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My bad boy por parku

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Notas del capitulo:

Este one-shot sale a partir de mi fic "A light in the dark" No es necesario leerlo para entender esta historia, pero si quieren pasar, es un BaekYeol :D

 

Les recuerdo por las dudas a las que leyeron "A light in the dark", lo que D.O dice:

"- Cuando conociste a Kai... ¿ya... sabías que te gustaban los hombres?- desvié la mirada, avergonzado.

- No. A pesar de que yo creía que me gustaban las mujeres, no le había dado mucha importancia al tema del amor. Nos conocimos en la escuela, y yo... no era un chico muy alegre o agradable. Era una persona opuesta a la que soy hoy. No nos llevábamos muy bien, pero se dio igual. No tardé en enamorarme de él y amarlo con todo mi corazón. Porque él me cambió, me hizo ser mejor y me dio alegría. Yo me enamoré de él, sin importarme si era hombre o mujer. Y ahora soy este hiperactivo chico que ama las fiestas- ambos reímos"

 

Perdón por las faltas de ortografía, o errores gramaticales :P

 

Desde ya, muchisimas gracias por leer! ^O^

Espero que les guste :)

My bad boy.


La alarma sonó temprano en la mañana. Me removí molesto y me quejé, no quería ir a la escuela. Como no podía hacer nada por ello, salí de la cama y caminé torpemente hasta el baño.

Después de higienizarme y adecentar mi pelo un poco, volví a mi habitación para empezar a cambiarme. Me puse la corbata alrededor del cuello, sin hacer el nudo todavía, y fui hasta la ventana. De a poco ese hábito, que tenía pocas semanas en mí, se estaba convirtiendo en una obsesión. Abrí las puertas de la ventana con cuidado y saqué la cabeza y los hombros afuera. Era una fría y soleada mañana.

Miré a la ventana del vecino y ahí estaba él como todos los días: serio, con una expresión de enojo en su rostro. Tenía la camisa abierta y se terminaba de abrochar el cinturón. Dejé que mis ojos pasearan por ese esbelto cuerpo, de piel blanca y tersa que tanto me llamaba la atención. Se acercó al espejo, empezando a abrochar su camisa mientras que miraba fijamente su reflejo con expresión neutra.
- Kai, apúrate o vas a llegar tarde...- dijo mi mamá entrando al cuarto sin golpear, algo que me fastidiaba mucho -¿Qué hacés en la ventana?- agregó con curiosidad. Me giré para mirarla.
- Mamá, te pedí que golpees antes de entrar- respondí con dulzura e hice un tierno puchero para no hacerla enojar por haberle hablado de esa manera -Sólo me estaba fijando si hace frío- finalmente mentí en respuesta a su pregunta.
- Perdón, hijito- habló con ternura, como si yo siguiera siendo un nene chiquito. Cosa que no era, excepto para ella -Apurate a bajar que tenés el desayuno listo- pidió, saliendo del cuarto y cerrando la puerta tras ella.
- ¡Gracias!- grité para que me escuchara.


Inmediatamente volví a la ventana y miré a mi vecino, que ya estaba totalmente vestido. Su madre entró a su cuarto y yo me metí adentro del mío. Esa parte la había visto muchas veces y no me gustaba.
Escuchando los gritos de fondo, me giré hasta quedar de espaldas a la ventana. Terminé de vestirme con un nudo de impotencia en la garganta.


Me senté en la mesa de la cocina y desayuné rápidamente mientras mi mamá ordenaba un poco antes de irse a trabajar.

Después de comer todo lo que podía, me acerqué a ella y le di un beso en la mejilla.
- Ya me voy, ChanYeol y Sehun me esperan- le expliqué mientras me ponía mi abrigo y colgaba mi mochila de mi hombro.
- Que tengas un lindo día, Jongin. Te quiero- me sonrió.
- Yo también te quiero, mamá- le devolví la sonrisa.



Me encontré con un sonriente ChanYeol y un dormido Sehun a una cuadra del colegio.
- ¿Cómo están, chicos?- les pregunté sonriendo.
- ¡Bien!- exclamó ChanYeol- ¡Por fin logré que me compren la guitarra que quería!
- ¡Qué bien hyung!- me puse contento por él: Al menos sus papás le daban algo que él quería.
- Lleva hablando de eso desde que nos encontramos- dijo Sehun después de un largo bostezo. Me reí.
- ¡Es que estoy muy emocionado!- sonrió ampliamente. Me alegraba ver que sonreía, porque en general su expresión era de tristeza y nostalgia. Ya hacía un año que Kris se había ido, y él seguía intentando superarlo. Supongo que por eso sus papás le compraron la guitarra, para que sonría un poco.
- Lo sabemos Channie- le sonreí- Vamos que está por sonar la campana.
- ¡Tienen que conocerla! ¡Es hermosa!- siguió contando de su nueva adquisición hasta que llegamos al colegio.


Caminábamos por los pasillos de la escuela, hablando despreocupadamente, cuando sonó el timbre que indicaba el comienzo de clases. ChanYeol se fue a su aula, y Sehun y yo a la nuestra.
Me senté y, disimuladamente, miré a su asiento; notando que no estaba. Otra vez se escapó de clases.
Después de un rato, la inquietud por no verlo entrar me estaba volviendo loco y no me permitía prestar atención. Decidido, pero fingiendo normalidad, pedí permiso para ir al baño.

 

Cuando entré me quedé inmóvil. Ahí estaba él, Do KyungSoo, mi vecino. El chico al que no podía dejar de mirar, el chico del que no podía dejar de pensar. Escupió en el lavamanos y se enjuagó la cara con fastidio. Reaccioné y me adelanté, entrando al primer cubículo.
Al salir él seguía ahí. Lo miré con curiosidad y él me devolvió la mirada a través del espejo. Al verlo mejor, entendí porque había escupido y se lavaba la cara. Tenía el labio roto y un golpe en la mejilla. Me lavé las manos, con la intriga y la preocupación comiéndome por dentro. Dudé, pero finalmente decidí hablarle.
- D.O hyung... ¿Qué te pasó?- cruzamos miradas de nuevo a través del espejo. Frunció el ceño.
- ¿Y a vos que te importa?- preguntó serio, con un deje de agresividad. Me quedé callado. La verdad me importaba. Prácticamente no lo conocía pero me importaba. Decidí ignorar su forma de hablarme y le respondí bien.
- ¿Volviste a pelearte?- hablé bajo y con tranquilidad. Arqueó una ceja.
- ¿Vos que sabés? Ni siquiera te conozco, no tengo porque darte explicaciones- caminó con molestia y se fue del baño dando un portazo.
Me quedé estático mirando el lugar en el que antes había estado D.O. Ni siquiera sabe quién soy. Pero debería saberlo, soy el idiota que no deja de pensar en él.


Horas después entré a mi habitación desanimado, me tiré en mi cama y cerré los ojos dispuesto a dormir una larga siesta. La ventana seguía abierta desde la mañana y una relajante brisa fresca entraba.
Me estaba quedando dormido, cuando una voz cantando llegó a mis oídos. Era sin duda la voz más hermosa que había escuchado, dulce y cautivadora. Sentí que me estremecía ante el torrente de emociones que me hizo sentir.

Con la duda y curiosidad picando adentro mío, me acerqué a la ventana queriendo levantar mis sospechas. Y como había creído, la voz provenía de la casa de D.O. Pero él no estaba en su habitación. Recorrí con la vista todas las ventanas hasta que lo encontré en la que parecía ser la del baño, viendo que se estaba duchando mientras cantaba. No podía creer que tuviera esa voz.
Era una ventana chica, por lo que sólo se veía su cabeza y parte de su pecho y hombros. Lo observé ensimismado un rato: Él siempre estaba enojado y de mal humor, y sus expresiones lo demostraban. Sin embargo, en ese momento una diminuta sonrisa asomaba en sus labios, mientras cantaba disfrutando de la ducha. Veía el agua correr sobre su pelo, caer por su rostro acariciando sus carnosos labios y perderse en su pecho.
Nervioso, me lamí los labios. ¿Qué estoy haciendo? ¡Estoy espiando a alguien mientras se baña! Eso es tan incorrecto… Y sin embargo no me siento realmente mal por estar haciendo esto. Volví a mirar a KyungSoo pero él ya no estaba ahí.
Elevé mi mirada al cielo y cerré los ojos un momento, disfrutando de la brisa. Los abrí, bajé la mirada y me quedé inmóvil. D.O estaba en la ventana de su cuarto, con sólo una toalla en la cintura, mirándome fijamente. Le devolví la mirada, completamente sonrojado porque me había descubierto espiándolo.
- ¿Qué Querés, Kim Jongin?- dijo. Las ventanas estaban los suficientemente cerca como para que pudiera escucharlo sin necesidad de que gritara. Lo miré sorprendido.
- Pensé que no sabías quien soy...- aunque intenté de disimular, el dolor por ese pensamiento se reflejó en mi voz.
- Bueno, resulta que sí lo sé. Y como te vuelva a ver espiándome, mi puño y tu cara van a tener una cita- me amenazó. Me reí y su expresión se tornó más seria.
- Qué manera de amenazar- le dije -Me gusta la parte de la cita- sorprendido, abrió la boca para hablar pero no dijo nada -¿Estás mejor de los golpes?- él asintió. Mi mirada se desvió, apreciando su delgado cuerpo. Reparé en que, a pesar de estar recién bañado, tenía unas muñequeras negras puestas. Miró para adentro, a su costado y buscó algo.
- ¿Qué hacés?- le pregunté curioso.
- Lo que vine a hacer a la ventana cuando te descubrí espiando- agarró una pequeña cajita, la abrió y sacó un cigarrillo. Fruncí el ceño. Con la voz que tiene y fuma. Es una lástima. Lo prendió y dio una larga calada.
- No sabía que fumabas...- dije apenado.
- ¿Qué tiene?- dio otra calada.
- Es una lástima que arruines tu voz- me miró serio.
- No le digas a nadie que me escuchaste cantar. O sino, mi pie y tu trasero van a tener una cita- solté una fuerte carcajada.
- ¿Te das cuenta de lo raro que suena eso, chico malo?- se sonrojó y no pude evitar sentir que no podía haber nada más lindo que é -De nuevo, la parte de la cita suena bien.
- Callate. Dejá de decir esas cosas. Hablo enserio, nadie puede saber que sé cantar- me dijo poniendo su mejor cara de malo, la cual a mí me pareció una ternura.
- No entiendo por qué, pero no le voy a decir a nadie. Pero no porque te tenga miedo, porque no te tengo miedo. Sino para respetar tu decisión- le sonreí, observando su sorprendido rostro.
- Gracias… Yo ya me voy- tiró su cigarrillo a medio fumar y se alejó de la ventana. Cerró la cortina, no sin antes dejarme ver mejor su cuerpo. Los huesos de su cadera llamando poderosamente la atención.
Dios, me encanta, pensé con una sonrisa.
Lo imité y me tiré en la cama, quedándome dormido enseguida.


Desde ese día tuvimos muchas charlas así, siempre de ventana a ventana. Algunas duraban horas, hasta muy entrada la madrugada. Me daba cuenta de que en el fondo, era un chico muy bueno y tierno. Se sonrojaba así también como se enojaba fácilmente.
Conocí muchas cosas de él y él de mí. Cada día me sentía más atrapado por ese chico.
Lo que me dolía era que cuando nos cruzábamos en el colegio, pasaba de mí como si no me conociera. Ni siquiera me miraba.
Ya habían sido tres meses de lo mismo. Estaba deprimido, cansado, triste. No quería seguir así. Quería decirle lo que sentía aunque me rechazara, y en el caso de que no lo hiciera, quería abrazarlo, besarlo, y pasar cada segundo de mis días con él.



Estaba en la sala que se usaba para las clases de baile y música. Tenía acceso libre a ella por ser uno de los más avanzados en esas dos materias especiales que tenía el colegio. Ya no había nadie rondando los pasillos, debido a que las clases habían terminado hacía un rato. Aproveché para bailar un poco ya que eso siempre me relajaba y mi cuarto era muy chico para hacerlo. Bailé durante varios minutos con los ojos cerrados. Al terminar mi coreografía preferida, los abrí y vi un rostro que me miraba desde la ventana de vidrio de la puerta, le devolví la mirada sorprendido. Era D.O. Cuando se dio cuenta de que lo había descubierto, salió corriendo. No dudé un segundo y corrí detrás de él, siguiéndolo hasta llegar a la terraza.

 

KyungSoo estaba apoyado en la baranda, prendiéndose un cigarrillo.
- ¿Qué hacías?-le pregunté enojado.
- Nada- me respondió serio e indiferente. Eso me enojó aún más Mostraba interés a mis espaldas y ahora que yo lo sabía él se hacía el que no le importaba.
- ¿Nada? ¡¿NADA?!- grité. Él abrió los ojos sorprendido -Me hablás todos los días pero siempre a distancia, a escondidas. Como si te diera vergüenza que te vieran conmigo. A pesar de eso, lográs que te llegue a querer. Pero me ignorás en la escuela, me tratás como si no existiera... en realidad ni me tratás- hice una pausa y me acerqué a él -Y ahora te encuentro espiándome. ¿Qué querés de mí? Porque no te entiendo, KyungSoo.
Lo agarré de la muñeca y él hizo una mueca de dolor. Lo miré a los ojos confundido por unos segundos. Dejando el enojo de lado por un momento al darme cuenta de algo, apreté el agarre en su muñeca, ignorando su ceño fruncido debido al dolor. Intentó soltarse, pero yo era más fuerte, entonces acerqué su mano y le levanté la muñequera que siempre traía puesta. Tenía cortes en la piel, unos cortes profundos y muy feos. Sin poder evitarlo, una opresión muy fuerte en mi pecho se derramó en forma de lágrima cayendo por mi mejilla. Acaricié las heridas suavemente con mi pulgar, haciéndolo estremecer.
- ¿Por qué lo hacés?- lo volví a mirar y me devolvió la mirada con vergüenza.
- No te importa, a nadie le importa- dijo con amargura.
- A mí sí- aseguré, llevando su muñeca a mis labios y dándole un suave beso. Escuché como su respiración se entrecortaba de la sorpresa.
- Te espío siempre, porque me gusta como bailás...- dijo cambiando de tema y sonrojándose, recordándome de paso por qué estaba enojado.
- ¡Y a mí me gusta como cantás!- volví a gritar -Me encanta. Tu voz me hace sentir cosas que nunca sentí -miré su cigarrillo que seguía en su mano olvidado, y se lo saqué -Pero por esta mierda…- agregué sacudiéndolo frente a él -la estás arruinando- lo tiré con fuerza y odio al piso.
Lo miré duramente una última vez. Él estaba inmóvil y sorprendido, sus ojos casi se salían de sus órbitas. Me fui de la terraza dando fuertes pasos, dejándolo solo.




Eran las dos de la mañana. Estaba acostado intentando dormir, cuando escuché un leve golpecito en mi ventana, seguido de una voz que susurraba a gritos.
- ¡Kai! ¡Abrí la ventana, por favor!- otro golpecito. D.O tiraba piedras a mi ventana para llamar mi atención -Kai, por favor. No me hagas ir hasta ahí- Reí entre dientes. Ni que se animara a treparse. Me puse boca abajo, ignorando los golpes y las llamadas que de pronto cesaron.
Me estaba quedando dormido cuando volví a escuchar otro golpe, pero esta vez más fuerte.
- Kai, abrime, por favor- se escuchó de nuevo a D.O, como si estuviera muy cerca.
Me senté en la cama alterado y miré hacia la ventana sorprendido.
- Kim Jongin abrime ya- No, no lo hizo. Corrí a la ventana y abrí la cortina. D.O estaba parado en el alfeizar. La abrí rápidamente, haciendo todas mis fuerzas para no entrar en pánico y lo ayudé a entrar.
- ¡Idiota! Te podrías haber lastimado. ¿Estás bien?- él asintió tímidamente.
Aliviado, me volví a sentar en la cama. Él seguía parado, mirándome fijamente, haciéndome sentir intimidado por su mirada. Queriendo sentirme menos expuesto, decidí ponerme una remera, ya que no llevaba puesta una porque estaba intentando dormir.

Me acerqué al armario, busqué una remera y la tiré a la cama. Cuando la agarré para ponérmela, sentí un calor en mi espalda. D.O había apoyado su cabeza ahí, y lo que sentía, eran su frente y su respiración.
- Perdón. Sólo quería pedirte perdón...- me estremecí cuando habló y su aliento golpeó en mi desnuda espalda.
- ¿Por eso estuviste una hora intentando que me asome, y al ver que no lo hacía arriesgaste tu integridad física colgándote de mi ventana, seguro de que así te abriría?- él asintió. Sonreí, aprovechando que él no estaba mirando -¿Y por qué me estás pidiendo perdón?
- Por ignorarte en el colegio. Por hacerte sentir mal y por espiarte- me di vuelta y lo miré.
- Estás perdonado por eso- en realidad, ya ni siquiera estaba molesto por esos temas -Pero lo que no te perdono, es que sigas lastimándote. ¿Por qué lo hacés?- volví a preguntar. Suspiró y desvió su mirada.
- Es muy difícil vivir con mis papás, es difícil vivir conmigo mismo. Es la única forma en la que logro liberar tensiones, y parte del dolor y soledad que siento- me miró. ¿Cómo puede quererse tan poco cuando yo mismo le quiero tanto? me pregunté -No sirvo para nada…- prosiguió -me va mal en el colegio, al punto en que repetí un año, no logro progresar en nada. Me peleo con todos, no termino nada de lo que me propongo. No lucho por mis sueños. Trato mal a la poca gente que me importa...
- No te lastimes más, por favor- le pedí entrecortadamente, con un nudo en mi garganta -Hay mejores formas para liberar tensiones, o para aliviar el dolor. Yo puedo ayudarte, en todo lo que dijiste. Estoy dispuesto a hacerlo, pero por favor no te lastimes más.
- ¿Cómo cuáles?- preguntó -No Kai, nadie puede ayudarme.
- Dejá de alejar a la gente, dejate querer... y querete vos también- dudando un poco al principio, me secó una lágrima sorprendido- Cantá, sé que te hace feliz. Cuando cantás, tu eterna expresión enojada cambia por una de tranquilidad y felicidad. Y podés reflejar muchos sentimientos a través de la música- apoyé mi mano en su mejilla -Yo puedo ayudarte, KyungSoo, y quiero hacerlo. Porque sé que podés mejorar, sé que podés ser aún mejor. Yo creo en vos. Dejame ayudarte- nos miramos unos segundos sin decir nada hasta que él asintió. Suspiré aliviado.
- Prometo dejar de hacerlo- no pude evitar abrazarlo con fuerza. Él se tensó por unos momentos, pero después se rindió a mi abrazo, y lo correspondió- No estoy acostumbrado a esto. Me hacés sentir raro, Jongin- sonreí. Hice fuerza hacia el costado y nos dejé caer en la cama. D.O me miró confundido. Me acomodé mejor y tiré de su remera para que hiciera lo mismo y apoye su cabeza en mi pecho.
- Cantá algo, KyungSoo- le susurré mientras nos tapaba con la frazada. Él empezó a cantar una canción tranquila, hasta que el sueño nos venció.



Pasaron las semanas y éramos cada vez más unidos. KyungSoo se sentaba con ChanYeol, Sehun y conmigo en el almuerzo, volvíamos juntos a casa, los fines de semana nos quedábamos hasta muy tarde hablando, mirando alguna película o escuchando música.



Me estoy enamorando de él,
pensé para mí mismo un viernes que estábamos sentados en el piso de la terraza del colegio. La profesora se había enfermado y había faltado, así que teníamos la hora libre. Me sonrojé ante la idea.
- ¿Qué te pasa Kai? Te pusiste rojo de golpe- me preguntó D.O.
- Nada...- desvié la mirada con vergüenza y mis ojos se detuvieron en sus muñecas. Ya no usaba las muñequeras y sus cortes habían sanado. Sólo se veían las sombras de las cicatrices que éstos habían dejado. De a poco, estaba cumpliendo con lo prometido. Para empezar, le había podido curar ese mal hábito y lo había integrado a mi grupo de amigos. Lo que no le pude curar es el hábito de fumar, pensé mirando su tercer cigarrillo desde que nos habíamos sentado ahí.
Seguí el camino que hizo su mano para llevárselo a la boca y mis ojos se quedaron en ella.
- No fumes, no quiero que se arruine tu voz- le pedí. Ya no sabía cuántas veces habíamos hablado de lo mismo. Él liberó el humo, haciendo una linda mueca con sus labios. Le saqué el cigarrillo bruscamente, y estiré mi brazo para que quede fuera de su alcance.
- Kai, devolvemelo- pidió.
- Agarralo vos...- le reté, guiñándole un ojo.
Él sonrió divertido y se estiró para intentar recuperarlo. Yo lo alejé lo más que pude y él se acercó más a mí, haciendo que nuestros rostros quedasen a centímetros. Caí hacia atrás con el peso de su cuerpo. Quedamos acostados en el piso, él arriba mío y todavía con las caras muy cerca. Nos miramos a los ojos antes de que yo desvie levemente la cabeza y le diera una calada al cigarrillo. Qué asco. Acerqué mis labios a los suyos y liberé el humo.
- ¿Por qué no te hacés adicto a otra cosa?- susurré, acercándome un poquito más. Él se estremeció, miró mi boca y después de nuevo a mis ojos. Sin alejarse, a pesar de que podría haberlo hecho.
- ¿Que?- tragó saliva.
- Lo que escuchaste. ¿Por qué no te haces adicto a otra cosa? Sacate las ganas de fumar haciendo otra cosa. Ocupa tus labios con algo más sano, con algo mejor- casi susurré, sin saber de dónde había sacado esas palabras o la valentía para decírselo.
Le di otra calada al cigarrillo y volví a exhalarlo en sus labios, provocándolo. Cuando el humo terminó de salir, él junto sus labios con los míos sin ningún tipo de aviso previo.
Durante el beso sentí que D.O estaba muy nervioso. Fue un beso corto y algo torpe, pero sin duda el mejor que había recibido. Se separó lentamente y me miró sonrojado, sorprendido de sí mismo. Tiré el cigarrillo lejos de nosotros y, agarrándolo de las mejillas, volví a unir nuestros labios. Esta vez profundizando el beso.


No supe cuánto tiempo estuvimos acostados en esa terraza besándonos, pero de pronto sonó el timbre de salida.


Nos separamos sonrojados y en silencio nos paramos, acomodándonos la ropa y el pelo. Me acerqué a él y vi que tenía la boca muy hinchada. Sonreí y le limpié con el dedo el borde del labio inferior, que estaba muy mojado. Me devolvió una tímida sonrisa.
- ¿Vamos?- le dije. Asintió.
Cuando él estaba por abrir la puerta para entrar, lo agarré de la mano haciéndolo girar hacia mí y le di un corto beso. Me separé y, sonriéndole, abrí la puerta y empecé a bajar las escaleras.
Llegamos con ChanYeol y Sehun, que nos miraban divertidos. Obviamente se habían dado cuenta. Claro, desaparecemos durante horas y volvemos los dos con la boca hinchada y la cara roja. Es evidente.

 

 



Esa noche me quedé solo en casa, ya que mis papás se habían ido por el fin de semana a festejar su aniversario a una cabaña junto a un lago. A mi parecer eran unos cursis, pero la idea de que mis padres se siguieran queriendo tanto me hacía sonreír.


Cené mirando la tele, después ordené lo que había ensuciado y subí para bañarme.
Cuando entré a mi cuarto después de un largo baño, me encontré con D.O sentado en mi cama. Todavía llevaba la camisa y el pantalón del colegio.
- Hola- le sonreí -¿Cómo entraste?- pregunté caminando hasta el armario. Él se sonrojó al ver que sólo me cubría una toalla y señaló la ventana.
- Hola- tosió nerviosamente -Entré por la ventana, espero que no te moleste.
- Claro que no, sólo me sorprendiste- agarré algo de ropa cómoda - No mires que me voy a cambiar- asintió y desvió la mirada para después taparse tiernamente los ojos. Me reí. ¿Dónde quedó el chico malo?
- Listo- se destapó y me miró. Le sonreí y me devolvió la sonrisa.
- Quería hablar con vos- comentó.
- Yo también, pero empezá vos- respondí nervioso.
- No sé cómo decirlo. Siento... cosas raras. No entiendo nada. Cuando te veo, estoy contento, mi corazón late más fuerte, quiero estar cada segundo de mi día, no, de mi vida con vos. Lograste lo que nadie logró, cambiarme. Convertirme en alguien mejor. Vos creíste en mí cuando nadie, ni siquiera yo, lo hizo. Y cuando nos besamos... sentí que podría morir de felicidad y de esa tierna y placentera presión que sentí en el pecho- me miró a los ojos -¿Qué es Kai? ¿Qué es esto que siento?- me acerqué a él, acuclillándome enfrente suyo y apoyé delicadamente mi mano en su mejilla.
- Se le llama amor, KyungSoo. Nunca lo había sentido hasta ahora, pero estoy seguro. Porque yo me siento igual... con vos- abrió sus ojos grandes y se sonrojó.
- ¿Pero cómo puedo saber que te amo? Sólo tengo dieciséis años...- desvió la mirada con pena.
- Yo lo sé, y tengo quince- acerqué mi cara a la suya -D.O...- me miró -Te amo. Desde antes de que empecemos a hablar.
- Yo también te amo, Jongin...- admitió y me sonrió tímidamente.
Su confesión me puso tan feliz que no dudé en juntar nuestros labios en un tierno beso. Él me correspondió y yo aproveché su respuesta para profundizar.
Inconscientemente y sin dejar de besarlo, empecé a empujarlo despacio hasta estar él acostado y yo arriba suyo. Bajé sin separarme de él a su cuello y besé y mordí la zona, sacándole suspiros. Junté nuestros labios y una de sus manos se coló por mi remera, empezando a acariciarme. Volví a centrarme en su cuello, mientras le desabrochaba la camisa. Bajé lamiendo todo a mi paso, escuchando los pequeños gemidos que intentaba ahogar con su mano. Le ayudé a terminar de sacarse la camisa y él me sacó la remera. Lo besé y él me abrazó acercándome más a él, haciéndome gemir cuando nuestras erecciones se rozaron y noté que él estaba igual de excitado que yo.

Volví a bajar, haciendo el mismo recorrido de antes, pero con más libertad. Me desvié a su cadera, que siempre que la veía desde mi ventana quería probar. Me entretuve un buen rato saboreándola y mordiéndola suavemente, él no dejaba de suspirar y gemir muy bajito. Subí a su cara y lo miré a los ojos. KyungSoo me besó mientras me acariciaba el torso. Dejé que mi mano se deslizara hacia abajo y la apoyé en su entrepierna, empezando a masajear. Cortó el beso y sus gemidos se intensificaron. Sonreí y alejé la mano, recibiendo una queja de su parte. Desabroché los botones de su pantalón y metí mi mano en su bóxer, teniendo contacto directo con su miembro. Lo volví a besar y, sin dejar de acariciarlo, bajé con la cara pegada a su cuerpo, acariciando con mi nariz su suave piel. Me entretuve unos segundos en el ombligo.
- Kai...- dijo entre gemidos al entender lo que pensaba hacer. Lo miré y me devolvió la mirada avergonzado.
- No tengas vergüenza- le pedí con ternura. Saqué mi mano de su bóxer, No pensaba mantener mi mano ahí si él no quería seguir.
- Está bien...- se recostó mirando el techo, intentando relajarse un poco.
Le saqué el pantalón y luego el calzoncillo. Yo necesitaba atención urgentemente, pero primero quería complacerlo.
Me llevé su intimidad a la boca, y empecé a bajar y subir lentamente, usando la lengua y relajando la garganta para que entrara lo más que pudiera. Él gruñó y dejó de controlar los gemidos. Tenía una mano en mi cabeza y con la otra apretaba las sábanas.

Antes de que termine me alejé y lo masturbé, acercándolo cada vez más a su orgasmo. Me limpié los labios con el dorso de la mano menos sucia y lo besé.
- Te amo- le dije casi sin cortar el beso. Se estaba convirtiendo en una droga para mí.
Cuando acabó, gimió fuerte en mis labios y me mordió el inferior. Me abrazó respirando entrecortadamente, y empezó a acariciarme el abdomen, jugando con el elástico del pantalón de algodón que tenía puesto.
- ¿Estás seguro de que querés seguir?- le pregunté con mucho auto control. KyungSoo asintió- Cuando empiece, no voy a poder parar. No quiero lastimarte.
- No lo vas a hacer- me dio un casto beso en los labios -Te amo- me recordó.
Le acaricié las mejillas sonriendo, para luego besar cada una y por último su boca. Él enredó sus dedos con mi pelo y profundizó el beso, intensificando y expandiendo sus caricias por mi cuerpo.


- ¿Te dolió mucho?- pregunté tímidamente. Estábamos acostados en mi cama, tapados y abrazados, mirando hacia arriba.
- No...- giró la cabeza y me miró. Le devolví la mirada con una sonrisa y lo besé. Fue un beso lento, corto y tierno.
- Qué bueno. Tenía miedo de lastimarte, como fue mi primera vez...- me sonrojé al admitir esto -Tenía miedo de hacer algo mal- rió con ternura.
- Pero no lo hiciste. Ni me lastimaste, ni hiciste nada mal. Fue increíble- me abrazó y escondió su rostro en mi cuello -También fue mi primera vez- sonreí -Jongin...
- ¿Sí?- le pregunté acariciando su pelo.
- Gracias por creer en mí. Gracias por quererme.- me miró y una sonrisa enorme, la más hermosa y sincera que había visto en él, se formó en sus labios. Me sonrojé y, sin poder contenerme, lo abracé fuerte -Arghh, Kai, no puedo respirar.
- Es que sos muy tierno, mirá las cosas que decís- lo abracé más fuerte y le di un corto beso -Gracias a vos, Do KyungSoo, por existir- esta vez fue mi turno de ser abrazado con entusiasmo.
- Vos sos el tierno, es lo más lindo que me dijeron- me sonrió.
Los dos reímos felices y nos volvimos a acomodar en un tranquilo abrazo para descansar. D.O apoyaba su cabeza en mi hombro y yo en su cabeza. Nuestras manos estaban unidas y yo le acariciaba con el dedo pulgar.
- Cómo cambió todo en unos meses, ¿no?- comenté. Él se rio.
- Si, todo cambió mucho. Yo cambié mucho, soy otra persona. Alguien mejor, gracias a vos- me miró y se lamió los labios tímidamente. Al ver eso, le di un pequeño beso -¿Sabés qué?- me dijo- me giré y me apoyé en mi codo, mirándolo fijamente.
- ¿Qué?- le acaricié la mejilla.
- Ya no siento deseos de fumar- ambos reímos -Encontré otra cosa a la que soy mucho más adicto- bajó su mirada a mis labios y me besó. Apoyé una mano en su mejilla, profundizando el beso y con la otra lo agarré de la cintura, acercándolo más a mí.

Y D.O nunca más volvió a tocar un cigarrillo.

Notas finales:

Perdón por el lemon incompleto (?) xD jajaja

Espero reviews :D

 

 

Gracias por leer (:

Todas/os ustedes son lo más y me hacen re filiz. -Henryteamo-

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