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Fragile di raccolta por Chaotic Kittie

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Notas del fanfic:

Este Fanfic fue basado en algunas investigaciones por la red, aunque la mayoría esta mezclado.

Espero que lo disfruten, ya que con esta historia vuelvo a las pistas de amor Yaoi.


 

Nota: Hice este fic, para un concurso de Halloween y está narrado en primera persona por Muraki.

Notas del capitulo:

Una especie de Karma que consume su alma, cinco cuerpos, un espiritú, solo una solución, y una extrema tortura.

Fragile di raccolta

 

 

Capitulo único:

Frágil Colección.

 

No existe nada más hermoso,

Que una flor en su extrema demasía.

 

 

            ¡Es mentira! Cada palabrería de esa gente que blasfema sobre este acto de amor.

 

            ¿Podrían ustedes juzgarme?

            Yo solo lo encontré allí, tan hermoso, tan delicado, tan frágil… observando con pequeños destellos de miedo sobre mi persona, como la macabra escena iba cobrando sentido en sus pensamientos…

 

            Cuando lo vi lo deseé con toda el alma…

 

            No dude ni un segundo en llevármelo, el era especial podía verlo a trabes de su mirada, de su piel, de su ser en completa armonía con los rayos de luna; el no debía morir en ese momento aunque no tuviera que dejar testigos.

            Lentamente me le acerqué, malogrando un plan exquisito para cada sentido de mi existencia; sin querer había encontrado dos peces en ese gran acuario que poco a poco fui agrandando, el sería el ultimo de una colección de cinco muñecos…

 

            ¿No creen acaso, que eso sea amor?

            Claro que lo es, un amor divino, lleno de sentimientos sinceros…

            Nada mejor que atesorar la hermosura de aquellos seres especiales en mi propia colección…

 

 

            Sus cabellos rubios volaban con la helada brisa; así lo recuerdo así lo veo en estos momentos desde mi silla, en aquel lugar oculto que solo yo puedo divisar, obras de arte perfectas, así puedo confirmar esta pulcra existencia.

 

            Se fue alejando de mis manos huyendo despavorido por esa calle sin salida, yo lo sabía bien, así que con una sonrisa en los labios caminaba lentamente tras sus pasos, mi ojo se posaba tras el, como un águila tras su presa; es que ya no tenía escapatoria, desde que había cruzado la mirada conmigo ya estaba dentro de mi ser, de mi cuerpo, de mi colección.

 

            Corría con insistencia sin mirar a los lados, su visión iba de aquí para allá buscando alguna forma de escapar, su desesperación me excitaba, me incitaba a perseguirlo con calma mientras una sonrisa burda posaba mis labios, finalmente llegamos hasta la última etapa, en donde yo quería arrinconarlo.

 

            Al fin lo tenía contra la pequeña reja, sentía su corazón latir rápidamente, mientras mi sangre fluía lentamente por cada vena, siempre era lo mismo cuando una de mis victimas estaba ante mi.

            Le tome el rostro con delicadeza, mientras sentía como su cuerpo convulsionaba ante ello…

 

            ¡Estoy seguro! el sabia su destino luchando por que no ocurriese, lo que estaba destinado, porque a esto se le llama destino.

           

            —Hisoka —susurré en su lóbulo izquierdo con una voz tétrica.

 

            Se estremeció nuevamente al sentir mis labios posados en su oreja, respire lentamente causando un aire calido a su alrededor, sorprendido, al fin chocaba su mirada con la mía, mi cabello ocultaba mi ojo mecánico por lo que mi otro ojo se encontraba fijo en el, observando con atención cualquier tipo de expresión que ese bello rostro me diese; si soy sincero me fue difícil elegir la expresión con la que rememoraría a mi ultimo muñeco.

 

            Moví mis piernas de modo que el quedara entre la reja y mi cuerpo, el frío metal que estaba detrás de nosotros, me daba una extraña sensación…

            Él no podía decir palabra, sus labios le temblaban y todo aquella visión era un exquisito manjar para mí… con la yema de mis dedos dibuje sus facciones con delicadeza mientras me acercaba más y más, atrapé sus labios entre los míos, con fiereza los mordí lentamente, haciendo que su calida sangre comenzase a  fluir por la comisura, yo la bebía con devoción sintiendo una mezcla de metal y dulce…

 

            Me sabia a exquisito….a pecado… a prohibido….

 

         Con la poca fuerza que arribó, me corrió cogiendo valentía, así me gustaba, fiero, eso lo hacia aun más excitante para mí, siendo el ultimo lo había elegido de forma precipitada aunque lo había visto antes, lo tenía dentro de una lista grandiosa y espeluznante.

 

         Trató de escapar nuevamente, pero lo tome con fuerza de sus brazos, el pequeño solo podía gritar por ayuda sin ser escuchado, ya estaba perdido.

 

         Así, me lo termine llevando a mi refugio personal, nadie pasaba por las calles a esas horas, las dos de la madrugada marcaba mi reloj, mientras mi corazón saltaba de jubilo por haber encontrado a mi mayor adicción…

 

         Sus ojos desorbitados se denotaban entre la oscuridad del vehiculo que nos llevaba a lo mas hondo del infierno; tape su boca con un pequeño pedazo de tela, ese color verde opacado por el miedo… me hacia sentir vivo… ¡Si! Como en muchos días no lo había estado; desde la última vez…

 

         Te deje en el asiento posterior junto al otro muerto que llevaba a rastras, era la hora final; en dos días todo estaría predicho, podría tener al fin a mi hermano entre mis brazos…

 

         Tarareé una canción, tranquilamente, como podrían decir que la locura me había timado, ¡Mentiras!, solo son mentiras burdas sobre mi persona, que acaso no puedo complementar un deseo intenso, lleno de amor…

 

         —Tranquilo, todo estará bien, te salvaré de tu sufrimiento… —le dije mientras le corría los cabellos que se esparcían  en esa delicada cara.

 

         El solo observaba no entendiendo nada…

 

         Fui su salvador, ¿Qué no lo entienden?, al igual que con otros… así mismo, pase mi tiempo buscando cuerpos… personas hermosas que se estaban comenzando a podrir, que la sociedad no necesitaba, que nadie valoraba por lo que verdaderamente eran…

         Comencé a cantar, a susurrar la letra entre secretos, pequeños chismes que atisbaban una correcta melodía…

 

Eres uno de los errores de dios,
Llorando, trágico desperdicio de piel

Estoy consciente de cómo te duele,

Y aún así no me dejas entrar a ti.

Ahora estoy derribando tu puerta,

 

         Llegamos al lugar, una casa a las afueras de la ciudad, alejada del mundo corrupto, distanciada de todo acto imperdonable, porque mis seres necesitaban un altar, una forma fija en la que pudiera contemplarlos hasta la hora final…

 

         Mi compañero se había desmayado, no soportó traer a rastras un cuerpo, lamentablemente para él este era el comienzo de una noche gozosa de sorpresas…

La madera que crujía con cada paso despertó a mi querido invitado, le ofrecí una calida sonrisa, por un momento él olvido que estaba haciendo allí, algo desorientado hablo, ya que unos momentos antes me había desecho de la tela que cubría sus hermosos labios carnosos.

 

         — ¿Eres un ángel? —su voz salió rasposa, pero aún así era música para mis oídos.

 

         —Quizás… —susurre aún mas bajo.

 

         —Entonces, ¿estoy muerto? ­­—preguntó confundido, yo solo negué con la cabeza entre que algunas imágenes posaban mis pensamientos.

 

         —Lo estarás…. ­—sentencié de forma amable.

 

Ahora fue el quien negó sin que saliera el habla de su boca.

        

         —No te preocupes —Dulcemente deslice mis dedos por su cabellera mientras el se encogía en mis brazos, tratando de escapar de forma torpe, pareciendo un ratón cazado por un gran gato.

 

         Bajé los ultimas escalones de aquel subterráneo, esa pequeña casa estilo oriental que alguna vez fue el karma de mis peores pesares, ahora era mi refugio… mi recuerdo… mi forma de no olvidar ningún detalle.

 

         Me sabía cada parte de ese viejo edificio de memoria, con los pasos lentos lo acerqué al mesón central amarrándolo de las manos y las piernas; él luchaba sin darse por vencido, pataleó, mordió, echó puñetazos al aire, pero nuestra diferencia de potencial era inigualable, se lo dije estaba completamente a mi merced…

 

         Volví a subir sin encender las luces aún, la sorpresa que esperaba a mi amado Hisoka debía esperar un poco más, finalmente faltaban cuarenta y ocho horas, para llevar a cabo todo; lamentablemente la suerte no le acompaño, estaría vivo entre mis manos por dos días completos…

 

            Saqué al que era mi penúltima muñeca a quien le había extinguido su alma entre las calles del hermoso Kyoto,  sus mejillas ya se encontraban blancas, sus ojos ámbares me miraban fijamente, había logrado matarlo justo en el momento que la expresión comenzaba a ser lastimera y dolorosa, pensar que fue un gran amante…

 

            Lo arrastre hasta el subterráneo con delicadeza, ya que una obra nunca debe ser descuidada…

 

            Dejándolo por unos minutos, intacto en el frío suelo, prendí las velas que estaban alrededor haciendo que una tenue luz iluminara a otros tres cuerpos que se encontraban colgados en la pared.

 

            Un alarido de terror se escucho de la boca de mi única victima que seguía con vida… más música para mis oídos, mientras sus expresiones demostraban, como a un libro abierto, todo lo que sentía, todo lo que pasaba por su mente…

 

            Agarre el cuerpo de Watari a quien había dejado en el piso; lo aseé hasta que quedo perfecto, busque la ropa que estaba destinada para su cuerpo andrógeno , le saqué sus ropas que ya estaban algo flojas por la lucha que habíamos tenido unas horas atrás.

Lo vestí nuevamente con ropajes extravagantes, pequeños pantalones holgados, junto a una tunica blanquecina al igual que a los demás cuerpos

 

            ¿Como una persona tan llena de energía había terminado con esa expresión?

 

            Nadie se lo explicaría con lógica, pero yo puedo explicarlo perfectamente como cada noche iba robando un poco de su energía, absorbiendo un poco más de su vida, finalmente para abocarla a mis objetos preciados, fui el culpable, lo digo orgulloso de lo que he logrado.

 

            Después de la “repentina” desaparición de su amado Tatsumi, mi muñeco había comenzado a caer en una depresión dolorosa y profunda, fue cuando aparecí para salvarle, pueden observar que solo hice un gesto, nada más, lo ayude a superar su dolor, con mi compañía primeramente como un parche, luego con la muerte para que ya no sintiera nada…

 

            Ahora había cumplido su deseo, Watari estaría por una eternidad al lado de Tatsumi, en mi culto, en mi preciada colección…

 

            Si, yo había hecho desaparecer a su pareja porque el destino lo quiso así…

 

            La primera vez que les vi no los reconocí, ya que mis poderes estaban turbados por el sufrimiento, estaban postrados por el amor, encadenados por la venganza; pero como el camino del destino es claro y predestinado volví a verlos nuevamente…

 

            Caminaban por las calles mientras las hojas de otoño se paseaban, todo tan romántico, tan preciso y perfecto, me daba asco verlos así; esa felicidad infinita que demostraban sus facciones no podían existir para siempre,  quien mejor que yo para frenarlas convirtiéndolas en notas mortíferas…

 

            ¡Oh! Querido hermano, ellos eran la gota perfecta, la mezcla entre el roble y el manzano… Aquella religión que ensañaste en mi había surgido tan solo al verlos; la idea  de hacerte volver recobró fuerzas, finalmente, dando el paso concluyente con mi primera victima.

 

            Tsuzuki…

 

            Un olivo puro de corazón, extrañamente atractivo con un atisbe de aire ingles, adornado perfectamente con ojos violetas, la persona más preciada para Hisoka Kurosaki…

 

            Colgué el cuerpo de Watari en  rincón extremo al que estaba Tatsumi, buscando el equilibrio entre el amor y la valentía;  porque así como el bien y el mal, cada parte tiene su equilibrio su único rubro…

 

            El cubículo que dibujaba la habitación estaba hecho estratégicamente para practicar ritos, había estado trabajando un año completo, investigando cada hechizo, eligiendo a mis victimas.

 

            Mi querido hermano a quien deseaba revivir con todo mi corazón, se encontraba en el otro extremo en frente de Tsuzuki…

 

            Todo listo, el cuerpo del pequeño en medio se paseaba como pieza final.

 

            Giré la cama del centro, mientras los cuerpos colgaban en los rincones formando una cruz, siendo el punto de unión el chico de en medio; tomé su cara con enfermo receló obligándole a abrir los ojos que estaban siendo empañados por las lagrimas, las cuales lamí sin pesar alguno.

 

            —Obsérvalo Hisoka, ¿No crees que es perfecto? ­—susurré lamiendo algunas lagrimas que seguían escapando, colocándome sobre él, sin pedir permiso alguno.

 

            — ¿Qué le hiciste? —escuché decir con dolor, forcejeando con las correas, haciéndose daño al instante.

 

            — ¿Quieres saberlo Hisoka? —pronunciaba su nombre como si estuviera confesando el mayor de los pecados…

 

            Se mordió el labio dejando de llorar, mirando fijamente a Tsuzuki, preguntándose como había acabado así, luego de todo ello… Yo estaba al tanto de su forma peculiar de llevarse con la gente, le estuve viendo demasiado tiempo como para no darme cuenta….

 

            Inclusive cuide de él, para que su cuerpo no fuese mancillado por nadie, debía estar limpio de cualquier tentación y así cumplí todo, un trabajo de años, que valía la pena sin duda.

           

            Me coloqué sobre él, repitiendo la pregunta.

 

“él no dijo nada así que proseguí; pues la verdad es que le engañe vilmente, lo traje hasta aquí al igual que a ti, y lo mutile lentamente cortando sus venas en la bañera, desnudándolo más tarde, limpie cualquier rastro de liquido carmesí.”

           

            — ¡Deberías haberle escuchado vociferar! —grité en su oído extasiado al recordar cada imagen de ese acto lúdico, mis manos comenzaron a temblar.

 

            Mientras mis dedos se paseaban por su figura escondida por esos ligeros ropajes, llegando hasta sus pantalones con rapidez, no le dí tiempo a pensar cuando ya le estaba desnudando, su mente se encontraba muy lejos en aquellos momentos, eso me enojo…

 

            ¡Me molesto! No podía aceptarlo así como así; lo castigue como nunca había hecho con nadie, lo mantuve viendo al cadáver del hombre de ojos violetas mientras yo me memorizaba cada lugar de su cuerpo entre caricias.

 

            Su cuerpo reaccionaba, siendo virgen la facilidad con que le hacia sentir placer era increíble, aún así, el me observaba con asco, con odio, y yo pedía  a gritos que me odiase más, que sus sentimientos se volviesen tan oscuros como esa misma noche…

 

            Me salí de sobre su cuerpo sin hacer alguna penetración, aunque las ganas por hacerlo mío recobraban fuerzas en cada segundo…

 

            Divise todo desde el punto central, al lado de quien sería el contenedor del espíritu de mi hermano.

 

            Tras haber preparado los sacrificios encontrando a cada representante  de  los árboles sagrados, vestí a Hisoka de color escarlata de píes a cabeza con las palabras de el propio árbol que el regía, el Álamo.

 

            Me paseé alrededor de las maderas frías tocando sus entumecidas piernas lentamente, la hora ya llegaba, el treinta y uno de octubre en donde la luna llena se posaba tras la ventana; lo mire fijamente nuevamente mientras el seguía forcejeando, ya no le quedaban demasiadas fuerzas no había comido por cuarenta y ocho horas, su voz ya no salía, sus lagrimas se habían acabado, estaba resignado.

 

            —Tranquilo, servirás para algo…. —besé sus labios unos momentos antes, para luego tomar el hoz de oro que tenía colgado en una de las paredes, corte sus extremidades con extremo cuidado solo deslizando el filo de la hoja, la sangre caliente fluía por lo que era su cuerpo roído, pero solo sería unos momentos, tanta estupefacción me causaba vértigo, adrenalina, ¡Oh! Con ello comenzaba el nuevo año, mi estación oscura, el poder entre mis reeligíos…

 

            Busque el libro, la última parte de tan esperado momento, mire por última vez a mis muñecos, mi querida colección, que debía estar toda una vida en aquel cuarto oscuro. El contenedor comenzaba a cerrar los ojos, me puse la capucha y con el hoz de oro elevado, mi voz se alzó, todo era tan magnifico, sentía fluir la energía entre medio de las llamas, como el inframundo a mis pies se tornaba celestial y de allí salía el alma de quien esperaba.

 

—     ¡Saki! —exclamé emocionado sin soltar el hoz, ni mi biblia druidita…

 

            —Muraki —murmuró, le pude escuchar sin más, su voz, la más hermosa y dolorosa de todas.

 

            —Te estaba esperando —sonreí para mi mismo, mientras el débil cuerpo de mi ángel en el centro del cuarto comenzaba a desaparecer cualquier signo de vitalidad.

 

            —Esto no puede ser, lo sabes, cuantas veces te lo advertí —reprochaba el espíritu de mi amado hermano, que brillaba disipando la oscuridad de todo le lugar, encima del cuerpo de mi pequeño…

 

            —Ya no puedes hacer nada —advertí para que se resignara— Serás mió por siempre…

 

Con esa última sentencia dije las ultimas palabras.

 

Serás atrapado por la oscuridad

Un nuevo año a llegado

Me perteneces por la eternidad…

Samhain concédeme tu poder entre estos árboles sagrados

 

            Los círculos que estaban tras mis queridos instrumentos, brillaron también, el viento hizo un caos increíble, el aroma a muerte se sentía por todos lados, cuando el resplandor desapareció, y el último grito de vida de Hisoka hizo eco, todo el silencio volvió a embargarme…

 

            No moví ni un músculo desde mi punto equitativo, miré como el cuerpo comenzaba a moverse lentamente, con la misma figura de antes, pero con una expresión aún más bella, cautivado admire mi nueva obra…

 

            ¿Acaso eso no es amor? Vuelvo a preguntar, ahora esa figura trataba de moverse.

 

            —Saki —susurré tocándole las mejillas.

 

—     ¿Qué has hecho? —preguntó con tono lastimero.

 

            —Traerte de vuelta hermano, por una eternidad —besé su frente, ese beso de discordia, mi propiedad ahora nunca se separaría de mi; si el primer traspaso había resultado, el segundo también.

 

            —Esto no durará mucho, comenzaré a podrirme como carne malgastada; Muraki —dijo aclarándome la situación, pero yo lo tenia más que claro.

 

            Moví mi cabeza, este solo es el primero de muchos otros ritos hermano, estarás conmigo para siempre, y ya tengo a los dioses sagrados, mis hermosos muñecos elegidos para el próximo año.

 

            —Lo haré durar para siempre —sonreí soltándole los brazos, ahora era su dueño, el no podía escapar.

 

            Saki se veía  perfecto en aquel cuerpo, joven lleno de vitalidad, aunque su rechazo sea grande no puede escapar, deseo que siga odiándome, alimentándome, llenándome de deseos.

 

            Desde ese momento, en que lo traje de vuelta es que lo disfruto cada noche; a lo mejor en otro año, en la misma fecha te toque a Ti, ser el vinculo entre el espíritu y yo, nadie lo sabe, solo el destino dirá si algún día perecerás en mis brazos.

 

            Hasta un nuevo año de oscuridad, en donde le Halloween comienza y mi macabro plan se lleva a cabo, te lo advierto, podrías ser el próximo; pequeño...

 

Notas finales:

¡¡Hola!! Realmente como muchas veces no tengo explicación lógica, por lo que solo disfrútenla, estoy ansiosa de saber que piensan. Espero que sea de su agrado, ya que no sé esta historia no me dejo del todo conforme.

En fin, como dije vuelvo a las pistas nuevamente, después de una semana gris en la universidad; así que, me queda decirle que la disfruten…

¡¡Nos vemos!! n_n Agradezco a todos quienes pasen a dar vida a la historia de Halloween.


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