Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Dos clases de sentimientos por Likachu

[Reviews - 35]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Este es el primer fanfic que subo espero que a alguien le llame la atención y no sientan que avanza tan lento como yo comprenderé.

 

Notas del capitulo:

Sekaiichi Hatsukoi y sus personajes pertenecen a Shungiku Nakamura. Este es un fanfiction hecho por diversión y sin finalidad de lucro.

Capítulo 1: Sueño o pesadilla

 

Frente a mi se encuentra hablando una persona que conozco de toda mi vida, naturalmente hablamos el mismo idioma y entiendo cada palabra que sale de su boca. Sin embargo, no importa que tan claramente lo escuche o que tanto piense en lo que me dice. NO COMPRENDO ABOLUTAMENTE NADA.

 

      Pero tengo que tranquilizarme, no se como se supone que lo haga, pero se que tengo que hacerlo. Empiezo con poner en orden mis pensamientos, recordando cada acción que me llevo a estar sentado aquí escuchando semejante… revelación.

 

      Desde hacía algunos días, (ya no recordaba con certeza desde cuando exactamente), había experimentado síntomas que aun cuando en principio no les dí importancia y pensaba con ingenuidad que sencillamente desaparecerían por si solos, (como de hecho suelo hacer con cualquier dolor de cabeza o estomacal), ya han transcurrido alrededor de dos semanas. Así que después de darle muchas vueltas al asunto, me determiné a hacer una cita en el hospital con el médico que me ha atendido desde que tengo memoria, un amigo de mi padre de su época en preparatoria.

 

      Me efectúe los análisis pertinentes, después de explicar a Sanjoin-sensei (ese es el nombre de mi médico), como me había sentido. Antes de marcharme hablamos de muchas cosas triviales, había pasado tiempo desde la última vez que conversamos y no estaba de más ponernos al día.

 

      Sin duda sensei tenía ahora más canas que la última vez que lo ví; las cuales cubren casi por completo su cabello que alguna vez hiciese juego con sus ojos de tonalidad castaño oscuro. Sentí algo de nostalgia al notarlo.

 

      Cuando me puse de pie para despedirme, reafirmé lo que he sabido por más años de los que me gustaría, nunca alcancé la altura de mi médico… aunque tampoco es como si fuera tanta la diferencia entre nosotros, apenas son unos cuatro o cuando mucho cinco centímetros, pero llegar a su estatura era algo que realmente me ilusionaba cuando de pequeño, venía a mis revisiones rutinarias. Sí… no importaba que tan saludable me encontrara, mis padres jamás pasaron por alto una sola de mis revisiones médicas; supongo que quizá si tuve una niñez sobreprotegida.

 

      Finalmente procedí a retirarme, pero en lugar de hacer una inclinación en señal de respeto como normalmente haría, me acerqué para despedirnos con un apretón de manos, a la vez que el me informó que a más tardar en tres días estarían listos los estudios y solo tendría que esperar su llamada hasta entonces, le agradecí con una sonrisa y salí del lugar.  

 

      Aquello ocurrió hace apenas cuatro días. Ayer recibí la llamada que esperaba del amigo de mi padre; sonaba contrariado, sinceramente su tono de voz me preocupó. No logré que me dijera por teléfono los resultados que mis análisis arrojaron, en lugar de ello, insistió que acudiera cuánto antes al hospital para hablar personalmente.

 

      Por eso estoy aquí en mi día libre, en un hospital, hablando con un viejo amigo de mi familia. Pero la plática que sostenemos en este momento, no es ni remotamente parecida a la que hace menos de una semana compartimos; aunque pensándolo bien no se le puede llamar plática, se supone que eso se da entre dos o más personas y yo no he emitido palabra desde hace al menos quince minutos, tal vez más. Ya que entre más habla Sanjoin-sensei, más siento que pierdo el sentido del tiempo o de cualquier otra cosa.  

 

      Cuando llegué, me hizo pasar a su oficina de inmediato, me pidió que tomara asiento. Lo que había escuchado por teléfono el día anterior y la propia escena que estaba experimentado, al tener delante de mí a aquella persona que conocía tan bien, con un semblante que jamás había visto en su rostro, me tenía… aterrado.

 

–Gracias por venir Ritsu –comenzó hablar –Bueno… como te expliqué ayer lo que tengo que decirte es sumamente delicado; ni siquiera se si soy la persona de la que deberías escuchar esto, pero sea la persona correcta o no soy tu médico, tu ya tienes la edad para ser responsable de tus actos y esto es algo que debes saber…

 

      Quisiera que se dejara de tantos rodeos, si tengo una enfermedad terminal o algo así solo quiero saberlo de una vez.

 

–Muchacho, como bien sabes, he sido cercano a tu familia desde antes que nacieras, tuve el honor de asistir tu nacimiento por solicitud de tus padres y he sido el único doctor que te ha tratado hasta donde tengo conocimiento…

 

      Hizo una pausa que me pareció eterna antes de continuar.

 

 –Con seguridad atribuirás este hecho a la amistad que existe entre tu padre y yo, lo que en parte es verdad, sin embargo, hay algo más… algo que solo tus padres y yo conocemos y que ellos aun habiéndolo acordado de esa forma, no tuvieron el valor de decirte cuando cumpliste la mayoría de edad.

 

–¿A qué se refiere? –pregunté al notar que el hombre parecía indeciso sobre si debía continuar hablando.

 

 –Ritsu, cuando naciste… realicé un diagnóstico que no había efectuado en toda mi carrera. El diagnóstico fue pseudo-hermafroditismo femenino, el cual consiste en padecer el trastorno de la diferenciación sexual, de tener la constitución genética del sexo femenino y los órganos genitales del sexo masculino. Es decir, la persona que la padece, tiene la apariencia de un hombre por fuera, con los órganos sexuales de una mujer por dentro.

 

      Esperen, qué; pseudo qué cosa. ¡ESO NO EXISTE, DE QUÉ ME ESTÁ HABLANDO?

 

 –Cuando le comuniqué a tus padres mi diagnóstico…

 

      Sanjoin-sensei no se detuvo está vez, pese a que estoy seguro el sabía exactamente lo que estaba pensando por la expresión de mi rostro.

 

–Supongo que entenderás como reaccionaron; la confusión, preocupación y tristeza que sintieron. Pero no dudes ni un momento del amor que ellos te tienen y siempre te han profesado; si mostraron tristeza por tu padecimiento, fue por pensar en ti y en todo lo que podría esperarte en tu vida futura.

 

      Eso lo comprendo, pero… ¿Por qué me entero de algo tan relevante de mi persona que ellos, mis padres, saben desde hace veintiséis años? ¿Qué iban a decírmelo al cumplir la mayoría de edad? Aún cuando lo hubiesen hecho, ¿Acaso no seguiría siendo demasiado tiempo?

 

–Lo se, debes tener muchas preguntas… –así es, y no he hecho ningún esfuerzo por disimular cada duda que ataca mis pensamientos, es normal que el lo notara.

 

–Pero créeme, cuando te digo que tus padres tuvieron buenas razones para ocultarte la verdad en su momento. Veras el pseudo-hermafroditismo, no solo consiste en alterar la apariencia externa del individuo, con frecuencia puede venir asociado a un trastorno psicológico de una identidad sexual contradictoria o confusa. Dicho en palabras más simples, la persona afectada estará comprensiblemente confundida e inconforme con su cuerpo, un tratamiento psicológico será necesario, así como hormonoterapia y cirugía de los genitales modificados con los que estos pacientes pueden llevar una vida normal e incluso reproducirse.

 

       ¿Cirugía? Soy solo yo, o no recuerdo haber pasado por nada de eso en absoluto.

 

 –Aún así, tú no presentaste ningún problema psicológico o físico aparente, sin contar el interior eras un niño perfectamente normal, no mostrabas confusión, ni síntomas perjudiciales a tu salud a los diez años en que se te había programado la cirugía. De manera que tus padres determinaron cancelarla; teniendo presente que de ser necesario, está sería reprogramada en el futuro.

 

      Es de suponerse que ese futuro nunca fue necesario… y por lo tanto, nunca llegó.

 

–Los años continuaron transcurriendo y cuando cumpliste quince años, decidieron que no había más que esperar, eras un hombre y nada hacía dudar que continuarías siéndolo. Fue entonces cuando finalmente establecieron comprometerte con la hija de los Kohinata; ustedes se llevaban perfectamente y parecía el final feliz perfecto para todo lo que había sucedido.

 

–¿Sensei, por qué me dice todo esto ahora? –formule finalmente de manera audible una de las tantas preguntas que tenía, sorprendiéndome a mi mismo el tono calmado que indicaba mi voz, una calma que seguro no sentía. Sensei dio un largo suspiro antes de responder, pero después de todo esto yo ya me sentía preparado para cualquier cosa.

 

–Ritsu, tienes dos meses de embarazo.

 

 

 

CONTINUARÁ…

 

Notas finales:

Hasta aquí el primer capítulo, gracias por leer y si les gustó espero leerlo en un comentario.

 

NOTA: mezclé la realidad con la fantasía a conveniencia de la historia, espero no haber generado dudas.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).