Pantalones ajustados, zapatos de piso y camiseta manga corta, con un pequeño cuello que no le cubría siquiera la mitad pero, aún así, no dejaba ver su pecho; totalmente ajustada a su torso, y completamente de negro. De la cabeza a los pies. Lo que provocaba que su blanca piel resaltara en medio de aquel brío.
Su cabello azabache y sus ojos de brea eran incapaces de pasar desapercibidos en aquel lugar; aunque estuviese lleno de personas, era imposible que él no resaltara.
Lo hacía apropósito. Porque era un ególatra y sabía, tenía bien presente con lo que había sido dotado.
Capaz de seducir a cualquiera.
Lo sabía, y se movía de forma desquiciante.
Aquello pantalones hacían resaltar su apretado trasero y remarcaban su miembro. Podía verse a leguas… que tenía un culo exquisito.
La playera se le pegaba a la piel, remarcando su espalda ancha, perfecta; fuerte y deliciosa.
Su blanco cuello daba un panorama fresco y sabroso. Un panorama que cualquiera hubiera disfrutado.
Y se movía… muy masculinamente, en círculos, batiendo las caderas, con los brazos extendidos, y la gente a su alrededor mirándole. Tratando de pegársele un poco, abusando de la cantidad de personas, usando esto como pretexto perfecto.
Y él lucía tan prepotente, sabiendo que todos ahí le deseaban. Y los que no, le envidiaban.
Se movía adelante y atrás, dando una visión fascinante de sus proporciones.
Cualquiera hubiera querido pasar la noche con él. Y esa era la idea.
Era un espectáculo de exhibición. Estaba ahí para llevarse a alguien a la cama. No importando que fuese hombre, mujer… o ambos…
Ella se las iba a pagar. Porque, si de engaños a engaños se iban, él tenía muchas mas oportunidades de encontrar algo.
Nadie, absolutamente nadie podía darse el lujo de traicionar, engañar, estafar, mentir, a él; a Uchiha Sasuke.
Era simplemente delicioso. Sus brazos, su espalda, su pecho, su trasero, sus piernas, su cabello, sus ojos, su piel, su trasero; sus manos, que cualquiera hubiera matado por tener encima; su cuello, su TRASERO ( y es que tenía un culo que ¡Dios!... indescriptible), sólo se podía decir que era delicioso.
Y estaban ahí, moviéndose desquiciadamente bien, en medio de la pista de baile, esperando que alguien creyera que podía ser su presa del día de caza.
Mostrando todos sus atributos. Esperando que alguien, lo suficientemente bueno como para que él le prestara atención, apareciera.
Y no se lo podía creer… Ahí estaba…
No podría ese cabello, esos ojos, esa sonrisa, esa piel…
Aquel rubio era perfecto para su venganza. Y no sólo porque fuera físicamente magnífico… Era mas bien el hecho de que, aquel rubio… era el amante de su esposa…
La perra de Sakura lo había engañado.
Él nunca la amo. Y quizá por eso las cosas habían terminado así; porque él no le prestaba sentimiento; ni en la cama, ni en ningún lugar.
Se casó sólo porque si. Porque sus padres lo querían, y ella se presentó en su vida.
Pero sus padres estaban muertos. Así que, ya no importaba. No le interesaba si Sakura se acostaba con alguien más. Que fuera todo lo puta que quisiera.
Pero NADIE engañaba a Uchiha Sasuke.
Su orgullo estaba por encima de su indiferencia. Así que la venganza no se hizo esperar.
Y ahí estaba, moviendo su delicioso cuerpo; bailando más tentadoramente que el demonio, atrayendo todas las miradas de las chicas.
Porque no todos los días se veía a un hombre como aquel bailar.
Y no lucía en absoluto gay.
La cara que pondrían cuando se dieran cuenta que iba tras el rubio que le había ayudado a Sakura a ponerle los cuernos.
NADIE s burla de Uchiha Sasuke.
Y la canción terminó, las luces de múltiples colores prendían y apagaban en espera de la siguiente tonada.
Dejó de bailar.
Todos lo miraron retirarse de la pista mientras la siguiente canción comenzaba.
Y él se dirigía a dónde su objetivo de venganza se encontraba…
Esa noche… Sakura dormiría sola…
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