Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Wii + Borrachera = Mala Compañera por AthenaExclamation

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Corría la víspera de noche vieja, y como solía ser habitual. La O-Diosa, como solían llamarla cuando no podía escucharles, organizó una gran fiesta para celebrar la entrada del nuevo año.

Pero en esta ocasión, prefirió algo más “familiar” más íntimo, para poder disfrutar de sus queridos caballeros de Bronce sin la interrupción de los otros caballeros, a los que también solía invitar para celebrar.

Se encargó personalmente de elegir los platos que se iban a degustar. También de las bebidas y los postres.

No compró ningún cotillón, porque sabía perfectamente que se lo lanzarían a la cabeza, y consciente de que sus caballeros ya eran adultos hechos y derechos, prefirió no sugerirles que se pusieran gorritos, collares tipo Hawaiano, mascaras o cualquier otra cosa que pudiera incomodarles.

Saori, solo tenía una idea en su mente. Pasarlo bien, y lograr conquistar el corazón de su amado Pegaso, a pesar de las sucesivas advertencias por parte de Jabu , que le decían que Seiya, jugaba en una liga diferente a la de ella.

Inconsciente como solía ser la diosa, (recuerden las incontables veces que se metió en problemas) omitía todos esos detalles. Incluidos los que venían con descripciones detalladas de los encuentros de los benjamines de la casa. Y se limitaba a reprocharle a Jabu que le decía ese tipo de cosas porque la amaba.

Ciertamente. Jabu le hubiera bajado la luna a Saori si se lo hubiese pedido, pero su paciencia empezaba a disminuir, así que sin otra opción, más que aceptar que la diosa jamás le vería con los mismos ojos que veía a Seiya, rechazó la invitación y se fue a celebrar con otros caballeros de Bronce la noche vieja.

Algo decepcionada, pero con su firme propósito de acabar la velada en la alcoba de Pegaso, retiró un plato de la mesa y en lugar de ocho, fueron siete sus invitados.

Nerviosa, y algo histérica, se compró un vestido con un escote que casi mostraba la división de sus nalgas. Unos zapatos de tacón bastante altos. Y un conjunto de lencería intima para “abrir” el apetito de su amado.

Llegó la hora en que debía ir a vestirse, y tras darle la orden al servicio de la casa para que estuviera todo listo a las diez de la noche, corrió a cambiarse.

- ¡¡Chicos!! – Espetó ansiosamente – Venga que se hace tarde – añadió y salió corriendo hacia su dormitorio.

- Esta mujer… - bufó Ikki con su habitual hastío – no va a crecer nunca… - se levantó del sofá en el que estaba semi estirado – será mejor que estemos listos a la hora de cenar, porque si no nos dará la noche – añadió y se marchó a su habitación.

Las fiestas, y todos lo sabían. No eran el punto fuerte de Ikki. Más bien todo lo contrario. Le fastidiaba tener que acudir a cualquier celebración, pero por encima de todo. Le fastidiaba tener que ver a todas las parejitas haciéndose arrumacos o como él solía decir “esos románticos bobalicones”.

Resignado, se baño y se vistió. Y como no le quedaba más remedio que acudir a la cena y a la posterior celebración del cambio de año, decidió ponerse lo más guapo posible por si después de que todos se acostaran, se escapaba a la ciudad a ver si “surgía” algo.

A las diez menos quince minutos, ya estaba esperando en la sala, y poco a poco, se le fueron uniendo sus “medio” hermanos para esperar a la O-Diosa que tras tanta insistencia, y faltando cinco minutos, aún no se había presentado.

- Siempre hace lo mismo – replicó – nos mete prisa, y luego nos tiene aquí esperando – dijo mientras se escuchaba de fondo el timbre de la puerta.

- Yo iré – dijo Shiryu – seguro que es Sunrei… - sonrió y se fue acelerado hasta la puerta para recibir a su preciosa novia.

Abrió la puerta lentamente, y comprobó que la imagen que se había creado en su mente, era nada al lado de lo que estaba presenciando.

- Luces preciosa… - sonrió sonrojado, viendo el largo vestido que llevaba puesto Sunrei. Un vestido de color verde y tela de terciopelo con unos finos detalles en dorado que realzaban las curvas perfectas, por no decir el escote que se sujetaba con unos finos lazos que dejaba muy poco a la imaginación además de la espalda descubierta.

- Tú no estás nada mal… - susurró poniéndose de puntillas, dándole un suave beso en los labios mientras dejaba que sus manos se apoyaran en el fornido pecho de Shiryu.

Se tomaron de la mano, y sonrientes, se fueron hasta el salón para que Sunrei pudiera saludar a todos.

Mientras Sunrei saludaba a todos , Saori acabó de arreglarse y como si fuera una modelo espectacular, descendió la escalera pausadamente, dejando que sus caderas se movieran de un lado a otro, y sujetándose disimuladamente de la baranda de la escalera para no caer rodando por la altura de los tacones.

- Chicoooosss… - canturreó para llamar la atención de todos y que salieran así del salón – ya estoy listaaaaa… - volvió a canturrear logrando lo que quería.

Salieron todos del salón, y la esperaron al pie de la escalera, pero lo primero que se escuchó, fue como un pequeño grito de asombro, pero no de los demás asistentes, sino que fue de ella misma.

- Vaya Sunrei… - una pequeña gota de sudor recorrió su espalda desnuda – que vestido tan… tan…

- Esplendido – sonrió Ikki viendo que la diosa moría de rabia  - ¡no creías que pudieras tener competencia! – Exclamó y soltó una carcajada – no sufras mujer, tu también te ves muy bien – le tomó de una mano e hizo que diera una vuelta para que todos pudieran verla.

- Ikki está muy simpático hoy… - susurró Seiya a la oreja de Shun, aunque Hyoga también le escuchó.

- Sí, esperen, que ya saldrá la bestia – renegó viendo esa sonrisilla picarona que normalmente le hacía perder el sentido, pero no cuando se propasaba, aunque se tratara de Saori.

Las palabras de Hyoga, hicieron que los dos pequeños quedaran pálidos. Parecía que esa noche, el Grinch sería Hyoga, y no el que tenía el papel adjudicado desde hacía varios años.

El caballero de cisne, parecía más ofuscado de lo que era habitual en lo que se refería a las acciones de Ikki. Mantenía una lucha mental consigo mismo para obligarse a no sonrojarse cuando veía esa sonrisilla. También peleaba contra sus sentimientos, y trataba de comportarse lo más frio posible para que cuando Ikki tenía un buen día, y se dedicaba a ser simpático con todos, no se derritiera.

Siempre había encontrado en esa parte tan misteriosa de Ikki, una incontenible atracción que le volvía loco, y trataba de ocultarla, puesto que sabía, o creía saber,  que Ikki jamás vería ni uno solo de sus cabellos como una posible conquista.

Precisamente eso, era lo que le hacía rabiar, ponerse celoso de cualquier otro u otra que se ganara su atención. Y esa ira contenida, le hacía comportarse como una niña caprichosa que no sabía controlar.

Pero esa noche se había prometido a sí mismo no caer en provocaciones. No hacer caso a las palabras de Ikki, y trataría de pasarlo lo mejor posible para que cuando la fiesta acabara, pudiera salir a escondidas de la mansión y seguir con la diversión en otro lugar aunque fuera para saciar su despecho por el caballero del Fénix.

- Hyoga… - se le acercó Ikki – te veo muy callado – continuó provocando que una mueca de estupefacción se dibujara en el rostro de Hyoga – ¿acaso estás celoso? – la mueca cambió y frunció el ceño, pero se contuvo.

- Claro Ikki, como eres la octava maravilla del mundo… - se burló y caminó hacia el comedor, sin ver que Ikki apretaba sus puños, y de no ser porque Shiryu le detuvo, se hubiera llevado una buena paliza.

Tratando de poner paz. Shiryu  invitó a todos a caminar hasta el comedor para poder cenar antes de que dieran las campanadas.

- ¿Porqué justo a su lado? – se preguntó Hyoga mentalmente, viendo que Saori, le había obligado a sentarse a la derecha de Ikki – con lo grande que es la mesa… - susurró muy bajo, para que nadie le escuchara y se sentó resignado, esperando que la cena fuera tranquila y sin incidentes.

Para su suerte. Su deseo se hizo realidad, y toda la cena transcurrió con tranquilidad.

Todos y cada uno de ellos, bebieron, comieron y disfrutaron de los turrones mientras reían y explicaban anécdotas que les habían ocurrido a lo largo del año, y cuando faltaban veinte minutos para el gran momento, se levantaron y fueron al salón, para poder comer las uvas frente al televisor.

Ikki, tomo asiento en el butacón del Sr. Kiddo, y los demás, se repartieron por los sillones, acomodándose y preparando su correspondiente platito de uvas para comer con cada una de las campanadas.

También sirvieron champagne para poder brindar y esperaron tranquilamente mientras el presentador explicaba cómo se debía proceder.

- Señores espectadores… - habló – recuerden que tras la caída del Carrión, vendrán los cuartos, y después, empezarán las campanadas. Suerte a todos, no se atraganten, y recuerden pedir un deseo si logran engullirlas todas correctamente mientras dure el brindis – calló y miró expectante hacía un gran reloj del cual descendía una bola enorme y empezaba una musiquilla.

- ¡¡¡Vamos chicos!!! – dijo Sunrei adelantándose a Saori – ¡suerte para todos! – exclamó y enseguida sonó la primera campanada.

Con cuidado, y gracias a que años anteriores se había reajustado la velocidad a la que sonaban las campanadas, comieron las uvas de una en una, logrando todos ellos comerlas sin atorarse y tomando sus copas para brindar, gritaron al unísono - ¡¡Feliz Año Nuevo!! -  brindaron haciendo chocar las copas de cristal con cuidado y formularon sus respectivos deseos en silencio mientras el delicioso champagne se deslizaba por sus gargantas.

Después, se abrazaron unos a otros, olvidando pequeñas rencillas, solo deseándose lo mejor para el año que recién empezaba.

Los benjamines, aprovecharon y se besaron mientras Saori no les veía cuando Shiryu le estaba abrazando, pero ante la atenta mirada de Ikki que aun no podía creer que su hermano pequeño, hubiera crecido tanto.

- Feliz año nuevo niisan – se le abrazó Shun – espero que logres todas tus metas – añadió.

- Feliz año para ti también Shun – le correspondió el abrazo, sujetándole con fuerza, levantándolo ligeramente del suelo – si me entero de que el pony te hace daño… ¡le mato! – le susurró al oído, haciendo que Shun se riera.

El siguiente en abrazar a Ikki fue Seiya. Pero el pequeño temía que le rompiera todas las costillas, así que Shun tuvo que darle un pequeño empujón para que viera que en el fondo, Ikki no era esa bestia sin sentimientos que creía.

- Hyoga… - dijo después de soltar a Seiya, girándose un poco para poder verle cara a cara – feliz año nuevo… - sonrió de ese modo que enloquecía a Hyoga y estiró su brazo para que pudieran estrechar sus manos.

Todos esperaban ese momento, y desilusionados, vieron como un año más, no habría un abrazo de cariño entre ellos.

- Igualmente Ikki… - contestó extendiendo su brazo, alcanzando la mano de Ikki – Feliz… - no pudo acabar la frase porque sintió una intensa descarga eléctrica que le recorrió todo el cuerpo, que le erizó, y que le dejó demasiado emocionado como para poder seguir la frase sin delatarse.

Hyoga, apartó la mano rápidamente, cosa que molestó a Ikki que parecía disfrutar el contacto aunque jamás lo habría admitido. Y salió como alma que lleva al diablo hacía el baño, negando con la cabeza, regañándose mentalmente.

-Hyoga… ¿estás ahí? – Susurró Shun que le había seguido - ¿estás bien? – añadió preocupado, apoyándose sobre el mármol de la encimera del lavamanos.

- Sí Shun – contestó – bebí demasiado, eso es todo… - esperó en silencio, sentado sobre la tapa del sanitario a que Shun se marchase, pero en esta ocasión, su deseo no se cumplió.

- Bueno, si tu lo dices…  - enarcó una de sus cejas – sabes Hyoga, parece mentira que seáis tan cobardes – se incorporó y salió del baño, dejando a Hyoga algo confundido puesto que tal y como había hablado Shun, en la frase también había incluido a Ikki.

Salió del baño, y se refrescó la cara mientras se repetía a sí mismo, que Shun habría pluralizado la frase por error.

Se secó y tras comprobar que su vestimenta estaba perfecta, regresó a la reunión, encontrándose con la mirada analizante de Shun.

Frunció el ceño ante la mirada que su amigo le regalaba, y tomando valor, regresó al lado de Ikki para acabar el saludo en un vano intento de disimular sus sentimientos.

- Perdón, me maree de repente – sonrió sonrojado – Feliz Año para ti también – volvió a extender su brazo, ofreciéndole la mano a Ikki, esperando que no le rechazara.

- No te preocupes Pato – sonrió y unió su mano a la de Hyoga, sintiendo la misma sensación que Hyoga había sentido antes de salir corriendo, aunque él, controlo mejor la situación – hay gente que no aguanta bien el alcohol – bromeó logrando que Hyoga dejara que su mano, en lugar de acariciar la de Ikki, la estrujara tratando de romperle los huesos.

- ¡No vuelvas a llamarme así! – dijo no muy alto, apretando sus dedos, aplastando los de Ikki todo lo fuerte que pudo.

- ¿El qué? – Le provocó e hizo fuerza con sus dedos, devolviéndole el apretón de manos a Hyoga, lastimándole ligeramente - ¿Pato? ¿Patito? – volvió a sonreír y apretó con más fuerza, sin contenerse, sin darse cuenta de que se pasaba, solo queriendo apagar la ira que sentía contra sí mismo – ¡Cuak, cuak! – graznó.

- Chicos, tengamos la fiesta en paz… ¿sí? – pidió Shiryu que les vigilaba de cerca, tomando las manos de ambos para separarlas.

- ¡Claro Shiryu! – Espetó – solo bromeábamos… - soltó la mano de Hyoga y sacudió la suya porque la sentía entumecida por el dolor.

- ¡¡Juguemos a algo!! – gritó Seiya saltando con varios mandos de la Wii, que le había regalado Santa, en sus manos.

La idea les pareció a todos buena. Serviría para quemar las calorías de la cena, y también para rebajar el subidón de adrenalina que en algunos, era demasiado elevado.

Seiya encendió el plasma de  72” y posteriormente eligió un juego en el que todos pudieran participar mientras los demás, movían los sillones para que no hubiera ningún accidente.

Shun, repartió los mandos, y  tras descalzarse esperaron a que la pantalla con el título elegido apareciese.

- Seiya… ¿Estás seguro que será buena idea? – preguntó Shun al ver el titulo que aparecía.

- ¡¡Claro que sí!! – Exclamó – será ideal para desahogar tensiones – continuó.

El juego que Seiya había elegido, era uno en el que podían participar hasta ocho jugadores, por lo que era ideal, ya que ellos eran siete.

Tenía todo tipo de opciones. Juegos por parejas, juegos de todos contra todos, y también por equipos. Consistía básicamente en toda clase de mini juegos en los que se ponía en prueba la habilidad de todos los participantes.

- Juguemos por parejas – dijo eufórica Saori – ¡yo iré con Seiya! – aclaró.

- Ni hablar de eso – le contestó – ¡yo quiero ir con Shun! – replicó.

- ¡Sí! – Gritó Shun – yo jugaré con él – la miró con cara de pocos amigos y se puso entre ellos porque la cercanía de la O-Diosa con su novio le ponía demasiado nervioso.

Los cuatro mayores se miraron y negaron con la cabeza. No podían llegar a creer lo necia que era Saori. Más, porque los benjamines no ocultaban en absoluto su amor.

- ¡A ver! – Exclamó Ikki inspirando profundamente – jugaremos todos contra todos – apretó sus puños haciéndolos crujir - ¡¡Y punto en boca!! – Miró a los pequeños fijamente y se giró – voy por más vino… ¡espero que cuando regrese todo esté listo! – caminó con tranquilidad hasta la nevera y agarró un vino blanco espumoso, unos refrescos para los benjamines y también copas para poder tomar el vino adecuadamente.

Con las manos llenas de cosas, llegó nuevamente al salón, y vio con agrado, que todo estaba dispuesto, y que solo él, faltaba por formarse el personaje. Dispuso todo sobre la mesilla auxiliar del salón y tomo el mando de la Wii que le tocaba.

- ¡Niisan tienes que darle ahí! – Gruño Shun - ¡No Ikki, a ese otro lado! – refunfuño sacudiendo a su hermano.

- Está bien, está bien… - empezó a reírse.

- Shun… - Seiya se rascó la nuca de ese modo tan mono con el que siempre solía disculparse cuando metía la pata – tú hermano sabe perfectamente cómo funciona esto… - resopló bajito para que su novio no le escuchara.

- ¡¡Cómo!! – Casi se podía oír el rechinar de sus dientes - ¡¡Ikkiiii!! – le zarandeó más fuerte, escuchando las risas de todos por la pequeña broma.

El caballero del fénix demostró su habilidad desde que escogió el personaje. Eligió un varón (obviamente) al que él mismo había diseñado anteriormente y que casualmente, tenía un gran parecido con él ya que se había dedicado el mismo día 25 de diciembre, a crearse su “Mii” junto con Seiya.

Elegidos los personajes, solo faltaba elegir el modo de juego, y conociéndose muy bien los unos a los otros, y sabiendo perfectamente lo competitivos que eran, se decidieron por el modo con más tiradas. Uno que consistía en un tablero de parchís para ocho jugadores, con casillas de pérdida de turno, otras para poder robar puntos al resto de jugadores, y algunas otras, que estaban ocultas y de las cuales no se sabía hasta que se caía en ellas. Y por último, la decisión de quien tiraba primero al siguiente turno, cosa que se averiguaba jugando a un mini juego de habilidad.

- Chicos… ejem… - carraspeó Shiryu – antes de empezar a jugar, debéis prometer que gane quien gane, no habrá peleas – miró a Ikki y Hyoga concretamente, y más tarde a Seiya.

- ¡¡Pero cómo crees!! – renegó Hyoga.

- ¡¡Sí, Shiryu!! – protestó Seiya.

- Ah… Lagartija – contestó Ikki y sonrió burlón mientras pasaba su brazo derecho por encima de los hombros de Shiryu – eso lo dices porque nunca ganas – le palmeó la espalda con la suficiente fuerza para no dañarle, pero sí para provocarle.

- ¡Eres un cretino prepotente! – Le miró – ¡te vas a enterar! – acabó cayendo de lleno en la provocación.

Las carcajadas resonaban en el salón. Ver a Shiryu perdiendo la compostura, no era algo que se diera muy a menudo, así que tras una pequeña persecución por alrededor de los sillones y después de un delicado beso de Sunrei que le hizo olvidar cualquier ofensa, la partida comenzó.

Para decidir quién empezaba la partida, jugaron al primer mini juego. Este consistía en ver quien llegaba más lejos saltando desde una liana a lo Tarzán. Y el afortunado en lograr la distancia más larga, en esta ocasión, y para sorpresa de todos, fue Shiryu.

Mientras jugaban y se batían entre ellos en esos mini juegos, iban bebiendo y picando algo de comida. Tenían dulces, alfajores, turrones y también, para ir mezclando, alguna que otra bolsa de patatas fritas más unas aceitunas y también frutos secos para recobrar las fuerzas.

- Este juego agota… - se dejó caer Shun sobre un cojín en el suelo – jugar con vosotros es como hacer la maratón de Nueva York – bebió de su refresco.

- ¡¡Pero es divertido Shun!! – Gritó Seiya – y fíjate… - se sentó a su lado y le susurró al oído – parece que tu hermano y Hyoga se han aliado silenciosamente para desquiciar a Shiryu – rió.

- ¿Qué sucede pony? – le miró de reojo Ikki, sentándose al lado de Shun.

- Oh… Nada, nada… - contestó nervioso – le comentaba a Shun, que podríamos hacer un break para ir al baño y todo eso – mintió descaradamente.

- Buena idea… - se volvió a incorporar y sintió el suelo moverse extrañamente – iré por más provisiones – inspiró fuerte y caminó de nuevo hasta la cocina, donde llenó un cubo de basura con hielo y después, añadió algunas bebidas – bien, aquí tenemos de todo hasta que se acabe la partida – dijo cuando regresó al salón – voy al baño y seguimos -  miró a su alrededor viendo que Saori, Hyoga, Sunrei y Shiryu habían desaparecido.

Caminó despacio, sintiendo los efectos del alcohol en cada uno de sus pasos, pero se sonreía. No recordaba una noche igual a la que estaba viviendo. Todo era tranquilo, sin peleas con Seiya, o con Hyoga, y para mejorarlo, este último parecía estar de su lado en esa noche para poder confabular contra la “Lagartija Sabionda”.

Entró en el baño, y desahogó su vejiga. Luego se lavó las manos y se miró al espejo concentrado y pensativo hasta que algo le devolvió a la realizad. Concretamente, un grito.

- ¡Oh, mierda! – Renegó en la soledad del baño – se fue la luz – tanteó a ciegas con sus manos, escuchando como se oía el corretear de los benjamines por el salón – ¡chicos quedaros quietos! – Gritó – podríais haceros daño – añadió preocupado, encontrando el picaporte de la puerta del baño y lo giró, sintiendo como cuando iba a hacer presión para abrirla alguien se le adelantó y por la inesperada situación, perdió ligeramente el equilibrio, cayendo sobre el que había estirado del picaporte.

Sin saber muy bien cómo, y eso era en parte gracias al alcohol, Ikki se vio encima de algo blandito que se aplastaba contra la pared, pero lo que aún no sabía, era concretamente de quien se trataba.

- Perdón… - se incorporó apoyando las palmas de sus manos contra la pared, sin separarse demasiado, solo liberando del  peso de su cuerpo al que le había servido de colchón.

- No te preocupes… - respondió dándole a conocer a Ikki de quien se trataba – mejor que hayas chocado conmigo y no con el suelo – se sonrojó y agradeció la ausencia de cualquier pequeño halo de luz que pudiera descubrirle.

- Hyoga… - sonrió – ¿no te hice daño verdad? – preguntó.

- No… estoy realmente bien… - se moría de vergüenza aunque sentía a Ikki tan pegado a él que deseaba que la luz no regresara jamás.

-Sí… me doy cuenta de eso… - susurró sorprendiendo a Hyoga, aprovechando que la falta de luz le daba el valor para decirle algo que no hubiera dicho si estuvieran en pleno día.

Casi podía escucharse el latido del corazón de ambos latiendo rápidamente. Era una de las pocas veces, por no decir que era la primera vez, en la que podían expresarse sin temer que el otro descubriera lo mucho que le incomodaban ese tipo de situaciones, aunque lo desearan.

- Ikki… - balbuceó nervioso – deberíamos buscar a los demás… - se despegó de la pared, pegándose más a Ikki, tanto que pudo sentir su aliento acariciar su nariz.

- No… - contestó sintiendo el calor del cuerpo de Hyoga – yo quiero quedarme aquí… - añadió rodeándole la cintura al tiempo que se inclinó ligeramente para buscar los labios de Hyoga con los suyos y poder besarle.

Como si de polos opuestos se tratara, sus labios se unieron, se pellizcaron y presionaron mientras se abrazaban con fuerza, con ansiedad, con el deseo de poder transmitir en ese delicioso beso todo lo que sentían el uno por el otro.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).