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Siempre fuiste tú por Bithae

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Notas del capitulo:

Dedicado a: Thaluuu y Cleis *-* las amo bebas :D


A leer...

La primera vez que le dijeron que un chico sería su compañero de cuarto, a Taemin no le había gustado para nada la noticia. Joder, él quería que le tocara una chica: bonita y simpática; para que posiblemente fuera su futura novia. Pero no, le había tocado la hermosa suerte de tener a un hombre. Un hombre con las pelotas lo bastante grandes como para molestarlo sobre las inclinaciones de su orientación sexual. Lo cual carecía de sentido.

 

¿Cómo alguien que era gay podía molestarlo con eso?

 

Porque su compañero de cuarto lo era y no se molestaba en negarlo. Choi Minho había estado saliendo con un chico de ojos pequeños llamado Onew durante un largo tiempo y ¿tenía el descaro de joderlo con eso?, claro, eso sin contar que ahora, estaba tratando de tener algo más que una simple amistad con su hermano Kai.

 

Cristo, siempre se iba a arrepentir de haber invitado a su hermano a pasar una temporada con él. Porque de haber sabido que Choi iba a aprovechar esa oportunidad para intentar echárselo, no lo habría hecho.

 

Sacó un suspiro cansado mientras se dirigía a su habitación. Las clases de baile habían tardado más de lo normal y él, lo único que quería era tirarse en su cama y dormir hasta el siguiente día.

 

Arrastró los pies por el piso gris de la universidad hasta que se encontró frente a la puerta desgastada de madera. Hurgó en los bolsillos traseros de su pantalón. ¿En donde carajos había metido la estúpida llave?

 

Se disponía a buscarla en su mochila cuando el sutil olor a cigarro le hizo detener sus acciones. Choi se encontraba en casa.

 

- Estúpida llave; estúpido Minho - murmuró, para luego golpear la puerta fuertemente con el puño. Esperó, espero y espero… Nada.

 

- ¡Minho! – Gritó encolerizado, porque seguramente el alto estaría ebrio y posiblemente drogado - ¡Minho! – Repitió - ¡ÁBREME, AHORA!

 

La puerta se abrió, mostrando al de ojos grandes, completa y absolutamente desnudo. Taemin se quedó de piedra y no pudo evitar que su mirada se clavara en la entrepierna del alto. Madre querida, a pesar de que él tenía uno, no se podía comparar con aquello. Tan gruesa y tersa, tan…

 

Todo pasó en un segundo, Minho lo agarró sin delicadeza por la cintura, lo alzó, obligándolo a abrir las piernas y dejar que su cuerpo -esbelto y fuerte- se situara entre ellas. La puerta se cerró. Taemin soltó un jadeo cuando su espalda golpeó rudamente la pared. Incapaz de reaccionar, se limitó a disfrutar el aliento a cerveza y cigarro de aquella boca que se complementó violentamente con la suya. El beso fue tan inesperado como lo había sido toda acción desde que Minho le había abierto la puerta. Perdió el hilo de su respiración en el mismo instante en que la lengua de Choi entró en su boca. Dios, ese hombre sí que sabía besar.

 

Hombre

 

Sus ojos se abrieron más de lo normal ¿qué carajos estaba haciendo?, intentó zafarse del agarre del alto, pero no pudo; su cuerpo era un jamón atrapado entre la pared y la maciza constitución de Minho. Dejó de forcejear un instante para luego volver a intentar apartarlo y así, de alguna maldita forma detener el empuje que hacía con las caderas sobre él; pero fue inútil. Santo Cielo, estaba avergonzado, avergonzado de sentirse tan excitado.

 

Aprovechó el momento en el que Minho se alejó de sus labios para poder hablar y quitárselo de encima.

 

- ¡Minho! ¿Qué coño te pasa? – Se retorció - ¡Suéltame!

 

Él alto lo ignoró y se concentró en colar una de sus enormes y toscas manos por debajo de su playera. Era más que evidente el estado de ebriedad en el que se encontraba y si no hacía algo para detenerlo, estaría completamente perdido.

 

Las ganas de llorar lo inundaron y no porque se sintiera una víctima a punto de ser violada. No, tenía ganas de llorar porque aquello se sentía terriblemente bien y muy en el fondo, no quería que parara.

 

Con un carajo, él era heterosexual y estaba seguro de eso hasta hace unos segundos, él quería una novia, él odiaba a Choi desde que lo conoció… ¿verdad?, él… él.

 

Fue incapaz de pensar cuando aquella mano subió hasta llegar a uno de sus pezones, la sintió estirarse sobre sus costillas mientras el largo pulgar trazaba círculos sobre su punta. Mierda, cada vez era más difícil tratar de contener sus jadeos, y aquella boca moviéndose expertamente en su cuello, no ayudaba en nada.

 

Finalmente, cuando Minho dejó su cuello y capturó su oreja, toda esperanza de detener esa locura, se fue al carajo. Aquella lengua se deslizó hasta el fondo causándole escalofríos; los suspiros que el alto sacaba con cada embestida que fingía lo hacían retorcerse y ponerse mucho más duro de lo que estaba.

 

Oh, Dios.

 

Que lo jodieran, pero no pudo más.

 

Sus piernas se enroscaron en aquella estrecha cintura al tiempo que sus manos buscaban urgidas poder enredarse en la cabellera ondulada mientras disfrutaba de las caricias que su compañero de cuarto le daba. Por favor, quería sentir de nuevo aquellos labios ajustarse a los suyos…

 

Minho hizo exactamente eso. Volvió a besarlo y al contrario de sus manos, aquella boca era cuidadosa y suave. Sintió una mano bajar hasta el dobladillo de su playera y luego, a ésta deslizarse rápidamente por su torso; alzó las manos, ayudándole al alto a quitársela de encima. El gruñido que Minho hizo cuando sus pechos desnudos se encontraron, lo dejó extasiado. Choi era como un animal, lleno de deseo y pasión. Era grande, con ese espectacular cuerpo bien formado, musculoso y vigoroso.

 

Taemin se vio inundado por el anhelo de que el alto le enseñara lo que dos hombres desnudos podrían llegar a hacer sobre una cama. Aquello había surgido desde lo más profundo de su ser y no pudo contener las ganas de decírselo.

 

-  Házmelo, Minho – murmuró sobre sus labios, ocasionando que aquellos enormes ojos se encontraran con los suyos, quitándole la respiración –. Enséñame.

 

Y Dios Bendito, no necesitó decirle más para que le tomara la palabra. Sus fuertes brazos lo sujetaron mientras lo despegaba de la pared y lo llevaba al cuarto. En el camino, Minho le desabrochó el pantalón, para luego filtrar una de sus manos hacia el bulto palpitante dentro de sus bóxers, le mordisqueó la quijada, al tiempo que acariciaba su erección. Taemin gimió, frotándose, rogando por más contacto. Ignorando por completo las dudas que tenía en la cabeza.

 

Al contrario de lo que esperaba, el alto lo depositó con suma delicadeza sobre la cama. Se alejó de su boca, dejando un reguero de húmedos y agradables besos por su torso. Su corazón dio un salto cuando sintió la manera en que sus pantalones y ropa interior eran arrancados de su cuerpo de forma inesperada. Cristo, ya no había vuelta atrás, estaba a punto de perder su virginidad con un hombre, con Choi Minho, el chico que…

 

- ¡Minho! – Gritó, aferrando con desesperación las manos a las sábanas, sintiendo su columna vertebral estar a punto de romperse cuando la arqueó salvajemente mientras la cabeza comenzaba a darle vueltas. Oh, Dios, Choi se lo había tragado completito, aquella boca lo absorbía con descaro y desesperación, llevándolo al borde de la locura. La lengua… joder, la lengua lamiendo lenta y enérgicamente toda su extensión, queriendo sacar todo de él…

 

Taemin se corrió con fuerza en su boca mientras gritaba su nombre, los espasmos lo recorrieron entero, saciándolo y haciéndolo temblar. Sin embargo, Minho no se detuvo, siguió dándole placer, matándolo sin piedad. Una, dos, tres veces hasta que no pudo más.

 

- Basta, Minho. Por favor – suplicó entre jadeos

 

Cuando sus últimas sacudidas lo alcanzaron, Minho se alzó, encontrando su mirada mientras se lamía los labios, como si lo que acabara de tragarse fuera un delicioso manjar. Y Dios no lo creería posible, pero eso le causó una instantánea erección.

 

Taemin quiso maldecir. Demonios, ni siquiera su entrepierna estaba de su lado, ese maldito miembro estaba listo para que le dieran atención. Otra vez.

 

Soltó un siseo cuando los dientes alineados de Choi le mordieron el hueso de la cadera mientras se iba deslizando lentamente sobre su cuerpo. Escuchó el sonido de aprobación que el de ojos grandes hizo al saborear su piel de camino hasta su boca.

 

Taemin se relajó cuando ese musculoso cuerpo se situó sobre el suyo y aquella boca capturó sus labios. Le pasó las manos por la espalda, sintiéndolo tan cálido, fino y ardiente bajo su tacto. ¿Cómo había llegado a esto con él? ¿Por qué su corazón estaba latiendo frenéticamente ahora? ¿Qué carajos le estaba pasando?

 

La presión que sintió en su entrada, le hizo dar un respingo y olvidarse de sus estúpidos cuestionamientos. Dios, faltaba poco para que pasara, faltaba poco para que Minho lo tomara por completo. Santa mierda, ¿Cómo iba a entrar eso, ahí? Era grande, muy grande.

 

- Mírame – le dijo él

 

Taemin parpadeó dos… tres veces. De pronto notó que Minho no había hablado desde que todo comenzó, hasta ese momento.

 

- No pienses en eso – le ordenó con voz ronca

 

¿Cómo sabía lo que estaba pensando?

 

Se tensó de nuevo cuando sintió el empuje suave, pero lo suficientemente doloroso en su estrecho acceso. Le enterró las uñas en los hombros, dolía, dolía bastante.

 

- Relájate – jadeó él sobre su oído – será más fácil, créeme.

 

Sí, claro, pensó. Pero se sorprendió obedeciéndole. Choi le sonrió en cuanto lo hizo y de nuevo, lo besó. Taemin cerró los ojos, tratando de disfrutar el extraordinario sabor de aquellos labios moviéndose sobre los suyos, y la lengua entrando deliciosamente para buscar la suya. No podía pensar en nada más, excepto que…

 

¡Maldito. Hijo. De. Puta!

 

El grito que sacó, quedó completamente ahogado en la boca del alto. Lo había penetrado plenamente y hasta el fondo mientras lo distraía. Taemin sintió lo grueso que era, la forma tan maravillosa en la que lo llenaba, y cuando el alto empezó a moverse, descubrió lo que era el cielo.

 

No había nada rudo en todo aquello. Minho le hizo sentirse bien, como protegido y, aunque era difícil de creer, le hizo sentirse amado; adorado.

 

Sus empujes se hicieron cada vez más rápidos, las manos del mayor le recorrieron las piernas y lo obligaron a alzarlas, pasándoselas por los anchos y masculinos hombros, una por una. Logrando así, rozar y machacar deliciosamente su próstata.

 

Taemin puso los ojos en blanco. Estaba llegando al final, sentía la punta de su miembro húmeda y lista para vaciarse. Sus ojos se dispararon hasta una de sus rodillas. ¿Cómo carajos habían llegado hasta su cara?, bueno, mierda, ¿Qué importaba?

 

- Oh~ joder

 

Su mirada se centró en el rostro del alto. Tenía los ojos cerrados, los dientes apretados y la respiración acelerada. Vaya, eso último no era sorpresa después de lo que estaban haciendo.

 

- Voy a correrme  - le avisó, al tiempo que su propio orgasmo lo alcanzaba.

 

Los dos gimieron cuando el alto se corrió dentro de él, para finalmente desplomarse mientras se deslizaba fuera de su cuerpo. Estaba completamente agotado y tremendamente saciado.

 

Sí, bueno, eso había sido lo más increíble y estúpido que había hecho en su maldita vida, pero lo raro era que no se arrepentía. Aunque eso no quitaba para nada la incomodidad que ahora sentía alrededor de él.

 

Joder, se había vuelto gay en menos de una hora.

 

Soltando un suspiro nervioso, se giró dándole la espalda ¿Cómo se suponía que debía de actuar ahora? Dio un respingo cuando Minho se pegó a él, pasándole un brazo por la cintura y entrelazando una de sus piernas con las de él.

 

Se quedaron así un buen rato mientras pensaba y trataba de regular su respiración. Pudo percatarse del momento en el que el alto se quedó dormido al tiempo que sentía sus propios párpados pesados. Poco a poco fue dejando que el sueño lo dominara. Estaba a punto de rendirse a Morfeo cuando escuchó a Choi murmurar algo que le hizo abrir los ojos de par en par.

 

- Perdóname por lastimarte, Kai. Quise detenerme, de veras lo intenté, pero no pude. Esto es más fuerte que yo.

 

Entonces, eso había pasado. Minho lo había confundido con su hermano. Claro, ¡que idiota había sido!

 

Mientras el coraje lo inundaba y las lágrimas escocían sus ojos, se zafó de aquel cálido abrazo, poniéndose de pie de un salto.

 

Se sentía usado y traicionado.

 

Estúpido Choi, estúpida borrachera y estúpido él por haber caído ante los besos y caricias de Minho.

 

- ¡Jódete! – le gritó mientras salía de su cuarto, recogiendo sus ropas para ponérselas y salir de ahí como alma que lleva el diablo. Se iría lejos, se iría a su casa y no regresaría en semanas o nunca si era necesario con tal de no verlo, otra vez.

 

 

Habían pasado dos días desde su incidente con Minho, seguía encerrado en su cuarto, tratando de ignorar los gritos que su mamá le daba para que se dignara en ir a la escuela de nuevo. Pero hiciera lo que hiciera, sería inútil. Él no iría ni aunque le pagaran.

 

Se echó sobre su cama, soltando una risita. De pronto odió el maldito parecido que tenía con su hermano, odió todo y a todos; se odió así mismo por sentirse así: deprimido.

 

- ¡Taemin! – Le gritó su madre – tienes una visita

 

Y antes de que pudiera contestar, la puerta de su habitación se abrió, mostrando la imagen del alto con su arrogante sonrisa plantada en la cara.

 

La sangre se le heló.

 

- Hola – le dijo él cerrando la puerta tras de sí -. ¿Por qué no has llegado a la escuela? ¿Estás enfermo, acaso?

 

Genial, ¿qué debía de hacer ahora?, tal vez actuar como si nada hubiera pasado, fuera lo mejor. Total, Minho estaba ebrio cuando todo eso pasó y seguramente no recordaría nada… ¿verdad?

 

- Taemin – lo llamó él -. ¿Por qué no has regresado a la universidad? ¿Por qué no has regresado conmigo después de lo que hicimos?

 

Bueno, mierda. Más sorprendido no podía estar

 

- ¿Lo que hicimos? – repitió, tratando de ocultar su sorpresa

 

- Sí – respondió Minho – tú y yo estuvimos juntos.

 

- No, no fue así – le dijo, fulminándolo con la mirada – tú estuviste con mi hermano ¿recuerdas?, me llamaste Kai

 

Mierda, la había cagado. Por un minuto olvidó toda esa idea de seguir haciendo como si nada hubiera pasado entre ellos.

 

Buen intento, compañero, le dijo una vocecilla dentro de él.

 

El alto frunció el ceño

 

- Yo no te llamé por el nombre de tu hermano

 

- Claro que sí – le respondió, ya no tenía caso seguir ocultando lo que sentía y pensaba -, lo hiciste mientras estabas dormido. Le pediste perdón por haberlo lastimado o, haberme lastimado – soltó bufido frustrado –, y vaya que dolió, dolió como el infierno

 

El alto soltó una carcajada

 

- Ok, correcto. Sí, si le estaba pidiendo perdón a Kai, pero eso era por no poder corresponder a sus sentimientos y claro, por haberlo hecho contigo

 

- ¡Mentira!

 

- No es ninguna mentira, Taemin. La verdad es que yo siempre he estado enamorado de ti

 

Ok, aquella declaración le había caído como un balde de agua fría. Y de repente se sintió perdido.

 

Ante su mirada de asombro, el alto continuó.

 

- No sabía cómo arrancarte de mi corazón, tú siempre estabas recio con tu idea de ser heterosexual – sonrió - ¿Por qué crees que te molestaba? ¿Por qué crees que me acerqué a tu hermano? Debo decir que no me siento muy orgulloso de eso último. Se parecen tanto que tontamente llegué a pensar que me olvidaría de ti, intentando algo con él, pero no fue así.

 

Taemin se tensó cuando Minho avanzó hacia a él con la mirada llena de ternura

 

- Él no eres tú, Taemin – confesó agarrando su rostro entre las manos – y llegué a mi límite hace dos días. Así que decidí de una vez por todas arriesgarme y confesártelo. Cuando llegaste al cuarto y tocaste, me tomé una cerveza completa antes de abrirte la puerta y hacer lo que mi cuerpo me pedía cada vez que te veía. ¿No lo entiendes?, me vuelves loco. Tú y solo tú.

 

Perdóname por lastimarte, Kai. Quise detenerme, de veras lo intenté, pero no pude. Esto es más fuerte que yo.

 

Las palabras de Minho se regaron en su cabeza. Claro, le había tomado el sentido equivocado a todas y cada una de ellas. Su hermano Kai había querido una relación con Minho desde el día en que lo conoció, pero de alguna maldita forma, eso no había pasado y ahora lo entendía. Minho estaba enamorado de él.

 

Oh, Cristo. ¿Qué más daba? El mundo no se iba a terminar por haber perdido a otro hombre.

 

Con los ojos clavados en aquellos orbes azabaches, sonrió, poniéndose de puntitas y capturando los labios ajenos. Mmm~ jamás se cansaría de besarlos

 

- ¿Puedo tomar eso como un “yo también estoy enamorado de ti, Minho”? – preguntó el alto sin despegarse de sus labios

 

- Eres un idiota – fue la única respuesta que obtuvo antes de besarlo. Otra y otra y otra vez.

Notas finales:

:3 es una asquerosidad... lo sé ;_;


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