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Ser acariciado por monstruos (Traducción finalizada) por yuniwalker

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El aire estancado era gris y había nubes de un color sangriento.

Era un lugar donde los humanos eran enjaulados y vendidos como lo harían de ser animales. No sabía si las palabras que volaban por allí eran oraciones de verdad, pero este lugar probablemente era un mercadillo.

Hideo solo podía ver tres casas frente a él, pero la tienda de enfrente vendía frutas con colores que nunca antes había visto. A la derecha había una tienda de productos secos y a la izquierda, una casa que parecía ser bastante popular. Tanto que había una fila enorme.
Pasando frente a Hideo, podía observar muchísimas criaturas grotescas con varias formas, como gente con cabezas de vaca, leones, pájaros, perros y lagartos. Todos utilizaban algún tipo de ropa y caminaban sobre sus dos piernas. Sin embargo, sus cuerpos no eran humanos, algunos llevaban alas espléndidas en lugar de manos, y otros tenían diferentes colores de cuerpo y cabello. Unos se detenían frente a la jaula de Hideo y le miraban con curiosidad, otros tantos querían tocarlo. Un hombre con cabeza de serpiente, babeaba y se lamía el hocico, viendo a Hideo como si simplemente fuera "carne". Algunos perros lo sacaron de su jaula y lo inspeccionaron para ver qué tan interesante era, pero al final compraron a su compañero y le dieron al dueño una bolsa tan pesada que hasta se rió. El dueño de la tienda era un cerdo, y la verdad era que parecía tan feliz que pensó que había sido una ganga. Es más, ni siquiera quería reparar en eso. Cada vez que se detenían frente a la jaula, Hideo temblaba de miedo.

¿Por qué...?

¿Por qué pasó esto?

Aunque sabía que era algo inútil de decir.

Unas chicas le dijeron que querían invitarle una cerveza. Como era de esperar, pensó que era un poco extraño, pero siempre había sido un estudiante universitario normal y guapo.

Aceptó la invitación porque fue estúpido.

De camino al café, una de las chicas dijo: "¡Ah, esa tienda es preciosa!" Y le mostró una lugar con una ventana que estaba decorada con piedras semipreciosas entre un follaje de plantas enormes y verdes. Tal vez, funcionaba como tienda de antigüedades o solo era un restaurante extravagante.

"¿Entramos? Solo un momento."

Y asintió, "Por supuesto". No estaba interesado en los artículos que pudieran vender allí, pero sí en las chicas. De nuevo, fue realmente estúpido.

Atravesó la puerta de la tienda con ellas.

Al igual que las vidrieras, las lámparas, que colgaban del techo, y las plantas de follaje, dividían la tienda como un laberinto, y sobre las mesas, que aprovechaban al máximo la textura de la madera, había globos celestes que parecían hechos de latón. Había piedras semipreciosas, accesorios, muchas cosas. Era un poco femenino para su gusto, si tenía que decir. Sin embargo, a Hideo también le gustó esa extraña atmósfera steampunk. Los juegos en línea, con ese tipo de estilo, eran muy populares ahora, así que pensó que era normal que a las chicas y chicos de su edad les gustara tanto.

"Esto es muy bonito..."

Dijo mientras recogía casualmente el atrapasueños que colgaba del techo. Fue tan sorprendente que tuvieran un ambiente extremo y a la vez, relajado, que no le incomodó que las chicas se miraran entre si y comenzaran a reírse.

"Sí, pero lo mejor de esta tienda, son los humanos".

"¿Los humanos?"

"Es lo que vendemos."

Creyó haberlas oído mal. ¿El punto de venta es "humano"?

"¿Cómo qué...? ¿Qué...? Ah..."

Pero en el momento en que comenzó a sentir un olor dulce, como la miel, que era demasiado espeso como para digerirlo, sus ojos se volvieron completamente negros y perdió la orientación.

Entonces fue puesto en una jaula.

¿Eh…? ¿Qué era esto?

Cuando despertó, estaba desnudo y no tenía nada para cubrir la parte inferior de sus piernas. Le ataron las manos a la espalda, le envolvieron una cadena alrededor del cuello y lo ataron como una cosa inservible. Por supuesto, eso fue suficiente para sacudirlo por completo. Es decir, no importaba cómo lo mirara, el lugar donde estaba ahora no era Japón ni la tierra. Ningún lugar de humanos. El ominoso color del cielo, transeúntes desconocidos, las escenas de las calles, todo era tan surrealista que hasta pensó o que era un sueño, o que mientras estaba durmiendo lo habían transportado a un lugar que no conocía.

Busco a las chicas con las que había estado y pensó que tal vez era una broma de ellas. Pero si era así, entonces todo estaba sorprendentemente bien hecho y sí, era aterrador.

"Ja, muy gracioso."

Pero en algún lugar de su cabeza, lo sabía. Era demasiado complicado para ser una broma. Ni el cielo ni los monstruos que iban y venían parecían artificiales.

Estaba muriendo de miedo.

Más que eso.

"... ¡Es una broma, ¿Verdad?!"

Gritó involuntariamente.

"¿¡Es un puto sueño!?

Pensó que si era un sueño, entonces se despertaría rápidamente cuando aumentara la tensión. Sin embargo, estaba despiadadamente sediento y hambriento y de todos modos no pasaba nada. La cadena alrededor de su cuello era pesada, le sacaba ampollas y le dolía tanto que ni siquiera podía sentarse. Era la realidad. Y eso provocaba que la desesperación le hiciera arrastrarse como lo haría una lombriz.

Ni siquiera sabía cuántos días habían pasado desde que fue traído a este mundo, o si todavía eran solo unas pocas horas. Cuando su sed llegó a su límite, el monstruo cabeza de cerdo le dio agua y algo parecido a una sopa hecha con restos de vegetales. No le ofreció palillos o cucharas de metal, solo un traste que ni siquiera los perros utilizaban en Japón hoy en día. Pero bueno, igual se lo comió todo. El agua estaba turbia y la sopa olía como si se hubiera echado a perder.
Incapaz de soportar el peso de la cadena, cayó al suelo un montón de veces y pegó su nariz a tal punto que notó que la madera olía a animal. Tenía miedo de pensar, y no quería hacerlo.

Entonces, una sombra apareció de repente en la jaula. Alguien se detuvo frente a él así que, cuando levantó suavemente la cabeza para echar un vistazo, descubrió un cuerpo blanco realmente inmenso. Luego lo señaló por encima de la cabeza de cerdo y ambos comenzaron a reírse. Al parecer, las negociaciones habían empezado y finalmente le entregó unas 20 monedas en las manos. Se escuchó el sonido de algo furioso en la puerta de al lado y hubo un insoportable ruido de llanto de muerte. Hideo abrió los ojos y se puso rígido. Un sudor frío brotó por todo su cuerpo y finalmente, empezó a llorar también.

Pensó que iba a gritar.

Cuando sus ojos se encontraron con los del tendero, un trozo de carne, que acababa de arrancar, estaba entre sus dientes y sus labios. Mostró sus colmillos amarillos y manchados y sonrió de una manera completamente repugnante. Hideo se sentó y escuchó como el dueño le hablaba de nuevo. No tenía ningún sentido, sonó solamente como el ruido que haría un cerdo. Pero a juzgar por los gestos, pareció que estaba negociando nuevamente.
La realidad era que Hideo tenía un precio razonablemente alto. Tanto, que los monstruos que habían dado muestras de querer tenerlo se iban sin poder pagar la cantidad indicada por el dueño y compraban otros en su lugar. Mujeres pequeñas que costaban 3 monedas.

El cerdo volvió a recibir más oro.

El miedo de Hideo llegó a su límite.


"De ninguna manera..."

¡Realmente querían comprarlo!

¡No, no, no, NO!

No podía soportarlo más. Casi gritó y casi hizo un alboroto terrible dentro de su jaula. No quería ser comido y no quería morir.

Fue entonces cuando...

"Humano..."

Hideo de repente levantó la cabeza ante el lenguaje humano que saltó a sus oídos. Deteniéndose y mirándole de frente, mucho más lejos del pelaje blanco, había un monstruo con cabeza de cabra, un cuerpo parecido a un humano y un traje como de gala.

"¿Acaba de hablar japonés...?" Pensó "¿Incluso con esa cabeza de cabra...?"

¿Había realmente alguien aquí que entendiera el lenguaje humano? Sin embargo, en primer lugar, las dos chicas que lo incriminaron hablaban japonés con fluidez así que tal vez no era tan extraño.

"¡Ayúdame! ¡Ayúdame, por favor!"

Antes de que pudiera pensar decentemente, comenzó a gritar tan fuerte como los pulmones le daban permiso. La cabeza de cabra llegó al frente de sus ojos y de pronto, notó que miraba dentro de la jaula con el mismo tono severo que le había puesto el cerdo. Tenía cabello largo y espeso, blanco, con algunos mechones negros. Había rasgos salvajes dentro de él, ojos pequeños debajo de unos párpados caídos y unas pupilas oblongas que lo miraban fijamente. Sintiendo que había inteligencia allí, el joven apeló desesperadamente por su ayuda.

"¡Ayúdeme! ¡Me matarán! ¡No quiero que me coman! ¡No quiero morir! ¡Por favor, ayúdeme...! Yo, yo haré lo que quiera. Haré lo que quiera, lo prometo."

La jaula se sacudió violentamente. Al parecer, el cerdo le había dado una patada porque estaba siendo muy ruidoso.

La cabeza de cabra habló con el tendero en un idioma que no pudo entender. Era diferente al grito de una cabra, pero no llegaba a un lenguaje humano. El cerdo sacudió la cabeza y señaló en su dirección. Luego, se acercó para recoger una bolsa de cuero de aspecto pesado que había dejado en una mesa y le ofreció 30 monedas de oro, que brillaban, en su mano. El cerdo lo miró, se giró para mirar a Hideo y luego se volvió hacía su cliente.

El de la cabeza de cabra entregó dos monedas de oro más.

"Señor... ¿Señor?"

Sin embargo, eso no cambiaba el hecho de que iba a quedar en manos de un monstruo misterioso después de todo. Miró a la cabra con un poco de miedo, pero el animal, que al parecer ya era su dueño, tomó la llave que le dio el cerdo y abrió su puerta.

"Ven. No comeré. No miedo..."

Estaba mal hablado, pero definitivamente era japonés. Era una voz masculina, tranquila y madura. Y cuando dijo: "No comeré", finalmente dejó de sentirse asustado.

Vacilante, se levantó y se acercó a él. Le dio la mano y esperó que la tomara. La cabeza de cabra sostuvo la cadena, la dejó entre sus dedos y le miró fijamente como para esperar su paso. Le dijo "No miedo", pero estaba aterrado de él. Sus iris, que tenían un extraño tono verde amarillento, eran hermosos porque nunca los había visto antes pero, igual tenía que decir que no estaba acostumbrado a tener pupilas dibujadas de esa manera tan cerca de él. Era, en toda extensión de la palabra, una cabra. Una cabra de pelo largo, con una mezcla de blanco y negro, que hablaba y que caminaba.

"Ah... Yo..."

El hombre parecía el primer demonio que el personaje principal de un videojuego invocaba desde el inframundo. Tenía hombros anchos, un pecho grueso y un físico precioso. No se dio cuenta cuando estaba en la jaula, pero si incluyera los diez centímetros de su cabeza, entonces podía decir que media 2 metros fácil.

"Gracias..."

Cuando bajó la mirada, con muchísimo miedo, él monstruo murmuró algo en su idioma. Pero no sabía exactamente qué.


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