VISPERAS DE LO INESPERADO…
A Uruha le agradaba ese cosquilleo que ahora mismo le recorría todo el cuerpo, desde el inicio de la espina dorsal hasta limites insospechados… como le encantaba que el moreno guitarrista llevase el dominio en la relación, nunca antes se había parado a pensar en lo satisfactorio que resultaría dejarse hacer… siempre tratando de ser el dominante, el manda más en todas sus relaciones sin siquiera sospechar que al final le resultaría tremendamente placentero ser quien, como decían algunos, mordía la almohada…
-Uruha…- dejo escapar el pelinegro en un susurro a su oído. La noche a penas comenzaba… hacía unas dos semanas que no lo hacían y todo por culpa de los incesantes ensayos a los que los habían estado sometiendo recientemente, ambos llegaban hechos polvo… tanto así que nada más llegar a la cama y no la veían para otra cosa más que para lo que realmente era el dichoso inmueble: para dormir. Que deprimente… pero eso se acabaría hoy…
Luego de todo aquel jueguecito de caricias y húmedos besos de pie en medio de la habitación, el castaño se dejo recostar sobre las sabanas que hasta hacia nada estaban pulcramente lisas, subió lentamente la mirada degustando con ella cada uno de los detalles del maravilloso y bien formado cuerpo de su pareja… de manera bastante sensual al toparse con esos hermosos pozos negros que el otro poseía por ojos… fue entrecerrando los suyos para luego pasar su lengua por encima de sus labios, humedeciéndolos de forma por demás provocativa… no era difícil de imaginar que en un microsegundo la respiración de Aoi se encontrase ya muy cerca de su cuello… sin siquiera devorarlo aún, a penas tentándole a que continuase provocándole… ¿de verdad era posible que alguna vez ese sujeto fuese el sometido en esa relación?... ¡no le interesaba saberlo! Sin delicadeza alguna avecino con ambos brazos el rostro de Aoi hacia el suyo, no le importaba si su cuello que aclamaba por ser atendido esperaba… necesitaba saborear un poco más de esa deliciosa boca que le tenía loco… esos labios por los que lo dejaría todo…
Poco a poco el calor, el deseo… comenzaron a inundar con verdadera fuerza la habitación… con los ojos aun cerrados se permitieron seguir con esa magnifica danza que ahora mantenían sus bocas, con pequeños piquitos que de a poco se convertían en besos lentos y a la vez más profundos… era extraño admitirlo, pero jamás se cansarían de besar esa boca que de una u otra manera despertaba en ellos sensaciones tan excepcionales como las de un adolescente que esta aprendiendo a dar su primer beso… era únicamente con su persona especial quizás… con la que se permitían demostrar su torpeza, la cual tal vez era mero pretexto de la pasión desenfrenada por conseguir dejarle en claro al otro sus ansias de amarle lo más profundamente posible… Una muestra de ello era el trabajo que les costaba siempre deshacerse de la primera prenda que vistiera cualquiera de ellos… la cual al final terminaba volando a quien sabe que punto de la habitación luego de un rato…
Pese a todo sabían como actuar… las ardientes manos del segundo en guitarra recorrían a gusto el blanquecino torso de Uruha mientras que su lengua ahora se dedicaba a trabajar más o menos por la misma zona a la vez que el más alto arañaban suavemente la espalda de Aoi… reprimiendo las ganas que tenía de llevar sus manos hasta los cabellos de Aoi y así incitarle a hacer más énfasis en las caricias que ahora proporcionaba su húmeda lengua sobre su piel desnuda…
De su perfecto conocimiento era el hecho de que fuese momento de llevar todo eso a otro nivel… el pelinegro subió a la altura de su amante… encontrándose con que estaba padeciendo exactamente del mismo lío que el acerca de su acelerada respiración… dio un corto beso en sus labios y más que dispuesto estaba a comenzar a preparar al castaño cuando este detuvo su rostro…
Por alguna razón no pudo evitar perderse en la mirada del otro tal cual le obligaba a hacer manteniendo su rostro entre sus manos… lo haría como el quisiera… si deseaba tomarse más su tiempo lo haría… tendrían toda la noche para amarse a gusto, al día siguiente no tenían compromiso alguno y podrían descansar… Ya ni siquiera ensayo habría…
-Yuu…
Le llamaba meloso… aún en medio de esa mágica y caldeada atmósfera… sus pupilas todavía dilatadas delataban el deseo en ellas… tan solo atino a asentir un poco para hacerle saber que tenía su atención…
-Yo…
-¿Tú…?- ¿era su imaginación o su querido guitarrista, ese niño hiperactivo con el liguero más sexy que hubiese visto en toda su vida… se estaba cohibiendo?
-Quería saber si…
-¿Si…?- ok, si, estaba extraño… nunca antes le había interrumpido antes luego de que ambos estuvieran en ambiente… ¿ahora que tenía en mente?
-¿Prometes no enojarte? – cuestiono Uruha todavía debajo del otro y con carita de fingida inocencia.
-¿Qué sucede…?- le observaba el joven Shiroyama interrogantemente…
-Es que… de repente… se me ha antojado…
¿Hacerlo de otra manera? ¿Quizas otra posición? ¿Acaso le diría que a final de cuentas siempre si estaba tan cansado de tanto ajetreo que no más no podrían hacer nada esa noche?... o peor aún… ¡¿le diría que iban a cambiar de posiciones y otra vez lo dejaría abajo?! ¡NO! Eso si que no lo iba a permitir y menos ahora con el calentón que se cargaba encima… necesitaba desfogarse dentro del guitarrista, no que este lo hiciera dentro de él… ¡¿y que si ya se había acostumbrado?! Ese castaño tenía la culpa por malcriarlo, esa idea tenía, una idea un poco enfurruñada pero que más daba... Frunció un poco el entrecejo esperando a que continuase hablando…
-Quiero crepas…
-¿Qué…?- dejo escapar Aoi un tanto descolocado
-Que se me ha antojado comer crepas… -le miraba Uruha con un deje de suplica.
-… - hizo una larga pausa antes de contestar ¿de verdad para eso le interrumpió? – mañana tenemos todo el día libre, iremos a buscar un sitio donde vendan crepas para desayunar, Shima… - propuso tratando de dibujar una sonrisa ante la repentina idea del otro.
-No, Yuu. No me entiendes. Quiero crepas… - ¿era nuevamente su imaginación o los ojos de Uruha se mostraban brillosos como los de un niño pequeño a punto de llorar?- ahora…
-¿Perdón…?- casi por inercia esa sola palabra fue la que salio de sus labios.
-¡Yuu! ¡No te hagas el que el cielo te habla! ¡Se me han antojado crepas! – replicaba el castaño reincorporándose haciendo que su pareja con ello se sentase a su lado todavía con cara de desconcierto.
-¡¿Así de buenas a primeras?! –Exploto Aoi al fin –Uruha, no se si te diste por enterado… pero estábamos a punto de hacer el amor, y aun con todo son más de la una de la madrugada… ¿tu en donde demonios te crees que voy a encontrar un sitio donde vendan tus mentadas crepas? – le señalaba Aoi tratando de disimular la enorme venita de enfado que comenzaba a aparecer en su sien.
-… - Uruha le observo con rencor, le estaba tratando como un niñato… y bueno, aceptaba que estaba haciendo berrinche, pero… ¡de verdad que tenia unas terribles ganas de comer crepas con cualquier tipo de jalea… doraditas… recién salidas…! ¡demonios! En serio que ni el comprendía ese antojo… ¡pero quería comerlas y ahora! Y si no aceptaba por las buenas… aun así medio desnudos como se encontraban: Acudiría al chantaje… -Aoi…
-¿Ahora soy Aoi? Hasta hace rato me llamabas…
-Si no vas por ellas estarás en abstinencia sexual por dos meses enteros – cortó tajante el más alto, con toda la seriedad del mundo.
Y así fue como Aoi con una cara que era todo un poema… tuvo que arroparse y salir en búsqueda de las famosas crepas, recordaba que cerca de su departamento que compartía con el otro guitarrista…había una de esas tiendas de autoservicio de veinticuatro horas… según sabía tenían un gran surtido de todo… a esas horas su única opción era preparar el dichoso postrecito por si mismo, no se explicaba como diablos era que ese tipo de arranques infantiles le habían dado a Uruha… le recordaba a sus locas tías y demás mujeres en su familia cuando estaban esperando bebé… ellas y sus antojos y achaques… por hoy lo pasaría por alto… le consentiría…
Lo único que ahora mismo cruzaba por su cabeza a la hora de regresar a casa con los ingredientes, cerca de las dos de la madrugada era…
-¿En donde esta Kai cuando se le necesita?
Ahora que lo pensaba, nunca en su vida había preparado las famosas crepas…