirlos de nuevo. Pasaron unos minutos, luego una hora y el chico de ojos verdes decidió que ya había sido suficiente tiempo de espera-muy bien, Luca. Ya puedes abrir los ojos, mira hacia el cielo-

Luca elevó su vista hacia el cielo ahora de un color azul oscuro, pudo ver luces brillantes aparecer encima de él, el menor observó aquello completamente asombrado, sí, había pasado muchas noches allí arriba abrazado a Alberto junto a la fogata y durmiendo junto a él, pero nunca tuvo la oportunidad de contemplar una vista tan asombrosa del cielo nocturno.

-¿Qué son esas?-le preguntó a su amigo de ojos verdes sin dejar de ver al cielo.

-Anchoas. Las que te había mencionado antes, se van allí a dormir-dijo Alberto colocando un brazo bajo su cabeza.

-¿De verdad?-le preguntó Luca con curiosidad

-Sí, y el pez grande las protege-le dijo Alberto señalando un enorme círculo blanco perlado en el cielo.

-Whoa-Luca dirigió su vista hacia el enorme círculo, su luz era tan brillante como la del sol pero la única diferencia era que ésta no dañaba sus ojos cuando lo observaba de cerca.

-Lo toqué una vez, no sé, se sintió como si fuera un pez-explicó el chico de ojos verdes mientras desviaba su mirada para observar al pequeño junto a él.

-Tu vida es mucho más genial que la mía-dijo Luca-nunca voy a ninguna parte-agregó con un tono ligeramente triste en su voz-solo… sueño con eso-

-Pero viniste hasta aquí a pesar de todo-le dijo Alberto apoyando una mano debajo de su cabeza para descansar mejor.

-Gracias a ti-respondió Luca desviando su mirada al chico de ojos verdes-de lo contrario, nunca hubiera visto nada de esto y probablemente nunca hubiera podido ver la aldea humana. Hablando de eso ¿cómo sabes tanto sobre eso? ¿alguna vez has estado en la aldea humana antes?-

-¡Sí! uh… quiero decir, no-respondió Alberto inventando una pequeña mentira, no podía decirle a Luca que había estado allí antes, no necesitaba saberlo, al menos no por ahora, se lo diría en su debido momento-pero… pero mi papá me contó todo, así que, puedo suponer que soy un experto en el tema-

-Tu papá se oye tan genial-comentó Luca-tienes suerte de que te deje hacer lo que quieras-

-Sí… seguro…-dijo Alberto mientras observaba las luces de la aldea humana, Luca hizo lo mismo, ambos se quedaron callados observando la vida nocturna de la aldea a la distancia, hasta que el chico de ojos verdes decidió hablar otra vez para romper aquella tensión entre ellos-oye ¿recuerdas aquella vez que casi nos estrellamos contra una roca?-preguntó riéndose un poco-y volamos por los aires, y yo estaba como "¡sí!" y luego dijiste "¡no!"-gritó inclinándose hacia Luca al tiempo que ambos se reían-luego, después de eso tú dijiste "Alberto, me salvaste la vida" y entonces…-dejo de hablar al rememorar el recuerdo del beso que ambos compartieron bajo el agua luego de deslizar su Vespa colina abajo-y entonces, tú me besaste…-

-Te oías avergonzado cuando dijiste esa parte-dijo el pequeño al notar el repentino cambio en el tono de voz de su amigo-hasta parece que quizás no disfrutaste mucho nuestro beso-

-Bueno… puede que tal vez lo haya disfrutado o no…-confesó Alberto con un nudo de nervios en la garganta, lo que estaba diciendo era la pura verdad, sabía muy bien que jamás mentiría con algo tan preciado como eso-además… puede que quizás no lo creas pero… ese fue…-el sonrojo en su rostro creció aún más y su corazón comenzó a latir con más rapidez dentro de su pecho-ese fue… ¡fue mi primer beso! ¿de acuerdo?-

-¿Qué?-exclamó Luca sin poder creer lo que su amigo le acababa de decir-no estás bromeando ¿verdad?-pudo confirmar esa duda al ver como Alberto negaba con la cabeza-¡no puedo creerlo! ¿fui tu primer beso?-el chico de ojos verdes asintió levemente avergonzado-oh, bueno… uh, no sé qué decir, me siento… un poco feliz de haber sido tu primer beso porque, pensé que ya se lo habías dado a alguien más antes de conocernos, pero ahora puedo decir que al parecer somos el primer beso del otro-

Luego de semejante confesión ninguno de ellos volvió a hablar, se quedaron en silencio por un corto período de tiempo hasta que el chico de ojos verdes fue el primero en hablar para no hacer las cosas más incómodas entre ellos.

-Entonces… ¿quieres repetir lo que pasó ese día?-le preguntó Alberto a Luca claramente refiriéndose al beso, el menor lo miro con los ojos bien abiertos y un suave sonrojo apareció en su rostro-oye, no tenemos que hacerlo si no quieres, quiero decir ¡no precisamente ahora!... mira, a lo que me refiero es…-

No pudo terminar su frase porque sintió como Luca colocaba ambas manos en sus hombros acercándolo a él, solo unos centímetros los separaban, solo debía lanzarse hacia adelante y poner fin al corto espacio que les impedía besarse, pero Luca comenzó a dudar si debía ser él quien diera ese importante primer paso, así que Alberto decidió hacerlo en su lugar, llevó sus manos al rostro del pequeño, acunándolas sus mejillas al tiempo que se inclinaba hacia adelante y lo beso, esta vez no de forma tan dulce ni gentilmente como la vez anterior, Luca sonrió colocando sus brazos alrededor del cuello del chico de ojos verdes atrayéndolo más para que ambos pudieran profundizar el beso pero, desafortunadamente, ahora que Alberto movió sus manos del rostro de Luca y las colocó alrededor de su cintura, ambos cayeron al suelo, Alberto estaba encima de Luca mientras que el menor estaba debajo de él con un fuerte sonrojo producto de la vergüenza que sentía de estar en una posición tan comprometedora. Al chico de ojos verdes no parecía importarle el tipo de posición en la que se encontraba, se inclinó hacia adelante y beso a Luca una vez más, éste correspondió aquel beso pero ,de pronto, pudo sentir algo cálido y húmedo rozando su labio inferior, dándose cuenta de que era Alberto quien con su lengua lamía los labios en un intento de pasar a través de ellos para poder explorar con más profundidad su boca, al principio Luca se negó pero luego de un par de intentos, Alberto se impacientó por lo que mordió el labio inferior del menor haciéndolo gemir, fue entonces cuando aprovechó e introdujo su lengua dentro de su boca, explorándola y permitiendo que también tocara la suya. Luca no pudo evitar gemir suavemente en ese beso húmedo mientras ambos exploraban la boca del otro y dejaban que sus lenguas se entrelazaran una con la otra, después de un par de minutos compartiendo un beso tan ardiente y extraordinario, los dos monstruos marinos en sus formas humanas se separaron para tomar un poco de aire, ambos se quedaron en esa posición riendo suavemente mientras se sonreían el uno al otro, Luca apoyó la cabeza en el hueco del hombro de Alberto mientras éste colocaba su mano sobre la del pequeño, Alberto observó esta acción, sonrió y tomó la mano de Luca colocándola encima de la suya, entrelazando sus dedos.

-Hey ¿Alberto?-dijo Luca bajando su mirada sintiendo como sus párpados comenzaban a cerrarse lentamente.

-¿Sí, Luca?-preguntó Alberto con voz cansina, no pasaría mucho para que cayera dormido.

-Creo que finalmente sé que es lo que sentimos el uno por el otro.

-¿De verdad? y ¿qué es?-preguntó Alberto con anticipación, Luca se rió con ternura acercándose más al chico de ojos verdes en un intento por querer estar más cerca de él y de paso transmitirle un poco de su calor corporal, hizo un gran esfuerzo para verlo a los ojos a pesar del cansancio que sentía. El gran pez blanco perlado brillaba detrás de ellos como un hermoso faro, tornando el ambiente más romántico de lo habitual.

-Lo que sentimos es nada más y nada menos que el sentimiento de amor-respondió Luca, sonrió un poco al darse cuenta de lo que había dicho-¡sí! eso es ¡es amor! ¡te amo, Alberto!-

-Yo… ¡yo también te amo! ¡te amo! ¡te amo! ¡te amo!-gritó Alberto emocionado abrazando a Luca con fuerza, lo que hizo reír al pequeño-te he amado desde el primer día que nos conocimos, pero no estaba seguro de mis sentimientos, en parte porque creía que nunca volvería a sentirme así-

Luca no habló, solo se limitó a apoyar su cabeza nuevamente en el hueco de su hombro, tomó su mano y volvió a unirla con la suya.

-Te amo, y solo a ti. Nunca antes había sentido algo así por alguien, pero ahora, gracias a ti, pude aprender lo que se siente amar a alguien más además de tu familia-dijo el pequeño, en eso, recordó algo importante que no había podido hablar con Alberto debido a lo triste y deprimido que se encontraba por todo lo que había pasado aquel día en la aldea humana-¡espera! A-Alberto ¿qué vamos a hacer con, ya sabes, lo de huir? ¿qué haremos ahora que todos en la aldea humana saben que somos monstruos marinos? ¿qué le diremos a Giulia?-

-No te preocupes por eso-le respondió Alberto con voz tranquilizadora-podemos… podemos regresar mañana y explicaremos todo, y también, podemos explicarle a Giulia lo que pasó, pero ahora…-se detuvo reprimiendo un bostezo que amenazaba con salir de su boca-vamos a descansar, nos espera un largo día-Luca asintió, se acurrucó contra el hombro de Alberto, cerró los ojos y finalmente se quedó dormido. Alberto, por otro lado, se mantuvo despierto un poquito más contemplando a su lindo pequeño dormir junto a él, sonrió bajando una de sus manos a su espalda, acariciándola con ternura-te amo, te amo tanto, Luca-susurró-te prometo que pase lo que pase, vamos a irnos de aquí. Conseguiremos nuestra Vespa y viajaremos por el mundo juntos, solo tú y yo, te amo-

Luego de susurrar aquellas hermosas pero significativas palabras al monstruo marino que amaba, el chico de ojos verdes se acomodó en el piso de madera sin romper su cercanía con Luca, apretó su mano libre levemente con la del menor, pronto sus ojos comenzaron a cerrarse y enseguida él también cayó dormido.

Oh, I've been waiting for you.

(Oh, he estado esperando por ti.)

Notas finales:

Bueno, hasta aquí llegó la primera parte del one-shot.

Espero que haya sido de su agrado y me disculpo ahora si llegaron a faltar detalles o hay huecos argumentales en la trama pero es que, por más que lo intenté, no pude rememorar al cien por ciento lo que me pasó la última vez que me enamoré de alguien, aunque en parte algunos datos coinciden con lo que le pasa a Alberto, no todo es precisamente exacto. Parece como si mi mente quiere que olvide esos dolorosos recuerdos y los tiene almacenados en una bóveda bajo llave en la parte más profunda de mi memoria de largo plazo.

Sé que esta parte les resultará un poco aburrida al comienzo pero créanme que necesitaba generar este drama si quiero que la segunda parte (donde va la canción) tenga más significado, por ahora no está del todo desarrollada, de hecho, estoy pensando y trabajando en ello, es mas, tengo pensado escribir algunas escenas basadas en headcanons, algunos fanarts que vi en Tumblr y Pinterest, y también en fanfics que he estado leyendo para tener ideas diferentes, ya que no quiero reescribir exactamente todo lo que paso en la película original y tampoco me dan muchas ganas de volver a verla en este mismo momento porque sé que después me voy a aburrir, ya me pasó eso mismo con WALL-E y no quiero que esa mala experiencia se vuelva a repetir.

Por ahora esas son todas las pistas que puedo darles de lo que pasará en la siguiente parte, no puedo darles mucho más porque sino les estaría arruinando la sorpresa.

En fin, en cuanto tenga un pequeño espacio o día libre para dedicarme a escribir, prometo que publicaré la segunda parte, pero hasta entonces diviértanse leyendo esta hasta que llegue.

Un saludo, un abrazo virtual y nos veremos pronto.

N3k0-Ch4N. 


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