Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

"Virgen a los Treinta" por Chaotic Kittie

[Reviews - 29]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Esta historia estaba escrita hace bastante tiempo, si alguno de ustedes ha leído “El Arte de la seducción” Sabrá enseguida quien es Yume.

Mis historias estaban siendo bastante grises, así que necesitaba algo de humor, espero lo disfruten, esta historia tendrá a lo máximo tres capítulos, así que sin más los invito a leer.

 

 


Nota: Los personalidades son totalmente hechas por mi creación.

 

 

Notas del capitulo:

Hayashi Kureru: Hombre de cabellos desordenado, bastante desalineado, viste siempre de pantalones de tela totalmente fuera de lo que es la moda, gusta de la tranquilidad y la lectura, es locutor de radio. Aunque tiene buen físico, este es apañado por su forma ser y vestir.

 

Ahora que por esas casualidades conoce a Sanada Yume, su vida se verá más perturbada, de lo que jamás llego a imaginar.

“Artes de  Seducción

 

 

“Virgen a los treinta”


By Chaotic Kittie

 

 

 "Conociendo al Diablillo"

 

 

             Suspire cansado, quería llegar rápido a casa pero el transporte estaba llenísimo, era asfixiante como se juntaban todos alrededor, parecíamos una asquerosa manada amontonada en un rincón, aunque, viéndolo de alguna manera siempre era lo mismo.

 

            Llegue a mi hogar agotado, no quería más guerra.

           

            Al momento de abrir la puerta, entre sigilosamente hasta donde se supone estaba la cocina, que por cierto se encontraba hecha un desastre; lamentando el día en que había admitido a mi hermano en casa me coloque a ordenar los trastes que estaban sucios encima del lavavajillas.

           

            Maldiciendo por lo bajo me encontraba, cuando escuche unos ruidos bastante extraños que venían desde él segundo piso, deje a la mitad mi tarea, sin imaginar que podría estar haciendo mi hermanito.

 

            Me acerqué unos cuantos pasos de forma precavida, pegándome a la puerta  pero sin querer me apoye demasiado abriéndola del todo. De forma estridente mi cuerpo se acopló con el suelo fue entonces cuando sentí dos pares de miradas sobre mi cuerpo, en ese mismo momento saque mis propias conclusiones pero no conforme, me giré lentamente hasta posar mis ojos en aquellas dos personas.

           

            No supe como me puse en pie.

 

            Salí rápidamente, con el corazón en la boca y un terrible sonrojo en las mejillas.

 

            Mi hermano de tan solo diecisiete años estaba teniendo sexo, en mi casa y con un chico, enzima menor de edad y haciendo sonidos raros, o sea repito, en mi hogar, esperen mi hermano, que es menor que yo, estaba teniendo sexo, sexo, sexo, pero si ni siquiera yo lo había tenido, como podía ser.

 

            Después de mi gran guerra mental por ordenar mis ideas y relajarme volví a entrar, pensando que les había dado el tiempo para cambiarse, pero nada, los dos estaban sobre la cama con las sabanas blancas apenas tapándoles, prefiriendo no observar directamente me gane en la ventana, para hablarle de forma “firme”.

 

            — ¿No deberían vestirse? —titubeé, no siendo capaz de mirarlos aún, la vergüenza se me impregnaba, a cada segundo.

 

            Nada se escuchó, así que carraspee sabiendo que los dos me habían oído.

 

            Tampoco funciono, así que los mire nuevamente dándome cuenta de que el chico que estaba junto a Kyo se paraba recién, buscando su ropa alrededor; completamente desnudo.

 

            Trague saliva de golpe

 

            Trate de desviar mi vista de su cuerpo pero fue imposible.

 

            Entre embobado y avergonzado mis ojos recorrieron, su frágil y llamativa figura, su piel de colores pálidos me llamo la atención, incluso esa ingenuidad que despedía era llamativa…

 

            La risilla de mi hermano me hizo despertar, se dirigía hacía el baño, supongo que para darse una ducha, el otro chico, dándose cuenta de que lo había estado observando se gira hacia mi colocándose los boxers que traía entre las manos.

 

            Pensé que se iba avergonzar pero en vez de eso se acerco de forma peligrosa mordiendo su labio inferior, su mirada gatuna me coloco aún más nervioso haciendo que por movimiento involuntario retrocediera, unos pasos.

            El río por lo bajo, si una criatura que no pasaba el metro sesenta y cinco, según yo, me estaba intimidando, eso era ridículo incluso el imaginarme aquella escena, pero  estaba ocurriendo.

 

            Por eso nunca había tenido suerte con  las chicas.

 

            Un romántico empedernido, así me definían en la universidad, enamorado de  una chica en secreto jamás fui capaz de confesarle mis sentimientos, por cobarde, aunque ni idea porque justo en estos momentos recuerdo esas escenas de mi pasado.

 

            Siento su respiración cerca, muy cerca, y me encuentro con esos ojos azules claros, realmente mi hermano tiene buenos gustos, ¿pero será su novio?

 

            ¡Rayos! En que estoy pensando…

 

            —También te gustaría jugar conmigo —susurra haciéndome dudar.

 

            ¿Jugar? A que se refería con eso, ni idea, pero su cuerpo semidesnudo no me dejaba pensar de forma prudente.

 

            —Te equivocas —digo mientras lo alejó lo suficiente como para no mirarlo de esa forma.

 

            —Kure chan, que aburrido eres  —habla cambiando completamente la actitud de hace unos minutos, haciendo un adorable puchero.

 

            La verdad es que este chico da un poco de miedo, no logro saber lo que esta pensando.

 

            —Mejor vístete de una vez —recojo sus cosas y se las paso.

 

            Mientras comienzo a ordenar la cama, simplemente mi hermano me lleva por mucho, aunque nos parecemos físicamente, no se nos nota, ya que mi “estilo” es bastante diferente, por decirlo de alguna forma.

 

            Observó de reojo como mi acompañante comienza a vestirse de forma sensual, esperen cada movimiento que hace es más provocador que el anterior, muevo mi cabeza de lado a lado, viendo como mi hermano relajadamente busca su ropa.

 

            — ¿No quieres que te bañe, Yume? —susurra mi hermano mientras se le acerca.

 

            Carraspeo por lo bajo, haciendo notar que me encontraba escuchando.

 

            —Hermano, no te había visto —bromea mientras va por su ropa.

 

            —Tu hermano no quiso jugar conmigo, Kyo —De forma infantil el otro le persigue, ya con su ropa en el lugar que corresponde.

 

            —Así que no te basta conmigo, peque —relajadamente, le acaricia los cabellos.

 

            En silencio escucho como bromean, aunque estaba enterado de las inclinaciones de mi hermano, nunca pensé que se tomaría tan bien que su novio, le diga esa clase de cosas.

 

            El millonésimo suspiro del día acompaña a mis pasos, mientras salgo resignado del lugar, más tarde tendría tiempo para aclarar las cosas con ese mocoso, falto de vergüenza y recato, a lo que hemos llegado hoy en día…

“si a un hombre de treinta años virgen” responde mi mente, haciendo que un pequeña indirecta llegue justo a donde debía, estas conversaciones con mi yo interior nunca ayudan.

 

            Mejor es que siga con mi trabajo, tomo la esponja y comienzo a refregar los platos sucios, no es mucho lo que queda así que rápidamente lo termino.

 

            Salgo de la cocina ya más tranquilo, no se escuchan ruidos así, supongo que ya se moderaron el parcito ese, me arrojo al sillón cansado echando mi cuello hacia atrás, cierro los ojos dejando llevar mi mente, pero me es imposible ya que siento una respiración rápida en mi lóbulo.

 

            Antes de que diga algo, el sonríe pícaramente acercando sus labios a los míos.

 

            Bastante incomodas son nuestras posiciones pero eso no impide que el beso se vuelva candente, el esta tras de mi, yo con la cabeza apoyada en el respaldo, mueve su boca hábilmente, no me deja ni pensar, jamás me habían besado de esa manera, menos de una forma inesperada, esta bien; a penas y me han besado.

 

            Me falta el aire, mis ojos se mantienen abiertos y con ello la imagen se hace más apetecible, se termina separando de mis labios, sonríe nuevamente y esta vez besa mi mejilla.

 

            —Si quieres jugar, búscame —susurra antes de irse, desapareciendo con un suave portazo.

 

            Yo mire impávido el lugar, ido por unos minutos, aquel niño era realmente extraño, esa fue mi conclusión.

            Mi hermano apareció con cara de nada, se sentó a mi lado con unas cervezas entre las manos, me pasó una y la otra la abrió para comenzar a tomársela. Estuvimos en silencio por varios minutos hasta que el rompió el hielo.

 

            —Apuesto a que Yume, te hizo algo —canturreó divertido, tocando mi hombro.

 

            Levanté una ceja, ¿era tan fácil de leer?

 

            Me tome la cerveza en unos cuantos sorbos, para luego mirar a Kyo.

 

            —Deberías ser más aprensivo, con tu novio —recalqué, enojado por su actitud, estaba bien ser libre y no tener celos, pero esto… es Inaudito.

 

            — ¿Novio? —me observó extrañado y se largó a reír.

 

            — ¿Qué es tan gracioso? —escéptico a sus burlas apreté la lata, haciéndola notar mi molestia.

 

            —Te estas poniendo viejo —dijo dándome unas palmaditas.

 

            Dejó la lata vacía para luego ir hasta su habitación, siempre era lo mismo, ningún respeto conmigo, que clase de hermano menor era, un caso perdido.

 

            Ignoré el pequeño “incidente” con el mocoso ese, dejando pasar el pequeño desliz de mi hermano, la semana pasó nuevamente sin ningún cambio.

 

            Ese día elegí un pantalón verdoso de tela, y una chaqueta a cuadros del mismo color, listo para ir al trabajo salí dejando despierto a Kyo que de seguro no llegaría  clases a la hora correspondiente, busque mi maleta rojiza y salí despidiéndome con un alarido.

 

            La radioemisora se encontraba bastante lejos pero llevaba años en ella, ganaba bien, mantenía contactos y tenía un programa por la tarde el cual transmitía por tres horas.

            “Junto a Ti” un programa bastante conocido entre las féminas, en donde daba consejos para mantener una relación estable.

 

            Ustedes se preguntaran, ¿Cómo un hombre que apenas, a tenido experiencia puede dar consejos?… Pues no lo sé, no tendría respuesta para ello, pero por lo mismo solo soy la voz detrás  del micrófono. Así que dejen de hacer preguntas que no van al caso.

 

            —No dejes de escucharnos, “Junto a Ti” la radio de los reencuentros… —hablaba haciendo mi voz profunda, dando termino a mi jornada en el lugar.

 

            La luz roja del foco se encendió, tomé un sorbo de agua y fui a saludar a quien controlaba la maquinaría, me miró de arriba a abajo, pero no dijo nada. Nos conocíamos hace mucho tiempo, estudiando juntos en la universidad habíamos pasado mucho juntos.

 

            Leí su mente sabiendo lo que me diría, así que me limite a sonreír apenado.

 

            —Cuando cambiaras esos gustos tuyos —suspiró moviendo la cabeza como si no tuviera remedio.

 

            — ¡Es cómodo!            —protestó, colocando mi único punto a favor.

 

            —Me canse de tus excusas baratas, nos vamos al centro comercial —diciendo lo último me arrastro, hasta esos lugares llenos de gente comprando.

 

            Puse cara de asqueado, pero ni eso sirvió.

 

            Ahora me encuentro en una tienda extrañamente “fashion”, no se como pueden llamar moda a esto, observó mi trasero por el espejo, unos jeans color azul claro acompañan una polera ceñida al cuerpo blanca, marcando mis abdominales.

 

            Olvide comentar, que hago gimnasio de vez en cuando, para sacar el stress, pero que gracia tiene andarse mostrando por ahí.

“Si alguien me quiere lo hará como soy.”

 

— ¿Estas listo? —pregunta desde fuera, abriendo la cortinilla de los vestidores.

 

            No alcanzo a mostrarle nada, cuando mis reflejos están cerrando nuevamente la tela que nos separa. Respiró hondo mirando con atención hacia una de las esquinas, Yume estaba ahí probándose una chaqueta bastante provocadora y llamativa, pero como podía tener tan mala suerte, ese niño no era nada bueno….

 

            — ¡Oh, vamos! No seas vergonzoso —ríe mi amigo volviendo a abrir, llamando la atención de varias personas.

 

           — ¡Espe..! —antes de que termine la frase, siento un escalofrío recorrerme.

 

            Estoy perdido lo sé, vuelvo mi cabeza hasta el lugar donde lo había visto, se esta acercando, Yume se está acercando con una cara demasiado sensual para mi gusto.

 

            ¡Quiero arrancar! ¡Quiero arrancar! ¡Que va a ser de mi?...

 

 

 

 

“Los gatos blancos, también son un mal presagio”

 

Hayashi Kureru.

Notas finales:

¡Hola! Bueno estaba algo triste con el último fic que hice, así que para darle un sabor más dulce a la vida, me he decidido a subir esta historia, espero se entretengan mientras acabo con el próximo capítulo del Arte de la seducción.

¡Gracias por su atención!

Espero se diviertan, y se rían mucho.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).