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Este es el final parte 1

Capítulo19

 

 

 

 

 

 

 

 

Se escuchó el sonido de la puerta y fijando sus ojos en aquel lugar, vio entrar a la figura que le preocupaba. Lúgubre, era la palabra que describía a lo que acaba de aparecer. Se acercó y dejando mostrarse, se reconoció a la obviedad.

         ¾        Hola. —Saludo algo contrariado Matthew.

Joshua asintió. Caminó hacia Matthew y lo esquivó, mientras siguió hacia el cuarto de él.

         ¾        Espera. —Susurró Matthew. — ¿Qué crees que haces? No puedes subir, ya todos duermen.

         ¾        No importa. —Respondió secamente éste.

Matthew chasqueó con algo de molestia y le tomó del hombro.

         ¾        Espera, te he dicho que no puedes subir.

         ¾        Y yo te he dicho que no me importa.

         ¾        ¿Qué te pasa? Por favor, ya detente.

         ¾        Vamos arriba ¿Quieres?

Matthew se quedó estacionado y cruzando los brazos, dijo unas palabras por bajo.  Joshua volteó la cara como si así escuchara mejor y luego bufando, cogió del brazo a Matthew y lo fue arrastrando para su cuarto. Al entrar, puso seguro en la puerta y lo empujó a la cama.

Matthew se comenzaba a poner de malgenio y levantándose de la cama, cogió a Joshua de la camisa y lo estrujó.

         ¾        ¿Qué es lo que demonios te pasa?

         ¾        Eso debería preguntar yo. —Dijo Joshua mientras se deshacía del agarre Matthew. — ¿Por qué me mientes tanto?

         ¾        ¿Cuál mentir? —Dijo con ironía Matthew. —Si ya ni siquiera me dejas hablar contigo. 

         ¾        Eso es porque te estoy protegiendo.

         ¾        ¿Protegiendo de qué? —Protestó Matthew. — ¿De tus palabras? ¿Sabes? Antes éramos amigos, pero ahora pareces más mi enemigo.

 Joshua torció la cara con ira y apretó sus puños. Mientras comenzó a suspirar fuertemente con una risa entrecortada.

         ¾        ¿Enemigo? —Dijo saboreando cada letra de esa palabra. — ¿Yo tú enemigo? ¿Eso piensas?

Matthew asintió y con sus manos arrastró sus cabellos para atrás.

         ¾        Mira Joshua, no sé qué es lo que te pasa, pero por favor detente ya.

         ¾        ¿Detenerme? Pero si te estoy ayudando.

         ¾        Nada tiene esto de ayuda.

Joshua levantó su mano y le pegó una cachetada a Matthew. Este sorprendido por el golpe, se cayó y se golpeó contra la esquina de la cama. Estaba estupefacto por lo que acaba de pasar y se masajeaba su mejilla golpeada. Levantó la mirada y vio la respuesta iracunda por parte de Joshua.

         ¾        Dices que no te ayudo, ¿Quién es la única persona que ha estado contigo estos tres años? Maldito desagradecido.

Cada palabra estaba cargada de una furia peor que la anterior y los gestos de Joshua solo hacía más intenso el momento.  Matthew se asustó y se levantó como pudo; se alejó de Joshua, quien agitaba sus cabellos con su mano mientras susurraba incoherencias.

—     Matthew no te alejes más.

Este hizo todo lo contrario y se escondió más en el rincón de su cuarto.  Joshua molesto se acercó y cogiéndolo del brazo lo lanzó hacia la cama y este rebotó ahí.

         ¾        Mira Matthew ¿Acaso piensas que soy imbécil?

         ¾        ¿Qué? — Dijo  con el tono de confusión más grande.

         ¾        Yo sé que una persona que es ensuciada como tú, queda con ese engrama y luego de ello quiere seguirse restregando con cuanta porquería encuentre.

         ¾        ¿De qué rayos hablas?

         ¾        ¿Cuántas veces te has acostado con ese tipo?

         ¾        ¿Con cuál tipo?

         ¾        No es tiempo de hacerse el santo, Matthew.

         ¾        Si yo no me hablo con nadie aparte de ti y de… — El silencio trataba de tapar el siguiente nombre. — ¿Maurice? ¿Hablas de él?

         ¾        Sí, ese mismo ¿Te ha comprado con unos panecillos? Hoy te he visto de lo más contento con ese desgraciado.

         ¾        ¿Comprado? ¿Desgraciado? Respétame Joshua.

         ¾        ¿Respeto? ¿Para alguien como tú? ¿Un mentiroso de semejante calaña?

Matthew se enfureció y se levantó, tenía toda la disposición de golpear a Joshua pero este se lanzó sobre él e inmovilizándolo con sus piernas, le pegó otra cachetada.

         ¾        Escúchame bien, mañana no quiero ni verte aparecer por el colegio.

         ¾        ¿Qué carajos estás diciendo?

         ¾        Lo que oyes Matthew. Mañana si vas al colegio, todo el mundo se enterará.

Matthew se puso pálido y simplemente asintió.

—     No quiero que vuelvas al colegio, hasta que yo me haya encargado del imbécil ese con el que te sigues ensuciando. Quiero que entiendas que esto lo hago por tu bien. Solo tu bien es el que me interesa. Así que si eres un buen niño, solo dependerás de mí ¿Vale?

Matthew no asintió y por ello recibió otra cachetada, luego de ello, bajó la cabeza con miedo. Vio el rostro de Joshua «tranquilizarse» y como un animal enjaulado comenzó a esculcar todo el lugar. Matthew no era capaz de preguntar que buscaba hasta que vio que cogió su celular que se encontraba sobre la mesa de noche que estaba al lado de su cama. Matthew se puso pálido, pero el miedo no le dejaba levantarse.

         ¾        ¿Qu…Qué pretendes hacer con mi celular?

Joshua solo sonrió mientras que le sacaba la batería al celular,

         ¾        Tengo que cuidarte que no hables con ese desgraciado subnormal. —Y al terminar la frase se metió el celular en el bolsillo mientras que botaba la batería por la ventana. —Ahora, tendrás solo este número ¿Entendido?

Entonces botándole un viejo celular, sacudió la mano en señal de despedida y salió del cuarto en un silencio sepulcral.

Cuando ya no vio a Joshua, Matthew comenzó a llorar y desconsoladamente por la frustración, comenzó a golpear su almohada.

         ¾        ¿Por qué me pasa esto a mí?

Era definitivo que su vida era una sucesión inexplicable de mala suerte descontrolada. El celular viejo se mostraba tan desagradable, que quería romperlo, pero de alguna forma le daba miedo hacerlo, ya que pensaba que así enfurecería más a Joshua y algo peor podía suceder.

Quería hablar con Maurice, pero no tenía el número de su casa. Se latigó a sí mismo por ello durante largo rato. Sus lágrimas no dejaban de expresar lo que sus palabras callaban. Y la tristeza más grande  fue quien lo durmió.

***

Su sonrisa había desaparecido en un porcentaje lo suficientemente notable como para que la gente preguntara si había sucedido algo malo. Joshua tenía unas ojeras considerables y tenía un genio que explicaba un poco la falta de su sonrisa.

Una chica en la inocencia más grande se acercó, preocupada por él. Sus mejillas se sonrojaban a medida que su voz expresaba su preocupación en la pregunta «¿Qué te ha sucedido» Los ojos de Joshua que estaban considerablemente rojos, respondían la pregunta de manera concisa «No te importa».

La gente estaba estupefacta ante el cambio tan súbito del alegre Joshua. La conmoción que ocasiona siempre un suceso inesperado, hace que la sed de cotilleo se despierte casi por instinto.

Las voces se alzaban en pro del aumento de las posibilidades; en los pasillos las frases de qué le habrá pasado esto o le habrá pasado aquello, eran casi un coro sincronizado por los desconocidos acontecimientos. Pero aún así parecía que el mundo le fuese imperceptible a sus sentidos. Joshua no estaba en alma, ella estaba pendiente del momento en que apareciera Maurice.

Los hombros estaban tensos. Su mandíbula se contraía con fuerza, como si quisiese partirse los dientes.  La respiración era pesada mientras que la visión era nublada. Perdía sensibilidad en las manos y estaba tan concentrado que creía que podría escuchar a su corazón latir.

Bruscamente una corriente de adrenalina le recorrió desde la columna hacia todo el cuerpo. Las extremidades recibieron aquel potente bombeo de aquella sustancia que lo sobreexcitaba y lo ponía alerta. Sus ojos percibían a Maurice quien inocente de toda culpa, caminaba sin ningún peso sobre su conciencia. Dio el primer pasó y el mundo enmudeció, sólo podía escuchar su respiración que era lenta y parecía hacer eco en sus oídos. Una gota de sudor frío corrió por su espalda y sintió esta temblar ante ello. El sonido de su zapato golpeando el suelo contrastaba con el sonido de la respiración. Sus sentidos parecía que eran capaces de captar cosas que las habilidades de los sentidos normales no eran capaces. En ese momento si alguien le hubiera preguntado « ¿Puedes escuchar a Dios?» él hubiera respondido que su voz resonaba clara y fuerte en sus tímpanos.

Sus manos se empaparon en un sudor frío que demostraba su excitación. Las restregó contra su pantalón y siguió avanzando. Sus ojos parecían más lentos que su cerebro, puesto que sabía que estaba caminando, pero sus ojos no captaban que se estuviese acercando. Impulsivamente quien le sacó de ese estado, fue su propia voz que se sobrepuso sobre todas las demás.

—     ¡Maurice! —Esta pronunció. —No te basta con ser un desgraciado ¿Verdad?

Un manto frío, sombrío y punzante hizo que la gente fuese inmersa en aquel impactante momento.

Los ojos de Maurice se mostraron totalmente confundidos además de molestos. Torció su rostro y acercándose a donde estaba Joshua lo agarró de la camisa y lo sacudió fuertemente.

—     ¿Qué demonios te pasa? 

Joshua sin responder se soltó del agarre y lo arrastró hacia los baños. Maurice estaba preparado para una pelea, era todo lo que le faltaba por esperar pero al parecer otra cosa era lo que pasaba por la mente de Joshua.

—     ¿Tanto deseas ensuciarlo?

Maurice se sentía perdido y alzando la ceja de forma interrogante empujó a Joshua.

—     No tengo idea de lo que me estás hablando.

Joshua rió y golpeando la pared, cambió su expresión con impacto.

—     ¿Qué te hace comprar la amistad de Matthew con pastelillos y estupideces?

En ese momento el tiempo de reír fue por parte de Maurice quien con la ironía más grande del mundo y ofensivamente respondió.

         ¾        ¿Comprar? Quizás hayan unos cuantos detalles que deberías saber.

         ¾        ¿Cómo qué?

         ¾        Como que lo único que estás logrando con esa actitud es que Matthew te odie.

Joshua sonrió sin vida. Fue como si alguien lo golpeara y le sacara el aire y su última expresión antes de caer hubiese sido una sonrisa. No había asimilado esas palabras y le parecieron jocosas en su mayor expresión.

         ¾        ¿Odiarme dices? Eso es imposible, porque él sabe que lo estoy haciendo por su bien.

Ante esas palabras Maurice estalló en cólera, le agarró del cuello y lo golpeó fuertemente contra la pared.

         ¾        Escúchame bien engendro. —Su voz llena de ira era como un tigre que asesinaba lenta y cruelmente, desgarrando hasta el aire. — Te prohíbo que te le vuelvas a acercar a Matthew, tendremos problemas si lo haces.

Una sonrisa de burla adornó los labios de Joshua y este terminó por escupirle.

         ¾        ¿Ah sí? ¿Qué problemas?

No tuvo tiempo ni de reírse para el momento en el que vio que ese puño había golpeado su mandíbula. El shock fue grande, sencillamente el mundo parecía haber sido invertido. Perdió completamente el centro del equilibrio además del dolor intenso que ese golpe produjo en él.

         ¾        No seré tan amable para solo darte un puño la próxima vez. Sencillamente te romperé hasta el último hueso del cuerpo si llegas a acercarte de nuevo a Matthew.

         ¾        No puedes alejarme del que ha sido su amigo por los últimos 3 años de la vida de él.

         ¾        Puedo hacerlo, porque él también está harto de ti.

Pateándolo fuertemente, salió intacto del baño y con angustia, fue a ver dónde se encontraba Matthew.

Entró el salón imponentemente y su mirada escrudiño hasta la última cara que estaba en ese lugar y no lo vio. Sintió alivió, dado a que Matthew no tendría que verse con Joshua. Sacó su celular y lo iba a llamar para decirle que el plan de «Seamos amigos de Joshua» se había ido por el caño, además del intento que tuvo él de separarlos.

Marcando el número con algo de impaciencia, esperaba tener una respuesta rápida. Cada sonido monofónico que representaba que Matthew no contestaba, lo acercaba un pasó a más a sentir pánico, pensado que Joshua ya había hecho su movimiento.

No tenía la intención de ir a hablar a Joshua para preguntarle si sus miedos eran reales o solo era una alucinación. Se lamentó en el momento que recordó que sencillamente no había obtenido el número de la casa, así que no podía llamar.

Se vio obligado a decir que tendría que ir a visitarlo aunque no estaba seguro que ese fuera el mejor movimiento.

***

La mañana lo había recibido con odio y desprecio. Matthew frotó sus ojos y se sentó lentamente. Sentía que le hubieran dado una paliza; todo el cuerpo lo sentía adolorido además de encalambrado.

Se había levantado antes de que alguien fuese a despertarlo.  Vio el reloj y se dijo que estaba justo a tiempo para ir al colegio, pero se contrajo en un reflejo de protección al pensar en el simple hecho de encontrarse con Joshua. El solo acordarse de esa abominación le hacía erizar la piel. No entendía el por qué de aquel cambio en toda su relación.

Pensaba que iba a estar todo bien después de que las cosas con su hermano se solucionaron, pero no había fin para ello. Se volvió a acostar dado a que sabía que tenía prohibido ir al colegio. Estaba en extremo preocupado dado a que ayer habían hablado con Maurice sobre ser amistoso con Joshua, pero sabía que ahora era un completo fracaso además de una completa declaración de guerra.

Quería llamarlo pero no tenía como hacerlo. Ese día auguraba ser un día horrible.

Unos pequeños golpes en la puerta lo sacaron del su monologo interno.

—     Matthew ¿No vas a ir al colegio?

—     Mamá, me siento indispuesto así que no creo.

—     ¿Qué te sucede?

Matthew pensó rápido y soltó lo primero que se le ocurrió.

—     Al parecer he comido algo en mal estado y me duele el estómago.

Su mamá se quedó callada como si no le creyera, pero al parecer no se tomó la molestia en corroborar si era verdad.

—     Está bien. Descansa y si empeoras te llevaremos al médico.

—     Vale.

El silencio reinó después de ello, pero la verdad sí se sentía mal. En ese momento confesaba vergonzosamente que deseaba tener a su hermano abrazándolo y diciéndole que todo iba a estar bien. Pensaba de alguna manera que era la solución que más confortable se le parecía.

Su mamá no le había mencionado nada al respecto de alguna llamada de Henryk, así que había estado algo desanimado inconscientemente por eso. Cerró los ojos y cayó en un sueño profundo.

***

El día había acabado y la ansiedad parecía no tener fin para Maurice, quien voló prácticamente apenas acabaron las clases. Tenía la intención de hablar con quien fuese necesario para que protegieran a Matthew de Joshua, pero al parecer tendría que comenzar por protegerse a sí mismo.

—     ¿A dónde crees que vas? —Le interceptó Joshua en la salida del colegio.

—     No te importa. —Terminó por empujarle.

Joshua se aferró al cuerpo de Maurice mientras que comenzaba a golpearle para detenerle. Maurice confundido ante ese comportamiento tan lunático, le respondió los golpes, pero no podía deshacerse de él.

—     ¿Qué demonios quieres?

—     ¡Aléjate de Matthew! —Gritó con un nudo de lágrimas evitando que la voz saliera.

Esto lo desconcertó. ¿Por qué estaba llorando?,Fue lo primero que le vino a su mente.

—     Aléjate de él. —Rompió en lágrimas Joshua.

Maurice quedó petrificado con esa escena, pero no se iba a dejar engañar. Ese tipo le había hecho algo a Matthew y no se lo perdonaría si llegaba a corroborar que eso era verdad.

—     Suéltame. —Dijo con voz fría mientras se soltaba del agarre de Joshua.

Después de verse libre, corrió tan rápido como pudo tratando de llegar a la casa de Matthew

Solo espero que estés bien, se dijo casi ahogándose mientras corría.

***

         ¾        ¡Joshua al teléfono! —Gritó su abuela.

         ¾        Ya voy. —Respondió éste.

Se había emocionado puesto que solo podía ser una persona la que lo llamara a esa hora.

         ¾        ¿Aló? —Dijo con ilusión.

         ¾        Hola. —Se escuchó la voz deseada tras la bocina.

         ¾        ¡Hermano! Te he extrañado tanto.

         ¾        ¿Ah sí? Me alegra mucho, a pesar de que no hemos estado de 2 días separados.

Matthew se sonrojó y no pudiendo evitar reír por bajo terminó por confesar.

         ¾        Si no estás aquí, los días se sienten años.

No recibió respuesta, y eso le hizo preocuparse, ya que pensaba que quizás su hermano se había molestado por esa declaración, hasta que luego escuchó unos ruidos detrás de la bocina.

         ¾        ¿Qué pasa? —Dijo preocupado.

         ¾        Es que me has hecho muy feliz con lo que has dicho.

         ¾        Pero vamos que no eres un niño. —Rió con gracias Matthew.

Esa llamada era suficiente como para hacerle olvidar del problema con Joshua. No se sentía capaz de arruinar el ambiente que había con su hermano, pero al parecer esos eran otros planes que no se cumplirían.

         ¾        Mira que te he estado llamando a tu celular y dice que está fuera de servicio ¿Qué ha pasado?

Matthew se quedó inmóvil ante esa acusación; su cabeza no razonaba alguna excusa creíble para su hermano.

         ¾        Bueno… pues —Seguía vacilando. —La verdad es que se me ha roto la pantalla y lo he apagado.

         ¾        ¡Con que ha sido eso! —Dijo aliviado. —Había pensado que te habían atacado y me estaba preocupando.

Una risa nerviosa se escuchó tras esa frase como si Matthew dijera «Hermano, pero cómo puedes decir eso» aunque la verdad estaba aterrado como podía ser de alguna manera perspicaz.

La conversación se tonó muy fluida y amable. Matthew se sentía relajado y feliz. Su hermano en ese momento era la cura para todos sus problemas.

Lo sacó de su estado de embelesamiento el sonido desesperado del timbre dañando su conversación. Pidiendo excusa de un momento a su hermano, se puso pálido pensando que pudiese ser Joshua, entonces vio que era Maurice y el calor volvió al cuerpo.

         ¾        Hermano, se me ha presentado un problema. Espero que me puedas llamar pronto.

         ¾        Claro, pero ¿Qué pasó?

         ¾        Un compañero me espera y necesitamos hablar.

         ¾        Ah. —Dijo en tono largo y de alguna manera trataba de mostrar su inconformidad con la respuesta. —Vale yo te llamo luego.

         ¾        Te amo, chao.

Colgando, salió corriendo para recibir a Maurice que parecía agitado. Abriendo la puerta lo vio sudado y casi ahogado.

         ¾        Hola. —Dijo impresionado. — ¿Qué sucede? Pasa y me cuentas.

Abriéndole la puerta lo invitó a entrar y este casi desplomándose en la entrada se sentó en el suelo.

         ¾        Lo…Lo siento. —Dijo casi ahogándose.

Matthew negó con energía y se mantuvo a su lado hasta que se calmó. Después de ofrecerle un vaso de agua, lo sentó en la sala.

         ¾        Cuéntame, por favor que me tienes con los nervios de punta.

Maurice suspiró y luego lo miró con tristeza. La respuesta a esta mirada fue una desconcertada.

         ¾        Habla. —Dijo con nervios.

         ¾        Es Joshua.

Apenas dijo ese nombre, se le heló la sangre.

         ¾        ¿Qu…qué pasó con él? —Dijo tratando de calmarse.

Maurice no pasó desapercibido ese comportamiento y paró en seco a Matthew cogiéndole el rostro y obligándolo a mirarle.

         ¾        Sabía que había pasado algo. Dime ahora.

Matthew sintiéndose avergonzado desvió la mirada y huyó de las inquisidoras formas de Maurice.

         ¾        ¿No confías en mí?

Matthew apurado en desmentir esa pregunta le miró con angustia  y respondió.

         ¾        ¿Cómo eres capaz de decir eso?

         ¾        Lo digo porque no eres capaz de decirme qué demonios está pasando.

         ¾        Es que. —Ocultó de nuevo su mirada. —No quiero que odies a Joshua.

         ¾        No puedo evitarlo después de lo que pasó hoy.

Alejándose con terror de Maurice, se levantó y comenzó a caminar con desesperación.

         ¾        ¿Qué ha sucedido?

Maurice suspiró con algo de fastidió y terminó por contarle. Después de decirle la expresión de terror de Matthew había aumentado, en verdad no podía creer que eso hubiese sucedido.

         ¾        Lo lamento.

         ¾        Matthew, no te disculpes que no has hecho nada mal.

         ¾        Sí, sí lo he hecho. Si yo no hubiese hecho enfurecer a Joshua.

         ¾        Mira, no es tu culpa. Todos nos equivocamos, pero casi nadie reacciona en la forma que lo hace él.

No quería discutir con eso, puesto que él no entendía que habían sucedido muchas cosas para que en ese momento Joshua reaccionara así.

         ¾        Dame el número de tu casa.

Matthew se lo dio rápidamente y se quedó en silencio, al parecer en un dialogo interno algo problemático.

         ¾        Quería ver que estabas bien y ya lo he visto. Siento un gran alivio y creo que es mejor que me vaya ya que al parecer no me vas a contar nada de lo que sucedió ¿verdad?

En ese momento Matthew despertó de su discusión interna y se dijo, tengo que ser ayudado. Miró con determinación a Maurice y terminó por confesar todo el problema que tuvo.

Sacando el celular que le había dado Joshua, lo colocó sobre la mesa y le explicó que había sucedido. No estaba pretendiendo que de una sola vez, Maurice pudiese comprender, por eso no intentó forzarlo de ninguna manera para que se calmara.

Le veía exaltarse de formas que le parecía exageradas, pero se mantuvo en silencio. Cogió el celular e iba a guardarlo, pero entonces Maurice lo rapó y dijo «Déjamelo a mí», se asustó un poco e intentó quitárselo pero le fue imposible.

Maurice sin decir nada más que una despedida salió de la casa y dejó tras de sí un ambiente tenso y depresivo.

***

Las lágrimas no se detenían. Su corazón sentía que se le iba a salir del pecho lleno de heridas. Joshua solo quería lo mejor para Matthew, pero al parecer nadie le entendía.

 Estaba abandonado, en una soledad que carcomía el alma. De nuevo había fallado en su misión de «cuidar lo que es importante». Se sentía como un inútil, pensaba que ésta vez si iba a hacer las cosas bien.

Secándose las lágrimas se entregó por completo a ese desesperante sentimiento de inutilidad y se negó rotundamente a seguir así. Se levantó y limpiándose los pantalones se dirigió a su casa. Las lágrimas traicioneras seguían cayendo por su rostro y su corazón parecía deshidratarse con aquel acto. No quería entrar a casa pero no tenía otro lugar donde pudiese refugiarse de ese dolor tan intenso por lo cual regañándose mentalmente entró sin vacilar hasta subir corriendo a su cuarto.

Estando encerrado en su habitación se desquitó con todo lo que estaba a su alcance. Comenzó a golpear absolutamente todo, hasta un espejo que le hizo mucho daño en su mano, pero estaba tan enfurecido que no prestó atención y siguió golpeando hasta que la mayoría quedó hecha pedazos.

Ya no tenía ganas de vivir, porque de nuevo revivió ese dolor que pensaba que ya había olvidado. Papá, Tenía razón un bastardo como tú. Soy un completo inútil, una carga, susurró en lágrimas, mientras que sus últimas fuerzas se perdían

Mirando su mano se aterró como había quedado de herida, por ello levantándose se fue corriendo al baño y encerrándose comenzó a limpiarse con extremo cuidado. Tenía miedo de quitarse un pequeño vidrio que tenía incrustado en el dorso de la mano, pero si lo dejaba ahí sabía que nada bueno iba a ser.

Sus curaciones eran muy rudimentarias para la gravedad de la herida. En el pequeño botiquín solo había un poco de gasa, alcohol y curas, nada realmente útil, pero él no tenía la intención de ir como un imbécil a ponerle más problemas a su mamá.

El dolor era intenso y la sangre no se detenía. Después de colocarle la gasa y las curas, a pesar de que lejos estaba de detenerse el sangrado, se fue a su cuarto y acostándose en su cama, cerró los ojos y deseó nunca más despertar.

Una fría sensación comenzó a invadirlo hasta que en verdad era algo demasiado incomodo ¿Qué sucedía? Se preguntaba. La mitad de su costado estaba húmedo y frío, entonces cayó en cuenta «Ah... es verdad es mi sangre».

Hasta ahora se había preguntado, cómo era posible que después de todo ese desorden y ruido, su mamá no se hubiese acercado a ver qué sucedía ¿Acaso no estaba?  Muy seguramente no.

Cada vez los sentidos estaban más torpes y su vista se fue nublando hasta que perdió la consciencia.

No sabía cuánto había estado dormido, pero por el momento eso no era un problema para él, puesto que no quería despertar. Se sentía más cálido, pero a la vez más incómodo. Las voces fueron cogiendo claridad y fuerza. Los ojos que tanto le pesaba, se abrían forzosamente y entonces pudo vislumbrar el techo blanco y los bombillos de neón. Ah… estoy en el hospital, pensó; una mano angustiada le tocaba la frente y supo que era su mamá. Intentó hablar pero no sabía si era por la pereza o por la pérdida de sangre  lo que se lo impedía.

Vio venir pronto a un doctor que comenzó a tocarlo con cuidado por todas partes. Reconocía el estetoscopio y demás elementos que le tanteaban su estado. Escuchaba al doctor decir que estaba bien y que tendría que quedarse un día o dos mientras terminaban las transfusiones de sangre; al escuchar eso la verdad no supo que sentir, quizás de alguna manera fuera lo mejor. Al volver a casa cabía la posibilidad de que si Matthew se enterara de que él estaba accidentado fuera a visitarlo y él no quería verlo.

La figura del doctor se desapareció en el laberinto blanco y su madre limpiándose las lágrimas trataba de preguntarle qué había pasado, pero él no podía hablar.

 «Tu papá está en camino» esa afirmación lo sacó de su aletargamiento y le hizo abrir los ojos con terror. Su madre trató de ignorar eso, pero le afectaba también. Con los ojos grandes Joshua trataba de preguntarle el por qué habría de venir ese señor, pero no recibía respuesta. Su madre le besó la frente y le dijo «Sé que es difícil para ti verlo, pero es tu papá, tiene derecho a saber que te has hecho daño».

Su mamá estaba divorciada de su papá hacía ocho años y a pesar de que mantenían el contacto por Joshua, ninguno se sentía cómodo con el otro. De solo acordarse de ese momento se le humedecían los ojos. Odiaba a su papá, pero a la vez quería demostrarle que él era un hombre que podía proteger a su mamá y que nunca más ella sufriría.

Recordaba aquel día que comenzó todo el problema, tenía siete años. Muchos dirían que se es muy pequeño para entender la situación, pero no del todo. Claramente se podía razonar que algo no estaba bien cuando aquella tarde, su papá llegó con una pequeña niña y una señora. Miraba con curiosidad a la pequeña niña y a su madre, detrás de la puerta del comedor y escuchaba claramente las palabras «Mi amante» y «Mi hija» por parte de su papá. Cada vez que él explicaba algo, su mamá se ponía llorar con increíble fuerza y dolor. Una ira indescriptible lo llenó al ver llorar a su mamá y saliendo a su defensa, trató de hacer lo mejor que podía con sus siete años de edad.

Su papá con increíble odio le decía que no interviniera que él era un inútil que si él no hubiese nacido el proceso de divorcio no sería tan problemático. En ese momento, ahora que lo pensaba quizás lo decía por la intensidad del momento, pero esas palabras lo marcaron para toda la vida.

Su papá lo empujaba como si fuese una pequeña basura y le decía que si no podía ni siquiera protegerse de un empujón cómo iba a proteger a su mamá. Ahí se dio cuenta que necesitaba ser fuerte y proteger con toda entereza y bajo cualquier costo lo que amaba. Sabía que no era capaz de hacer mucho con esos siete años, pero mientras abrazaba a su mamá que se aferraba desesperadamente a él, decidió que tendría que hacer lo mejor posible para protegerla.

Los meses siguientes fueron los juicios del divorcio y de la custodia. Cuidar a su mamá en ese tiempo había sido tan difícil. Tener que ser un hombre que pudiese apoyar a su madre que cayó en un estado inicial de alcoholismo fue la peor etapa de su vida. Ella desesperaba se aferraba a la idea de que todavía pudiesen ser una familia y de alguna manera se desquitaba con su pequeño hijo que era lo único que le quedaba. Insistentemente le repetía que ella no lo necesitaba a él si no a su papá, que sencillamente no quería nada de él, puesto que no podía dárselo. Todas esas palabras lo fueron hiriendo y esas laceraciones se pudrían con cada rechazo que su madre le hacía, pero reconocía que cada vez se hacía más fuerte.

Cada vez entendía más el tenebroso mundo de los adultos y sabía que tenía que estar lo mejor preparado posible para eso. Su mamá cada vez estaba peor y poco a poco él tuvo que ir asumiendo los roles como dueño de la casa. Aprendió a cocina porque su mamá no comía, aprendió a lavar, a barrer, a limpiar, todo porque su mamá solo se sentaba en el sillón a tomar.  Cada vez que le daban los arrebatos de locura donde resultaba herido, tuvo que aprender a defenderse y de vez en cuando a inmovilizarla.

Quizás el día más duro fue el día de la custodia. Ese día el juez amablemente le preguntaba una y otra vez «¿Con quién te quieres ir pequeño?»Él respondía una y otra vez decía que con su mamá, pero ella al parecer no tenía interés de tenerlo a su lado, además de que no era un buen argumento que una mujer en estado de embriagues fuese la que custodiara a un niño de siete años, pero insistentemente decía que si no era con su madre no aceptaría de ninguna manera irse a ningún otro lado. Esa vez tuvo que aplazar el juicio puesto que de alguna manera entre la embriagues de su mamá, ella decía que no iba a permitir que su hijo se fuera con su papá.

Para el siguiente juicio, la situación fue totalmente diferente. Su mamá le confesó que nunca se había sentido tan mal en su vida que teniendo un hijo tan esplendido, hubiese caído en la negación y hubiese herido su hermosa existencia. A pesar de tener el antecedente por alcohólica, presentó con su abogado una respuesta solida respecto a las demandas para tener a su hijo y quedó bajo su custodia con visitas regulares de las trabajadoras sociales que mirarían que el niño no fuese víctima de algún mal trato o carencia.

En ese momento se sintió como un hombre, puesto que pudo ser el apoyo de su mamá y ella misma se lo repetía todos los días dándole un beso en la frente y diciéndole «Mi pequeño hombrecito».Ver recuperar a su mamá fue todo un proceso, pero ella estaba emprendida a sacar a su hijo adelante y siempre se decía que ya había sufrido mucho por su ex marido, pero de vez en cuando trataba de ocultar que lloraba y que tenía que tomar antidepresivos.

Recordaba ese proceso como algo realmente fuerte para él, pero cuando vio que su mamá estaba completamente recuperada, se sintió un inútil. De alguna manera sentía que incluso sin él, ella podría seguir adelante y eso le dejaba un vacío en su corazón imposible de llenar con otra cosa que no fuese con que alguien dependiese de él.

Cuando llegó a esa parte de la historia sonrió. Como si fuese un regalo por el largo esfuerzo, Dios le había mandado una persona que le había llenado su vida. Cuando conoció a Matthew, supo que era tan débil que necesitaba depender de alguien y quería sentir de nuevo el ser indispensable.

Las lágrimas se le derraban en los ojos, puesto que había llegado a la parte de la historia donde estaba en ese instante. Estaba solo y Matthew lo odiaba, su papá venía a verlo y él estaba en un estado completamente inútil ¿En qué momento se había vuelto tan desgraciado?

Mientras no podía controlar sus lágrimas, cerró los ojos y con un gran dolor en su pecho se quedó dormido.

***

Se preguntaba si era buena idea. La mañana comenzaba y miraba con curiosidad casi mística su uniforme. No estaba seguro que fuera lo mejor, puesto que Joshua le había dicho que no fuera y si se lo encontraba le diría a todo el mundo. Estaba ansioso, la verdad quería ir y hablar con él y si era posible evitar una guerra entre Maurice y Joshua.

Haciéndose una idea mental no fue capaz de soportarlo y cogió diligentemente su uniforme y se fue al baño. Tenía que ir, no podía ser tan inocente y lavarse las manos para dejar que todo se «solucionara» por osmosis. Esta vez se haría cargo lo más responsable que pudiese de todos sus errores.

Se bañó y vistió con toda la rapidez del caso. No tenía ganas de comer así que no desayuno y salió rápidamente hacia el colegio. Tenía que encontrar a Joshua primero a que él lo encontrara con Maurice. Tenía el presentimiento de que podrían hablar y sin intervenciones de ningún tipo podrían solucionar el conflicto.

Vio la figura de quien parecía ser Maurice y se adelantó con todas sus fuerzas. Cogiéndolo del brazo le hizo voltear y una mirada fría le respondió a la suya. Se quedó congelado ante esa inesperada expresión y luego reponiéndose del shock le detuvo con desesperación le preguntó qué había hecho con el celular de Joshua y él solo respondió que lo había perdido. Eso lo hizo salir de sus casillas y Matthew salió corriendo al colegio para buscar a Joshua.

Al llegar se fue al salón y con desesperación comenzó a buscarlo, pero no aparecía y estaba angustiado porque no tenía celular para llamar aunque sea a la mamá de Joshua. Comenzaron las clases y Joshua nada que llegaba.

El comienzo fue algo tortuoso puesto que estaba tan preocupado que no hallaba que hacer con sus nervios. Los profesores hablaban pero no parecía comprender que estaban diciendo por lo que sencillamente se rindió en prestar atención.

Apenas sonó el timbre que indicaba que era la hora del descanso, salió a la coordinación del colegio buscando ahí la respuesta a la falla de Joshua. Con algo de nervios se asomó por entre la puerta y en voz baja se anunció, vio al coordinador sentado al parecer firmando la asistencia.

         ¾        Disculpe. —Dijo en voz baja.

         ¾        ¿Qué sucede? —Levantó el coordinador su cara de los papeles.

         ¾        Quería preguntarle si podría hacer una llamada a la casa de un compañero que al parecer está enfermo y tiene que traerme un trabajo.

La verdad es que era un poco difícil tratar con el coordinador a menos que fuese algo como eso precisamente. El tener trabajos o algo por ese estilo siempre era lo que se le debía decir al coordinador para que este accediera a dejarle llamar.

Pasó con indiferencia el teléfono a manos de Matthew y este con desesperación marcó el número de la casa de Joshua, pero nadie le contestó. Marcó varias veces pero fue inútil. Alejando el teléfono, agradeció y se salió de la coordinación.

Se tapó sus ojos con las manos mientras de alguna manera le empezaba a doler el estómago. Caminando con dificultad se fue al baño para hombres y se enjuagó la cara. Una mano lo cogió del cuello de la camiseta y lo arrastró.

—     ¡Oe! ¿Qué crees que haces?

—     Hablemos. —Maurice era quien le arrastraba.

Matthew le miró con algo de ira y se dejó arrastrar. Cuando se sentaron en la entrada del colegio Matthew estaba poco dispuesto a entablar una charla.

—     ¿Por qué estás tan desesperado en buscar a Joshua después de todo lo que te hizo?

—     ¿Tú nunca has tenido un amigo o qué?

—     ¿Por qué me respondes así tan agresivamente?

—     Porque te estás involucrando demasiado en algo que no te importa.

Unos ojos dolidos se formaron en la expresión de Maurice quien no entendía por qué estaban sucediendo las cosas así.

—     ¿Cómo eres capaz de decir que no me importa? ¿Sabes? Es por ti que estoy haciendo todo esto, porque te considero un gran amigo que no quiero ver lastimado.

—     Y te agradezco todo eso, pero por cuidarme a mí terminas haciéndole daño a Joshua que es un amigo tan importante para mí.

—     ¡No te entiendo! Hace unos días venias a mí, diciéndome que no te aguantas a Joshua que estabas harto de él y ahora te ayudo para alejarlo de ti e incluso antes de eso te dije que fuéramos amigos y ¿Ahora resulta que yo soy le malo?

—     Fuiste demasiado lejos enfrentándote a Joshua, sé que no fue tu culpa, pero eso lo hirió y ahora que no viene no puedo solucionar las cosas con él.

Maurice se puso de mal humor mientras agarró con fuerza los hombros de Matthew y le obligó a mirarlo.

         ¾        ¿Crees que haya algo que arreglar? Él se volvió loco, eso no se arregla hablando.

         ¾        Por favor no hables así Maurice, eso en verdad me molesta.

         ¾        ¿Cómo quieres que le diga si se comporta como se comporta? Se pone celoso y amenaza a todo el mundo, va a tu casa y se lleva tu celular y te da uno solo para poder contactar con él, si eso no es estar loco entonces ¿Qué es?

         ¾        Solo está inseguro. —Decía eso más para sí mismo que para Maurice.

Este ya desesperado porque esa conversación no iba para ningún lado se levantó con furia y se fue dejando a Matthew solo en sus cavilaciones en las que se había metido. Matthew no aguantaba más esas sensaciones encontradas, todo parecía tener menos lógica.

Al regresar a clase fue la misma historia, no podía concentrarse y en todo lo que podía pensar era en el momento en que pudiese hablar con Joshua. ¿Qué le diría? ¿Qué le preguntaría? No tenía idea, pero la verdad solo quería verlo.

Cuando el día hubo acabado salió corriendo del salón de clase y la gran cantidad de estudiantes le detuvo de su carrera. Comenzó a empujar a diestra y siniestra hasta que chocó con alguien. Al pedir disculpas vio que era Maurice e inmediatamente no supo que más decir, este le cogió de la mano y lo arrastró fuera del rio humano.

—     ¿Piensas ir?

—     Claro. —Respondió secamente.

—     No te pongas así. —Dijo con dolor. —Déjame preocuparme por ti.

—     Lo haré cuando eso no implique hacerle daño a Joshua.

Maurice lo soltó con fuerza y se alejó con ira. Matthew supo que en ese momento debió haberse disculpado o haber dicho otra cosa, pero simplemente siguió con su camino en dirección a la casa de Joshua.

El camino se le hizo eterno, pero al vislumbrar la casa deseó que el camino hubiese sido un poco más largo. Llegó y con impaciencia tocó el timbre y nadie contestaba. Su ansiedad se multiplicó y sentándose en la puerta de la casa de Joshua, estaba decidido a quedarse ahí toda la tarde de ser necesario. Comenzó con el dedo a hacer figuras en el suelo y de repente una sombra oscureció su mano. Levantando la vista se encontró con la mirada de una chica que parecía tener casi su edad y una señora que parecía ser la mamá.

         ¾        Bu…buenas tardes. —Dijo con nervios Matthew.

La señora le miró con cierto despotismo y luego sonrió con una hipocresía notable.

         ¾        Amor podrías encargarte de este niño que está estorbando en la puerta.

Matthew miró con odio y sintió serias ganas de cachetear a esa mujer.

         ¾        Disculpe señora, estoy esperando a mi amigo Joshua.

La señora alzó la ceja en signo de más desprecio aún y se alejó de la puerta. Regresó con su marido al parecer y este saludo más amablemente mientras le extendía la mano.

         ¾        Mucho gusto, lamento la actitud de mi mujer. Soy el papá de Joshua; si gustas podrías pasar a esperarlo dentro.

         ¾        Gracias. Disculpe una pregunta ¿Dónde está Joshua?

El señor se sorprendió un poco ante la pregunta, pero sonriendo más amablemente le dijo:

         ¾        En el hospital ¿No sabías que se había hecho daño?

Matthew se puso pálido y nervioso. Negó con rapidez y estaba a punto de preguntar qué había sucedido con él hasta que la chica casi de su edad dijo con un tono tranquilo y delicado.

         ¾        Se ha hecho daño en una mano y ha perdido mucha sangre.

Después de escuchar eso, de alguna manera se sintió culpable y no quiso preguntar más. El papá de Joshua abrió la puerta y lo hizo seguir.

Por primera vez se sintió incomodo de entrar a la casa de Joshua. Sin la señora Margareth o Joshua no era más que la casa de un extraño. Sentándose con el mayor de los cuidados como si el asiento fuese de cristal, tragó su incomodidad y esperaba que llegaran rápido.

         ¾        Linsday por favor siéntate y no comiences a hacer desorden

Los ojos de Matthew seguían a la chica que se sentó a su lado. Comenzó a detallarla y por fin cayó en cuenta que era la hermanastra de Joshua. Se sorprendió de su lentitud para  analizar el momento. Él no sabía nada de la familia de Joshua aparte de la señora Margareth porque él nunca hablaba de eso y tampoco él se había preocupado en preguntar. Se le hizo extraño que no se haya planteado ni una sola vez qué había pasado con el papá de Joshua, pero ahora veía con sus propios ojos el panorama y al caer en cuenta se sintió aún más fuera de lugar.

Linsday le tomó de la mano y le hizo una seña a que fueran a un lugar privado. Matthew rechazando la oferta con vehemencia se quedó ahí sentado. La niña hizo un puchero mientras que comenzaba a decirles a sus papás que si podía dar una vuelta con el amigo de Joshua. Éste la miró con desconcierto mientras que entre los jalones de la niña y la aprobación de los padres terminó yéndose con ella.

Subieron al segundo piso y se metieron al cuarto de Joshua. Soltándose bruscamente, Matthew se puso de malgenio.

         ¾        Disculpa Linsday ¿Qué crees que estás haciendo?

         ¾        Oye ¿No te parece divertido?

         ¾        ¿Disculpa?

         ¾        Sí ¿Que si no te parece divertido?

         ¾        ¿Qué me habría de parecer divertido?

         ¾        Bueno, al parecer Joshua intentó suicidarse.

         ¾        No digas estupideces, debió haber sido un accidente.

         ¾        ¿Accidente? Una cortadura en la mano con mucha pérdida de sangre, eso suena a un perdedor intento de suicidio. Solo quiere llamar la atención

         ¾        ¿Te gustaría callarte?

         ¾        No ¿Por qué?

         ¾        Si no te callas, para mí es mejor largarme.

         ¾        Ya veo. —Rió con gracia. — ¿No soportas que hablen mal de tu amiguito verdad? O más bien ¿No te gusta escuchar la verdad de él?

         ¾        Quizás lo que molesta. —Dijo con algo de ironía. —Es que lo que tú dices no son más que sandeces.

         ¾        ¿Y quién te asegura que no es verdad?

         ¾        ¿Y quién dice que no puede ser el intento desesperado de no perder la atención? Te conozco hace diez minutos y ya entiendo la situación. Tranquila Joshua no hizo eso para quitarte a tu papi. —Terminó la frase con un tono humillante.

La chica abrió los ojos con sorpresa como si hubiese podido ver dentro de ella esa semilla de celos que brotaba por todos los poros de su piel.

         ¾        Y por cierto otra cosa, no intentes meterme cizaña sobre Joshua. Yo he estado con él la suficiente cantidad de tiempo como para saber que es verdad y que es mentira. No voy a dejar de ser amigo de él por palabras de desconocidas.

         ¾        Lo conoces tan bien como para saber lo que ha pasado con el divorcio de sus papás ¿Verdad? Sí es así debes saber que él es un maniaco que es capaz de ser violento sin fundamento y hacer daño a quien sea.

Matthew meditó su respuesta, puesto que no tenía ni idea de lo del divorcio, pero lo último lo intimidaba a sobremanera puesto que era la verdad. Saboreando una respuesta que le diera una ventaja, solo pudo pensar en algo.

         ¾        Si en el proceso del divorcio me hubiera encontrado con personas como ustedes, no dudaría en ser un violento maniaco, te lo aseguro.

         ¾        ¿Crees que fue nuestra culpa que sea así?

         ¾        ¿De quién más? Después de todo eres la bastarda del matrimonio y tu mamá la moza ¿No?

Sabía que se estaba excediendo y con lo último que dijo esperaba una cachetada, pero todo lo que vio era que la chica se reía.

         ¾        Me sorprende que tengas las agallas de decirle eso a alguien que hasta ahora acabas de conocer. Sí lo sé muy bien que mi mamá a los ojos de todos no dejará de ser la moza y yo la bastarda, pero a fin de cuentas ¿A quién prefirió mi papá?

La sonrisa autosuficiente de esa niña despertaba los instintos violentos de cualquiera que la viera. Matthew sonrió con ira y la verdad no tenía nada que objetar a eso, por lo que estaba pensando muy bien su respuesta. Se notaba que esa niña era una víbora que se agarraba de cualquier detallito para destruir a su contrincante ¿Cómo Joshua pudo haber tenido un engendro de esa calaña como hermanastra?

         ¾        Sí estás tan segura que tu papá te prefiere con creces ¿Por qué estás haciendo este show tan patético de celos? Quizás ahora no te sientes tan segura porque tu papá ha corrido a ver que le ha pasado a Joshua o ¿Me equivoco? —Al final esbozo una sonrisa arrogante y altanera.

La chica se sentó sobre la cama y le miró con cierto odio, puesto que no se dejaba intimidar rápidamente.

         ¾        ¿Crees que con decir estas cosas en algo me afecta? No, estás lejos de hacer que me afecten, solo estoy diciendo lo que siento y mientras más de eso pueda decir menos me importa lo que los demás puedan pensar.

         ¾        Definitivamente eres una pequeña idiota.

La chica sonrió con superioridad y cruzó una de sus piernas mientras que se recostaba un poco hacia atrás.

—     Una pequeña idiota que puede hacer y tener lo que se le da gana. Hasta la reputación de mi querido hermanastro está en mis manos.

Matthew se sentó al otro extremo de la habitación en la silla que era del escritorio y aguantando su ira trató de pensar en las palabras menos hirientes para esa niña.

—     Con tu actitud no me queda duda de algo, o en verdad odias a Joshua o en verdad estás buscando su aprobación.

Después de eso la chica no pudo aguantar y comenzó a reír frenéticamente. Agarraba su estómago y se retorcía entre las carcajadas.

—     ¿Yo? —Decía entre risas. —No seas idiota, no me importa nada que esté relacionado con él, lo único que me importa es que mi familia se mantenga tal cual está.

—     Vaya, pues lo has confesado tú sola. Estás aquí echando cizaña porque te sientes insegura de Joshua y su mamá. Qué patético, deberías por lo menos no intentar mostrar tus debilidades de formas como esta.

La chica se desesperó puesto que se estaba hartando que él estuviera restregándole de forma tan odiosa lo que ella decía. Se levantó y se acercó a donde estaba Matthew, le tomó por la camisa y sin duda alguna le cacheteó fuertemente.

Se escuchó un gritó en la puerta del cuarto y los dos voltearon a ver quién era, entonces sin poder los dos responder, vieron como rápidamente un cuerpo se acercaba a ellos y le reconocieron como Joshua. La mano de Joshua se levantó en el aire y parecía que fuese a golpear a Linsday pero entonces Matthew se interpuso y él recibió el golpe.

         ¾        ¡Vete de aquí! —Le dijo Matthew a Linsday quien obedeció de inmediato.

Joshua no tenía la intención de dejarla ir, pero entonces Matthew le abrazó y le detuvo mientras la chica salía corriendo. Al interponerse entre la puerta y Joshua, este se calmó al ver la mejilla roja de Matthew.

         ¾        Lo siento. Esa desgraciada me las va a pagar  ¿Cómo demonios se atrevió a pegarte?

         ¾        No importa, después de todo yo la provoqué.

         ¾        Eso no es excusa y primero que todo ¿Qué haces aquí?

         ¾        Estoy preocupado por mi amigo ¿Acaso no es normal que venga?

Este abrió los ojos con dolor mientras se alejaba de él.

—     ¿Todavía me consideras un amigo?

—     Claro.

—     Entonces si es verdad ¿Por qué permitiste que eso pasara con Maurice?

—     Joshua. —Suspiró. —Es inevitable que haga más amigos y bueno no creo que sea algo que sea un problema para nosotros ¿O sí?

—     Sí, lo representa porque yo no quiero que dependas de nadie más.

De alguna manera comenzaba a entender el comportamiento de Joshua y su forma patética de ver las cosas con respecto a que tienen que depender de él.

—     Joshua ¿Por qué no contaste que tenías una hermanastra y que tu papá se había ido con su moza?

Este bajó la mirada mientras se sentaba sobre su cama y trataba de evadir el tema.

—     No me ignores y respóndeme.

—     No importa.

—     ¿Cómo que no importa? Así como tú me pides que yo sea honesto ¿Por qué no lo eres conmigo?

—     Ven aquí. —Susurró Joshua.

Matthew se acercó y se sentó a su lado tomando delicadamente la mano vendada de Joshua y la acunó entre sus palmas.

—     ¿Cómo te hiciste ésta herida?

—     Yo… —evitó la mirada inquisitiva. —Tenía mucha ira y comencé a golpear todo y golpeé el vidrio y me hice daño.

Un suspiro de alivio se escuchó en respuesta y besó su mano herida.

—     De alguna manera lo que dijo tu hermanastra en verdad me hizo dudar.

—     ¿Qué dijo?

—     Que te habías intentado suicidar.

—     La verdad es que no me hubiera importado morir.

La mirada de Matthew se quedó fija en el suelo y sintió miedo en ese instante.

—     No digas eso por favor.

—     Tú ya no me necesitas, así que no me importa.

—     ¡No seas imbécil! Claro que te necesito y así como quieres que yo dependa de ti, a mí también me gustaría que te dieras el lujo de depender de alguien.

—     No me gusta eso.

—     Deja de luchar por encontrar la aprobación de todo el mundo.

—     ¿Eh?

—     Sí, sé que es difícil tener que vivir un proceso de divorcio pero no puedes seguir viviendo a las expectativas de tu papá.

—     ¿De qué me estás hablando?

Los dos se miraron y mientras que la mirada de Matthew era algo firme, la de Joshua era una desconcertada. De un momento a otro pareciera que se hubiese vuelto una mamá diciéndole que debía o no debía hacer.

         ¾        Deja de preocuparte por lo que te diga mi hermanastra. Tú no dirías estas cosas.

         ¾        No las diría porque no las sabía, pero ahora sé algo que no te habías dignado a decirme.

         ¾        Y algo que tú tampoco te habías dignado a preguntar.

El silencio después de eso fue algo punzante y en la duración del mismo, Joshua pasó su brazo sobra los hombros de Matthew y lo atrajo hacía sí.  Lo abrazó con ternura mientras este susurraba «No hagas que me carcoman los celos», Matthew no entendía muy a bien a qué tipo de celos se refería, pero aún así se mantuvo bajo su abrazo.

         ¾        ¿Me contarás que sucedió?

         ¾        No es mucho.

Joshua hizo que se acostaran en la cama y abrazados terminó por contarle toda la historia a Matthew. Este escuchaba atentamente y de alguna manera se sentía mal por haberle juzgado de esa manera, quería ayudarle para que todo lo que tuvo que sufrir y que ya no fuera un problema para él.

Se abrazaban con fuerza mientras Joshua llegaba a los momentos intensos para él de la historia. Matthew por primera vez experimentó ese tipo de cercanía con alguien, por primera vez sentía esa solidez de ser el que apoyaba.

Cuando terminó la historia, Matthew limpió las traicioneras lágrimas que caían por las mejillas de Joshua y dándole un beso en la frente le abrazó de nuevo.

         ¾        Gracias por confiar en mí.

         ¾        A ti es la única persona que puedo mostrarme así.

         ¾        Lo sé.

Comenzaron a hablar trivialidades al respecto, de alguna manera habían vuelto a hacer lo que eran antes. Joshua con cuidado quitaba los cabellos que caían en el rostro de Matthew y se quedaba contemplándolo. Mientras seguían hablando,        Joshua se quedó dormido en la calidez de Matthew quien a su vez también se quedó dormido y así fue hasta que se hizo noche.

***

Bajaba con un sudor frío cubriéndole la sien. Sentía su corazón a reventar, los nervios estaban  punto de matarle. Casi se cae mientras bajaba las escaleras con pánico. El papá de Joshua levantó la mirada, la vio bajar así y se asustó.

—     Linsday ¿Qué sucede amor?

—     Pa…Papi Joshua acaba de intentar pegarme.

—     ¡¿Qué?!

—     Sí. —Dijo con lágrimas en los ojos la chica.

—     Este bárbaro ¡Lo va a pagar!

—     ¡Detente dónde estás en este mismo instante Marcus! —La mamá de Joshua se impuso sobre la ira de Marcus.

—     ¿Qué? ¿Crees que voy a dejar a ese imbécil hacer lo que quiera?

—     No voy a permitir que le pongas un dedo encima a Joshua y tampoco voy a creer simplemente en lo que diga tu hija, debe haber una buena explicación para lo que ella está diciendo. —La señora Margareth miró a Linsday con frialdad. — ¿Estás segura que no hiciste nada?

La chica la miró con una sorpresa indescriptible mientras que bajaba la mirada con vergüenza. Marcus miró a su hija con un increíble gesto de incomprensión. Se devolvió a su puesto, se sentó y se masajeó la sien.

         ¾        Bueno hablaré con Joshua para saber que pasó, así que esperaré a que baje.

Linsday con ira en su rostro fue a sentarse con su madre que ni siquiera fue capaz de mirarla. En ese momento se arrepintió con todas las fuerzas de su alma el haber hablado a solas con Matthew.

***

Acariciaba sus cabellos con extremado cuidado, como si fuesen de cristal. Delineaba su rostro con las yemas de sus dedos y trataba de transcender los roces con sensaciones nuevas.

Separándose lentamente de Matthew quedó sentado a su lado mientras le veía dormir. Poco a poco se fue colocando encima de él y mientras acunaba su cuerpo con sus extremidades, sus signos vitales subían su frecuencia.

Con sus brazos estrechaba el cuerpo de Matthew y sintió ese ardor en la parte superior de su pecho. Era una sed incontenible y los labios de Matthew parecían un manantial frío y refrescante. Bajando su cabeza hasta pocos centímetros de su rostro, comenzó a delinear delicadamente con sus labios los contornos del rostro de Matthew. Sus labios temblaban nerviosamente y sin control alguno, puesto que quería llegar a aquellos labios. Bajando por su mejilla y llegando a su mentón, subió delicadamente hasta que se encontró con aquel par de ojos mirándolo. Se espantó en el acto mientras que retrocediendo le dejó que se acomodara.

No quiso pronunciar palabra, más bien no tenía nada que decir. Con timidez mirando a Matthew vio su sonrojo; ocultó su cara entre sus rodillas y se quedó así durante un rato. El silencio era poderoso e imponente pero no por ello molesto.

Matthew estaba confundido ante aquel acto que lo tomó completamente por sorpresa ¿Estaría pensando bien lo que acaba de pasar? La verdad es que lo estaba comenzando a dudar, creía que se había tratado de una alucinación; pero al ver de nuevo las reacciones de Joshua, le traían de vuelta a la realidad, realmente Joshua había intentado besarle.

Esa nueva idea lo confrontó con un extraño miedo y desconfianza, pero por alguna manera no pudo moverse de ahí. Su conciencia le retenía porque ahora todo estaba bien con Joshua o debería decir  ¿Demasiado bien? Ese era el problema, ahora no sabía si había cometido un acierto o había empeorado el error.

Levantándose de la cama, no fue capaz de mirar a Joshua quien no se había movido.

         ¾        Ya me voy. —Dijo en un susurro. —Se ha hecho tarde.

Joshua se levantó y le agarró el brazo evitando que saliera, se aferró con violencia.

         ¾        Quédate conmigo por favor.

         ¾        No puedo, se ha hecho tarde.

         ¾        Por favor.

El último deseo se sintió con tal fuerza que sencillamente secuestró los intentos fugaces por irse de Matthew.

          ¾        Llamaré a pedir permiso.

El agarre se aflojó mientras que le soltó con una delicadeza que rozaba los límites de amor.

Matthew se sentía asfixiado con los sofocantes e incomprensibles sentimientos recién recibidos.  De alguna manera era algo tan extraño que no podía procesarlo con naturalidad.

Salió del cuarto y se dirigió al primer piso, al comenzar a bajar las escaleras, notó las miradas que posaban en él y descubrió que todavía se encontraban el papá de Joshua y compañía, eso lo hizo sentir muy contrariado.

Con cautela se acercó a la Señora Margareth.

          ¾        Disculpe señora Margareth ¿Le molesta si me quedo a dormir esta noche aquí?

La respuesta a ello fue una mirada desaprobatoria y la señora Margareth haciéndolo sentar le dijo que tenían que hablar. Se dio cuenta que eso se debía al problema que tuvo con Linsday. La señora Margareth con voz imperante llamó a Joshua y este casi inmediatamente apareció con una expresión confundida y luego cambió a una desagradada al ver que todavía se encontraba ahí su papá y su familia.

Después de que todos estuvieron reunidos en la sala de estar, el susurro mortal de Margareth comenzó la conversación.

          ¾        Joshua ¿Es verdad que intentaste pegarle a Linsday?

Joshua se sorprendió ante la pregunta y el tono que estaba utilizando su mamá. Le era imposible negarlo así que sencillamente asintió puesto que su voz no salía. Marcus explotó en ira y se levantó a pegarle a Joshua, pero entonces fue la voz de Matthew la que interrumpió el intento.

          ¾        Disculpe, todo es gracias a que su hija me golpeó.

La mano demandante de justicia se detuvo, mientras que volteó su expresión con furia hacía Linsday.

          ¾        ¡Qué hiciste ¿Qué?!

La pequeña niña se ocultó en su asiento y con nerviosismo trataba de pedir disculpas pero la furia de Marcus era inevitable. La levantó agarrándole el brazo y estrujándola con violencia le gritaba.

          ¾        ¿Te he criado yo para que seas una igualada? ¿¡Ah!? ¡Responde Linsday!

          ¾        Pe…perdón papá. —La niña no podía mantener su voz.

Matthew se sintió mal ante esa escena, ya que sabía que había todo por la culpa de su provocación. Estaba dispuesto a recibir un castigo con tal de que toda esta escena acabara lo más rápido posible.

—     Disculpe Señor.

—     ¿Qué quieres?

—     Señor por favor discúlpeme.

—     ¿Por?

—     Ella me ha golpeado porque yo la provoqué.

Marcus al escuchar eso, soltó a su hija y se paró frente a Matthew.

—     ¿Qué quieres decir?

—     Señor. —La mirada fija de Matthew se posaba en los ojos de Marcus. —Yo he insultado a su hija diciéndole que era una bastarda.

Marcus se quedó estático mientras miraba con una expresión indescriptible a Matthew y luego a su hija, quien negaba con total energía aquella acusación.

         ¾        No papá, eso es mentira. Él no me dijo que yo era una bastarda, tranquilo papá. — Con una angustia que tocaba límites con la desesperación Linsday afirmaba ello.

Matthew esperaba por lo menos una cacheta pero eso estaba fuera de sus ideas. Linsday con desespero se aferraba a su papá diciendo que era una completa mentira. La chica le regaló la mirada impregnada con un desprecio infinito. En ese instante sintió que le abandonaban las fuerzas de su cuerpo y volvió a su puesto, sintiéndose peor aún más que antes. Joshua le tomó de la mano y el ambiente fue algo pesado.

Había alguien que estaba ajeno a todo el problema y era la mujer de Marcus. Miraba con desprecio y pareciera que quisiera regurgitar sobre todos los que estaban ahí. Marcus quitó delicadamente a su hija y se dirigió de nuevo a donde estaba Matthew, éste tragó duro saliva y se quedó mirándole fijamente.

         ¾        Tú… No puedes ir diciendo lo que se te dé la gana solo por un momento de ira.

         ¾        Lo siento mucho señor.

La siguiente escena pasó en cámara lenta puesto que nadie la esperaba. La mujer de Marcus cacheteó a Matthew y todos quedaron estupefactos ante eso.

—     ¡Ro…Roseth ¿Qué crees que estás haciendo?! —Gritó con horror Marcus

La mujer respondió con una mirada llena de odio.

—     ¿Crees que es divertido ver como insultan a mi hija y tú no haces nada?

Marcus retrocedió con terror y vio la imponente figura de su mujer haciendo el trabajo que él no podía.

—     Escúchame mocoso. —Le zarandeó mientras le hablaba. —Ni pienses en volver a insultar a mi hija.

Lo siguiente fue el gesto de Joshua separando a Roseth y a Matthew que estaba en shock. Roseth cogió a su hija y sin siquiera despedirse salió de la casa, sin mucho intervalo Marcus con vergüenza se despidió y salió tras su mujer y su hija.  Apenas hubo quedado solo todo, Margareth se sentó con pesadez sobre el sofá.

—     De por Dios Matthew. —Dijo casi con dolor. — ¿En qué estabas pensando?

—     Lo siento mucho.

—     No quería ver esto de nuevo.

—     ¿Qué?

—     ¿Sabes? Es difícil para mí tratar con Marcus, porque aunque es un desgraciado y de eso no hay duda, es bastante especial con esas dos mujeres. En mis ataques de ira siempre decía cosas de esa niña como lo que tú dijiste y él siempre se ponía así. No puedo decirte el por qué pero estoy casi segura que es porque cada vez que alguien dice que su hija es una bastarda él se siente culpable por no poderle dar un mejor lugar a su preciada niña. Es complicado para mí ver como ama tanto a esas dos y a nosotros nos trata con simple amabilidad que se le da a los que se es obligado a  tratar.

Matthew se quedó en silencio mientras que vio que Joshua se acercaba a su mamá y le daba un fuerte abrazo. De alguna manera se sintió con una carga sobre su pecho y excusándose se retiró. Unos segundos después, se estaba despidiendo y sin más tiempo para discutir se dirigió para su casa.

Las sensaciones ante ese problema, le había causado una conmoción significativa. No entendía por qué pero todo había sido tan confuso y nebuloso que sus emociones se sentían contrariadas. Y no sólo por el problema sino por Joshua. El hecho de que hubiese intentado besarlo, el hecho de que le hubiese acariciado así le hacía dar algo de miedo, a pesar de que conocía las caricias de ese estilo gracias a su hermano, el hecho de no fuese él el que las hiciera era lo que le asustaba.

Caminaba sin ganas hacía su casa, pero en ese momento sentía que era el único lugar donde quería estar.

***

Lo sabía, lo sabía mejor que nadie y aún así no lo reconocía o más bien se asustaría si lo hiciese. La cuestión que no quería reconocer es que se estaba convirtiendo en alguien un «poco» intenso al respecto.

Matthew tenía ese aire a su alrededor, uno que es como si te incitara a monopolizarlo. Nunca antes le había pasado eso y se asustaba por ello; sin embargo, llevaba una hora esperando a Matthew en frente de su casa.

Se cogió su cabeza a dos manos y despotricaba por bajo lo imbécil que se sentía. Se supone que no debería importarle el hecho de que Matthew hubiera preferido a Joshua antes que él. Cayó en cuenta al escucharse « ¿Desde cuándo eso se había convertido en un lucha por tener a Matthew?».

Con horror miró al suelo y entendió que él no estaba bravo con Matthew, él estaba bravo era con Joshua porque había ganado esa guerra que no había tenido palabras directas. ¿En qué momento había pensado en Matthew como un trofeo? O la pregunta debería ser ¿En qué momento creyó que Matthew necesitaba ese tipo de relación?

Era suficiente, había pasado una hora desde que había salido del colegio y estaba  en frente a la casa de Matthew. En ese tiempo estaba descubriendo pensamientos oscuros y peligrosos. No tenía por qué seguir así, cogiendo sus cosas y limpiándose el pantalón, tomó una decisión que quizás fuese extremista, pero sabía que era lo mejor.

No iba a permitir entrar a ese tipo de juegos sucios y macabros que sin darse cuenta lo estaban haciendo cambiar. Se sintió culpable al pensar en Matthew como un trofeo cuando se suponía era su amigo y se sintió peor todavía cuando se dio cuenta que de seguir así, no estaría lejos de comportarse como Joshua.

Tengo que dejar de hablar con él, fue su decisión. Tomaría cualquier excusa para alejarse y de esa manera estar seguro.

Con paso firme se alejó de la casa de Matthew mientras que con voluntad de hierro se prometió dejar esa peligrosa amistad de lado. 

***

 

El amanecer lo recibió salvajemente mientras que su voluntad se veía amedrentada por la imponencia de este. Frotó con delicadeza sus ojos mientras quería seguir durmiendo. La puerta tocó varias veces y entrando luego sin permiso, comenzó con su tarea de levantarlo.

         ¾        Piensas quedarte todo el día durmiendo Matthew.

         ¾        No mamá, ya me voy al colegio.

         ¾        Pero dudo que llegues allí si sigues dentro de las cobijas.

Con una ira que no podía expresar, se levantó y arrastró los pies hasta la ducha. Se preguntaba si así se sentiría tener una resaca; la cabeza pesada mientras el cuerpo duele y los ojos son sensibles a la luz como si se tratasen de vampiros.

Al entrar al baño se sentó en el sanitario sin ánimo y se quedó ahí meditando un rato. La realidad lo despertó cuando su mamá de nuevo comenzaba a golpear la puerta diciendo que no escuchaba el agua correr, Matthew desvió los ojos y comenzó a bañarse.

De alguna manera quería gritarle a su mamá « ¿Crees que tengo ganas de ir al colegio después de la incómoda situación de ayer? Además ¿Con qué cara voy a mirar a Maurice que parecía tan herido por mi elección?», la verdad es que lo último lo asustaba más que lo primero, quizás si hacía como si nada hubiera pasado la situación con Joshua sería más llevadera, pero, ¿Cómo lo haría con Maurice?

Salió forzadamente hacía su cuarto para cambiarse y su mente comenzaba a maquinar en su contra, puesto que ya podía ver como Maurice le expresaba su desprecio y algo dentro de su pecho se convertía en desesperación.

¿Qué iba a hacer? Es que ya ni siquiera lo sabía. El apetito lo había perdido mientras que saludaba con frialdad a sus abuelos. Hubo una pequeña discusión acerca de por qué no desayunaría pero él logró escapar. Sentía que si metía algo en su organismo, lo devolvería.

Estaba entre la disyuntiva entre querer llegar al colegio y enfrentar a Maurice y darse media vuelta y escaparse de ese desprecio. Si lo confesaba huir se le estaba convirtiendo en una tentadora opción. No importaba cuanto lo intentara él no era alguien valiente como para enfrentar el desprecio de Maurice. Quizás sus cavilaciones lo hicieron llegar más rápido, puesto que no supo en qué momento ya estaba dentro.

Tragó saliva fuertemente y siguió caminando hacia su salón.  En el pasillo vio de fondo a Maurice y su corazón comenzó a moverse con angustia, caminó lentamente hacia él y entonces lo vio voltear y se paralizó en el acto. Aquellos ojos se miraban fijamente y Matthew estaba que moría en ese instante. Luego, poco a poco se dio cuenta de que no lo estaba mirando a él y volteándose para ver a quien miraba Maurice, se encontró con Joshua. Este lo abrazó y le obligó a seguir caminando. En el momento en el que pasaron por su lado, Matthew iba a saludarlo, pero este volteó el rostro en signo de que no quería recibir nada de él. En ese momento quiso llorar.

Matthew se deshizo de agarre de Joshua y tratando de ir hacia donde estaba Maurice, fue detenido.

         ¾        Pero ¿Qué sucede? ¿Acaso no viste que no quieres que le hables?

         ¾        Lo sé, pero… —Matthew trataba de zafarse.

         ¾        Es inevitable, él no quiere hablarte porque preferiste quedarte en mi casa hasta tarde que estar con él.

         ¾        Estás diciendo cosas innecesarias. 

Joshua quería molestar a Maurice, quien recibió la información demasiado bien. Maurice reconocía que estaba haciendo su mayor esfuerzo, puesto que apenas había visto a Matthew había querido traerlo y tenerlo a su lado, pero después se dio cuenta que detrás de él estaba Joshua y volvió su estado original. Tenía que alejarse y no había nada mejor que eso, pero el hecho de enterarse de que se había quedado en la casa de Joshua, le ponía los nervios de punta.  No podía huir aunque quisiera después de oír esas palabras, así que con cualquier excusa comenzó a hablar con un compañero de al lado, tratando de disimular su ira que quería pintar en la cara de Joshua.

Matthew con una impresión desolada bajó la mirada mientras que se aferró a Joshua y obligándolo a seguir caminando se dirigieron hacia el salón.

Joshua podía sentir ese gozo en su interior al ver como se aferraba Matthew con esa desesperación a él. Sintió las cálidas lágrimas en su brazo y de repente la fantasía se desvaneció.

         ¾        No llores Matthew. —Dijo con ternura Joshua levantándole el rostro a Matthew.

Maurice aún seguía pendiente de la pareja con discreción entonces escuchó aquella frase y se volteó rápidamente con ansiedad. Vio las lágrimas de Matthew y sintió ese impulso de abrazarlo y quitarlo del lado de Joshua; pero se mantuvo estático en su puesto, recordando que no podía y no debía volver a caer en ese juego macabro. El dolor que sentía en su pecho al verle llorar tan descontroladamente lo hizo huir hacía un lugar donde no pudiera ver esas lágrimas.

Matthew al ver que Maurice sencillamente salió corriendo lo hizo espantar y separándose de Joshua, salió corriendo para perseguir a Maurice, pero todo fue en vano al momento en el que Joshua con imperante voz gritó.

         ¾        ¡Vuelve o tu secreto…! —quiso terminar de gritar, pero Matthew se devolvió obedientemente. —No quiero que lo tomes mal, pero ahora a su lado tú no debes estar, lo  hago por tu bien, no me odies.

Y Matthew sintió que realmente no sabía cuánto daño se harían si se viesen y hablaran. Se devolvió con pasividad y se sentó en su puesto con las lágrimas ya secas.

***

Esa presión en el pecho era tan dolorosa que tenía ganas de gritar. De alguna manera todo tenía que ser tan trágico con respecto a esa relación.

Maldijo por bajo el momento que quiso de esa manera a un simple amigo. En su vida, había conocido mucho tipo de gente y aquellos a los que consideró mejores amigos, nunca le inspiraron ese sentimiento de protección, era lo contrario, eran tan suficientemente fuertes por ellos mismo que eran su apoyo.

Pareciera que se hubiese vuelto adicto a ese sentimiento de confianza que Matthew parecía haber sentido por él y se vio cegado por ello. En el momento en el que se golpeó con él, si alguien hubiese leído sus pensamientos, en ellos nunca se hubiera encontrado las palabras de «Quiero protegerlo, monopolizarlo», en ese entonces era sencillamente «este chico es raro, pero no me molesta». Sabía que todo había sido efecto de Joshua, él pareciera que vendiera la imagen de un Matthew tan subestimado que inclusive llegas a pensar así de él.

La debilidad que expresa en sus acciones, realmente era algo que alimentaba ese fuego que el ego parecía disfrutar. Sus oídos lo que más quería escuchar era  «Maurice eres mi mejor amigo, cuento contigo como no te imaginas»,  de alguna manera el pensar en escuchar eso de Matthew lo hacía sentir sobrecogido en un calor tan agradable que le hacía confundir lo que era un amigo.

Sabía que si se sentaba a hablar con Matthew no sería capaz de decirle que acabarán la amistad y eso no era lo que él quería. Entendía que su demanda para seguir siendo amigos era imposible, «Deja a Joshua». Conocía que ese era el límite de su egoísmo.

Ya no podía aguantar eso un segundo más, así que se levantó dirigiéndose hacia su salón y en el pasillo se encontró a Joshua quien le miró con una sonrisa amable. Al pasar el uno junto al otro, Joshua susurró:

         ¾        Gracias por lo de hoy. Te estoy más que agradecido.

Maurice se congeló mientras Joshua pasó triunfante a su lado. Apretó sus puños y se dirigió a su salón con una ira incontenible.

***

         ¾        Dime ¿Quieres de fresa o de durazno?

         ¾        El que sea está bien.

La chica se enroscaba con la habilidad vista en las serpientes. Sus pequeños brazos agarraban el ajeno y lo apretaban con un cariño restringente, mientras que acercaba el jugo a la boca de Maurice.

Eso era su último recurso, distraerse con cualquier persona para no verse vulnerable ante posibles ataques de Matthew. El solo pensar en que se le acercara y comenzaran a entablar una conversación, se le hizo la peor de las torturas, no dudaría en ceder su posición.

La verdad no es que estuviera muy contento al momento de verse obligado a evadir a Matthew con una mujer, pero entendía que cualquier cosa era mejor que verse envuelto con él.

Sus ojos que realmente parecían mirar a la mujer pero en realidad buscaban con disimulo la figura de quien parecía atormentarle todo el rato. Los contornos no le satisfacían al no concordar con el que esperaba. Quería tener claro que todo acabaría cuando le viese.

Vio esa figura y se le erizó el cuerpo. Aquella cara que deseaba ver triste, la encontraba en perfectas condiciones mientras reía suavemente al escuchar lo que le decía Joshua. El impacto fue fuerte ¿Eso era todo lo que sentía por él? De Alguna manera no podía creerlo y al intentarlo dolía tanto. Se aferró con fuerza a la chica y se quedó escondiéndose mientras veía pasar a la pareja.

La frustración que sintió no fue comparada a nada de lo que había vivido antes; con que así se sentía la verdadera desolación de la perdida. Quizás si alguien lo escuchara, le diría que estaba exagerando solo por aquello y de alguna manera él también lo pensaba, era tan solo que no entendía cómo comportarse normalmente frente a esa situación.

Cuando se creyó a salvo de la pareja, soltó a la mujer y con nervios se levantó del suelo. La chica no demoró en mostrar su emoción y se colgó en su cuello de forma restringente.

         ¾        Por favor, detente.

         ¾        No digas eso.

Él la empujaba delicadamente mientras que ella no se dejaba. En ese momento la chica lo arrinconó, él luchó para deshacerse de su agarre y entonces su corazón se paralizo al ver que había una figura que los separaba. Sus ojos se centraron en aquella figura y pareciese que hasta parpadear fuera imposible para él.

         ¾        Marie, el profesor te manda a decir que dejes de comportarte así, ya que si sigues, tendrás una nota en el observador.

La chica antes de que pudiese pelear se separó y con una molestia que no trataba de ocultar le miró mal.

         ¾        Joshua, no sabía que te habías convertido en el mensajerito del profesor.

Este sonrió con indiferencia y luego miró con cierta picardía maligna a Maurice e insinuando con su mirada que observara detrás de él, le hizo examinar a Matthew que parecía tener una expresión de decepción.

Maurice sonrió con prepotencia y se dijo a sí mismo que ese era el momento perfecto, entonces sin miedo a la recién dada advertencia, tomó a Marie por la cadera y la besó con pasión.  Matthew miró con expresión neutra. Los ojos de Maurice mientras la besaba estaban siempre sobre Matthew y este no escondía su mirada. Fijamente con una mezcla de sensaciones, continuaron mirándose. Después de haber terminado, Matthew rodó los ojos hacia abajo mientras que con unas palabras indiferentes se retiró de la escena y de esa manera abrupta terminó con una relación que no parecía tener futuro alguno. Joshua estaba sorprendido y una mirada desaprobatoria le regaló a Maurice.

         ¾        Incluso cuando esto me conviene, no apruebo tu forma de terminar todo. Si quieres hacer daño, que no sea a él.

Soltando a Marie con cierto dejo de molestia, se recostó contra la pared. Con sus manos manejaba su cabello hacía atrás. No se arrepentía o no sabía exactamente si lo estaba haciendo, pero ahora estaba consciente de que todo se acabó.


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