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Saranghae por Bithae

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Notas del capitulo:

Amores~ he estado demasiado ausente, lo sé. No pido que me comprendan, pero no puedo actualizar como me gustaría porque ahora mismo, mi prioridad es mi tesis. 

Les debo mucho y pido una disculpa, pero en una semana soy libre y ya he empezado a escribir, así que no debería de tardar tanto para actualizar los fics c:

Las amo~ gracias por leerme, son amor, en verdad. 

PS: Gracias a las que me mandan tweets tan bonitos ;_;

PS2: Este OneShot, por raro que parezca, no tiene lemon... Y no, no estoy enferma lol

Choi Minho siempre había sabido, que el acto de besar, era prácticamente presionar los labios contra los de otra persona. Algo fácil de hacer y de menor importancia para algunos, pero no para él.

 

Había besado sólo tres veces en su vida y todas habían sido porque él así lo había querido. Sin embargo, cuando le dijeron que tenía varias escenas de beso en su nuevo drama, quiso buscar una solución para no tener que hacerlas realmente, pero evidentemente, falló.

 

—Si ya besaste antes, entonces, no sé por qué estás así de preocupado.

 

Minho miró sobre su hombro, reparando en la presencia de Jonghyun. No sabía en qué momento se le había ocurrido hablar de esa situación con el mayor. Pero estaba claro que se había equivocado. Sí, Kim Jonghyun podía ser el de más experiencia en ese tema, pero era el más inútil en dar consejos.

 

—No estoy preocupado por el beso —dijo, volviendo la mirada hacia la ventana frente a él—, lo que me preocupa es con quien lo voy a hacer.

 

El mayor frunció el ceño.

 

—¿Cómo que, con quién? Se supone que es Sulli, ¿no?

 

Minho negó con la cabeza.

 

—Tengo que besar a un hombre también —se dio la vuelta, enfrentando la mirada sorprendida de Jonghyun —. Créeme, hyung, Sulli no me preocupa para nada, pero la sola idea de besar a un hombre, hace que se me revuelva el estómago y no precisamente de nervios. Dios, todas mis fans lo van a ver y…

 

El alto calló cuando Jonghyun soltó una risotada. Junto las cejas, molesto. ¿Qué rayos pasaba por la cabeza de su hyung? Le estaba hablando de algo serio ¿y él lo único que hacía era reír? Apretó los puños, tratando de contener la ira que aquello le causaba. No estaba dispuesto a permitir que se burlaran de él.

 

Cuando se propuso salir del estudio, Jonghyun lo agarró del brazo mientras intentaba parar las risas.

 

—Lo siento Minho —murmuró—, pero, ¿acaso no lo recuerdas?

 

—¿Qué es lo que tengo que recordar? —preguntó, zafándose del agarre del mayor.

 

Jonghyun le dedicó una mirada entornada, cínica, casi enferma.

 

—Que ya te has besado con un hombre.

 

—¿Qué? —Retrocedió dos pasos, abriendo los ojos al máximo — ¿Yo? ¿Qué? ¿Cuándo? ¿De qué estás…?

 

—Estos labios —respondió Jonghyun, interrumpiéndolo y señalando su boca—, ya los has besado.

 

Minho se cubrió los labios con los dedos, recordando perfectamente aquella situación. Mierda, lo había olvidado.

 

—Eso fue un error —se justificó—, además, no fue más que un pequeño roce.

 

Jonghyun se echó a reír de nuevo mientras caminaba hacia la puerta.

 

—Un beso es un beso —barbulló, antes de irse, dejando al alto con un lío en la cabeza.

 

Demonios, ¿por qué de repente sentía que su autoestima estaba por los suelos?

 

Cruzó los brazos frente al pecho, empezando a dar vueltas por la habitación como si se tratara de un león enjaulado. No se dio cuenta cuanto tiempo estuvo así, pero reaccionó cuando escuchó que alguien lo llamaba.

 

Se detuvo, mirando hacia la puerta, encontrando la pequeña cabeza de Taemin.

 

—¿Qué pasa?

 

El menor lo observó unos segundos más, antes de contestar.

 

—La comida está lista, hyung.

 

—En un momento voy… ¿Qué? —Preguntó, dándose cuenta del titubeo del más chico en su intento de irse.

 

—¿Estás bien?

 

La mirada preocupada de Taemin, lo enterneció. Dios, sus preciosos y brillantes ojos siempre le habían gustado.

 

—No te preocupes, Tae, estoy perfectamente bien —y aunque estaba mintiendo, se esforzó por sonreír—. Vamos, mejor vayamos al comedor antes de que Key se enfurezca.

 

Recorrieron en silencio todo el trayecto hasta la mesa. Minho se dio cuenta de lo raro que estaba actuando Taemin, ¿o tal vez era él?

 

—Vaya, estábamos a punto de comenzar sin ustedes —anunció KiBum —Siéntense.

 

Los dos obedecieron, y a pesar de que no tenía hambre, Minho se obligó a comer. Sabía que si no lo hacía, Key no lo iba a dejar en paz hasta ver su plato vacío.

 

—Gracias por la comida —Onew fue el primero en levantarse.

 

—¿Por qué estás tan apurado? —Preguntó Jonghyun al ver la prisa que evidentemente tenía.

 

—Tengo cosas que hacer —fue la única explicación que obtuvo, antes de escuchar un portazo.

 

Encogiendo los hombros, Jonghyun fue el segundo en levantarse, seguido por KiBum, quienes no tardaron mucho tiempo antes de anunciar que saldrían también.

 

Minho estaba agradecido por eso, lo que menos necesitaba en ese momento, era el bullicio que todo el tiempo creaban sus hyungs. Además, le gustaba mucho la compañía de Taemin, siempre lo hacía sentirse bien consigo mismo.

 

—¿Qué quieres hacer hoy, Tae? Al parecer, nos quedaremos solos durante el resto del día.

 

Cuando se levantó de la mesa, Minho pudo percibir un tenue color rojo en las mejillas del pequeño. Se preocupó, tal vez tenía fiebre y él apenas lo había notado.

 

—Taemin, ¿te encuentras bien?

 

—Sí.

 

El alto entrecerró los ojos. Sí, definitivamente pasaba algo malo y él tenía que saber que era.

 

—Oye Tae…

 

—Salgamos —lo interrumpió Taemin—, salgamos, hyung.

 

Parpadeó un par de veces, confundido. ¿Por qué de pronto, Taemin tenía ese aire de seguridad rodeándolo?

 

—Está bien —contestó—. ¿A dónde quieres ir?

 

Minho estuvo casi seguro de que había escuchado un “no hablaba de ese tipo de salida”, pero decidió ignorarlo. Estaba un poco distante, el tema que había hablado con Jonghyun, aún lo preocupaba.

 

Taemin se puso de pie y le quitó el plato que sostenía.

 

—Me toca lavar los trastes hoy hyung; mira la televisión o haz algo mientras termino.

 

—¿Quieres que te ayude?

 

—No, está bien. No tardaré.

 

Mientras esperaba a Taemin, Minho se dio cuenta de la nube gris que había cubierto el cielo, y para cuando el pequeño terminó, las primeras gotas de lluvia comenzaban a caer.

 

—Creo que no vamos a poder salir.

 

Taemin se acercó a la venta mientras se rodeaba el torso con los brazos.

 

—¿Cuándo fue la última vez que te bañaste en la lluvia, hyung? —Preguntó.

 

La pregunta lo agarró desprevenido. Minho no supo que contestar, porque sinceramente, no tenía respuesta para eso, y por más que trató, no pudo recordar cuando había hecho aquello por lo que Taemin preguntaba.

 

—No lo sé —respondió por fin.

 

El menor giró en redondo y encontró su mirada. Su semblante serio había cambiado, ahora, la sonrisa que le dedicaba era amable, la misma sonrisa que Minho había conocido mucho tiempo atrás.

 

—Entonces, hagámoslo ahora.

 

—¿Cómo dices?

 

Taemin no le contestó y se dirigió con paso veloz hacia la puerta.

 

—Más vale que vengas, Choi Minho, o creeré que eres un cobarde.

 

El alto no estaba seguro si debía sonreír o maldecir. Demonios, Taemin sabía muy bien cómo convencer a las personas, o al menos sabía cómo convencerlo a él.

 

Cuando salió del edificio, se detuvo en seco. Jesús, Taemin ya estaba bajo la lluvia, y la visión del pequeño dando vueltas, con los brazos abiertos, la cabeza echada hacia atrás y la sonrisa más hermosa que había visto en la vida, hizo que algo extraño despertara en su interior. Se frotó el pecho, sentía como si una enorme mano estuviera apretando su corazón.

 

Sin darse cuenta, se acercó lentamente a él, se sentía como ido, hipnotizado. Ni siquiera se percató del momento en que había empezado a mojarse. Su atención estaba completamente puesta en Taemin.

 

—Hyung, no te mortifiques tanto —murmuró el menor, deteniendo sus giros y quedando frente a él.

 

Minho arrugó la frente. ¿Ahora de que rayos le estaba hablando?

 

—Jonghyun hyung nos contó todo —continuó—. Y tiene razón. Un beso es un beso, y no importa si es hombre o mujer la persona a quien se lo darás, son labios al fin y al cabo. ¿No crees?

 

—Taemin, ¿qué…?

 

—Es justo como esto…

 

Todo pensamiento se disipó cuando sintió los brazos llenos. Había pasado tan rápido, que apenas fue consciente de las pequeñas manos enterradas en su cabello, la boca de labios gruesos pegada a la suya y el sonido acelerado de su corazón. Dios, oía el ruido de la lluvia muy lejos, y cuando Taemin gimió en el momento en que sus lenguas se encontraron, sintió que las rodillas le fallaron.

 

Un beso.

 

Se estaba dando un beso con Taemin. Un niño. No, un hombre. Su Taemin. Suyo.

 

Mío.

 

—Hyung —susurró Taemin, aún sobre sus labios—. Yo…

 

—¿Tú qué? —Preguntó, siendo incapaz de poner los brazos lejos de la estrecha cintura.

 

El menor cerró los ojos con fuerza mientras se aferraba a sus hombros.

 

—Te amo

 

Y antes de que Minho pudiera contestar, Taemin lo empujó, echando a correr con todas sus fuerza y desapareciendo dentro del edificio.

 

Mientras la lluvia seguía cayendo, el alto se quedó ahí, parado como un idiota; pensando en lo que el pequeño le había dicho. Dios, aquellas dos palabras habían movido algo en su interior. ¿Qué debía de hacer ahora? ¿Qué era lo que sentía por Taemin?

 

Antes de llegar a una respuesta y darse cuenta de que había anochecido, se adentró al departamento, sin importarle que estuviera goteando y dejara mojado el pasillo. Necesita hablar con Taemin, necesitaba responderle y necesitaba hacerlo ahora.

 

Pero cuando entró, no encontró nada más que oscuridad y silencio.

 

—¿Taemin? —Llamó. — ¿Taemin, en donde estás?

 

El corazón se le aceleró, pero esta vez por algo diferente.

 

Miedo, tenía miedo.

 

—¡Taemin, contéstame!

 

Subió corriendo la escalera, casi tropezando. Joder, había olvidado encender las luces.

 

Abrió la puerta de su dormitorio, el que compartía con el pequeño, y lo encontró tendido en su cama, debajo de una colcha y en posición fetal. Se acercó lentamente, deteniéndose de golpe al escuchar un sollozo.

 

—Taemin —murmuró.

 

—Vete.

 

Minho sabía que debía de hacer algo, sabía que lo que menos debería de hacer era hacerle caso. Sin embargo, se descubrió retrocediendo, actuando como un cobarde y dejando a Taemin de vuelta en brazos de la oscuridad.

 

Así pasaron, una, dos, tres semanas, y cada día, Minho se sentía peor. Taemin no le había dirigido la palabra desde lo sucedido, Key lo asesinaba con la mirada cada vez que podía, Jonghyun no hacía nada, más que reírse, y Jinki se limitaba a hacer preguntas sin obtener la respuesta que le daría la solución al problema del que estaba siendo testigo.

 

Con un suspiro de frustración, Minho comenzó a arreglar las cosas que necesitaba para la grabación del drama. Hoy era el día en que se besaría con alguien que no era una mujer.

 

Un beso es un beso.

 

Las palabras de Jonghyun le llegaron como un rayo a la mente.

 

No, pensó, recordando el beso que se había dado con Taemin, eso fue más que un simple beso.

 

            Su cuerpo se tensó cuando se percató de que su compañero de cuarto, había entrado a la habitación.

 

—Taemin —llamó, intentado que no le temblara la voz.

 

—¿Qué? —El tono seco que empleó para contestarle, de alguna manera, le dolió, y fue motivo suficiente para que Minho perdiera el control.

 

En un segundo estaba concentrado en su mochila, y en otro, tenía a Taemin contra la pared.

 

—¿Qué…? —Murmuró el menor, con los ojos abiertos de par en par.

 

—Mío —contestó con un gruñido—, eres mío para siempre y serás al único hombre que bese en la vida de ahora en adelante.

 

Y no supo que le gustó más, si volver a ver los ojos iluminados de Taemin, o inclinarse para poder reclamar aquellos labios gruesos una vez más.

 

—Te amo —murmuró, mientras su beso era correspondido.

Notas finales:

Ugh~ no soy buena para las cosas románticas y... eso :c

Esperaré sus hermosos reviews *^*


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