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SORPRESAS DE HALLOWEEN por Orseth

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Notas del capitulo:

BUENO, AMIGOCHOS AMANTES DEL LEMMON, COMO SE HAN PORTADO BIEN CON LOS REVIEWS DE "SI TU ME QUISIERAS" PUES LO PROMETIDO ES DEUDA YA AQUI LES TRAIGO ESTA HISTORIA QUE ORIGINALMENTE ESTABA PLANEADA PARA SER UN ONE SHOT, PERO DECIDI DIVIRLO EN DOS PARTES, Y MIENTRAS MAS REVS DEJEN, MAS PRONTO SUBIRÉ LA SEGUNDA PARTE MUAJAJAJAJA!!!

EN FIN, ESPERO QUE SE DIVIERTAN ASI COMO YO ME DIVERTI ESCRIBIENDOLO.

BESITOS!!!!!!!

SORPRESAS DE HALLOWEEN

 

 

 

            El gran comedor estaba adornado con docenas y docenas de calabazas flotantes que Hagrid había cultivado especialmente para ese día; pequeñas parvadas de murciélagos cruzaban el techo tormentoso y encantado de Hogwarts, cientos de velas encendidas flotando en el aire le daban un aire lúgubre pero festivo al gran salón.

 

            Mesitas pequeñas con una calabacita luminosa en el centro rodeaban el enorme salón adaptado para la festiva noche de Halloween, música alocada taladraba los oídos de cualquier adulto, llamados específicamente “profesores”

 

            Numerosos grupos de jovencitos ataviados con disfraces originales y extravagantes entraban y salían del comedor en medio de risas y bebiendo jugo de calabaza o cervezas de mantequilla mientras el señor Filch y la señora Norris patrullaban entre ellos viéndolos a todos con ojos asesinos.

 

            En un rincón elegido por los Gryffindor había varias mesitas ocupadas por muchos estudiantes que charlaban como cotorras gritándose el uno al otro debido al ruido ensordecedor de la música que Angelina Johnson, designada DJ por la profesora McGonagall ponía.

 

            En una mesita especialmente alejada, un par de gemelos pelirrojos cuchicheaban entre ellos con aire conspirador junto a Lee Jordan.

 

            -¿Seguro que lo cambiaste Fred? –preguntó Lee inclinándose sobre el travieso pelirrojo disfrazado de espantapájaros.

 

            -¿Acaso dudas de nuestra capacidad? –respondió el interpelado con una sonrisa de autosuficiencia.

 

            -Pero si cuando cambie ¿él lo transforma inmediatamente?

 

            -Eso no puede ser, está diseñado para que no se transforme más que con un hechizo de contraseña, patente nuestra por cierto, solo regresa a su estado original si la tienes o de plano lo destruyes y francamente no creo que se atreva a hacer eso aquí –respondió George bebiendo una cerveza de mantequilla disfrazado de un personaje de terror de una película muggle que Harry una vez le prestó y para lo cual solo necesito un guante con grandes navajas, una sudadera roja con franjas negras, un sombrero  y una poción de broma que le desfiguraba la cara como si estuviese quemada.

 

            -Por cierto ¿de quién estas disfrazado? –preguntó Lee.

 

            -De Freddy “Cruje” –respondió George con naturalidad.

 

            -¿Freddy quien? –preguntó Lee arrugando el ceño.

 

            -Es Freddy Krueger –intervino Fred.

 

            -Como sea, las navajas están geniales –dijo George agitando su mano.

 

            -Bueno y volviendo al tema –exclamó Lee disfrazado de zombi descarnado, con muchos gusanos ficticios arrastrándose por su cabeza, su cuerpo y brazos, de los cuales tomo uno comiéndoselo por estar hechos de goma dulce- ¿y si se le ocurrió cambiarlo a último momento?

 

            -¿Bromeas? –Exclamo Fred dándole un gusano de dulce al cuervo que tenia sobre su cabeza como parte de su disfraz- nuestro informante dijo que lo encargaron directamente a la sucursal de París de “Tiros Largos Moda” desde hace un mes, te aseguro que no lo cambiarían a último momento.

 

            -Y la estocada final la dará Angelina cuando detenga la música llamando más la atención –dijo George.

 

            -Ya muero porque aparezca –exclamó Lee emocionado comiendo otro gusano.

 

            En otra mesa cercana, Ron disfrazado de fantasma con una simple sabana encima a falta de fondos para comprarse otro disfraz más decente, platicaba con un hada de brillantes y revoloteantes alas y un jugador de Fútbol americano con todo y casco.

 

            -¿Por qué no bailan? –dijo Harry a través de su casco oro y negro con el emblema de los Santos de Nueva Orleans, un equipo muggle.

 

            -Ron no sabe bailar –respondió Hermione picoteando las botanas de queso que había en un platito.

 

            -No es eso –dijo Ron a la defensiva- es que no voy a salir a exhibirme con este patético disfraz, tu si quieres bailar porque de hada te ves muy bien.

 

            -Tú tienes la culpa –dijo Harry- yo me ofrecí a prestarte dinero para comprarte uno mejor.

 

            -¿Y cómo te pagaría, eh?

 

            -Yo también me ofrecí a prestarte dinero –intervino Hermione- sufres porque quieres.

 

            -Como sea, no saldré a bailar así, dirán que estas bailando con una ventana.

 

            -Eres un dramático Ron –dijo Harry rodando los ojos.

 

            -No importa Harry –respondió Hermione- puedo bailar con alguien más.

 

            Harry solo sonrió ante la provocación de su amiga que dio por resultado un bufido de Ron; al poco rato muchas miradas se dirigieron al pequeño grupo que entró al salón, era nada menos que Draco Malfoy y su grupo de amigos.

 

            Pansy Parkinson iba vestida de princesa medieval, con una hermosa tiara de diamantes que atrapaban las luces de las velas reflejando destellos iridiscentes de mil colores, Goyle iba disfrazado de gladiador enseñando sus rollizos brazos y sus piernas peludas, Goyle iba muy ufano disfrazado de hombre lobo, con una máscara verdaderamente aterradora, de no ser por su cuerpo, que a opinión de la mayoría más bien parecía un oso.

 

            Draco Malfoy iba disfrazado de vampiro, con un elegante frac negro de corte impecable, con una larga capa de forro color rojo sangre que ondulaba elegantemente al caminar, zapatos negros y guantes blancos; no llevaba colmillos, no hacían falta para adivinar  su disfraz; su cabellera rubia, corta y engominada no dejaba ningún cabello fuera de su lugar.

 

            Consiente de su efecto causado en las chicas y en la envidia de los chicos, entró al salón con paso firme y arrogante sonriendo de medio lado y no se equivocaba, porque aunque a la mayoría le cayera mal, muchas chicas comenzaron a cuchichear entre ellas mostrando rostros emocionados ante el enfado de sus acompañantes.

 

            -Claro, no podía faltar el odioso hurón presumiendo su aburrido disfraz –exclamó Ron enfurruñado.

 

-Si –concordó Hermione- aunque no podrás negar que se ve muy bien.

 

Harry también lo había visto, pero restándole importancia al Slytherin, se levantó diciendo:

 

-Voy por una cerveza de mantequilla ¿quieren otra?

 

            -Si, gracias –respondieron los chicos.

 

            Esquivando monstruos, criaturas míticas y graciosas, Harry llegó a la barra, en donde decidió tomar un sorbo de su cerveza antes de regresar a la mesa; sus ojos divagaron distraídamente por el salón para ver de nuevo a Draco Malfoy, quien caminando ya a medio salón, se dirigía al lugar que los Slytherin ocupaban.

 

            Todo sucedió tan de repente que Harry pensó que estaba sufriendo un alucine... una nube de humo invadió a Draco Malfoy con un estallido provocando que aun en medio de la estruendosa música, muchos voltearan a verlo.

 

            Música que por cierto cesó en ese momento provocando que los que no hubieran oído el estallido, voltearan a todos lados preguntándose que había pasado.

 

            Cuando el humo se dispersó, todos los alumnos estallaron en carcajadas incluido Harry, quien escupió la cerveza sin poder evitarlo al ver lo que el humo dejo cuando se dispersó.

 

            La varonil y sensual estampa había desaparecido dejando en su lugar a un Draco Malfoy con largas y lacias coletas rubias atadas con listones rojos; en lugar del costoso saco y hermosa capa, apareció un suéter blanco con una letra “G” escarlata en el frente y en donde antes estaba el elegante pantalón negro de corte perfecto, apareció una cortísima falda roja que dejaba al descubierto por completo un par de largas y blancas piernas vestidas con calcetas blancas que le llegaban abajo de la rodilla y zapatos deportivos rojos en donde antes hubo un par de zapatos de diseñador y rematando el conjunto, un par de pompones rojo brillante atados a sus muñecas.

 

            Al principio Draco se desconcertó al oír el estruendo proveniente de su propia ropa aunado al humo que salió de quien sabe dónde; después miró confundido a todos, quienes mirando en su dirección estallaban en carcajadas.

 

            Con un movimiento repentino miró hacia abajo descubriendo con azoro y horror que de quien se reían con tantas ganas, era nada más y nada menos que de él mismo.

 

            -¿¡Qué demonios...!? –exclamó atónito mirando sus pálidas piernas a la vista de medio mundo.

 

            Su primer impulso fue salir corriendo de ahí, pero como todo buen Malfoy y a pesar de su rostro enrojecido por la vergüenza y la ira, buscó su varita en el suelo; la tomó y apuntándose a sí mismo, dijo:

 

            -“Finite incantatem” –dando por resultado absolutamente nada- “Finite incantatem” –repitió dominando el pánico que amenazaba con apoderarse de él.

 

            Comenzando a sudar frio y sin atreverse a levantar la cara, intentó otro hechizo.

 

            -“Reparo”... –con iguales resultados.

 

            Tragando en seco y apretando los dientes, tomó un pompón de su muñeca e intentó arrancarlo logrando solo con ello lastimarse la mano.

 

            -Puta suerte... –exclamó entre dientes atreviéndose a alzar la vista.

 

            _______________________________________

 

            -Las coletas largas y los pompones rojos fueron detalle mío –dijo Fred en cuanto pudo hablar y aun retorciéndose en su lugar provocando que su cuervo protestara por tanto movimiento- el cabello es la única parte del cuerpo que se puede modificar ¡hubiera sido genial ponerle pechos!

 

            Aspirando profundamente y con toda la dignidad de un Malfoy, Draco alzó la cara para salir aprisa del salón, pero al dar el paso, las cuerdas atadas entre sí de sus deportivos rojos, hicieron que fuera a dar de bruces al piso cuan largo era provocando un nuevo estallido de carcajadas.

 

            -Y el detalle de los cordones atados fue mío –dijo George ya con lagrimas en los ojos de tanto reír.

 

            Pero lo que sucedió con la caída cortó de tajo las carcajadas, ante lo que George continuo diciendo:

 

            -El detalle de esa linda pieza de encaje también fue mío.

 

            Cuando Draco cayó al piso, su minúscula falda cayó sobre su espalda dejando ver un carnoso, respingón  y muy bien formado trasero vestido con unas bragas de encaje blanco; muchos alumnos definitivamente se tiraron al suelo presas de ataques incontrolables de risa mientras muchos más se sostenían de sus compañeros para no hacer lo mismo.

 

            -¡Draco! –gritó Pansy horrorizada apresurándose a auxiliarlo.

 

            -¡Déjame! –exclamó Draco levantándose y desatando los cordones lo más rápido que podían sus temblorosos dedos.

 

            Cuando lo logró, tomó su varita y con paso rápido salió de ahí retumbándole en los oídos los cientos de carcajadas; los gemelos Weasley se retorcían de risa al igual que todos los Gryffindor excepto uno, que sin que nadie le prestara atención salió de ahí.

 

            Alumnos que entraban al comedor, vieron salir a una porrista que empujaba a todo aquel que se le atravesara.

 

            -¡Woow! –Exclamó Cédric Díggori al verlo pasar a su lado- ¿viste ese par de piernas?

 

            -¡Vaya que las vi! –silbó Ernie Macmillan- ¿y viste las bragas que trae?... que culo tan sabroso, lo que si se me hace extraño es que aunque nunca la había visto se me hizo conocida, pero no estoy seguro, solo le vi la cara una fracción de segundo,

 

            -Si –respondió Cédric viendo como la porrista desaparecía en una esquina- como que se parecía a Draco Malfoy.

 

            -Ya vemos visiones –dijo Ernie riendo- si Malfoy fuera mujer, estaría horrible, no tendría esas piernas.

 

            -Uy lo que haría yo con ese   par de piernas... –exclamó Cédric reanudando el camino hacia el comedor- no como Cho que parece que camina de manos.

 

            -Ni modo, así la quisiste ¿no?

 

            -Lo que sí, es que esta rubia no tenía nada de pechos, estaba más plana que una tabla.

 

            -Nah... Con esas piernas y ese culo le perdonas lo que sea a ese bombón.

 

            -Debo averiguar quién es.

 

            -Será después, ahí viene Cho.

 

        ___________________________

 

            Mientras tanto, varita en mano, Draco caminaba con paso veloz hecho una verdadera furia con deseos de clavarle la varita en los ojos al primero que se le cruzara en frente.

 

            -¡Malditos Gryffindor hijos de puta! –Exclamó entre dientes- ¡solo ellos pudieron hacerme esta broma de mierda!

 

            Sintiendo el rostro caliente, percibía como las miradas de todos aquellos que se encontraba se clavaban en él, principalmente en sus piernas

 

            -¿¡Que ves tarado?! –gritó a un chico de séptimo que se quedó parado en cuanto lo tuvo enfrente.

 

            -¿¡Mal... Malfoy?!

 

            Mirándolo con todo el desprecio del que fue capaz, Draco no respondió, simplemente le dio un empujón para poder pasar; a lo lejos vio más estudiantes ir a su encuentro, por lo que torciendo la boca tomó otro pasillo desierto para esquivarlos, solo hasta que se encontró con una pared cerrándole el paso, se dio cuenta de que no tenía la menor idea de donde se encontraba.

 

            -Maldita sea... –mascullo girando varias veces sobre su eje tratando de ubicarse- ¿Dónde rayos estoy?

 

            Con paso más tranquilo caminó por otro pasillo volteando a un lado y a otro haciendo sin proponérselo que sus largas coletas rubias danzaran sedosas sobre sus hombros.

 

            Anduvo por un buen rato intentando encontrar el camino a su casa hasta que un ruido a sus espaldas lo hizo volverse varita en alto.

 

            -¿Quién anda ahí?

 

            Sus ojos claros miraban la oscuridad de  varios pasillos intentando ubicar de donde había provenido el ruido.

 

            -Tranquilo Malfoy  -dijo una voz proveniente de la oscuridad dejando surgir a un tipo vestido de forma muy extraña ya que llevaba pantaloncillos color oro demasiado ajustado que le llegaban justo debajo de la rodilla con medias blancas cubriéndole la pantorrilla y zapatos deportivos, aunado al hecho de que llevaba una camiseta blanca con un numero estampado con unos hombros enormes y un casco dorado con franjas negras.

 

            -¿Quién rayos eres?

 

            -¿Ya no me reconoces?

 

            -Potter... –siseó  alzando más la varita- ¿Qué demonios haces aquí?

 

            -“Buena pregunta...”-pensó Harry sin saber realmente que responder- solo paseaba.

 

            -¿Paseabas? –repitió Draco sarcástico.

 

            -Si ¿y tú?

 

            -Te importa una mierda lo que yo haga, ahora lárgate y deja de joder o te lanzare un Crucio aunque me corran de aquí.

 

            Harry notó que Draco estaba enojado... más que enojado, estaba furioso; sin embargo no pudo reprimir una sonrisa, sonrisa que Draco percibió aun con el casco puesto.

 

            -¿De qué te ríes?

 

            -Lo siento Malfoy, pero es difícil tomar en serio tus amenazas cuando vas vestido de porrista enseñando medio culo al caminar.

 

            -¡Yo no...! –exclamó Draco quedándose a media frase al recordar en tamaño de su falda, por lo que automáticamente se puso las manos atrás.

 

            -Un poco tarde... –dijo Harry sin  dejar de sonreír- ya todo Hogwarts te vio hasta el apellido.

 

            -¡Pero claro!... ¡seguramente vienes a ver el resultado de esta estúpida broma tuya y de tus amigos! ¿No?... pues puedes darte por satisfecho, Hogwarts hablara de esto por años, me han humillado de la peor forma que se les pudo ocurrir, no te lo perdonare nunca ¿oíste?... ¡nunca!

 

            Draco hablaba con tal resentimiento que a Harry se le borró la sonrisa, no porque temiera sus amenazas, sino porque sintió que de alguna manera si se habían pasado de la raya; cierto era que se lo merecía a pulso, ya que a la menor oportunidad él humillaba a cualquiera, principalmente a los de Gryffindor; sin embargo con el veneno que Draco siguió escupiendo, sirvió para matar cualquier remordimiento que pudo haber asomado.

 

            -Esta ropa va más acorde con tu amiga, la sangre sucia.

 

            -Cállate Malfoy o no respondo.

 

            -Uy si, que miedo –exclamó  burlón poniéndose las manos en la cintura- ¿qué me vas a hacer?

 

            -No sé, tal vez pedirte que ya que estas vestido así, me eches unas cuantas porras –dijo Harry estallando en carcajadas.

 

            -Zoquete, pedazo de imbécil –gruñó  enfurecido girándose de repente para dejar de ver a aquel tonto con cabeza gigante por ese extraño casco.

 

            Los ojos de Harry se posaron en la pequeñísima falda que voló por la fuerza del giro; pero al cabo de unos minutos, Draco regresó con gesto ceñudo.

 

            -¿Qué pasó?

 

            -Ese no es el camino –dijo pasando junto a él.

 

            -Es aquel –respondió Harry señalando otro pasillo.

 

            -Ya fui por ahí y no es, tarado.

 

            -Claro que sí, yo vengo de ahí.

 

            -No baboso, tú vienes de allá –respondió Draco muy seguro.

 

            -Una lechuga tiene más sentido de orientación que tú, Malfoy –dijo Harry comenzando a caminar- sígueme.

 

            -¿Y porque habría de hacerlo?

 

            -Entonces quédate aquí –replicó sin detenerse, por lo que como no queriendo la cosa, Draco comenzó a seguirlo, pero después de caminar un buen rato, Draco dijo deteniéndose:

 

            -Es obvio que tú tampoco tienes la menor idea de donde estamos, Potter.

 

            -Claro que si –dijo girándose.

 

            -Pues ya pasamos esa estatua sin cabeza tres veces, ya me cansé y no pienso caminar más –exclamó  ceñudo sentándose en un escalón al tiempo que recargaba sus brazos en sus rodillas.

 

            Harry no dijo nada, simplemente se quedó mirando a Draco, el cual, después de un rato, sin siquiera molestarse en mirarlo, dijo:

 

            -¿Querrías de una puta vez, dejar de verme las piernas?

 

            -¿Cómo?

 

            -¿Cómo? –Arremedó Draco mirándolo- ya me di cuenta que no has dejado de hacerlo, así que de una vez te digo que tus tendencias maricas puedes metértelas por el culo.

 

            -¡Ja! Ya quisieras que alguien como yo te cogiera, Malfoy –respondió Harry casi carcajeándose.

 

            -¿¡Alguien como tú?! –Exclamó  irónico- ¡no me digas, Potter!... ¿pues quien te crees que eres?... ¿el rey del mundo?... si acaso serás el rey de los idiotas.

 

            -Además ni estas tan bueno –añadió Harry alzándose de hombros mientras caminaba junto a él para sentarse a su lado.

 

            -¿Habla la envidia Potter? –Dijo  teniéndolo ya hombro con hombro- dime ¿de qué murieron los quemados?... de puro ardor.

 

            -Si, como no.

 

            -Yo me he tirado a cuanta chica hay en Hogwarts, ni siquiera las de Gryffindor se me han escapado.

 

            -¿En serio? –Respondió  burlón- ¿ni siquiera Hermione?

 

            -No te pases Potter, tengo malos ratos pero no malos gustos, las que no me he cogido son porque tampoco me acuesto con cualquier cosa, hay ciertos requisitos que deben cumplir estrictamente y muchas de Gryffindor están más feas que una noche sin cenar, en especial tu amiga, la sangre sucia, pareciera que explotó el caldero en la cabeza.

 

            -No te pases hurón –exclamó Harry dándole un manotazo en la mano en que sostenía su varita haciendo que esta saliera volando al suelo.

 

            -¿¡Que te pasa imbécil?! 

 

            -Pues deja de decir babosadas.

 

            -Estúpido –masculló Draco colocando las rodillas y las manos en el suelo para recoger su varita gateando el metro de distancia que lo separaba de ella para simplemente evitar caminar.

 

            Automáticamente los ojos de Harry se dirigieron al trasero de Draco que la pequeñísima falda dejaba ver casi por completo; las bragas que utilizaba no eran   precisamente una tanga, sino un delicado bóxer femenino de blanco y semitransparente encaje que dejaba traslucir la hendidura de sus nalgas.

 

            Sin poder evitarlo, Harry tragó en seco; ya todo mundo sabía de sus tendencias homosexuales, el peso de saber que todos ponían en él su esperanza de prácticamente salvar al mundo y tanto jaleo de Voldemort, quien afortunadamente había muerto, le había hecho reconsiderar su fastidiosa y recurrente timidez cuando hasta de dar un simple beso se trataba; cuando la guerra terminó mandó sus prejuicios al fondo del retrete jurándose a si mismo disfrutar de la vida como un chico normal... bueno, casi normal; siendo consciente de que aun después de que todo había pasado y la prensa estaba atenta por cualquier noticia nueva, su reputación le valió una soberana mierda y cuando descubrió sus preferencias en cuanto a chicos se refería, salió del closet orgullosamente, por lo que se dedicó a cogerse a cuanto chico caía en sus manos mandando a volar a Cho y a Ginny por todo lo alto.

 

            Nunca había visto a Draco Malfoy más que como un presumido ególatra y pedante hijo de puta... ya había reconocido que no era tan feo, pero fuera de ahí nunca le prestó más atención y con respecto a su cuerpo, siempre iba vestido con su larga túnica al igual que todos los estudiantes, con pantalones holgados y rodeado de sus amigotes sin siquiera despertarle la curiosidad de verlo desde otra perspectiva.

 

            -Por Gryffindor... –susurró Harry con la vista clavada en aquel trasero- ¿Cómo es que tenías escondido semejante...?

 

            -¿Cómo? –interrumpió Draco regresando a su lugar con la varita recuperada- no te oí.

 

            -Nada.

 

            -Malditos Gryffindor hijos de... –comenzó a mascullar Draco mirando al frente sin prestarle atención a Harry, quien sin que el rubio lo viera, se reía de sí mismo.

 

            -Un culo carnosito y respingón... –pensó Harry riendo protegido por su casco- justo como me gustan... y esas piernas tan largas, torneadas y tan pálidas que hasta parecen de porcelana...

 

            -¿Por qué te ríes como bobo?

 

            -¿Eh? –exclamó Harry con Draco mirándolo justo enfrente de su casco interrumpiendo sus fantasías de unas blancas piernas enredadas en su cintura- ¿decías algo?

 

            -Definitivamente estás loco Potter –Respondió regresando a su lugar- no cabe duda que la estupidez debería ser agregada como cualidad a las virtudes  de la casa Gryffindor –añadió  haciendo comillas con los dedos- aparte de tontos hablan solos.

 

            Harry se quitó el casco sin dejar de sonreír.

 

            -Y bueno ¿para qué sirve esa cosa? –preguntó Draco al verlo poner el casco en el suelo.

 

            -Es protección para la cabeza cuando juegas futbol americano.

 

            -¿Futbol americano?... ¿y qué es eso?... bueno, me da igual, para lo que me interesa, en todo caso a ti ya no te serviría, tu ya estas...

 

            Conforme Draco hablaba y lanzaba veneno, Harry iba imaginando lo que sería sujetarlo fuerte de las rubias coletas que se le agitaban suavemente sobre los hombros conforme hablaba mientras metía mano de bajo de su falda... si es que a eso se le podía llamar falda.

 

            -Les pasaré la maldita factura... –seguía rezongando Draco- mi hermoso y costoso traje... ¡traído desde Francia!... y tan varonil que me veía con él –añadió con un dejo lastimero- todo un galanazo, claro, no es que nunca me vea así, comúnmente soy un delirio de hombre, pero hoy era especial...

 

            -Malfoy –interrumpió Harry rodando los ojos.

 

            -¿Qué?

 

            -Cállate.

 

            -¿Qué me calle?... ¡Potter, han arruinado mi reputación! –respondió  dramáticamente- ¡soy el sueño de cualquier chica!... ¿¡Qué sucederá ahora que me han visto así?!

 

            -“Ser el sueño de cualquier hombre” –pensó Harry apretando los labios para no estallar en carcajadas.

 

            -¡No es gracioso!

 

            -¡Oh vamos Malfoy, sí que lo es! Armas todo un drama solo porque la escuela entera te ha visto las nalgas cubiertas con unas bragas de encaje... eee bueno... –exclamó Harry arrugando el ceño- tal vez si es para que hagas drama.

 

            -¿Qué voy a hacer, que voy a hacer? –exclamó  cubriéndose la cara con las manos para luego mirarlo expectante mientras preguntaba: -¿crees que se pueda hacer un “Obliviate” masivo?

 

            -No digas tonterías.

 

            En respuesta, Draco le lanzó una mirada venenosa mientras decía:

 

            -Claro ¿Cómo le pregunto esto a quien planeo todo?

 

            -Yo no planee nada Malfoy.

 

            -Si, claro... mejor me voy de aquí –respondió  inclinándose hacia adelante juntando su pecho con sus muslos poniendo una mano en su rodilla mientras que con la otra ponía su varita en el suelo diciendo: “Oriéntame”

 

            -¡Por Gryffindor, Malfoy! –Exclamó Harry alzando las manos exasperado- ¡hay tanta magia en Hogwarts que ese hechizo aquí no funciona!... eres más cabeza hueca de lo que creí y luego que porque dicen que las rubias son tontas.

 

            -¿¡Perdón?! –bufó Draco con excesiva ironía.

 

            -Nada –respondió  alzándose de hombros.

 

            -En primera Potter... –escupió Draco enfurecido- ¡no soy tonto ni cabeza hueca!... ¡y en segunda, no soy rubia!

 

            -¿Te tiñes el cabello? Quien lo diría Malfoy –respondió con inocencia.

 

            -¡No idiota, soy rubio!

 

            -Acabas de decir que no.

 

            -¡A lo que me refiero es...! ¡Ah, me voy! –dijo  poniéndose de pie y sacudiéndose el trasero del polvillo del escalón ante la mirada atenta de Harry- quédate aquí a perder el tiempo.

 

            -Espera... –dijo Harry tomándolo de la muñeca sorprendiendo al rubio.

 

            -¿Qué te pasa Potter, se te fundió el cerebro? –respondió  zafándose.

 

            Harry sonrió mientras observaba la espigada y esbelta figura de Draco, quien frunciendo el ceño exclamó:

 

            -¿Qué tanto me ves?

 

            -Dime algo Malfoy ¿alguna vez has cogido con un hombre?

 

            Si la quijada de Draco no cayó hasta el suelo fue porque la tenía pegada, lo que no evitó que abriera la boca perplejo.

 

            -¿¡Estás loco!? –Exclamó cuando por fin pudo hablar- ¡soy un hombre!

 

            -Yo también –respondió Harry tranquilamente.

 

            -¡Pero yo soy un hombre de verdad!

 

            -¿Y yo soy de mentiras?

 

            -¡Pero eres marica, todo el mundo lo sabe!

 

            -Que fea palabra Malfoy, yo prefiero decir que soy una persona con gustos especiales.

 

            -Me importa una mierda como le llames, eso no cambia que te gusta que te den por el culo.

 

            -Ah bueno, es que en mi caso a mi no me gusta que me den, lo que me gusta es...

 

            -Para el caso es lo mismo –interrumpió Draco- eso no te quita lo marica.

 

            -Lo dices como si fuera algo horrible y asqueroso.

 

            -¿Y no lo es? –respondió Draco haciendo muecas- digo... ¿¡que le puedes agarrar a un hombre?!

 

            -¿Te digo? –respondió Harry alzando una ceja.

 

            Después de unos instantes de sorpresa, Draco comenzó a reír mientras decía:

 

            -¿Te me estas ofreciendo Potter?... ¡vaya que eres patético!... ¿acaso piensas que estoy tan desesperado como todos esos idiotas a los que te coges?... ¡por supuesto que no! a mí sí me hacen caso las mujeres.

 

            -A mi también –dijo Harry recargándose hacia atrás apoyando sus manos en el suelo- si no es por eso que me gustan los hombres.

 

            -¿Entonces?

 

            -Los hombres tienen un encanto especial Malfoy.

 

            -¿Encanto especial? –respondió  sarcástico cruzándose de brazos.

 

            -No tienes idea de lo excitante que es hacer gemir a un hombre... que sea precisamente un hombre quien te ruegue por más.

 

            -¿Tú puedes hacer rogar a un hombre? –exclamó  burlón.

 

            -Por supuesto –respondió Harry con plena seguridad- ¿quieres comprobarlo por ti mismo?

 

            La sonrisa fue desapareciendo poco a poco del rostro de Draco al darse cuenta de que Harry hablaba en serio.

 

            -¿Estas demente? –Exclamó al fin bajando los brazos con los pompones rojos bamboleándose- no me gustan los hombres.

 

            -Es que no me has probado a mí.

 

            -Ni lo haré –respondió  dándose la vuelta y comenzando a caminar.

 

            -Comprendo que tengas miedo –dijo Harry sin moverse de su lugar.

 

            -¿Miedo? –exclamó  girándose- ¿miedo a que Potter?

 

            -A gemir para mí... a rogar para que te dé más.

 

            -¿Qué yo...?! –Exclamó  estupefacto antes de estallar en carcajadas- ¡definitivamente has perdido la cabeza, Potter!... nunca en mi vida, ni es tus mas drogados sueño yo te suplicaría a ti.

 

            -¿Quieres apostar? –respondió  estirando las piernas y cruzándolas sobre sus tobillos.

 

            -¿Hablas en serio? –dijo  aun riendo.

 

            -Completamente –respondió  mirándolo retador.

 

            -Bromeas...

 

            -Si piensas eso para poder salir corriendo, adelante.

 

            -Pues no, no es por eso –respondió Draco alzando una ceja- es simplemente que no voy a ceder ante tus ridículas provocaciones solo para que puedas satisfacer tus perversiones.

 

            -Di lo que quieras gallina.

 

            -Ladra lo que quieras Potter –dijo Draco dándose la vuelta y comenzando a caminar.

 

            -Perderías.

 

            -Ajá... –exclamó  sin volverse.

 

            -Tal y como sucede siempre en el Quidditch –dijo Harry sonriendo al ver como Draco detenía su paso, por lo que simplemente continuo hablando- viéndolo así, es comprensible que corras, el perder todo el tiempo debe ser  muy frustrante.

 

            -Cuando ganas... –dijo Draco entre dientes mientras se volvía a verlo- es solo porque la suerte esta de tu lado, no porque seas buen buscador.

 

            -Si, si, lo que digas –respondió  agitando la mano condescendientemente- perdedor.

 

            -¡Yo no soy un perdedor! –exclamó  enfurecido.

 

            -Entonces demuéstramelo.

 

            -¡Yo no tengo porque demostrarte nada!

 

            -¿Entonces porque te enojas tanto?

 

            -¡Porque...! ¡Porque...!

 

            -Ya Malfoy, si quieres huir, te doy chance, esto solo confirma que yo te ganaría sin más ni más.

 

            -¡Claro que no! –dijo  caminando hacia él.

 

            -Claro que si –respondió  levantando el rostro para mirarlo.

 

            -¡Te digo que no!

 

            -Bien... –dijo Harry levantándose sin prisas para mirarlo frente a frente mientras decía- demuéstramelo.

 

            Draco abrió la boca inmediatamente para replicar, solo que después de unos momentos se dio cuenta de que no sabía qué.

 

            -¿Miedo? –susurró Harry acercándose un poco.

 

            -Ya quisieras Potter.

 

            -Ah bueno... porque no deberías tenerlo –murmuró acercándose tanto a Draco, que este pudo sentir el cálido aliento- porque perder conmigo realmente sería una ganancia para ti... te regalaría el mejor orgasmo de tu vida.

 

            Sin poder evitarlo, Draco tragó en seco al tener a un palmo de distancia unos enormes ojos verdes, tanto así que se quedó callado sin poder apartar la mirada de ellos.

 

            -Es más, tú no tendrías que hacer nada –continuó Harry tomando una larga coleta rubia y enredando los dedos en ella- yo me encargaría de todo.

 

            Solo hasta que su espalda chocó contra la pared, Draco se dio cuenta que había estado caminando hacia atrás.

 

            -Pero si quieres correr, adelante... –dijo Harry de repente retirándose y dándole el paso, añadiendo maliciosamente- perdedor...

 

            Draco parpadeó como búho lampareado antes de reaccionar a la última palabra.

 

            -Ya te dije que no soy un perdedor.

 

            -¿Entonces aceptas el reto?

 

            Harry vio como Draco apretaba los labios mientras sus ojos grises lo miraban furiosos, realmente estaba disfrutando haciendo enojar al Slytherin; nunca en toda su larga lista de conquistas, alguien se le había negado y cuando alguien llegaba a decirle que “no”, era simplemente para hacerse del rogar y parecerles más interesantes, algo tan notorio a leguas de distancia, tanto así que cuando él se daba la vuelta, ellos simplemente corrían tras él a decirle que “siempre si” y aunque sabía que su físico era de muy buen ver, también sabía que su odioso título de “El niño que vivió” tenía mucho que ver, Pero él sabía que la reticencia de Draco a aceptar era genuina y eso era un verdadero reto, algo que en verdad estaba disfrutando... mientras más resistencia, más empeño pondría...

 

            Draco Malfoy nunca pasó por su mente más que para pelear e insultarse, ahora que había descubierto todo lo que esa ropa ocultaba, no era tan simple dejarlo pasar.

 

            -A ver... –dijo Draco aspirando fuerte- te aclaro que no estoy aceptando, pero ¿cuáles dijiste que eran las reglas del reto?

 

            Harry no pudo evitar sonreír mientras respondía:

 

            -Fácil... si gimes o pides mas, yo gano, así de simple.

 

            -Pero a ver... –insistió Draco alejándose un paso, detalle que Harry no pasó desapercibido- ¿hasta donde piensas llegar?

 

            -Hasta donde tú quieras... aunque claro, si tomamos en cuenta que tu vas a rogarme que siga, pues... –añadió  con desfachatez.

 

            -¡Ja! ¡sí, cómo no!

 

            -Pero para tu tranquilidad, cuando ya no quieras seguir, yo me detendré.

 

            Draco se alejó un par de pasos más dándole la espalda a Harry mientras se ponía las manos en la cintura en una clara encrucijada, tiempo que Harry no desaprovechó al recorrer de arriba abajo al Slytherin.

 

 

 

 

Notas finales:

BESITOS!!!!!!!!


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