Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mi primera vez con Kouichi… por Yakaylex2

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Digimon… y todos los personajes y nombres utilizados, son propiedad de sus respectivos autores (Akiyoshi Hongo y anexos). Fanfic sin ánimo de lucro. Hecho por una fan, para fans.

Notas del capitulo:

Anime: Digimon Frontier

Fanfic relacionado: Nunca fuimos educados como hermanos.

Pareja: Kouji x Kouichi.

Recuerdo perfectamente mi primera vez con Kouichi. Fue algo fantástico.


Antes que nada, han de saber que Kouichi y yo somos hermanos gemelos. Sí, sí. Ya sé que me dirán: que no está bien visto que en las familias pase ese tipo de cosas, que somos unos pervertidos, que nos iremos al infierno, etcétera, etcétera. Pero también deben conocer “mi verdad”. Kouichi y yo nunca fuimos educados como hermanos. Mi padre abandonó a mi madre junto con Kouichi cuando apenas éramos unos recién nacidos y ese sujeto me dijo toda la vida que mi madre había muerto cuando yo nací, que por esa razón tenía una madrastra. Tiempo antes de que entrara a la Universidad ella falleció y me confesó que en realidad mi madre seguía viva y que yo tenía un hermano gemelo, pidiéndole a mi padre que me ayudará a buscarlos – algo que obviamente nunca hizo. – Para no hacer esta historia tan larga, después de muchas investigaciones, descubrí que mi verdadera madre había muerto años atrás y que mi hermano era ¡mi nuevo compañero en el instituto! Lo peor es que yo me había enamorado de él porque nos habíamos vuelto grandes amigos. ¡Ah! ¿cómo no me di cuenta de que éramos gemelos? Bueno, unos lentes de contacto negros y unos anteojos hacen grandes diferencias.


En fin, cuando le comunique a mi padre que yo era gay y que me había vuelto novio de Kouichi Kimura, de inmediato hizo los arreglos para que nos enviaran con beca escolar y alimenticia incluida, a estudiar a Estados Unidos. Vaya, que hasta un departamento propio e ingresos semanales teníamos. No preguntó ni dijo nada. Supongo que para un diplomático de su rango le sería muy vergonzoso admitir lo que su “pervertido” hijo había hecho. Y yo decidí dejarlo así.


En fin, regresando al tema del principio, hacía ya cuatro años que nos habíamos convertido en novios, pero aun así yo era algo torpe para darme cuenta de lo que realmente quería. Al principio creí que era mi imaginación, pero una vez que comenzamos a vivir juntos me fui dando cuenta de que la imagen que tenía de él no era cien por ciento como lo creía. Y no es que fuera tanta la diferencia, pero había ciertos detalles que durante nuestra amistad en Japón no habían sido tan notorios. Le gustaba mirar películas de romance cuando yo creí que era más del tipo acción. Lo peor de todo eran esos comentarios casuales, como aquel día en el que lo escuché inocentemente decir que en esas películas salían chicos tan apuestos y gallardos, musculosos y altos que parecían verdaderos superhéroes.


No supe si lo decía porque a él le hubiera gustado verse de esa manera o si quería que yo me viera así, pero comencé a compararme con esos atractivos actores. Sé que no fue lo más correcto, pero es que a pesar de tener veintidós años no tenía un solo músculo marcado. Mi cuerpo era delgado y delicado, mi cara seguía teniendo facciones "lindas" (en palabras de Kouichi) y era un poco más bajo que él. Siempre usaba ropa una talla más grande para darle a mi cuerpo algo de volumen porque la única vez que se me ocurrió usar un conjunto regalado por mi hermano (camiseta negra, pantalones militares y mi largo cabello recogido con una pañoleta encima) regresé a casa llorando de frustración y me encerré durante horas en mi cuarto, ignorando por completo sus intentos de sacarme de allí.


Resulta ser que, en esta parte del mundo, algunas chicas se visten de esta manera para verse más rudas. Peroyo no lo sabía y Kouichi mucho menos.


Flash back


Estábamos recargados en un puente disfrutando de un delicioso helado de nopal con fresa (algo que jamás había probado) y una maravillosa vista, cuando de pronto nos vimos rodeados por un grupo de chicos, de esos que tienen cara de rufianes, altaneros y con una sonrisa que dice "valgo cien veces más que tú". Tanto Kouichi como yo quisimos salir del círculo, pero uno de ellos nos cerró el paso.


- No te vayas, nena. – Dijo uno de los tipos dirigiéndose a mí, mientras otro le cerraba el paso a mi hermano. Tenía una cara de pervertido difícil de ocultar. -  Permíteme invitarte otro helado.


- ¿Cómo? - pregunté confundido. ¿O mi inglés aun no era muy bueno o realmente me había llamado “chica”?


- No, gracias - contestó de inmediato Kouichi, - Tenemos que irnos. – Me tomó de la mano mientras pasábamos al lado del grandulón, sin embargo, una mano fuerte me jaló hacía atrás alejándome de él.


- Oye imbécil, si tú quieres irte hazlo. Pero a ella definitivamente no te la llevas. - Dijo eso mientras trataba de tomarme de la cintura para acercarme a él. Kouichi intentó ayudarme, pero recibió un fuerte golpe en el estómago. Con fuerza, pisé al tipo en el pie, lo empujé y fui a ayudar a Kouichi a levantarse.


- ¡Escúchame grandísimo estúpido! - Le dije con toda la furia que pude sacar en ese momento, que ni yo mismo reconocí mi voz. - ¡Puedes ser tan ciego como para no darte cuenta de que soy hombre, pero no te voy a perdonar que ofendas a mi hermano! - El rostro del sujeto se volvió rápidamente de un rojo intenso mientras sus amigos solo se miraban confundidos. Sentí como Kouichi se levantaba y se ponía enfrente de mí, protegiéndome como tantas veces. El tipo se acercó a mí con cara amenazadora, pero seguí sosteniendo su mirada.


*Después de un rato se alejó seguido de los otros, diciendo por lo bajo "fucking gay" o algo así. *


Fin del flash back


¡Una chica! ¿Cómo diablos pudo pasar? Maldita la hora en que tuve esta apariencia. Ni siquiera Kouichi se ve tan afeminado como yo y eso que somos gemelos. A partir de ese momento decidí que jamás volvería a ponerme ese tipo de ropa. Y que haría algo para cambiar mi apariencia. Pedía asesoría a mis compañeros de la escuela para ganar algo de peso y músculo como ellos y tener esa apariencia, pero luego de meses de rutinas diarias en el gimnasio y consultas con nutriólogos, coaches y demás expertos, apenas había conseguido marcar ligeramente los bíceps. Pero de peso nada. Alguien me comento que, si te afeitabas el rostro aun sin tener vello en el mismo, comenzaría a crecer. Craso error. Tuve la cara irritada durante dos semanas y parecía que me habían picado abejas africanas por lo inflamada que estaba. Decidí darme por vencido. Mi sueño era despertar un día siendo alto y musculoso como los ya anteriormente mencionados actores, pero creo que jamás podría hacerlo. Analicé con ojo crítico la imagen de mi gemelo y la conclusión a la que llegué fue que debía cortarme el cabello. Aquel que durante años cuidé y mantuve de ese tamaño como un recuerdo de mi madre a la que nunca había conocido. Era hora de hacerlo.


El día DE (no confundir con el día D) me arreglé con el mismo conjunto que Kouichi me había regalado y le pedí que me acompañara. Él se sintió extrañado cuando llegamos a la peluquería, pero no me dijo nada. Una vez dentro el dependiente comenzó a preguntarme sobre mi forma de corte, el número de la navaja y demás procesos que jamás había oído pues nunca había ido a una barbería. Kouichi - que era un cliente asiduo - tomó la palabra y le indicó que él le daría las instrucciones. Mientras hablaban en privado un chico comenzó a lavar mi cabello. De repente escuchaba algunos sonidos raros provenientes de él mientras masajeaba mi cabeza. Parecía estar disfrutándolo "demasiado" si saben a lo que me refiero. Cuando terminó con el enjuague estaba sudoroso y sonrojado. Lo mire confundido y solo sonrió coqueto, pero no habló. Un compañero que se encontraba a nuestro lado me comentó:


- Es extranjero así que no habla inglés, pero le encanta el cabello como el tuyo. Y siendo un chico asiático, bueno creo que cumpliste con su fantasía. - Terminó sonriendo mientras yo me avergonzaba.


¡Qué barbaridad! Está bien que haya admitido que me gustan los chicos y que estoy enamorado de mi hermano gemelo, pero de allí a ser la fantasía sexual de otro chico, bueno, no estaba muy seguro. Justo en ese momento regresaron y el dependiente me llevó hacía la silla giratoria. Cerré los ojos con fuerza mientras sentía como secaba poco a poco mi cabello. Después el sonido de las tijeras fue como una puñalada a mi corazón. Traté de cerrar aún más mis ojos y si hubiera podido también mis oídos. Después de un rato comenzó a cepillarme, pero aun sentía mi cabeza pesada. Tal vez era necesario cepillar para cortar tanto cabello. Cuando escuché el "Listo" yo todavía no me atrevía a abrir mis ojos. El dependiente comentó algo y escuché que se marchaba.


- Ábrelos, Kouji. - Me susurró Kouichi. Cuando por fin lo hice un rostro de facciones duras me devolvió la mirada. Mi cabello estaba recogido en una sola trenza gruesa un poco despeinada, con algunos mechones a los lados. No podía creer la diferencia que hacía un simple peinado.


- Lo que pasa es que lo seguías peinando de una manera infantil - me dijo el dependiente que había regresado a nuestro compartimiento - y con tus facciones tan suaves te daba un aspecto afeminado. ¡Pero ahora te ves super hot! - concluyó emocionado. Poco después abandonamos el lugar.


-Me gusta cómo te vez Kou-chan. – Era la primera vez que me llamaba así y me emocioné demasiado. Íbamos tomados de la mano como tantas veces.  – Te vez tan fuerte y tan gallardo como un verdadero superhéroe. – Me sonrojé de la vergüenza. – Sí, sabía de las tonterías que pensabas.


- Quería verme como ellos. - Le dije torpemente. - Para gustarte. - Kouichi se detuvo y se giró hacia mí. Puso su mano en mi barbilla y me acercó a él. Su beso tan profundo me hizo estremecer.


- No es necesario, Kou-chan. Te quiero así como tú eres. Aunque seas mi hermano. No me importa nada más. - Me abrazó con fuerza. - Te amo de veras Kouji.


-  Y yo a ti, Kouichi. – Lo besé nuevamente, ahora en su mejilla. – Yo a ti.


Y así fue mi primera vez en una barbería con Kouichi, una ocasión fantástica.

Notas finales:

Bueno, hasta aquí esta corta historia. Disculpen el atraso, pero no había internet en casa. ¡Arriba el KouKou! Y nos vemos en la siguiente historia.

Ah, y recuerden que la primera vez de alguien puede ser de cualquier manera y con cualquier cosa…


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).