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Compromiso, engaño, punto por Cirucad

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Esa noche celebraban la formalización de su compromiso, a partir de ese momento ya todo el mundo sabría que serian esposos.

Era una cena de gala, la gente se pavoneaba con sus ostentosos atuendos, tomando el vino más fino que la familia ofrecía, vino tinto, o para los que preferían la carne blanca que se servía ese día tomaban un vino a contraste.

En la mesa principal, se observaba la “feliz” pareja, al lado del que sería el “marido” en la relación se encontraban Juuri y Haruka Kuran, sonriendo alegres por el compromiso de su hijo.

Del otro lado se encontraba el albino, que para desgracia, había perdido a sus padres unos 5 años atrás, pero en esos momentos como que le agradaba, pues de esa forma no verían el infortunio que sufriría de aquí a su muerte, encadenado a ese castaño a su lado.

Sabia de sobra que el Kuran lo amaba, en cuanto a él, se podría decir que lo odiaba, aunque no le gustaba darle tanta importancia, pero era lo que era… No le agradaba para nada la altanería con la que a veces llegaba a hablar, le molestaba su narcisismo, y repudiaba el cómo lo tratara como a una posesión, alegando “nadie se mete con lo que me pertenece”.

Si se iba a casar fue porque su padre adoptivo se lo pidió, lo convenció de maneras absurdas, que ya ni siquiera recordaba, incluso ignoraba la razón por la cual su padre le pidió tan ridículo “favor”, pero a estas alturas ya no objetaba nada, se había resignado.

Suspiro con pesadez para después dejar caer su cabeza con fuerza en el blanco mantel.

-              No hagas una escenita – reprendió su prometido fulminándole con la mirada, a sabiendas de que eso no funcionaria y solo alentaría la prepotente forma de ser de su pareja.

Rodo los ojos desganado, se acomodo el negro corbatín y su blanco saco, se levanto de la silla con elegancia, para después disculparse y salir de la vista de los invitados, con la tonta escusa de ir al baño.

Estuvo vagando por los pasillos del salón de la mansión Kuran, no le agradaban esa clase de lugares, tan amplios y solitarios, que emanaban riqueza, “tanta pobreza en el mundo y este bastardo se baña en oro” pensó venenoso el albino, otro suspiro y una profunda inhalación, que dio paso a un (todavía más) sonoro suspiro.

-              ¿Qué hace tan bella “prometida” lejos de su fiesta? – le cuestiono una sensual voz a sus espaldas

-              Lo que quiera – respondió desganado viéndolo de soslayo, y tembló – Rido – suspiro inaudible

-              Deberías estar en la mesa con Kaname, se molestara si no estás ahí con él para que te presuma – su juguetona voz hacía eco en su cabeza

-              A mi no me interesa estar con él, mientras menos tiempo pase con él antes de que nos casemos, creo podre sobrevivir de menos 3 años

-              Puedo preguntarme entonces, ¿Por qué te casas con él? – dijo con ponzoña

-              Porque me lo pidió Cross

-              ¿Amas a Kaname?

Alzó los hombros en señal de ignorancia, y siguió su camino sin voltear hacía su mayor, sus ojos bicolor le erizaban la piel, y esa sardónica sonrisa en su rostro lo helaba

-              Ven – indico pasándolo de largo y caminando ahora frente a el

-              ¿A dónde? – pregunto, aunque ya lo había empezado a seguir

-              Ver tanta hipocresía me pone los nervios de punta, me saca de mis cabales – contesto viendo en dirección a la gente que cuchicheaba cosas, claro, referente a la pareja

-              Y me atrevo, ¿no es acaso usted tan hipócrita como aquellos danzantes?, tengo entendido que no solo odia a su hermano y familia, si no que aborrece a su primogénito

-              Claro que soy hipócrita! – exclamo con cinismo – pero aun es mi familia, no puedo faltar a la celebración del compromiso de mi queridísimo Kaname – más que evidente, lo último era mero sarcasmo

Guardo silencio, y agacho la mirada, aun andando detrás de aquel castaño con orbes bicolor

-              Mira – se detuvo en seco frente a un gran ventanal

La vista detrás del ventanal: magnifica, un amplio jardín, con frondosos árboles e intercalados uno que otro cerezo en pleno floreo, algunas luces alumbraban el camino que delimitaba el césped, e indicaba el camino al peatón.  El albino se maravillo, sus amatistas resplandecían excitadas, y sin querer su boca se abrió un poco sorprendida

-              Hermoso ¿no? – Preguntó el bicolor – la única creación de mis manos, que no puedo conservar

Se ganó la total atención del menor, que nuevamente observaba con frialdad

-              Sabes, te verías mejor con una amplia sonrisa en tu precioso rostro

Un rubor se apodero de sus mejillas, contrastando con su pálida piel y sus extravagantes amatistas

-              Considero nada apropiado tu comentario…Tío, ¿Qué haces aquí? – Cuestiono un tercero, que ambos conocían muy bien – no, creo que no eres tu quien debe contestar – se corrigió ahora fijando su turbia mirada achocolatada en la espalda el menor - ¿Qué haces aquí?, y ¿Qué es lo que haces con él? – interrogo en forma despectiva

El otro no respondió, ni siquiera aparentaba haber escuchado, sus ojos permanecían enfocados en tan curioso camino, que lo llamaba a recorrerle, iba a dar un paso fuera de la mansión, pero su entrometida pareja se le interpuso

-              Contéstame cuando te hablo – estaba furioso, más bien colérico

-              Solo me relajaba un poco – maldijo por lo bajo una y mil veces más el nombre de su próximo esposo - ¿regresamos? – de sobra esta aclarar, que lo hacía para evitarse algún problema

El primogénito Kuran dedico una mirada asesina a su tío, quien solo sonrió, y dirigió nuevamente su mirada al jardín detrás del ventanal

-              Un placer hablar contigo…Zero

Al escuchar que su nombre era pronunciado por la sensual voz del tío de su pareja su corazón dio un vuelco, y sonrió agachando su mirada. Llevaban caminando un buen rato, y por estar tan perdido en esa mirada bicolor, no sabía dónde se encontraba, no le era familiar el lugar, sintió que era jalado con bruta fuerza y azotado a una pared

-              ¿Qué hacías con él?

-              Nada

Un puño se impacto contra la pared, provocando un estridente ruido

-              Contesta

-              No hacía nada – trato de liberarse pero ahora las uñas de su prometido lo pellizcaban – me estas lastimando, por favor suéltame – pidió con falsa cortesía y sumisión

-              Te voy a ir creyendo, ¿Qué hacías con él?

-              ¿Qué es lo que quieres que hubiera hecho con tu tío?

-              Maldita zorra – lo beso con salvajismo – me perteneces, lo sabes, no vuelvas a irte con nadie de esa forma

-              No me toques – de ponerse altaneros, el también podía

-              Entiende de una buena vez tu posición, no eres nadie, y yo soy tu todo, hago y hare lo que quiera de ti cuando quiera, no hay nada que puedas hacer

Ahora dudaba si realmente lo amaba, aunque su amor no fuera algo que desease, comenzaba a preguntarse si realmente lo amaba o tal vez solo quería a alguien con quien acostarse…tal vez

-              Kuran, suéltame, es la última vez que lo digo – advirtió

-              No quiero, es más, quiero tu cuerpo ahora

De un momento a otro el Kuran se encontraba sobando su ingle en el suelo, el albino había impactado su rodilla en aquella sensible área

-              Kuran…eres un idiota

Camino con rapidez hasta perderse de vista, bajó su velocidad considerablemente, ahora caminaba con una cachaza que aburría, solo daba vueltas, sin ningún lugar al que ir, pensaba y analizaba lo que había pasado, ¿se convertiría en la puta de un rico, engreído y mimado hombre?, que destino tan basura, nuevamente suspiro

-              Oh! Nos volvemos a encontrar – comento alguien

-              Rido, ¿no debería estar con la bola de hipócritas bailando?

-              Debería…tal vez… ¿importa? – para cuando acabo de hablar ya estaba a un lado del albino, sonriendo de una manera ¿tierna? – ¿por qué no estás con tu pareja?, sabes que se enoja, ¿acaso sos masoquista y querés ser castigado? – Rió audible – valla yerno que me ha tocado

-              ¿Yerno?, No, no me gusta ser castigado, entonces, ¿no sería acaso un castigo quedarme con él? – su simpleza admiraba al mayor

-              Insisto, si no sientes nada por él, ¿para qué desperdiciar tu vida?, pudiendo encontrar al hombre o mujer perfecto para formar una familia, ¿Por qué él?

-              Tengo mis razones

-              ¿Dinero?

-              No

-              ¿Poder?

-              No

-              Amor – aseguro el bicolor

-              Si amor, pero no amor hacia él, me resultaría imposible amar a un Kuran

-              ¿Sabes?, eres bastante interesante, vamos al jardín de hace rato

El menor solo asintió y siguió al mayor. Nuevamente frente al jardín, pasmado por la belleza, e imposibilitado de pisar tan llamativo camino

-              ¿Quieres recorrerlo? – la voz del bicolor lo saco de sus pensamientos y asintió con euforia

El Kuran extendió su mano, y por reflejo el peli-plata la cogió, las ventanas se abrieron y les dieron paso libre, adentrándose en el jardín

-              ¿lo hizo? – pregunto quedo el menor

-              ¿eh?

-              ¿Usted diseño este jardín?

-              Diseño, si, también lo “construí”, yo le di tan magnífica forma, no me pudo quedar mejor

-              Ególatra – sonrió el albino – como todos los Kuran

-              No me compares, tendré el mismo apellido y sangre, pero no pertenezco a ellos – callo y reflexiono, ¿Por qué razón odiar tanto a su propia familia? – ven vamos a un lugar más intimo

El menor se sonrojo y se plantó en su lugar “¿intimo?”

-              Vamos virgencita – bromeó el mayor tomando la mano del pasmado para halarlo con fuerza a su cuerpo, tomo un poco de velocidad, casi corriendo, recorrieron lo que faltaba del sendero hasta adentrarse a la espesura del bosque, claro, creado naturalmente, delimitando la acción humana y la acción divina, ya no llegaba más lejos el caminillo ese, pero seguían caminando dejando atrás el final del camino – por acá ahí algo más interesante que un mísero jardín hecho por ese “ególatra” Kuran

La noche ya era densa, se sentía el frio, y algunos animales que aprovechaban la obscuridad hacían ruidos para ahuyentar a los intrusos, los nervios del menor se alertaron, por no decir que le dio miedo, entrelazo sus dedos con los del bicolor, y abrazo su brazo checando todos los lados para evitar ser atacados por un león, vamos, ¿había leones en el bosque?, estaba nervioso, muy nervioso, asustado más que nada, ese bosque le recordaba la noche en la que se extravió en un bosque similar pero más salvaje, y la misma noche en la que sus padres salieron tras de él, y fueron asaltados y asesinados. Se pego mas al amplio cuerpo del mayor y su calidez lo relajo

-              Llegamos… - Frente a ellos una cabaña, algo maltrecha por las inclemencias del tiempo, vieja y tétrica, pero encantadora, volteo su cabeza para divisar la mansión, y no encontró nada – tranquilo, estamos a bastante distancia de la mansión Kuran como para que te encuentren

No se dijo mas y entraron a la cabaña, por dentro lujosa, nada que ver con la fachada, el albino se sentó en un sillón forrado a cuero negro, y tembló al sentir la frialdad del material, subió sus piernas al sillón y acomodo sus pies desnudos en este, abrazo sus rodillas apegándolas a su cuerpo, algo le arropo, ¿Qué era?

-              Tienes frio ¿no?-Asintió y se enredo en la frazada que se le ofreció – toma, un poco de chocolate

¿Ese era Rido Kuran?, ¿el loco visceral que siempre buscaba la forma de dañar a su propia familia?, que día tan extraño. Tomo la taza y bebió un sorbo quemando su labio superior y una parte de la lengua, soltó un quejidíto y comenzó a soplar al líquido.

Transcurrieron 50 minutos, la chimenea desprendía su calor, sentados uno junto al otro, Kuran Rido y Kiryuu Zero, pegados de una manera empalagosa, Zero con su cabeza recargada en el hombro del mayor, con los ojos pacíficamente cerrados, la taza de chocolate vacía en el suelo, el Kuran tenía su mano sobre los hombros del menor, acariciando el cabello de manera enternecedora, y su cabeza apoyada sobre la ajena, respirando el aroma del otro.

-              Si Kaname te viera conmigo, nos mata – bromeó el peli-plata

-              Tal vez… ¿ha pasado cuanto?

-              Como unos 20 minutos desde que llegamos – afirmo buscando un reloj en la estancia, sus ojos se abrieron como platos, ¿tan rápido paso el tiempo? – llevamos una hora fuera – nuevamente rió

-              No la sentí pasar – aseguro el bicolor - ¿Por qué te casas con él?

-              ¿me vas a preguntar lo mismo toda la noche?, sabes, comenzaba a olvidar que hoy es el día en el que mi condena es confirmada, y dentro de no mucho, firmada.

Rieron audible, una elegante carcajada, Zero se separo del cómodo hombro que lo sostenía y se le quedo viendo al dueño de este

-              ¿Y tu porque odias a tu familia? – cuestiono seriándose

-              No el odio, es solo que no acepto su forma de ser

-              ¿Cómo?

-              Su  manera de criar a sus hijos, para empezar, es bastante bueno saber que tienen un hijo prometedor, pero explotarlo y ponerlo a trabajar a sus 20 años se me hace una tontería…

-              No acaso lo dices porque tú querías heredar la compañía Kuran?

-              En un principio sí, pero ahora, me he establecido, tengo mi propia tienda de música, y aunque no lo creas va avanzando bastante bien…

El castaño se reprendió mentalmente, quien lo viera actuando tan amigable seguro se lo echaba en cara, y su reputación caería al suelo, tenía que volver a ponerse esa mascara de frialdad y sadismo, tenía que ser hipócrita como todos los de la fiesta, tenía que ser como siempre, pero algo tenía el albino que relucía su verdadera forma de ser, le agradaba, inconscientemente le robo un fugaz beso

-              Yo…yo lo siento, totalmente inapropiado – se excuso el castaño, pero la imagen frente a él lo dejo atónito, un Zero ruborizado tapando su boca que comúnmente soltaba maldiciones y vociferaba odios, tocando sutilmente sus labios, no pudiendo evitarlo lo hizo de nuevo… intensificando el contacto, casi como un golpe, pego sus labios con fuerza a los contrarios, y lentamente saco su lengua para tocar los pálidos labios ajenos, los delineo y saboreo, hasta que considero necesario internarse en aquella según su vista, perfecta cavidad

Empujo con insistencia los labios del menor, que cuando necesitando aire abrió la boca y sintió la lengua inundarle, solo lo podía describir con una palabra, delicioso.

Es verdad que Kaname le había robado mas de mil beso, y en todos trato de llevarlos al segundo nivel, pero siempre lo evitaba de alguna manera, no quería que su primer beso “serio” se fuera a quedar con semejante imbécil, y ahora lo estaba dando gustoso con el tío del que sería su marido dentro de máximo 2 semanas.

Las lenguas se saboreaban con lujuria y una que otra vez Rido mordía la ajena, sin llegar a lastimar, sacando gemiditos del albino, por desgracia el aire es fundamental para todo ser vivo, se separaron con algo de desagrado pues deseaban estar juntos

-              Creo que no es apropiado – se reprendió nuevamente Rido

-              Tienes razón

Hubo aproximadamente unos 5 minutos de un silencio eterno, y quien rompió fue Zero, que se arrojo al cuello del bicolor y lo beso acaloradamente de nuevo, aunándose caricias indecentes por parte del mayor, que había perdido la poca cordura que le quedaba, el saco blanco termino en el suelo y las vestimentas del mayor igual, desnudos frente a una chimenea en una cabaña que de seguro ninguno de la mansión recordaría. Qué momento tan ideal

-              ¿Puedo? – pidió permiso el mayor hincado entre las piernas del menor jugando con el glande de su miembro

Un ligero asentimiento dieron pie a una grandiosa felación, le recorría deseoso, desde la punta a la base, lengüeteaba el glande y bajaba de nuevo, con una mano masajeaba los testículos, y los exprimía con sutileza como queriendo obligar al menor correrse, pero no era de esa forma, quería que el momento durara para siempre, sintió las contracciones del menor que se revolvía en el sudado sillón de cuero, aunque su piel sudada se pegara al cuero, se movía de manera hipnotizarte, y el momento llego, expulso su cálida escancia en la boca del mayor quien trago todo, degustando cada mililitro que le regalaron

-              Rido – gimió tratando de recuperar el aliento

Ese no respondió y comenzó a humedecer sus dedos con la caliente saliva del menor, fingía penetraciones en su boca, y sus dedos eran bien recibidos en esta, ensalivaban cada parte de la piel de los finos dedos, saco sus dedos y los dirigió con una parsimonia agonizante hacia abajo, se deslizo con maestría por las curvas del cuerpo albino bajo el, de alguna forma ahora los cojines del sillón acompañaban la ropa en el suelo, dejando libre espacio, suficiente para que Zero estuviera acostado y sobre el Rido Kuran.

Sus dedos llegaron a su destino, y circularon la entrada del menor, rodeando el contorno y presionando una que otra vez, introdujo el primero, y lo movió un poco, introdujo el segundo, recibiendo una mirada expectante de las preciosas amatistas.

De verdad eso era incomodo, pero que bien se sentía, los dedos moviéndose en su interior, aunque fueran dos, se sentían bastante, y el tercero hizo acto de presencia, y ahora una punzada en su parte baja lo hizo gritar.

-              Tranquilo, ya pasara – alentó el castaño

Nuevamente las simulaciones comenzaron, más intensas, pero aun insatisfactorias para el lascivo cuerpo del menor, a pesar de ser virgen su cuerpo rogaba más.

-              Y-ya! Rido – aviso para avanzar al siguiente punto

Entendiendo a la perfección, dirigió su palpitante miembro a la entrada del albino, que se asusto un poco al ver el tamaño de este

-              R-Rido?, no va a entrar

El nombrado sonrió como nunca, acaricio la cabeza del menor y empujo la punta, el esfuerzo por soportar el dolor lo hizo abrazarse al cuello del mayor, y termino auto penetrándose de golpe, grito y lloro, Dios como dolía, trato de soportar, pero le era imposible, toda su parte baja dolía, incluso se atrevía a decir ya no sentía las piernas.

-              mngh! – regreso la sensibilidad

Y contoneo sus caderas indicando que ya quería continuar. El Kuran entendió bastante rápido, y comenzó a moverse, lento, lento, muy lento, tanto que el de abajo comenzaba a exasperarse

-              Mas rápido – casi ordeno entre gemidos

-              ¿Seguro?

-              El grandísimo Rido Kuran tomando en cuenta los sentimientos ajenos, que nueva

Una estocada que toco el punto exacto, grito de placer, arqueo su espalda y acabo de nueva vez, llenando de su espeso semen el vientre del mayor. Pero eso no lo detendría, nuevamente le penetro, mas rápido, empujando bestialmente, los gritos de placer impregnaban la estancia con sexo, Zero se aferraba a la amplia espalda del que lo sostenía, marcaba sus uñas y haciéndolo sangrar.

Sentían el clímax llegar de nuevo, la ondas de placer se sentían de su pelvis para abajo, y de manera inevitable ambos terminaron.

-              ¿Qué fue lo que paso? – pregunto conmocionado el menor al verse encerrado en los brazos de Rido Kuran

-              No se…

Sonrieron cómplices y se dieron un último beso, cuando la puerta de la cabaña se abrió, dejan ver la fúrica imagen del primogénito Kuran

-              Que….

Sus ojos estaban rojos del coraje, se sentía traicionado y herido, impotente ante la imagen que le presentaban.

Los dos en el sillón ni se molestaron en explicar la situación, ¿más claro no podía ser?, se levantaron con lentitud, y se sonreían importándoles muy poco lo que aquel tercero pensara, se vistieron y por segunda vez en los aproximadamente 30 minutos que se demoraron vistiéndose, le prestaron atención a Kaname

-              Tú – señalo a Rido Kuran con todas las intenciones de agredirlo, se le arrojo con sadismo

`

 ~Tres semanas después~

-              ¿Acepta usted Kuran Kaname a Zero Kiryuu en la salud y la enfermedad, en las buenas y en las malas?

-              Acepto

-              ¿Acepta usted Kiryuu Zero a Kuran Kaname en la salud y la enfermedad, en las buenas y en las malas?

-              Acepto – respondió arrastrando sus palabras

-              Puede besar a la ¿novia?

Al momento en el que Kuran trato de besar a Zero este salió corriendo, tomo un bote y vacio lo poco que tenía en el estomago, para después desmayarse

 

~En el hospital~

-              Esta teniendo cambios hormonales, y aparentemente sus órganos interiores en la parte del vientre se han reacomodado, todo indica que ustedes van a ser padres

La noticia no pudo alegrar mas al albino, en cuanto al otro, simplemente se esforzó por no llorar.

~Fin~

Notas finales:

Prueba! Si averiguan la diferencia entre este fic y los otros que e escrito actualizare "La envidia de Lucifer"

mentira solo juego

Actualizare lo mas pronto "La envidia de Lucifer"

Pero es verdad, quiero sabver la diferencia entre este y los demas, algo me "sabe" distinto


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