“Living on the other side”.
By Chaotic Kittie
Encuentro.
Quiero mantener mi fe en nuestro amor
Otra vez solo te pedí que me dejaras acercarme
¿Cómo es posible que una vez más me decepciones?
…Soy patéticamente caprichosa….
La superficie en la que me encontraba estaba fría, pasaban de las nueve de la noche y yo seguía allí esperándole como toda una quinceañera. Lo cierto es que ya habían pasado esos años y yo, continuaba tan ilusa como en aquel entonces. Pisando casi los veinte años de edad aún usaba vestidos de colores claros, los que atenuaban mi figura poco desarrollada; quien me viese se pensaría que todavía soy una niña.
Una niña que juega a ser adulta.
Esto me recordaba a las críticas de Luis, mi novio, quien me había dejado plantada nuevamente, en el mismo lugar en que muchas veces soportaba sus impuntualidades. Hace tres horas que debía haber aparecido por el pequeño caminillo de aquel parque en el que habíamos sembrado tantos recuerdos. Pero como muchas veces, su presencia ni siquiera se divisaba desde lejos.
¿Qué tengo que hacer para volver hacia el pasado?
…Un pasado ideal, en el que yo era todo para Ti…
Recogí mi cabello que se mezclaba con los focos de la luz artificial haciéndolo ver de un tono cobrizo, lo cierto era que mi cabello siendo castaño claro se tendía a confundir fácilmente, mezclando varias tonalidades, El aire estaba cada vez más helado haciendo que mi piel reaccionara y mi cabello volviera alborotarse, incluso me había comprado un nuevo perfume, todo para deleitarlo a él, simplemente todo había sido en vano, después de comenzar la Universidad pareciera que nuestros mundos ya no se encuentran en ningún sentido.
… Quise seguir amándote, porque soy fiel a cada sentimiento
¿Dónde estas ahora que te necesito?
Jugué con mis pies, esperando y esperando, tratando de mantener la calma, diciéndome a mi misma, una y otra vez, “Calma, Amanda el vendrá, solo espera un poco más”; y el tiempo que no perdona; me hace recordar que todo es cruel, que a veces lo que uno desea, incluso lo que uno quiere no se cumple, ya pasaban de las nueve y media y yo seguía allí, con ese vestido blanco estampado de flores turquesas, con los pequeños zapatitos gacel que mi madre había comprado para mí, para las ocasiones “especiales” ; con aquel bolso que guardaba todos mis secretos, al igual como mi alma callaba mi llanto interno, por una decepción más, la que me comprobaba que solo yo era la que estaba en esta relación, luchando contra la corriente sola.
Te amo por eso lo hago…
Pero… ¿El Amor es para siempre?
Las diez de la noche, marco el reloj y con ello esas lágrimas rebeldes tratando de salir por todos los medios se aparecieron sin pedir permiso, agache la cabeza mientras mi cuerpo entumecido tiritaba de forma inconciente, pero la verdad ya no sentía nada, es tan frustrante darte cuenta de la verdad; pero esta situación ya la había vivido, debería estar acostumbrada, aún así me veo nuevamente llorando por algo que no va a cambiar, por algo que mis lágrimas no cambiaran.
¿Hasta cuando tendré que esperarte?
Miré al cielo, la luna estaba hermosa, tan llena de luz alumbrando la oscuridad, y yo sintiéndome como esa oscuridad pero sin un astro que me guara, así completamente ahogada en un frustrante amor que se estaba desgastando, el cual yo no quería soltar de ninguna manera, acaso era tan difícil entenderlo, quería estar a su lado solo por una hora, solo eso le pedí, pero tampoco soy capaz de rogarle nada, al final yo fui la que me esperancé por una tonta frase que decía: “Trataré de llegar”.
Sin embargo, mi cuerpo se negaba a abandonar el lugar, quizás suene humillante pero aún quería esperar, en este día en que la noche me atosiga recordando que no vendrá a mí. En un instante en el que yo determino como sorpresivo un abrigo cubre mis hombros, haciendo que me asuste y centre mi vista en aquel ropaje que olía de forma dulce y embriagante. Sin entenderlo del todo e incapaz de reaccionar como es debido, siento una voz terriblemente melodiosa, tan dulce como el perfume que se había posado a mi alrededor.
— ¿No crees que es un poco tarde para dar un paseo veranero? —preguntó aquella voz, mientras se sentaba a mi lado.
—Mas o menos —respondí por inercia, mientras secaba mis lagrimas. Lo cierto es que sus palabras me habían hecho sonreír.
— ¿Entonces? —se acercó y me quito algunos cabellos de la cara—, ¿Por qué lloras pequeña?
Me quede pasmada ante su pregunta, no la conocía pero me sentía tan frágil que me arroje a sus brazos desahogando mi interior, dejando correr ese sentimiento que estaba oprimiendo de forma tan ferviente, solo bastando una sola pregunta para que me rompiera, esa chica estaba allí dándome lo que estaba pidiendo a gritos.
Llegaste Tú, escuchando mis lamentos; desequilibrando mi balanza de cristal…
Con esa voz hermosa y esa amabilidad inmensa, me regalaste una luz por unos minutos…
Sus ojos de color marrón me miraban expectantes mientras su mano secaba las últimas marcas que habían dejado mis lágrimas en el camino de mis mejillas; con paciencia espero a que yo me calmase, para después sonreírme otorgándome una paz infinita, una tranquilidad enorme que sacaba de ese pozo sin fondo en el que estaba a punto de caer.
Sonando tan exagerado, pero siendo una verdad que mi corazón denotaba, pude corresponderle a la sonrisa de forma sincera haciendo que mis ojos de color negros, hicieran un terrible contraste con los suyos.
— ¿Estas mejor? —preguntó agachándose frente a mí, sin desconectar nuestras miradas.
—Si, lo siento mucho —le dije en un susurro, que no se si habrá entendido.
—Me alegro mucho —acarició mi cabello, una vez que se paro.
Ella era un poco más alta que Yo, a pesar de ello, se veía muy femenina, utilizando unos vaqueros gastados, unas zapatillas de Lona, y un polerón que decía :”Mira para el lado”, le daban un aire rebelde pero elegante, es difícil explicar estas cosas, pero ella hacía ver su estilo como único, como si hubiera sido hecho solo para ella, incluso en un momento la envidie por esa forma de verse tan poderosa, tan fuerte, como si fuera un pilar inquebrantable.
—Soy Alex —se presentó de la nada cuando volvía a sentarse a mi lado.
Me quede callada por mucho rato, tendiendo a ser un poco incomodo el silencio pero ella no quiso romperlo, tampoco es que lo desease, después de un suspiro volví a mirarle.
—Soy Amy —respondí, con mi diminutivo.
Así nos conocimos, ella no pregunto nada, no se si intuyó que no deseaba hablar pero me alegro de que estuviera allí, nos quedamos una hora aproximadamente, sin decir nada, solo sintiendo su compañía a mi lado, pero aquello fue capaz de calmar todo lo que hacía estragos en mi interior, hasta que me arme de valor y volví a mirarle.
Pienso que bajaste como un ángel, a consolar mi llanto…
Iba a entablar una conversación con ella; por un minuto, incluso me olvide de lo que estaba haciendo allí, como si hubiera estado esperando a una amiga de años que no veía, a la que deseaba contarle mis cosa, incluso quería que ella me contase las suyas. Pero antes de que mis labios se movieran nuevamente, Luis apareció abrazándome por la espalda.
—Estabas aquí aún —dijo sorprendido susurrando en mi oreja—. Lo siento Amanda.
Yo miré de reojo a Alex mientras posaba un cigarrillo en su boca; ella me sonrió a mí, para luego pararse sin dirigirle la palabra a quien recién había llegado. Volvió a mirarme y antes que yo reaccionase, agito su mano con energía despidiéndose de mí.
—Adiós pequeña —fueron sus últimas palabras, antes que desapareciera por uno de los caminillos de aquel parque.
— ¿La conoces? —pregunto Luis, girándome para mirarle.
— ¿Eh? —recién estaba digiriendo todo.
—Parece que hoy estás más lenta de lo normal —susurró sarcástico, para luego ordenarme el cabello.
—Lo siento
Otra vez, soy Yo la que se disculpa por algo que ni siquiera hice…
Él solo me beso, tomando mi cintura con sus manos delicadamente, mientras yo le daba paso a que me entregase lo que quedaba de nuestro amor, porque a pesar de todo había llegado, estaba ahí conmigo. No deseaba pedir explicaciones, ya estaba cansada de ello, qui´zas lo mejor sería terminar todo eso, pero tampoco era capaz.
¿Hasta donde seré capaz de aguantarte?
Dime Luis… ¿Aún me amas con la misma intensidad?
Tantas son mis preguntas y ninguna mi respuesta, tantos son mis llantos y ninguno mi consuelo, quizás yo misma era la culpable de todo eso, pero no tengo la fuerza necesaria para acabarlo, para decir basta, y con sus labios aún rozando los míos, y su cuerpo dándole calor al mío.
Una vez más…
Perdone la falta, cerré los ojos, y seguí a tu lado, pese a todo….
Amar es un sentimiento difícil de comprender; muchas veces hay que ser sensato pero otras veces, hay que ser egoístas, como en una receta si no colocas los gramos justos, al final solo encontraremos algo mal hecho
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Continuará...