Ichigo se encontraba encadenado por las muñecas, los grilletes que le hacían daño y se le clavaban en la piel, tenía la espalda pegada a la mugrienta pared de la que chorreaba una sustancia verde y pegajosa que prefería no saber que era . Hacia frio, le dolía la garganta al respirar y le temblaba todo el cuerpo desde el mediodía. Sus tripas rugieron por falta de alimento y llego a la conclusión de que si seguía así moriría. Lo único que le hacía sobreponerse y no caer en un sueño del que no sabía si despertaría, era el recuerdo de su amada Holanda.
Los campos interminables de verde hierba , la sombra de los molinos que se recortaba sobre el cielo azul… echaba de menos el ardiente sol, sobre todo en ese momento a punto de morir de congelación. Recordó a su familia y amigos, a sus dos pequeñas hermanas, a su padre… su padre …cuando volviese (si volvía) se iba a cargar al viejo a palos luego lo iba a cortar en pedacitos luego cogería los pedacitos y los tiraría una hoguera y luego…ahh
Todo había sido su culpa, si no lo hubiese convencido para enrolarse en el buque mercante, y si el capitán con pelos de punta y un parche en el ojo a lo pirata, tuviese sentido de la orientación, no se hubiesen perdido, y si no se hubiesen perdido no habría estallado la maldita tormenta, y si no hubiese estallado la tormenta no hubiesen naufragado, no habría sido arrestado y no estaría ahora pudriéndose en una asquerosa celda en un país lejano...Si ,todo era culpa del viejo. Algún día lo mataría.
Sin embargo ahora no era momento de pensar en cómo destruir a su padre(por muy divertido que pudiese ser),tenía que salir de ahí o moriría. Intento estirar una pierna por el suelo y sintió pinchazos por todo el cuerpo, estar tanto tiempo en la misma posición no era bueno para su salud. Suspiro resignado y una nube de vaho salió de su boca y se disolvió en el aire. No podía hacer nada, y menos en aquel estado, solo podía esperar a que la gente de aquel país se decidiese a hacer algo con él.
Entonces como si dios hubiese escuchado sus suplicas un hombrecillo de pelo rojo y tatuajes por medio cuello se paro enfrente de su celda, saco una llave y abrió la delgada puerta, luego se agacho a su lado y dándole golpecitos en la mejilla para que se despertase le dijo:
-¡Levanta pedazo de escoria! El señor de la casa se ha dignado a verte, asique que vamos a quitarte tu peste a salvaje y a vestirte de manera decente. Compórtate o la próxima vez te juro que en vez de encerrarte te mato ¿entendiste desecho humano?
Ichigo que había estado mirando la pared se volvió hacia él y mirándole a los ojos le respondió
- Mueret… -una bofetada le cruzo la cara y le dejo una marca roja en la mejilla.
-Muy bien cómo parece que me has entendido sígueme-.
Le quito los grilletes y agarrándole del cuello le puso de pie, luego a empujones le saco de la celda y le llevo hacia el castillo. El cuerpo le dolía y tropezó siete veces en diez pasos, como si todo aquello fuera poco, la gente de la calle se le quedaba mirando con cara de espanto y repugnancia, el pelirrojo parecía disfrutar con aquello. Entraron en el enorme palacio que coronaba la cima de la montaña y Ichigo quedo asombrado con la extraña arquitectura del país, aquellos aleros retorcidos, los preciosos jardines, las pagodas…
De repente, cuando estaban cruzando un gran patio, su amigo pelirrojo se sobresalto y le lanzo un golpe por detrás de las piernas, Ichigo cayó al suelo de rodillas. Fue a protestar pero se encontró al chaval en una profunda reverencia.
-Lo lamento señor yo no sabía que usted estaría… yo lo lamento…lo llevaba a …- y así continuo durante un rato. Ichigo extrañado por su repentina actitud sumisa, miro al frente encontrándose entonces con unos profundos ojos azules que le miraban con curiosidad.
Tenía en frente a un hombre alto, fuerte con el pelo y ojos azules en una pose arrogante y altanera que desde el principio le irrito, una sonrisa de superioridad surcaba su cara. Llevaba la ropa típica de aquel país un kimono negro, con flores rosas hasta la cintura, que le dejaba medio pecho al descubierto, un cinturón azul le cerraba el kimono y le sujetaba dos espadas una corta y una larga sobre las que apoyaba una mano.
Frunció el ceño y lo miro retadoramente, el hombre pareció sorprenderse al principio, pero luego la sonrisa se amplió malignamente. Aquello iba a acabar mal. El hombre levanto una mano y el pelirrojo que seguía soltando escusas se cayó.
-¿Este es el extranjero que encontraron medio muerto en la playa?
-Así es señor.
-¿Cómo te llamas enano?
Ichigo entrecerró mas los ojos y con un tono frio dijo:
-¿y a ti que te import…?
Paff. Segunda bofetada en menos de una hora, nuevo record, si seguía así no duraría mucho en aquel país. El peli azul se le quedo mirando entre asombrado y divertido.
-Lo lamento mi señor, es un maldito… extranjero que no sabe… modales permitírmelo y me librare de él y …- el pelirrojo volvió a su retahíla y el de ojos azules alzo otra vez la mano para que callase.
- Me importan una mierda los detalles de tu incompetencia, pero quiero que le des un baño y una comida decente y luego le lleves a mi habitación ¿entendido escoria?
El pelirrojo se quedo callado un rato como si algo no cuadrase allí:
- Perdón señor ¿a su habitación?-
El hombre suspiro exasperado, al parecer no tenía mucha paciencia.
– Si Renji a mi h-a-b-i-t-a-c-i-ó-n, parece que va a ver que educarle- y al decir esto se vivió hacia Ichigo y le sonrió. Un escalofrió recorrió la espalda de este. Aquello definitivamente iba a acabar mal. Luego volviéndose a dirigir al de tatuajes dijo:
- Y vuelve a ponerle una mano encima y la cabeza que ruede será la tuya-
El pelirrojo agacho la cabeza, se puso rojo como un tomate y agarrando a Ichigo que seguía en el suelo y se empezaba a reír de él, lo arrastro hacia dentro del palacio maldiciendo a su señor y su irresponsabilidad entre dientes.
El peli azul se quedo en el patio viendo la puesta de sol y en silencio. Si, aquello iba a ser muy divertido. Luego, lentamente, entro en el palacio.