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Dime que fue por amor por AndromedaShunL

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Notas del fanfic:

Es mi primer fanfic y lo dedico a mi pareja favorita.

Notas del capitulo:

Los personajes han sido cogidos prestados de la serie Caballeros del Zodiaco, por lo que los derechos de autor no me pertenecen.


Hyoga no sabe qué pensar de todo lo sucedido, y trata de poner orden a sus pensamientos.


 

      Ya había pasado mucho tiempo desde la última batalla. Los caballeros de bronce se habían instalado en la mansión Kido para vivir, al menos Seiya, Shiryu, Hyoga y Shun, ya que Ikki había preferido seguir siendo un lobo solitario. No en vano, volvía de vez en cuando a la mansión para visitar a sus compañeros.

      Eran las cuatro de la madrugada cuando Shun se despertó después de una pesadilla. Intentó volver a dormirse, pero tuvo miedo de volver a soñar algo desagradable, por lo que salió a la terraza y se sentó en una silla de madera a contemplar las estrellas.

     -Ojalá mi hermano regrese pronto... hace ya tanto que no viene a verme...- Susurró.

     Sus ojos empezaron a brillar y no tardaron en caer unas pocas lágrimas por sus mejillas. Hacía tres meses que Ikki no iba a visitarles, y Shun se sentía muy solo sin su presencia, aunque tuviese a todos los demás para pasar el tiempo.

     Se levantó de la silla y volvió a entrar en su habitación. Fue hasta su mesilla y se paró a contemplar unas preciosas flores de primavera que le había regalado Hyoga, su mejor amigo, una noche de tormenta en la que Shun no podía conciliar el sueño. Le encantaba la primavera.

    ''Son tan bonitas'' pensó.

    Se volvió a echar en la cama con la esperanza de volver a dormirse, y lo consiguió. Esta vez no soñó con nada, y lo agradeció plenamente.

   

   Por la mañana, Tatsumi se encontraba preparando el desayuno para los caballeros y para su Señorita Saori. Unas sabrosas tostadas con mermelada y cafés para todos, y plato con jamón y queso, una taza de café y una manzana para Saori.

   El primero en bajar fue Seiya, que no se había cambiado el pijama, e iba medio dormido con una mano rascándose la cabeza, a la vez que bostezaba.

   -¡¿Qué!? ¿otra vez tostadas? Argh, ¡estoy harto!- dijo con cara de fastidio.

   -¡Si no te gustan te aguantas, mocoso! No me paso la mañana haciendo esto por ti, ¡lo hago por la Señorita Saori!

   -Pues ya podrías haberte esmerado un poco más, ¿no?

   Tatsumi se enfadó tanto que empezó a perseguirlo por toda la cocina, casi tirando el desayuno.

   -¡¡¡Ven aquí enano, te vas a enterar!!!

   -¡Qué bien! así acabo de despertarme por completo.

   En ese momento, Saori entró en la cocina y al ver la escena se cruzó de brazos. Tatsumi, al verla, se quedó clavado en el sitio, con el cuchillo de cortar las tostadas en la mano.

   -Tatsumi, ¿qué está pasando?- Preguntó Saori, mirando a Seiya de reojo.

   -Ehm... nada, Señorita, en seguida llevo el desayuno al comedor...- Dijo Tatsumi muy nervioso, escondiendo el cuchillo detrás de su espalda.

   -Que no vuelva a ocurrir.- Concluyó la diosa.

   Tatsumi salió con la bandeja por la puerta, pasando al lado de Saori que tenía una expresión muy seria en el rostro. Cuando hubo salido, miró a Seiya y ambos empezaron a reirse.

   Hyoga estaba acostado en su cama pensando. No había conciliado el sueño en toda la noche, ni las noches anteriores a esa. Su mente no le dejaba dormir, y su expresión lo delataba. Se levantó lentamente y fue a mirarse al espejo. Tenía un aspecto horrible. Se duchó, se peinó y se vistió. Ya arreglado estuvo a punto de salir de la habitación cuando una voz lo dejó parado en seco.

   Shun le contaba su pesadilla a Shiryu al otro lado de la puerta, mientras se dirigían a bajar las escaleras, camino del comedor.

  -Me desperté en mitad de la noche y no pude volver  a dormirme... me pasa muchas veces, y ya empiezo a preocuparme... me levanté y fui a contemplar un rato las estrellas, eso me calmó.- Le decía el peliverde a Shiryu.

  ''Ojalá hubiera estado contigo para calmarte'' pensaba Hyoga, que se había pegado a la puerta. ''¿Qué estoy diciendo? eso siempre fue y siempre será imposible''.

  -¿Habrá despertado Hyoga ya?- Preguntó Shun, sobresaltando al rubio.- ¿Miramos, Shiryu?

  -Como quieras, siempre se queda dormido por las mañanas.-Los dos rieron,y Shun abrió la puerta de la habitación del rubio. Hyoga, que no le había dado tiempo a reaccionar, intentó esconderse detrás de la puerta.

  -¿Hyoga? ¿Qué haces?- Preguntó Shiryu extrañado.

  -Ehm... nada, yo... solo...

  -¿Estabas escuchando nuestra conversación?- Preguntó Shun, que lo miraba con sus ojos esmeraldas.

   Hyoga no pudo apartar la vista de esos ojos y se olvidó de contestar. Cuánto hubiera dado por tener al peliverde entre sus brazos.

  -¿Hyoga? ¿estás bien?- Volvió a preguntar Shun.

  -¿Eh? ¡ah! ¡sí! ¡ya es tarde, bajemos a desayunar!

   Bajaron sin añadir ni una palabra más y se sentaron en la mesa del comedor, en la que ya estaban Seiya y Saori esperándolos.

  -Vaya, por fin llegaron, ¿no?- Preguntó el pegaso muy sonriente.- ¡Espero que les guste desayunar tostadas por cuarto día consecutivo!- Miró de reojo a Tatsumi que en ese momento pasaba hacia la cocina, y este le gruñó.- Jajaja, ¡no te lo tomes a mal!

  -Seiya, basta ya... a veces te pones muy pesado.- Le sermoneó Saori.

  -Vale, está bien... solo decía la verdad...

  Hyoga había tratado de sentarse lo más alejado de Shun posible, pero se le adelantaron y se sentó justo a su lado. Apenas levantó la mirada de la mesa.

  -¿Saben qué? ¡Esta noche organizaré una fiesta!- Empezó a decir Seiya rompiendo el hielo.

  -¿Una fiesta?- Intervino Shiryu- ¿Cómo que una fiesta?

  -¡Exacto! hace tanto que dejamos de pelear... ahora está todo muy aburrido. ¡Además es sábado y hace un día excelente! ¿No les parece?

  Todos asintieron, incluida Saoria, que lo miraba con expresión radiante.

  -Creo que es una buena idea, Seiya, pero tú te encargarás de recogerlo todo después.- Dijo esta.

  Todos se rieron y el pegaso dejó escapar un bufido de fastidio, pero asintió de todas formas.

   -Está bien... Invitaré a Miho que hace mucho tiempo que no la veo. Shiryu, ¿por qué no invitas tú a Shunrei?- Le dijo mientras le guiñaba un ojo, malicioso.

   -Ehm...- Empezó a decir el dragón, rojo como un tomate.- No sé si querrá...

   -Oh, vamos, ¡seguro que cuando se lo pronpongas se impacientará por acudir!

   -Es cierto, Shiryu, además hace también mucho tiempo que no viene.- Dijo Shun con una sonrisa.

   Hyoga no había dicho palabra, pero se moría cada vez que hablaba el peliverde. Además, la sonrisa del chico era algo mágico que le hechizaba, y en ese momento no pudo apartar la mirada de él.

   -¿Qué te pasa, Hyoga? Parece que te hechizaron jaja.- Se rio Seiya.

   -¿Qué dices burro? solo estaba pensando.

   -¿Por qué no invitas a Fler, ya que estás?

   -¿Qué? no creo que sea buena idea... además está muy lejos.

   -Oh, vamos, ¿te da pereza coger el teléfono al igual que levantarte de la cama? jaja

   Hyoga le lanzó una mirada fulminante y este se calló, e inició conversación con Saori.

   Cuando hubieron acabado de desayunar, Hyoga fue el primero en salir de la cocina y subir las escaleras hasta su habitación. Se echó en su cama mirando al techo con las manos debajo de su cabeza, a pensar.

   ''Shun, por qué me haces esto... Sé que me salvaste la vida arriesgando la tuya como se la hubieras salvado a cualquiera de nosotros, pero... oh, fue tan mágico para mí... sentí cómo tu cosmos entraba dentro de mi ser y me reanimaba...'' pensaba. ''Ahora que todo ha pasado no hago más que pensar en ello, y temo por lo que siento... no te merezco, soy estúpido por pensar que...''

   En ese momento llamaron a su puerta. Se levantó y abrió, y Shun se encontraba al otro lado, con una sonrisa en la boca, pero con ojos de preocupación.

   -Shun... ¿qué quieres?

   -Iba a mi habitación y pensé que igual podría hablar contigo.- Respondió el peliverde aún sonriendo.- Últimamente estás muy cabizbajo, Hyoga, me preocupas.

   -No es nada... solo... que...- No sabía qué inventarse.

   -¿Solo qué...?- Lo animó Shun.

   -Nada, solo tonterías mías.

   -Pues esas tonterías te han demacrado, así que tiene que ser algo importante. Soy tu amigo, puedes contar conmigo.

   ''Oh, Shun, ojalá pudiera contártelo todo, pero es tan complicado...''

   -Solo necesito dormir, de verdad, no es nada grave.

   -Está bien, ya sabes dónde queda mi habitación si me necesitas.- Le sonrió.

   ''En realidad te necesito todo el tiempo...''

   Shun se fue dejando a un desesperado Hyoga delante de la puerta. Se miró al espejo, susurró por última vez el nombre del peliverde, cogió su mp3 y se echó en la cama a escuchar música.

 

  

   

Notas finales:

Espero que les haya gustado este primer capítulo... aún queda mucho, espero que me sigan! :)


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