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Ceniza por ShiroganeNikaido

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Notas del fanfic:

Este fanfic esta publicado también en otras dos páginas bajo los Nick de Yaz_Prince" (Mundo Yaoi) y "DemonYinlu89" (Fanfiction.net) a parte de estos usuarios, (cuentas alternativas en esas paginas) nadie más tiene permiso por el momento para publicar este fic, si aparece con otro autor, no lo he consentido.

Notas del capitulo:

Hola a todo el mundo, bueno, este será el primer fanfic de Monochrome Factor que hago. Intentando seguir lo más que se pueda la personalidad original de los personajes (cosa que aun no me ha salido ¬¬U aunque aquí veremos nwnU) espero que les guste (nwn)/

Género: Drama (A veces), Misterio (Intento al menos =w=U) y un toque de humor de vez en cuando. (Más adelante podría haber acción pero no esta definido)

Clasificación:[Fiction Rated MA (18+)]

Advertencias:

Violencia (aún no esta decidido si habrá o no)

Lemon

Tortura (posiblemente, aunque ligera o si no, solo psicológica)

Lenguaje vulgar (Maldiciones mas que nada pero mas adelante puede aumentar)

Disclaimer: Ninguno de estos personajes de Monochrome Factor me pertenece, solo hago uso de ellos con el único fin de entretener, sin animos de lucro.

 

Habían sido días muy tranquilos, muy aburridos mejor dicho, a pesar de que estaban a sólo unos pocos días del verano, y más aun, de las vacaciones de esta estación. Sin embargo, para Akira esto sólo significaba un infierno de aburrimiento continuo y con una temperatura por arriba de los 30 grados aún bajo la sombra, ni hablar si le daba de lleno el sol.

Simplemente insoportable.

Pero había algo inusual ese día en particular. Aquella persona no se encontraba con él, y no, no hablamos de Kengo, sino del que siempre está presente incluso cuando no lo quiere cerca, esa sombra pervertida.

«Shirogane.»

Desde la mañana que no lo había visto en su cuarto, más aun, desde la noche anterior, sabía que otra vez tuvo una de sus salidas fugases. Ya se le había hecho costumbre al castaño, pero se le hacía muy raro que aún no regresase de donde sea que se hubiese ido.

Maldijo por lo bajo, otra vez le estaba ocultando cosas, para variar.

«Y luego quiere que confíe en él».

—Ese idiota...

—¿Eh? ¿Me hablas, Akira? —Kengo, como siempre, responde cuando no le llaman. Akira sólo se dedico a ignorarle—. ¡Akira! ¡Akira~! —trató de llamar su atención.

Más sólo recibió un puñetazo como respuesta del castaño. Cubrió con su brazo su cara al mirar arriba; maldijo por lo bajo, hacia demasiado calor y aún no era verano en sí, pero las altas temperaturas ya hacían acto de presencia en la ciudad. Estar en la azotea no era la mejor idea, apenas y había algo de sombra y se sentía demasiado sofocante como para aguantar mucho rato ahí. Aún así, era mejor que estar en clase, y seguramente Aya estaría buscándoles, por las partes más frescas primero…


************************************


Así pasaron unos cuantos días, rutinarios. Diez en total.

Suspiró con molestia ya, contando con los dedos la cantidad de días que transcurrieron. Diez días, diez malditos días que Shirogane no hacía acto de presencia, que no sabía nada de su persona; incluso se pensó que al final se había tomado en serio lo del «espacio personal» y ya no se acercaba a él, pero, ¿por qué tampoco estaba en contacto con los demás? Al menos con Master para mantenerlos tranquilos y saber que él estaba bien.

Pero nada, ni una sola señal de él.

«Como si hubiese desaparecido.»

Abrió los ojos de par en par, sintiendo un muy mal sabor en la boca cuando esa idea cruzó su mente. ¿Y si sus fuerzas se consumieron y desapareció la noche que se fue? ¿Si lo habían matado aprovechando que estaba débil? No, no... No podía pasar algo así, ¿verdad? Sí, solo estaba comiéndose la cabeza, era paranoia solamente. Shirogane no era débil, y el día que se fue, y antes de eso, él estaba en perfecto estado, así que no había forma que desapareciera.

Se levantó de donde estaba recostado, escuchando las campanadas de salida de la escuela. Era mejor irse rápido, antes que cierta compañera, y miembro del comité estudiantil o lo que fuera, intentará reprenderle y retenerle de nuevo en el dojo de la escuela; no tenía intención de quedarse hasta tarde sentado mirándoles practicar, menos con semejante calor. Salió casi sin problemas, iría al bar de Master, pensando que quizá él tendría alguna noticia de Shirogane o algo.

Pensaba ir solo, pero Kengo se le pego como si fuera chicle en el pelo. Ya que, tampoco estaba tan mal, al menos se distraería de camino y no tendría de nueva cuenta esa paranoia que le asalto sólo unos minutos atrás. No tardaron en llegar, estaba bastante cerca de la escuela, quizá demasiado ahora que lo meditaba un poco.

Entró lo más tranquilo seguido del rubio, dio una rápida mirada alrededor.

«Nada.»

Sólo estaba Master limpiando algunas copas y jarros, bastante tranquilo ya que sabía que sólo ellos entrarían al local. Caminó a la barra y se sentó en una de las acojinadas sillas altas del bar.

Master solamente le ofreció algo de jugo a él y a Kengo.

—Master, ¿alguna noticia?

—No, me temo que no Akira-kun —por un segundo parecía que le veía, más era sólo una sensación—. ¿Por casa no ha pasado?

—No, lo habría sentido si hubiese vuelto... —hubo ocasiones en la que le esperó toda la noche, el fin de semana entero, pero nada.

—¿Kounii no sabrá nada? —preguntó Kengo ya entendiendo que hablaban de la sombra desaparecida.

—Tampoco sabe nada, le he dicho que me llame por si encontraba algún indicio —le respondió suave. Realmente era un misterio que Shirogane desapareciera tanto tiempo sin decirle nada a nadie.

—Tks, como si importara.

Tomó de un trago su bebida, sintiendo que el frío le relajaba un poco. El calor intenso y sofocante no hacía más que exasperar al castaño, mucho más de lo que ya estaba con la «huída» de su sombra.

 «¿Su sombra?»

Tosió, sintiendo que estaba pensando estupideces otra vez, ¿cómo era eso de «su sombra»? Shirogane no era nada de él, nada.

«¿Era eso verdad?»

—Akira, ¿estás bien? —le preguntó, el rubio dándole unas palmadas en la espalda.

—Sólo tome muy aprisa —maldijo muy por lo bajo, tanto que ni Master le pudo oír con claridad y se levantó—. Gracias por la bebida, me voy a casa.

— ¡¿Ah?! ¿Tan pronto? —chilló el rubio como queja. Acababan de llegar.

—Adiós.

Alzó la mano mientras salía del bar, sin importarle en lo más mínimo la queja de su tonto amigo de la infancia.

Caminó por largo rato. El camino a casa se le hacía eterno, era tan monótono, tan aburrido. Apretó con fuerza los dedos en sus palmas, atravesando algo la piel con sus uñas por la presión que ejercía. Estaba mal acostumbrado a que ese idiota le intentara tocar, a esas sonrisitas cálidas, a esos ojos azulados tan profundos y tan fríos, pero que a él le miraban con calidez, a su voz melosa detrás de él y a esas…palabras.

"Te quiero Akira-kun."

Sacudió la cabeza, revolviéndose el pelo con frustración nada disimulada. ¿A qué venía eso? ¿Desde cuándo le importaba? Sólo era porque de esa forma al menos se mantenía entretenido todo el viaje, y de alguna manera, entre la incomodidad de la vergüenza y enojo que le hacía pasar, el viaje se le volvía más ameno y corto. Muy a su pesar, se sentía molesto de que Shirogane no estuviera incordiándole, distrayéndole... queriéndole.

—¡Agh! ¡Juro que lo golpearé cuando lo vea! —gruñó con gran furia.

Caminó hasta casa, fulminando con la mirada todo lo que se le pusiera en frente y asustando a cuanta persona le viera por más de unos segundos. Estaba cabreado, mucho más de lo normal. Si había algo que odiaba, era estar aburrido, pero ahora había algo más: Shirogane. Esa sombra misteriosa y mentirosa. Quizá cuando llegara, con la furia de un titán, lo encontraría en casa, con esa sonrisita boba y cálida que siempre tiene, diciendo su nombre y dando alguna estúpida excusa con la cual ganarse su perdón por el momento.

Maldijo de nueva cuenta. Estaba en el límite de su paciencia. Esta vez no lo dejaría escaparse con un simple «lo siento» o un «aún no tienes la experiencia suficiente para saberlo». Como si eso le importara a esas alturas. Si fuese así al menos le habría dicho algo a Master o Kou inclusive, ¡pero nada! Se había largado sin dejar rastro de su persona.

"Siempre estaré a tu lado."

Patrañas. Si fuese así ¿dónde estaba él ahora? ¿Dónde estuvo todos estos días? Esos malditos días que le dejo solo. Sabía que era un mentiroso, un jodido mentiroso que sólo quería enredarse con él, engañarle y usarlo para su estúpida guerra. ¿Y después qué? Tenía que irse con él, o seguramente se largaría apenas lo que quería fuese cumplido.

Golpeó con fuerza una pared, sintiendo que la rabia le carcomía por dentro. Sentía que estaba ardiendo, de furia, sí, pero también había algo más...

«Impotencia...»

—¡Maldita sea Shirogane! ¡Cómo te encuentre haré que te arrepientas de haber nacido!

Casi corrió a casa. Estaba que echaba humo. Necesitaba algo de paz, serenarse con lo que fuese... pero sentía y sabía que sólo una cosa lo haría poner orden a su caótica mente. Mejor dicho, sólo una persona. Solo quería saber donde estaba él.

«Al menos un indicio de que está a salvo.»

Se detuvo en seco delante de la puerta. ¿Qué era lo que estaba haciendo? Realmente Shirogane le debía muchas explicaciones, ¿pero que iba a sacarle cuando le viera en frente? Nada. Seguramente se las ingeniaría para no darle ningún dado importante. Era frustrante. Nunca podía ayudarle en nada, sólo estaba ahí, esperando que volviera.

Suspiró ya más calmado. Estaba acalorado, medio deshidratado y sofocado. Sería mejor que se diera una ducha fría y se acostara. Quizá así su mente se relajaría un poco y también dejaría de lado la paranoia que le estaba comiendo el cerebro.

Tomó la llave de su bolsillo y abrió la puerta, sintió una ligera corriente de aire, pero no sentía ninguna presencia; tampoco oía nada en los pisos superiores o abajo en la cocina.

«Otra vez solo».

Caminó pesadamente después de quitarse los zapatos. Sólo un baño y se iría a la cama, ni los kokuchi parecían querer estar en el calor infernal. Perfecto, mas aburrimiento, quizá si hubiese ataques de aquellas cosas la sombra aparecería.

Bufó resignado, agarrándose del barandal de las escaleras, aunque lo notó algo sucio.

No le dio demasiada importancia y terminó de subir las escaleras, limpiándose la mano en la ropa escolar.

Entró al baño y abrió la ducha mientras se desvestía algo más confiado que de costumbre. Shirogane no estaba para acosarle ni tocarle de forma indebida así que podía relajarse un poco sin andar alerta, aunque sentía eso algo raro, ya se había acostumbrado a estarlo.

«¿O era que quería que observara?»

Frunció el seño con fastidio y tiró el bulto de prendas a la canasta de ropa sucia, entrando directo a la ducha y poniendo su cuerpo bajo la fría agua. Tenía que dejar de pensar en estupideces, al menos un momento tenía que lograr que su mente se despejara. Solo un momento, no más que eso.

—Ese idiota... ¿dónde se metió esta vez? —gruñó por lo bajo, tomándose su tiempo en el baño.

Cerró el grifo del agua, sacudiendo la cabeza para quitar el exceso de agua en su pelo, mientras tomaba una toalla, la primera que tenía a mano. Pero notó algo inusual, una marca negra que parecía hecha con algo en especial.

«Ceniza».

Bufó, justo ahora tenía que agarrar una toalla sucia. No se hubiese extrañado que su madre intentara algún ritual casero para ahuyentar a los «espíritus» de la casa. Ya un par de veces Shirogane había sido descuidado y lo habían «visto» levantando alguna cosa. Claro, su madre no podía verle, pero si veía un objeto levitar por la casa ¿cómo no iba a intentar alguna tontería de esas como un exorcismo?

Por un momento rió, ¿y si su madre lo había espantado? Eso sería algo épico para contar. El rey de las sombras huyendo de una casa por un «exorcismo» casero. ¿Quién sabe? Conociendo a Shirogane, sería capaz de dar esa excusa con tal de salvarse.

—Ya estoy pensando estupideces —suspiró y tomó otra toalla, limpia esta vez, y la puso alrededor de su cintura.

Caminó a su cuarto, sintiéndose mucho mejor ahora que había tomado esa ducha helada, apenas se sentía el calor. Iba a abrir la puerta de su habitación cuando notó algo también en la puerta. De nuevo esas marcas. Marcas de ceniza.

Miró con más detenimiento, tenían en cierta forma un patrón, miro a las escaleras, viendo ahora desde arriba que había marcas en el suelo y en el barandal, más marcas hechas con ceniza. Por todos lados había marcas, pero tenían formas peculiarmente familiares.

«Parecen pisadas y marcas de manos.»

Eso era el colmo, ¿qué rayos eran esas marcas? ¿Ahora tenía espíritus de verdad en casa? Tonterías, debía ser una broma de su padre o incluso de su madre. Podía ser cualquier cosa, pero ¿espíritus? Estaba divagando más de lo normal, la paranoia se le estaba yendo de las manos. Entró a su cuarto, cerrando de un portazo.

Maldita paranoia, maldito Shirogane, esto era su culpa.

Estaba tan ocupado maldiciendo a la sombra que no notó que en su cuarto también había ceniza, aunque el hecho de que no pudiera verla tenía una razón. El cuarto entero estaba completamente a oscuras, las cortinas corridas tapando la luz del sol, la luz apagada, hasta se podría decir que su cuarto tenía cierto toque lúgubre por esto.

Palpó la pared, buscando el interruptor.

Un pequeño click se oyó cuando finalmente encontró al condenado. La luz parpadeó unas veces antes de quedar encendida. Akira miró su cuarto, había pisadas de ceniza en el suelo, algunas iban a las ventanas y en las cortinas se veían con claridad las marcas de manos; también en la pared, en la cabecera de la cama y también dos marcas de manos en el suelo, pero el lugar le era bastante extraño. Justo en el suelo, a la derecha de la ventana, sentía familiar ese punto...

«Él siempre duerme en ese lugar.»

.

.

.

Continuará...

Notas finales:

Bueno, espero que me haya salido bien (al menos un poco nwnU)

Espero que haya sido suficiente para ser misterioso es la primera vez que hago uno así nwn/

 

Aquí les dejo una pequeña pregunta que seguro se hacen todas y todos xD

¿Qué es esa ceniza?


ouo/ lo sabrán mas adelante, gracias por leer y espero tomatazos, cualquier opinión (no ofensiva) es bien recibida nwn/

 

¡Matta ne! nvn/


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