Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Amor editado o ¿inédito? por senyu

[Reviews - 141]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

bueno. este fic me parecio que va a ser realmente una bomba, a mi me emosiono mucho escribirlo, por muchoque pense que no publicaria mas hasta que no terminara los otros 8 fics que tengo iniciados, pero enserio que ver sekai ichi hatsukoi y volver a ver junjou romantica me dejo animada, ya saben que pasa cuando uno lee una excelente historia o ve buenos animes y esto realmente me dio grandes ideas. espero poder actualizar con tiempo, pero esono puedo prometerlo, de lo que si esten seguro es que puedo tardar en actualizar, pero actualio.

espero les guste y no duden en comentar y decir lo que piensan por favor que sea de manera civilizada, no se larguen a insultar.

—“Saga sempai… usted me gusta”—esa voz del pasado.

Solo lo miraba fríamente. Era el…el dueño del nombre que estaba bajo el suyo en las libretas de los libros que quería releer…”oda ritsui”, si, ya lo había visto algunas veces, cuando lo atrapaba mirándole de mas.

El silencio en ese momento era aplastante, el muchacho castaño miraba al piso con cara de calavera. Aterrado, su experiencia casi parecía ser traumática en ese momento, su rostro ardía y a él le causaba confusión.

—“no lo entiendo”—pensaba a sus adentros sin dejar de ver al pequeño muchacho que se inclinaba aterradamente avergonzado frente a él —.¿salir con otro hombre?... siendo amor a primera vista…tal vez lo entiendo, pero no entiendo si nunca hemos hablado… ¿Qué puede saber de mi?... este tipo, realmente siente algo por mí. Aun así parecía que…. Por lo que yo… quería despedazar sus ilusiones.

Para solo darse cuenta un dia, que no solo despedazaría sus ilusiones sino que seria de la manera más estúpida, para terminar dándose cuenta que ambos realmente iban enserio, pero que el ya no volvería, simplemente la tierra se lo había tragado y el no regresaría a verlo.

Intento lograr que las cosas pasaran, que su compañía no le hiciera falta y el no lograba entenderlo… ¿si quería destruirlo porque lo lloraba? ¿Por qué?

El tiempo paso, con el intentando convencerse que el tiempo curaba las heridas, pero él no lograba olvidarlo. Relaciones tubo por montones… la universidad fue un reguero explosivo de hormonas, pero aun así no lograba olvidarlo. Persona que pasara por su cama era irrelevante para él, besaba la piel del personaje de turno, con la memoria de estar besando a Oda Ritsui. Lo amaba, lo adoraba, pero este estaba escondido en alguna parte del mundo….

Solo uno había sido el testigo de su dolor, y el que más se enfado cuando supo que al fin se había reencontrado con ese amor adolecente que le había robado los mejores momentos de su vida aun si había estado ausente. Muchas cosas habían pasado en diez años…

***

Levanto sus ojos oscuros a ver a aquel muchacho, le miraba con seriedad, tal vez un poco acongojado por dentro. No le gustaba recordar esos años, menos le gustaba darse cuenta que todo simplemente había sido un error de ambos.

“antes era tan honesto y tan adorable…”

Lo miraba con detenimiento, era obvio que había sufrido mucho, se había vuelto una persona inaccesible, cerrada y ya ni siquiera era sincero.

“yo solo quería despedazar sus ilusiones….  Pero cuando me olvide de aquello… cuando me di cuenta que lo amaba, el se despedazo con mis gestos y se fue.”

Parecía tan concentrado, tan profesional, tan entregado a su trabajo y al mismo tiempo que se esforzaba de mas. Que lograba que le gustara mas, pero a la vez era notorio el hecho que no quería estar allí, que no era su área, que no editaba literatura, ni tampoco a un gran escritor, y sobre todo, porque él estaba a su espalda vigilándole a cada paso que daba, molestándole, buscando lograr que se enamorara otra vez, que le diera la oportunidad de enderezar el camino que se había torcido y partido en el pasado.

—Onodera… —le llamo al fin logrando que le mirara, con esos casi ya fríos ojos verdes esmeraldas, nada iguales a los que solían mirarle con nerviosismo y ansias cuando se encontraban en la secundaria. Ya no era un niño, eso era obvio, solo era un joven muy cerrado y hasta triste…

Ahora lo tenía frente a él, como siempre se dignaba a acercarse… por trabajo obvio por otra razón no lo haría, aunque desearía no hacerlo, lo sabía, el daría cualquier cosa por no estar allí.

—¿Ya terminaste?—pregunto. Obviamente el chico no había acabado aun, pero tenía que hablarle y como siempre el castaño no tardo en explotar.

—Si hubiera terminado, ya te lo hubiera entregado—le regaño iracundo, empuñando la mano en lo alto evidenciando que le daba rabia que le acosara por trabajo de esa manera, y que lo desencajara.

—te tardas.

—ya te lo daré cuando lo termine.

—muévete.

—¿ahh..?—le miro asesino —.trabajo lo más rápido que puedo, no seas abusivo.

—perezoso.

—Como desearía que desapareciera—gruño por lo bajo, casi inaudible el castaño, caminando a paso pesado a su asiento nuevamente.

Verlo enojado lo divertía, tal vez porque a pesar de su desprecio, lograba que se concentrara solo en el, sabía que en el fondo aun lo amaba, solo tenía que presionarlo lo suficiente hasta que lo dijera otra vez, hasta que lo aceptara a su lado.

***

El día había estado pasando y pasando y Usami no había salido de su estudio. El preparaba la cena tal cual como siempre. Era lo único que podía hacer para serle útil al despistado escritor que como siempre, por su encierro solo podía decirle que estaba atrasado con su fecha de entrega.

Definitivamente ser escritor era cansado. El solo era un muchacho de universidad consiguiendo a lidia de males pasar su primer año y lograr avanzar con sus estudios, pero entre su empleo de medio tiempo, Usami en su faceta de acosador, Aikawa rogándole por que le ayudara con Usami y demás, apenas si podía descansar y estudiar.

Suspiro, las cosas estaban muy locas. El estaba involucrado “amorosamente” con un tipo nueve años mayor que él y aun no lograba aceptar lo que sentía por él. ¿Raro? Claro que era raro, terminaba acostándose con el simplemente porque ya lo llevaba al borde con sus “juegos”. A Usami le faltaba más de un tornillo eso no le cavia duda, pero su propia vida se había vuelto más interesante desde que estaba con él y le gustaba sentirse útil para él.

Pronto el timbre del apartamento sonó, anunciándole un nuevo visitante. No tardo en acercarse al intercomunicador para preguntar de quien se trataba encontrándose con que era la loca y escandalosa editora de su excéntrico tutor, Aikawa.

—buenas tardes, Misaki— saludo la pelirroja no más entrar, llevaba como siempre uno de sus acostumbrados trajes negros pegados a sus finas curvas, pero bien se veía muy profesional como siempre.

—buenos días, Aikawa. ¿Cómo está usted?

—Bien, bien, Misaki— sonrió la mujer caminando a la estancia para no tardar en dejar al descubierto una caja de pastel —.traje una tarta de fresas.

—oh, perfecto, preparare algo de te— sonrió el adorable castaño dirigiéndose a la cocina.

—¿y Usami-sensei?

Al fin la editora había soltado su pregunta y el estaba hecho un mar de nervios. Tal vez porque lo que pasaría seria obvio. El tendría que decirle a la pelirroja que Usami estaba encerrado terminando el trabajo, que no había hecho porque era un jodido irresponsable, tendría luego que lidiar con el ataque de ira de la chica que subiría al estudio del peliplata y lo sacaría de allí de una patada, haría el acostumbrado escándalo, destrozaría el apartamento peleando con Usami y terminaría ampliándole a lidia de penas la fecha, ya era costumbre.

—en su estudio…. — respondió titubeante. Coloco la caja de pastel sobre el mesón de la cocina y de allí comenzó a contar mentalmente a que comenzara el acabose y así fue.

Aikawa comenzó a subir a paso rápido y pesado las escaleras a la planta secundaria con una ira incontenible. Misaki la miraba con nerviosismo, y no podía evitar sonreír de la impresión, había visto aquello tantas veces que ya era normal pero ¿para qué negarlo? Era tan divertido.

***

—Takano— el llamado de la pesada voz que nombro el apellido de su jefe, como la presencia pesada del dueño y señor de las ventas logro que una nube negra se posara sobre su cabeza, no podía evitarlo, siempre que lo escuchaba tenía que girarse a verlo, y este siempre le enviaba la misma mirada de desprecio, cual novia celosa.

—¿Qué quieres? —pregunto el pelinegro mirando unos papeles en sus manos.

—Nuevamente sacaste pocas copias— reclamo Yokozawa mirando fríamente a Takano que lo miraba de igual manera, levantándose de su asiento. Allí iban de nuevo a pelear como siempre.

Escucharlos pelear le desconcentraba, mientras que los de su alrededor parecían ni siquiera percibirlo. ¿Cómo era que seguía trabajando así? ¿Cómo era que podía soportarlo? Las razones eran fuertes, pero sus imposibilidades más. Con un jefe acosador, con un jefe de ventas bastante loco y de remate enamorado de Takano cual novia desquiciada, sesiones de locura que iban empeorando, la presión, el tiempo, las circunstancias, la acosadora, a veces sentía que no podía resistirlo, no podía, no podía. Pero lo hacía. El no bajaría la cabeza, no dejaría que dijeran que había renunciado por que unas cuantas palabras de desprecio, unas pocas de prepotencia, la absurda sobrecarga laboral y su excéntrico y loco jefe lo acosaba…. ¿costumbre? Si, tal vez comenzaba a acostumbrarse, un día seria como sus compañeros y ya no le importaría como también encontraría una manera en que Takano lo dejara en paz o simplemente un día se cansaría, de eso si que estaba seguro, Takano se cansaría.

***

Tras el escándalo de Aikawa y la pelea de tal vez dos minutos de duración. Misaki termino por servir el té y dejarlo en la mesa de centro de la sala entre las discusiones de Usami y la pelirroja.

—tiene que ponerse serio Usami sensei— regaño Aikawa, leyendo apenas la mitad de lo que el escritor había terminado.

Usami apenas gruño por lo bajo, cruzado de brazos, fumándose su usual cigarrillo, con sus ojos cerrados y la expresión de fastidio totalmente palpante.

—míralo, Misaki. Dile que cumpla con las entregas. A ti te hace caso— le alego a él, Aikawa con suplica en sus ojos. ¿Cómo negársele a la pobre?

—no mezcles a          Misaki, déjale tranquilo— regaño Usami.

—entonces entrega a tiempo.

—ummm…

—¡ahhhh! Así no puedo más…

—cálmese, Aikawa san— sonrió el castaño con una sonrisa nerviosa en lo que la chica se desenvolvía en criticas, gritos y regaños que iban sacando cada vez mas de quicio a Usami comenzando ambos nuevamente a pelear.

***

Así entre las preguntas y las nulas respuestas, las rabias y los insultos disimulados, al fin el día se había acabado.

Onodera, recogía sus cosas. El reloj sobre su escritorio marcaba las siete menos cuarto de la noche y apenas guardaba su laptop en su mochila deteniéndose un segundo al ver el libro de anime shojo que había sobre su mesa.

Anime shojo… anime shojo… ¿en qué momento había caído hasta allí? Suspiro, no era que hubiera caído bajo, y hasta admiraba a los que trabajaban en la industria, pero sus sueños, sus grandes sueños eran llegar a editar a grandes exponentes de la literatura, pero, como si la psicóloga que había leído su curriculum estuviera ciega o era tonta lo había metido allí en esa locura de departamento y justamente con su ex novio.

Sacudió la cabeza…¿ex? ¿Podía considerar a Takano su ex? Si realmente no habían sido nada, si tan solo él había sido un juego, una burla, solo una sonrisa estúpida que lo evidenciaba como el real idiota de turno. ¿Por qué insistía en burlarse? ¿Por qué decía tantas babosadas? ¿Por qué quería creerle?...

Pronto como si se tratara de una aparición. Le sujetaron suavemente el mentón, obligándole a girar la cabeza. No lo había sentido acercarse, no sabía cuánto tiempo había estado cerca a él, ni siquiera si le había hablado o si había intentado hacerse notar. Solo sabía que ahora tenía capturados sus labios con los suyos. Eran cálidos, eran dulces, aun conseguían que su corazón latiera a mil y aun a pesar de que la acción ya comenzaba a hacerse usual, su expresión de sorpresa siempre era fuerte. Pero esta vez en particular no se resistió, tal vez solo estaba cansado, ese día estaba agotado, solo quería irse a casa y descansar, hasta olvidar que Takano vivía a su lado. Pronto el mismo Takano fue quien se aparto de él clavando sus ojos oscuros sobre él.

—¿pasa algo? —pregunto un poco impactado por lo que el castaño solo bajo levemente la cabeza y no se desencajo de la ira como debía.

—no vuelvas a hacer eso. Estoy cansado, enojado y no de humor para tus juegos—respondió fríamente terminando por meter todo en su mochila —.mañana te hare el escándalo habitual, pero no juegues mas conmigo.

Así con aquello, solo tomo sus cosas y paso por el lado del pelinegro que le miraba impactado, tal vez era porque era la primera vez que el actuaba así, como si no le importara, tan cerca al desinterés que le provocaba su gesto… se preocupo.

¿Se estaba volviendo tan predecible, que a Onodera ya no le extrañaban sus gestos? Si, era posible que tal vez se estuviera acostumbrando o ¿tal vez simplemente era eso…cansancio y por eso no se había sobresaltado como acostumbraba? O ¿ya no le interesaba?...¿era que lo había hostigado tanto que en vez de acercarlo lo estaba alejando?

Sacudió la cabeza sin poder creerlo, ¿eso era posible? Para el no.

Simplemente tomo sus cosas rápidamente y siguió al castaño, quería observar sus reacciones con eso más que todo se daba cuenta de lo que sentía, por mucho que tal vez esta vez las cosas serian mucho mas diferentes.

El camino fue silencioso, eso era normal, Onodera odiaba hablar con él, es más, se sentía incomodo teniéndolo tan cerca, pero en esa ocasión en especial, lo veía pensativo, decaído, totalmente disperso, es mas casi podía jurar que ni siquiera se había dado cuenta que estaba a su espalda. Podía ver sus ojos verdes clavados en un punto no viendo nada realmente. Su expresión era solamente de… ¿tristeza?

***

La sala estaba oscura, bastante oscura. La noche estaba entrada y un reloj en alguna de las paredes del apartamento con su din sonando ocho veces, anunciando así la hora.

Estaba capturado bajo el cuerpo del fuerte escritor peliplata quien sabe por cuánto tiempo. Sus manos recorrían su torso bajo su camisa arrancándole algunos jadeos y el apenas si podía verlo a la cara.

—te amo…— dijo contra sus labios. Sintiendo el aliento del escritor contra los suyos logrando que nuevamente se avergonzara. Su rostro lo sentía caliente y mas se apenaba de que tal vez Usami viera su blanco rostro teñido de rojo. Dejando que este probara sus labios. Le gustaba como le tocaba, le gustaba sentirlo cerca, pero a la vez solo quería alejarlo y esconderse, tal vez porque le apenaba aun estar cerca a él, escucharle decir que lo amaba y que no pudiera decirle nada porque realmente aun no sabía que sentía por él y eso lo descomponía.

—Usagi…mañana Aikawa viene por el manuscrito— intento lograr que reaccionara, para que se alejara de él y le dejara respirar un poco, pero solo logro que Usami volviera a acallarlo con un beso, colándose entre sus piernas —.Usagi….

—solo un poco mas… Te amo.

***

—déjame, Takano san, solo quiero ducharme y meterme a la cama— alego el castaño desanimado, evidenciando que no quería estar allí realmente, no estaba enojado solo cansado, agotado.

—¿dime que es lo que tienes…?

—ya te dije, estoy cansado, y quiero irme a descansar.

Sus explicaciones parecían no convencer a su jefe que lo tenía atrapado entre la puerta de él y la suya, acercándose cada vez más a él, a su rostro. Onodera, podía sentir ya los labios de Takano sobre los suyos, por lo que estos se entre abrieron, solo para poder respirar mejor, solo porque su respiración se agitaba por la cercanía y casi que sentía que no le entraba suficiente aire a los pulmones pero simplemente le detuvo a girar el rosto y colocar sus manos contra el pecho del mayor, deteniéndole.

—hoy no…por favor, déjame en paz, hoy no me molestes mas. Mañana haz lo que quieras, pero hoy no mas no.

El hecho de que Onodera le hubiera detenido a esas alturas volvía a valerle nada, había terminado por recorrer el espacio que le faltaba y besarle. Un beso estático que duro menos de medio minuto y que termino por romper encontrándose con la mirada desanimada del castaño, no se le veían ganas de replicar, parecía que no quería nada más.

—te amo…

Onodera con paso firme logro pasar a Takano que ni siquiera lo detuvo, que solo se dedico a apreciar como pesadamente, abrió la puerta de su apartamento y se introdujo en el con calma cerrando la puerta lentamente y hasta suavemente.

***

Continuara….

 

Notas finales:

espero les gusten y no duden en comentar.

nos vemos en la proxima actualizacion que podra tardar un poco, pero no duden que abra actualizacion


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).