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"Virgen a los Treinta" por Chaotic Kittie

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Notas del capitulo:

El final y con ello ¿un principio? Kureru nos dará más de alguna sorpresa luego de que nuestro infaltable Yume haga de las suyas.

 

“Artes de Seducción”

 

“Virgen a los Treinta”

By Chaotic Kittie

 

“Conociendo mis secretos”

 

 

“¡Cuenta hasta diez!”

 

 

“¡Cuenta hasta mil!”

 

           

“¡Oh Rayos! No cuentes nada!”

 

 

 

Me levante molesto, si es bastante raro pero lo estoy, así que no digan absolutamente nada, ni una mísera critica porque sacaré mis garras y me los haré pebre. Está bien, no haré nada de lo anterior pero al menos ya estoy más calmado.

 

 

Dirigí mis pasos hacia la ducha, necesitando el agua muy fría, congelada si es que fuera posible ya que no pasé una buena noche.

 

 

—¿Algún problema? —preguntó mi hermano, al verme salir de la ducha.

 

 

Tengo que confesar que me asuste primeramente, pero mi humor estaba negro así que no lo demostré.

 

 

—No, ¿Qué problema podría haber en mi vida? —le mire sin ningún resentimiento en especial, pero claro que los había, desde ese día.

 

 

“Mi problema tiene nombre y apellido”

 

 

—Vaya, vaya —soltó, examinando mis reacciones.

 

 

           Me pongo nervioso de inmediato, ¿Cómo no estarlo?, mi hermanito es demasiado astuto y yo soy, un libro abierto que muchos pueden leer… “y manosear” responde mi mente; hasta ella me molesta en los instantes menos oportunos.

 

 

            —Ten cuidado —terminó por decir, tomándome por sorpresa.

 

 

            ¿Advertencia o Amenaza?

 

            Es difícil saberlo, sobre todo con mi hermano pero no soy nada tonto; sabía que me estaba hablando de Yume, al fin y al cabo, los dos hablamos el mismo idioma.

 

 

            —No soy idiota —pose mis ojos sobre él, colocando mi semblante serio.

 

 

            —Lo sé, pero ya caíste, ahora, no podrás salir —sentenció finalmente, correspondiendo a mi semblante.

 

 

            Finalizó nuestra “charla” cerrando la puerta con suavidad.

 

 

            El nunca dice las cosas ligeramente menos con aquella seriedad que pocas veces he visto surgir de las cenizas del infierno; esto no puede traer nada bueno.

 

            Al pensar en ello, una gota cruzo mi pecho desapareciendo entre la toalla que tenía alrededor de la cintura. Con mi cuerpo completamente dormido y las palabras de Kyo en mente, me fui a mi pieza vistiendo las primeras prendas que encontré; una bermuda de color dudoso, bastante desteñida por el tiempo  y una polera holgada de color negro.

 

            Comodidad, es lo único que deseo, soy bastante simple, para mi la tranquilidad es invaluable y con un solo suspiro de descanso, me daba por satisfecho, al menos por ahora.

 

 

 

            Prepare la mesa para que el desayuno fuera decente, nunca he sido una maravilla cocinando pero el vivir solo por tanto tiempo; hace maravillas con un hombre soltero, se lo digo tan solo porque es la pura y santa verdad. Cuando mi hermano llegó a sentarse al frente de mí, con ese toque deportivo de los domingos sonreí de forma amena la que le correspondió.

 

 

            Así, estábamos acostumbrados a desparecer el ambiente hostil que nos rodeaba.

 

            Nunca he sido muy bueno para pelear, tampoco él y la mayoría de nuestras discusiones, si es que pueden ser llamadas de esa manera, son solucionadas de inmediato, sin mayores disculpas.

 

 

 

—¿Tienes entrenamiento? —pregunte, mordiendo mi tostada.

 

 

—Si, el capitán se ha ensañado con los domingos prácticos —suspiro desganado.

 

 

            —Ya veo —le mire comprensivo—. No te exijas demasiado ¿Vale?

 

 

            —No te preocupes —cortó la conversa con una sonrisa mientras se paraba al ver la hora.

 

 

            Al final agarró su tostada en una mano y colocó su bolso deportivo en sus brazos, saliendo de forma precipitada. Era bastante tarde, así que lo más seguro es que algún castigo le este esperando, por impuntual.

 

 

            Kyo práctica natación hace un año; cuando lo supe me sorprendí muchísimo ya que él no suele interesarse demasiado en esas cosas, o como les llamaba “perdidas de tiempo”, pero me emociona verle tan interesado poniéndole garra siempre. Aunque no lo parezca estoy muy orgulloso de ese bueno para nada.

 

            Suspire cansado al ver la mesa tan solitaria aunque ese era mi gran paso hacia la libertad.

 

 

            Al pensarlo comencé a saltar. “¡si! Por fin solo, ¡Yupi!”

 

 

            Debe verse ridículo pero como estoy Solo, no me interesa. ¡Viva la tranquilidad!

 

            Después de ese pequeño lapsus de felicidad me echo en el sillón a leer un buen libro; en mis tengo uno que hace tiempo no ojeaba, la verdad es que adoro los relatos trágicos con amores imposible, son mis favoritos.

 

 

            ¡Lo sé! Se están riendo de mí, pero me da absolutamente lo mismo, pero como castigo no les diré el título de esta fabulosa historia, por mi que se queden con la duda para siempre.

 

 

 

 Estoy exagerando, en fin.

 

 

            El tiempo pasó rápidamente, cuando leo tiendo a perderme en mi mundo, así que al llegar a la página noventa, me fije en el reloj de pared de la sala que marcaba casi las tres de la tarde.

 

 

Aún tengo tiempo así que leeré un poco más.

 

 

¿Qué esperaban de mí? A mi punto de vista esto es entretención para mí, a los jóvenes de ahora les interesan cosas diferentes, pues me importa un rabano si se aburren. Mentira, si me importa pero como estoy solo me da por disfrutar de mi jovial ancianidad.

 

 

 

Siempre cuando llego a esta parte lloro.

 

 

—¡Lein! Pobrecito —grito azotando el libro—. Leonardo eres un bastardo ¡síguelo!

 

 

No me pude aguantar, aún sabiendo que esa parte acabaría así, lo he leído tantas veces que ya ni debería sorprenderme, pero es que es tan triste. Sueno tan gay, pero no es eso, es que disfruto de los amores de verdad

.

 

¿Alguna critica? No, ninguna, ¿cierto?

 

 

Bueno, después de llorar como una magdalena, con los ojos hinchados y con una picazón insoportable, decido dormir porque estoy cansado. Sin saber del tiempo que transcurre siento la puerta abrirse desde lejos, sin querer abrir mis ojos me tapo la cara con mi brazo, ocultando mi visión de aquellos molestos rayos de luz que se escapaban por la sala.

 

 

Imagino que Kyo llego, así que no me molesto en ir a ver, el sabía perfectamente que cuando estaba dormido no era bueno molestarme.

 

Lo aprendió a la mala, denominándome como el “demonio de media noche”.


Argumentando que nunca podría olvidar aquel fatídico día en que sus ojos vieron a su inocente hermano convertirse en un monstruo que le arrojó lo primero que encontró, tan solo con pisar la puerta. Era una lámpara vieja en el velador, solo eso.

 

 

 

Al recordarlo me causa bastante gracia, por lo que sonrío, reprociendo aquella cómica escena, pero todo queda en el olvido cuando siento un extraño peso sobre mis piernas.

 

 

 

No quise imaginarme nada malo…

 

 

Corriendo mi brazo suavemente sentía una respiración cerca.

 

 

            Aún sin abrir los ojos siento un aroma bastante familiar.

 

 

            “No es nada malo” “Nada malo” Mentalicé mi cuerpo y abrí mis ojos.

 

 

            Le mire fijamente mientras mi corazón daba un vuelvo.

 

 

 

            “Oh Rayos, si es malo, muy pero muy, malo”

 

 

            El celeste que me mostraba como cielo infinito chocó con el esmeralda de los míos, no dejo nada, solo comenzó a mover sus caderas encima de mi cuerpo.

 

 

            Me quede helado

 

 

—¡Estoy soñando de nuevo! —grite histérico.

 

 

—¿Soñando? —río al entender el comentario, acercándose de forma gatuna.

 

 

—¡Si!, soy un sádico —solté asustado.

 

 

—Lo siento cariño pero no es un sueño —mordió mi oreja—. Es mejor que eso

 

 

Lo empuje al comprobar que no era un sueño, con los nervios al borde terminé en el suelo sobre su cuerpo, mis piernas intercaladas con las suyas, mis brazos cerca de sus hombros y nuestros miembros rozándose de forma sutil..

 

 

 

            Ahí termino por convencerme que nada de esto, es un sueño.

 

 

—¿Cómo entraste? —hable sin moverme.

 

 

—¡Eso dolió! —contestó con un puchero

 

 

            Sonó de una forma tan particular, que hasta ternura me da.

 

 

            —Lo siento —susurre pasmado.

 

 

            Es increíble como este niño hace cambiar todo.

 

 

—No importa —sonríe enganchándome por el cuello, haciendo que nuestros cuerpos se rocen con mayor intensidad.

 

 

— ¡Hey!, No… —me besó, sin dejar que termine la frase.

 

           

 

“tengo que pararlo”

 

 

 

“tengo que…”

 

 

           

            Hasta allí quedo mi fuerza de voluntad, sus dientes se enganchan a mi cuello, su figura se mueve eróticamente y mis manos comienzan a fantasear con su cuerpo, pasándose por su pecho por debajo de su camisa a medio abotonar.

 

 

 

            “he caído hasta el fondo”

 

 

            Lo estaba deseando con todo mi ser aunque yo no quisiese tan solo un cuerpo, aunque yo añore a una persona que me ame y que yo terminé con los sentimientos igualitarios.

 

 

            Esta sensación lo sobrepasa…

 

 

 

            Lo tengo a medio vestir, con su pantalón abajo, con sus boxers a la mitad, mientras lo doy vuelta para hacerlo mío de una vez por todas.

 

 

 

            “¿Qué estoy haciendo?”

 

 

            Parando el movimiento de mis manos y de su cuerpo, me quedo inmóvil.

 

 

            —No puedo —susurro, soltándolo y saliéndome de encima.

 

 

—¿Cómo? —Yume observa frustrado —. ¿Acaso no me deseas?

 

 

 

            Otra vez ese tono coqueto mientras una erección del tamaño de un buque molesta entre mis piernas y mi maldita moralidad en medio, dejando paso solo a ideas sin mayor sentido.

 

 

            —Si te deseo, pero no puedo —susurre mientras me acercaba.

 

 

            Lo observe tragando saliva.

 

 

            Me agache hasta quedar a la altura de sus caderas, le subí los pantalones para luego colocarle la camisa, se la abroché con delicadeza y lo cargué, depositandolo en el sillón, nuevamente. Coloque mi bermuda en su lugar y me gané a su lado una vez que todo estaba en orden.

 

 

            Nos quedamos en un silencio indefinido.

 

 

            —Yume — llame su atención buscando su mirada.

 

 

—¿Quep? —denotando indiferencia en su hablar

 

 

—¿Crees en el amor? —susurre tomándole de la mejilla, sin dejarle espacio a que corriera su mirada.

 

 

            No dijo nada pero pude leer sus ojos, ahora puedo entenderlo, esa mente macabra esconde un niño bastante peculiar, disfrazado con miles de mascaras.

 

 

            “Deseo descubrir la verdad”

 

 

            Me acerco más a sus labios sin tocarlos, sin tener una explicación clara me quedo a centímetros de los suyos.

 

 

—¿Quieres que te enseñe? —susurro al final, juntando nuestras bocas.

 

 

            Con una pasión que es difícil de abordar, junte mis labios con los suyos, delineando las superficie de su cavidad con mi lengua, lentamente.  Disfrutando de ese beso más que todos los anteriores que nos habíamos dado.

 

 

—¿Quieres? —digo, volviendo a recalcar mis palabras.

 

 

            —No —dijo cortante—. No lo necesito, cariño

 

 

            Terminó su frase de forma sensual igual que muchas otras veces, lo que primeramente había sonado hostil se adornaba por esas capas de indiferencia que lo caracterizan.

 

 

            Se paró del asiento y se dirigió a la puerta, sin decir nada más; antes de irse volvió a girarse guiñando un ojo y luego lo vi desaparecer tras el umbral de la puerta.

 

 

 

            Así acabaron las cosas…

 

 

            Mi mundo concluía con un deseo que se había transformado en algo más, ya no le tenía miedo a aquel niño de facetas complejas, es más quería salir de mi “tranquilidad” para averiguar todo sobre él.

 

 

            No importando nada, quiero conquistarlo.

 

 

            Aunque sea lo último que haga en mi no tan tranquila existencia, deseo hacerlo mío, si he permanecido virgen podré un poco más, hasta que ese niño corresponda desde el fondo de su corazón.

 

 

 

 

 

“Los juegos de seducción son una trampa mortal”

 

 

 

Hayate Kureru

 

Notas finales:

¡Hola! Bueno chicos aquí finaliza “Virgen a los treinta” No se si quedarán conformes con esta narración, espero que si, como dije estoy con los brazos abiertos a ver si me quieren tirar tomates o algo por el estilo.  Se que fue cortita, pero la disfruté mucho, espero que ustedes igual. Enserio les agradezco el apoyo y su atención antes esta historia.


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