AMORES VERDADEROS
Caminaba a pasos rápidos atravesando los pasillos del aeropuerto, era un joven rubio, con una mirada de ángel , la piel blanca como la nieve y una sonrisa tan dulce que obligaba a todos lo que pasaban por su lado a darse la vuelta y mirarlo, bajo las escaleras directo a retirar sus maletas, luego se dirigió a la gran sala donde se suponía que un familiar suyo lo estaría esperando, allí entre medio de todas las personas vio un hombre con un gran cartel, que tenia escrito su nombre.
-hola soy Shaka Matsui- dijo el joven acercándose, con una gran sonrisa.
- Tanaka mucho gusto- dijo el hombre -su tía me mando a buscarlo soy el chofer de la familia-y dicho esto tomo las maletas para llevarlo hasta la limosina que esperaba afuera.
-vaya pensé que mi primo vendría a buscarme-dijo el joven rubio en un tono de decepción.
-lo siento pero la familia Wyvern siempre se maneja de esta manera- dijo el chofer mientras le abría la puerta del coche.
-ah! entiendo -dijo sonriendo el peli rubio, el sabia a la perfección que su adorada tía estaba casada con el presidente de este país y no era fácil para ella y sus hijos mostrarse en espacios públicos.
- y hasta cuándo piensa quedarse?- pregunto curioso el chofer.
-creo que vine para quedarme, todo depende de una sola persona- dijo el peli rubio alzando la mirada al cielo, porque si es cierto, el vino por alguien, siempre soñó con este momento, y no estaba seguro como se ivan a dar las cosas, pero si no arriesga nunca va saber si su deseo se hará realidad.
La entrada al centro a la ciudad era un sueño, todos los rascacielos que amenazaban con tocar el cielo, las luces que empezaban a encenderse porque la noche comenzaba a dejar en la oscuridad a toda la ciudad.
-valla! Qué hermoso es Japón- comento Shaka, ya que era la primera vez que iba a ese país
-si joven Shaka-le contesto muy cordialmente el chofer mientras lo miraba por el retrovisor.
-y es muy lejos la casa de mis tíos- pregunto con curiosidad.
-y más o menos - respondió el chofer- pasa que es un barrio privado a las afueras de la ciudad, así que nos va llevar varios minutos llegar allá por eso relájese y escuche un poco de música así se hace más corto el viaje- le respondió pasándole unos auriculares que se conectaban a una computadora que venía junto con el auto.
Dicho esto Shaka se conecto al mundo de los sonidos románticos, y eso le permitió volar mas allá de sus recuerdos, de golpe apareció en un paisaje verde lleno de flores - valla es el jardín de mi casa ¿cómo llegue acá?- se pregunto, y mirando de un lado a otro vio a un niño ahí, gordito y rubio que comía una paleta de cereza, parecía disfrutarlo se lo veía muy feliz, y de golpe aparece el (Shaka) llorando , el niño gordito se levanta, le acaricia la cabeza y con una sonrisa le da su paleta
- como te extrañe mi amor- dijo el joven, hasta que un golpe lo despertó
- que paso? - le pregunto al chofer algo dormido todavía.
-mil disculpa señorito pise sin querer un bache- dijo el chofer algo nervioso por lo sucedido.
-tranquilo no lo voy a acusar, eso le puede pasar a cualquiera- dijo con una sonrisa.
-gracias por su compresión- dijo el chofer con un tono de agradecimiento.
Unos minutos después entraron a un barrio muy lujoso lleno de mansiones, su pasto perfecto, cada una con su piscina, nada que ver a su hogar, allá en la india un país tan pobre, donde su padre adoptivo y su madre trabajan a sol y a sombra para que nada les falte a él y sus dos pequeñas hermanas, el solo pensar en ellos hacia que su corazón sienta melancolía pero no podía darse para atrás, el vino por algo, y no iba a parar hasta conseguirlo.
Frenaron frente a un portón gigante que se abrió dando paso a la casa más grande que había visto en el barrio, ahí
en la puerta lo esperaba su tía Aurora, una mujer muy hermosa quien sería la hermana de su mama, y al costado se encontraba su primo Shura un joven peli negro con una mirada perturbadora y muy fría, la verdad estaba igual a cuando eran niños y jugaban juntos, siempre con esa mirada seca, sin sentimientos, pero él estaba seguro que se conocerían mas y podrían llegar hacer muy buenos amigos.
-hola tía como estas? - dijo el hindú dándole un fuerte abrazo a su única tía.
- hola mi amor- le contesto con mucha dulzura esa mujer que parecía una adolecente, más que una mujer ya casada y con hijos.
Luego miro a su primo y tardo en dar el primer paso para abrazarlo, ya que sintió esa misma inseguridad que siempre lo hizo dudar de demostrarle cariño por miedo a ser rechazado- hola Shura - le dijo solo apoyando la palma de su mano en el hombro de este.
-hola Shaka- que bueno verte, paso mucho tiempo, estas muy guapo- le dijo tirando una sonrisa forzada ya que nunca fue cercano a la familia de su madre.
-pasa mi amor- le dijo Aurora, luego hizo una seña y apareció quien sería el mayordomo, y tomo las maletas.
- el te llevara hasta tu cuarto- le dijo su tía. Shaka solo agradeció con una sonrisa y siguió al hombre que lo guiaba a su nueva recamara.
-pase señor espero que se sienta cómodo, esta habitación es la que ocupo su madre cuando vino hace unos años -dijo el mayordomo dejando la maleta al costado de la cama y retirándose.
-Shaka suspiro un poco triste la persona que tanto quería ver no estaba esperándolo.- pero seguro vendrá a cenar -pensó mientras desarmaba la maleta para luego ir a darse un baño y descansar.
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En otra parte de Tokio, el gran circo "nueve soles" ,se encontraba repleto de gente que no paraba de sorprenderse con el gran ilusionista Tatsumi Adachi, pero lo que mas llamaba la atención era su musa, un joven de ojos turquesa, que emanaba una belleza insuperable, con un kimono rojo pasión que hacia resaltar su tersa y blanca piel, su nombre era Afrodita, el se encontraba dentro de una caja lista para ser cortado por la mitad, el mago con un gran profesionalismo serrucho ese hermoso cuerpo dividiéndolo en dos partes, luego lo giro para que se vea que no había ninguna escapatoria para nuestro joven peli turquesa, todos sorprendidos y eufóricos no dejaban de aplaudir a dicho numero, luego unió de nuevo al joven para después sacarlo completito y así finalizar su acto.
En la primera fila se encontraba un joven rubio de ojos celestes como el cielo, su nombre era Falcon, quien compartía los primeros lugares con varios pequeños que pertenecían a una escuela especial para chicos discapacitados.
-qué maravilla!!!!!, hace mucho tiempo que no me reía y me sorprendía tanto- dijo el joven rubio a su compañero de asiento el maestro Aldebaran, quien lo tomaba de la mano y lo miraba embobado pues este estaba totalmente enamorado de él desde la primera vez que lo vio, en los pasillos de la escuela cuando este entraba reemplazando a una maestra que se había jubilado.
- si muy bonito todo falconcito- respondió el toro con una sonrisa aniñada.
En un instante se apagaron las luces alumbrando solo al anfitrión del circo.
-se están divirtiendo?- pregunto dando un grito.
-siii- respondió el público, muy conforme por lo visto hasta el momento.
-entonces voy a presentar el siguiente numero- dijo el cirquero mientras los tambores sonaban - él es el rey de las bestias, no hay fiera que no pueda ser domado por él, le doy la bienvenida a mascara de muerte - dijo este mientras entraban las jaulas portando dentro de ellas una par de tigres que se veían muy feroces y detrás de ellos se encontraba un hombre enmascarado, con un látigo en su mano derecha, el joven de cabellos azules y una mirada asesina paso al frente y saludo al publico levantando su mano izquierda y moviéndola de lado a lado.
Había pasado unos 20 minutos de su actuación, Falcon lo miraba con la boca abierta sin poder entender porque esa manera tan dura de tratar a esos animales, el siempre pensó que se había prohibido eso, pero se ve que se había equivocado.
Muerte se acerco a los niños con un cachorro de tigre para que puedan acariciarlo
-miren niños acérquense sin miedo- dijo el enmascarado- todos los niños se acercaron, pero noto que algunos seguían en sus asientos, entonces este fue directo a ellos- que pasa que no le gusta el animalito- dijo el peli azul.
-no es eso- respondió secamente el rubio con piel de porcelana quien cargaba a uno de ellos en su regazo.
Muerte quedo petrificado al ver a este hermoso hombre quien lo miraba fijo a los ojos. y si entender porqué se saco la máscara y se arrodillo frente a él mirando sus ojos como queriendo leer algo en ellos. Falcon cambio su expresión, poniéndose tímido y rojo por aquel que lo desnudaba con la mirada, estuvieron unos minutos frente a frente sin poder dejar de mirarse hasta que un llamado a muerte lo saco del transe, y Aldebaran quien venía de acompañar a los niños de ver los cachorros no se le paso desapercibido esto.
-pasa algo falconcito- dijo el mayor sin dejar de mirar a muerte.
- no pasa nada dijo Falcon- mirando al peli azul quien se habia puesto de pie para volver a su acto
-Falcon eh- dijo el joven- lindo nombre yo soy Ángelo y te espero en la entrada cuando termine la función, sin decir más se retiro.
-que cara de patán tiene este tipo, la verdad quien se cree que es para ordenarte que lo esperes- dijo el toro furioso y lleno de celos.
-tranquilo capaz que quiere que Yukito pueda tocar a los tigrecitos, ya que el no camina no pudo ir con los otros niños- dijo mientras le daba un beso al pequeño que tenia alzado- mientras se perdía en sus pensamientos.
Mientras tanto Muerte luego de terminar su número se fue a su camarín y ahí en la puerta estaba afrodita esperándolo,
-Que papelón- le dijo el joven - que paso que te perdiste por unos segundos ?- le pregunto el peli celeste algo sorprendido
-nada mi amigo - dándole un abrazo fuerte- creo que me enamore- le dijo secamente y algo decepcionado.
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Mientras que en un puerto no muy lejos de la ciudad un barco repleto de jóvenes todos con vendas en los ojos y maní atados estaba a punto de atracar, allí en el muelle un joven peli blanco con mirada ámbar y cara de pocos amigos esperaba dicho barco.
-Minos dicen que están a 15 minutos de aquí- le dijo un moreno quien acababa de llegar.
-y la mercancía de qué lugar viene?- le preguntó un joven blanco como la nieve con unos ojos verde agua y una mirada de santo.
-Aiacos, Hades - dijo el Kyoto- pensé que no iban a venir ya que uno se la pasa de fiesta y el otro en la iglesia-dijo Minos con una vos escalofriante.
- lo siento, es que cuido de los boliches, son nuestras ganancias- dijo Aiacos- no es fácil mantener oculto nuestros verdaderos negocios no? hermanito - le dijo con una sonrisa burlona.
-si la verdad no sé cuánto va durar este teatrito, vamos a terminar todos presos y yo no podría soportar verlos encerrados a ninguno de ustedes, antes moriría- dijo un Hades melancólico.
-vaaa deja de hacerte el pobrecito, porque no te la creo- le dijo Minos levantando el rostro de su hermano- si fuera de verdad lo que sientes no estarías aquí, ni te vestirías con este dinero, ganado con jóvenes inocentes- siguió diciendo el peli plata mientras que a Hades le caían las lagrimas- el ir a la iglesia y ayudar a los huérfanos no te va dar paz porque tu mente ya esta manchada- le dijo cruelmente Minos.
-basta dijo Hades cayendo arrodillado sin poder respirar- tenía razón pensó, soy malo muy malo pero todo es por ustedes por que los amo tanto que daría mi vida con tal de salvarlos de este destino.
De golpe se sintió una bocina, era el barco que estaba por arribar, Minos y Aiacos corrieron hasta el final del muelle para ayudar a bajar a estos jóvenes. Mientras que Hades miraba con tristeza todo eso pero no podía hacer nada ya que eso sería traicionar a su sangre y no se lo perdonaría nunca.
Se abrió la compuerta y salió un hombre barbudo con cara de pervertido quien tenía en sus brazos a un joven con la cara toda tapada.
-que pasa que no está con el resto- pregunto Minos
- señor la verdad que los chicos polacos no son muy lindos- respondió el individuo- pero este es hermoso y quiero que me pague con su cuerpo, que sea mi esclavo- siguió hablando el susodicho.
-haber muestra su cara- le dijo Aiacos- es una orden-prosiguió el oji vino.
-déjalo- dijo Minos- uno más uno menos no importa, te lo tienes merecido por ser tan buen empleado y sobre todo leal, tu sabes que te quiero como un hermano mas- le dijo abrazando a este
- de nada señor Minos- dijo soltando al joven y abrazando a quien sería su jefe. El joven callo temblando de miedo sus manos finas y blancas daban a entender que era un chico de rasgos finos e indudablemente bellos.
Aiacos le dio cierta curiosidad saber quién era ese famoso joven así que sin dudarlo le quito la bolsa de tela de la cara, su sorpresa fue grande, su cabello era naranja , caía sobre sus hombros, sus ojos cerrados, con unas pestañas largas y finas, su cuerpo delgado y todo sudado ya que parecía estar drogado – hola- le dijo Aiacos, y el joven abrió sus ojos, que eran rojos como la sangre, el moreno quedo en shock al ver esa mirada tan triste y llena de desesperación
-que haces idiota, te dije que no quería que lo vean- le dijo Casius ( asi se llama el pervertido) al peli negro, y sin pensarlo dos veces lo alzo al joven y se lo llevo.
-Aiacos, Aiacos la verdad parece que eres tonto, nunca haces lo que uno te pide- le dijo Minos alejándose para ver la mercancía.
Mientras que Aiacos se quedo pensando en esos ojos lleno de miedo y dolor, siempre tuvo chicos que rogaban por su libertad, pero él nunca tuvo compasión por ninguno de ellos , por eso se pregunto- que me pasa con ese muchacho - pero algo lo saco de sus pensamientos, era su celular que no dejaba de sonar
- hola - dijo Aiacos
- hola hermano- se sintió una vos dulce y alegre del otro lado del teléfono
- Shun- dijo este- te dije que no llames cuando estamos trabajando- le dijo regañándolo
-perdón, es que quería saber que van a traer para comer, les dije que venía un amigo a dormir, estoy enojado- gritaba el niño del otro lado del teléfono
- ya mando a hades con comida ok, pero dejà de gritarme- le dijo Aiacos molesto, ya estaba cansado de la malcriadez de su hermano pequeño, ya que se la pasaba tratándolos como empleados a sus hermanos y el , luego sintió el sonido de que le corto el teléfono-niño del demonio- dijo furioso- odiaba ser tratado de esa manera.
Busco a Hades y le dio algo de dinero para que compre la comida para el niño
- fíjate que no toque nada el amiguito de shun, entendido- le dijo el moreno a su hermano mayor- mira que si se descubre algo vamos a tener que deshacernos del mocoso- sin más se retiro.
Hades siempre sintió que fueron muy egoísta con Shun ya de muy pequeño no podía invitar a nadie a casa, por miedo a que se descubran todos los trabajo sucios que ellos hacían, por eso, por esta ocasión le dio autorización para que invite a alguien- espero no haberme equivocado con esta decisión- se decía así mismo, mientras subía a la camioneta para ir a su casa.
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Shun no dejaba de llorar en los brazos de su mejor amigo, su cabello estaba todo revuelto, ya que de bronca se quiso arrancar los pelos, pero Orfeo no se lo permitió ya que lo detuvo con un fuerte abrazo que hizo que se tranquilizara.
-basta Shun, por favor deja de maltratar tu cuerpo, no ganas nada haciéndote daño- le dijo un joven peli celeste, dueño de unos ojos celestes como el mar y una piel de porcelana
– no puedo estoy cansado de su egoísmo, siempre manteniéndome de la escuela a la casa, nunca pude salir con mis amigos a ningún lado, no sé lo que es eso- le dijo un peli verde, con unos ojos lleno de tristeza, su cuerpo parecía el de una niña, era pequeño y frágil.
- no te preocupes te prometo que voy a venir todos los fines de semana, vamos a convencer a tus hermanos dale, seamos optimistas-le dijo sonriendo Orfeo.
- gracias por todo, te quiero mucho- le dijo, sin más se seco las lagrimas – vamos a juagar a los video juegos hasta que llegue la comida- dijo un Shun poniendo su mejor sonrisa.