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Cable a tierra por Aphrodita

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Notas del fanfic:

Disclaimer: Si Bleach me perteneciera no estaría aquí haciendo un fic u_u. Todo de Kubo (al cuadrado)

Notas del capitulo: Bien, este fic podría considerarse dentro del universo de “X”, o al menos es por culpa del segundo capítulo que me dieron ganas de continuar la idea por otro lado.

Igualmente, no se preocupen, si no leyeron “X” entenderán de todos modos este fic. Los que lo leyeron (al segundo capi) verán muchas similitudes. Obvio que cambié algunas cosas… y eso tiene que ver con el título del fic.

Pensaba hacerlo songfic, con la canción de Fito Paez (ídem título del fic) pero no quería retratarlo a Uryuu de la misma forma que en “X”, a eso voy con que si bien es similar o vendría a ser una continuación, no lo es. En fin, cuando lean sabrán lo que quiero decir. (Es más, les aconsejo que si están leyendo el Mayuri x Uryuu y aun no leyeron el segundo capi, lo lean antes)

Culpa también en parte de Maryzza. En un correo ella me mencionaba que Yasutora se preocupa mucho por Ishida… Y es cierto, maldición. Así que en parte le debo también a ella esta idea.

Ah, sí… No lo hice songfic pero les dejo la canción, al menos para que la conozcan.

Les dejo la letra, porque no encontré en You Tube una versión decente de la canción que me convenciese, si la encuentran en línea, escuchenla.

http://www.planetadeletras.com/index.php?m=s&lid=50318

Escribiendo este fic comenzó a sonar Fix You de Coldplay, y casi lloro… Hace mucho tiempo hice un songfic de Saint Seiya con esa canción, no quería volver a utilizarla pese a que quedaba bastante bien con esta nueva idea (al menos coincidía más que Cable a tierra de Fito Paez).

Además es muy personal para mi… me ata a una persona. De la que no me puedo desatar. Cuando los lazos de sangre te unen, no hay “tijeras” que corten eso.
Gritos, maldiciones, golpes, llantos, sillas tiradas en el suelo, la taza hecha aicos sobre la mesada, el caf chorreando en la pared.

Un sonoro portazo.

Ishida Uryuu caminaba por la calle sin rumbo fijo, apenas llevaba lo puesto, agradeca estar calzado y no con pantuflas.

Pleno otoo, al menos el clima era benevolente —no como su padre— y no sinti extremadamente el fro ms all de su camiseta azul.

La sangre seca en la comisura de sus labios haba detenido el torrente. Senta un diente aflojado, pero en ese momento el dolor fsico no era nada al lado de aquel dolor oprimiendo su pecho.

Se haba ido de su casa, arranque temperamental, sin tener a donde ir, sin siquiera preocuparse por ese detalle.

En su momento, lo nico que le interesaba era estar lo ms lejos posible de Ryuuken Ishida.

Lleg al centro y camin las largas diez cuadras sin detenerse, sin mirar al rostro a la gente que pasaba a su lado. Escasas personas que rondaban Karakura.

Se cans… tanto sus piernas como su corazn. Se sent en un banco, la oscuridad cubra por completo el parque tornndolo tenebroso.

Quiso esconderse, enterrarse, no ser hallado.

Por un instante tuvo miedo. Fantase la posibilidad de que su padre saliese a buscarlo.

Claro, como si eso fuese posible.

Los das anteriores haban sido calurosos por dems, la llegada del fro traa consigo una inminente lluvia.

Demonios, no crey que justo esa noche se largase a llover.

Justo esa noche en la que discutiese con su padre, mandndose a mudar.

Poda llover al da siguiente, o cualquier otro. Pero no, tuvo que ser en ese preciso momento.

“Dios, no”

Rog el Quincy notando el inclemente viento azotando los arboles, el cielo cubierto por gruesas nubes ocultaban totalmente las estrellas y la luna.

“Lo nico que me falta”

Pudo sentir el olor a tierra mojada, que antecede a la tormenta.

Se puso de pie y busc refugio cuando la primera gota gruesa toc su frente. Una gota pesada y clida.

Pens, pens y pens… pero no llegaba a ningn resultado. Dejara de lado su orgullo? Lo cierto es que no poda volver a su casa, no quera. Pero tampoco poda recurrir a las nicas personas que conoca.

Urahara tena mala fama, sus inquilinos siempre se quejaban (Al menos Renji le haba contado algunas cosas), con Inoue no poda ir… No corresponda, no slo por ser mujer, sino por otros motivos mucho ms valederos para l.

Ni hablar de Kurosaki… Con que cara ira a la casa del shinigami sustituto? Despertando de paso a su familia. Antes que eso, prefera dormir en la calle bajo la lluvia.

Un nombre se agolp en su mente, lo sacudi como una bala: Sado.

Chaddo no slo viva solo, era reservado… Con seguridad no le contara a medio mundo su pattica situacin.

Adems, lo haba ayudado en incontables ocasiones, en momentos muchos ms trgicos y claves. Qu significara, entonces, darle asilo al menos por una msera noche? Pensaba en esto mientras que, sin darse cuenta, sus pies lo llevaron hasta la casa de Yasutora.

Fren ante la puerta, pero al intentar tocar el timbre se debati internamente.

Algo no le permita hacerlo… Se senta irrespetuoso, aparecerse as como si nada en plena noche, quizs el coloso ya se encontraba durmiendo o aun peor, con alguna chica.

Claro, si es que a Chaddo estas le gustasen, que no era el caso y nadie siquiera lo sospechaba.

Dio la vuelta para marcharse, pero tuvo que quedarse debajo del alero cuando la pequea lluvia se torn en un aguacero con todas las letras.

“Magnfico”

Y el atrapado all. Tom aire, junt coraje para de una buena vez atravesar la lluvia, empaparse de pies a cabeza e irse a dormir bajo el techo de algn negocio. Pero antes de que pusiese un pie bajo el aguacero la puerta se abri, logrando que su corazn se detuviese en ese instante.

—Ishida—Pronunci Yasutora sin sorpresa.
—Sado… —Correspondi el pelinegro tragando saliva Y ahora? Qu se supona que tena que decir?

Se quedaron en silencio, apenas lograron escuchar sus voces pronunciando sus nombres bajo esa torrencial lluvia que opacaba todo sonido. Sado, con total naturalidad se hizo a un lado y con un gesto lo invit a pasar.

Nuevamente Uryuu dud, hasta que accedi, volviendo en s.
Haba conocido en otras oportunidades la casa de Sado, nicamente que nunca haba ido solo, siempre en grupo. Las cosas seguan tal cual como las recordaba a la ltima vez que haba ido, hacia seis meses si mal no recordaba.

— Estabas durmiendo? Lo siento, no quiero ser inoportuno—Dijo Ishida nervioso y sintindose por dems estpido—Ser mejor que me vaya.

Chaddo arque sus cejas, ahora s sorprendido por la reaccin torpe de su amigo. Haba sentido su reiatsu en la puerta de su casa por unos cuantos minutos, hasta que se convenci que se trataba de l y fue a ver si era cierto o locura suya, que el Quincy estaba all, a esas horas… y ahora le deca todas esas cosas.

—Espera… —Lo fren, tampoco sin saber bien que expresar—Ahora est lloviendo.

Recin entonces, la mirada entristecida y cansada del pelinegro se pos sobre el rostro inexpresivo del coloso.

— Quieres un t? —Ofreci, para ver si lograba sacar a Uryuu de aquel sopor.

Era evidente que por algo estaba all, y que algo le perturbaba. Ishida no era de actuar de esa forma, no lo conoca lo suficiente como para negar o asegurar, pero intuy que no la estaba pasando bien.

No se anim a indagar.

—S, gracias. —Solt el aire de sus pulmones y camin hasta la silla sentndose.

Observ en silencio como Yasutora preparaba la infusin, dndole la espalda. No tena ganas de hablar y por ende agradeci el mutismo de su amigo. Dej que sus brazos descansasen sobre la mesa, desordenados, y apoy su cabeza tambin.

—Ten —Le cedi el moreno.
—Gracias Sado, y perdona que venga a estas horas.
—Est bien, no me molesta… igual estaba despierto y pensaba en tocar un poco la guitarra.

Al fin el tenso clima comenzaba a quebrarse. Uryuu ms relajado se incorpor acomodndose mejor en la silla y le dio un sorbo a su t.

—S quieres, no me molesta que toques —Le ofreci Ishida, la penetrante mirada del gigante posada sobre su persona lo avasall, obligndole a perder la suya, por no poder mantener tan intenso contacto visual.

Sado camin hasta la otra sala, que era su cuarto en aquel pequeo departamento y a los segundos se apareci con el instrumento, arrastrando unos cables. El Quincy lo observ, no tena la ms plida idea de cmo tocar un instrumento as que prest entera atencin a los ajustes que le haca Chaddo a su “preciosa”

Prob reiteradas veces, hasta que estuvo conforme y un sonido pesado cop los odos de Ishida, acordes que fueron variando, siendo melodiosos… Una tonada por momentos tristes.

O sera quizs su estado de nimo, simplemente.

Luego una “explosin”, la msica vibraba en su pecho sosegndolo. Cerr los ojos recargando su espalda contra la silla, pero los abri para ver con que seriedad tocaba su amigo, absorto en aquella tarea, como si solo fuese l y la guitarra, ausente de todo, ajeno a todo.

La tonada era muy viva, por momentos suave, por momentos frentica. No supo que calificativo darle, no tena idea de msica, pero para Uryuu sencillamente era grandioso. Una sonrisa imperceptible cubri sus labios, no obstante enseguida la borr cuando de improviso Yasutora elev su cabeza mirndolo.

Dej de tocar.

— Te molesta? —Inquiri preocupado Sado ante aquella mirada que no supo discernir de que era.
—No, para nada—Neg efusivamente—Todo lo contrario, justamente pensaba en que sonaba muy bien.
—Gracias. Nos llev meses encontrar los acordes—Explic Chaddo, aclarando luego para no parecer un loco que habla en tercera persona que se crea prncipe—La banda…
—Oh… Si—Ishida saba que el coloso estaba en una.
—Tocaremos en el festival de fin de ao de la escuela.
—Genial.
—S. —Sin saber que agregar, dijo lo primero que le vino a la mente—Lo convenc a Kurosaki para que tocase al bajo tambin.

Ante ese nombre el rostro de Ishida se ensombreci y un nuevo silencio se instal en la reducida cocina; fue aterrador para Sado.
El bostezo de Ishida interrumpi lo que tena por preguntarle a su amigo. Uryuu se sonroj imperceptiblemente, tratando de retener ese gesto, tapndose la boca con una mano.
Yasutora cambi su pregunta:

— Quieres dormir?
—Pues… —El momento tan temido.
—Te preparar un tatami—No le dio tiempo a darle ninguna excusa para irse bajo la lluvia que si bien haba menguado segua presente.

Nuevamente el Quincy se sinti incomodo. No pudo soportarlo y camin detrs de Chaddo rumbo al cuarto de este para decirle:

—No quiero molestarte, en verdad—Y fue sincero hasta la mdula—Me ir.
— Adnde? —Pregunt parcamente.

Dio en la tecla. Uryuu se vio obligado a callar, se aclar la garganta, descendi su vista acomodando sus lentes apoyando dos dedos sobre el puente para ajustarlos.
Sado dio la vuelta y sigui armndole el lugar donde dormira, junto a su cama.
Se acomodaron, Yasutora se cambi de ropa para colocarse el pijama ante la mirada de su amigo, este se vio obligando a voltear, disimulando distraerse con algo para evitar mirar tan directamente a la anatoma del otro.

Que no recin ese da se haba dado cuenta que era gay!

— Quieres que te preste ropa para dormir?

Ishida neg torpemente, aun abochornado.

—Gracias, me acostar as. —Primero se sac los antejos que dej sobre la mesita, se sent sobre el tatami, luego apoy la espalda, ms tarde estir sus piernas y por ltimo se relaj.

Sado se vio tentando en rer, pese a que no lo hizo, al ver como una persona se acostaba en cmara lenta. Es que para Ishida todo era muy extrao.

Por empezar nunca haba tenido amigos, recin a sus quince aos, cuando los conoci a ellos. Por ende jams se haba quedado a dormir en la casa de uno. Ni hablar de socializar, eso no se le daba.

Chaddo acomod todo y pas sobre l hasta llegar a su cama, y lo imit, acostndose. El velador era lo nico que se mantena encendido.

—Sado—Susurr el Quincy cuando aquella luz se apag.
— Unn?
—Gracias. —Entrelaz sus dedos, como un cadver dentro de un cajn fnebre… Y rgido como uno.
—No hay problema.

El primero en quedarse acunado en los brazos de Morfeo fue Yasutora, pese a que minutos antes Uryuu pareca que en cualquier momento se quedaba dormido de pie.

Y es que no poda conciliar el sueo, su cabeza daba vueltas… El lugar le era ajeno, los ruidos desconocidos lo mantenan alerta y atento. La luz que se colaba por la ventana de aquel farol le perturbaba.

Cerr sus ojos, inspirando con profundidad y lentamente, sin darse cuenta, se fue quedando dormido.

———

Despert sintindose desorientado, la claridad era ya un hecho. Se refreg los ojos, abrindolos finalmente para saber donde se encontraba.

Cierto, la casa de Yasutora. Se qued con sus ojos abiertos, observando el techo, not gracias a los ruidos provenientes de la cocina que su amigo estaba despierto. Eso o eran polsteirgeists. Pas unos minutos as, hasta que la voz del coloso lo trajo de vuelta a la realidad.

Uryuu viva colgado de una nube, segn deca Orihime con gracia.

—Estas despierto—Sartn en mano, vio como su compaero de armas dio un respingo apenas perceptible de sorpresa —Est el desayuno… Cuando quieras. —Seal el utensilio en su mano y dio la media vuelta para seguir en lo suyo.

Con pereza Ishida se puso de pie, se frot otra vez los ojos y camin hasta el bao. Una vez en dicho lugar abri el grifo de agua fra para lavarse la cara. Maldicin, detestaba no poder cepillarse los dientes. Pero, volva a pensar, gracias que al menos estaba vestido cuando se escap de su casa.

En el bolsillo del pantaln slo tena treinta centavos y un boleto viejo de tren.

Pensando en su catica situacin, escuch el golpe en la puerta. Con algo de asombro Ishida abri y lo que vio fue a Sado de pie con un cepillo de dientes en su mano, ofrecindoselo.

—Lo compr recin.
—Oh… gracias —Lo tom, lentamente, como si le tuviese miedo al otro aunque desde ya que no se trataba de ese sentimiento. —Te lo pagar.
—No hay problema.

Cerr la puerta cuando el otro se fue, y se dedic a lo suyo.
Que considerado que era Chaddo, empero no deba sorprenderle, l era as.
Se sinti una lacra humana, haba llegado ayer nada ms y era consciente de que no podra quedarse, no sin dinero… No poda permitirle a Yasutora que le diese de comer gratis. Bastante con el cepillo de dientes, el desayuno y el t de la noche anterior.

Cuando sali del bao dirigi su mirada a la ventana del cuarto, haba dejado de llover, pero el da segua siendo gris. Camin hasta la cocina y se sent a la mesa. El aroma de un desayuno delicioso y prometedor inund sus fosas nasales.

Por esa media hora se olvid por completo sus dramas, se dedic a saborear el trabajo de su amigo. Un poco de huevo, pan, frutas, t. Sencillo, comn, pero exquisito.

Se sinti culpable, eso s, con el estomago lleno pero preso de la culpa. Haba llegado el momento ineludible.

—Bueno Chaddo… Ser mejor que te deje hacer tus cosas —Se puso de pie llevando lo que l haba utilizado a la pileta para lavarlo.
—Deja, no lo hagas, yo lo har ms tarde—Solicit Yasutora.
—No. Por favor—Pidi el pelinegro —Al menos djame pagarte de esta forma, es lo mnimo que puedo hacer.

Yasutora entendi su sentimiento y lo dej. Si eso le haca sentir mejor, por l estaba bien. Lo escudri mientras realizaba aquella tarea con algo de torpeza, y es que no estaba acostumbrado a lavar platos. Desde chico siempre tuvo criadas en su casa. Iban dos tazas, tres cucharas y un plato y senta desfallecer porque la espalda comenzaba a dolerle.

—Bien —Sentenci el Quincy cuando termin, secndose las manos con el repasador.
—No tengo que hacer nada hoy—Se apur a decir Sado, deseando que el otro no se fuese aun—Qudate, no me molesta.
—Es que… —Decidi ser sincero, al menos le deba sinceridad a ese muchacho—Necesito darme una ducha y pensaba en ir a mi casa…

No estaba seguro de lo que deca. Era cierto que le urga baarse, pero la mera idea de pisar el hogar de su padre y enfrentarlo le erizaba los pelos de la nuca.

—Puedes hacerlo aqu.
—No Sado, te agradezco la hospitalidad.
—Si es por la ropa puedo prestarte. Te quedar grande pero…

Uryuu deposit su afligida mirada en los azulejos de aquella cocina. Lo cierto es que no quera irse, comenzaba a sentirse realmente a gusto all, en paz consigo y su alma. Adems, muy en su interior aunque no le reconociese, le agradaba la idea de escucharlo a Sado practicando en el departamento su msica.

—Est bien.

Una pequea emocin cubri los ojos del impasible gigante. Fue a su cuarto, hacindole una sea a Ishida para que lo acompaase. Abri el cajn de su cmoda y busc algn pantaln.

—Dame cualquiera, el ms viejo que tengas o uno que no uses… —No le importaba, era lo de menos—Dame ese… —Seal uno gris, deportivo.
—Mmm… …ste est roto. —lo tom, recordando que haba sido por culpa de un hierro.

Mejor dicho un fino alambre, que sobresala de una caja de gas; tuvo la mala suerte de pasar caminando por aquella vereda y engancharse el pantaln, rasgndolo.

—A ver. —Se lo quit dulcemente de las manos, estudindolo —No est roto, est descosido.
—Es lo mismo.
—No, no es lo mismo—Ri el joven Quincy ante la mirada extraa de su compaero— Tienes hilo y aguja? Lo coser en dos segundos.

El coloso neg con su cabeza algo abochornado. Su rostro se torn aun ms gracioso que antes ya que el gesto de su boca reflej la confusin.

— Cmo no tienes hilo y aguja?! Es como no tener un reloj, son elementos indispensables —Se quej Ishida con suma gracia.
—Ir a comprar.
—Bien… Slo hilo blanco y aguja. —Antes de que Yasutora desapareciese del todo se anim a bromear al respecto —Sabes cmo son cierto? No quiero que me traigas una tanza y un anzuelo.

Yasutora se permiti sonrer y se fue por la puerta principal soltando una pequea risilla apagada.
Uryuu, en la soledad de aquel departamento, medit bien la situacin hasta que encontr una salida, o al menos una forma de pagarle a Sado. Cuando este regres, fue lo primero que le plante:

— Tienes ms ropas descosidas?

Chaddo dej la pequea bolsa de la mercera sobre la mesa y seal a un costado de su cuarto, cuyo cesto de ropa sucia estaba hasta el tope.

—Casi todo suelo tirarlo.
—Hay Sado… —Se llev una mano a su frente, negando, aun divertido.

Revis la bolsa de las compras y se prepar para enmendar aquel pantaln, luego seguira con el resto de las ropas. Desde antes haba notado que la cortina de la cocina necesitaba un remiendo sencillo.

Observ el color de la ropa a coser y lo mand a su amigo de nuevo a hacer compras de los hilos correspondientes mientras l se iba a baar.

—Bien, djame que te muestre donde estn las cosas—Dijo Yasutora y su compaero lo sigui detrs con las prendas prestadas en su mano, nicamente un pantaln y una camiseta.

Le seal el jabn lquido, el shampoo, la crema, le cedi por ultimo una toalla y lo dej solo. Ya bajo la ducha Uryuu se senta mejor consigo mismo. Aunque fuese un detalle insignificante, al menos le era til al coloso en una labor.

Cuando sali del bao, Sado se vio tentado en rer pese a que no lo hizo. El pantaln le quedaba por dems holgado y la camiseta blanca igual.

—No te burles de mi—Solicit Ishida observndose a s mismo.
—No te queda mal—Neg Chaddo y ah s una risa casi apagada surgi, que luego se convirti en una carcajada.
— Te acordaste de las galletas?

Yasutora asinti una vez; mientras el Quincy pona manos a la obra cosiendo, l se encarg de traspasar las galletas de la lata, a una bolsa, para as dejarla libre y colocar all los hilos y las agujas.
“Todo un arte” pens Sado admirando la labor de su amigo. De no haber sido por l, no slo el pantaln, mucha ropa, hubiese ido a parar a la basura.
Divis su guitarra, la tom y la prepar para empezar a practicar un poco. Ishida sonrea mientras la tonada inundaba sus odos y sus dedos se movan agiles.
En cuanto el pelinegro acab, ya era la hora del almuerzo.

— Qu quieres comer? —Consult Chaddo.
—Pues… Creo que… nada. Yo estoy bien.

Yasutora no era idiota, not que su amigo, quizs por decoro, prefera no comer.

— No tienes hambre?

Ishida neg con su cabeza, ajustndose los lentes, para luego guardar todo en la lata. Pero su estomago no tuvo mejor idea que gruir justo en ese preciso momento.

Ambos se acordaron de Orihime… No supieron porque. Y rompieron a rer sin decirse una palabra al respecto. Uryuu con ganas, Sado apocado.

— Sabes cocinar? —Chaddo pens que si saba coser, cocina era “soplar y hacer botella”.

Como si fuese lgico y/o coherente.

—No… Pero me defiendo. —Argument Ishida, viendo que nuevamente poda hacer algo para retribuirle a su amigo la hospitalidad—Mi nica especialidad es el ramen.

Ishida crey que su amigo se largara a rer por decirle que era especialista en comida tan sencilla de preparar. Pero vaya que era cierto, le sala exquisito —modestia aparte— Pero Yasutora, a su comentario, agreg:

—Y yo soy especialista en preparar hamburguesas.

Uryuu se encontr otra vez riendo.

Cielos!… Riendo?

Nunca en su vida lo haba hecho tanto, tan seguido y con tanta naturalidad. Jams crey que su taciturno e inexpresivo amigo fuese capaz de arrancarle ms de una sonrisa.
No se dej sofocar por ese extrao sentimiento en su pecho, y enseguida se distrajo pidindole a Sado que le indicase donde estaban las cosas para empezar a cocinarle.

El da transcurri, Yasutora continu ensayando durante casi toda la jornada para el prximo evento, paraba cada tanto cuando la inspiracin lo embargaba y tomaba su lpiz para escribir notas, en algunos casos, o una cancin.

Uryuu lo observaba, pero tambin se distraa con un libro que le haba quitado de su pequea biblioteca, bastante interesante, que ya haba ledo en una oportunidad, “La vida es sueo” de Caldern de la Barca. Sola leer por segunda vez y tercera aquellos libros que le haban gustado y que haca mucho los haba ledo.

—Dime te gusta? —Chaddo distrajo a su amigo de la lectura cedindole una pequea hoja—Se sincero, por favor.

Ishida, medianamente extraado por la peticin, tom con algo de duda el papel descubriendo que era la letra de una cancin.

Cable a tierra
“Si ests entre volver y no volver
Y si tu corazn ya no da ms,
Si ya no existe conexin con los dems,
Si ests igual que un barco en altamar
Tirate un cable a tierra...

Y yo estoy acercndome hasta vos
Bajo la luna, bajo la luna

En un par de minutos sale el sol;
Si ya no hay nada que anestesie tu dolor
Si no llegs, si no alcanzs a verme
Tirate un cable a tierra.

No creas que perdi sentido todo,
No dificultes la llegada del amor,
No hables de ms, escucha el corazn
Ese es el cable a tierra.

Y yo estoy acercndome hasta vos
Bajo la luna, bajo la luna.

Si ests entre volver y no volver…”



El Quincy parpade atnito, se haba quedado sin palabras. La cancin era rara, pero sin dudas bellsima. Algo envolvi su corazn, logrando que este latiese desbocado de emocin.

— Es muy malo?
—No, Sado no—Neg expresivamente —Es decir… Waou… No me imaginaba que podas, que tenas esta… capacidad. —le devolvi el trozo de hoja, tembloroso.
—Lo escrib recin, pero creo que le falta ms.
—Para m es perfecto.
—Gracias.

Nuevamente esa mirada profunda que el coloso le dedicaba y que le obligaba a desviar la suya.
Un nuevo da, en compaa, llegaba a su fin.

———

Ese domingo no fue distinto al da anterior, aunque caba admitir que tenan deberes por realizar, un trabajo prctico que Yasutora aun no haba comenzado y que Uryuu ya lo tena casi listo, pero en su casa… como el resto de las cosas del colegio.
Luego de ayudarlo a su compaero con la tarea, el momento tan temido que haba dilatado a ms no poder, haba llegado:

—Ser mejor que regrese a mi casa.

Sado lo mir, escudrindolo, para finalmente preguntar:

— A buscar tus cosas para maana?

Uryuu abri momentneamente y bien grandes sus luceros; su amigo no dejaba de sorprenderlo. Dud, baj su vista que se pos sobre el vaso que sostenan sus manos y suspir:

— Puedo quedarme un da ms?
—Todos los que quieras.

Ishida sonri, apenas, acomodndose nervioso los lentes, susurrando un inaudible “gracias”.

— Quieres… que… te acompae? —Puso en tela de juicio ofrecerle aquello, pero su compaero, arqueando las cejas, asinti conforme.

Sado era entonces casi el nico que saba donde viva el Quincy (Descontando a Orihime). Partieron del departamento, bastante tarde, caminaron en silencio bajo la luna y las estrellas, sintiendo una brisa fra sobre sus rostros.

Ishida iba vestido con las ropas con las que haba llegado el viernes, agradecido tambin con Chaddo por permitirle utilizar su lavarropas. Lo nico que llevaba prestado era una campera, bastante grande, pero necesaria, ya que el invierno era un hecho ineluctable.

Llegaron ante la enorme mansin, Sado se acomod sentndose en una pequea medianera y evitndole a Uryuu pedirle que lo esperase afuera.

Puso su mano en el picaporte de la reja luego de abrirla con facilidad ya que nunca le echaban llave, pero dud de meter un pie dentro del parque. Tom coraje y atraves el largo camino hasta la casa.

Necesitaba si o si al menos ropa, descontando las cosas de la escuela.

Sado precavido se haba llevado el auricular de su celular, escuchando msica esper pacientemente el regreso de su amigo… pero pasados unos cuantos minutos, demasiados para l aunque no lo fueran, comenz a preocuparse.

Pens en tocar timbre, en meterse y golpear la puerta por muy irrespetuoso que su accionar fuese, pero no lo necesit, el pelinegro regresaba raudamente con un pequeo bolso de mano a cuesta, sobre su hombro, y el morral de la escuela.

Hecho una furia, despidiendo no solo bronca de sus ojos y de su porte, sino una infinita amargura. Yasutora quiso consolarlo, decirle que todo estara bien, que no se preocupase. Comprenda que Uryuu deba de tener sus motivos para estar as, sospechaba acertadamente que tena que ver con su padre. Pero no le gustaba inmiscuirse en las vidas ajenas.

Si Uryuu quera contarle, l estara all, para escucharlo.

—Maldicin… maldicin… —Bufaba Ishida con sus dientes apretados.

Siguieron un buen trecho as, hasta que el mismo Quincy fren abruptamente su rpida y furiosa caminata para detenerse en medio de la calle.

— Qu sucede, Ishida? —Investig Sado dando la vuelta, sus mechones de pelo enrulado cubran en gran parte la preocupacin sincera de sus pequeos ojos marrones.

Se sentaron en el parque, nuevamente presos de ese mutismo reconfortante. El pelinegro, lleg a la acertada conclusin, de que al menos su amigo se mereca su franqueza a cambio de tanta hospitalidad.

Confiaba en Sado, supo que no le contara a medio mundo lo que le pasaba. Adems, necesitaba hacerlo, necesitaba soltar todo aquello que se tena guardado, pues comenzaba a oprimirlo, a molestarle, a dolerle… all, en el centro de su pecho.

— Recuerdas que el viernes Inoue me pidi ayuda con la tarea de Literatura? —Not que Yasutora asinti pese a que no estaba mirndolo directamente —Bueno, le ped que me acompaara a mi casa para prestarle algunos libros… y mi padre la vio.

Guard silencio, cerrando sus ojos para luego abrirlos, cristalizados.

—Me pregunt sobre ella.

Sado lo dej hablar, supo que si le daba lugar, por su cuenta y a su ritmo Ishida soltara todo aquello que guardaba, que evidentemente le agobiaba y necesitaba descargar.

—Le contest. Le dije que era la tercera de la escuela, que no tena familia. —Gir su cabeza para mirar sin ningn inters las petunias que adornaban el parque—A mi padre le agrad.

Mir a Chaddo, sintindose avergonzado por lo que pensaba contarle, por verse dispuesto a hacerlo.

—No s cmo te lo tomars—Fren su explicacin, para soltar una risa falsa.
—Sigue… —Solicit el coloso creyendo entender un poco mejor, vislumbrando aun una luz de esperanza.
—Mi padre espera que me case con una chica cuyo coeficiente intelectual est a la par del mo —Pese a su sonrisa de incredulidad, su aspecto era de puro abatimiento. —Y alguien tan linda como Inoue san.
—Si, Inoue es bonita —Lo mir de reojo, acaso Uryuu estaba enamorado de ella?

Nunca estuvo tan errado en toda su vida.

—Pero bueno —Solt de golpe aferrando con sus tensas manos el costado del banco donde estaban sentados —Me vi obligado a confesarle que… no me gustan las chicas.

Yasutora lo comprendi todo en ese momento. Entonces, el rumor que se corra por media escuela de que l estaba enamorado de Ichigo poda ser cierto. Exista cierta posibilidad. No se atrevi a ser tan osado y preguntarlo.

—Imagnate como se puso —Ri al mismo tiempo que una lagrima resbal por su mejilla —Porque no tendr descendientes. —Mir al frente, sintiendo ese nudo molesto en la garganta que ni siquiera le permita hablar sin quebrar la voz.

Un silencio espantoso se instal entre los dos, recin ah Ishida volvi a la realidad:

—Lo siento… Quizs no queras enterarte de estas cosas. —Se sinti profundamente arrepentido de la confesin, sobre todo ante el mutismo de su amigo.
—No hay problema. —Elev sus hombros —Slo que no s qu decirte.
—No digas nada, Sado…

“No digas nada… que callado me das la paz que tanto necesito. Tu especialidad es mantenerte en silencio. Hablas con la mirada y los gestos. No necesito ms que eso”.

Le sonri tenuemente, con un brillo extrao en sus ojos. Ahora, el que se senta sojuzgado, era el coloso.

—No te preocupes. Tu padre algn da lo entender… y si no lo hace, l se lo pierde.
— Qu se va a perder? —Inquiri hiriente y con sarcasmo— el ver como su hijo lleva una vida sodomita?
—Te va a perder a ti. Yo en su lugar me odiara por ello—Se puso de pie, ignorando la turbacin que sus palabras haban causado en el menor — Volvemos a casa?

Ishida se puso de pie, sintindose mucho ms relajado que antes, y nuevamente, envueltos en ese silencio tan habitual, regresaron al departamento. Yasutora hablaba poco y nada, pero cuando lo haca… Maldicin!... lograba revolucionar todo su ser.


————


Ese lunes Uryuu amaneci de buen humor, pese a que su joven vida haba dado un vuelco, no pudo evitar sentir por otro lado que tambin podan pasarle cosas buenas.
Partir junto a Chaddo rumbo a clases era algo que jams hubiese imaginado que ocurrira. Es ms, si alguien le hubiese dicho apenas unos das atrs que l iba a atravesar por todo eso, si hubiese redo por tamaa fantasa.

Llegaron con poco tiempo de sobra. Keigo los salud a ambos, metiendo sus narices Por qu llegaban juntos? Acaso Venan de una fiesta a la que no lo haban invitado? Incoherente como siempre, Asano.

Al ingresar al aula y saludar al resto de sus amigos, fue el mismo Uryuu de siempre, al menos por fuera. Por dentro era ms fuerte. Sin dudas. Lo que no te mata —como tu padre— te fortalece.

Pero, con el correr de ese da, su felicidad se fue opacando, al darse cuenta de un detalle que si bien lo notaba desde antes, ese da en particular, era inevitable no hacerlo.

Slo un necio lo negara. Y eso que Ishida era especialista en captar las cosas mucho antes que el resto, no por inteligencia, ni siquiera por astucia… Simplemente por empata.

S, por pura y absoluta empata. Que le traa sus problemas, desde ya, porque por momentos no saba si sus sentimientos en realidad eran suyos o le pertenecan a otros. Si se senta mal o contento por l mismo o por los dems.

Era extrao, pero as haba sido desde pequeo y ya estaba acostumbrado. Que disimulase a la perfeccin que se daba cuenta de todo, era otra cosa.

Lo vio venir… pero no crey que sera ese lunes, aun despus de todo lo que haba atravesado con su padre apenas el viernes.

Ya la not a Orihime muy pegada a Ichigo, no colgndose de l, o pegndose como sanguijuela, pero s siguindolo a todos lados… y hasta por momentos se daban el lujo de desaparecer por completo.

Sonrisas, miradas, preguntas.

“Quieres jugo, Orihime?”

Desde cundo Kurosaki la llamaba por su nombre, desde cuando ese shinigami le convidaba su bebida de esa forma?

“Yuzu me regal el dibujo que hizo en la escuela”

Desde cundo Inoue iba a la casa del pelinaranja? Desde cundo haba tanta confianza con su familia?

“Ests bien? Quieres que te traiga algo del buffet? Cuando salgamos de aqu podramos ir a la avenida, necesito comprarle eso a mi padre”

Maldicin! Hasta el ms idiota, sin ninguna necesidad de que sea emptico se daba cuenta de la situacin. Fue Tatsuki la que termin por aclarar el asunto, ante todos, o al menos los presentes:

—Para cuando se casen quiero ser la madrina de bodas.
—Ni siquiera sabemos si nos vamos a casar. Somos muy jvenes—Respondi Orihime con una risilla nerviosa.

Para Kurosaki, que estaba a su lado, la situacin no fue mejor ni ms llevadera, slo acot:

—Y en el caso que sea as… Ni suees con que ser al estilo occidental —Aclar efusivo.

Ok… haba sido demasiado. Uryuu se puso de pie, afortunadamente el timbre de salida ya haba sonado haca rato as que no tena excusas para permanecer un segundo ms all. Tom su morral, guard las cosas, intentando hacer odos sordos a la conversacin de sus amigos.
Yasutora lo observaba. Tampoco prestaba atencin a la pltica. Ahora su inters estaba puesto en el Quincy, en sus ojos desilusionados y devastados.

—Yo… me voy.
—Espera, Ishida. —Sado tom su mochila donde ya estaban guardados sus tiles y se incorpor para seguirlo —Vamos.
— Ah, Ishida kun! —Llam con dulzura Orihime recordando sbitamente— Qu hars el viernes? Ya lo tienes pensado?
—La verdad… —Parpade el Quincy —No tena pensado hacer nada.
— Qu sucede el viernes? —Inquiri Ichigo sin ningn reparo, recibiendo a cambio un codazo de su, ahora, novia.
—Es mi cumpleaos. —Se ajust los lentes, respondindole al shinigami con brusquedad—No puedes acordarte nunca de la tabla del siete, no pretendo que te acuerdes de mi cumpleaos.

Kurosaki frunci su frente y apret sus puos. Uryuu dio la vuelta, divertido de ver al mismo shinigami bruto de siempre, salud al aire y parti junto a Chaddo.

El coloso lo miraba de reojo… tratando de ver hasta donde le afectaba haberse enterado que, efectivamente, Ichigo e Inoue eran novios.

—Hey… Ishida.
— Si, Sado?
—… —No supo que decirle… Al fin y al cabo era solo un rumor. —No saba que ste viernes era tu cumpleaos.

Siguieron su marcha, sin esbozar palabra.

Igual, no necesitaba preguntarlo ni que el pelinegro se lo dijese. Pudo notar a la legua, cuanto le afectaba, cuanto le importaba Ichigo y cuan decepcionado estaba.

Ms aun luego de muchas cuadras de caminar en silencio, cuando de la nada Uryuu expres:

—Deseo que sean felices.
— Eh? —Se desconcert, en verdad.

Ishida estaba muy pensativo, con una melancola desbordante en su rostro nveo.

—Deseo que Kurosaki e Inoue sean felices… —Sonri sintiendo su pecho cerrado —Se lo merecen.
—S… Se lo merecen.

A quien quiso engaar? Siempre tuvo la remota ilusin de que al menos Ichigo fuese bisexual… O que quizs algn da tuviese “inters” al respecto. …l estara all para saciar esa curiosidad.

Pero no… La realidad era una, por mucho que le pesase. Por lo tanto, no quedaba ms que rezar por la felicidad de l. Dejarlo ir, antes de enamorarse en serio, antes de obsesionarse con l y de hacer estupideces que podran no solo arruinar la amistad entre los cuatro, sino herir gravemente a las nicas personas que haban depositado confianza y cario en su —crea l— insulsa persona.

Para completar ese nefasto da, su propio padre (o al menos aquel que deca serlo) se dign a aparecerse. Afortunadamente Yasutora estaba a su lado cuando el auto de su padre intercept el camino de ambos.
Desde la ventanilla, sin bajarse del auto y observando sin reparos a quien acompaaba a su hijo, inquiri.

— No piensas volver a casa?
—No. —Sigui caminando arrastrando a Sado de la solapa de su camisa.
—Uryuu —Su padre, con el coche encendido mantuvo la marcha —Debers regresar algn da.
—Nunca.

Pendejo caprichoso; Ryuuken neg con su cabeza y solt un suspiro.

—Aun eres menor de edad, estas bajo m…
— Djame en paz! —Explot el Quincy menor deteniendo su paso para increparle a su progenitor — Despus de todo lo que me dijiste quieres que vuelva?!
— Dnde te ests quedando?
— Qu te importa?

Chaddo, entre medio de los dos no supo qu hacer, qu decir, ni qu pensar. Quiso que la tierra lo tragase cuando el seor Ishida repar nuevamente en l.

— Quin es tu… amigo? —Ajust sus lentes, cuyos vidrios resplandecieron.

Haba, acaso otra pregunta escondida en esa?

—Mucho gusto, seor Ishida—Le respondi al sujeto de cabello blanco y mirada perturbadora, comenzando a sudar —Yo soy Yasutora Sad…
— No le hables Chaddo! —No slo le haba llamado por su nombre, cosa que rara vez haca, sino que para colmo lo haba tomado de un brazo arrastrndolo.
—Cuando te tranquilices, hablaremos al respecto.

Viendo que su hijo no pensaba responderle y que dentro de todo estaba bien, con esa energa y orgullo de siempre, sigui su camino. Dejndolos atrs.

—Ishida… —Susurr el coloso cuando tuvo la oportunidad.
— QUE?!

Tal vez no era un buen momento para decir lo que pensaba:

—Es tu padre. Algn da tendrs que hablar con l.
— Tienes una idea de todo lo que me dijo?! —Inquiri sealndose el pecho con ahnco, enfrentando a su amigo con energa; sus ojos brillaban de ira y dolor— Con decirte que lo ms lindo que me dijo esa noche fue que prefera tener un hijo muerto antes que un hijo gay!

No lo pudo evitar, comenz a llorar, sin importarle un carajo el orgullo masculino… El dicho falso de que los hombres no lloran y todas esas estupideces. Por primera vez, desde ese viernes, poda soltar ese llanto atorado en su garganta que pugnaba por salir.

En algn momento iba a explotar, tarde o temprano.

Por su lado Yasutora no pudo evitar contenerlo entre sus poderosos brazos.

Uryuu, primero, se sinti arrollado, impresionado y penoso… pero lentamente, escuchando los latidos del corazn de Sado, sus grandes brazos dndole proteccin y calor, se permiti relajarse, cedindole al gigante la oportunidad de poder consolarlo.

Qu demonios! Ni siquiera le importaba estar en plena calle abrazado con otro hombre.

Dej de llorar, sin querer desprenderse de ese hombro que le daba tanto confort.

Uryuu se vio obligado a ponerse apenas en puntillas de pie para salvar la distancia que haba entre ambos debido a la considerable altura de Chaddo.

Esos veintin centmetros que los diferenciaban.

Dioses! Haba querido desde haca tanto darle ese abrazo a Ishida, que ahora no poda soltarlo pese a que ya haba dejado de llorar. Para el Quincy no era distinto.

Pero, inevitablemente, tuvieron que hacerlo… No cruzaron miradas, pues “algo”, en ese preciso momento, se haba “quebrado” entre los dos. Enfilaron al departamento, sumidos —s— en el acostumbrado silencio de siempre, nicamente que esta vez era intensamente embarazoso, cargado de cierta tensin; de cierto afn y nerviosismo.

Esa tarde tuvieron una seria conversacin al respecto… Sado le pidi, sin ms rodeos, que se quedase a vivir con l. Al menos hasta que las cosas con su padre se arreglasen, si es que eso llegaba a pasar.

Al principio Uryuu se neg rotundamente. No contaba con el dinero de su padre (No pensaba ni siquiera pedirle cien yenes), no tena tampoco trabajo.

Yasutora termin por convencerlo. Buscara empleo, luego de terminar el ao escolar: No faltaba mucho para eso y era el ltimo ao. Mientras tanto, podra encargarse de la casa, ayudarlo a Sado a cocinar, limpiar… Coserle aquellas prendas que sin dudas hubiesen tenido un fin funesto de no ser por l.

Le hara compaa. La pequea herencia que su abuelo le haba dejado era suficiente para que viviesen cmodos, aunque no con lujos. Hasta pensaban en conseguir empleos que les permitiesen seguir estudiando en la Universidad.

Ishida no quiso ser una carga ni una molestia para su amigo, fue sincero. Ambos lo fueron en esa charla. Pero acab por acceder. “Hacer el intento” si resultaba: perfecto.

Y si no… ya vera que hacer. Pero Por qu no iba a resultar? Al Quincy le agradaba estar con Yasutora, y este amaba literal y metafricamente, tanto como fsica y espiritualmente le fue posible, la presencia de ese pelinegro en su aburrida y rutinaria vida.

No por nada haba velado en un pasado, tantas veces, por l. No por nada camin a su lado, guardando silencio. No por nada estaba all deseando decirle aquello de lo que se haba dado cuenta recin, pese a comenzar sentirlo algunos aos antes.

———

La semana pas sin mayores contratiempos, Uryuu quiso ir el mircoles a su casa, solo, para ir en busca de algunas cosas que necesitaba ahora que haba decidido quedarse en el departamento de Yasutora. …ste por su lado tena que ensayar con la banda, as que tampoco, de haber querido, hubiese podido acompaarlo.

Mantuvo una escueta conversacin con su padre, mucho ms calma que las dos anteriores, sin dudas. En donde le dej en claro que estaba viviendo con “ese” moreno que le haca compaa el lunes, que estaba bien y que no necesitaba nada de l.

Su padre le hizo un interrogatorio sobre Sado: Quien era, que haca, que dejaba de hacer, que coma, como coma… Preguntas de toda clase y de toda ndole. Hasta que por ltimo, notando el hartazgo de su hijo, sintetiz e inquiri aquello que en verdad quiso saber desde el inicio.

“…l es tu pareja?”

Y la confusin del Ishida menor…

Se qued paralizado, sin saber que decir o que hacer: si mandarlo al averno a su progenitor —otra vez—, golpearlo, largarse a mudar en ese preciso momento. Ignor la respuesta.

Pero Ryuuken lo desarm cuando, luego de darle una pitada profunda a su cigarrillo, esboz sobriamente antes de dar la vuelta para marcharse del cuarto de su hijo:

“Me agrada. Parece buena persona”

Qu haban hecho con Ryuuken Ishida y quin era ese hombre ante l que osaba utilizar su nombre y vivir en su casa?!

No lo pudo creer y fue tanto el estupor que no logr siquiera explicarle que no, no era su pareja… solo un amigo… un buen amigo. Sin dudas el mejor.

“Al menos no es un shinigami”

Escuch susurrar Uryuu, sin estar bien seguro, pues su padre ya haba desaparecido de su rango visual para ese entonces.

Comprendi que era la manera que tena Ryuuken para pedir perdn. De otra forma, nunca lo hara y para ser sinceros, Uryuu tampoco tena ese inters.

———

Se adaptaron muy bien, eso era algo ms que evidente pues pudieron hacerlo desde las primeras veinte cuatro horas. Pese a que dicen que la convivencia no es fcil (y maldicin que es cierto) ellos se complementaban a la perfeccin, respetaban el espacio del otro y compartan lo que tenan y queran compartir.

Ese viernes en particular, no slo cumplan una semana de convivencia sino que era el cumpleaos de Uryuu.

Once de noviembre.

Yasutora lo despert con un suculento desayuno, en el que se notaba el esmero y trabajo.

Ishida se lo agradeci. Luego, parti Sado solo a la escuela, el Quincy le explic que en el da que se celebraba su natividad siempre faltaba. La excusa era justamente por esa fecha, pero la realidad es que se senta incmodo imaginando a sus amigos saludndolo.

Se qued todo el da estudiando para los exmenes finales. Al menos algo es algo, y no se senta tan holgazn.

Aprendi a cocinar, a lavarse la ropa, a ser responsable y ms ordenado de lo que ya era. A pura fuerza, sin criada que estuviese all para plancharle hasta la ropa interior. Poco a poco comenzaba a madurar, y estaba bien… ese da cumpla dieciocho aos.

En una semana haba aprendido muchsimas cosas… en tan slo una haba descubierto sentimientos extraos, alojndose en su corazn.

Por primera vez en mucho tiempo senta que “todo estaba bien”… S, todo estaba en su debido lugar. Ichigo comenzaba a abandonar su mente, con lentitud, pero con la certeza de que pronto lo olvidara por completo.

…l podra salir adelante.

———

Cuando Sado volvi de la escuela se mostr de una manera extraa, pero Uryuu no pudo discernir a que se deba tal estado. Le pidi, de manera insistente, que le acompaase a elegir una cortina para la habitacin.

Ishida no tena ganas de ir, en gran parte porque el departamento era de Chaddo y l deba decorarlo como le gustase. …ste persisti, explicndole que ahora tambin estaba a cargo de la decoracin y que las cosas de ese tipo deban elegirlas entre los dos. Y la remat diciendo que adems no tena tan buen gusto como l.

Suficiente… Eso convenci al vanidoso Quincy.

Partieron esa tarde, dieron vueltas por todo Karakura. Uryuu comenzaba a sospechar algo, pero no quiso ilusionarse. Cansado de caminar y ver vidrieras como excusa —porque s, no era tonto, se trataban de puros pretextos— esboz:

—Ya, Sado… Compramos la cortina, volvamos a casa.
—Espera… —Pidi el coloso detenindose ante una inmensa librera.
—No Sado —Se neg rotundamente Ishida dando un paso hacia atrs—No puedo entrar… Si entro gastar el dinero que no tengo.

Era ms fuerte que l… poda no comer, pero imposible evitar comprarse un libro cuando pisaba una librera.
Yasutora sonri, y lo arrastr tomndolo de la mano, mano que solt enseguida cuando repar en el ntimo gesto.

—No saba que regalarte…
—No hace falta que…
—Shh… —lo silenci—T estabas buscando un libro de Hermann Hesse, hace un tiempo “Recuerdos de los das de juventud”… lo conseguiste?
— Aun te acuerdas de eso? —Uryuu frunci su frente, extraado… Fcil haca ao y medio de ello. —Pues no, es importado y aqu no lo tienen… Pens en comprarlo va internet pero…
—Perfecto, porque yo ya lo encargu.
— Sado, pero vale una fortuna!

Ishida no pudo disimular su emocin, pero a su vez no estaba de acuerdo en que su amigo gastase esa cuantiosa cantidad de dinero en un libro procedente de Amrica del norte, de por s encarecido al tratarse de un ejemplar alemn traducido al ingls.

Yasutora saba que el Quincy manejaba muy bien el alemn, mucho ms que el ingls. No le representaba un desafo mayor leer un libro en dichas lenguas y sobre todo le ayudara a practicarlo y no perder el hbito.

—Vers, consegu uno que tiene su parte escrita en alemn, y la otra carilla de la hoja en ingls… y me pareci perfecto para ti—pese a ser inexpresivo, Sado tampoco pudo disimular su emocin.

Contento de haberlo hecho tan feliz a Ishida con algo tan sencillo.

—Estas… demente—Una sonrisa se curv en sus labios, esforzndose por disimularla sin xito. —Te debi haber salido fortuna.

Salieron de aquella librera con el Quincy contento como un nio al que le acaban de comprar el juguete de su dibujo animado favorito.

S, haba dolido en lo ms profundo de su bolsillo. Pero demonios que vala la pena verle el rostro iluminado al pelinegro. Pagara mucho ms por eso… lo dara todo.

Luego de estar al menos hora y media dando vueltas por ah, regresaron exhaustos —pero felices por el libro— al departamento.

Ah comprendi Uryuu, no slo la extraa actitud de Chaddo, sino el porqu de tantas vueltas. Sus amigos, al menos sus ms allegados se encontraban presentes, un pequeo grupo: Ichigo, Orihime, Tatsuki, Keigo, Mizuiro, Chizuru y hasta la mismsima Rukia recin llegada de la sociedad de almas con nuevos y divertidos rumores sobre que hacan y que dejaban de hacer en la actualidad los shinigamis.
Renji no pudo asistir, no tena tantas libertades como antes, con su cargo de Capitn, pero le mandaba besos al Quincy, en donde ms le gustase recibirlos.

Intent disimular su incomodidad, no porque le molestase el gesto… para nada, pero no estaba acostumbrado a ser el centro de atencin, a acaparar tanto a la gente.

Yasutora le haba dejado una copia de la llave a Inoue para que se encargase, apenas ellos dos se iban, de preparar todo con el resto.

Una pequea e ntima fiesta dio comienzo. Un cumpleaos sencillo, pero que Uryuu recordara el resto de su vida como el mejor que tuvo. Y eso es porque a veces, las celebraciones ms pequeas o que creemos sern insignificantes, resultan ser las que dejan un mejor sabor de boca.

Gente con buena predisposicin a conversar, a recordar “viejas” ancdotas, podan hacer de un pequeo cumpleaos, un gran cumpleaos.

Pero la realidad era que haba un motivo mucho ms significativo por el que Ishida recordara ese da.

En mitad de la noche se escabull del grupo para salir un instante afuera a observar las estrellas en soledad. Un vaso en su mano de sake y una sonrisa en sus labios.

Todos ya haban notado que en una semana el Quincy se mostraba ms predispuesto a sonrer… y no esa clsica sonrisa suya socarrona o altanera, sino la que refleja felicidad y paz interior.

Sinti una presencia a sus espaldas, sentado en las escaleras gir apenas para confirmar que se trataba de Yasutora.

—Ishida Sucede algo?
—No… Quise salir un rato. —Se llev una mano a su frente, corriendo uno de sus mechones que le entorpecan la vista, y volvi a fijarla al frente.
— Estas… enojado porque… ?
—No Sado… —neg rotundamente adivinando lo que el otro quera decirle— Cmo voy a estar enojado porque me preparaste una fiesta sorpresa? Todo lo contrario. —Le sonri con cario cuando se sent a su lado, en el escaln inferior al que l estaba. —Gracias… —Sentenci con seguridad y naturalidad—De veras: gracias por todo lo que has hecho por m en esta semana.
—Ishida… —Yasutora sinti que de pronto el mundo se haca pequeito, insulso e insignificante.
— Si?
—Yo… quiero decirte algo… importante—Balbuce, con su potente voz.
— Si? —El Quincy percibi con claridad que su corazn aumentaba su ritmo, queriendo salirse de su lugar.
—Bueno, pues… que…
— CHADDO! —Apareci Asano por la puerta con una botella en su mano— Nos quedamos sin sake! Pero hay vino.
—Bien.
—“Bien” nada, hombre. —Le indic con su brazo que ingresase al departamento—necesitamos algo para descorcharlo Tienes?
—S… en el primer cajn de la cocina, al fondo—Mir a Ishida, maldiciendo su suerte, o agradecindola, no supo—Esprame aqu, ya regreso —Se puso de pie para ir detrs de Keigo no sin antes voltear para reiterar—Por favor espera, que necesito decirte algo muy importante.

Aquellos minutos se le hicieron eternos a Uryuu Por qu Yasutora se tardaba tanto en volver y decirle aquello que quera escuchar?

Porque quera cierto?

No obstante, la duda lo embarg y si era para decirle que ya no podra quedarse?

No, no tena sentido, haban ido a comprar las cortinas juntos y otras cosas para el departamento, todo estaba bien por ese lado.

Entonces? Qu era eso tan importante que necesitaba decirle? Sado volvi, con un rostro plido por dems, altamente notable en contraste con su morena piel.

Se sent en el mismo lugar de antes y tosi para aclararse la voz. Se lo notaba nervioso, como nunca antes Ishida lo haba visto. Termin por ser l, quien quebrase ese tenso mutismo, ansioso por escucharlo a Chaddo.

— Bien? Me dijiste que tenas algo por decirme —Cual tic nervioso se acomod los lentes, a su estilo, cuando Yasutora pos sus pupilas en su personas.

Ests bailoteaban nerviosas, destellaban. Quizs por el alcohol simplemente.

—…

Yasutora no pudo abrir su boca y decirle “aquello” que se tena guardado. Uryuu, ms neurastnico que antes, ri por lo bajo, dedicndole una mirada algo pcara y juguetona.

Todo estaba dicho; eran sus cuerpos, sus gestos los que hablaban por ellos, quedaba esperar ver quien daba ese primer y decisivo paso… Quien tendra el coraje suficiente.

Fue el Quincy, quien ansioso y harto de seguir esperando, acerc lentamente su rostro al de Sado, con el fin de darle tiempo para arrepentirse y alejarse de l. Pero eso no sucedi.

Chaddo no poda creerlo De verdad ese Quincy precioso, semejante a un Elfo de Tolkien, quera besarlo?

A l?!

Correccin: Lo estaba besando. Sus aterciopelados labios se haban posado sobre los suyos.

Tard en reaccionar, pero cuando lo hizo, su carnosa boca atrap la de Ishida, y sus masculinos brazos el talle delgado del muchacho. Se estrecharon en un abrazo, sumamente intimo y ardiente, sin dejar de besarse.

Ishida abri desesperado por ms, su boca, recibiendo toda la pasin y el cario que le tena Sado para l.

Sus lenguas se enredaron, en una lucha de poder, los anteojos del Quincy era algo que, extraamente, motivaba al coloso, pese a que le molestaba para realizar aquella labor… Pero demonios, le quedaban tan bien, que no pensaba sacrselos ni siquiera cuando hiciesen el amor.

Sus manos acariciaron de manera santa —y por momentos no tanto— la anatoma del otro.

Ya habra tiempo de sobra para estudiarse ms a fondo, ya tendran muchas oportunidades a solas para hacerlo. No queran apurar las cosas. Bastante rpido se haba dado todo en una semana como para encima “ir ms all”

—Tengo que decirlo, Ishida… —Sentenci Yasutora recargando el cuerpo de Uryuu sobre el suyo, aun sentados en las escaleras—Eres lo ms hermoso que vi en mi vida. Lo pens desde la primera vez que te vi.

El mencionado elev sus cejas, boquiabierto por la confesin. Sado no era bueno para hablar, al menos no lo haca, no es que no se le diese, por eso en su momento comprendi tantas cosas: el por qu se preocupaba tanto por l, por qu siempre estaba all, a su lado, cuando giraba la cabeza para ver quien estaba cerca suyo.

—… —Ahora, el mudo, era el Quincy.
—Sabes… esa cancin que escrib Te acuerdas?
—Aj. —El pelinegro sonri, vaticin lo que vena a continuacin.
—Lo hice pensando en ti.
—Lo sospechaba —Se ufan, divertido, tomando distancia para dedicarle una mirada de autosuficiencia.

Desde ya que falsa, por eso Sado se permiti rer ante el gesto, que tan bien le sentaba a Uryuu y que tan sexy le quedaba esa actitud.

—Y quera pedirte un favor al respecto.
— Si? —Acomod de nuevo sus lentes, sus ojos bien abiertos y atentos a las palabras de Chaddo.
— Falta solo un mes para la fiesta de graduacin Me permitiras dedicrtela el da del evento cuando toquemos?
—Sado…
—Entiendo que te de vergenza y que por ah no quieras… —Se apur a decir. —Igual yo no soy la voz, slo toco la guitarra pero…
—Sado. —Lo interrumpi —Nada me honrara ms.

Bes otra vez sus labios, un contacto superficial que les hizo desear ms, enredndose otra vez en un beso, entre tierno y clido.

En tan slo una semana haba ocurrido todo… Pero es que cuando todo est en su debido lugar, las cosas se dan de manera armoniosa.

No se queran desde ayer, y eso apenas lo comprendieron ese da.

Uryuu lo mir con profundo amor…

Que fcil sera ahora, olvidar por completo al shinigami sustituto.

Que fcil sera, enfrentar a su padre y al universo entero, con aquel hombre caminando a la par.

Que fcil pareca todo, y que maravilloso era el mundo con Chaddo en l.

Haba hallado, sin dudas, su cable a tierra.

Aquello que le recordase que vala la pena seguir respirando.

Despus de la tormenta, siempre llega la calma… y ms tarde sale el sol.





FIN






Mentira, s llor cuando son Fix You.
Les dejo el link para que vean porque no quiero utilizarla nunca ms --> http://www.amor-yaoi.com/fanfic/viewstory.php?sid=22607&chapter=1
Publicado en el 2007, escrito mucho antes.

* Otra vez, lo mismo que dije en “X”: No s porque, pero me lo imagino a Uryuu bandose al estilo occidental.

* S, ya s que la cancin est en “argentino” iba a pasarlo al neutro, pero ya me pareci una falta de respeto desmembrar la cancin as como para encima deformarla.

* Pido disculpas por no estar segura pero creo que la frase de Uryuu: “Con decirte que lo ms lindo que me dijo esa noche fue que prefera tener un hijo muerto antes que un hijo gay!” es de algn fanficker. Al menos la parte de preferir un hijo muerto antes que uno gay xD
Pido perdn, de ser as, por no dar los crditos correspondientes.
Siempre me ha parecido una total falta de respeto no citar las fuentes (y no me refiero slo de libros). Me ha pasado muchas veces, sobre todo con el fandom de Saint Seiya que es donde he comenzado hace ms tiempo, en utilizar una idea, frase, o lo que sea, con la completa seguridad de que era ma o al menos original. No me molest en su momento ni me molesta que las utilicen, pero me ha pasado de recibir comentarios del tipo: “Eso ya lo dijo / us fulanito en su fic tanto” y tener que verme obligada a linkear un fic mo del ao del pedo para demostrarle que la cosa, en realidad, es al revs.
Por eso, un pedido en general, cuando utilizan algo que saben le pertenece a otro fanficker (expresiones, chistes, apodos, etc) CITEN la jodida fuente. Despus se convierte en clich y no tenemos la ms plida idea de donde sali.
S, esto me jode, como notaran. Y a la nica persona que le perdono este detalle es a Yageni, y porque es mi amiga y porque la mayora de las veces las ideas las compartimos cuando conversamos. Al resto no, xP a llorar al puerto si no les gusta mi subjetividad.
Plagiar un fic, plagiar una frase, un apodo, metfora, sin citar su procedencia, para m, es lo mismo. Tengan el decoro de explicar y citar todas las fuentes o de aclarar al menos.
S que nada es inventado ahora y que no somos cien por ciento originales, todo ya fue dicho y escrito. Pero en el fandom se dan determinadas cosas (cnones y clichs), que s, pueden ser dentro de todo originales.

* Cuando Ichigo le ofrece su jugo a Orihime: Esto es algo que me cont Yageni, yo en verdad ni saba, pero en Japn compartir algo que es llevado a la boca representa un gesto muy ntimo. Similar a un beso. Es decir, si yo fumo, compartir el cigarrillo con otro es interpretado como un beso indirecto ?
Tienen una limadura en la cabeza los japoneses. Ser por eso que me caen tan bien.

* Lo de la empata he de admitir que es algo que vivo en carne propia, me jacto de eso pero no me alegra xD. Es jodidamente difcil de sobrellevar, porque todo te “contamina” cada estado de nimo. Una verdadera pesadilla.
No lo digo por decir: no slo mi psicloga me lo remarc, sino tambin mi cartas astral y natal.
Eso s, cuando se trata muy de m, no me doy cuenta de nada… NADA, soy sumamente idiota. Pero cuando se trata de los dems… Es todo un problema.
Que me haga la boluda, es otro tema.
Y nunca le err, hasta ahora.
Ojo, tiene su lado bueno tambin.

* Es “en” no “yen” para denominar la moneda de uso actual en Japn.

* Por ultimo me queda agregar que el libro de Hermann Hesse que se menciona lo estoy buscando como una posesa desesperada, lo citan en un manga (El tomo nmero dos de Blood +) pero en la bibliografa de su autor ni aparece con ese ttulo. Cabe la posibilidad que sea un cuento o que tenga otro ttulo, pero poseo una vasta coleccin de Hesse y aun as no tengo nada que hable de una saturnia.
Ah… s. Puedo no comer pero no resistir la tentacin de comprar un libro cuando estoy en una librera. Es ms fuerte que yo. Yageni me entiende.
Notas finales: Ahora sí, me voy, antes que se suiciden por aclaraciones tan extensas (Cada vez me salen más largas :S)

Gracias por leer. Volveré por este fandom con (además de un nuevo capítulo de “X”… promesa que no lo dejo colgado en el limbo) un Shinji Hirako x Sousuke Aizen =)
(Dios, lo que me va a costar escribir sobre Aizen, aunque no tanto como me costó hacerlo sobre Gin en su momento) Tanto que voy a meditarlo bien si lo hago o no (La idea está)


30 de agosto de 2009
Merlo, Buenos Aires, Argentina.

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