Gaara estaba sentado en una elegante estancia con una larga mesa de juntas hecha de cristal y cómodas butacas de cuero negro, con las manos elegantemente cruzadas sobre su nuevo traje Armani. Sus labios estaban finamente curveados por una pequeña sonrisa de suficiencia. Aquella probablemente era la tarde más importante de toda su vida. En unos cuantos momentos, si es que no metía la para, el señor Uchiha lo nombraría socio del buffet. Las cosas no podrían salirle mejor si las estuviera soñando.
Un hombre alto y de cabello largo abrió la puerta de la sala de juntas: Neji Hyuuga, el más cercano contendiente de Gaara en su camino a volverse mano derecha de Fugaku.
-He escuchado todo—dijo Neji seriamente, antes de tomar su lugar en la mesa—y quiero que sepas que estoy feliz por ti, has trabajado mucho por este puesto.
Gaara no dijo nada, se encogió de hombros y asintió secamente con la cabeza. Sabía que Neji haría lo posible para quitarlo del camino.
-Además Fugaku es un hombre difícil, así que te daré un consejo—dijo mirando por una de las enormes ventanas que daban al centro de la ciudad—Fugaku adora a los gays, no hay nada que le guste más que hablar por horas de ellos, y me refiero a que él los respeta mucho, así que no se te ocurra hacer ningún comentario inadecuado.
Después de aquellas extrañas palabras la estancia se quedó en completo silencio, aunque no así la mente de Gaara: lo dicho por Neji había sido completamente confuso, pues el señor Fugaku Uchiha no parecía uno de esos hombres que usan traje por el día y se vuelve una loca trasvestida por las noches. Lo más probable es que aquello no fuera más que una broma pesada por parte de Neji y en realidad Fugaku fuera el homofóbico más recalcitrante de todas las épocas.
La sala de juntas comenzó a llenarse y hombres de elegantes trajes tomaron asientos emocionados por lo que vendría. Sin embargo, Gaara no. No podía quitarse de la cabeza todo el asunto de los gays y el señor Uchiha. ¿Le gustarían o no?, y aunque era un asunto irrelevante, pues no veía que una ocasión donde tuviera que mencionar gays se colara a la junta, una extraña imagen de Fugaku cargando una bandera arcoíris y cantando “Born this way” se había instalado en su mente.
Pero Fugaku entró en la sala sin bandera ni ropa de carne, sino solamente con su rostro serio y un rictus de ansia en la boca. Su expresión se relajo cuando divisó a Gaara y le extendió la mano cortésmente.
-¿Armani, verdad?—preguntó haciendo referencia al recién adquirido traje de Gaara, que solo alcanzó a asentir agitando sus lacios cabellos rojos—Es uno de mis favoritos, aunque prefiero por mucho a Cristian Dior—dijo el hombre tranquilamente tomando su lugar en la cabecera de la mesa, justo en frente de Gaara, quien no podía quitar sus ojos azules de su jefe.
-¡Por Dior!—pensó Gaara—sabe demasiado sobre marcas para ser heterosexual
Fugaku que no estaba enterado de las preocupaciones de Gaara por su orientación sexual, alzó la cabeza de manera elegante, agitando su largo cabello negro (algo que Gaara no pudo dejar de notar) y comenzó su discurso.
-Me alegra que estemos reunidos, pues hoy reconoceremos el trabajo de uno de nuestros compañeros
-Me pregunto si alguna vez se ha besado con otro hombre—pensó Gaara sin mudar su seria expresión
-Todos estos años he visto la dedicación de ustedes en cada uno de nuestros casos, pero por su inteligencia y presteza siempre hay alguien que ha sobresalido del resto
-¿Existirá una señora o un señor Uchiha?—se preguntó a sí mismo mientras veía la muñeca del Fugaku moverse de una manera que le resultaba demasiado extraña
-Por eso es que este día se volverá parte de la familia Uchiha al recibir el honor de ser socio de nuestro buffet.
Muchas imágenes bizarras cruzaron la mente de Gaara, incluidas algunas donde él mismo se enrollaba con Fugaku.
-Así que me honra anunciar que Sabaku no Gaara es el próximo…
-¡Gay!—gritó Gaara sin poder contenerse
La sala de juntas se quedó en completo silencio y cada una de las cabezas de los importantes ejecutivos de Uchiha & asociados, miraron a Gaara con los ojos como platos. Fugaku que estaba extraordinariamente serio, frunció el ceño y dijo:
-¿El qué, perdona?
-Gay—dijo Gaara por segunda vez y Fugaku comenzó a ponerse más serio de lo que acostumbraba. En cuando sus labios se torcieran sabría que sería el fin—no es que yo lo sea—aclaró rápidamente retorciéndose nervioso las manos—yo no soy una loca ni nada—el ceño de Fugaku estaba tan fruncido que era increíble como aún podía mantener los ojos abiertos. A su lado, Neji hacía lo posible por no reír, pero se notaba la sonrisa que se asomaba por las comisuras de su boca—no es que yo tenga algo en contra de los gays ni nada, pero tampoco es que me gusten. Aunque una vez mi hermana puso un disco de Barbra Streisand y no estaba tan mal.
El sonido en la sala era sepulcral. Todos los abogados del buffet no sabían si llorar o reír, excepto por Neji, que era evidente que en cualquier momento una gran carcajada saldría de su boca. Fugaku en cambio no encontraba nada de eso gracioso y su expresión hubiera espantado a cualquiera que no fuera tan valiente como Gaara.
-¿Es ésta la opinión que tiene sobre las personas con preferencias del mismo sexo?—preguntó Fugaku con una voz tan gélida que terminaría con el calentamiento global. Gaara supo, en cuanto escuchó esas palabras, que había cometido el más grande error de su vida, sólo las personas que utilizan las palabras políticamente correctas son antiguos enemigos en camino de la aceptación. Y Gaara era un obstáculo en ese camino.
-Yo…-- titubeó. No estaba seguro de que nada de lo que dijera pudiera empeorar su situación, pero nunca había que subestimar la Ley de Murphy—la verdad es que yo amo a los gays
-Con todo respeto señor—intervino Neji prontamente—no creo que Gaara haya dicho nada con mala intención—el pelirrojo pensó que todo aquello olía mal—sin embargo, no creo que alguien tan, ¿cómo decirlo?, intolerante y prejuicioso deba de estar al mando de un buffet tan importante.
-Hyuuga, no tienes que ayudarme—dijo Gaara antes de que su carrera profesional se fuera al caño—Le aseguro señor Uchiha que esto no ha sido más que un…
-Creo que Neji tiene razón—concluyó Fugaku—tal vez sea muy pronto para escoger un socio. Esta reunión se pospone hasta dentro de dos meses. Para entonces, espero que ya hayas considerado qué tanto llega tu abertura.
La junta se levantó y todos los miembros salieron, mientras que Gaara se quedaba ahí, tan pequeño que esperaba desaparecer en cualquier momento. Uno de los ejecutivos, Shikamaru Nara, se apiadó de él y se acercó a susurrarle:
-No es que me gusten los cotilleos, pero será mejor que lo sepas, el hijo menos del señor Uchiha es gay y siempre ha sido apoyado por su padre.
Gaara creyó que el mundo había acabado para él.