De cómo Sakura se hizo lesbiana
Un buen día, la chica de pelo rosa se presentó ante Sasuke con una decisión en mente: se declararía.
-Sasuke. – alegó segura de sí misma. – Tenemos que hablar seriamente.
-Bueno, habla, te escucho. – dijo el moreno mientras se incorporaba en el puente y observaba el río.
Sakura tragó saliva.
-Sasuke… yo… te amo.
Sasuke la observó sin cambiar la expresión por unos segundos. A continuación, sonrió.
-De acuerdo. ¿Quieres que salgamos juntos?
-Ah, pero… ¿Querrías salir conmigo? – en ese momento, la chica había perdido toda la seguridad en sí misma y flipaba en colores.
-Si me lo pidieses… A ver, inténtalo.
-Sasuke, ¿quieres salir conmigo?
Sasuke asintió.
-Sí, me gustaría salir contigo. Es más, creo que podríamos casarnos.
-¿Casarnos? Digo… ¿tú y yo?
-No, el profesor Kakashi y yo, no te jode. Pues claro que estaba hablando de nosotros. – alegó seriamente el chico. Sakura la observaba sonrojada, no podía creérselo. Debía despertar de ese sueño celestial. Sasuke suspiró y sonrió.
-Y después de la boda, tendríamos hijos. Si tengo que revivir mi clan, necesito muchos. Todos los que puedas.
-¡Por supuesto! – gritó ella, más contenta del “acto para tener niños” que de “criar niños”. Ya se imaginaba siendo besada y toqueteada por Sasuke.
-¿Y podrías soportar todo eso por mí?
-¿Por ti? – preguntó curiosa Sakura. Sasuke asintió.
-Sí, ya sabes. Los nueve meses de vómitos constantes, tembleques, mala figura corporal, dolores, sangres, preocupaciones…
-Claro… - susurró.
Sasuke volvió a sonreír.
-Ya, pero debes pensar que quiero tener diez hijos para poder tener un clan en condiciones. Cinco hijos son un total de 45 meses con ellos en el vientre. Si contamos que cada mes tiene 30 días, son un total de 1.350 días. Si estos días los convertimos en horas, son unas 81.000 horas.
-Ya, pero… Sasuke… si es….
-Y encima, tener que aguantarles cuando crezcan. – continuó el chico. - ¿Sabes lo que huelen de pequeños? Cambiarles el pañal, darles el pecho, mimarles… ¿Sabes cómo te queda el cuerpo después de todo eso? Pues hecho polvo, por supuesto que sí. No te quedan caderas, los pechos se te caen, te salen ojeras, arrugas, canas…
-T-Todo… ¿Todo eso…?
-Y luego, en la adolescencia…
-Pero…
Sakura sudaba frío y estaba pálida como una sábana. Observaba a Sasuke con los ojos muy abiertos, como si hubiese visto a un viejo centenario en un torneo de boxeo y ganando. Las piernas le empezaron a temblar.
-Me alegra mucho que hagas todos esos esfuerzos por mí, Sakura. Estoy muy feliz. Ah, pero es el hombre quien debe pedir la cita. Esto… Sakura, ¿te importaría salir conmigo? – preguntó cortés el muchacho. Ella negó lentamente con la cabeza y se sentó en el suelo lentamente.
En ese momento, apareció Naruto.
-Ey, Sasuke, Sakura.
-Naruto, hola. – saludó el moreno.
El rubio posó su mirada en la chica que se encontraba tirada en el suelo y alzó una ceja.
-¿Y a ésta qué le pasa?
Sasuke sonrió por última vez y alegó:
-Acaba de descubrir que es lesbiana.
FIN