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Puntos de sutura. (Traducción finalizada) por yuniwalker

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Dohan aceleró los pasos y corrió por el pasillo que lo llevaba directamente hasta el baño del personal. Sintió que estaba a punto de ponerse a llorar y definitivamente no quería que nadie se diera cuenta de eso.

Dohan empujó su cuerpo dentro del compartimiento más alejado y cerró con llave. Fue una suerte tremenda que no hubiera gente en el piso medio, donde solo había áreas de descanso como salas para ofrecer misa y capillas privadas.

Por un momento se sintió abrumado por la tristeza, pero luego contuvo sus emociones tanto como su cuerpo se lo permitió y respiró de un modo realmente profundo. Aguantó la respiración y se arrodilló hasta que la voz de Hyewon Kang, buscándolo, y la de los crocs estrellándose contra el suelo de mármol, solo terminaron por desvanecerse a la distancia. Había estado mirando a Hyewon todos los días en el hospital durante años y siempre se preguntaba con frecuencia sobre como luciría a determinada hora o sobre la manera en la que se sentiría después de su turno... Pero ahora no era una exageración decir que ni siquiera quería verlo.

"Dios... ¿Qué piensas de mi en realidad?"

La tristeza seguía creciendo con fuerza dentro de él así que Dohan se habló a si mismo sin importar que tuviera una voz increíblemente apretada. ¿Qué pensaba de él? No solo Hyewon, sino todos lo demás. ¿Qué impresión estaba dando? Sus compañeros le llamaban "Sex Boy" y claro que hubo un tiempo en que le pareció satisfactorio. Pero ahora pensaba que todo era parte de un karma bastante bien organizado que se había originado gracias a sus propias y terribles acciones. Y mirando hacia atrás en su pasado, Dohan suspiró y golpeó su frente contra la puerta que dividía su cubículo del de los demás. Hacer esto no le estaba haciendo sentir mejor ni de chiste, pero era una alternativa más sensata que esa de quedarse sentado sin hacer nada para perderse en sus propios pensamientos fatalistas. Además, pensó que definitivamente iba a llorar sin importar que Hyewon estuviera frente a él o no.

Y ahora, aunque lo intentó con fuerza, al verse solo en un espacio tan pequeño, sus lágrimas simplemente empezaron a brotar.

En el club, Hyewon dijo que si seguía viviendo así, sería castigado de una manera completamente terrible. Ahora, estaba claro que Kang Hye-won se estaba encargando de cumplir sus palabras personalmente. Era como si lo hubiera golpeado en la cabeza con un gran martillo hasta dejarlo confundido y dolorido. Desprotegido solo por haber escuchado una palabra que nunca debió salir de su boca para empezar.

"Kang Hye-won... Entonces, si te digo que lo hagamos de nuevo ¿Vas a aceptar solo porque es parte de lo que soy?"

Dohan sonrió mientras murmuraba para si mismo, sin dejar de golpearse la cabeza contra la puerta del baño. Para ser honesto, el placer que sintió Dohan anoche fue increíblemente fabuloso. Fue sexy, fue tierno y fue terriblemente intimo. No era del tipo que juzgaba cosas como la inocencia porque ya había tenido sexo demasiadas veces pero, si lo miraba bien, Hyewon fue el primer hombre de Dohan en cada sentido de la palabra. Y solo de pensar en eso le hizo sentir calor en todo el cuerpo. El cuello del hombre, con la cabeza inclinada hacia abajo, estaba caliente como el infierno y lo mismo pasaba con sus mejillas y con sus manos. No podía recordar la cara de Hye-won durante esa noche, pero sabía claramente que las sensaciones que le había dado fueron increíblemente buenas. 

Im Do-han era una persona que se enamoraba fácilmente del placer, por lo que Si Hye-won respondiera que le gustaba la forma en la que se movía o la forma en la que era frente a él en la cama, entonces saltaría en su dirección y volvería a tener una relación íntima con él sin rechazarlo. ¡No había razón para hacerlo para empezar! Y no sabía si debía estar feliz o triste por el paso que acababan de dar en el jardín sin darse cuenta ¿Debería regocijarse por el hecho de que, aunque no pudiera confesarse, habían abierto la puerta a una relación en la que podían compartir algo físico? ¿O debería afligirse por ser tratado como un fácil sin importar que lo amara tanto?
Ni siquiera sabía por qué mantuvo la boca cerrada de esa manera en lugar de confesarse. No sabía por qué no...

Por qué simplemente no...

En ese momento, su respiración se ahogó. Las lágrimas llenaron sus ojos y no pudo decir ninguna otra palabra. Suspiró una vez más, y agarró su cabeza temblorosa con ambas manos. La bolsa de compras que golpeaba su pie le estaba molestando de sobremanera para ese momento así que simplemente la aventó igual a si fuera basura ¿Y qué si le había llevado un regalo bonito? ¿¡¡De qué había servido!!? Dohan pateó la bolsa que estaba junto a la puerta, luego pateó también la caja hasta destrozarla, la tiró al cesto y se puso los crocs que había dentro. Estaba solllozando con mucha fuerza pero igual intentó calmarse lo máximo posible solo para concentrarse en los jibits y en los zapatos blancos que se veían excepcionalmente limpios debido al panorama. Al igual que los de Kang Hye-won.
 
Cuando sorbió la nariz y su estado de ánimo pareció calmarse repentinamente, Dohan descargó su ira pisando el empeine de sus zapatos nuevos hasta que hicieron un ruido similar al de un desgarre. Ahora, tenía que dejar de actuar como un niño y volver al trabajo. Tenía que ser profesional y era su deber aceptar lo que había pasado y tomar solo lo mejor para poder aprender de sus errores. Sin embargo, Dohan salió del baño como una vaca que iba rumbo al matadero, y volvió al quirófano de la misma manera en la que lo haría un zombie. Y estaba tan exhausto que hasta se sentó en el primer banquito disponible que encontró.

Kim Hee-jae se acercó a él y dijo:

"Maestro, deje de llorar. No sé exactamente lo que fue pero, le aseguro que todo estará bien muy pronto."

"..."

No quería que nadie se diera cuenta de lo que le acababa de pasar, pero aparentemente Kim Hee-jae era un chismoso. Do-han, quien todavía estaba apuñalado en el corazón por culpa de su mejor amigo, miró a Kim con cara deprimida y luego, contrario a lo que pensó que iba a hacer, solo le sonrió. Hee-jae tenía razón, pero Do-han, que no podía admitirlo, simplemente miró su rostro inocente y dijo que "no sabía lo que estaba tratando de decir." Se aclaró la garganta y fijó ahora su mirada en el monitor. Revisó el registro de la cirugía que había escrito más temprano y trató de concentrarse en las letras negras y verdes que se estaban extendiendo frente a su hoja. Pero como era de esperar, no podía deshacerse fácilmente de las muchas emociones complejas que le estaban comiendo la cabeza para ese momento.
 
"Heejae, sabes que lo que pase conmigo no te importa, ¿Verdad?"

"... Pues, yo solo quería decirle que creo que el doctor Kang se siente igual de triste que usted."

Trató de poner toda su ira en Kim Hee-jae, como para desquitarse con él de lo que le había pasado... Pero cuando se encontró con la cara del Omega, quien respondió de un modo casual y luego se dio el lujo de mirarlo con una expresión de cachorrito en apuros, todo se derrumbó tan rápidamente que se quedó sin otro plan. Y mientras observaba a Kim Hee-jae, a quien aparentemente no le importaba lo que fuera a decir de él, y notaba sus manos al mismo tiempo, de repente le vino a la mente Kang Hye-won y sus palabras y fue suficiente para que su pecho comenzara a arder otra vez.
 
"Él... Tiene trabajo. No hay tiempo en su agenda para estar triste." Luego dijo. "O tal vez está sentado con las piernas estiradas en la habitación de doctores pensando en la manera correcta de llenar sus amados informes. Después de todo es lo único que le importa a alguien así."

"Pero el turno es muy tranquilo hoy...."

"... Señor Heejae, ¿Qué acaba de decir?"
 
Era una palabra que no debía decirse en la sala de emergencias, la estación o en cualquier lugar del hospital. Heejae se inclinó de inmediato al darse cuenta de esto y se disculpó con todos sus colegas, quienes lo miraron con una expresión increíblemente temblorosa en la cara. 

Había una creencia entre el personal, ya fueran médicos o enfermeras, que decía que cuando no había pacientes, ellos acudirían en masa si decían la palabra: "Es un turno tranquilo." Y por esta razón, todos se quedaron quietos en sus lugares, conteniendo la respiración como si el tiempo se hubiera detenido por un instante, agitándose de miedo, y viéndose los unos a los otros igual a si quisieran comenzar a correr. Y cuando Dohan tocó el hombro de Heejae con la completa intención de regañarlo, el teléfono sonó violentamente desde la mismísima sección de urgencias. A las dos y media de la mañana, entró una llamada al quirófano diciendo que había ocurrido un accidente horrible en la carretera y que necesitaban todos los cuartos disponibles que pudieran ofrecer. Do-han se apresuró a salir en cuanto lo escuchó.

"¿A dónde va?"
 
"¿Cómo que a dónde voy, Heejae? ¡Tenemos trabajo gracias a ti! También tendrías que empezar a moverte."

Era hora de dejar en una esquina todo el asunto de la confesión fallida y del enamoramiento por su mejor amigo. Y decidido en esto, Dohan tomó sus cosas y se alejó.


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