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S-Crew por Hotaru

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Notas del fanfic:

Seth Halmrast acaba de llegar a la ciudad, no tiene idea de lo que ocurre en Armitage y no parece muy interesado en descubrirlo. De carácter explosivo, sentido del humor retorcido e impulsos mucho más poderosos que cualquier pudor; seguramente, en la vida de los demás, será una adición mucho más significativa de lo que él se imagina o finalmente quiere. Siempre lo ha tenido todo, pero de manera diferente a los demás… su vida es tan peculiar que hasta a él le parece confusa.

Samuel Kifer lleva años bajo la presión del ambiente, siendo el blanco de burlas y ofensas de personas que creen tener autoridad o privilegios sobre él, soportando injusticias en contra de su integridad. Sufre por muchas cosas, pero el que lo fastidien es lo de menos cuando ha perdido todo lo que le importaba durante el año anterior, su familia, sus amigos, su privacidad… el armario nunca había parecido un lugar tan seguro hasta que lo sacaron de él por la fuerza.

Scott Garland es uno de los muchachos más populares del instituto, suele robarse la atención y tanto lo sabe como lo disfruta. Sus metas nunca fueron tan claras como ahora que empieza un nuevo curso, sus limitaciones y vulnerabilidades nunca parecieron tan cercanas, sus obstáculos nunca habían sido tan imponentes. Le gustaría poder acercarse, poder convivir, poder ser libre… pero el entorno parece ordenarle que no lo haga. Después de todo, ser el mejor del equipo de natación no te hace invencible.

Spencer Burns ha pasado la mayoría de su vida bajo el radar, ha pasado desapercibido por la mayoría de las personas, pero eso no significa que nunca esté ahí. Sus mayores intereses son el conocimiento y la comunicación, gustos que, combinados, se convierten en las armas más poderosas en una escuela: chismes, rumores y la ocasional pero devastadora revelación de un secreto íntimo. Ha dicho muchas cosas, ha revelado muchos secretos de los demás… sin embargo, se ha guardado aún más de sí mismo.

Sean Lear es uno de los profesores que debe aguantar, en un momento crucial de sus vidas escolares, a  los alumnos del colegio Benford. Es muy amable y está dispuesto a ayudar a los demás, sin embargo no es el más responsable y nunca sabe qué hacer cuando obtiene la confianza de la gente que le rodea, entre ellos sus amigos, sus alumnos y su novio.

En cuanto a la historia, son necesarios los siguientes puntos:
- Armitage no existe, pero dentro de la historia se encuentra ubicada cerca de L.A.
- La narración es en primera persona y cada capítulo está contado por un personaje diferente, aunque a veces hago un par del mismo personaje seguidos.
- Habrá sexo explícito, advierto, para quien no le gusten estas escenas, y a veces pasan cosas importantes durante estas. Muchas de las veces, sólo es sexo.

 

× El nombre “S-Crew” surgió de manera casi espontánea y de ahí se me ocurrió la historia. Como habrán notado, todos los nombres de los personajes principales inician con S, crew significa algo así como “grupo”. En un sentido serían “El grupo de la S”. Pero Screw es un sinónimo de la conocidísima palabra “Fuck”, que por si no queda claro significa “Joder”, “Follar”. En fin.

Esta sería la imagen de título para el fic, den clic en el enlace:
Main Screen.

Gracias por darle una oportunidad.

Notas del capitulo: Seth Halmrast acaba de llegar a la ciudad, no tiene idea de lo que ocurre en Armitage y no parece muy interesado en descubrirlo. De carácter explosivo, sentido del humor retorcido e impulsos mucho más poderosos que cualquier pudor; seguramente, en la vida de los demás, será una adición mucho más significativa de lo que él se imagina o finalmente quiere. Siempre lo ha tenido todo, pero de manera diferente a los demás… su vida es tan peculiar que hasta a él le parece confusa.

La imagen de presentación para este capítulo sería esta, sólo den clic en “Presentación”.
Presentación
Y este sería Seth si fuera real, sólo den clic sobre el nombre:
Seth Halmrast.

01: New kid on the block.

Termino de vestirme con el uniforme; que es horrible a mi parecer…
Nadie usa pantalones verde bosque a menos que sea un militar, y los del instituto no son camuflados ni del mismo material que los del ejrcito, estn hechos de una tela como la gabardina, fra y poco cmoda. La camisa es blanca, de mangas cortas, y tenemos que llevarla dentro de la cintura del pantaln. Adems es necesario portar alrededor del cuello una corbata color vino; no s anudar, planeo usarla como si fuera una estola.
Por si eso fuera poco, calzo zapatos de charol negros, que son un total desperdicio de espacio en mi reducido guardarropa. El lado bueno es que slo usaremos el uniforme los lunes… la razn no la s. Inventos para ganar ms dinero, probablemente.

Soy nuevo en el instituto y casi nuevo en la ciudad… llegu hace apenas una semana. Hay an muchas cajas llenas con nuestras cosas por toda la casa. No tenemos telfono ni acceso a Internet porque la compaa an no instala las lneas.
An no me siento completamente cmodo en mi habitacin. Antes tenamos una casa ms grande, o al menos yo pienso as; pero mi madre se decidi por se “hogar estilo campirano”. No tengo siquiera el espacio suficiente para mi ropa, slo un clset sin gracia, no como el vestidor que tena en Los ngeles. Tampoco tengo bao propio aqu en Armitage… me siento tan simple en ste lugar.
Salgo de mi habitacin y bajo las escaleras inmediatas, mi habitacin est en una especie de tico; lo nico bueno es la ubicacin. Siempre quise vivir en un tico; pero unos cuantos lujos nunca estn de ms.

Caminar al colegio. Recuerdo que queda lejos… pero no importa, son las siete de la maana y las clases comienzan a las ocho. Y adems, es el primer da, que no me jodan si llego tarde.

- - -


He tenido que preguntar bastantes veces por la ubicacin del colegio.
No es posible aprenderse las calles de una ciudad en slo una semana. Razn por la cual sal tan temprano.

Llego al colegio y reviso la hora en mi reloj de mueca. Ocho con siete minutos. Me duelen las piernas. Pero luego me ocupar de eso, an necesito saber mis horarios y no tengo idea de dnde est cada aula.
No quise tomar el tour porque la gente como yo… no, no hay ms gente como yo. No tiene sentido terminar tan absurda oracin.

Es extrao pasar la caseta caminando, casi todos llegan en coche con sus amiguitos… imbciles, festejan como si la escuela fuera divertida.
Paso el estacionamiento, que es una explanada bastante amplia con muchas rayas blancas que pretenden ser el espacio para aparcar un carro.
El edificio es agradable. Las paredes son blancas, pero tienen en las esquinas unas construcciones como torres color plateado, y digo plateado porque se es el color de la pintura, hasta se ven metlicas. Las puertas son de cristal y se abren solas; adoro que el favoritismo por los perezosos se confunda con alta tecnologa.

Los pasillos se ven distintos llenos de personitas, personitas con estos… ridculos uniformes. Se siente tan bien no ser el nico circo andante.
Al doblar en una esquina veo a un tipo de rodillas, est recogiendo libros del suelo. Alzo la vista y, claro, localizo a los payasitos del circo, y ya tienen el uniforme. Se ren del chico. Qu pereza de instituto; buen cuerpo, ms dinero, ms gente con dinero y buen cuerpo… una jungla de hostilidad, monotona e inmadurez. Supongo que lo nico bueno sern las hormonas, si es que las hay.

Paso a un lado del muchacho sin siquiera voltearle a ver otra vez. Una regla que tengo es no ayudar a quien no lo pide… podran en realidad no necesitar nuestra ayuda, adems, el dao ya est hecho. Intentar sacar una espina no significa que saldr, o que dejar de doler… y bueno, para qu hacer tanto drama?, slo le tiraron los libros.

Sigo caminando, sigo caminando. Hormonas; s, s hay… pero estn siendo malgastadas en actos casi reproductivos.

Pero ya, sigo caminando, desde lejos he notado que la gente se amontona frente una pared. Peleas de perros, de gatos, orga escolar?... no, probablemente ah est la informacin que yo quiero. Y si yo quiero, yo puedo; as que quito a la gente de mi camino por medio de empujones. Soy nuevo e ignoro cada detalle del colegio; que se apiaden o que se jodan.

Reviso mis horarios… qu materias ms aburridas.
Filosofa?, ya, si quieran tambin pongan teologa o invntense alguna otra porquera. Caigo repentinamente al suelo, ni siquiera me permiten terminar mi berrinche mental y de inmediato con sus venganzas. Como lo deduje antes, inmadurez desbordante. Me levanto de inmediato y sacudo mi hermoso uniforme. …se rubito slo se ha salvado de que lo estrelle contra el muro porque debo mantener un perfil bajo… y porque seguramente tiene amigos con brazos inflados como los suyos. Soy atrevido, no imbcil.

Me retiro y quedo fuera del gento. Alguien huele mal, creo que es la nia que se hurga la nariz.

– As son siempre aqu. – escucho decir a alguien, voz bajita tono montono, masculina pero delicada.
No toma mucho tiempo para asimilar que sa voz viene de un tipo como l. Ms alto que yo, pero no por eso intimidante; delgado, de piel clara y palidez remarcable, cabello con el flequillo peinado sobre el ojo izquierdo; asumir que sus dos ojos son azules, eso de los nios con ojos mgicos es poco comn. Se nota afliccin en su rostro.

– Ah. – es mi respuesta. Sencilla… suficiente al menos para hacerle saber que no me importa conocer las costumbres de esos primates. Para eso existen esos canales de televisin que nunca veo.

Cruzo el pasillo para recargarme en una pared y el chico se me sigue.
Despus llegan otros dos; no tienen ningn parecido con l. A excepcin del cabello negro de uno de ellos. Son de cuerpo atltico, se nota porque llevan la camisa muy ceida. Su piel es un poco ms bronceada, sobre todo la del rubio con peinado simple.

– La reina ha salido de casera? – dice el ms alto de ellos, el rubio. El del flequillo simplemente baja la mirada y se dedica a hacer caso omiso de sus palabras. Los otros dos brutos chocan sus puos y se alejan de ah riendo, caminan a la pared de corcho donde despus saludan al tipo que me tir al suelo y se van los tres juntitos como mam, pap y el osito bastardo. Los osos no se casan, beb oso es un bastardo… que habla. Los drogadictos no deberan imprimir sus ideas en libros para nios.

Miro de vuelta al tipo del flequillo. Se le aguaron los ojos y est limpindose la nariz con un pauelo.

Me da asco tal debilidad.
– Detesto a la gente como t. – le dejo en claro; l alza la vista y yo me encojo de hombros. Es que no hay remedio.

Debo acercarme a la pared una vez ms. Necesito estar seguro del horario y siquiera localizar la primer aula; ya despus puedo seguir a los dems y fingir que conozco todo acerca del colegio.

Me cuesta un poco de tiempo encontrar el aula. Ya hay mucha gente… creo que son todos. Se sientan en parejas y a m me han dejado un sitio junto al alegre y colorido nio cara-cubierta.

Llevo una libretita de notas en mi bolsillo trasero con un bolgrafo entre los aros de metal. Los saco antes de sentarme y ni siquiera volteo a ver al tipo se.
– Si hablas, te saco un ojo. – murmuro con malicia. Estoy bromeando, obviamente… sonreira de no ser as?...

– No seras el primero. – se levanta el flequillo con los dedos y me permite notar que lleva un parche en el ojo derecho. Seguramente l pidi perdn despus de que le hicieron eso; es totalmente posible. “Lo siento, no quise golpear mi ojo contra la punta de tu tenedor, ahora est todo sucio”… no?

– Pues salva el ojo que te queda. – si lo que intenta es que yo me compadezca, est totalmente fuera de lugar.

Inspecciono el saln en busca de gente en silencio… slo hay unos cuantos… no s para qu los quiero, para molestarlos o para hacer contactos en el saln de clases y as poder hacer equipos de trabajo. Pero ambas opciones son perfectamente posibles y adems compatibles.
Lo que puedo notar es que los tres ositos estn en mi clase. Voy a comerme su sopa y dormir en sus… no, eso no… tambin me voy a comer sus camas.

– Gracias por ayudarme con mis libros. – esa voz s que es desesperante, ms que clavarle el bolgrafo en el ojo quiero encajarlo en su garganta. Ni siquiera lo haba relacionado con el que estaba tirado en el piso. Y bueno, al menos ya s que no hay dos como l… espero.

– Para la prxima los piso. – comienzo a jugar con el bolgrafo entre mis dedos. Ya me estoy pensando eso de la broma.

– Hasta parece que yo soy el nuevo… slo intento recibirte bien; no s, ser tu amigo.

– Quieres compartir tus crayones conmigo? – arremato con un tono muy burln. Eso por fin consigue fastidiarlo.

– Perdn por el retraso, me ha detenido la urraca… digo, profesora de artes. – dice un hombre de apariencia joven entrando por la puerta; el zoolgico, o sea, mis compaeros, ren… ni a m ni al tuerto nos hace gracia; ser que yo no soporto a los “simpticos” y ser que a l la angustia le carcome el alma. – Por favor, no le digan que he dicho eso. – pide despus. Su humor tan ridculo y directo me parece lamentable.

– Eh, hola… soy el profesor Sean Lear, imparto la materia de fsica, como ya habrn ledo en el letrero de la puerta. – la puerta claro, cmo no empec por ah cuando buscaba el saln. – Tengo veinticuatro aos, bien vividos, soy soltero, y mi telfono es… – busca en su bolsillo y saca su mvil – …ste – declara, exhibiendo el aparato. Algunos ren, bueno, slo unas cuantas chicas. Qu sonrisa ms… plstica.

Vaga por el saln de clase y se queda quieto unos segundos.
Me mira fijamente y me seala repetidas veces, como retrasado. S, soy Seth Halmrast, el soltero ms codiciado desde Florida hasta esta cochina ciudad, te firmo una nalga?, est bien… con la lengua?, mejor an.

– T eres nuevo en el colegio, no? – pregunta. Bien, no ser el ms codiciado pero al menos le avisan a la gente que ya llegu. Respondo asintiendo con la cabeza nada ms.

El profesor camina hasta su escritorio y se siente en la mesa; an me est mirando, qu cosas, talvez s soy codiciado.
– Vale, pues… por qu no te pones de pie y nos cuentas algo sobre ti?, te gusta el instituto? –

Me quedo sentado, igual ya todos me estn viendo. Muranse de la envidia, soy el nico que puede presentarse… no, eso no es bueno, prefiero reservarme mis pensamientos para gente que valga la pena.
– No me quejo, en todos los colegios hay gente rara. – digo como si fuera cualquier cosa y seguidamente sonro.
Mis compaeros ren un poco. Eh, cllense, que no es para levantarles el nimo, mtanse esas endorfinas por el culo. Bebs muertos, canibalismo, vmito, travestidos con lencera de encaje. Seguramente con eso no se reirn por unos das.

Pasa la clase sin mayores emociones, slo alguno que otro sollozo del tipo a mi derecha. Para que se sienta peor, procuro rerme cuando hace se ruido.

Sigo a los dems bichos hasta el aula de artes. La profesora habla rpido y su voz suena un poco rasposa, como nio de doce aos al que le comienza a cambiar la voz.
Ahora estoy sentado junto a una chica que slo se dedica a tomar notas. Ella no llora, eso me agrada. Nada relevante en la clase.

Al querer salir me encuentro de frente con el rubio que me haba tirado frente a la multitud. Tambin estn sus amigos, ahora hay tambin un castao y una pelirroja.
Me sonre, qu gesto tan desagradable. No tanto; es bastante lindo, pero la rabia me ciega.

– Hola, me llamo Scott… – supongo que espera que le responda, pues se queda callado por bastante tiempo. – Eh… dicen que te hice caer en el pasillo… no saba que eras nuevo, me perdonas? – me tiende la mano.
Simplemente me encojo de hombros. Por supuesto que no le voy a dar la mano.

Creo que por fin nota mi falta de inters, y para no obviar su idiotez se rasca la nuca con la mano que me haba ofrecido tomar. Pero no funciona, es idiota y eso se ve a millas de distancia.

– Bueno, una advertencia nada ms… no te conviene sentarte junto a se marica en ninguna clase; yo creo que tienes potencial y ser su amigo te puede costar cualquier reputacin. – declara el tipo con total seriedad, como si el estatus escolar fuera mi prioridad. La nica chica de su grupo se muestra claramente enfadada por su comentario y le jala un brazo.

– As que por eso le tiran los libros y le dicen reina?... – Sonro de lado. – Por las tetas de la virgen… qu poco creativos. De hecho, yo apenas te iba a invitar a sentarte con nosotros durante el almuerzo… ya sabes, conmigo y… l. – no s su nombre… an.

La pelirroja re un poco ante mi comentario, pero los varones se quedan muy serios.

Me abro paso entre sa pila de basura y logro salir del saln. Por pura coincidencia lo encuentro sentado en una banca cruzando el patio, se est mordiendo las uas, qu horror.
Seguro que no conoce el termin cafetera, me imagino que come encerrado en un cubculo de los baos.

Me acerco hasta l y me quedo quieto hasta que alza la vista – En serio, cada vez que te veo me da ganas de torcerte el cuello… – menciono con tono casual.

– No te he dicho nada. – se excusa. Qu mala excusa.

– No hagas drama, acompame a comer algo… les vas a pedir permiso a los dems para vivir? – lo tomo de la mano, para detener la asquerosidad esa… las uas mordidas se ven terribles y adems despus de un rato duelen los dedos.

Me hace soltarle, pero igual se pone de pie despus de pensrselo unos segundos. Mi capacidad de convencimiento no me asombra, as soy.
– Por qu el cambio? – se atreve a preguntar cuando estamos a medio camino.

Me encojo de hombros y le sonro con complicidad.
– Porque en mi presencia… nadie se impone ante mis iguales.
Notas finales: Espero les haya gustado. Me gustaría saber sus opiniones.

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