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Fuegos Artificiales por Elisa Minjares

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Notas del capitulo:

En esta ocasión, para este fic utilice el cover de Unchain de Robinson.

https://youtu.be/m9U6m2WKNQQ?t=16

 

Este no es un songfic, no necesitan escuchar la canción pero creo que les daría una mejor experiencia el leer con la canción de fondo.

De antemano, muchas gracias por leer.

Fuegos artificiales 

 

-No te preocupes, voy por ti a tu casa ^^.

 

Leía el mensaje que le había dejado Seiya hace una media hora. Nerviosamente, las palabras de Jabu circulaban por la cabeza de Shun. 

“A la señorita Saori le ha de gustar Seiya no es cierto? ¿Si no, porque tendría tantos detalles con él?” Se había quejado. 

“No empieces Jabu, todos sabemos que Seiya tiene la suerte de un demonio y que siempre está ahí para rescatarla cuando le sucede algo.”

“A mí no me engañan,” había dicho, “¡están saliendo!”

Sabía que ese no era el caso. Sabía que no estaban saliendo juntos porque se lo había dejado en claro. Sabía que la razón por la cual pasaban tanto tiempo juntos era porque el abuelo de ella, al enterarse de sus buenas acciones las primeras 2 veces, le pagaba por ser un segundo guardaespaldas para su nieta. A Tatsumi se le iban unas cuantas cosas, y esas las cubría Seiya. Al menos eso le había contado. 

“Pero todo ese tiempo juntos…” llegaba a pensar. “¿Será posible que Saori sienta algo por él?” Y en efecto, la posibilidad existía. Ahora, lo importante era averiguar si los sentimientos, si existían, eran recíprocos. 

 

—¡Perdón por llegar tarde! —le dijo Seiya con una mirada de súplica una vez que llegó por él. —Quería devolverte esto. —de uno de los bolsillos internos de su chamarra saco un collar y dejo que este colgara sobre sus dedos. Shun una vez lo identifico lo tomo.

—¿Lo encontraste? —

Seiya le dio una de sus encantadoras sonrisas y contestó: —No fue gran cosa, Solo le pedí a Aioria que revisara en objetos perdidos, afortunadamente alguien dejo tu collar ahí.

Shun sonrió e inmediatamente se lo puso. 

—Muchas gracias, Seiya.

—De nada, Shun. Ahora, ¡sube y agárrate fuerte! —y prontamente la vespa arrancó. 

En algún punto del recorrido su agarre en la cintura de su amigo se aflojó un poco. En el siguiente alto tomó una de sus manos. —Shun, más fuerte, si no te vas a caer y por eso Ikki me va a matar. —le dijo. Sintió como su mano se mantuvo sobre la suya por un segundo más de lo requerido. 

 

El calor de la espalda de Seiya hacía un agradable contraste contra el fresco viento del atardecer en aquella pequeña ciudad costera. A siete meses de montarla, el acercamiento que la vespa le proporcionaba a su amigo era algo que había decidido aprovechar. Unos minutos en los cuales una parte de se sentía lista para dar el siguiente paso, para intentar dar el salto, pero al bajarse regresaba a su temerosa posición. 

“La verdad es que me gustan los hombres.” Había confesado para tentar las aguas, a lo cual su amigo contesto haciendo muchos gestos nerviosos y diciendo muchas cosas estúpidas que los hicieron reír.

Al final la conversación terminó en un “Eras mi amigo antes y ahora también, eso no cambia nada, gracias por decírmelo.”

Pero no había recibido señales de otra cosa más. Hyoga le pidió que resistiera y le aseguro que todo saldría bien. June le dijo que si las cosas no le resultaban lo llevaría a comer helado. ¿Su hermano? Por el momento era mejor que Ikki no se enterara. 

 

—Llegamos. —exclamo Seiya apagando el motor de la vespa. —Cuidado, aquí está desnivelado. —y tomo su mano para ayudarlo a bajar de la misma. 

—…Gracias…

—…No es nada…

Por un momento ambos se quedaron parados sin saber qué más decir. Afortunadamente el escándalo del otro lado de la casa los sacó de su propio mundo y los hizo dirigirse a la casa. 

—Traes el regalo de Saori ¿verdad? Olvidé preguntarte cuando salimos. —pregunto Seiya.

—Ah, lo traigo justo aquí. —Y Shun sacó de su mochila gris una pequeña caja envuelta con un moño.

—¡Perfecto!

—¿Trajiste el tuyo?

—¡Por supuesto! ¿Por qué clase de idiota malagradecido me tomas?

—Pfft, por uno olvidadizo.

—¡Mierda! Bueno sí. Un poco… Pero esta vez sí lo traje. —y lo saco de uno de los bolsillos de su chamarra.

—Entonces estamos bien.

—Sí, estamos bien. El conjunto esta completo. —Ambos rieron y Seiya tocó el timbre. Inmediatamente les abrió la puerta Saori quien les sonrió de oreja a oreja. 

—¡Finalmente llegaron! Los estábamos esperando.

—¿Por eso acaban de prender las bocinas? —se río Seiya.

—Ya quisieras. No, es solo que Tatsumi apenas pudo hacer que funcionaran. —los muchachos entraron a la casa.

—¿Qué puedes esperar de un vejestorio como él, Saori? De seguro cuando era joven el bluetooth aún era considerado magia negra.

—¿¡Qué dijiste zopenco!?—

—…Ah…

—Sí, “ah”. Cuídate muchachito, esa “vespa” te puede explotar en la cara cuando menos te lo esperes.

—¡Saori, te trajimos regalos! —interrumpió Shun sacando el paquetito de su mochila, desesperadamente buscando cualquier cosa para cambiar de tema.

—¡Ah! Muchas gracias, Shun. De verdad lo aprecio mucho viniendo de ustedes. Los dejaré en la mesa. Seiya, ¿y el tuyo?  

—Ah… Verás, ¿me creerás si te digo que se me cayó en el camino?

—Ajá, se te cayo en el camino. —Saori se cruzó de brazos. —¿Olvidas quién es la que te ayuda a comprar regalos de último momento?

—¿Olvidas la razón por la cual me ayudaste con aquel regalo en primer lugar?

—¡Te dije que Eris me empujo!

—Aja, ¿y antes de eso?

—Tú intenta caminar con esos tacones.

—Jajaja, no es cierto, no es cierto. Toma, aquí tienes. —y saco el paquete más chico de su chamarra. —Feliz cumpleaños, Saori. —la abrazo y le beso la frente.

—La vespa sigue siendo tuya. —Acto seguido, ella camino hacia una mesa con unas cajas de regalos enormes. Una inclusive parecía ser del tamaño de ella.

—Espera, ¿¡de verdad me la ibas a quitar!? —Saori solo rio.

—Seiya…— Shun le susurro.

—¿Qué sucede? —se acomodó muy cerca de él. 

—¿Estás seguro de que lo que le conseguimos está bien?

—¡De verdad! De seguro ese grande se lo trajo Jabu para intentar conquistarla. —señalo al regalo de medio metro por medio metro acaparando la mayor parte de la mesa donde estaban los regalos. —Pobre pendejo, le hubieran funcionado mejor unas flores. —Shun río. 

—¿De verdad?

—Créeme, justamente porque tiene todo lo que pudiera querer aprecia los detalles simples aún más. 

—Me alivia escuchar eso.

—Hace muy fácil comprarle cosas. Le consigues una dona glaseada de algo color morado, le dices que cuando la viste te acordaste del esmalte que tanto le gusta usar y ahí tienes un regalo perfecto. —Shun volvió a reír. Una voz le habló y ambos voltearon para saber de quién se trataba. 

—¡June!

—Se tardaron mucho, creo que la mayoría ya está aquí. 

—¿De verdad?

—Creo que los que faltan son Seika y tu hermano.

—Tiene sentido. Manejan unos horarios muy estrictos en el cine, al menos eso es lo que me dijo Ikki.

—Un primo mío que trabaja ahí estaría muy de acuerdo contigo. —contesto June.

Al ver lo cómodo que platicaban ambos, Seiya sintió que sería mejor irse a otro lado.

—Oye, June, dijiste que ya todos estaban aquí. ¿Eso significa que Shiryu y Hyoga ya están aquí también?

—¿Ellos? Sí, están afuera en la playa.

—Perfecto, entonces yo iré con ellos mientras tanto…

—Asegúrate de agarrar carne antes de que se acabe. —le recomendó June.

 

—¿Kanon? —Seiya dijo una vez que salió a la playa, —¿qué haces aquí?

—Me contrataron para hacerles carne asada. 

—Oh, genial… muero por probarla. —dijo, pero contrario a sus palabras corrió hacia su amigo. —Shiryu, tienes que ayudarme. —él suspiro.

—Seiya… ya te dije: 1, a mí no es a quien le gusta Shun, y 2, no soy gay así que no sé qué es lo que deberías hacer.

—Pero tienes novia.

—¿Acaso crees que tengo idea alguna de cómo sucedió eso?

—Si necesitabas consejos para cosas gays se las hubieras pedido al profe Camus. —señalo Hyoga tomando un sorbo de su bebida.

—¿Qué? ¿¿El profe Camus es gay??

—Sí, ¿conoces a Milo? ¿El mecánico de “Llantera El Alacrán”? —Seiya negó con el cabeza confundido. —Ah, pues él es su marido. Se casaron hace menos de un año.

—¿¿¿Y me lo dices ahora??? ¿¡Por qué no me dijiste esto cuando estaba haciendo el plan!?

—Parecía que lo tenías todo bajo control. Perdón por tenerte fe. —explicó mientras revisaba su teléfono.

—…Hyoga, te ahorcaré…

—Aquí está. Tengo su número por si quieres pedirle un consejo. —le mostro el contacto en su teléfono.

—…el ganso… te ahorcaré el ganso en agradecimiento por ayudarme…

—No hagas eso.

—De acuerdo.

—Sí Seiya, no hagas eso. —añadió Shiryu.

—Ya entendí.

—Tienes que aprender a comportarte, vas a tener novio. Estos jóvenes de ahora, Shiryu. 

—Por eso no tienen novia, DIGO, novio. —Seiya los fulmino con una mirada.

 

—¿Viste eso? ¡Si mis ojos no me engañan acabo de verlo celoso! ¡Ahora que él no está aquí tienes que decirme por qué llegaron tarde! —ordenó June emocionada. 

—Por ninguna razón en particular… Bueno, ¿recuerdas el collar de mi madre? —June asintió. —Seiya lo encontró… — ella se acercó un poco más hacia él.

—Espera, ¿de verdad? Pensé que me habías dicho que lo buscaste por todos lados y no lo encontraste.

—Eso es verdad…

—¿Y él lo busco para regresártelo sabiendo lo mucho que amas ese collar?

—Sí... Dijo que estaba en objetos perdidos y que solo se lo pidió a Aioria.

—¡Shun! ¡Debió haber visto lo mortificado que estabas por perderlo y decidió hacerte el favor!

—Sí, eso parece.

June al escuchar esto le dio un golpe en el hombro.

—¿¡Cómo es posible que a pesar de esto tengas dudas? ¿Acaso esto no es una demostración suficiente?

—¿Tú crees?

—Shun, ¿por qué estás tan ciego? ¿Alguien te lastimó? ¿Necesitas que le dé a alguien unos buenos azotes?

—¡Nadie me lastimo! Es solo que nunca he estado en esta situación antes. Nunca me ha gustado alguien con quien soy tan cercano. Aparte, ni siquiera sé… ni siquiera sé si le gustan los hombres. No creo que ese sea el caso de todas formas. Yo digo que solo me ve como un buen amigo. Acaba de besar a Saori

—Hmm, hombres en general no sé. ¡Pero de que le gustas tú no tengo ni la menor duda! Hay muchas señales de que está loco por ti. Aparte, eso no significa nada. Por una, ¡es su cumpleaños! Por otra, ¡fue en la frente! Eso no significa nada.

—Suenas muy segura al respecto.

—¿Por qué no habría de estarlo? Tente un poco más de confianza en ti mismo, Shun. ¿No se quedaron dormidos uno encima del otro haciendo el trabajo de sociales?

—¿Sí?

—¿Y no dijiste que te llevó a ver la costa en su vespa antes de que alguien más se subiera con él?

—Sí…

—¿Y qué es lo que te dice que hagas cada vez que subes a la vespa?

—…que lo agarre fuertemente.

—¿Vez? Te lo dije una vez ¿no? Tanto a Shiryu como a Hyoga les dice que se agarren del asiento. Todo esto sin mencionar las cosas que suceden en el día a día que estoy olvidando ahora. Está loco por ti. ¿Qué necesitas que pase para que te des cuenta?

—Yo… no lo sé. —June lo miro y suspiro. —Una señal más… ¿contundente?

—¿Como qué?

—Qué se me confiese primero, ¿tal vez? —June hizo una sonrisa de pena y lo abrazo.

—Buena suerte.

 

—…Está abrazando a June… Hyoga, está abrazando a June. —empezó a tirar de la manga de su camisa. —Hyoga, dime que ya contestó el profe Camus. —al decir eso recibió un sopapo en la cabeza. —¡Oye! ¿Por qué me golpeas?

—Es un sopapo de “no te creas cada cosa hetero que vez”. —y regreso la mirada a su celular.

—Pero… siempre están juntos.

—Seiya…— exhalo Shiryu. —Tú pasas más tiempo con él que ella.

—¿De verdad…?

—También dijo que le gustaban los hombres ¿no? ¿No te aclaro exactamente qué es? Para que dejes de andar como bisexual celoso. —agrego Hyoga sin levantar la mirada.

—Pero es que el otro día la vi besándole la mejilla.

—¿Qué no el otro día te compró un helado porque te veías de la verga? —le recordó Hyoga.

—¿Olvidas también que él te escribió una carta para San Valentín secreto? —Agregó Shiryu.

—Sigo sin creer que sea de él…

—La letra es la misma pinche ciego. ¿Y qué hay del otro día cuando te obligaron a quedarte en la escuela hasta tarde quitando chicle y se quedaron ustedes dos haciéndose pendejos buscando diferentes remedios caseros para eso? — añadió Hyoga.

—Sin mencionar que Ikki te mira como si te fuera a matar.

—Pero… así mira a todos, ¿no? —pregunto Seiya.

Ambos negaron con la cabeza. 

—Tal vez necesitas comer. —Le dijo Shiryu. —Por cierto, si tienes tantos celos de June ¿por qué los dejaste solos?

—Porque necesitaba un nuevo plan.

—Seiya, ve a comer. —le repitió Hyoga.

Seiya, por su parte, le sacó la lengua y se fue a buscar comida como le habían dicho ya que no sonaba a una mala idea.

—Ah mira, Camus mando una nota de voz. —dijo una vez que se había ido.

—¿Y qué dice? —preguntó Shiryu.

Hyoga, el mejor consejo que te puedo dar es que no te metas. Esto es un asunto que deberían resolver ellos mismos y si tú y Shiryu se meten eso podría causarles un problema con ellos. Así que les recomiendo a ambos que nada más observen a ver que sucede. En cuanto a Seiya, yo te recomiendo que le digas tus sentimientos lo más pronto posible y de forma privada. 

—Me gusta su consejo. —dijo Hyoga.

—Igual, no quiero meterme más en este lío.

—¿Qué paso? ¿Ya les respondió? —preguntó Seiya con un taco de carne asada en la boca. 

—Sí, dijo que estas pendejo y te faltan huevos.

—Chingas a tu madre.

—¿Qué hizo Hyoga ahora? —pregunto Shun, haciendo que todos se quedaran callados.

—Hyoga le pidió que se la chupara por pendejo. —contesto Shiryu rápidamente apuntando a Seiya.

—Ah… concuerdo con Seiya, Hyoga.

La cereza en el pastel para Hyoga en aquella situación fue ver la mirada de idiota enamorado de Seiya, quien, por eso mismo, decidió aprovechar el momento poniendo un brazo encima de sus hombros con todo el valor que podía reunir. 

—Shun, como tú eres mi único amigo de verdad debería invitarte unos tacos.

—Seiya, los tacos son gratis.

—…Te acompaño entonces y aprovecho para agarrar más.

Una vez ambos se alejaron Hyoga se quejó.

—Te odio.

—Entonces no me pidas las respuestas del examen de biología. 

—Contigo no se puede.

 

Saori vio a Seiya tomar a Shun del cuello. Era indudable que las risas eran parte del coqueto entre ellos. Al presenciar la escena, no pudo evitar inclinar su cabeza hacia un lado y hacer un puchero. 

—Hay alguien que me gusta… pero no sé si le gusto de vuelta… —le había dicho Seiya la última vez que habían salido juntos.

—¿Por qué piensas eso? —pregunto rápidamente.

—Es solo que… hay tantas razones por las cuales pienso eso. Siento que lo nuestro es imposible… aunque las cosas parezcan bien por el momento… es como que…

—Al final las circunstancias estarán en su contra… ¿Es eso?

—Sí… es exactamente eso…

—Seiya… A pesar de eso, ¿no crees que valdría la pena intentarlo? —pregunto Saori lamiéndose los labios.

—¿Crees que sienta lo mismo?

—Estoy segura. —sonrió amablemente.

“Y no he cambiado mi parecer…” pensó mientras veía a ambos molestar a Kanon. 

—...ori? Esto, ¿señorita Saori? —su nombre la trajo de nuevo al mundo real y volteo a ver a quien le estaba hablando.

Jabu estaba al final de los pocos escalones que llevaban a la playa mirándola con una expresión de preocupación.

—Jabu, ¿hay algo con lo que te pueda ayudar? —pregunto tallándose los ojos.

—Ah…— se quedó inmóvil por unos segundos. La expresión “no lo sé, no esperaba llegar tan lejos” estaba plasmada en su rosto. Un segundo después, se aclaró la garganta y se armó de valor. —Quería preguntarle si le gustaría caminar conmigo por la playa…— todo bien hasta la última palabra. Saori sonrió.

—Eso me parece bien. 

—Mira eso Jabu, finalmente se te hizo. —Se burló Seiya mientras él y Shun pasaban detrás de él. Se mordió la lengua solo porque Saori estaba frente a ellos. “No engañas a nadie tú tampoco.”

—¡Seiya! ¡No le hagas eso! —regaño Shun, quien había enlazado su brazo con el de Seiya. 

—Ella ya sabía. Solo me alegra que le esté dando una oportunidad. —dijo una vez que se alejaron un poco más.

—¿De verdad? Me sorprende que digas eso.

—¿Por qué habría de sorprenderte? —pregunto deteniendo su paso.

—Es solo que… pensé que te gustaba Saori….

—¿Qué? ¡No, para nada! ¡Ella para mi es como una hermana menor problemática que a cada rato ando sacando de apuros! — “¡Mierda! ¡¡No manches, la cague!! ¡No puedo dejar que piense eso!” pensó alarmado. Parpadeo varias veces y se compuso.  —No la veo de esa forma en lo absoluto. No, para nada. Definitivamente no.

—Ah… perdón… —Seiya se rasco la cabeza con su hombro. 

—La cosa es que…— dijo en voz baja, —sabía que ella sentía algo por mí, pero no podía hacer nada al respecto ya que ella no me gusta… me gusta alguien más.

—Ah… ya veo…— ambos jóvenes alejaron la mirada del otro.

No me vengas con excusas, ¡sé que él está tan loco por ti como tú por él! Hazme caso, ¡no dejes ir esta oportunidad! —Le había dicho June mientras hablaban hace unos minutos. Y si había algo que lo estaba haciendo pensar que podría estar en lo cierto era esto.

 

Hyoga, seré completamente sincero contigo:

Los jóvenes son muy estúpidos. El hecho de que las parejas se alcancen a juntar es un milagro de las hormonas. 

Le había escrito Camus cuando vio la imagen que le mandaron de los dos jóvenes avergonzados. 

—Tiene razón, no sé qué más decirte. El profe Camus tiene toda la razón. —comento Shiryu.

—¿La voz de la experiencia? —se burló. —¿Cómo esta Shunrei por cierto?

—Chingas a tu madre. —contrataco, pero solo consiguió escuchar la risa de su amigo. 

 

Poco rato después, un grupo empezó a jugar con una pelota de playa como si fuera una de voleibol. En un círculo estaban Shun, Seiya, Hyoga, Shiryu, Geki, June y Marín. Pasándosela mientras hacían conversación casual o le daban carrilla a Jabu y felicitaban a Saori por su (mala) elección en pareja por la velada.

—Cállense y concéntrese en lo que están haciendo. —contesto en un punto enfadado. —La señorita Saori podría lastimarse con la pelota.

—Sí, sí, sí. Como diga el señorito Kiddo. —Saori intento ocultar su sonrisa.

—¿Lo aceptarías de “señorito Kiddo”? —pregunto Kanon quien estaba sentado muy cómodamente en una de las sillas de playa a varios metros de distancia.

—Lo mandaré a Aruba a sufrir en luchas clandestinas antes de dejar que eso pase. —contesto Tatsumi.

—Heh, eso pensé. —dijo y tomo un sorbo de su cerveza. 

—¡¡Ichi ven aquí!! —grito Jabu y salió corriendo detrás de su “amigo” solo para que Nachi aprovechara y le diera otra nalgada donde mismo. Para empeorarle la situación, a Geki se le ocurrió la brillante idea de pegarle con la pelota donde mismo. —¡Estás muerto grandulón!

Todos alrededor rieron y Seiya aprovechó el descanso para tomar agua de la botella que había dejado en una mesa cercana.

—Pobre Jabu, no lo dejan ganar. —dijo Shun acercándose a él. 

—Es por mandilón. —Bromeó, —¿Quieres? —le ofreció.

—Ah, gracias. —y tímidamente tomó un sorbo. —Aquí tienes. —dijo sintiendo como la cara le hervía poco a poco y no por el ejercicio. 

 

Una vez que el cielo finalmente había terminado de oscurecerse, hubo una interrupción en la bocina. Alguien interrumpió Ahora te puedes marchar de Luis Miguel para poner Las Mañanitas, pero específicamente la versión de Vicente Fernández. (“La playlist es de Tatsumi ¿verdad?” había bromeado Seiya).

Saori se empezó a carcajear hasta que vio el pastel que traían en manos Kanon y Tatsumi. Era un pastel de tres pisos, grande, cubierto de betún de mantequilla blanco que decoraba los bordes en forma de flores y, lo más importante, tenía una fuente prendida en la cima.

Ante semejante espectáculo, todos empezaron a aplaudir y a cantar al mismo tiempo siguiéndole el paso a Vicente Fernández. La fuente termino de hacer lo suyo y los demás terminaron de cantar. 

—¡Ja ja ja! Muchas pero muchas gracias a todos ustedes. De verdad agradezco que hayan venido. 

—Ah, espere señorita Saori. —dijo Kanon y saco un encendedor largo de cocina y le dio un petardo. —Rápido pida un deseo y láncelo.

Rápidamente hizo lo que dijo sin dejar que el petardo descansará en sus manos. Lo lanzó alto y este trono apenas toco la arena.

—Entonces, señorita, ¿qué deseo? —preguntó Kanon. 

—Yo… no se debe de decir, ¿no es cierto?

—¿No deseó que hubieran más de esos?

—¿Qué? — al momento que la pregunto salió de sus labios se escuchó como un cohete salió volando detrás de ellos, es decir, en el mar. Todos voltearon y vieron una flor de luces color lila alumbrando todo el cielo. 

Los invitados miraron las luces y vieron como otro disparo hacia el cielo. A diferencia del anterior, este salió primero como pequeños círculos para después convertirse en mil luces más pequeñas y descender como si crearan un árbol dorado en el cielo. Los siguientes salieron en grupo, eran más pequeños que los anteriores, pero de sus explosiones más pequeñas salieron una gran variedad de colores. Detrás de ellos las bocinas empezaron a reproducir una canción que coordinaba el ritmo de los cohetes. 

Seiya miro el espectáculo y entre tanta belleza su mente comenzó a deambular. No podría decirte exactamente que estaba pensando. Lo que sí sabía es que su corazón se empezó a sentir pesado. Fue como si comenzará a añorar algo. Inconscientemente volteo su cabeza hacia su derecha, donde estaba Shun. 

Shun, quien en aquel momento estaba pasando por lo mismo, suspiro y dirigió su mirada a su izquierda. 

En aquel momento las miradas de los dos jóvenes se cruzaron y entre el sonido de la música, de los cohetes y del entusiasmo de sus amigos había algo muy claro. 

Aquellos sentimientos dentro de ellos dos no eran tan solo un dolor en el corazón. En realidad, sufrir aquel dolor había sido un desperdicio, un dolor innecesario. Habían sido tan estúpidos todo este tiempo y apenas se estaban dando cuenta. Todas sus acciones previas tomaban sentido. Aquellas caricias y miradas que duraban más de lo necesario no habían sido imaginarias o accidentes. Habían sido reales, intencionales. 

Un descubrimiento de semejantes proporciones solo tenía una respuesta indicada. Un descubrimiento en semejante ambiente donde a pesar del escándalo de la muchedumbre, de los truenos y de la música todo era perfec…

—¡Parece que llegue justo a tiempo!

Si algo podía sacarlos de su estupor era esa voz. Ambos jóvenes se separaron incómodamente el uno del otro e hicieron como si nada hubiera pasado. Como si no se acabaran de dar cuenta de la reciprocidad de sus sentimientos

—¡Ikki! Pensé que ya no ibas a venir. —saludo Saori.

—No podía faltar a tu cumpleaños.                                           

—Hermano…. Que sorpresa que llegaras. —dijo, su voz más estable de lo que esperaba que saliera bajo las circunstancias.

—Y traje el carro así que más vale que te sacudas bien antes de subirte.

Transcurrió una hora y media más. Hora y media durante la cual Shun intentó disimular su interés frente a su hermano que hasta donde él estaba enterado, no tenía la mejor opinión acerca de su amigo. 

Seiya por su parte también buscaba su mirada entre la multitud y sonreía de una forma resignada. Como diciendo “entiendo, no hay nada que se le pueda hacer.”

 

Una vez que los fuegos artificiales terminaron y Saori abrió sus regalos los invitaron se comenzaron a ir. Se despidieron de Saori, dieron las gracias por el espectáculo (sobre el cual Kanon se jacto de haber organizado). Y ella les agradeció a los chicos su esfuerzo coordinado utilizando todos los accesorios que le habían regalado mientras se despedía.

Los otros muchachos se despidieron entre ellos y hubo un último intercambio de miradas entre Shun y Seiya que no pasó desapercibido por nadie de los presentes. Por su parte, Ikki fingió no darse cuenta durante el intercambio ni durante el camino de regreso a su apartamento. Ignorando completamente los suspiros de Shun o lo callado que estaba en aquella ocasión cuando usualmente le gustaba hacer conversación o escuchar la radio. 

 

Una vez que llegaron a su apartamento Shun se quitó los zapatos y cerró la puerta con llave. 

—Yo todavía tengo que estudiar para mi examen de mañana así que tú lávate los dientes primero. 

—De acuerdo. Buenas noches Ikki.

—Buenas noches…— “Si es que puedes dormir” se quedó atorado en sus labios.

 

Una vez que se acostó en su cama Shun se quedó mirando cosas en su teléfono en lugar de irse a dormir. En efecto, una parte de él se sentía energético, revitalizado, extático incluso, y manos seguían tensándose en puños. Fue entonces que le llego un mensaje que lo dejo helado. 

-Quiero verte!

-Mañana mismo!

La sorpresa y la emoción lo hicieron saltar y sentarse en su cama con las piernas cruzadas. Esta crujió y por reflejo volteo a ver su puerta. Ikki rara vez entraba a su cuarto, pero el miedo seguía ahí.    

-Yo tambien!!

-Te veo en la feria mañana

envió el mensaje y en efecto, recibió una respuesta segundos después. 

-Perfecto! Es una cita entonces!

Se recostó en su cama con una enorme sonrisa en su rostro y abrazó una almohada. “Esto debe ser como se siente el amor.” pensó.

 

 

Notas finales:

Para esta serie utilizo canciones cuyo ritmo sea más dinámico o alegre para inspirarme (o al menos intento). Había tenido ganas por meses de escribir una historia más para este AU, desafortunadamente por asuntos de la universidad no tuve tiempo de pensar en muchas cosas, el hecho de que haya podido escribir esto es un milagro.

En fin, el punto es que estaba escuchando música para inspirarme porque de verdad quería escribir algo con esta pareja porque después de varios meses ya los extrañaba, y al escuchar este cover por Unchain se me vino a la mente claramente la escena del climax. A partir de ahí todo se fue dando claramente. Sin embargo, a pesar de que mi plan era hacer este fic más cómico, termino yendo en una dirección más romántica de lo que esperaba. Culpo a la canción.

Muchas gracias a mi beta reader, R por ayudarme con esto. De verdad fuiste una gran ayuda. Te quiero mucho <3


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