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S-Crew por Hotaru

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Notas del capitulo: Espero que les guste, muchas gracias por seguir leyendo.

Presentación.

13: First step, flirting.

Shane ha cumplido un mes fuera del clóset sin ningún rasguño por parte de mis padres. Y no gracias a mí, sino gracias a Kristen. No es que haya logrado razonar con ése par, pero al menos ha evitado un enfrentamiento mayor entre toda la familia escudando al más chico.

Concentro mi atención en Shane, que está en el sofá frente a mí… se ve cansado, tiene los ojos rojos y debajo de ellos unas marcadas ojeras; su piel se encuentra más pálida de lo normal y su cabello no tiene el mismo brillo que hace un par de semanas. Ha de ser porque ya no sale de su habitación mas que para comer de vez en cuando o para encerrarse en la recámara de Kristen donde puede convivir con alguien que le ha demostrado su apoyo desde el comienzo.

Mi hermanito lleva un rato rasguñándose el pantalón, ha estado molesto por mucho tiempo y no ha podido solucionarlo. Tengo un par de cosas qué decirle y otras tantas qué preguntarle, pero él no quiere hablar conmigo… porque soy un cobarde, no lo he defendido muy bien y hasta ahora no he mostrado mi apoyo de manera sobresaliente mas que la extraña idea de juntar conocidos homosexuales para que hablen con él.
No sé en qué estaba pensando cuando me acerqué a Samuel para pedirle su ayuda… por suerte Seth me detuvo y no hubo tiempo de decir nada. Le agradezco eso, aunque me inquieta que no quiera relacionarse con la vida de nadie.

Mi hermano aparta su atención de las partículas en el aire y por fin, después de días, me dirige la mirada; la última vez que me miró directamente a los ojos fue hace una semana para preguntarme si mis padres estaban en casa.
– Es tarde, va a llegar la loca y no quiero que me vea aquí. – se prepara para levantarse del sofá pero se detiene.

Se escuchan pasos en las escaleras y pronto aparece Kristen frente a la puerta de la sala, luce muy aseada. Su cabello se ve más ondulado, se ha maquillado con esmero, y además ha elegido un conjunto de colores claros, blusa celeste y pantalón azul claro.
– Pude haber invitado a algunos compañeros de la universidad, Scott; debiste haberme comentado tu “plan” con algo de anticipación… habría más gente. – comienza a reclamar justo cuando entra a la sala, pero ya es muy tarde para hacer berrinches.
Cambia su atención de mí hacia Shane y le sonríe, no me agrada la forma en que lo hace, es como compasión o lástima; Shane no necesita de eso.

– Lo siento… no lo pensé muy bien. – me excuso, pero mi hermana ha decidido ignorarme por completo.

Kristen pasa justo frente a mí y no desvía sus ojos ni un instante de Shane. Se sienta a su lado y lo rodea con los brazos. Puedo notar un rasguño mal maquillado unos centímetros debajo de su hombro, se lo causó mi madre cuando la empujó contra un estante de metal. No fue completamente a propósito, sólo la empujó sin notar que el mueble estaba detrás de Kristen. Al menos esa vez le pidió perdón y enfrentó un reclamo por parte de mi padre… después de todo, mis padres sólo se llevan bien cuando se trata de incomodar a Shane.

Shane recarga su cabeza en el hombro de mi hermana y bosteza pesadamente
– Será mejor que hablemos en otra parte con el hermano de Sabine y el profesor ése, no quiero que llegue algún equipo a exorcizarme… – murmura supuestamente para Kristen, pero yo también puedo escucharlo.

– ¡Scott! – escucho gritar a la voz más familiar para mí después de la propia, viene de fuera de la casa. Sabine simplemente no se acostumbra al timbre. – ¡Scott, abre la puerta!

Mis hermanos se giran a verme para ejercer presión con sus miradas hasta que decido ir a abrir la puerta.
– El sol me molesta… – bufa Sabine y entra de inmediato a la casa, empujándome de paso.

– No seas berrinchuda… – Lance se queda quieto frente a mí y esboza una sonrisa. – Hola. – saluda al mismo tiempo que alza una mano en el aire y mueve sus dedos de manera juguetona.
Asiento levemente y me aparto para que al pasar no me empuje como lo hizo su hermana.

Me quedo un rato junto a la puerta, esperando para que llegue el profesor Sean… pero no hay resultado, cinco minutos y no se aparece.

Cuando vuelvo a la sala me encuentro a los cuatro platicando; discuten el lugar para poder conversar sin la posible aparición del dúo salvador. Kristen insiste en ir al parque, Sabine ofrece su casa y Lance invita a Shane al centro comercial.
Me imagino que mi hermano se decidirá por la casa de los Moore… por eso de no salir, no convivir con gente, no broncearse… etc.

Shane alza la mirada hacia Lance, que le sonríe con total confianza. Mi hermanito también sonríe.
– Eh… el centro comercial estaría bien, podemos… podemos comer allá también. – claro que mi hermanito no es invulnerable a cualquier propuesta de alguien como Lance.

Es atractivo, a pesar de su edad… que yo insisto, no es necesariamente una característica negativa. Mide aproximadamente seis pies y una pulgada, pero no es un larguirucho sin gracia, tiene bien tonificados los músculos, especialmente puedo apreciar sus brazos gracias a esa camiseta ajustada de manga corta; de sus muslos podría decir lo mismo, pero sus pantalones no son tan ajustados.
Por la mirada de mi hermano, al parecer lo que más le atrae de Lance son sus pectorales… ¿por qué no mejor su bonita sonrisa?, además de estar bueno está guapo… aunque no sé si a Shane le guste la barba como la trae Lance, es sólo de unos días, a mi parecer le sienta bien. Talvez sea que no le gusta su cabello; es relativamente largo, pero no le llega hasta el cuello, es castaño y liso… no está peinado, pero no eso se nota al menos que se ponga bastante atención. No me atrevo a ir tan lejos como para afirmar que a Shane no le gustan los ojos azules o la piel bronceada de Lance.
Es más seguro que mi hermanito no le encuentre defectos, simplemente le gusta su pecho antes que cualquier otra de sus características.

Sabine ríe un poco y se levanta del sofá donde estaba sentado yo antes de abrir la puerta. Se aproxima a mí y me abraza por el cuello.
– Perdón, se me estaban quemando las neuronas y me comencé a desesperar. – murmura a mi oído y luego me suelta, pero se queda junto a mí recargada en la pared.

– Shane, no podemos decidir a la ligera, ¿qué tal si al profesor no le parece ir al centro comercial?... ¿no prefieres tomar un poco de aire limpio… un poco de sol? – escucho decir a Kristen.
Mi hermano niega con la cabeza inmediatamente, ni siquiera se preocupa por responder lo del profesor. Lance sonríe satisfecho y le lanza una mirada de burla a Kristen. Ella sonríe también y segundos después se golpea con una mano en la frente. Así es, querida, no se supone que coquetees con un chico gay que bien podría ser tu próximo cuñado.

Lance hace un ruido con la garganta para eliminar la vergüenza repentina de mi hermana y dirige su atención nuevamente a Shane.
– ¿Cómo… por qué decidiste darle una carta a un chico de tu clase?...

Kristen suspira casi al mismo tiempo que Shane. Se notan las intenciones de mi hermana por hablar, pero Shane es más rápido.
– Probablemente porque me gusta… no es como si le mandara cartas a cualquiera.

El hermano de Sabine ríe intentando excusarse de su aparente ignorancia.
– Sí, es obvio… en fin, ¿cuánto tiempo hace que lo conoces?... ¿tienes trece años no?... hm… yo les dije a mis padres que soy gay a los diecisiete.

– Pero lo sabían desde que tenías quince. – deja salir Sabine en un suspiro y ríe muy bajito. Lance dirige hacia ella una mirada de falso enojo. – Mamá me lo dijo… – aclara ella.

– …se no es el punto, le estoy haciendo preguntas al niño. – responde Lance después de aclararse la garganta.

– Sí, tengo trece años, pero en unas semanas cumplo catorce… lo conozco desde el año pasado. Esto ya lo hablé con Kristen. – responde de prisa Shane sin interés especial en ninguna oración.

– Pero Kristen no es un muchacho gay, no es lo mismo… sin ofender a tus capacidades, eh, no soy machista ni mucho menos… – se disculpa con mi hermana.

Sabine ríe bajito y me pega en el muslo.
– Algunas veces ni los muchachos gay tienen la capacidad de ayudar… ¿verdad? – murmura a mi oído. Sólo alzo la ceja y la saco de la sala jalándola de la muñeca.

La suelto en cuanto nos encontramos frente a las escaleras y ella sube por su propia voluntad, como niña regañada, detrás de mí. Llegamos a mi habitación y cierro la puerta con seguro después de que ella entra.
– ¿Cuál es el problema? – pregunta Sabine y se deja caer de espaldas sobre mi cama.

– Podrías tratar de ser amable y no mencionar que soy un cobarde. – suspiro. Me siento a su lado y la miro a los ojos con una expresión de “Tenme lástima”.

– Pero no es que lo seas, Scott… estás dramatizando la situación demasiado. No se está cayendo el cielo. Apuesto a que has llorado incluso más que Shane.

– No podría decirte ni cuánto ha llorado él, no me deja ni verlo.

– Todo pasará con el tiempo… míralo de esta manera, si de verdad pudieran hacerle daño, Kristen se lo hubiera llevado de aquí. Ella sólo está esperando a que se les vaya el… lo que sea… enojo, furia, miedo, tristeza, arrepentimiento, culpa. – enuncia con calma total como si fuera algo tan sencillo. No es como si ella comprendiera… bueno, talvez sí, pero sólo en parte.

– ¿Cómo reaccionaron tus padres con Lance? – me recuesto, al igual que ella, y espero pacientemente por su respuesta.

Sabine ríe y gira su cabeza para encararme.
– Perfectamente… pero es que ellos ya lo sospechaban; tuvieron más tiempo para procesarlo antes de que él se los dijera… y bueno, mi hermano se encerraba con su amigo Dennis en su habitación casi todos los días de la semana. Pero cuando estaba solo, nunca cerraba la puerta. Muy obvio, estaban haciendo lo que sea que estuvieron haciendo que no quiero saber…

– Pero… mi hermanito, no sé, dijeron que lo iban a mandar a un internado, o a un campo de esos donde los pellizcan hasta que se les quite algo de la cabeza. Como un campamento para gordos pero éste es para homosexuales… hasta que se les quite el hambre de…

– Scott… – interrumpe Sabine y me da un manotazo en el hombro izquierdo –… ¿ibas a decir salchichón? – pregunta después de unos minutos para dar paso a una carcajada compartida.

– Eres una cerda, Sabine… me leíste la mente. – hace tiempo que no me animo tanto. Talvez en realidad todo está en mi mente, sólo ahí mi madre se atrevería a quemar vivo a mi hermanito y ofrecer su alma al hombre de barba blanca. Talvez mi hermano no corre el riesgo de perder la cordura por traumas en nuestra, ya de por sí fracturada, experiencia emocional familiar.

Sabine se remueve en la cama y queda con el pecho contra el colchón pero con el rostro en mi dirección. Me pasa el brazo sobre el torso, abrazándome.
– Ahora debes centrarte en ti mismo, ha pasado ¿qué dices, un mes?... ya, a otra cosa… podrás golpear a los idiotitas que molesten a tu hermano y todo eso, te doy permiso. Pero ya, es momento de volver a las cosas que querías este semestre… ¿qué hay de Seth?... no, aún más importante, ¿cuántas veces te has masturbado esta semana? – su carita de duda me hace pensar que realmente espera una respuesta.

– ¿Qué tiene eso que ver?... – pregunto entre risas incómodas.

Se encoge de hombros. Resulta un poco extraño el movimiento por su posición en la cama.
– Eso significa que estás pensando en otras cosas y no sólo en tu hermanito… porque mira que si piensas en tu hermanito mientras lo haces… no sé ni cuando terminaría de vomitar…

Sus desvaríos casi siempre tienen la consecuencia de alegrarme.
– Está bien, no me respondas eso… pero siquiera dime si has tenido sueños húmedos éste mes, o si has experimentado fantasías mirando a cualquier personita de cabello rubio durante clases.

Hago un gesto de desagrado.
– Qué asco, Demian también es rubio, no lo digas tan rápido que me asustas…

Suena el timbre y seguidamente Kristen comienza a llamarme a los gritos. Sabine se incorpora antes que yo, casi puedo decir que de un salto.

- - -


– No malinterpreten la ausencia de Jaymie, tenía una junta… pero te manda su apoyo aunque no lo conozcas. – murmura el profesor y luego se hace para atrás en su asiento.
El resto de los presentes sólo acertamos en mover la cabeza con entendimiento.

El hermano de Sabine se encuentra sentado frente a mí, del otro lado de la mesa, junto a Shane. Del otro lado de Shane está Kristen y frente a ella el profesor. Después de él Sabine, luego yo y a mi izquierda y a mi espalda está la pared.

– ¿Color favorito?... – continúa Lance con su interrogatorio a mi hermanito.
Naranja, su color favorito es naranja; le sigue el violeta y finalmente el verde limón.

Shane sonríe cohibido. Se levanta la camisa un poco y al mismo tiempo desliza su pantalón hacia abajo. Sus bóxer son naranjas… dios, esta imagen está tan mal.
Lance ríe desinhibidamente ante la mirada reprobatoria de Sabine y Kristen.
– Igual que el mío. – se atreve a acomodarle la ropa con sus manos de adulto y vuelve a reír. No sé si habla de su color favorito o de su ropa interior.

– Mentiras, te gusta el rojo. – bufa Sabine sin despegar la mirada de sus uñas.
Shane esboza una mueca de diversión. ¿Se estará imaginando la ropa interior de Lance cambiando de colores?

El casanova aclara su garganta y vira el rumbo de sus palabras hacia el profesor
– ¿Jaymie es su novio, cierto?... ¿o prefiere otro término?

– Novio está bien. – responde con cierta incomodidad. Debe ser incómodo hablar de eso frente a dos de tus alumnos.

– Sí, está muy bien… ¿y él que edad tiene? – prosigue Lance. No tengo ni idea de la edad del papá de Stuart. Me imagino que más de treinta, a menos que haya embarazado a su ex-esposa cuando tenía doce o trece años.

– Treinta y siete. – es la escueta contestación por parte del profesor Lear.

– ¿Y usted?... ah, ¿cuál es su color favorito? – la mirada de Lance cambia, me parece felina. Hasta a mí me gustaría enseñarle los calzones.

– El chico que me gusta se llama Shay Prevatt. – comenta Shane abruptamente. Creo que ha dejado en claro que intenta reclamar la atención de Lance para él nada más. – Yo… lo conocí el año pasado, nos agradamos el uno al otro, yo creo… nunca pareció mostrar ningún interés en las mujeres, gastaba la mayoría de su tiempo en la escuela junto conmigo, se preocupaba cuando faltaba a clases, me llamaba por teléfono los fines de semana y decía que me extrañaba… era muy lindo conmigo. Supongo que me quise hacer el sensible y por eso le di la carta, para adelantarme a cualquiera de sus posibles planes y para que no se comiera la cabeza tratando de adivinar si yo lo quería también. – sonríe. – Pero no me ha llamado por teléfono en todo el mes, ni un mensaje al móvil; era ya para que se hubiera enterado de la carta y su contenido. Supongo que no sólo no es gay, sino también un poco homófobo… ¿mencioné ya que me gusta el color naranja? – finge una mirada inocente al profesor, como retándolo aunque de él no sea la culpa de que Lance resultara ser un coqueto indiscreto.

Lance sonríe y pasa su brazo por encima de los hombros de Shane para atraerlo hacia sí mismo como si fuera una forma de darse ánimo entre colegas.
– ¿Y qué sigue?, ¿te vas a cambiar de escuela?...

Mi hermanito se encoge de hombros. No se ha tocado mucho el tema, al menos no en mi presencia, no sé qué le haya dicho Kristen al respecto.
– Aún estamos viendo eso… Kristen habló con la psicóloga de la escuela y a ella no le parece tan escandalizador como a mis padres, de hecho, a los directivos no les importa mucho. Son católicos y todo, pero saben que no puedo cambiar… lo único que quieren es que no me entregue a los placeres de la carne o algo así. Mis compañeros nunca me han tratado como a una celebridad, así que no me preocupo por perder un séquito… mis amigos… bueno, Miranda y Dean aún me hablan por teléfono de vez en cuándo para ver cómo estoy, pero el resto nada… bueno, Isaac y Shay pero esos son todos.

– Qué hermoso ambiente el que se ha formado aquí, hay la suficiente confianza como para que cualquiera salga del clóset… – suspira Sabine y por asociación inmediata todos plantan sus miradas en mí, supongo que eso planeaba ella. – Me refiero a cualquiera, no a alguien en específico. ¿Sabes que tenemos un compañero gay?, bueno, supongo que no es el único… hm… pobre, nadie lo trata bien.

– ¿Ni siquiera Scott? – pregunta Shane con carita de preocupación.

Mi amiga ríe un poco y se encoge de hombros.
– Nada físico, no te preocupes… aunque el viernes habló con él para que viniera. Pero su novio al parecer no lo quiso arriesgar a alguna broma por parte de Scott y sus amiguitos…

– ¿Samuel Kifer tiene novio? – consulta el profesor en tono alarmado.

– ¿Se llama Samuel?... ése nombre es sexy… – opina Lance.

– ¿Scott molesta a su compañero gay? – pregunta Shane en un tono obviamente alterado.

– Seth no es nada de Samuel, y yo nunca le juego bromas a nadie… no es particularmente necesario. – respondo a las dos preguntas, la de el profesor y la de Shane. A Lance no tengo mucho qué decirle… Samuel es un nombre sexy, estoy de acuerdo y ya.

– ¿Y qué es de él?... ¿cómo se enteraron todos? – por primera vez en un rato, Kristen se integra a la conversación.

– Supuestamente quiso violar a un amiguito de Scott… ¡ah!, al hijo del novio del profesor… – Sabine se gira para encarar a Sean. – ¿Su novio nunca le ha dicho nada de eso?
El profesor parece desconcertado. Se encoge de hombros y niega con la cabeza repetidas veces.

– Oye… ¿quieres un helado? – susurra Lance, pero no por hablar quedo evita que lo escuchemos todos.
Shane sonríe animado y hábilmente se levanta sobre la banquita para no mover a Kristen de su lugar. Aunque al final da lo mismo, porque a Lance no le importa que ella se levante para poder salir… y bueno, él es muy alto, no se vería adecuado que se pare en las bancas del centro comercial.

Resulta muy incómodo ver a mi hermanito de trece años con los brazos de un tipo de veintiuno arriba de sus hombros y las manos por encima de su vientre, también me perturba que Shane acepte tal muestra de lo que sea y además lo coja de las muñecas con toda confianza. La gente no hace gestos de nada, probablemente creen que son hermanos.
Regresan separados el uno del otro. Kristen se retira de su lugar para darles paso antes de que lleguen a la mesa.

– ¿Alguien tiene algo que aportar al tema de la “reunión”? – comenta Kristen visiblemente enfadada.

– Soy gay. – cómo me gustaría ser yo quien lo dijera, pero sólo es Shane. Su comentario es seguido por una risilla traviesa de su parte y entonces sigue comiendo su helado.

– No creo que ha ya mucho que decirle… no se deja de nadie, vaya, ni de sus padres… sólo puedo desearle mucha suerte y pedirle que nunca pierda el ánimo. – el profesor Sean sonríe cortésmente y se levanta de la mesa – Espero saber de ti pronto, ahora, me disculpan… debo retirarme. – alza su teléfono móvil como si eso nos diera a entender algo, pero la verdad es que no, ni idea qué tiene qué ver el aparato.

– ¡Ey, no!, ¿algo anda mal? – Lance casi salta de su asiento, pero le es imposible hacer eso sin lastimarse.
Todos contemplamos extrañados su reacción, sobre todo el profesor… pero luego sonríe y se despide agitando la mano.

– Flechazo. – dice en voz baja Sabine y se desliza en la banca hasta poder levantarse. – Voy a pedir una pizza, con mucho pepperoni, espero que no les moleste que decida por todos… en realidad sólo espero que no le moleste a la señorita aquí, Scott, ¿hay algún problema con mi elección?, ¿no?, bien. – sonríe animada y se aleja hasta un establecimiento de comida rápida que sirve, entre otras cosas, pizza.

Observo que Shane tiembla levemente y sus ojos pierden el brillo.
– Así que te gustó el profesor ése… Se… ¿Sean era el nombre? – intenta sonreír para que todo parezca una broma con Lance.

El hermano de Sabine sacude la cabeza de lado a lado y hace una mueca que sólo puedo describir como suspicacia.
– Dime que a ti tampoco.

– No, a mi me gusta Shay… – replica Shane sin interés especial.
Al menos eso hace que la coquetería entre los dos se vea interrumpida por el resto de la tarde, y le da a Kristen un momento más de brillo en la vida de nuestro hermano menor.
Sabine y Lance se van por su cuenta en el convertible rojo que le regalaron sus padres al mayor cuando cumplió veinte años y nosotros nos vamos en la camioneta blanca que mis padres regalaron a Kristen hace unos meses.

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– No me agrada cómo lo ve. Es obvio que sólo va a jugar con él, es tan chiquito… y él, él es un adulto… ¡tiene un coche!... ¡y va a la universidad! – Kristen camina en círculos por el piso de mi habitación y se agarra la cabeza de vez en cuando como una demente. Qué ironía, una psicóloga neurótica. Y es que además sólo alguien neurótico hace un berrinche a media noche.

– Que hagan lo que quieran, a mí también me incomoda… un poco… pero míralo de ésta manera: Shane tiene alguien que lo defienda. Punto final, vete a dormir.

Con eso logro convencer a mi hermana de irse a su recámara y dejarme en paz. Pero realmente no creo que me sienta tan bien con la idea de mi hermano saliendo con el de Sabine. Simplemente no me cuadra. No está bien…
Lance ya tiene unas ideas que probablemente mi hermanito ni conciba. Tiene más experiencia hablando de cualquier cosa, puedo suponer; y la experiencia que más me impide mantenerme tranquilo es la sexual. Imaginar siquiera lo que le podría hacer él a Shane, en la cama o en cualquier otro sitio, me enferma.

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Es domingo. No asisto a la Iglesia con mis padres excusándome con un trabajo de filosofía que realmente no es importante, pero con eso logro pasar toda la tarde con Sabine. No sé qué supone que hace al convencerme de intentar estupideces para acercarme a Seth lentamente.

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– Y cuando avancemos en el semestre… ya sabes, eso de los trabajos en equipo… le puedes pedir al profesor Sean que convenza a los demás profesores de ponerte con él siempre… y… también con Samuel, no creo que él se sienta cómodo con la idea de estar con cualquier otra persona. – sigue explicándome cómo funciona todo, hasta el punto de casarme con él o algo así, y luego estira su mano para entregarme un lápiz.

Alzo las cejas y le dirijo una mirada de incertidumbre. No entiendo su… lo que sea.
– Tómalo, tíralo… y… ya sabes, sé creativo…– cojo el lápiz sin entender muy bien y la observo sonreír por unos segundos. – Nos vemos, tengo clase de matemáticas. Despedázalo, recuerda, eres un emú furioso… – se burla y se aleja hasta el aula de su primera clase.

Mi mochila está muy pesada, odio eso de los casilleros nuevos. Ya ha sido suficiente de cargar con los libros todos los días. No soy un debilucho, pero de todas maneras es enfadoso porque también me reducen el espacio en la mochila y resulta difícil sacar y meter mis cosas en ella.

Entro al aula con siete u ocho minutos de ventaja al timbre, Sabine tardó bastante con sus alucinaciones de Doctora Corazón.
Avanzo entre las bancas para sentarme con mis supuestos amigos. Dejo mi mochila junto a Stuart, prefiero sentarme con Lauren porque es muy agradable charlar con ella, pero está con Demian. No es que me importe nada lo que tenga que ver con Spencer, pero… él está hablando con Seth… incluso ríe de vez en cuando. ¡Seth hace reír a la gente!... pero él ni siquiera está sonriendo, incluso se ve enfadado. Samuel no ríe tampoco, pero sonríe avergonzado al menos… extrañaba su cortecito.

Me acerco con paso lento hacia los tres y dejo caer el lápiz despistadamente junto a la banca. Ellos voltean hacia el piso al escuchar el ruido y yo me agacho casi inmediatamente para recogerlo y extenderlo hacia Seth con un gesto de poco interés, para llamar su atención o algo así, no sé.

– ¿Es tuyo?... – casi me tiembla la voz, pero he conseguido decirlo sin llorar.

Seth alza las cejas y arruga su expresión ligeramente antes de reírse a modo de burla.
– ¿Eres idiota?, lo acabas de tirar, es tuyo… – sigue entonces discutiendo asuntos entre sus… ¿los considerará amigos o ratas de laboratorio?

Muy abatido, regreso a mi banca, talvez pueda pedirle ayuda a Spencer y no a Sabine… ¿puedo?... no sólo eso, debo pedirle ayuda a él y no a mi amiga que erige su devoción hacia cualquier película rosa.

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Después de receso, Seth acompaña a Samuel a las fuentes, no sé para qué, pero es la oportunidad perfecta para hablar con el chismoso.

Finjo mi mejor sonrisa amistosa y me acerco a él golpeando el mismo lápiz de hace un rato contra la palma de una de mis manos.
– Hola. – saludo con seguridad.

Spencer se sobresalta y alza una ceja muy extrañado de mis acciones.
– Hola… – suspira desanimado y gira su cuerpo entero para revisar si Seth y Samuel estaban de regreso, pero no los ve, así que me concede toda su atención nuevamente.

– Oye, ¿podría preguntarte algo? – en ningún momento dejo de sonreír, pero él simplemente no cae en mi juego, no comienza a actuar agradable conmigo. Se encoge de hombros y asiente suavemente. – ¿Por qué estás con ellos dos? – presento mi duda.

– ¿Por qué les parece tan extraño a todos? – responde con simpleza e incluso hace mofa con su comentario.

– ¿Todos?... no, oye, bueno… – comienzo a perder el ánimo. Quiero ahorcar al pequeño bicho hasta que me diga si a Seth le gustan los chicos. – No… lo que quería pedirte es que…

– ¿Qué?, ¿tú también quieres que los siga?; ¿qué les pasa?, ya los seguí el viernes porque Stuart quiso, pero él es mi primo, tú… – hace una pausa, se le atoran las ideas. – Mira, que lo diga yo es una cosa seria… pero consíganse una vida…

Casi rompo el lápiz con la presión que ejercen mis manos. Spencer pasa de mí y entra al aula de la siguiente clase sin importarle más que ni Seth ni Samuel estén con él.

¿Y para qué quiere Stuart seguir a Seth?... siendo él, yo no lo haría. A él no pueden atacarlo, porque… entonces yo lo defiendo. Eso sería… genial… muy lindo.
Me quedo pensando en medio del pasillo, golpeando mi mano con el lápiz y sonriendo como tonto. Apenas y me muevo de sitio.

– Idiota, idiota… en serio, Samuel… míralo… – Seth pasa cerca de mí y me pega con el codo, causando que tire mi lápiz.
No tiene idea de cuánto le agradezco el que me deje siquiera rozar su feo uniforme… es un comienzo, creo yo…

Entro al aula casi flotando de la emoción y me siento junto a Stuart nuevamente. Seth ríe a la distancia, está riendo y le da algunos piquetes con el dedo a Samuel en el cuello. Sé que es estúpido que lo mire tan descaradamente, y sé que es estúpido sonreír al verlo, pero no puedo evitarlo… Seth es tan lindo.

– Eh – llama mi atención Stuart. – ¿Te importaría cambiar de casillero conmigo?... – me encojo de hombros sin prestarle mucha importancia y vuelvo a lo importante, mirar a Seth, que sigue entretenido jugueteando con Samuel.
Notas finales: Lance Moore.
Es lindo... lo es...

Muchas gracias a todos.


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