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LA ULTIMA NOCHE por Orseth

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Notas del fanfic:

ESTE ONE SHOT SE LO DEDICO A UNO DE MIS LECTORES MAS CHIFLADOS DE AQUI, AUNQUE CIERTAMENTE TODOS LOS QUE ESTAMOS AQUI ESTAMOS LOCOS 0_o

PARA TI CON CARIÑO, POLMAGIC!!

 

Notas del capitulo:

ESTOS FICS SON DEL BAUL DE LOS GUARDADOS.

LA ÚLTIMA NOCHE

 

 

 

 

 

            Tal parecía que era un día como cualquier otro, pero no; finalmente, después de estar ocultos varias semanas, Sirius, Remus, algunos miembros de La Orden del Fénix, Harry y Draco, el encierro llegaba a su fin, encierro que había ocultado principalmente al último mencionado debido a su traición al Señor Oscuro dando por resultado el triunfo de la guerra al bando de la luz pero que había provocado ataques de los mortífagos prófugos dando por resultado el asesinato de Narcisa y Lucius Malfoy dejando a su único hijo en la orfandad.

 

            Aun habiendo ya cumplido los diecisiete años y ser considerado mayor de edad, Draco aceptó la protección que el ministro le ofreció hasta suprimir por completo las células de mortífagos que buscaban mantener vivo el nombre de su difunto Señor Tenebroso.

 

            Harry también había sido amenazado y atacado, por lo que también fue protegido a insistencia de Remus y Sirius, por lo que sin haber más remedio, tuvieron que compartir una casa que sirvió de refugio a los chicos.

 

            Realmente la convivencia no había sido tan difícil para Harry tal como él se lo había imaginado, ya que Draco nunca hablaba ni convivía con nadie, tan solo salía para tomar sus alimentos, daba las gracias y volvía a encerrarse en su habitación; y aunque al Griffindor no le gustaba el confinamiento, tampoco se la pasaba tan mal teniendo a sus amigos cerca con los cuales solía conversar largas horas.

 

            Ese día sería el ultimo según los informes del ministro, por lo que Harry no pudo menos que sentirse contento, ya que tenía muchos planes para el futuro, pues se iría a vivir con Ron e ingresaría al departamento de aurores, eso sin contar el año sabático que pensaba tomarse para viajar un poco acompañado de Sirius y así olvidarse de tanta muerte y destrucción de la cual se vio rodeado durante tanto tiempo.

 

            Remus por su parte planeaba vivir con Tonks y Teddy, renunciando a su trabajo como auror y aceptando la plaza como profesor de DCAO que la profesora McGonagall le había ofrecido; de Draco Malfoy no se sabía nada, pues el Slytherin nunca hablaba con nadie y a decir verdad a nadie le importaba, por lo que de sus planes a futuro nadie estaba enterado.

 

            -Es un egocéntrico… -dijo Mundungus Fletcher colocando los platos para el desayuno- solo se dirige a darnos el saludo como si nos hiciera un gran favor.

 

            -No somos sus amigos –dijo Remus acercando una sartén con huevos revueltos con jamón- es obvio que no tenga nada que platicarnos.

 

            -Pues podría hacer un esfuerzo ¿no? No es que en verdad me interese, pero nosotros le cuidamos el trasero, por lo menos debería ser amable.

 

            -Yo a usted no le debo nada –exclamó Draco entrando en el comedor en ese momento- si hace eso es porque es su trabajo y para eso le pagan, si tanto le molesta, pues cambie de trabajo y ya –concluyó dándose la vuelta y saliendo de ahí.

 

            No desayunó y tampoco bajó a comer, por lo que a la hora de la cena, Remus dijo:

 

            -Harry ¿podrías llevarle la cena a Draco? Me preocupa que no haya comido en todo el día.

 

            -Claro.

 

            -¡Nah! –Exclamó Mundungus despectivo- no creo que muera de hambre, yerba mala nunca muere, ya se hubiera largado para no soportarlo más; es una joda que la custodia termine hasta medio día de mañana, es lo malo de tener tanta protección aquí, no puedo desaparecerme ni usar la red flú hasta que el ministerio desactive tanto hechizo y así no estar en la misma casa que ese mortífago.

 

            -Ni así te irías –dijo Sirius fumando mientras tomaba un café- está cayendo una tormenta allá afuera, seguro no tienes ni donde esconder tu apestoso trasero.

 

            -Cállate Black –bufó Mundungus indignado mientras Remus solo reía.

 

            Harry tomó la charola, subió hasta la habitación de Draco y tocó a su puerta sin ningún resultado.

 

            -Malfoy te traje la comida –exclamó sin obtener de nuevo ninguna respuesta- si no comes no será mi problema –volvió a decir esperando que Draco Malfoy le lanzara alguna palabrota, palabrota que nunca llegó- Malfoy ¿estás bien? –preguntó algo preocupado.

 

            Abrió la puerta lentamente encontrando el cuarto casi en completa oscuridad, de no ser por una tenue luz que se asomaba por debajo de la cama; intrigado cerró la puerta tras de sí dejando la charola en un mueble y luego se asomó para encontrarse con…

 

            -¡Malfoy!... ¿¡qué haces ahí?!

 

            Draco estaba hecho un ovillo con su varita aferrada con ambas manos iluminándose con un débil Lumos.

 

            -Malfoy… -volvió a decir  sintiéndose verdaderamente sorprendido- ¿te sientes mal, necesitas ayuda?

 

            Draco permanecía con los ojos fuertemente cerrados sin poner realmente atención a las palabras de Harry pues su atención estaba centrada en otra cosa.

 

            -Es mi primera escoba… y vuelo junto a papá…

 

            -¿Malfoy? –murmuró  preguntándose seriamente si Draco se había vuelto loco mientras lo veía balbucear palabras sin sentido, justo cuando sucedió algo que lo hizo comprender en un instante lo que pasaba.

 

            -El sol está muy alto… -continuó Draco- y… y… ¡oh cielos! –Gimió de pronto encogiéndose cuando un estruendoso relámpago cimbró la casa- ¡Dios, Dios!

 

            -Malfoy…

 

            -¡Mi… mi mamá nos ve desde abajo!... –siguió balbuceando el chico.

 

            No había necesidad de más palabras, Harry comprendió lo que pasaba.

 

            -Le tiene miedo a los relámpagos… -pensó sorprendido.

 

            A Duddley tampoco le gustaban, pero su tía Petunia lo calmaba dándole un buen trozo de pastel de chocolate y listo; Hermione decía que tampoco le gustaban, pero nada más, a Ron no le importaban en absoluto, lo mismo que a él; pero nunca imaginó  que un simple trueno pudiese afectar tanto a alguien y menos que ese alguien fuese nada menos que Draco Malfoy.

 

            Lo vio apretar los dientes con fuerza y jadear asustado cuando otro relámpago se dejó escuchar.

 

            -Que mal…-pensó torciendo la boca- esta es una tormenta eléctrica y ya avisaron que puede durar horas.

 

            -Ya basta… -gimió Draco escondiendo su cabeza entre sus brazos- por favor…

 

            Harry se mordió el labio inferior mientras pensaba que hacer, no estaba seguro de que Draco Malfoy no lo mandara a volar en cuanto se diera cuenta de que no estaba solo; pero siendo simplemente como era él, le tendió la mano suavemente diciendo:

 

            -Malfoy… ven, salgamos de aquí… Malfoy… -insistió al no recibir respuesta.

 

            Draco abrió los ojos poco a poco desconcertado al ver a Harry.

 

            -¿Q-que?

 

            -Ven, vamos afuera –dijo intentando hacer un gesto tranquilizador.

 

            -No –respondio Draco sin preguntarse siquiera que hacia Harry Potter viéndolo en ese lugar.

 

            -Malfoy, el piso está muy frio.

 

            -Déjame en paz –exclamó aferrándose a su varita.

 

            Harry suspiró dándose cuenta que no iba a ser tan fácil sacarlo de ahí.

 

            -Malfoy…

 

            -¡Lárgate de aquí! –gritó  exasperado y enfurecido de que fuera precisamente Potter quien lo viera de esa manera, tan vulnerable y miserablemente aterrado- solo… solo vete y… déjame solo…

 

            Siempre le había tenido un pánico enfermizo a los relámpagos, pero casi no había representado ningún problema en su vida, pues en su casa su madre insonorizaba su habitación y lo acompañaba hasta que se dormía, y en Hogwarts él hacía lo mismo, así que las tormentas pasaban sin ninguna complicación; pero en esa casa llena de hechizos de protección, solo los integrantes de la orden podían realizarlos, así que solo podía conformarse  con un miserable Lumos.

 

            Lo que sentía no lo podía describir a ciencia cierta y sabía muy bien que debajo de la cama no era un lugar precisamente seguro, pero tenía que buscar un refugio, y en medio de esa horrible casona llena de extraños ese helado rincón era lo único que tenia a la mano; con cada trueno sentía que iba a ser fulminado en ese mismo instante sin siquiera darle tiempo de huir; por eso no se movía, sentía que si lo hacía, de alguna manera llamaría la atención del relámpago y moriría quemado y electrocutado en cuestión de segundos, y todos esos años ni Lucius con su lógica y determinación, ni Narcisa con su dulzura y mimos pudieron convencerlo de lo contrario.

 

            Así que se quedaría ahí aunque se le congelara el trasero; su valiosa dignidad le importaba una mierda cuando de relámpagos se trataba, por lo que aunque le daba una tremenda vergüenza que Harry Potter lo viera de esa manera, definitivamente ahí se quedaría.

 

            -Malfoy… -dijo Harry acostándose de pecho en el piso- vas a enfermarte si sigues ahí.

 

            -Como si te interesara… -respondio  con el cuerpo tenso a la espera de la siguiente descarga eléctrica.

 

            -Bueno… pues si, tal vez tengas razón –convino Harry- pero tampoco me siento cómodo dejándote ahí.

 

            -Pues como a mí tampoco me interesa como te sientes, lárgate ya y déjame en paz.

 

            -Malfoy… -exclamó  viéndose interrumpido por un relámpago.

 

            -¡Cielos! –Gritó Draco levantando la cabeza con fuerza estrellándose la frente con la base metálica de la cama- ¡ah!... –gimio sobándose la cabeza.

 

            Harry arrugó la nariz al ver el golpe que Draco se había acomodado.

 

            -¿Estás bien?

 

            -¿Te… parece que estoy bien? –Respondio Draco sin dejar de sobarse- ya vete, por tu culpa perdí mi concentración.

 

            -¿De tu lugar feliz?

 

            -¿Cómo?

 

            -Escuché lo que hablabas… mencionabas a tus padres, imagino que recordabas momentos felices para olvidar el miedo que te provocan los relámpagos.

 

            Draco no tuvo que responder, un nuevo relámpago lo hizo estremecer de nuevo provocando que sus ojos comenzaran a llenarse de lagrimas.

 

            -Malfoy… -murmuró Harry al ver las lágrimas cristalinas correr por su sien.

 

            -Que se detenga… -balbuceó cerrando los ojos con fuerza- diles… que hagan algo, por favor…

 

            -Remus me ha contado que estas casas no se pueden modificar, lo hacen desde el ministerio por cuestiones de seguridad, lo lamento, no creo que puedan hacer nada.

 

            -No, no… -balbuceó Draco ya sin contener su llanto- ya no lo soporto… quiero que pare…

 

            -¿Por qué no mejor sales?... si quieres yo te acompaño hasta que termine la tormenta.

 

            -¡No!... me va a caer un rayo…

 

            -No te va a pasar nada, créeme.

 

            -Sé que me va a caer uno si me muevo tan solo un poco –respondio Draco con convicción.

 

            -Claro que no –dijo  sonriendo suavemente- te aseguro que…

 

            -¡Cállate, tú no sabes nada! –Interrumpió exaltado- ¡si salgo o me muevo, un rayo caerá sobre mí, lo sé muy bien!

 

            -Demonios… -pensó Harry viendo que no lograría sacarlo de ahí, por lo que simplemente se escurrió también debajo de la cama ante el asombro de Draco.

 

            -¿Q-que haces? –preguntó desconcertado.

 

            -Pues ya que no quieres salir, yo entré –respondio Harry con una sonrisa amable- ¿hay algún problema con eso?

 

            -Pues… pues si… -dijo sin saber muy bien que decir.

 

            -¿Por qué?

 

            -Pues… porque eres Potter.

 

            -¿Y que con eso?

 

            -Pues… pues que yo soy un Malfoy –dijo Draco entre hipidos.

 

            -Vaya, que bueno que revelas nuestras identidades secretas, andaba yo medio perdido –respondio Harry intentando bromear.

 

            -Me refiero a…

 

-Sé a qué te refieres –interrumpió- pero te repito que por mí no hay problema… ¿para ti lo hay?

 

Draco parpadeó un par de veces pensando en que responder, ya que siendo sincero consigo mismo, el solo hecho de estar con alguien lo confortaba mucho.

 

-¿Malfoy?

 

-¿Eh?

 

-¿Hay algún problema con que este aquí?

 

-Pues… no, realmente no…

 

-Bien.

 

-¡Ah! –gritó Draco al escucharse otro trueno, por lo que Harry le tomó la mano con la que sostenía la varita.

 

-Tranquilo, no pasa nada.

 

-¡Claro que sí!... ¡caerá aquí!

 

-No caerá aquí –dijo Harry sintiéndole la mano apretar con fuerza su varita.

 

-¿Qué te parece si…?

 

-¡No, no te muevas, el rayo nos caerá!

 

Harry miró los ojos de Draco que estaban a solo un palmo de distancia; los vio tan claros y tan grandes que se dio cuenta de que en realidad nunca los había observado bien; lo miraban con tanto convencimiento que se dio cuenta de que en verdad Draco creía que si se movían, el relámpago caería sobre ellos.

 

-De acuerdo –dijo finalmente- no me moveré.

 

-Gracias –respondio Draco con evidente alivio.

 

Permanecieron en silencio por varios minutos escuchándose solamente el furioso golpetear del agua en las ventanas; Draco sin darse cuenta había tomado la mano de Harry, la cual apretaba con fuerza; Harry lo miró sintiéndole las manos heladas mientras el rubio había cerrado los ojos en una tensa espera del siguiente trueno; vio el sudor frio cubrir su frente y se preguntó como Draco había sobrellevado esa fobia durante tantos años.

 

-Sus padres… -pensó sin dejar de mirarlo- pero sus padres ya no están…

 

El siguiente relámpago hizo que Draco soltara su varita y apretara contra su pecho la mano de Harry quien se apresuró a intentar tranquilizarlo.

 

-No pasa nada, en realidad cayó muy lejos y… -solo que ya no pudo seguir hablando al sentir un ligero temblor acompañado  de un estruendoso relámpago.

 

-¡No! –Gritó Draco soltándole la mano y apretujándose a un sorprendido Harry, que lo único que atinó a hacer fue rodearlo con sus brazos- ¡ayúdame, ayúdame!

 

-¡Cálmate, todo está bien! –Exclamó  sintiéndose algo sofocado en ese reducido espacio- ¡no paso nada, estamos bien!

 

-¡No lo soporto, no lo soporto! –Sollozó Draco en su cuello- ¡haz que pare!

 

Harry podía sentir el calor de todo el tembloroso cuerpo pegado al suyo, tanto así que una suave fragancia llegó hasta su nariz pareciéndole tan fresca y deliciosa que sin poder contenerse aspiró profundo.

 

-Rayos… -pensó sorprendido- Malfoy huele muy rico…

 

De vergüenzas, Draco en ese momento no recordaba nada, solo se sentía tan aterrado que poco le importo que fueran los brazos de Harry Potter “el cara rajada” quienes le sirvieran de refugio en esos momentos, y conforme pasaban los minutos, el calor del moreno fue confortándolo poco a poco hasta contener su llanto casi histérico en un suave sollozo.

 

Para su fortuna, la tormenta comenzó a amainar, por lo que pudo tranquilizarse un poco; sin embargo no sentía el menor deseo de abandonar el cálido refugio humano en el que se encontraba; se sentía de alguna manera a salvo ¡y hacia tanto tiempo que nadie lo abrazaba!... pero se sintió avergonzado al recordar que había sido él el que buscó el abrazo, por lo que aflojando sus brazos suspiró.

 

-Lo siento.

 

-¿Qué cosa? –preguntó Harry sintiendo como Draco comenzaba a separarse de él.

 

-Haber… bueno…

 

-¡Ah, no te preocupes! –Respondio  sintiendo algo de frio cuando Draco se soltó por completo- la tormenta ya se calmó ¿quieres que salgamos de aquí?... los dos ya tenemos el culo congelado –añadió sonriendo al ver la indecisión en el rostro de Draco.

 

-Yo… no sé…

 

-Ya solo llueve, ya no ha habido truenos en un buen rato, la tormenta eléctrica ya terminó.

 

-¿Y si no?

 

-Pues regresamos aquí –dijo Harry comenzando a salir para animarlo a hacer lo mismo, por lo que después de un momento, Draco lo imitó.

 

Sintiéndose muy avergonzado y aun asustado, Draco desvió la mirada al decir:

 

-Gracias.

 

-No hay de que –dijo Harry sentándose en la cama- no has comido nada, te traje de cenar.

 

-No tengo hambre.

 

-Vamos, toma… -dijo dándole el vaso de leche, el cual Draco tomó sentándose junto a él.

 

-Gracias… oye… -exclamó Draco mirando el vaso- siento que hayas tenido que ver esto.

 

-No te preocupes.

 

-Espero que nadie… pues que nadie sepa de esto, te lo agradecería en verdad.

 

-Oye, yo no soy un chismoso –respondio  un tanto indignado.

 

-Mira, lamento si te ofendí diciéndote esto, es solo que… bueno, nunca nos hemos llevado bien y… creo que estando yo en tu lugar, aprovecharía esto para molestarte –concluyó Draco sin dejar de mirar su vaso.

 

Harry alzó las cejas en un gesto de aceptación.

 

-Sí, puede ser… aunque lo veo muy improbable si consideramos que tú primero dejarías que yo me muriera de hambre antes de tener que subirme tu mismo la cena –concluyó Harry muy serio.

 

Draco se volvió a mirarlo descubriendo una leve sonrisa en sus labios que pronto se convirtió en una traviesa risa.

 

-¡Estoy bromeando!

 

-Ya veo –dijo Draco sonriendo titubeante- aunque tienes razón en lo de la cena –añadió riendo más abiertamente- bueno pues, gracias de nuevo.

 

-De nada.

 

-Ya puedes irte, ya estoy bien.

 

-¿Seguro? –preguntó Harry deseando sin saber porque, ser de más ayuda para el rubio.

 

-Sí, gracias –respondio Draco con una seguridad que estaba muy lejos de sentir.

 

Sin decir nada mas, Harry salió de la habitación para regresar a la suya; dos horas después, ya con pijama y la luz apagada, permanecía acostado mirando el techo con las manos bajo su cabeza.

 

-¿Cómo estará? –se preguntaba al escuchar que varios relámpagos habían comenzado a escucharse de nuevo a lo lejos.

 

Sin poder estarse en paz, se calzó sus pantuflas y salió de ahí; cuando llegó a la habitación de Draco tocó suavemente sin obtener respuesta, por lo que entró sin hacer ruido.

 

Aun con la habitación a oscuras, alcanzó a vislumbrar un bulto sobre la cama y un leve murmullo.

 

-No pasa nada, no pasa nada… -susurró Draco bajo las mantas hecho un ovillo- están muy lejos, están muy lejos…

 

-Malfoy –dijo Harry sentándose en la cama- ¿todo bien?

 

-¿Potter?

 

-Si ¿todo bien?

 

Draco bajó las mantas dejando ver su cabello revuelto.

 

-No… los relámpagos están regresando –susurró muy bajito.

 

-Tu… eee… ¿quieres que me quede?

 

-¿Lo harías? –preguntó Draco esperanzado.

 

-Claro.

 

-Bueno, pues si no te molesta…

 

Harry levantó las mantas acomodándose junto a Draco, quien permaneció sin moverse hasta que un lejano trueno lo hizo respingar; el Griffindor se mordió un labio, pues debía reconocerlo… deseaba abrazarlo de nuevo, deseaba aspirar ese aroma que aun persistía en su memoria.

 

-¡Diablos! –gimió Draco al oír un relámpago más cerca.

 

Sin decir nada, Harry se acercó a él rodeándolo con sus brazos ante la sorpresa del rubio, quien después de unos minutos de incomodo silencio, poco a poco comenzó a relajarse.

 

-Todo está bien… -susurró Harry cerca de su oído, tan cerca que pudo sentir el cálido respirar de chico.

 

            Con la vista acostumbrada a la penumbra, vio los enormes ojos grises mirarlo fijamente y simplemente se acercó juntando sus labios con los de Draco. Abrió los ojos para encontrarse con los grises que lo miraban muy abiertos provocando en él un sentimiento de culpabilidad; estuvo a punto de retirarse cuando los suaves labios que aprisionaba se abrieron dándole permiso a su lengua de entrar.

 

            Ni tardo ni perezoso invadió esa boca que le pareció deliciosa mientras sus manos comenzaron  a recorrer poco a poco el cuerpo del rubio.

 

            Draco no entendía que pasaba, la situación se le hacía bizarra e irreal, solo sabía que la boca que lo estaba besando, besaba delicioso.

 

            Poco a poco Harry fue encimándosele hasta colocarse entre las piernas que abrió despacio con una rodilla mientras le besaba el cuello y los hombros arrancándole jadeos al tiempo que le desabotonaba la camisa del pijama; Draco sentía las manos de harry despojandolo de su camisa y tan solo atinaba a quedarse quieto, estaba desconcertado y desorientado, solo se dio cuenta de lo que pasaba cuando los dientes de Harry en su pezón lo hicieron dar un gritito.

 

            -Tu piel… -susurró Harry succionando con fuerza un rozado pezón hasta ponerlo duro y rojo- es tan… suave…

 

            Después volvió al blanco cuello haciendo a Draco suspirar con sus lamidas, besos y mordisqueos; solo que en ese momento se escuchó un relámpago provocando que Draco saltara abrazándolo con fuerza.

 

            -¡El relámpago!... ¡nos va a…!

 

            -No lo escuches –dijo Harry en su oído- solo escúchame a mi…

 

            -¡Pero…!

 

            -Solo siénteme a mi… -interrumpió  suavemente al tiempo que alzando un poco su cuerpo metio la mano delntro del pantalon y alcanzó el pene de Draco tomándolo con la mano comenzando a masturbarlo.

 

            Aun con el corazón a mil por hora debido al susto, Draco no pudo evitar gemir al sentir el bombeo enérgico pero gentil de Harry.

 

            -Si… así… -murmuró el moreno al tiempo que se enderezaba sentándose en sus propios talones y le bajaba con cuidado el pantalon del pijama con todo y calzoncillos hasta delarlo a medio muslo, lo masturbo de nuevo un rato más y luego se mojó un dedo en la boca.

 

            -mmm… -Gemía Draco con los ojos cerrados mientras se retorcía sensualmente en la cama sin ser consciente del espectáculo tan erótico que ofrecía.

 

            -Muy bien, así… -susurró Harry mientras le terminaba de quitar el pantalón y separandole las piernas metió su mano entre ellas buscando algo en especial, cuando metió el dedo entre las nalgas comenzó a masajear la entrada del rubio quien respingo al sentir un dedo entrar despues de un rato.

 

            -¡Oh! –se quejó Draco sin oponer mucha resistencia, pues la mano de Harry en su miembro lo hacía olvidarse de lo demás.

 

            Harry ya respiraba entrecortadamente al ver su dedo desaparecer en ese suave anillo de músculos que se apretaba en una natural resistencia por la intromisión de su dedo que pronto fueron dos.

 

            -¡Mgh!... duele… -musitó Draco aun con los ojos cerrados, por lo que el moreno dio unas lamidas al erecto pene haciéndolo culebrear en la cama.

 

            Harry estuvo preparándolo un par de minutos más hasta que sintiendo su piel arder, se levantó para friccionar su propio miembro mojándolo con su liquido pre seminal, se escupió en el pene para tener mas lubricacion y entonces se inclinó separándole más las rodillas dirigiendo su pene erecto a la pequeña entrada.

 

            -Los relámpagos Harry… ya están aquí… -dijo Draco con voz ahogada.

 

            -¿Harry? –Pensó Harry sonriendo- que bien se escucha mi nombre en tus labios…

 

            -Harry… -volvió a repetir Draco poniendo sus temblorosas manos en los fuertes hombros del moreno mientras lo miraba suplicante- los rayos… los rayos…

 

            -Shhh… -susurró Harry acariciándole una mejilla- no te pueden tocar…

 

            -No lo sabes…

 

            -Claro que lo sé.

 

            -Pero…

 

            -Solo relájate… -dijo Harry dándole un pequeño besito- solo ábrete para mí… -añadió comenzando a empujar.

 

            -¡Ah!

 

            -Tranquilo…. –exclamó sin dejar de penetrarlo al tiempo que reanudaba la masturbación.

 

            Apretando los dientes, Draco aguantó hasta que todo el miembro de Harry estuvo metido dentro de él, solo volvió a hablar cuando el moreno comenzó a sacarlo para meterlo de nuevo.

 

            -¡Despacio!... ¡ah!...

 

            Las lentas embestidas fueron aumentando de velocidad conforme Draco fue relajándose, por lo que pronto se encontró jadeando con cada penetración, solo que nuevamente los relámpagos hicieron su presencia con su ruido estruendoso y su luz brillante colándose por entre las cortinas.

 

            -¡El relámpago! –gritó Draco mirando la ventana.

 

            -No la mires… -dijo Harry girándole el rostro- mírame a mi…

 

            -¡No, no, no!... ¡nos va a caer un rayo! –exclamó  removiendo las piernas e intentando levantarse.

 

            -No sucederá…

 

            -¡Detente por favor! –Rogó  con voz angustiada poniéndole las manos en el pecho- ¡el relámpago caerá sobre nosotros!

 

            -No caerá –dijo Harry sin detenerse al tiempo que aumentaba la fuerza y velocidad de sus caderas.

 

            -¡Ah! –Gimió  arqueando el cuerpo ante las sensaciones electrizantes que invadieron sus piernas y su vientre- ¡Harry!

 

            -¿Te gusta Draco?... ¿te gusta? –preguntó Harry con la frente perlada de sudor.

 

            -¡Sí!... ¡sí!... –respondio el rubio girando el rostro de un lado para otro.

 

            -¿Te doy más?... dime Draco ¿quieres más?

 

            -¡Oh sí!... ¡no te detengas! –respondio Draco estrujando las sabanas.

 

            Sintiéndose ambos al límite, los dos llegaron al orgasmo al mismo tiempo que un fuerte relámpago cimbraba la casa iluminando gran parte de la habitación. Draco gritó al sentir la ultima embestida de harry al tiempo que él manchaba el pecho de ambos.

 

 Harry cayó exhausto sobre él rubio, quien con la respiración entrecortada quedó todo desmadejado sobre la cama; después el moreno se le quitó de encima sintiendo con deleite como su miembro salía poco a poco de la apretada entrada.

 

-La lluvia… -dijo Draco después de un rato.

 

-¿mmm? –respondio Harry girando el rostro para mirar que el chico tenía los ojos cerrados.

 

-No ha dejado de caer.

 

-No, la tormenta sigue afuera… ¿y te diste cuenta?

 

-¿De qué?

 

-El relámpago no cayó sobre nosotros.

 

Draco abrió los ojos y volvió el rostro para encontrarse con Harry, quien lo miraba con una expresión enigmática.

 

-Estaba completamente seguro… -dijo volviendo la vista al techo- ¿Por qué no nos cayó encima?

 

-Bueno, realmente no sé el porcentaje de posibilidades de recibir un rayo, pero si no estás en situaciones de riesgo, es imposible que pase.

 

-Tal vez solo fue una casualidad que no haya pasado.

 

Harry sonrió ante la insistencia de Draco, el cual escondió la cabeza bajo las mantas cuando otro trueno se dejó oír. Entonces lo abrazó sintiendo su cuerpo tenso, por lo que comenzó una nueva tanda de besos hasta finalmente dormirlo en sus brazos.

 

 

 

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            Al día siguiente, unos toquidos en la puerta despertaron a Draco, quien se encontró solo en la cama.

 

            -Draco… -dijo Remus desde afuera- partes en una hora, si te apresuras alcanzaras a desayunar.

 

            Draco se levantó sintiendo el gruñir de su estomago, pero lo que menos deseaba era encontrarse con todos y mucho menos con Harry; el solo hecho de sentir un molesto dolorcillo en su culo le hacía recordar lo que había pasado en la noche provocando que la cara le ardiera de vergüenza; así que lo que hizo fue comerse su cena fría, ducharse y poner sus cosas en orden para partir.

 

            Cuando bajó, solo vio a Remus, quien dándole indicaciones y recomendaciones que en realidad ni escuchó, se dirigió a la sala para tomar la red flú sintiéndose triste; entonces una voz a su espalda le gritó haciéndolo voltear.

 

            -¡Draco! –gritó Harry bajando apresuradamente por las escaleras.

 

            -Hola –saludó Draco con el rostro impasible, pero rojo.

 

            -Se me hizo un poco tarde –dijo Harry sonriendo nervioso- ¿ya te vas?

 

            -Eso parece.

 

            -Claro… bueno… pues que te vaya bien –dijo sintiéndose estúpido y sin saber que decir ni cómo expresar el cúmulo de emociones que bullían en su interior.

 

            -Gracias –respondio  con un gesto que pretendió ser una sonrisa- adiós.

 

            -Adiós.

 

            Pero cuando Draco tomó un puñado de polvos flú y se dirigió a la chimenea, Harry exclamó:

 

            -Draco…

 

            -¿Sí?

 

            -Yo… eee… ¿puedo ir a saludarte alguna vez? –preguntó Harry con las manos en los bolsillos sintiéndolas empapadas.

 

            -Draco –dijo Remus pasando por ahí- apresúrate, el meteorológico acaba de decir que viene una buena lluvia para esta noche, es mejor que ya estés instalado en tu casa.

 

            -Gracias.

 

            -Cuídate –concluyó Remus continuando su camino.

 

            -¿Entonces? –insistió Harry sonriendo más ampliamente.

 

            -Claro –respondió Draco con una pequeña sonrisa asomándose a sus labios- ¿esta noche te parece bien?

 

            -Esta noche me parece perfecta.

 

            -Bueno… entonces adiós –volvió a decir Draco sonrojado.

 

            -Adiós no… -respondió Harry acercándose a él y dándole un suave beso- es más bien un “hasta luego”

 

 

 

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Notas finales:

BESOS!!!


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