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Loneliness por itachiuchihafan

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Notas del fanfic:

Los personajes no me pertenecen, son de Masashi Kishimoto. La historia es mía.

Notas del capitulo:

Hola.


No pude resistirme, la idea de este fic la tenía desde hace tanto tiempo, más de un año (lo que es no tener nada que hacer).


Espero que les guste y perdonen si tiene faltas de ortografía o esta corto.

El aroma a té ya le tenía mareado.  A él le gustaba pero jamás se imagino encontrarse con tal variedad de sabores.


Por si fuera poco, al lado suyo, varios hombres bebían sin parar tarros de cerveza helada. Levantándolos  por encima de su cabeza y brindando. Al golpearse los tarros, se derramaba parte de su contenido y para mala suerte,  caía sobre Naruto.


Naruto no era una persona  que no se le podía clasificar como paciente, pues resultaba ser bastante impulsivo. Tampoco era la clase de persona que se quedaba cayado cuando algo no le agradaba pero esta vez se intentaba mantener al margen. Los hombres a su lado ya parecían bastante alcoholizados, no quería meterse en problemas.


Además, era momento de partir. El atardecer pronto llegaría y antes de que así fuera, deseaba llegar hasta la Abadía de Rievaulx. No estaba tan lejos, aunque algo separado del pequeño pueblo.


Se levanto de su asiento y se puso su abrigo café. Era un día frio, aun más por estar en invierno. Tomo su mochila y se la colgó al hombro.


Nadie noto su ausencia, está bien, quizás la bonita mesera de cabello rosado lo haya hecho. Pero de allí en más, nadie se dio cuenta que  había partido.


Las calles del pequeño poblado estaban casi vacías.


 


La abadía era simplemente hermosa. De un tamaño impresionante pese a ser solamente ruinas. Los largos pilares se mantenían orgullosamente en pie, acompañando a los  desmoronados muros que alguna vez resguardaron a varios monjes cistercienses. 


La impresionante construcción del siglo XII, se veía aun más gloriosa al ser rodeada por largas extensiones de pasto y más allá, en el fondo, altos arboles que indicaban el inicio de las colinas.


Naruto saco su cámara y acomodo el lente. El flash, salió disparado. Había obtenido una magnifica toma de toda la construcción en general.


Busco un nuevo ángulo y una nueva fotografía fue obtenida, esta vez solo de uno de los arcos. Con la cámara en mano, se adentro al interior de la Abadía. Se encontró con varios turistas que recorrían fascinados el lugar, pero a él poco le importaban.


 Y el atardecer comenzó a caer sobre la Abadía de Rievaulx. Naruto nunca había visto un espectáculo tan hermoso. La luz comenzó a filtrarse por entre los arcos, dando un aspecto tan abrumador que por un momento sintió volver al pasado, cuando la abadía mantenía a la Orden de los Monjes Blancos. Por un solo segundo, pensó que escuchaba el fastuoso canto de los monjes.


No perdió la oportunidad de tomar fotografías a ese paisaje tan esplendido. No solo del lugar en donde estaba parado, sino de diversos puntos y ángulos. Cada fotografía más bella que la anterior.


Paro de tomar fotografías cuando la puesta de sol había terminado. La noche comenzó a llegar lentamente, dándole un toque lúgubre a la construcción.


Pero Naruto estaba feliz, había conseguido lo que estaba buscando.


 


Termino por regresar al pequeño pub, ya casi no había clientes. Solo un par de jóvenes que reían fuertemente.


Se sentó hasta el fondo y saco su cámara para revisar las fotografías que había conseguido ese día. La encantadora mesera de cabello rosado y ojos verdes se aproximo con una taza de té verde.


—   No eres de por aquí — aseguro la chica.


—   No, soy de Japón — respondió, mirándola a los ojos.


La mujer quedo un poco impactada, era extraño ver a un joven japonés en aquella parte de Inglaterra, más aun si hablaba perfectamente el idioma.


—   Mi nombre es Sakura Haruno — se presento.


—   Yo soy Uzumaki Naruto — era agradable poder hablar con alguien.


—   Bueno Naruto, si necesitas algo no dudes en pedirlo.


Y con esta última frase y una bonita sonrisa, la chica se alejo después de haber servido el té.


Naruto sonrió para sus adentros y volvió a poner toda su atención en las fotografías. Eran muy bellas pero sentía que algo les faltaba. ¿Qué podía ser?


Las fotografías no lograban transmitir la misma sensación que él tuvo al estar en ese lugar. Sintió que estaban vacías.


Solo una de las fotografías logro llamar su atención y no por el paisaje que había querido tomar, sino, por un elemento que no había notado.


Detrás de una larga pila de arboles, sobre las colinas, se alcanzaba de divisar el alto tejado de una casa, además de lo que parecía ser una chimenea.


Era extraño notar que en las colinas hubiera una casa,  tan apartada del pequeño poblado. Podía ser peligroso pues llegar hasta ella en el anochecer seria un problema, el que lo intentara podría perderse.


—   ¿No quieres algo para cenar? — se asusto al escuchar la voz de Sakura.


Había estado tan inmerso en la fotografía que  no se había dado cuenta de la presencia de la mujer. Negó con la cabeza, un poco asustado.


—   Bueno, estaré cerca por si cambias de opinión — Sakura se dio la vuelta.


—   ¡Espera! — la detuvo —. ¿Qué sabes de la casa que está en las colinas, más allá de la Abadía?


Sakura pareció desconcertada ante tal pregunta. Era extraño que preguntaran sobre esa casa.


—   Nadie sabe realmente sobre ella— al parecer no quería hablar sobre ello.


—   ¿Está abandonada?


—   No,  cada semana un repartidor lleva alimentos y los deja en el pórtico — explico.


—   ¿Quién vive en ella? — todo era tan misterioso.


—   No lo sé, nadie lo sabe — ella estaba incomoda —. A veces, se logra escuchar una hermosa melodía tocada en piano y cada seis meses, un misterioso joven llega de muy lejos y entra en esa casa.


—   ¿Por qué?


—   Ya te he dicho que no sé y preferiría dejar de hablar sobre ello.


No dio oportunidad de hacer más preguntas, se giro y se alejo. Ella no tenía porque estar hablando de aquella casa.


 


Al atardecer siguiente volvió a la Abadía y aunque le seguía pareciendo maravillosa, no le prestó mucha atención. Su mirada solo contemplaba hacia la dirección en donde se encontraba la misteriosa casa.


Desde el día anterior, cuando se había dispuesto a dormir en una pequeña posada, hasta esa mañana, cuando había recorrido el pequeño poblado en busca de nuevas escenas para capturar con su cámara, había estado pensando en la casa ubicada en las colinas.


Por fin se había decidido en ir hasta allí, contemplar ese lugar que no le había dejado dormir. Descubrir quien vivía en ese lugar.


La actitud de Sakura había sido extraña. Si ella le hubiera respondido de otra forma, con otras palabras, entonces, quizás, no querría ir a ese lugar.


Pero estaba decido, aunque tal vez debía esperar hasta el día siguiente.  No tardaría en oscurecer y temía perderse. Aun así, se dijo que no podría dormir si  no iba a ese lugar, lo necesitaba.


Dio un último vistazo a la abadía, se dijo que pronto encontraría que es lo que faltaba en sus fotografías pero primero visitaría esa casa.


 


El camino hasta esa casa fue más largo de lo que pensó pero no fue difícil. Un sendero llevaba hasta ella, sin embargo, pudo apreciar que nadie pasaba muy seguido por allí, pues el sendero estaba cubierto de hojas secas.


Cuando logro llegar a la casa, el atardecer había dado inicio. Naruto quedo sorprendido ante el tamaño y la hermosura de la casa, no, no era una casa, era una especie de mansión.


Fácilmente esa mansión ocuparía el terreno de diez u once casas grandes del poblado. Pero lo que era verdaderamente impresionante, era sin duda lo antigua que parecía. Como si no perteneciera a esa época.


Toda ella estaba hecha completamente de madera, con largas ventanas y una imponente puerta con grabados. Al centro, sobre la puerta principal, había un balcón con pilares de madera. El techo estaba inclinado. Toda la casa estaba pintada en colores obscuros, predominando el negro. Pero se veía sucia, como si no recibiera mantenimiento.


De la chimenea salía humo, eso significaba que alguien estaba dentro.


¿Y si se acercaba y tocaba? Podría decir que se perdió y necesitaba indicaciones para regresar al poblado. No era la excusa más original pero serviría. Esperen, Sakura había dicho que nadie sabía quien vivía allí,  eso significaba que probablemente no saliera. Si no salía, no podría conocer el camino. Sakura debía estar exagerando.


Se animo a tocar pero descubrió que no había timbre. Lo que sustituía a ese elemento tan fundamental en esa casa, era una oxidada campana que colgaba de una pequeña base de metal adherida al marco de la puerta.


Ya que. Toco la campana, el sonido llego hasta sus oídos pero dudaba de que pudiera llegar hasta donde estaba el residente de esa casa.


Espero unos minutos, lo más seguro es que no hubiera escuchado o quizás se tratara de un anciano que caminaba demasiado lento como para llegar. Se resigno a marcharse pero fue cuando noto que era demasiado tarde. Era de noche.


Si alguien abrirá, le pediría quedarse allí. Temía perderse pese a que había un sendero. Pero la noche era traicionera. No era un cobarde pero a lo largo de su vida como fotógrafo, viajando de lugar en lugar en busca de nuevos paisajes, había salido de noche a buscar escenas nocturnas pero era siempre termina perdido por la ausencia de luz.


Tal vez abría otra entrada, en donde quizás pudiera escucharle.  Se giro para rodear la casa pero antes de hacerlo, escucho la puerta abrirse. Se giro al instante pero no vio  a nadie sin embargo la puerta estaba entre abierta.


Naruto se asusto, era como en las películas. ¿Esa sería una casa embrujada? La adrenalina suplanto al miedo,  el deseo de entrar creció en él. Se acerco empujando un poco la puerta y entro.


Todo estaba en penumbras, era imposible distinguir algo.


—   ¿Quién eres? Y ¿Qué quieres aquí? — la sangre se le helo ante tal voz.


La puerta se cerró y la poca luz de luna que pudo haber llegado a filtrarse desapareció. Naruto no supo si girarse  o permanecer en esa posición. Decidió por girarse, prefería saber quién era el dueño de esa voz tan fría, tan seria.


Al hacerlo, se dio cuenta de que no podía ver a nadie, la falta de luz se lo imposibilitaba.


—   Responde — ordeno aquella misteriosa persona.


—   Mi nombre es Uzumaki Naruto, me perdí paseando por aquí — mintió.


—   Si lo que buscas es indicaciones, olvídalas.


Naruto ya esperaba que le dijera tal cosa. En ese momento no le importaba mucho, lo que quería era saber cómo era esa persona. Por su voz se notaba que era alguien joven, no era la voz de un anciano.


—   Entonces, podrías dejarme pasar aquí la noche — pidió —. Prometo no molestar.


Escucho un suspiro y un click, toda la habitación de ilumino, Naruto quedo encandilado ante la repentina luz que golpeaba sus ojos.


Al inicio todo le pareció borroso pero pronto se fue adaptando. Pudo distinguir que estaba en un amplio recibidor. A su espalda, largas escaleras de madera que daban pasó al segundo piso. Un candelabro colgaba del techo. Una polvorienta alfombra de color purpura con detalles dorados estaba a sus pies. Las pocas ventanas que logro distinguir estaban cubiertas por pesadas cortinas de terciopelo color vino.


Pronto le perdió el interés a la casa, pues frente a él se encontraba la persona más hermosa que hubiera visto jamás.


Un muchacho, de no más de veinticinco años. Su piel era nívea, parecía tan suave, sin ninguna imperfección. Sus facciones era finas y sus ojos eran grandes y negros como la obscuridad que segundos antes les había rodeado. Su cabello, algo levantado de atrás, era de color negro con reflejos azules. Su semblante era de acuerdo a su voz, frio. Vestía un pijama azul marino, compuesto de un pantalón que le quedaba ajustado, contrario a la camisa de manga larga que le venía grande. Pero no parecía que hubiera estado dormido.


—   Deja de mirarme — la voz del chico le saco de sus pensamientos.


Naruto se dio cuenta de que le había mirado de arriba abajo, sin ningún reparo de la incomodidad que podría causar.


—   Lo siento — se disculpo.


—   Sígueme.


El chico se separo de la puerta, pues había estado frente a ella. Comenzó a caminar hacia las escaleras, pasando al lado del rubio sin siquiera mirarle.


—   Espera — el muchacho se detuvo a mitad de las escaleras, pero no le miro — ¿Cómo te llamas?


—   Sasuke Uchiha — y siguió avanzando.


El rubio parpadeo un par de veces, por la indiferencia del joven al hablar. Era alguien extraño pero fascinante.


Al darse cuenta de que Sasuke ya había terminado de subir los escalones y le esperaba en lo alto, se apresuro a subir.


Al menos, ya sabía quien vivía en esa casa, ahora, necesitaba saber porque nadie le había visto.

Notas finales:

 


¿Les gusto? ¿Qué opinan? ¿Por qué creen que Sasuke esté allí? Les aseguro que no es nada fantasioso, lo juro (bueno, quizás poquito pero realmente casi nada).


Acepto: Dudas, comentarios, sugerencias, ideas, amenazas, críticas de todo tipo y demás.


 ¿Qué les gustaría ver en este fic?


Sé que en este capítulo lo que se sabe de Sasuke es nulo, pero en el próximo se entenderá cual es el trama, lo juro (debo de dejar de jurar).


¿Me dejan un review?


Espero que les gustara, nos vemos (o leemos) después.


Sayo!


Antes de irme, se que es mucho pedir y que ya me extendí demasiado en las notas, pero bueno, ¿Alguien que levante la mano y quiera ser Beta Reader de este fic?


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