Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

"Tierra de encantos" por Chaotic Kittie

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Chiloé, se ubica en la décima región de Chile, es un archipiélago rodeado de decenas de Islas. En este lugar rondan creencias, rumores y cuentos, de seres extraño. Te invito a conocer la mitología Chilota.

Notas del capitulo:

Verás que la Fantasía puede ser un sabor escalofriante, la curiosidad un arma de doble filo y un pequeño lugar, una amalgama de sorpresas.


"Bienvenido seas a la Tierra de los encantos"

Capitulo uno.

“Al fin del mundo”

 

“Chiloé, tierra de mágicos encuentros, hermosos parajes, recónditos misterios…“ Así comenzaba mi búsqueda por la red aquella tarde, no sabía cómo había llegado, ni el porqué, solo tenía claro que cada palabra que describía a aquel lugar, me llamaba a visitarlo.

— ¡Alan, ven aquí! —llamé a mi novio, que estaba tendido sobre la cama.

El calor era insoportable, el smog y el ruido de la ciudad ya me tenían arto. A mis veintitrés años, acababa de terminar mi carrera de periodismo, aunque estaba conforme con mi vida “normal”, a menudo necesitaba de cambios inminentes, esto era más que sabido por mi pareja.

— ¿Qué? —preguntó cerca de mi lóbulo, para luego observar la pantalla.

Levantó una ceja, leyendo mi pensamiento.

—¡Ni lo pienses! —negó de forma rotunda mientras, me miraba con atención.

—¡Alan! —hice un puchero, mientras el se giraba dejándose caer sobre la cama, una vez más­.

—Tengo que trabajar —murmuró colocando una de sus manos sobre su rostro.

Era la escusa perfecta, a él no le gustaban los lugares con poca urbanización, por lo que aquella Isla no llamaba mayormente su atención.

—Podríamos ir un fin de semana —Corro la silla de mi escritorio, observándolo con ternura.

—No me convencerás con esa cara de laucha mal alimentada—afirma tajante, mientras me enfurruño por unos momentos, para luego tirarme sobre él.

Sonrío aún sin despegar mi vista de esos hermosos ojos negros.

—Entonces... —Un aire juguetón me invade, de forma traviesa mis manos se pasan por su pecho—.  ¿Qué puedo hacer para convencerte?

—¿No te rendirás? —Me abrazó, atrayéndome hacia él, cambiando nuestras posiciones; ahora estábamos de forma contraria.

Moví mi cara en señal de negación, cerrando mis ojos. Su boca comenzó a pasearse por mi cuello de forma lasciva, mientras las cosas se calentaban.

—¡Oye! —Corrí su mano de mis nalgas, abriendo mis ojos, reprochándole su acción.

Sabía cómo distraerme, pero esta vez no lo conseguiría; tenía tantas ganas de salir fuera de la ciudad, que ni siquiera sus manos pudieron hacerme olvidar mi cometido.

Salió de encima sentándose a mi lado; suspiró hondo un par de veces pensando en mi propuesta, luego de un rato, ya sabía la respuesta pero quería oírla de sus propios labios.

—Está bien —dijo por último, para luego sentir mis brazos alrededor de su cintura— pero tú te encargarás de todo, Marcial

Siempre debía haber un “pero” en sus frases; aunque esta vez no me molestaba, después de todo ya lo tenía planeado desde antes; solo me faltaba decidir el lugar y aquella página que apareció por coincidencia, era perfecta.

No pude evitar sonreír, me sentí liberado de todo; lo solté de mi agarre abandonándolo en la cama, mientras me dispuse a buscar el lugar correcto para visitar, pasajes, hostales. En fin, todo lo que tuviera que hacer, para que nuestra salida fuera perfecta, después de todo cumplíamos tres años juntos.

Las horas seguían pasando, cuando ya me dí cuenta, más bien cuando estuvo todo listo, me enderecé en mi silla haciendo sonar todos mis huesos, mi reloj marcaba las una de la madrugada, así que más tranquilo y con mis caprichos resueltos; me dormí al lado de Alan.

Al día siguiente le informe la fecha, el veintiocho de octubre partiríamos en bus desde Santiago, llegaríamos a Castro —capital de la Isla Grande­— en donde nos quedaríamos la primera noche, luego viajaríamos por diferentes lugares, terminando con una espectacular vista en Queilén, que según lo investigado, esta ubicada al final del extremo sur de Chiloé.

Mi sonrisa no se quitaba, ante esto, Alan no pudo más que asentir, despidiéndose con un beso, pasó sus manos por mi cintura acercándome más, pese a los años que llevábamos juntos, su forma salvaje de pescarme inadvertido me encantaba, hacía que mi extravagante forma de ser se extinguiera dejando a alguien completamente cautivado por esa figura imponente.

—Llegaras tarde ­—le susurré haciéndolo volver a la realidad, nos encontrábamos en la puerta del departamento, siendo ojeados por más de algún curioso. 

Miró su reloj desapareciendo rápidamente.

 

La semana pasó tranquila, hice mis trabajos, adelantando alguno que otro reportaje, para que pudiera descansar durante el fin de semana esplendoroso que se venía ante nosotros. El viernes llego rápidamente, sin más, en la tarde nos embarcamos a nuestra “aventura”.

Alan estaba durmiendo plácidamente a mi lado, escuche algo de música ya que las ganas por llegar me dominaban,  finalmente me aburrí y lo apagué; sacando un librito del Archipiélago de Chiloé que había comprado en la tienda, unos días antes.                                                                                

Abrí el libro de colores térreos, moviendo la boca para colocarle mas énfasis, mis ojos verdes se movían por cada línea.

La Isla Grande de Chiloé se encuentra en la décima Región de Chile…”   Primero mostraban algunas imágenes —aquellas islas que rodeaban a la más extensa­—, ubicación, pobladores; entre otros.

A medida que el libro avanzaba se iba haciendo más interesante; hasta el punto en que llegue a un capítulo en especial. “La magia chilota no solo reside en su paisaje, sino también en sus pobladores, habiendo una cantidad amplia de mitos, sobre seres sobrenaturales y brujos”.

Ante esas breves palabras, no pude ocultar una pequeña sonrisa, ya que hoy en día la cultura no se conserva, haciendo difícil la creencia en todos esos seres; al final deje el libro allí, esperando llegar pronto, eran según mis cálculos las seis de la mañana quedando aún algunas horas de viaje.

Deslice mi mano por el cabello de Alan para luego acomodarme en su pecho, así deje mis ansias a un lado quedándome dormido. El sonido del motor ralentizando su marcha hizo que mi mente despertara de inmediato; lo que no ocurrió con mi acompañante.

Decidí salir a mirar ya que nos embarcábamos en un transbordador, nunca en mi vida había visto algo así, tampoco lo tenía dentro de mis planes y la duda me estaba carcomiendo, pero como buen comunicador me acerqué a una de las personas.

—Señora —susurré bajito— ¿podría decirme en donde estamos?­— Terminé por decir mientras ella, amablemente se giraba a observarme.

—Eres un turista por lo que veo ­—dijo sin resentimiento analizando mis expresiones—. Pues, estamos pasando el canal de Chacao.

Al escuchar el lugar, me tranquilicé de inmediato, lo que se reflejo en mi cara.

—Pensaste que habías pasado de largo —Terminó por afirmar, mientras yo seguía pensando que ella podía leer mi mente. Al final, solo asentí.

—¡Gracias señora! —comenté más animado devolviéndole la agradable sonrisa, sin darme cuenta del gran taco que estaba causando dentro del pasillo del bus.

Pedí las disculpas respectivas saliendo del trasporte, ahora el viento helado cubría mi piel, calando hasta mis huesos de forma inminente, por suerte la casaca protegía una parte de mi cuerpo.

—¡Hijo! deberías traer algo más grueso —La misma mujer se me acercaba pasándome una pequeña bufanda artesanal, hecha de un material tosco pero abrigador.

—¡Gracias señora! —dije animado por la amabilidad de aquella mujer de cabellos oscuros y gruesos.

—Llámeme María, Joven —Su forma respetuosa me llamo la atención, las arrugas en su cara se denotaban cuando sonreía, mientras sus ojos delineaban pequeñas patas de gallo.

La cálida temperatura que me brindaba aquel pedazo de tela, me hacia sentir como en casa, embelesado por todo aquello, aún sin llegar a la Isla me sentía feliz, en entera libertad.

Llegamos al segundo piso del transbordador, subiendo unas pequeñas escaleras. Desde allí se divisaba el mar por completo, millares de kilómetros siendo adornados por las islas de los alrededores.

Escuche algunos sonidos de los pájaros —cerrando mis ojos— disfruté de todo allí, si había estado dubitativo unos días antes, todo ello se quedaba atrás, esta experiencia era única y me llenaba de regocijo.

Luego de eso, ella rió divertida, mostrando los pocos dientes que le quedaban, viéndose más adorable.

El trayecto duró por lo menos media hora, Alan despertó unos momentos antes, saliendo a acompañarme. La mujer nos miro sin decir nada, guardando las distancias cuando vio como mi novio agarraba mi cintura besándome en la mejilla.

—Joven, debería tener cuidado —dijo sin sonar amenazante— Aquí la gente es mal hablada, siendo pueblo chico eso no está muy bien visto.

—Estamos acostumbrados —Alan contesto antes de que yo dijese palabra, sonando algo seco.

Lo miré reprochándole su acción, era obvio que una señora de su edad no entendiese  que uno podía amar sin reconocer sexo, incluso siendo los dos hombres.

—No se preocupe señora, tendré cuidado —Me alejé de Alan por unos segundos, dándole importancia a lo que decía María.

—Hijo, se lo digo porque usted no se ve mala gente —susurro ahora sin sonreír, pero con tono de advertencia—. Aquí los brujos hacen de las suyas, siendo en estas fechas en donde actúan con más potencia.

Otra vez esa palabra  — “Brujo” al igual que en el libro—, entonces la verdad, es que la gente de la zona cree en ellos. Antes de que mi mente genere palabra alguna, el pitido atisbando nuestra llegada a la Isla nos hizo volver a nuestro sitio.

María nos hizo caminar hasta el bus, quise entregarle la bufanda de rústicos tejidos pero ella se negó a aceptarla.

Sin más cerró la conversación, con una ultima frase

—Hijo, cuida de ella porque te servirá en caso de peligro —Atine a agradecerle por el gesto, algo extrañado en sus palabras mientras Alan reía por lo bajo. Era increíble ver a gente, tan apegada a creencias antiguas, que nosotros creíamos extinguidas.

—Parece que este lugar, es muy interesante ­ —El sarcasmo en su expresión, hizo que me diera vuelta, me estaba hartando su actitud pero al momento de cruzarme con él, me robó un beso sin que tuviera oportunidad de réplica.

La viejita desapareció por la puerta del bus y nosotros hicimos lo mismo, nuestros puestos nos esperaban, entre tanto el aire caliente me llego de sopetón. Cuando nos acomodamos, volví a sacar aquel librito abriendo las páginas con cuidado e interés.

“Los Brujos son personas que poseen muchos conocimientos de la vida y de la muerte, emiten un fluido mágico que trasforma la mente de los demás” Toda esta información me pareció curiosa, allí había una completa historia, varios fragmentos de gente que había sido dañada por ellos, otros cuantos relatos y una sociedad secreta de estas criaturas.

—La Recta Provincia ­ —pronuncié en voz alta, mientras veía las pequeñas letras remarcadas en negrita, pero mi reflexión fue interrumpida por la respiración acompasada de mi pareja en mi lóbulo.

—No me digas que ya crees en esas cosas absurdas ­—me dijo, ojeando por encima aquellas palabras para después echarse a reír.

—¡Idiota! ­—Le tiré el libro de lleno en la cara, girándome hacia la ventana que ahora me brindaba vegetación en abundancia, entre colores de todos tipos, la naturaleza me ofrecía una calidez intensa dándome la bienvenida.

El cielo estaba gris pero los escasos rayos de sol, se reflejaban entre las nubes; el bus comenzó a moverse  mientras un rustico letrero nos daba la salutación.

Bienvenidos a Chiloé Apegándome a la ventana, pude distinguir que el mar comenzaba a alejarse.

La pequeña carretera que nos guiaba, se notaba algo desgastada. Yo estaba maravillado, todo eso para mí era nuevo.

El bus siguió su camino mientras Alan seguía durmiendo, realmente me indignaba en algunos momentos su falta de interés en el entorno, me dieron ganas de golpearlo, pero al ver asía fuera me distraje con los animales que vagaban por los campos sin alguna preocupación en particular.

Pasamos por varios pueblos, lo que me sorprendió ya que se veían como pequeñas ciudades. Tengo que confesar que siempre me había imaginado estos lugares más apartados, algo más rústicos, con menos tecnología y hasta sin luz.

Suena exagerado de mi parte, pero es que es difícil imaginárselo de otra forma, ya que así lo muestran en la televisión o en Internet.

El cielo ahora se mostraba totalmente despejado cuando llegamos hasta Castro, moví a mi acompañante una vez que íbamos entrando.

Divise a lo lejos a la señora María quien me otorgo una sonrisa. Eso me dejo mucho más tranquilo, ya que la mujer traspasaba algo que no puedo explicar con palabras, como una tranquilidad infinita.

Cuando se lo comenté a Alan, el se burlo sonoramente y si, ahora lo había golpeado con todas las ganas que me había aguantado.

—¡Al fin! —gritó, cuando estuvo fuera del bus, estirándose con energía.

—No seas exagerado, Alan —le reproche, mientras colocaba uno de los bolsos en mi hombro.

Aunque si lo pensaba bien, habían sido dieciocho horas de viaje, lo que para nosotros era totalmente agotador.

—Bien, ¿Dónde iremos? —dijo cuando agarro su propia mochila, viendo hacia las dos salidas que tenía el terminal.

Suspiré mientras me ubicaba un poco en el lugar, lo difícil de no conocer tu ambiente es que te pierdes con facilidad, pero a nuestro favor estaba que el sector era pequeño.

—Por aquí —le di un codazo para que me siguiera, llegando hasta la salida. 

Mire hacia el frente en donde se encontraba una tienda comercial bastante conocida, desde allí caminamos unas tres cuadras y luego doblamos hacia la derecha, llegando al pequeño hostal que nos hospedaría por tres noches.

 


Sus misterio esconde esta tierra, entre sus verdes parajes encontrarás la imagen viva de la fantasía echa carne.
Te invito a conocer La Isla de Chiloé.


Notas finales:

¿Qué tal?.

Está es la parte introductoria, espero y les llame la atención. la verdad lo escribí hace mucho tiempo y estaba escondido entre mis Archivos. Siempre me ha gustado la mítica historia de donde vivo, por eso me pareció interesante hacer algo como esto.

Aclaro que la mayoría de información es verídica, me refiero a que hay datos y mitos sobre ello. Y mucha de la gente le tiene mucho respeto. Así que esperando a que les interese, lo dejo, hasta el próximo capitulo. ^^


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).